Devocional cristiano de hoy: Catástrofes frecuentes: cómo ser vírgenes prudentes a la hora de recibir al Señor

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20)

Devocional cristiano de hoy: Catástrofes frecuentes: cómo ser vírgenes prudentes a la hora de recibir al Señor

El Señor Jesús dijo: “Y habréis de oír de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado! No os alarméis, porque es necesario que todo esto suceda; pero todavía no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino, y en diferentes lugares habrá hambre y terremotos. Pero todo esto es solo el comienzo de dolores” (Mateo 24:6-8). Un creciente número de catástrofes está teniendo lugar actualmente en todo el mundo: el coronavirus en Wuhan, las langostas en África, los incendios forestales en Australia y otros desastres han eclosionado uno tras otro. También han aparecido las cuatro lunas de sangre. Las profecías de la venida del Señor se han cumplido en lo fundamental; el Señor ya tiene que haber regresado. A muchos creyentes en el Señor les preocupa la siguiente cuestión: ¿Cómo podemos convertirnos en vírgenes prudentes a la hora de recibir el regreso del Señor? El Señor Jesús dijo una vez: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas” (Mateo 25:1-4). Vemos en las Escrituras que las vírgenes prudentes prepararon aceite para sus lámparas y esperaron con veneración la venida del Señor. Al final pudieron recibirlo y asistir al banquete del reino de los cielos. Por eso muchos hermanos y hermanas creen que, siempre que lean sistemáticamente las escrituras, asistan a reuniones, asuman de manera diligente el trabajo para el Señor y aguarden con veneración, habrán preparado el aceite, serán vírgenes prudentes y el Señor los ascenderá al reino de los cielos cuando venga. Sin embargo, esta ha sido nuestra práctica durante muchos años y ahora han llegado todo tipo de catástrofes, pero aún tenemos que recibir al Señor. Esto no nos deja más opción que reflexionar para preguntarnos: ¿Trabajar para el Señor de manera tan diligente significa ser una auténtica virgen prudente? ¿Podremos recibir al Señor y ser ascendidos antes de la tribulación?

Leyendo las Escrituras, orando y trabajando de manera diligente para el Señor, ¿nos convertimos en vírgenes prudentes?

Recordemos a los escribas, los sumos sacerdotes y los fariseos. Todos ellos eran muy eruditos de las Escrituras y sus familias habían servido a Dios durante generaciones. Obedecían estrictamente la ley, cumplían los mandamientos, trabajaban de manera diligente e incluso viajaban por todo el mundo para difundir el evangelio de Dios. Puede decirse que trabajaron mucho, soportaron no pocos sufrimientos y aguardaron con veneración la llegada del Mesías. Según nuestras nociones y fantasías, ellos deberían haber sido las vírgenes prudentes que prepararan el aceite; deberían haber sido más aptos que nadie para recibir al Señor y obtener Su salvación y Su gracia. Sin embargo, ¿cuál fue la realidad? Cuando el Señor Jesús se hizo carne para venir a realizar Su obra, estas personas no solo no lo reconocieron, sino que hasta creyeron, en función de sus nociones y fantasías, que “quien no se llame ‘Mesías’ no es Dios”. Oían de forma nítida que las palabras del Señor tenían autoridad y poder, pero, basándose en sus nociones y fantasías, condenaban la obra y las palabras del Señor Jesús porque se desviaban de las Escrituras. Con esta justificación negaban que el Señor fuera Dios mismo y también se valían de esto para juzgar al Señor Jesús y blasfemar contra Él. No tenían ni un ápice de veneración hacia Dios en su corazón; no entendieron ni buscaron ni investigaron esto. Incluso colaboraron con el Gobierno romano para crucificar al Señor Jesús y acabaron castigados por Dios. Así pues, ¿puede afirmarse que los fariseos fueron vírgenes prudentes? Solo se preocupaban de afanarse por trabajar y de respetar las leyes del Antiguo Testamento, pero no tenían el menor conocimiento de Dios; eran incapaces de oír la voz de Dios. Se les podría denominar las vírgenes más insensatas. Entonces, ¿qué es realmente una virgen prudente? Sigue leyendo para saber más.

¿Qué es una virgen prudente?

El Señor Jesús dijo una vez: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.’” (Mateo 25:6). En las Escrituras vemos que las vírgenes prudentes son capaces de recibir al novio, principalmente, porque dan gran importancia a escuchar la voz de Dios. Cuando oyen clamar que viene el novio, las vírgenes prudentes toman la iniciativa de salir a recibirlo, buscan e investigan. Al final oyen la voz de Dios en las palabras de Dios, por lo que reciben al Señor. Es igual que cuando la mujer samaritana, como consta en las Escrituras, oyó decir al Señor Jesús: “Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (Juan 4:18). Se dio cuenta entonces de que solo Dios podía conocer y hablar de lo que había en su corazón. Atónita, gritó a quienes estaban allí: “Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?” (Juan 4:29). Reconoció a partir de Sus palabras que el Señor Jesús era el Mesías cuya venida habían profetizado. Luego está Pedro, que mientras estuvo con el Señor comprobó que las palabras y la obra del Señor Jesús no eran cosas que un hombre normal pudiera decir y hacer. A partir de las palabras y la obra del Señor, reconoció que el Señor Jesús era Cristo, el Hijo de Dios. También Natanael, Juan, Andrés y otros oyeron la voz de Dios en las palabras del Señor Jesús. Comprendieron a ciencia cierta que el Señor Jesús era el propio Dios y lo abandonaron todo para seguirlo. Estas son las únicas vírgenes prudentes.

Los hechos anteriores evidencian que no todos aquellos que leen las Escrituras, asisten a reuniones, asumen de manera diligente el trabajo para el Señor y aguardan con veneración son vírgenes prudentes. Ante todo, las vírgenes prudentes son quienes escuchan la voz de Dios y, cuando oyen a otros difundir el evangelio de Dios, son capaces de deponer sus nociones y fantasías e investigar la obra de Dios con un humilde corazón de búsqueda. Al final obtienen esclarecimiento de Dios, reconocen Su voz y reciben al Señor. Todos aquellos que no están atentos a escuchar la voz de Dios, que no buscan ni siquiera tras oír la verdad manifestada, que carecen de discernimiento, que solo se aferran con obstinación a las palabras textuales de las Escrituras y creen que trabajando, entregándose y haciendo ofrendas podrán recibir la aparición de Dios son vírgenes insensatas que acabarán perdiendo la salvación y la gracia de Dios.

Para evitar convertirnos en vírgenes insensatas, abandonadas y descartadas por Dios en medio de las catástrofes, en este momento crucial en que hemos de recibir la venida del Señor debemos convertirnos en vírgenes prudentes y centrarnos en procurar oír la voz de Dios. Está escrito en el Libro del Apocalipsis: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Estas profecías demuestran que, cuando el Señor regrese en el fin de los tiempos, va a declarar palabras. Entonces, ¿cómo podemos discernir la voz de Dios? Hablemos a continuación de algunos principios más.

1) Las declaraciones de Dios poseen autoridad y poder y son expresión del carácter de Dios

Como todos sabemos, en el principio Dios creó el mundo con declaraciones. Las declaraciones de Dios poseen autoridad y poder; en cuanto Dios hace una declaración, esta se lleva a cabo en la realidad. Tal como dijo Dios en el Libro del Génesis: “Sea la luz. Y hubo luz” (Génesis 1:3). “Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así” (Génesis 1:9). Dijo Jehová a Moisés: “Dirígete a toda la congregación de los hijos de Israel y diles: seréis santos, porque Yo, Jehová, vuestro Dios, soy santo” (Levítico 19:2).* También están las palabras con las que el Señor Jesús dejó en evidencia a los fariseos: “Pero, ¡ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres, pues ni vosotros entráis, ni dejáis entrar a los que están entrando” (Mateo 23:13).

Una vez que hemos oído las palabras de Dios, nos damos cuenta de que ningún ser humano normal podría decirlas. Las palabras de Dios pueden ordenar todas las cosas; estas son elaboradas y perfeccionadas por aquellas. Quienes se oponen y desobedecen a Dios también pueden ser condenados por Sus palabras. Nos asombra oírlas y podemos percibir que el carácter de Dios no tolera ofensa de ningún ser humano, que las palabras de Dios representan íntegramente Su estatus y autoridad y que en los últimos días debemos reconocer si lo que oímos es o no la voz del Señor que ha regresado. Así es como podemos recibir discernimiento.

2) Las palabras de Dios revelan misterios y dejan al descubierto la corrupción y los secretos de la humanidad

Como todos sabemos, el Señor Jesús encarnado reveló muchos misterios durante el tiempo en que vino a obrar. Por ejemplo, “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17) y “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Precisamente porque el Señor reveló los misterios en torno a la entrada en el reino de los cielos sabemos que únicamente pueden entrar en él aquellos que se arrepienten verdaderamente y se convierten en hacedores de la voluntad del Padre celestial. Esto es algo que nunca hubiéramos sabido si el Señor Jesús no nos hubiera revelado este misterio.

Dios es, además, un Dios escrutador de las profundidades del corazón de las personas. Dios nos conoce exhaustivamente; solo Dios puede revelar nuestra corrupción y lo que mora en nuestro corazón. Por ejemplo, el Señor Jesús habló de cuando Natanael estaba debajo de la higuera y pudo reconocerlo a Él como el Mesías cuya venida habían profetizado. Asimismo, Mateo, el recaudador de impuestos, reconoció que el Señor Jesús era Dios porque Jesús hablaba del contenido de sus oraciones. Aquí podemos apreciar que las palabras de Dios no solo revelan misterios, sino que también dejan al descubierto la corrupción y los secretos de la humanidad; esta es otra manera de discernir si algo es la voz de Dios.

3) Las declaraciones de Dios pueden proveer sustento de vida y una senda a las personas

El Señor Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). El propio Dios es la verdad; Dios puede expresar la verdad para sustentar a la humanidad, en función de sus necesidades, en cualquier momento y lugar. En la Era de la Ley, la humanidad no sabía cómo vivir ni cómo adorar a Dios, por lo que Dios promulgó la ley por medio de Moisés para guiar a la gente en la vida. Tal como manifiestan los diez mandamientos: “Yo soy Jehová, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. No tendrás otros dioses delante de Mí” (Deuteronomio 5:6-7).* “No matarás. No cometerás adulterio. […] No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo […]” (Deuteronomio 5:17-21). Tras oír las palabras de Dios, la gente de la época sabía cómo debía vivir y adorar a Dios. Después, cuando el Señor Jesús vino a obrar y difundir el evangelio del reino de los cielos, comenzó a enseñar a las personas que debían confesar sus pecados y arrepentirse, ser tolerantes y pacientes, amar al prójimo como a sí mismas, ser la sal y la luz de la tierra, etc. De igual modo, cuando Pedro preguntó al Señor Jesús “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18:21), Jesús le dijo directamente: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22). Al oír estas palabras del Señor, Pedro entendió que el perdón es algo que hemos de acatar; no está condicionado ni limitado a un número de veces. Entonces tuvo Pedro una senda de práctica.

Así pues, si alguien nos da ahora la buena nueva de que el Señor ha regresado y testimonio de que el Espíritu Santo está hablando a las iglesias, podemos escuchar y valorar si es posible que este camino nos provea sustento para nuestras necesidades actuales. En este momento todos vivimos en un estado de pecado y confesión del que no podemos salir. Si las palabras que nos dicen tienen la capacidad de señalarnos una senda para que nos liberemos del pecado y alcancemos la pureza, esto significa que el Señor Jesús ha regresado. Podemos discernir la voz de Dios basándonos en este único principio.

¿Te provee esta enseñanza una senda para que te conviertas en una virgen prudente y recibas al Señor? Espero que la compartas con otras personas si te ha sido útil. Mi deseo es que todos nos convirtamos en vírgenes prudentes que, de todo corazón, busquen y escuchen atentamente la voz del Señor. ¡Que pronto recibamos Su regreso y asistamos al banquete con Él!

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Reflexion del evangelio de hoy | ¿Por qué las vírgenes prudentes pueden recibir al Señor?

Señor Jesús decir: «Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad» (Juan 4:18).

Reflexion del evangelio de hoy | ¿Por qué las vírgenes prudentes pueden recibir al Señor

Ayer recibimos un mensaje de la hermana Kira: «Hoy en día, los desastres son cada vez más graves, quiero ser una virgen prudente para poder recibir al Señor lo antes posible, pero no sé cómo lograrlo. ¿Cuál es la sabiduría de la virgen prudente?».

Para entender esta pregunta, echemos un vistazo a la historia de la mujer samaritana registrada en la Biblia: Después de escuchar al Señor Jesús decir: «Porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad» (Juan 4:18). Dijo a todos: «Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho. ¿No será este el Cristo?» (Juan 4:29).

De las Escrituras, se puede ver que la mujer samaritana reconoció por las palabras del Señor que Él era Cristo, porque sabía que solo Dios podía observar todo, hablar los secretos ocultos del hombre y exponer todo lo que había hecho, y nadie excepto Dios poseía tal autoridad y poder. Por lo tanto, la sabiduría de la mujer samaritana es poder discernir la voz de Dios, aceptar la verdad y seguir al Señor tras oír Su voz. Este tipo de personas son las vírgenes prudentes. Y además, otros como Pedro y Natanael, etc., también reconocieron y siguieron al Señor a partir de Sus palabras.

A través de estos hechos, entendemos que las vírgenes prudentes saben escuchar la voz de Dios, por eso pueden acoger al Señor. Tal como dijo el Señor Jesús: «Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen» (Juan 10:27). «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Apocalipsis 3:20). En los últimos días, el Señor llamará a la puerta a través de expresar palabras cuando venga. Al oír a alguien predicando que el Señor ha regresado y ha expresado todas las verdades para salvar a la humanidad, aquellos que pueden buscar e investigar humildemente, reconocer la voz de Dios a partir de estas palabras y creer que quien puede expresar estas verdades es el Cristo encarnado, aceptándolo y siguiéndolo, son las vírgenes prudentes que han recibido al Señor y han asistido al banquete con Él.

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¿Que significa sobre la parábola de las diez vírgenes que el Señor Jesús les dijo a Sus discípulos? ¿Qué tiene un vínculo con el recibimiento al Señor y la entrada al reino de los cielos? Aquí le daremos una respuesta detallada. Bienvenidos a discutir y comunicarse con nosotros a través del medios de contacto abajo.

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

La parábola de las 10 vírgenes: ¿Por qué las vírgenes prudentes son llamadas sabias?

El Señor Jesús dijo: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas” (Mateo 25:1–4).

La parábola de las 10 vírgenes: ¿Por qué las vírgenes prudentes son llamadas sabias?

Hermana Mu Zhen:

¡La paz del Señor sea contigo! Me alegro mucho de que hayas escrito. En tu carta dices que se acerca el día de la venida del Señor y que voluntariamente estás leyendo la Escritura, orando y trabajando más para el Señor con el fin de estar entre las vírgenes prudentes que aguardan en vela Su venida. Sin embargo, estas cosas no han aguzado tu espíritu ni aumentado tu fe ni tu amor por el Señor. No tienes claro si se te puede considerar una virgen prudente por buscar de este modo y te gustaría saber qué clase de práctica deberías realizar para poder recibir al Señor. Hermana Mu Zhen, esta cuestión que planteas es clave para poder recibir o no al Señor. Todos queremos ser unas vírgenes prudentes que tengan la posibilidad de recibir Su regreso y asistir con Él al banquete del reino de los cielos; nadie quiere ser una virgen insensata, dejada de lado por el Señor, pero ¿qué tipo de práctica se requiere realmente para ser una virgen prudente? Me gustaría compartir mis propios conocimientos sobre esta cuestión. Espero que te ayuden.

El Señor Jesús dijo: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco prudentes. Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas” (Mateo 25:1–4). En la Escritura vemos que las vírgenes prudentes son aquellas que aguardan en vela la venida del Señor mientras preparan por propia iniciativa el aceite para sus lámparas; acaban recibiendo el regreso del Señor y asistiendo al banquete del reino de los cielos. Muchos hermanos y hermanas leen este pasaje y lo entienden así: siempre y cuando leamos con frecuencia la Escritura, oremos en vigilia, sigamos el camino del Señor, nos apliquemos a Su obra y difundamos el evangelio, estaremos preparando el aceite. Quienes hacen todas estas cosas son las vírgenes prudentes y, cuando regrese el Señor, no cabe duda de que asistirán con Él al banquete. No obstante, ¿realmente son así las vírgenes prudentes a las que alude el Señor? Remontémonos a los fariseos: esperaban constantemente la venida del Mesías y, con el propósito de recibirlo, no sólo conocían bien la Escritura y defendían la ley y los mandamientos, sino que a menudo también interpretaban la Escritura ante los creyentes, oraban por ellos y llegaron a difundir el evangelio de Jehová Dios hasta los confines de la tierra. Así pues, en ese sentido, los actos de los fariseos deberían haberse considerado como la preparación del aceite de las vírgenes prudentes y, desde luego, ellos deberían haber recibido al Mesías y la salvación de Dios. ¿Pero fue así? Cuando el Señor Jesús se hizo carne para obrar y hablar, los fariseos carecían por completo de auténtica veneración por Dios y, pese a ver que Sus palabras y Su obra poseían poder y autoridad y provenían de Dios, no sólo no las buscaron ni investigaron con mentalidad abierta, sino que se aferraron obstinadamente a sus propias nociones y fantasías, pensando que todo aquel a quien no se denominara Mesías no era el Señor. Asimismo, confinaban la obra y las palabras de Dios a la Escritura de aquel tiempo, las condenaban porque iban más allá del Antiguo Testamento y, en consecuencia, las rechazaban. También se inventaron rumores, calumniaron al Señor Jesús y blasfemaron frenéticamente contra Él, para terminar crucificándolo. Así se granjearon la condena y el castigo de Dios. Los actos de oposición de los fariseos a Dios nos revelan que no basta con que leamos la Escritura, oremos en vigilia, sigamos el camino del Señor y trabajemos para Él para tener la consideración de vírgenes prudentes.

A partir de estos hechos ya entendemos que la clave para ser vírgenes prudentes radica en oír la voz de Dios; eso es lo que las hace inteligentes. En los capítulos 2 y 3 del Apocalipsis se cita en numerosas ocasiones lo siguiente: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Y Apocalipsis 3:20 dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo”. Estas profecías evidencian que, a Su regreso en los últimos días, el Señor declarará más palabras, por lo que es sumamente importante prestarles atención y saber reconocer Su voz. Además, esto guarda relación con la importantísima cuestión de si podremos recibir al Señor y ser arrebatados ante Su trono. Y entonces, ¿cómo podemos reconocer la voz de Dios? A continuación vamos a hablar de varios principios para discernir la voz de Dios.

  1. Todo lo declarado por Dios es la verdad. Puede dar a la gente el sustento necesario y una senda de práctica.

El Señor Jesús declaró: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Y el evangelio de Juan, 1:1-2, señala: “En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. El estaba en el principio con Dios”. Asimismo, en Juan 1:4: “En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Dios mismo es la verdad, el camino y la vida y todas las palabras expresadas por Él son la verdad. Pueden dar a la humanidad el sustento que necesita y un sendero de práctica. Echando la vista atrás a la Era de la Ley, los seres humanos no entendían qué era la vida ni sabían adorar a Dios. Por eso dictó Dios los mandamientos por medio de Moisés, para que la gente los cumpliera, y eso guiaba su vida, por lo que aprendió a adorar a Dios. Tal como manifiestan los diez mandamientos: “Yo soy Jehová, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud. No tendrás otros dioses delante de mí. […] No te inclinarás a ellos, ni les servirás: porque Yo, Jehová tu Dios, soy un Dios celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen; y hago misericordia a mil generaciones, a los que me aman y guardan mis mandamientos”* (Deuteronomio 5:6–7, 9–10). “No matarás. No cometerás adulterio. […] No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, y no desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo” (Deuteronomio 5:17–18, 20–21). Las leyes y los mandamientos enseñaban a la gente que había sido creada por Dios y que debía adorarlo; también aprendía que infringir las leyes y los mandamientos era pecado. Además, Dios le decía a la gente cómo ofrecer sacrificios si había pecado y, de no ofrecerlos, qué clase de castigo recibiría. La gente de aquel tiempo recibió el sustento de la verdad y, por tanto, tuvo un sendero concreto de práctica. La vida y conducta de las personas estaban cada vez más reguladas y aquellas comenzaron a vivir con una naturaleza humana adecuada. En la Era de la Gracia, cuando el Señor Jesús vino a obrar, dijo muchas cosas dirigidas a las necesidades de las personas de entonces, enseñándoles a confesarse y arrepentirse, a perdonar y ser tolerantes con los demás, a amar al prójimo como a sí mismas y a ser la luz y la sal. Cuando la gente entendió la verdad, tuvo nuevos senderos de práctica ante los problemas, lo cual le aportó sustento de vida; ya no estaba limitada por la ley. A modo de ejemplo, Pedro preguntó al Señor Jesús: “Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces?” (Mateo 18:21). Jesús le contestó: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mateo 18:22). Aquí se aprecia que todas las palabras expresadas por el Señor Jesús eran la verdad, el camino y la vida; proporcionaban el sustento que la gente necesitaba y le daba un sendero de práctica. Esta es una característica de las palabras de Dios.

  1. Todas las palabras de Dios poseen poder y autoridad y son expresión del carácter de Dios.

Todos sabemos que, en el principio, Dios creó los cielos, la tierra y todas las cosas mediante palabras. En cuanto decía algo, se hacía, tal como afirma Salmos 33:9: “Porque El habló, y fue hecho; El mandó, y todo se confirmó”. En la era del Antiguo Testamento, Dios prometió que la descendencia de Abraham sería como las estrellas del cielo y la arena en la orilla del mar, y todo sucedió tal como Él lo había prometido. Incluso en la actualidad hay descendencia de Abraham en todos los rincones del mundo y se ha cumplido, una por una, cada cosa que ha dicho Dios. En la Era de la Gracia, vientos y mares podían calmarse con una sola palabra del Señor Jesús, y con las palabras “¡Lázaro, ven fuera!” (Juan 11:43), Lázaro, que llevaba muerto cuatro días, salió de su tumba. Todo esto es consecuencia de la autoridad y el poder de las palabras de Dios. El Señor Jesús también dijo: “pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna” (Juan 4:14). “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás.” (Juan 11:25–26). “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él” (Juan 3:36). “En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno” (Marcos 3:28–29). Las palabras del Señor Jesús poseen poder, autoridad y la capacidad de convencer plenamente el corazón y el espíritu de las personas, y nosotros podemos oír la voz de Dios dentro de ellas. Las palabras de Dios no sólo dirigen y gobiernan todas las cosas, sino que, además, pueden otorgarnos la vida y la verdad. También nos pueden prometer bendiciones y maldecir a todos aquellos que se rebelan contra Dios y se oponen a Él. Las palabras de Dios nos muestran que Él trata con misericordia y amor a todos cuantos creen en Él y lo aman, mientras que los rebeldes y los contrarios comprueban Su majestad e ira. Podemos percibir el carácter justo e inviolable de Dios; todas las palabras de Dios son expresión de Su carácter y de lo que Él tiene y es. Más aún, conllevan la autoridad sin par del Creador. Por eso, al tratar de determinar si algo es la voz de Dios, debemos comprobar si esas palabras poseen poder y autoridad y si son expresión del carácter de Dios, de lo que Él tiene y es.

  1. Las palabras expresadas por Dios pueden desvelar los misterios de la obra de gestión de Dios.

El Señor Jesús manifestó: “[…] la misma manera será en el fin del mundo. El Hijo del Hombre enviará a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que hacen iniquidad; y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandeceran como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga” (Mateo 13:40–43). “No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). El Señor Jesús nos contó que, en el fin del mundo, Dios enviará ángeles para separar a los buenos de los malos y que todas las personas serán apartadas por tipos: el trigo de la cizaña, los buenos siervos de los malos y las vírgenes prudentes de las insensatas. Únicamente aquellos que sigan las directrices del Padre Celestial entrarán en el reino de los cielos. Por otro lado, el Señor Jesús profetizó que sin duda regresaría, que en los últimos días el Hijo del Hombre llevaría a cabo la obra del juicio y formaría un grupo de vencedores antes del desastre, que el tabernáculo de Dios se encuentra en medio de la humanidad y que surgiría el reino de Cristo. Todas estas cosas eran misterios que ningún ser humano conocía ni habría sabido explicar, así que ¿por qué pudo afirmar estas cosas el Señor Jesús? Porque el Señor Jesús es el propio Dios, el Señor de los cielos, y el propio Dios es el único que sabe qué clase de gente puede entrar en el reino de los cielos, cómo obra Dios en los últimos días y cuáles serán el destino y desenlace de la humanidad. Solamente las declaraciones de Dios pueden revelar los misterios de la obra de gestión de Dios. En cierta ocasión, el Señor Jesús expresó: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12–13). Es evidente que, cuando regrese, el Señor Jesús declarará todas las verdades que necesitamos como seres humanos y revelará públicamente los misterios de todo el plan de gestión de Dios para salvar a la humanidad. Las vírgenes prudentes tienen corazón y espíritu y, cuando oigan las palabras de Dios, no cabe duda de que reconocerán Su voz en ellas.

  1. Las palabras de Dios desvelan la corrupción y los pensamientos ocultos de la humanidad.

Dios creó al hombre y conoce los corazones humanos en lo más profundo. Está al tanto de nuestros más ocultos pensamientos; sólo las palabras de Dios pueden revelar la verdad de nuestra corrupción a manos de Satanás y dejar al descubierto toda la corrupción que anida en el fondo de nuestro corazón. Ningún ser humano podría hacerlo. Tal como afirmó el Señor Jesús: “Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre” (Marcos 7:20–23). Una vez corrompidos por Satanás, pasamos a depender de la arrogancia, la perversidad, la falsedad, el egoísmo, la bajeza, la maldad, la codicia y otras actitudes satánicas que tenemos en nuestras palabras, acciones y relaciones con los demás. Cuando las palabras o acciones de otra persona parecen menoscabar nuestra imagen, nuestro estatus o nuestros intereses, nos lanzamos a la intriga, nos volvemos envidiosos y beligerantes o incluso puede que odiemos a esa persona. Si renunciamos a las cosas, nos entregamos al Señor y trabajamos arduamente para Él durante mucho tiempo, empezamos a tener la sensación de que nos hemos forjado cierto poder. Comenzamos a exigir recompensas y bendiciones a Dios y nos parece que es algo justamente merecido. Cuando sucede algo que se sale de nuestras nociones (como problemas económicos en casa, desgracias en la vida, desastres o calamidades), seguimos malinterpretando y culpando a Dios. A veces hasta lo negamos o nos oponemos a Él. Si Dios no dejara al descubierto esta corrupción y rebeldía, seríamos totalmente incapaces de conocernos a nosotros mismos y aún viviríamos inmersos en nuestras nociones y fantasías, creyendo que nuestros actos son conformes a la voluntad de Dios. ¿No nos estaríamos engañando a nosotros mismos y a los demás y extraviándonos? El Señor Jesús reveló toda nuestra corrupción y esa es la única vía por la que hemos adquirido una comprensión auténtica de nuestro carácter satánico y hemos visto cómo nos ha corrompido realmente Satanás. Sólo así hemos sido más capaces de desechar nuestro carácter corrupto.

Por si fuera poco, las palabras de Dios son luz. La luz de las palabras de Dios revela todo lo oscuro y malvado, así como las trampas de Satanás. Es el mismo caso de los fariseos, que a ojos de los creyentes judíos parecían siervos devotos de Dios, pero el Señor Jesús vio el interior de su naturaleza y esencia, que amaban lo injusto y detestaban la verdad. Los dejó en evidencia con palabras como: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mateo 23:27). “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros” (Mateo 23:15). Las reveladoras palabras del Señor Jesús son las únicas mediante las cuales hemos podido saber que, como personas, únicamente vemos la apariencia externa de los demás, pero Dios ve el fondo de nuestros corazones. Ve el interior de nuestra naturaleza y esencia: quién tiene fe verdadera, quién simplemente busca saciarse y quién detesta la verdad. Dios capta todo esto. Con lo que revelan las palabras de Dios podemos adquirir auténtico discernimiento de la naturaleza y esencia de los fariseos, hipócritas y enemigos de Dios.

Las palabras de Dios son las declaraciones del Creador a toda la humanidad. Son expresión de la verdad, el camino y la vida y pueden proporcionarnos todo lo que necesitamos. Tienen la capacidad de resolver todos nuestros problemas y dificultades al señalarnos un sendero de práctica. Las palabras de Dios poseen poder y autoridad y descubren todos los misterios. Dejan al descubierto la corrupción del hombre, juzgan su injusticia y nos libran del mal. Todas estas son características sin par de las palabras de Dios. Una vez que hayamos comprendido los principios para discernir la voz de Dios, la percibiremos en el alma cuando oigamos Sus declaraciones. Comprobaremos que las palabras de Dios son algo que ningún ser humano podría decir y que contienen misterios en los que la gente no podría ahondar por sí misma. Cuando tengamos esa percepción debemos acercarnos cuidadosamente a la palabra de Dios y buscar e investigar en serio; y siempre y cuando averigüemos que es la voz de Dios, expresión de la verdad, hemos de aceptarla y someternos a ella. Este es el único camino para ser una virgen prudente y poder recibir el regreso del Señor.

Hermana Mu Zhen, espero que estas enseñanzas te hayan sido útiles y que todos podamos ser vírgenes prudentes que busquen y escuchen muy atentamente la voz del Señor retornado, de modo que podamos recibirlo lo antes posible ¡y asistir al banquete con Él!

¡Gracias al Señor por Su esclarecimiento y guía!

Si’en

24 de mayo de 2018

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Devocional cristiano de hoy: Catástrofes frecuentes: cómo ser vírgenes prudentes a la hora de recibir al Señor

El Señor Jesús dijo: “Mirad, Yo estoy a la puerta y toco; si alguien escucha Mi voz y abre la puerta, vendré a él y comeré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

cómo ser vírgenes prudentes a la hora de recibir al Señor

Devocional cristiano de hoy: Catástrofes frecuentes: cómo ser vírgenes prudentes a la hora de recibir al Señor

La ocurrencia frecuente de los desastres y la gravedad de la pandemia causan que muchas personas han perdido su trabajo sin ingreso, no tienen comida, solo pueden beber agua para matar el hombre, esto muestra que el Señor ha regresado. Al ver el cumplimiento de las profecías de la venida del Señor y oír la noticia de Su regreso, las vírgenes prudentes pueden tomar la iniciativa para buscar e investigar la obra de Dios Todopoderoso en los últimos días, y llegando a poder asistir al banquete del Cordero. Pero algunas personas piensan que con que insistan en leer la Biblia, reunirse y trabajar mucho para el Señor, son vírgenes prudentes. Si de verdad es así, ¿por qué aún no han recibido al Señor mientras los desastres siguen están ocurriendo constantemente? De esto, se puede ver que tal punto de vista no se ajusta a la voluntad del Señor. Entonces, ¿cómo podemos ser una virgen prudente con el fin de ser capaz de recibir a Él?

El Señor Jesús dijo: “Mirad, Yo estoy a la puerta y toco; si alguien escucha Mi voz y abre la puerta, vendré a él y comeré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). “Y a la medianoche se oyó un grito: Mirad, llegó el novio, salid a recibirle” (Mateo 25:6). Apocalipsis 3:6, “El que puede oír, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. De estos, se puede sacar la conclusión de que cuando el Señor venga en los últimos días, expresará palabras y llamará a la puerta de los que han estado esperando que Él regrese. Las vírgenes prudentes son las que pueden buscar y estudiar y concentrarse en leer las palabras de Dios al oír la noticia del regreso del Señor, y encima podrán ver la aparición y recibir el regreso del Señor mediante las palabras de Dios.
Tal como Dios dice: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Si quieres conocer más, lee la declaración de Cristo de los últimos días “La aparición de Dios ha traído una nueva época”.

Ahora los desastres son cada vez más grandes, los señales del fin del mundo han aparecido, el Señor ha vuelto, la gran tribulación descenderá pronto. En este momento crucial, ¿quieres saber cómo recibir al Señor? Contáctanos ahora y exploremos juntos para buscar el camino…

 

¿Cómo reciben al «Novio» las vírgenes prudentes?

Ahora es el final de los últimos días, las profecías del regreso del Señor en la Biblia se han cumplido básicamente, muchos cristianos que tienen corazón y espíritu sensibles han sentido que el Señor podría haber regresado, y están aguardando ansiosamente Su venida.

¿Cómo reciben al Novio las vírgenes prudentes

Reflexión cristiana | ¿Cómo reciben al «Novio» las vírgenes prudentes?

Ahora es el final de los últimos días, las profecías del regreso del Señor en la Biblia se han cumplido básicamente, muchos cristianos que tienen corazón y espíritu sensibles han sentido que el Señor podría haber regresado, y están aguardando ansiosamente Su venida. El Señor Jesús nos hizo la parábola de cinco vírgenes prudentes y cinco insensatas, las vírgenes prudentes lo dieron la bienvenida, y las insensatas fueron abandonadas por Él. El Señor Jesús profetizó: «Y a la medianoche se oyó un grito: Mirad, llegó el novio, salid a recibirle» (Mateo 25:6). No cabe la menor duda de que muchos hermanos y hermanas en el Señor quieren ser vírgenes prudentes quienes pueden asistir al banquete con el «Novio». Sin embargo, ¿sabes qué son vírgenes inteligentes? ¿Cómo preparan ellas el aceite para encontrarse con el «Novio» y ser arrebatadas al trono de Dios? Bienvenido a ver esta transmisión en vivo, te demostrará cómo ser una virgen inteligente para ser capaz de buscar las huellas de Dios y dar la bienvenida al regreso del Señor. Así que ¡esté atento!

Si quiere saber más: Parábola de las 10 vírgenes

¿Qué son realmente las vírgenes prudentes?

“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen […]” (Juan 10:27).
“Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4).
“[…] pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Apocalipsis 7:17).
“Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).

 

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Versículos bíblicos como referencia:
Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. […] pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas. […] Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo.’ Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. […] y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta” (Mateo 25:1, 4, 6-7, 10).
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen […]” (Juan 10:27).
Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4).
[…] pues el Cordero en medio del trono los pastoreará y los guiará a manantiales de aguas de vida, y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos” (Apocalipsis 7:17).
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7).
Palabras clásicas de Dios:
“Cinco vírgenes prudentes quiere decir el número de personas […] Esta es la razón por la que se les ha pedido que preparen aceite en los últimos días. (La creación no posee Mi calidad; si quieren ser sabias, entonces necesitan preparar aceite y, por lo tanto, necesitan estar equipadas con Mis palabras.) Las cinco vírgenes prudentes representan a Mis hijos y a Mi pueblo entre los humanos que creé. Se les llama[a] ‘vírgenes’ porque a pesar de que nacieron en la tierra, aun así, son ganadas por Mí; se puede decir que se han vuelto santas, por lo que se les llama ‘vírgenes’”.
                                                     de “Declaraciones y testimonios de Cristo en el principio”
En la actualidad, todos los que siguen las palabras actuales de Dios están en la corriente del Espíritu Santo […] ‘Seguir la obra del Espíritu Santo’ quiere decir entender la voluntad de Dios hoy, poder actuar de acuerdo con los requisitos actuales de Dios, poder obedecer y seguir al Dios de hoy, y entrar de acuerdo con las nuevas declaraciones de Dios. Sólo alguien así sigue la obra del Espíritu Santo y está en la corriente del Espíritu Santo. Tales personas no sólo pueden recibir la alabanza de Dios y pueden ver a Dios, sino que también pueden conocer el carácter de Dios en Su última obra y, por Su última obra, pueden conocer las concepciones del hombre y su desobediencia y la naturaleza y esencia del hombre; además, pueden poco a poco lograr cambios en su carácter durante su servicio. Sólo personas como estas son las que pueden ganar a Dios y las que genuinamente han encontrado el camino verdadero. […]
Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son eliminados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y Él quiere a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas concepciones y obedecer la obra de Dios hoy. Este grupo de personas que aceptan la nueva obra de la actualidad, Dios las predestinó antes de todos los siglos y son las más benditas de las personas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis la aparición de Dios y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que vosotros, este grupo de personas”.
                                                            de “Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas”
Ya que el hombre cree en Dios, debe seguir muy de cerca las pisadas de Dios, paso a paso, debe ‘seguir al Cordero donde quiera que vaya’. Sólo estas son las personas que buscan el camino verdadero, sólo ellas son las que conocen la obra del Espíritu Santo. Las personas que de un modo servil siguen las cartas y las doctrinas son las que la obra del Espíritu Santo ha eliminado. En cada periodo de tiempo, Dios comenzará una nueva obra, y en cada periodo habrá un nuevo comienzo entre los hombres. Si el hombre sólo acata las verdades de que ‘Jehová es Dios’ y ‘Jesús es Cristo’, que son verdades que sólo se aplican a una era, entonces el hombre nunca mantendrá el paso con la obra del Espíritu Santo y nunca podrá obtener la obra del Espíritu Santo. Independientemente de qué haga Dios, el hombre lo sigue sin la más mínima duda, y lo sigue de cerca. De esta manera, ¿cómo puede el hombre ser eliminado por el Espíritu Santo? Independientemente de lo que haga Dios, en tanto que el hombre esté seguro que es la obra del Espíritu Santo, y coopere con la obra del Espíritu Santo sin recelo, y trate de cumplir con las exigencias de Dios, entonces, ¿cómo podría ser castigado? La obra de Dios nunca ha cesado, Sus pisadas nunca se han detenido, y antes del término de Su obra de gestión, siempre ha estado ocupado y nunca para”.
                                                                             de “La obra de Dios y la práctica del hombre”
Dios busca a aquellos que anhelan que Él aparezca. Busca a aquellos que son capaces de oír Sus palabras, los que no han olvidado Su comisión y le ofrecen su corazón y su cuerpo. Él busca a aquellos que son tan obedientes como bebés delante de Él, y no se resisten a Él. Si ninguna fuerza te obstaculiza en tu devoción a Dios, Él te mirará con favor, y te concederá Sus bendiciones. Si tienes una posición alta, una reputación honorable, posees un conocimiento abundante, tienes muchas propiedades, y muchas personas te apoyan, pero estas cosas no evitan que vengas delante de Dios para aceptar Su llamamiento y Su comisión, que hagas lo que Él pide de ti, entonces todo lo que haces será lo más significativo sobre la tierra y lo más justo de la humanidad”.
                                                               de “Dios preside el destino de toda la humanidad”
¡Gracias por visitar mi blog! Ahora se han cumplido las profecías de la venida del Señor, también es el momento crucial para darle la bienvenida. Entonces, ¿cómo podemos recibir al Señor y ser arrebatados al reino de los cielos? Si se encuentra con problema y confusión en su fe y vida, le invitamos a comunicarse y explorar con nosotros a través de Messenger.
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Solo escuchando la voz de Dios se puede recibir el regreso del Señor

Dios Todopoderoso  dice: “Las palabras del Dios encarnado inician una nueva era, guían a toda la humanidad, revelan misterios y le muestran al ser humano la dirección de avance en una nueva era.

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 Solo escuchando la voz de Dios se puede recibir el regreso del Señor

Ayer dijimos que para recibir al Señor deberíamos escuchar con atención la voz de Dios. Una hermana dejó un comentario, “Estoy muy preocupada de no poder recibir el regreso del Señor por ser incapaz de reconocer Su voz. ¿Cómo puedo reconocerla exactamente?”. Esta p regunta es realmente crucial para nuestro recibimiento al regreso del Señor. De hecho, la Palabra de Dios ya nos ha indicado el camino.

Dios Todopoderoso  dice: “Las palabras del Dios encarnado inician una nueva era, guían a toda la humanidad, revelan misterios y le muestran al ser humano la dirección de avance en una nueva era. La iluminación obtenida por el hombre no es sino simple práctica o conocimiento. No puede guiar a toda la humanidad a una nueva era ni revelar el misterio de Dios mismo. Después de todo, Dios es Dios, y el hombre es hombre. Dios tiene la esencia de Dios, y el hombre la del hombre”.

“Él está muy consciente de la esencia del hombre; puede poner de manifiesto todas las clases de prácticas que pertenecen a todas las clases de personas. Incluso es mejor en poner de manifiesto el carácter corrupto y el comportamiento rebelde humanos. No vive entre las personas mundanas, pero está consciente de la naturaleza de los mortales y de todas las corrupciones de las personas mundanas. Eso es lo que Él es”.

                                                                      Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

De aquí, podemos ver que si son las declaraciones de Dios seguramente pueden revelar el misterio de Su plan de la gestión, proporcionarnos la verdad y indicarnos el camino, llevarnos a conocer Su carácter y entender Su voluntad, purificar nuestra corrupción y salvarnos de la esclavitud del pecado. Estos son las características de la Palabra de Dios. Si quiere saber más, vea el vídeo destacado de la película evangélica “Llamar a la puerta” – El Señor llama a la puerta. ¿ Eres capaz de reconocer la voz del Señor? (1)

 Hola, bienvenido a mi blog! El libro de Apocalipsis profetiza, “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). Ahora el Señor ha regresado a hablar a las iglesias, ¿ ha oído Su voz? ¿ Sabe cómo hacer para recibir al Señor? Puede chatear con nosotros a través de Messenger! Esperamos su llegada!

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Reflexion cristiana | Resulta que las vírgenes prudentes vayan al banquete con el Señor por esta manera…

Respecto al recibimiento del regreso del Señor Jesús, Él profetizó con claridad: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo” (Mateo 25:6). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

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Reflexion cristiana | Resulta que las vírgenes prudentes vayan al banquete con el Señor por esta manera…

Respecto al recibimiento del regreso del Señor Jesús, Él profetizó con claridad: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo” (Mateo 25:6). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). De aquí, podemos ver que el Señor Jesús llamará a la puerta del corazón del hombre por Sus palabras expresadas cuando Él venga en los últimos días. Las vírgenes prudentes prestan atención a escuchar la voz de Dios, cuando escuchen a alguien dar testimonio de la noticia del regreso del Señor Jesús, pueden buscarlo activamente y reconocer Su voz y asistir al banquete con Él después de un período de investigación. Por lo que la clave para recibir al Señor Jesús es aprender a escuchar la voz de Dios. Aquí, compartiré la escena destacada de la Película Evangélica “Esperando-¿Cómo podemos distinguir la voz de Dios? (Parte 1)” para aprender juntos a escuchar la voz de Dios y acabar asistiendo a las bodas del Cordero y reuniéndonos con el Señor Jesús.

Hola, bienvenido a mi blog! El libro de Apocalipsis profetiza, “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). Ahora el Señor ha regresado a hablar a las iglesias, ¿ha oído Su voz? ¿Sabe cómo hacer para recibir al Señor?

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