Documental | Los judíos se exilian al extranjero y el evangelio del reino celestial se difunde

Después de la resurrección del Señor Jesús, los judíos fueron desterrados al exilio por todo el mundo, lo que hizo que el evangelio del reino de los cielos se difundiera por cada rincón del planeta. Así, vemos que la sabiduría de Dios llega más alto que los cielos, y que Sus obras son inconmensurablemente milagrosas.

Documental en español latino | Los judíos se exilian al extranjero y el evangelio del reino celestial se difunde

Después de la resurrección del Señor Jesús, los judíos fueron desterrados al exilio por todo el mundo, lo que hizo que el evangelio del reino de los cielos se difundiera por cada rincón del planeta. Así, vemos que la sabiduría de Dios llega más alto que los cielos, y que Sus obras son inconmensurablemente milagrosas.

 

Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios (Parte 2)

La palabra de Dios | Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios (Parte 2)

La obra de Dios mismo es la visión que el hombre debe conocer, porque no la puede conseguir ni la posee. Las tres etapas de la misma constituyen la totalidad de la gestión de Dios, y no hay visión mayor que el hombre deba conocer. Si este no conoce esta visión poderosa, no es fácil conocer a Dios ni entender Su voluntad, y, además, la senda por la que el hombre camina se vuelve cada vez más dura. Sin visiones, el hombre no hubiera sido capaz de llegar hasta aquí. Son estas las que han salvaguardado al hombre hasta hoy, y las que le han proporcionado la mayor protección. En el futuro, vuestro conocimiento debe volverse más profundo, y debéis llegar a conocer la totalidad de Su voluntad, así como la esencia de Su obra sabia en las tres etapas de la obra. Sólo esto es vuestra verdadera estatura. La etapa final de la obra no se queda sola, sino que forma parte de un todo junto con las dos anteriores, es decir, es imposible completar toda la obra de salvación haciendo únicamente una de las tres etapas de la obra. Aunque la etapa final de la misma pueda salvar totalmente al hombre, esto no significa que sólo sea necesario llevar a cabo esta etapa por sí sola, y que las dos anteriores no sean necesarias para salvar al hombre de la influencia de Satanás. Ninguna etapa de las tres puede esgrimirse por sí sola como la única visión que toda la humanidad debe conocer, porque la totalidad de la obra de salvación está constituida por las tres etapas de la obra, no una de ellas por sí sola. Mientras no se haya cumplido la obra de salvación, la gestión de Dios no podrá llegar a un final completo. El ser, el carácter y la sabiduría de Dios se expresan en la totalidad de la obra de salvación, y no se le revelaron al hombre al principio, sino que se han expresado gradualmente en la misma. Cada etapa de esta expresa parte del carácter de Dios, y parte de Su ser; no todas las etapas de la obra pueden expresar de forma directa y completa la totalidad del ser de Dios. Así pues, la obra de salvación sólo puede concluir totalmente una vez que las tres etapas de la obra se hayan completado, y por tanto el conocimiento de la totalidad de Dios por parte del hombre es inseparable de las mismas. Lo que el hombre obtiene de una etapa de la obra es simplemente el carácter de Dios que se expresa en una sola parte de Su obra. No puede representar el carácter y el ser expresados en las etapas anterior o posterior. Esto se debe a que la obra de salvación de la humanidad no puede finalizarse en el acto durante un período, o en un lugar, sino que se va volviendo cada vez más profunda de acuerdo al nivel de desarrollo del hombre en diferentes momentos y lugares. Es una obra llevada a cabo en etapas, y no se completa en una sola. Así pues, toda la sabiduría de Dios se cristaliza en las tres etapas y no en una sola. Todo Su ser y sabiduría se establecen en estas tres etapas, y cada una de ellas contiene Su ser, y registra la sabiduría de Su obra. El hombre debería conocer todo el carácter de Dios expresado en estas tres etapas. Todo este ser de Dios es de la mayor importancia para toda la humanidad, y si las personas no tienen este conocimiento cuando adoran a Dios, entonces no son diferentes de los que adoran a Buda. La obra de Dios en medio del hombre no está escondida de él, y todos los que adoran a Dios deberían conocerla. Como Él ha llevado a cabo las tres etapas de la obra de salvación en medio del hombre, este debería conocer la expresión de lo que Él tiene y es durante estas tres etapas de la obra. Esto es lo que el hombre debe hacer. Lo que Dios le esconde es lo que este es incapaz de lograr, y lo que no debería saber, mientras que le muestra aquello que debería saber y poseer. Cada una de las tres etapas se lleva a cabo sobre el fundamento de la anterior, no de forma independiente, separada de la obra de salvación. Aunque existen grandes diferencias en la era y el tipo de obra realizada, en su núcleo sigue estando la salvación de la humanidad, y cada etapa de la obra de salvación es más profunda que la anterior. Cada una de ellas continúa desde el fundamento de la última, que no se ha abolido. De esta forma, en Su obra que siempre es nueva y nunca vieja, Dios está expresando constantemente Su carácter que nunca antes se ha expresado al hombre, y siempre está revelando a este Su nueva obra, y Su nuevo ser, y aunque la vieja guardia religiosa hace todo lo que puede para resistirse a esto, y se opone abiertamente a ello, Dios siempre hace la nueva obra que pretende hacer. Su obra siempre está cambiando, y por ello siempre está encontrando la oposición del hombre. Así, también Su carácter siempre está cambiando, al igual que la era y los beneficiarios de Su obra. Además, Él siempre está haciendo obra que nunca ha hecho antes, incluso llevando a cabo una que al hombre le parece una contradicción de la que se ha realizado anteriormente, que va contra ella. El hombre sólo es capaz de aceptar un tipo de obra, o una forma de práctica. Resulta difícil para él aceptar la obra, o las formas de práctica, que están en conflicto con ellos, o que son más elevadas que ellos; pero el Espíritu Santo siempre está haciendo nueva obra, y así aparecen grupo tras grupo de expertos religiosos que se oponen a la nueva obra de Dios. Estas personas se han vuelto expertos, precisamente porque el hombre no tiene conocimiento de que Dios siempre es nuevo y nunca viejo ni de los principios de Su obra, y, menos aún de las muchas formas en las que Dios salva al hombre. Como tal, el ser humano es totalmente incapaz de distinguir si esta obra procede del Espíritu Santo, y si es de Dios mismo. Muchas personas se aferran a una actitud en la que, si se corresponde con las palabras que vinieron antes, la aceptan, y si hay diferencias con la obra anterior, se oponen a ella y la rechazan. ¿No os ceñís todos hoy a tales principios? Las tres etapas de la obra de salvación no han tenido gran efecto en vosotros, y están aquellos que creen que las dos etapas anteriores de la obra son una carga que es sencillamente innecesaria conocer. Piensan que estas etapas no deberían declararse a las masas y deberían retirarse lo antes posible, ya que las dos etapas anteriores, de las tres que forman la obra, no tienen por qué abrumar a las personas. La mayoría cree que dar a conocer las dos etapas previas de la obra es ir demasiado lejos, y que no ayuda en absoluto para conocer a Dios; esto es lo que pensáis. Hoy, todos creéis que es correcto actuar de esta forma, pero llegará el día en que seáis conscientes de la importancia de Mi obra: sabed que Yo no hago ninguna obra que no sea significativa. Si os estoy declarando las tres etapas de la obra, estas deben ser beneficiosas para vosotros; como las tres son el núcleo de toda la gestión de Dios, deben ser el centro de atención de todos a lo largo del universo. Un día, todos seréis conscientes de la importancia de esta obra. Sabed que os oponéis a la obra de Dios, o usáis vuestras propias nociones para medir la obra de hoy, porque no conocéis los principios de Su obra, y porque no os tomáis lo bastante en serio la obra del Espíritu Santo. Vuestra oposición a Dios y la obstrucción de la obra del Espíritu Santo están causadas por vuestros conceptos y vuestra arrogancia inherente. No se debe a que la obra de Dios sea errónea, sino a que sois demasiado desobedientes por naturaleza. Después de encontrar su creencia en Dios, algunas personas ni siquiera pueden afirmar con certeza de dónde vino el hombre, pero se atreven a hacer discursos públicos evaluando lo bueno y lo malo de la obra del Espíritu Santo. E incluso reprenden a los apóstoles que tienen la nueva obra del Espíritu Santo, haciendo comentarios y hablando con insolencia; su humanidad es demasiado baja, y no hay la más mínima razón en ellos; ¿no llegará el día en que tales personas sean rechazadas por la obra del Espíritu Santo, y quemadas por los fuegos del infierno? No conocen la obra de Dios, pero la critican, y también intentan ordenarle cómo obrar. ¿Cómo pueden conocer a Dios personas tan irrazonables? El hombre llega a conocer a Dios durante el proceso de buscarlo y experimentarlo; criticándolo a su antojo no llegará a conocerlo a través del esclarecimiento del Espíritu Santo. Cuanto más preciso es el conocimiento que las personas tienen de Dios, menos se oponen a Él. Por el contrario, cuanto menos saben de Él, más probable es que se opongan a Él. Tus nociones, vieja naturaleza y humanidad, tu personalidad y perspectiva moral son el “capital” con el que resistes a Dios, y cuanto más corrupto, degradado y bajo eres, más enemigo eres de Dios. Quienes poseen unas nociones muy serias y tienen un carácter santurrón son aún más enemigos del Dios encarnado, y estos son los anticristos. Si no rectificas tus nociones, siempre serán contrarias a Dios; nunca serás compatible con Él, y siempre estarás separado de Él.

Sólo dejando de lado tus viejas nociones puedes obtener un nuevo conocimiento; sin embargo, viejo conocimiento no equivale necesariamente a nociones viejas. “Nociones” se refiere a las cosas imaginadas por el hombre, que entran en conflicto con la realidad. Si el viejo conocimiento ya estaba obsoleto en la antigua era, y no permitió al hombre entrar en la nueva obra, ese conocimiento también es una noción. Si el hombre es capaz de adoptar el enfoque correcto hacia ese conocimiento, y puede llegar a conocer a Dios desde varios aspectos diferentes, combinando lo viejo y lo nuevo, el viejo conocimiento pasa a ser una ayuda para el hombre, y la base por la que este entra en la nueva era. La lección de conocer a Dios requiere que domines muchos principios: cómo entrar en el camino de conocerle, qué verdades debes entender con el fin de conocerle y cómo deshacerte de tus conceptos y tu vieja naturaleza para que puedas someterte a todos los arreglos de la nueva obra de Dios. Si usas estos principios como el fundamento para entrar en la lección de conocer a Dios, entonces tu conocimiento será cada vez más profundo. Si tienes un conocimiento claro de las tres etapas de la obra —es decir, de todo el plan de gestión de Dios— y si puedes correlacionar totalmente las dos etapas anteriores de la obra de Dios con la etapa presente, y puedes ver que es obra llevada a cabo por un Dios, no tendrás fundamento más firme. Un solo Dios realizó las tres etapas de la obra; esta es la visión más grande, y la única senda para conocer a Dios. Las tres etapas de la obra sólo pudieron haber sido hechas por Dios mismo, y ningún hombre podía hacer semejante obra en Su nombre, es decir que sólo Dios mismo podía haber hecho Su propia obra desde el principio hasta hoy. Aunque las tres etapas de la obra de Dios se han llevado a cabo en diferentes eras y lugares, y aunque la obra de cada una de ellas es diferente, todas ellas son una obra realizada por un Dios. De todas las visiones, esta es la más grande que el hombre debería conocer, y si el hombre puede entenderla por completo, será capaz de mantenerse firme. Hoy, el mayor problema al que hacen frente varias religiosas y denominaciones es que no conocen la obra del Espíritu Santo, y son incapaces de diferenciar entre la obra del Espíritu Santo y la que no es de Él; por tanto, no pueden decir si Jehová Dios ha realizado esta etapa de la obra, como las dos anteriores. Aunque las personas siguen a Dios, la mayoría sigue siendo incapaz de decir si es el camino correcto. Al hombre le preocupa que este camino sea o no el que Dios mismo guía personalmente, y que la encarnación de Dios sea o no una realidad; la mayoría de las personas siguen sin tener pistas de cómo discernir cuando se trata de estas cosas. Los que siguen a Dios son incapaces de determinar el camino y, por tanto, los mensajes hablados sólo tienen un efecto parcial entre estas personas, son incapaces de ser totalmente eficaces, y, así, esto afecta entonces la entrada a la vida de las personas. Si el hombre puede ver en las tres etapas de la obra que Dios mismo las llevó a cabo en momentos diferentes, en lugares diferentes y en personas diferentes; si pueden ver que aunque la obra sea diferente, toda ella está realizada por un Dios y que como es obra hecha por un solo Dios, entonces debe ser correcta y sin error, y que aunque entre en conflicto con los conceptos del hombre, no se puede negar que es la obra de un Dios; si el hombre puede asegurar que es la obra de un Dios, sus conceptos pasarán a ser simples nimiedades, indignas de mención. Como las visiones del hombre no son claras, al conocer sólo a Jehová como Dios y a Jesús como el Señor, y al dudar respecto al Dios encarnado de hoy, muchas personas permanecen entregadas a la obra de Jehová y Jesús, y están cercadas por nociones sobre la obra de hoy, la mayoría de ellas siempre está llena de dudas, y no se toma en serio la obra actual. El hombre no tiene nociones respecto a las dos etapas anteriores de la obra, que fueron invisibles. Esto se debe a que el hombre no entiende la realidad de las dos etapas anteriores de la obra ni las presenció personalmente. Como no pueden verse, el hombre imagina lo que quiere; independientemente de lo que sugiera, no hay hechos que lo demuestren ni nadie que lo pueda corregir. El hombre da rienda suelta a su instinto natural, lanzando la cautela al viento y dejando que su imaginación corra suelta, porque no hay hechos que lo verifiquen; así sus imaginaciones pasan a ser “realidad”, independientemente de que exista alguna prueba de ellas. Por tanto, el hombre cree, en su mente, en su propio Dios imaginario, y no busca al Dios de la realidad. Si una persona tiene un tipo de creencia, cien tendrán cien tipos de creencias. El hombre posee tales creencias, porque no ha visto la realidad de la obra de Dios, sólo la ha oído con sus oídos y no la ha observado con sus ojos. El hombre ha oído leyendas e historias, pero rara vez ha oído el conocimiento de los hechos de la obra de Dios. Así pues, es a través de sus propios conceptos que las personas que sólo han sido creyentes durante un año creen en Dios, y esto mismo ocurre en el caso de aquellos que han creído en Él durante toda su vida. Los que no pueden ver los hechos nunca serán capaces de escapar a una fe en la que tienen nociones de Dios. El hombre cree que se ha liberado de las ataduras de sus viejas nociones, y ha entrado en un nuevo territorio. ¿No sabe que el conocimiento de aquellos que no pueden ver el verdadero rostro de Dios no es otra cosa que nociones y rumores? El hombre piensa que sus nociones son correctas y sin error, y que proceden de Dios. Hoy, cuando el hombre es testigo de Su obra, da rienda suelta a las nociones formadas durante muchos años. Las imaginaciones y las ideas del pasado pasaron a ser una obstrucción para la obra de esta etapa, y resulta difícil para el hombre dejar ir estas concepciones y refutar estas ideas. Las nociones sobre esta obra de paso a paso de muchos de los que han seguido a Dios hasta hoy se han vuelto incluso más graves y estas personas han ido dando forma gradualmente a una enemistad tozuda con el Dios encarnado; la fuente de este odio es las nociones y las imaginaciones del hombre. Es precisamente porque los hechos no le permiten al hombre dar rienda suelta a su imaginación y, además, no puede refutarlos con facilidad; y sus nociones e imaginaciones no toleran la existencia de los hechos; además, no considera la corrección y la veracidad de estos, se limita a dejar libres sus nociones de una forma decidida, y emplea su propia imaginación, que las nociones e imaginaciones del hombre han pasado a ser el enemigo de la obra actual, obra que está en conflicto con las nociones del hombre. Sólo se puede decir que este es el fallo de las nociones del hombre, y no de la obra de Dios. El hombre puede imaginar todo lo que desee, pero no puede impugnar libremente ninguna etapa de la obra de Dios ni una parte de la misma; la realidad de Su obra es inviolable por el hombre. Puedes dar rienda suelta a tu imaginación, y hasta recopilar buenas historias sobre la obra de Jehová y Jesús, pero no puedes refutar la realidad de cada etapa de ella; este es un principio, y también un decreto administrativo, y deberíais entender la importancia de estos asuntos. El hombre cree que esta etapa de la obra es incompatible con las nociones del hombre, y que este no es el caso para las dos etapas anteriores de la obra. En su imaginación, el hombre cree que la obra de las dos etapas anteriores es, sin duda, distinta a la de hoy; ¿pero has considerado alguna vez que los principios de la obra de Dios son todos los mismos, que Su obra es siempre práctica y que, independientemente de la era, siempre habrá un aluvión de personas que se resistan y opongan a la realidad de Su obra? Todos esos que hoy se resisten y oponen a esta etapa de la obra se habrían opuesto indudablemente a Dios en tiempos pasados, porque estas personas siempre serán enemigos de Dios. Las personas que conocen la realidad de Su obra verán las tres etapas de la obra como la obra de un Dios, y dejarán atrás sus nociones. Estas son personas que conocen a Dios, y le siguen con sinceridad. Cuando toda la gestión de Dios se esté acercando a su fin, Él clasificará todas las cosas según su tipo. El hombre fue creado por las manos del Creador y, al final, Él debe colocarlo totalmente bajo Su dominio; esta es la conclusión de las tres etapas de la obra. La correspondiente a los últimos días, y las dos fases anteriores en Israel y Judea, son el plan de gestión de Dios en todo el universo. Nadie puede negarlo, y es la realidad de la obra de Dios. Aunque las personas no han experimentado ni presenciado mucho de esta obra, los hechos siguen siendo los hechos, y ningún hombre los puede negar. Las personas que creen en Dios en cada tierra del universo aceptarán las tres etapas de la obra. Si sólo conoces una etapa particular de ella, y no entiendes las otras dos ni la obra de Dios en tiempos pasados, eres incapaz de hablar toda la verdad del plan de gestión de Dios, y tu conocimiento de Él es parcial, porque en tu creencia en Él no lo conoces ni lo entiendes y, por tanto, no eres apto para dar testimonio de Él. Independientemente de si tu conocimiento actual de estas cosas es profundo o superficial, al final debéis tener conocimiento y estar totalmente convencidos; así, todas las personas verán la totalidad de la obra de Dios y se someterán bajo Su dominio. Al final de esta obra, todas las religiones pasarán a ser una, todas las criaturas volverán bajo el dominio del Creador, todas las criaturas adorarán al único Dios verdadero y todas las religiones malvadas quedarán reducidas a la nada, para no aparecer más.

¿Por qué esta mención continua a las tres etapas de la obra? El paso de las eras, el desarrollo social y el rostro cambiante de la naturaleza siguen todos ellos a alteraciones en las tres etapas de la obra. La humanidad cambia en el tiempo con la obra de Dios, y no se desarrolla por sí misma. La mención de las tres etapas de la obra de Dios se produce con el fin de traer a todas las criaturas, y a las personas de cada religión y denominación, bajo el dominio de un Dios. Independientemente de la religión a la que pertenezcas, en última instancia te someterás al dominio de Dios. Sólo Él mismo puede llevar a cabo esta obra; ningún líder religioso puede hacerlo. Existen varias religiones importantes en el mundo, y cada una de ellas tiene su cabeza, o líder, y los seguidores están esparcidos por diferentes países y regiones de todo el mundo; cada país, grande o pequeño, contiene diferentes religiones. Sin embargo, independientemente de cuántas religiones existan por todo el mundo, todas las personas del universo existen en definitiva bajo la dirección de un Dios, y no son cabezas o líderes religiosos quienes guían su existencia. Es decir, ningún cabeza o líder religioso específico guía a la humanidad, sino que la dirige el Creador, que creó los cielos y la tierra, y todas las cosas, y también a aquella; esto es una realidad. Aunque el mundo tiene varias religiones principales, por muy relevantes que sean, todas existen bajo el dominio del Creador y ninguna de ellas puede sobrepasar el ámbito de ese dominio. El desarrollo de la humanidad, el progreso social, el desarrollo de las ciencias naturales, cada uno de estos aspectos es inseparable de las disposiciones del Creador, y esta obra no es algo que un líder religioso particular pueda hacer. Los líderes religiosos son simplemente la cabeza de una religión particular, y no pueden representar a Dios, o a Aquel que creó los cielos, la tierra y todas las cosas. Los líderes religiosos pueden guiar a quienes están dentro de toda la religión, pero no pueden dominar a todas las criaturas bajo el cielo; este es un hecho universalmente reconocido. Los líderes religiosos son simplemente meros líderes, y no pueden equipararse a Dios (el Creador). Todas las cosas están en manos del Creador, y al final volverán a ellas. La humanidad fue creada originalmente por Dios, e independientemente de la religión, todas las personas volverán bajo Su dominio; es inevitable. Sólo Dios es el Altísimo entre todas las cosas, y el gobernante más alto entre todas las criaturas también debe volver bajo Su dominio. No importa cuán elevado sea el estatus del hombre, este no puede llevar a la humanidad a un destino adecuado, y nadie es capaz de clasificar todas las cosas según la clase. El propio Jehová creó a la humanidad y clasificó a cada cual según la clase, y cuando llegue el tiempo final Él seguirá haciendo Su propia obra por sí mismo, clasificando todas las cosas según su clase; esto no puede hacerlo nadie excepto Dios. Él mismo llevó a cabo las tres etapas de la obra desde el principio hasta hoy, y las llevó a cabo el único Dios. La realidad de las tres etapas de la obra es la del liderazgo de toda la humanidad por parte de Él, un hecho que nadie puede negar. Al final de las tres etapas de la obra, todas las cosas serán clasificadas según su tipo y volverán bajo el dominio de Dios, porque a lo largo de todo el universo sólo existe este único Dios, y no hay otras religiones. El que es incapaz de crear el mundo será incapaz de llevarlo a su fin, mientras que Él, quien creó el mundo, lo llevará sin duda a su fin. Por tanto, si alguien es incapaz de ponerle fin a la era y sólo puede ayudar al hombre a cultivar su mente, no cabe duda de que no es Dios, no es el Señor de la humanidad. Será incapaz de realizar esa gran obra; sólo hay uno que puede hacerlo; todos los que no pueden efectuarla son, sin duda, los enemigos ajenos a Dios. Todas las religiones malvadas son incompatibles con Dios, y como son incompatibles con Dios, son Sus enemigos. Este único Dios verdadero ha hecho toda la obra, y domina todo el universo. Independientemente de que esté obrando en Israel o en China, de que sea el Espíritu o la carne quien lleva a cabo la obra, Dios mismo lo ha hecho todo, y nadie más puede hacerlo. Precisamente porque Él es el Dios de toda la humanidad, obra libremente, sin estar limitado por ninguna condición; esta es la mayor de todas las visiones. Como criatura de Dios, si deseas cumplir el deber de una de ellas y entender la voluntad de Dios, debes comprender Su obra, Su voluntad para las criaturas, Su plan de gestión, y todo el sentido de la obra que hace. ¡Los que no entienden esto no son aptos para ser criaturas de Dios! Como tal, si no entiendes de dónde viniste ni la historia de la humanidad y toda la obra hecha por Él y, además, tampoco entiendes cómo se ha desarrollado la humanidad hasta hoy ni quién la domina en su totalidad, eres incapaz de cumplir tu deber. Dios ha guiado a la humanidad hasta hoy, y desde que creó al hombre sobre la tierra nunca lo ha abandonado. El Espíritu Santo nunca deja de obrar, nunca ha dejado de guiar a la humanidad y nunca la ha abandonado. Pero esta no es consciente de que existe un Dios, y menos aún lo conoce; ¿hay algo más humillante para todas las criaturas de Dios? Él guía personalmente al hombre, pero este no entiende Su obra. Eres una criatura de Dios, pero no entiendes tu propia historia ni eres consciente de quien te ha guiado en tu viaje, ignoras la obra que Él ha hecho y, por tanto, no puedes conocerlo. Si no lo sabes ahora, nunca serás apto para dar testimonio de Él. Hoy, el Creador guía de nuevo, personalmente, a todas las personas y hace que todas las personas vean Su sabiduría, Su omnipotencia, Su salvación y lo maravilloso que es. Sin embargo, sigues sin ser consciente y sin entender; ¿no eres tú, pues, quien no recibirá la salvación? Los que pertenecen a Satanás no entienden las palabras de Dios, y los que pertenecen a Dios pueden oír Su voz. Todos los que son conscientes de las palabras que hablo y las entienden son los que se salvarán, y darán testimonio de Dios; todos aquellos que no entienden las palabras que hablo no pueden dar testimonio de Él, y son los que serán eliminados. Los que no entienden la voluntad de Dios ni son conscientes de Su obra son incapaces de adquirir el conocimiento de Él, y tales personas no darán testimonio de Él. Si deseas dar testimonio de Él, debes conocerlo, y ese conocimiento de Él se logra a través de Su obra. Resumiendo, si deseas conocer a Dios, debes conocer Su obra: esto es de la mayor importancia. Cuando las tres etapas de la obra lleguen a su fin, se formará un grupo de personas que dará testimonio de Dios, que lo conocerá. Todas estas personas conocerán a Dios y serán capaces de poner en práctica la verdad. Poseerán humanidad y sentido, y todas conocerán las tres etapas de la obra de salvación de Dios. Esta es la obra que se cumplirá al final, y estas personas son la cristalización de la obra de 6.000 años de gestión, y son el testimonio más poderoso de la derrota definitiva de Satanás. Los que pueden dar testimonio de Dios podrán recibir Su promesa y Su bendición, y será el grupo que permanezca al final, que posea la autoridad de Dios y dé testimonio de Él. Quizás todos vosotros podáis convertiros en miembros de este grupo, o quizás la mitad de vosotros, o quizás sólo unos pocos; depende de vuestra determinación y vuestra búsqueda.

De «La Palabra manifestada en carne»

Nota al pie:

*. Este es un modismo chino. Indica que si leyeras las palabras por encima.

La relación entre cada una de las tres etapas de la obra de Dios

Palabras relevantes de Dios:

Desde la obra de Jehová a la de Jesús, y desde la de Jesús a la de la era actual, las tres eras cubren la totalidad de la amplitud de la gestión de Dios, y todas ellas son la obra de un mismo Espíritu. Desde que creó el mundo, Dios siempre ha estado gestionando a la humanidad.

Palabras relevantes de Dios:

Desde la obra de Jehová a la de Jesús, y desde la de Jesús a la de la era actual, las tres eras cubren la totalidad de la amplitud de la gestión de Dios, y todas ellas son la obra de un mismo Espíritu. Desde que creó el mundo, Dios siempre ha estado gestionando a la humanidad. Él es el principio y el fin, el primero y el último, y aquel que inicia una era y quien lleva la era a su fin. Las tres etapas de la obra, en diferentes eras y distintos lugares, han sido llevadas a cabo con seguridad por un solo Espíritu. Todos los que separan estas tres fases se oponen a Dios.

de ‘La visión de la obra de Dios (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Vosotros debéis entender la obra de Jehová, las leyes que Él estableció y los principios por los cuales Él guio la vida del hombre, el contenido de la obra que Él hizo en la Era de la Ley, el propósito por el cual Él divulgó las leyes, la relevancia de Su obra para la Era de la Gracia y la obra que Dios hace en esta etapa final. La primera etapa es la obra de la Era de la Ley, la segunda etapa es la obra de la Era de la Gracia y la tercera etapa es la obra de los últimos días. Debéis entender estas etapas de la obra de Dios. […] La obra realizada en los últimos días representa el juicio, la ira y el castigo. No puede reemplazar la obra de la Era de la Ley y la de la Era de la Gracia. Sin embargo, las tres etapas se interrelacionan en una sola entidad y son toda la obra hecha por un Dios. Naturalmente, la ejecución de esta obra se divide en eras independientes. La obra realizada en los últimos días lo concluye todo; lo hecho en la Era de la Ley es el comienzo; y lo hecho en la Era de la Gracia es la redención. […] En los últimos días, sólo la obra de la palabra se hace para dar entrada a la Era del Reino, pero no representa a todas las eras. Los últimos días no son más que los últimos días y no más que la Era del Reino, que no representan a la Era de la Gracia o la Era de la Ley. Los últimos días son simplemente la época en la que toda la obra del plan de gestión de seis mil años se os revela. Esta es la revelación del misterio.

La obra en los últimos días es la última etapa de las tres. Es la obra de otra nueva era y no representa toda la obra de gestión. El plan de gestión de seis mil años se divide en tres etapas de la obra. Ninguna etapa por sí sola representa la obra de las tres eras, sino que sólo puede representar una parte de un todo. El nombre Jehová no puede representar todo el carácter de Dios. El hecho de que llevase a cabo obra en la Era de la Ley no demuestra que Dios sólo pueda ser Dios bajo la ley. Jehová estableció leyes para el hombre y entregó mandamientos, pidiendo a este que edificase el templo y altares; la obra que Él hizo sólo representa la Era de la Ley. La obra que hizo no demuestra que Dios es el Dios que pide al hombre guardar la ley, el Dios en el templo, o el Dios delante del altar. Esto no puede decirse. La obra bajo la ley sólo puede representar una era. Por tanto, si Dios sólo hizo la obra en la Era de la Ley, el hombre lo definiría diciendo: “Dios es el Dios en el templo. Para servirle, debemos ponernos túnicas sacerdotales y entrar en el templo”. Si la obra de la Era de la Gracia nunca se hubiera llevado a cabo y la Era de la Ley hubiera continuado hasta el presente, el hombre no sabría que Dios también es misericordioso y amoroso. Si la obra en la Era de la Ley no se hubiera hecho, y sólo se hubiera llevado a cabo la de la Era de la Gracia, el hombre sólo sabría que Dios puede redimir al hombre y perdonar sus pecados. Sólo sabría que Él es santo e inocente, que puede sacrificarse y ser crucificado por el hombre. Este sólo sabría esto y no tendría entendimiento de todo lo demás. Así pues, cada era representa una parte del carácter de Dios. La Era de la Ley representa algunos aspectos, la Era de la Gracia algunos aspectos, y la era presente algunos aspectos. El carácter de Dios sólo puede revelarse plenamente a través de la combinación de las tres etapas. Sólo cuando conoce las tres etapas puede el hombre recibirlo plenamente. Ninguna de las tres etapas puede omitirse. Sólo verás el carácter de Dios en su totalidad una vez conozcas estas tres etapas. La finalización de la obra por parte de Dios en la Era de la Ley no demuestra que Él es el Dios bajo la ley, y la finalización de Su obra de redención no muestra que Dios redimirá para siempre a la humanidad. Estas son conclusiones sacadas por el hombre. La Era de la Gracia ha llegado a su fin, pero no puedes decir que Dios sólo pertenece a la cruz y que esta representa Su salvación. Si lo haces, estás definiendo a Dios. En esta etapa, Él está haciendo principalmente la obra de la palabra, pero no puedes decir que nunca ha sido misericordioso para con el hombre y que todo lo que ha traído es castigo y juicio. La obra en los últimos días deja al descubierto la de Jehová y la de Jesús así como todos los misterios no entendidos por el hombre. Además, revela el destino y el final de la humanidad, y concluye toda la obra de salvación en medio de la humanidad. Esta etapa de la obra en los últimos días pone fin a todo. Todos los misterios no entendidos por el hombre deben descifrarse para permitir al hombre obtener una perspectiva de los mismos y tener un entendimiento claro en su corazón. Sólo entonces puede el hombre ser dividido según sus tipos. Sólo después de que el plan de gestión de seis mil años se haya completado, llegará el hombre a entender el carácter de Dios en su totalidad, porque Su gestión habrá llegado entonces a su fin.

de ‘El misterio de la encarnación (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra realizada en el presente ha empujado hacia adelante la obra de la Era de la Gracia; esto es, la obra en todo el plan de gestión de seis mil años se ha movido hacia adelante. Aunque la Era de la Gracia ha terminado, la obra de Dios ha progresado más. ¿Por qué digo una y otra vez que esta etapa de la obra se construye sobre la Era de la Gracia y la Era de la Ley? Esto significa que la obra de hoy en día es una continuación de la obra realizada en la Era de la Gracia y ha sido una elevación de la obra realizada en la Era de la Ley. Las tres etapas están estrechamente interconectadas y cada una se vincula con la siguiente. ¿Por qué digo también que esta etapa de la obra se construye sobre la realizada por Jesús? Si esta etapa no se construyese sobre la obra realizada por Jesús, la crucifixión, la obra de redención realizada previamente, aún tendría que llevarse a cabo en ella. Esto no tendría sentido. Por tanto, no es que la obra haya terminado totalmente, sino que la era se ha movido hacia adelante y la obra se ha vuelto más elevada que antes. Podría decirse que esta etapa de la obra se edifica sobre el fundamento de la Era de la Ley y la roca de la obra de Jesús. La obra se edifica etapa a etapa, y esta etapa no es un nuevo comienzo. Sólo la combinación de las tres etapas de la obra puede considerarse el plan de gestión de seis mil años.

de ‘Las dos encarnaciones completan el sentido de la encarnación’ en “La Palabra manifestada en carne”

La etapa final de la obra no se queda sola, sino que forma parte de un todo junto a las dos anteriores, es decir, es imposible completar toda la obra de salvación haciendo únicamente una de las tres etapas de la obra. Aunque la etapa final de la misma pueda salvar totalmente al hombre, esto no significa que sólo sea necesario llevar a cabo esta etapa por sí sola, y que las dos anteriores no sean necesarias para salvar al hombre de la influencia de Satanás. Ninguna etapa de las tres puede esgrimirse por sí sola como la única visión que toda la humanidad debe conocer, porque la totalidad de la obra de salvación está constituida por las tres etapas de la obra, no una de ellas por sí sola. Mientras no se haya cumplido la obra de salvación, la gestión de Dios no podrá llegar a un final completo. El ser, el carácter y la sabiduría de Dios se expresan en la totalidad de la obra de salvación, y no se le revelaron al hombre al principio, sino que se han expresado gradualmente en la misma. Cada etapa de esta expresa parte del carácter de Dios, y parte de Su ser; no todas las etapas de la obra pueden expresar de forma directa y completa la totalidad del ser de Dios. Así pues, la obra de salvación sólo puede concluir totalmente una vez que las tres etapas de la obra se hayan completado, y por tanto el conocimiento de la totalidad de Dios por parte del hombre es inseparable de las mismas. Lo que el hombre obtiene de una etapa de la obra es simplemente el carácter de Dios que se expresa en una sola parte de Su obra. No puede representar el carácter y el ser expresados en las etapas anterior o posterior. Esto se debe a que la obra de salvación de la humanidad no puede finalizarse en el acto durante un período, o en un lugar, sino que se va volviendo cada vez más profunda de acuerdo al nivel de desarrollo del hombre en diferentes momentos y lugares. Es una obra llevada a cabo en etapas, y no se completa en una sola. Así pues, toda la sabiduría de Dios se cristaliza en las tres etapas y no en una sola. Todo Su ser y sabiduría se establecen en estas tres etapas, y cada una de ellas contiene Su ser, y registra la sabiduría de Su obra. […] Cada una de las tres etapas se lleva a cabo sobre el fundamento de la anterior, no de forma independiente, separada de la obra de salvación. Aunque existen grandes diferencias en la era y el tipo de obra realizada, en su núcleo sigue estando la salvación de la humanidad, y cada etapa de la obra de salvación es más profunda que la anterior.

de ‘Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”

La obra de todo el plan de gestión de Dios está realizada personalmente por Dios mismo. La primera fase —la creación del mundo— fue llevada personalmente a cabo por Él, y de no haber sido así, nadie habría sido capaz de crear a la humanidad. La segunda etapa fue la redención de toda la humanidad, y también la hizo Dios mismo. La tercera es evidente: existe una necesidad incluso mayor de que acabe ya toda obra que Él tenga que hacer por sí mismo. Dios lleva a cabo, personalmente, toda la obra de redimir, conquistar, ganar y perfeccionar a la totalidad de la humanidad. Si Él no hiciera esta obra personalmente, Su identidad no podría ser representada por el hombre ni este podía realizar Su obra. Para derrotar a Satanás, con el fin de ganar a la humanidad y para darle al hombre una vida normal en la tierra, Él dirige al hombre y obra en medio de él de manera personal; por el bien de todo Su plan de gestión y por toda Su obra, Él debe hacer esta obra personalmente.

de ‘Restaurar la vida normal del hombre y llevarlo a un destino maravilloso’ en “La Palabra manifestada en carne”

Si tienes un conocimiento claro de las tres etapas de la obra —es decir, de todo el plan de gestión de Dios— y si puedes correlacionar totalmente las dos etapas anteriores de la obra de Dios con la etapa presente, y puedes ver que es obra llevada a cabo por un Dios, no tendrás fundamento más firme. Un solo Dios realizó las tres etapas de la obra; esta es la visión más grande, y la única senda para conocer a Dios. Las tres etapas de la obra sólo pudieron haber sido hechas por Dios mismo, y ningún hombre podía hacer semejante obra en Su nombre, es decir que sólo Dios mismo podía haber hecho Su propia obra desde el principio hasta hoy.

de ‘Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”