La puerta estrecha hacia la vida eterna está aquí, ¿la has encontrado?

El Señor Jesús dijo: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7: 13-14).

Reflexión cristiana | La puerta estrecha hacia la vida eterna está aquí, ¿la has encontrado?

El Señor Jesús dijo: “Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo 7: 13-14).

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Reflexión del evangelio de hoy: ¿Todos los que reciben la salvación de la cruz serán arrebatados por Dios al reino de los cielos?

El Señor dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21).

Reflexión del evangelio de hoy: ¿Todos los que reciben la salvación de la cruz serán arrebatados por Dios al reino de los cielos?

Por Xuesong

La cruz era un artefacto de tortura utilizado para la pena capital en tiempos antiguos. Después de que el Señor Jesús, que estaba libre del pecado, se sacrificó como ofrenda por el pecado y fue crucificado por la humanidad, la cruz vino a simbolizar la gracia redentora del Señor Jesús. Cuando recibimos Su salvación y venimos ante el Señor para confesar nuestros pecados y arrepentirnos, nuestros pecados son perdonados. Es decir, el Señor ya no nos ve como pecadores. Como tal, muchos de nuestros hermanos y hermanas creen que recibir la salvación de la cruz significa que ya han sido salvados, lo que significa que ya han sido ganados por Dios y cuando el Señor regrese serán arrebatados directamente al reino de los cielos. Sin embargo, ¿alguien se ha detenido a cuestionar si esta línea de pensamiento está de acuerdo con la palabra del Señor? Es cierto que hemos recibido la salvación de la cruz, pero también es innegable que todavía pecamos a menudo. ¿Realmente las personas como nosotros serán arrebatadas directamente al reino de los cielos cuando el Señor regrese?

Estoy seguro de que muchos de mis hermanos y hermanas han tenido la siguiente experiencia en sus vidas: A pesar de haber recibido la salvación de la cruz y de ser perdonados de nuestros pecados, todavía a menudo pecamos involuntariamente. No importa lo duro que tratemos de abandonar la carne y vencernos a nosotros mismos, todavía nos vemos atrapados en el círculo vicioso del pecado y la confesión y simplemente no podemos liberarnos de los lazos del pecado. Por ejemplo, en nuestras interacciones con los demás, siempre queremos estar en una posición de poder y obligar a otros a hacer lo que queramos. Cuando otras personas tienen ideas diferentes o si su pensamiento no está en línea con el nuestro, nos resistimos a ellas, las rechazamos en nuestros corazones, e incluso las juzgamos y menospreciamos. Cuando conocemos a personas con más talento que nosotros mismos, nos ponemos celosos y no podemos evitar tratar de competir con ellas y esforzarnos contra ellas por ganancias y estatus. Durante el trabajo o en los sermones, a menudo persistimos en lo mucho que hemos trabajado para el Señor y cuánto le hemos dado para exaltarnos y llamar la atención sobre nosotros mismos, sin embargo, ponemos poco énfasis en comunicar la voluntad y los requisitos de Dios. Como resultado, hacemos que nuestros hermanos y hermanas nos adoren y admiren y luego no hay lugar para Dios en sus corazones. A menudo, no podemos evitar que mintamos y engañemos para proteger nuestro propio interés, reputación y estatus, por lo tanto no somo el pueblo honesto que Dios requiere que seamos. Si bien podemos abandonar todo para servir a Dios y trabajar incansablemente, cuando nos encontramos con alguna tragedia o nuestros intereses se ven comprometidos, todavía nos quejamos de Dios y malinterpretamos a Él, o incluso queremos dejar nuestro ministerio. Estos ejemplos abundan. Dado que a menudo pecamos e incluso nos rebelamos contra Dios y nos resistimos a Él, ¿cómo esperamos que lo ganemos a Él o que lleguemos directamente al reino de los cielos?

El Señor dijo: “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). “No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21). Jehová Dios dijo: “Por tanto, consagraos y sed santos, porque yo soy santo” (Levítico 11:44). El Señor Jesús ciertamente nunca dijo que aquellos que recibieron la salvación de la cruz y cuyos pecados fueron perdonados serían ganados por Dios y arrebatados al reino de los cielos. Más bien, nos dice claramente: “[…] todo el que comete pecado es esclavo del pecado;” y un siervo del pecado ciertamente no es uno del pueblo de Dios. Dios es santo, así que, ¿cómo a aquellos que constantemente están pecando podrían permitírseles entrar en el reino de los cielos? Por lo tanto, sólo aquellos que han renunciado al pecado, han sido limpiados y se convierten en personas que hacen la voluntad del Padre celestial, pueden entrar en el reino de los cielos. Sólo esas personas pueden ser realmente ganadas por Dios.

En este punto, algunos hermanos y hermanas pueden preguntar: “Hemos recibido la gracia salvadora de la crucifixión del Señor Jesús y nuestros pecados han sido perdonados: ¿Eso no significa que ya estemos salvados? ¿Por qué seguimos viviendo en este círculo vicioso de pecado y confesión y no podemos liberarnos de los grilletes del pecado? ¿Por qué es esto?”

La palabra de Dios explica este tema de la siguiente manera: “En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado” (“La visión de la obra de Dios (2)” en “La Palabra manifestada en carne”). “La carne del hombre es de Satanás, está llena de carácter desobediente, es deplorablemente vil, es algo inmundo. Las personas codician demasiado el gozo de la carne y hay demasiadas manifestaciones de la carne; por eso Dios desprecia la carne del hombre hasta cierto grado. Cuando las personas se deshacen de las cosas viles y corruptas de Satanás, ganan la salvación de Dios. Pero si todavía no se despojan de lo vil y de la corrupción, entonces siguen viviendo bajo el campo de acción de Satanás. Las intrigas, los engaños y la ruindad de las personas son todas las cosas de Satanás. […] Cuando vives bajo el campo de acción de Satanás eres incapaz de manifestar a Dios, eres algo vil y no puedes recibir la herencia de Dios. Una vez que hayas sido purificado y perfeccionado, serás santo, serás normal, y Dios te bendecirá y serás precioso para Él” (“Práctica (2)” en “La Palabra manifestada en carne”). “Los pecados del hombre podían ser perdonados por medio de una ofrenda por el pecado, pero el hombre ha sido incapaz de resolver el problema de cómo no pecar más y cómo poder desechar completamente su naturaleza pecaminosa y ser transformado. Los pecados del hombre fueron perdonados gracias a la obra de la crucifixión de Dios, pero el hombre siguió viviendo en el viejo carácter satánico y corrupto. Así pues, el hombre debe ser completamente salvo de este carácter satánico corrupto para que la naturaleza pecadora del hombre sea del todo desechada y no se desarrolle más, permitiendo así que el carácter del hombre cambie. Esto requiere que el hombre entienda la senda del crecimiento en la vida, el camino de la vida, y el camino del cambio de su carácter. También necesita que el hombre actúe de acuerdo con esa senda, de forma que su carácter pueda ser cambiado gradualmente y él pueda vivir bajo el brillo de la luz y que pueda hacer todas las cosas de acuerdo con la voluntad de Dios, desechar el carácter satánico corrupto, y liberarse de la influencia satánica de las tinieblas, aflorando de este modo totalmente del pecado. Sólo entonces recibirá el hombre la salvación completa” (“El misterio de la encarnación (4)” en “La Palabra manifestada en carne”).

Todos sabemos que en el período posterior de la Era de la Ley, las personas se volvieron cada vez más pecadoras y estaban en riesgo de ser condenadas y ejecutadas bajo la ley. De acuerdo con las necesidades del hombre en ese momento, Dios encarnado en la carne como el Señor Jesús para realizar el paso de la obra de la redención de la humanidad, promulgar el camino del arrepentimiento del hombre y redimir al hombre de ser condenado y atado por la ley. Habiendo recibido la salvación del Señor Jesús, estamos calificados para venir ante Dios en oración. Si volvemos al pecado, mientras confesemos y nos arrepintamos a Dios, nuestros pecados serán perdonados. Este es el verdadero significado de la salvación. Claramente, lo que pensamos que es la salvación no es más que el ser perdonados de nuestros pecados y no ser condenados ni ser ejecutados según la ley. Sin embargo, ser salvos no significa que hayamos sido ganados por Dios, y tener nuestros pecados perdonados no significa que ya no tengamos pecado dentro de nosotros. El Señor Jesús sólo nos absolvió de nuestros pecados, pero no nos ha absuelto de nuestra naturaleza pecaminosa. La naturaleza satánica como la arrogancia y la presunción, el egoísmo y la bajeza, la codicia y el mal, y la torpeza y el engaño todavía nos controlan, y todavía dominan nuestros pensamientos, palabras y acciones, y nos hacen pecar con frecuencia y resistir involuntariamente a Dios. Si no podemos librarnos de estos caracteres corruptos, nunca podremos someternos genuinamente a Dios y adorarlo. Como tal, siempre viviremos bajo el dominio de Satanás y seremos uno de los pueblos de Satanás.

Si queremos ser ganados por Dios y llegar a ser uno de Su pueblo, debemos apartar nuestros caracteres satánicos, liberarnos de los grilletes del pecado y ser limpiados. Debemos tener amor genuino y sumisión a Dios, escapar de la influencia de Satanás y vivir en la luz. Esta es la única manera en que podemos ser calificados para ser llevados al reino de los cielos por Dios. Entonces, ¿cómo podemos ser limpios y entrar en el reino de Dios? De hecho, con respecto a este asunto, el Señor Jesús profetizó hace mucho tiempo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:47-48). Y dice en 1 Pedro 4:17: “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; […]”. El Señor Jesús sabía que aquellos que habían sido redimidos recientemente de la ley sólo serían capaces de confesar y arrepentirse basándose en el conocimiento de su pecado. Todavía no estaban en el punto en el que podían entender las verdades más profundas sobre cómo librarse del pecado. El Señor Jesús estaba comprendiendo el hecho de que el hombre todavía estaba en ese estado inmaduro, por lo que no expresó verdades con respecto a la purificación del hombre en ese momento. De las profecías del Señor Jesús podemos ver que vendrá de nuevo en los últimos días para hacer la obra de juicio que comienza desde la casa de Dios, y nos impartirá todas las verdades de que necesitamos ser limpiados y alcanzar la salvación plena. Nos mostrará el camino para cambiar nuestro carácter, deshacernos de nuestra naturaleza pecaminosa, librarnos de nuestro carácter corrupto y satánico y ser limpiados para que podamos ser calificados para entrar en el reino de Dios. Sólo aceptando la obra de juicio de Dios en los últimos días y aceptando la purificación de las palabras de Dios, podemos nosotros, que hemos recibido la salvación de la cruz, salir completamente del ciclo del pecado y de la confesión y ser ganados por Dios.

En estos días, los desastres en todo el mundo se están desarrollando en una cada vez mayor escala y muchas de las profecías asociadas con el regreso del Señor ya se han cumplido. Muchos hermanos y hermanas creen que el Señor muy bien podría haber regresado ya. En este momento crucial para acoger el regreso del Señor, debemos ser como las vírgenes sabias y escuchar atentamente la voz de Dios. Cada vez que escuchamos a alguien testificar que el Señor ha regresado, ha emitido Su palabra y está haciendo la obra de juicio, debemos buscar e investigar con una mente abierta. Debemos evaluar si la palabra emitida es la verdad y pueden señalarnos el camino de ser purificados. Mientras oremos y busquemos, Dios nos guiará. Porque el Señor ha dicho anteriormente: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá” (Mateo 7:7). Que todos los hermanos y hermanas acojan el regreso del Señor, acepten Su obra de juicio en los últimos días, pronto nos liberemos de nuestros caracteres corruptos y seamos arrebatados por Dios al reino de los cielos. ¡Amén!

Traducido del original en inglés al español por Xinia Arias Quirós

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Qué es la salvación?

la Biblia se dice: “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14).

La llegada de desastres nos advierte que los últimos días han llegado, ahora es el momento en que Dios quería concluir esta era y establecer el desenlace del hombre. Sin embargo, en este momento crítico, algunas personas no reflexionan que si Dios aprueba o no lo que hacen y dicen, porque piensan que sus pecados han sido perdonados y fueron salvos por la gracia, y que podrán directamente ser arrebatados al reino de los cielos cuando el Señor Jesús regrese. Pero, ¿tales opiniones se ajustan a los requisitos de Dios y los hechos de Su obra? En la Biblia se dice: “Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Solo aquellos que tienen pecados purificados son capaces de entrar en el reino de Dios, y ahora aún podemos pecar con frecuencia, sin alcanzar la purificación. Puesto que la salvación por la gracia no significa que los pecados son purificados, entonces ¿cuál es el verdadero significado de ser salvado?

Leamos primero un párrafo de las palabras de Dios Todopoderoso: “En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

De las palabras de Dios, se ve que en el fin de la Era de la Ley, las personas pecaban con frecuencia, así que perdieron la ofrenda del pecado, y estaban en el peligro de ser castigada y ejecutada por las leyes. Por lo que el Señor Jesús llevó a cabo la obra de la redención, y estaba a actuar como ofrenda por el pecado, a ser clavado en la cruz para redimir al hombre del pecado. Desde entonces, la humanidad no pertenecía al pecado ni fue atada por las leyes, sino que pudo directamente orar a Dios para pedirle que perdonara sus pecados. Esto es la redención, pero lo cual no significa que el hombre ya no tenga pecado. El carácter corrupto humano está profundamente arraigado, todavía no se ha resuelto, por ejemplo, arrogante y altivo, egoísta y despreciable, deshonesto y astuto, etc., aún puede vivir con el carácter corrupto cuando cosas insatisfechas le lleguen, por lo que la humanidad todavía no ha sido purificada.

Para saber más informaciones, vea: Película cristiana «Bienaventurados los pobres en Espíritu»

Recomendación: ¿Qué significa la salvación?

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Realmente pueden aquellos que han sido salvados por la fe entrar en el reino de los cielos?

Dios Todopoderoso dice: “En ese momento, la obra de Jesús era la obra de la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados”.

Dios Todopoderoso dice: “En ese momento, la obra de Jesús era la obra de la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados. Si creías, ya no pertenecías al pecado”.

“Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Tú, un pecador que acaba de ser redimido, eres, por tanto, incapaz de heredar directamente la herencia de Dios”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne

Las palabras de Dios nos dicen que lo que hizo el Señor Jesús fue la obra de redención, de modo que la gente puede ser perdonada de sus pecados, justificada y salvada por la fe. Pero, la naturaleza pecaminosa de los seres humanos todavía existe, y a menudo cometen pecados y se resisten a Dios. Tales personas inmundas y corruptas no pueden entrar en el reino de los cielos directamente, y necesitan que Dios haga la obra de purificación y salvación en los últimos días para que puedan ser purificadas y estar calificadas para entrar en él.

Para conocer más: ¿Qué significa la salvación? ¿Salvarse una vez significa salvarse para siempre?

¿Sabes cuál es el verdadero significado de la salvación?

El Señor Jesús dijo: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El” (Juan 3:17). “El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Marcos 16:16). “Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo” (Mateo 24:13).

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¿Sabes cuál es el verdadero significado de la salvación?

El Señor Jesús dijo: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El” (Juan 3:17). “El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Marcos 16:16). “Pero el que persevere hasta el fin, ése será salvo” (Mateo 24:13). De estos versículos, podemos ver que nuestros pecados han sido perdonados por la fe en el Señor Jesús, pero Él no dijo que podemos ser arrebatados al reino de los cielos de esta manera. Entonces, ¿cuál es el verdadero significado de la salvación para uno que cree en el Señor?

En ese momento, la obra de Jesús era la redención de toda la humanidad. Los pecados de todos los que creían en Él eran perdonados; mientras creyeras en Él, Él te redimiría; si creías en Él, dejabas de ser un pecador y eras liberado de tus pecados. Esto es lo que significaba ser salvo y ser justificado por fe. Sin embargo, seguía habiendo en quienes creían algo rebelde y opuesto a Dios, y que había que seguir quitando lentamente. La salvación no significaba que el hombre hubiera sido ganado por completo por Jesús, sino que ya no pertenecía al pecado, que sus pecados habían sido perdonados: si creías, ya no pertenecías al pecado”.

De “La Palabra manifestada en carne

En el final de la Era de la Ley, la corrupción del hombre por Satanás se volvía más y más profunda, perdió el corazón de temer de Dios, viviendo en los pecados, causando que no tenía ofrenda suficiente para ofrecer sacrificios, y tiempo después, empezó a sacrificar vacas, oveja y palomas rengas y ciegas en el altar de Jehová Dios. Si esto hubiera continuado, los israelitas enfrentaría un peligro de ser condenado y ejecutado por la ley. Dios ama a la humanidad, con el fin de salvarla y liberarla del peligro de muerte, Él personalmente se hizo carne en imagen del Señor Jesús llevando a cabo la obra de redención para salvarla de los pecados. Siempre y cuando la gente aceptara Su salvación, confesara y se arrepintiera de sus pecados a Él, sus pecados serían perdonados, no sería condenada ni ejecutada por la ley, y estaría cualificada para presentarse ante Dios para orar con Él y disfrutar Su gracia y bendición. Para las personas que vivían bajo la ley, esto significa que fueron salvadas. Aquí, la “salvación” se refiere a que no ser condenado por la ley. En esa época, el hombre sólo si reconociera con sus bocas y creyera en el corazón que el Señor Jesús era Cristo, y aceptando Su salvación, no sería condenado por la ley, Dios no vería sus pecados. Esto es el verdadero significado de la salvación en la Era de la Gracia.

Te recomiendo leer: Reflexiones cristianas

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Documental de la iglesia cristiana «La aparición y obra de Dios Todopoderoso» Primera parte-2

Este documental retrata principalmente la verdadera historia acerca de cómo Dios Todopoderoso apareció entre las iglesias clandestinas y comenzó a realizar Su obra y pronunciar Sus palabras.

Documental de la iglesia cristiana «La aparición y obra de Dios Todopoderoso» Primera parte

Hace dos mil años, el Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). y prometió: “He aquí, yo vengo pronto” (Apocalipsis 22:7). A lo largo de dos mil años de esperanza y dos mil años de espera, generaciones de cristianos han esperado con ansias el regreso del Señor Jesús. Toda la humanidad anhelaba que el Salvador llegara y le trajera la salvación plena. Justo en el momento más oscuro del mundo, cuando las fuerzas malignas de Satanás eran más salvajes y feroces en su resistencia contra Dios, el amanecer se asomó en el este, en China. En 1991, ese año extraordinario, el Hijo del hombre encarnado , Dios Todopoderoso, apareció en las iglesias clandestinas para expresar la verdad y obrar. Allí, Él comenzó a realizar la obra de juicio comenzando por la casa de Dios.

Este documental retrata principalmente la verdadera historia acerca de cómo Dios Todopoderoso apareció entre las iglesias clandestinas y comenzó a realizar Su obra y pronunciar Sus palabras. Al compartir estas palabras actuales de Dios Todopoderoso, los escogidos poco a poco han llegado a comprender la verdad, alcanzar una senda de práctica y gozar de la dicha y la libertad ofrecidas por el Espíritu Santo a la humanidad.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

La-Iglesia-de-Dios-Todopoderoso

¡Buena noticia! El Señor Jesús ha vuelto, ha expresado la verdad y ha hecho la obra de juzgar y purificar a la gente. Esto ha cumplido la profecía bíblica: “Porque es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Solo al aceptar la obra de Dios de los últimos días podemos obtener la purificación y ser salvos por Dios. Si quiere conocer más, haga clic en medios de contacto abajo para hablar y comunicarse con nosotros en línea.

¿De dónde viene el Relámpago Oriental?

Dios Todopoderoso dice: «Cuando todas las personas prestan atención, cuando todas las cosas son renovadas y revividas, cuando cada persona se somete a Dios sin reparos y está dispuesta a asumir la pesada responsabilidad de la carga de Dios, es cuando el relámpago oriental surge, iluminando todo desde el Este hasta el Oeste, aterrorizando a toda la tierra con la llegada de esta luz; y en este momento, Dios una vez más comienza Su nueva vida (…).

¿De dónde viene el Relámpago Oriental

¿De dónde viene el Relámpago Oriental?

La mayoría de los seguidores del Señor Jesucristo oyen hablar del Relámpago Oriental  a sus pastores, ancianos o predicadores, pero en realidad nadie sabe de dónde vino el Relámpago Oriental. En lo referente al origen del Relámpago Oriental cada cual tiene su propia opinión: unos creen que no es más que una nueva denominación dentro del cristianismo, otros denuncian que es una «herejía» o una «secta satánica». La gente tiene estas ideas absurdas porque no conoce la obra de Dios.

La obra de Dios siempre avanza. El hombre no conoce el principio de que la obra de Dios es siempre nueva y nunca vieja ni que el propósito de la obra de Dios es salvar al hombre y, además, este tiene un carácter satánico arrogante y testarudo. Por eso, siempre que Dios comienza una nueva obra sufre la blasfemia, la persecución y las acusaciones del mundo religioso, que se empeña en aferrarse al viejo camino. Aquellos que aceptan la nueva obra de Dios y difunden el camino verdadero reciben toda clase de acusaciones sin fundamento e insultos. El Nuevo Testamento de la Biblia recoge esta verdad: para salvar al hombre del riesgo de ser castigado por no ser capaz de cumplir la ley, Dios se encarnó y comenzó la obra de redención en la Era de la Gracia. En aquel momento en que el Señor Jesús llevaba a cabo Su obra en Judea y hacía muchos milagros, como sanar a los enfermos y expulsar a los demonios, Él otorgó a la gente abundantes gracias y expresó muchas verdades, lo que bastó para demostrar que Él era verdadera y plenamente Dios mismo, el Mesías que se había profetizado. Pero los sumos sacerdotes y escribas judíos, así como los fariseos, no creían que Él fuera su ansiado Mesías y, por el contrario, lo calumniaron y juzgaron, además de condenar la obra del Señor Jesús como «herejía» y «secta». Fue en Nazaret donde se crio y comenzó Su obra el Señor Jesús y por eso Él y todos Sus seguidores recibieron el apodo de «secta de los nazarenos» y se acusó al apóstol Pablo de ser uno de los cabecillas (ver Hechos 24:5). ¿Qué nos indica esto? Los hermanos y hermanas que creen en el Señor saben que en Judea llevó a cabo Su obra de plena conformidad con el plan de gestión de Dios mismo, a fin de iniciar la Era de la Gracia y comenzar la nueva obra de redimir al hombre. Fuera judío o gentil, zelote o saduceo, cualquiera que de verdad tuviera sed del camino verdadero y lo buscara podía recibir la absolución por seguir al Señor Jesús, el único Dios verdadero. Dios nunca tuvo necesidad de fundar, ni jamás lo hizo, ninguna denominación, organización o secta, y menos esa «secta de los nazarenos». Por lo tanto, la herejía, es decir, esa «secta de los nazarenos», es en realidad un rumor inventado para atacar e incriminar al Señor Jesús y condenar Su obra; un rumor ideado por los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos «que servían» a Jehová Dios en el templo. Al final, engañado y controlado por estas «personas que servían a Dios», el pueblo judío capturó al Señor Jesús y lo clavó en una cruz, lo que ofendió el carácter de Dios e hizo que Él castigara a Israel a aproximadamente 2000 años de destrucción.

Del mismo modo, y a fin de que el hombre rompa el círculo de cometer pecados sólo para confesarlos y luego seguir pecando otra vez, a fin de que se deshaga completamente del carácter corrupto de Satanás, a fin de que se desprenda de su naturaleza pecaminosa y alcance la santidad y a fin de que logre verdaderamente la salvación de Dios, en los últimos días Dios se ha vuelto a encarnar y ha expresado la verdad para juzgar y castigar a la humanidad corrupta. Con Su nueva obra purifica a fondo y salva al hombre. Mediante el juicio, el castigo, las pruebas y el refinamiento de las palabras de Dios, los hermanos y hermanas que aceptan el evangelio de Dios de los últimos días y siguen Su nueva obra ven claramente que el Dios Todopoderoso que otorga estas verdades en los últimos días es el regreso del Señor Jesús y desde el fondo del corazón se regocijan y alaban, sintiendo hondamente la asombrosa grandeza de ser elevados y de Su salvación. Así pues, para devolver el amor de Dios y para que aún más personas puedan seguir la huella de Dios y regresar a Su casa, ellos salen a contar la buena nueva a todos aquellos que han estado esperando con ansia el regreso del Señor Jesús. Les dicen que el Señor Jesús ya se ha encarnado una vez más y que ha regresado al mundo en China, en Oriente, con lo que concluye la Era de la Gracia y da lugar a la Era del Reino. Él ha comenzado una obra nueva y más elevada de juicio y purificación del hombre. Les dicen que Dios ya ha cumplido el capítulo 24, versículo 27 del Evangelio de Mateo: «Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre». La verdad que Dios ha traído esta vez es todavía más elevada que nunca, pues descubre los misterios de Su obra desde la creación hasta los últimos días, recoge todas las verdades de la purificación y salvación de la humanidad y se las otorga al hombre; y los hermanos y hermanas que verdaderamente creen en Dios vienen a la luz de forma multitudinaria. En los últimos días la obra de cosecha de Dios dura poco, el ritmo es veloz y, como un relámpago, en poco más de diez años el evangelio del reino de Dios se ha extendido ampliamente por la China continental y se está expandiendo a todos los países y regiones del mundo. Y sin embargo, frente a la nueva obra de Dios, que no coincide con los conceptos del hombre, esas personas arrogantes y santurrones de varias sectas religiosas se empeñan en aferrarse al viejo camino. Los que son incapaces de seguir la nueva obra de Dios no sólo no buscan ni investigan el camino verdadero, sino que, por el contrario, arman revuelo por la profecía bíblica que relatan los hermanos y hermanas que dan testimonio de la obra de Dios de los últimos días. Lanzan acusaciones disparatadas y juzgan y calumnian a la Iglesia de Dios Todopoderoso llamándola «Secta del Relámpago Oriental». Y en todos los sentidos hacen exactamente lo que antes hicieron los círculos religiosos judaicos que atacaban, difamaban y condenaban a los discípulos y apóstoles del Señor Jesús llamándolos «la secta de los nazarenos». Que puedan oponerse y atacar así la obra de Dios de los últimos días, que puedan impedir que la gente siga la huella de Dios y obedezca Su obra, ¿no es así exactamente como los fariseos se opusieron y condenaron a Cristo en el pasado? ¿Acaso no va la esencia de estas acciones más allá del mero odio a la verdad y de la blasfemia contra el Espíritu Santo?

Si Dios Todopoderoso no manifestara Su palabra ni revelara los misterios, nunca comprenderíamos verdaderamente lo que significa la profecía «Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente». Dios Todopoderoso dice: «Cuando todas las personas prestan atención, cuando todas las cosas son renovadas y revividas, cuando cada persona se somete a Dios sin reparos y está dispuesta a asumir la pesada responsabilidad de la carga de Dios, es cuando el relámpago oriental surge, iluminando todo desde el Este hasta el Oeste, aterrorizando a toda la tierra con la llegada de esta luz; y en este momento, Dios una vez más comienza Su nueva vida (…). Que es decir, en el este del mundo, desde que el testimonio de Dios mismo comienza hasta que Él comienza a obrar, hasta que la divinidad comienza a ejercer el poder soberano a través de la tierra, este es el rayo brillante del relámpago oriental, que siempre ha brillado hacia todo el universo. Cuando los países en la tierra se convierten en el reino de Cristo es cuando todo el universo es iluminado. Ahora es el tiempo en que el relámpago oriental surge: Dios encarnado comienza a obrar y, además, habla directamente en divinidad. Se puede decir que cuando Dios comienza a hablar en la tierra es cuando el relámpago oriental surge. Más precisamente, cuando el agua viva fluye del trono, cuando las declaraciones del trono comienzan, es precisamente cuando las declaraciones del séptuple Espíritu comienzan formalmente» (‘Interpretación de la doceava declaración’ en «La Palabra manifestada en carne»). «Por todo el universo estoy llevando a cabo Mi obra, y en el Este, estallidos atronadores sucederán en una secuencia sin fin, sacudiendo a todas las denominaciones y grupos. Es Mi voz que ha traído a todos los hombres al presente. Provocaré que todas las personas sean conquistadas por Mi voz, que caigan dentro de esta corriente y que se sometan ante Mí, porque hace mucho tiempo he retirado Mi gloria de toda la tierra y la he enviado de nuevo en el Este. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no añora Mi belleza? ¿Quién no vendrá a la luz? ¿Quién no verá la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz debe difundirse sobre toda la tierra; deseo hablar más a Mi pueblo elegido. Como los truenos poderosos que hacen temblar las montañas y los ríos, Yo hablo a todo el universo y a la humanidad. De ahí que Mis palabras se conviertan en un tesoro para el hombre, y todas las personas las estimen. Los relámpagos alumbran desde el Oriente hasta el Occidente. Mis palabras son tales que el hombre detesta renunciar a ellas y las encuentra insondables, pero lo que es más, el hombre se regocija en ellas. Como un bebé recién nacido, todas las personas están contentas y alegres, celebrando Mi venida. A causa de Mi voz, traeré a todas las personas ante Mí. A partir de ese instante, entraré formalmente entre las personas para que ellas vengan a adorarme. La gloria que emano y Mis palabras causan que todas las personas comparezcan ante Mí y vean que los relámpagos alumbran desde el Oriente (…). Porque hace ya mucho que he resucitado, que he desaparecido de entre las personas y luego reaparecido entre los hombres con gloria. Yo soy aquel que ha sido adorado por eras innumerables antes que ahora, y también soy el ‘niño’ abandonado por los israelitas por eras innumerables antes que ahora. Más aún, ¡Yo soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era presente!» (‘El repique de los siete truenos: profetizando que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo’ en «La Palabra manifestada en carne»). En las palabras de Dios Todopoderoso podemos ver que la obra y la palabra de Dios en los últimos días son el relámpago que brilla desde Oriente. El «relámpago» es la gran luz, es decir, la palabra de Dios, el camino por el que Dios juzga y castiga en los últimos días. La expresión «sale de Oriente» significa que viene de China y «resplandece hasta Occidente» significa que llega hasta Occidente. Por último, «así será la venida del Hijo del Hombre» se refiere a que Dios se encarna y en primer lugar se aparece y comienza Su obra en China, en Oriente. Allí forma un grupo de personas que verdaderamente conocen a Dios y que son los vencedores profetizados en el Libro del Apocalipsis. Luego, a través de estas personas, el evangelio de los últimos días se extenderá a Occidente para que todo el mundo pueda recibir la salvación de Dios en los últimos días. ¡Esto ya se ha logrado y es un hecho que está a la vista de todos! El relámpago de Oriente (es decir, la obra del juicio de Dios durante los últimos días en China) nos permite recibir todo el amor y la salvación que Dios otorga al hombre, así como conocer el verdadero rostro de Dios, y suscita en nosotros una veneración y adoración verdaderas hacia Él. Al igual que un relámpago, la palabra de Dios da luz y esperanza al hombre. Todos los que aceptan el relámpago de Oriente -la obra de Dios de los últimos días- pueden dar testimonio de esto.

Al leer esto ahora, creo que todos tenéis una respuesta clara a la pregunta de cuál es el origen del Relámpago Oriental. Dios es el Creador de los cielos y la tierra y de todas las cosas. Puesto que Satanás corrompió al hombre, Dios comenzó Su obra de salvarlo. Dios desea que todos los hombres del universo vean Sus obras, que todas las religiones se conviertan en una sola que adore al Creador. Entonces Él permitirá que alcancen la purificación y la salvación todos aquellos que verdaderamente busquen la aparición de Dios y sigan Su huella. Llevará al reino a esas personas obedientes al corazón de Dios para que descansen con Él. Por lo tanto, todos y cada uno de los hermanos y hermanas que verdaderamente creéis en Dios y esperáis con ansia el regreso del Señor Jesús debéis dejar de lado vuestros conceptos religiosos y estudiar el camino verdadero. No prestéis atención a los rumores ni os opongáis ciegamente al camino verdadero, pues terminaréis perdiendo la salvación de Dios en los últimos días. Debemos ir a la par de los pasos de la obra de Dios y seguir de cerca Su huella. Esta es la única manera de que al final podamos recibir la salvación de Dios y de que nos lleve a Su reino.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso

¿Son Dios Todopoderoso y el Señor Jesús un solo Dios?

Cuando la humanidad fue corrompida por Satanás, Dios comenzó Su plan de gestión para la salvación de la humanidad. Dios ha llevado a cabo tres etapas de Su obra para la salvación de la humanidad. Durante la Era de la Ley, Jehová Dios promulgó las leyes y guio la vida de la humanidad, haciendo saber a las personas que debían adorar a Dios y haciéndoles saber lo que es el pecado.

Cuando la humanidad fue corrompida por Satanás, Dios comenzó Su plan de gestión para la salvación de la humanidad. Dios ha llevado a cabo tres etapas de Su obra para la salvación de la humanidad. Durante la Era de la Ley, Jehová Dios promulgó las leyes y guio la vida de la humanidad, haciendo saber a las personas que debían adorar a Dios y haciéndoles saber lo que es el pecado. Pero con la llegada de las etapas finales de la Era de la Ley, la corrupción de la humanidad se hizo más profunda que nunca y las personas con frecuencia violaban las leyes y pecaban contra Jehová. Ellas se enfrentaron al riesgo de ser condenadas y ejecutadas por sus violaciones. Por lo tanto, en respuesta a las necesidades de la humanidad, durante la Era de la Gracia Dios asumió forma humana y se convirtió en el Señor Jesús. Fue clavado en la cruz por el bien de la humanidad y redimió al hombre del pecado, permitiendo a las personas presentarse ante Dios y orar a Dios, confesarse y arrepentirse, ser perdonadas por sus pecados y vivir bajo las riquezas de la gracia y las bendiciones de Dios. Pero como la naturaleza pecaminosa de las personas aún estaba por resolverse y éstas pecaban y se oponían a Dios con frecuencia, en la Era del Reino Dios se hizo carne una vez más y usó el nombre de Dios Todopoderoso para expresar todas las verdades para la salvación y purificación de la humanidad con base en la obra de redención del Señor Jesús, suprimiendo la naturaleza pecaminosa de la humanidad, haciendo que la humanidad cesara su desobediencia y su oposición a Dios, permitiendo que las personas realmente obedecieran y adoraran a Dios y, finalmente, guiando a la humanidad a un hermoso destino. A pesar de que las obras que Dios ha llevado a cabo en la Era de la Ley, la Era de la Gracia y la Era del Reino han sido diferentes y de que los nombres que Él ha adoptado y el carácter que ha mostrado en cada una han sido distintos, la esencia y los objetivos de Su obra son los mismos; todos son para salvar a la humanidad y toda la obra es realizada por Dios mismo. Como Dios Todopoderoso dijo: «Desde la obra de Jehová a la de Jesús, y desde la de Jesús a la de la era actual, las tres eras cubren la totalidad de la amplitud de la gestión de Dios, y todas ellas son la obra de un mismo Espíritu. Desde que creó el mundo, Dios siempre ha estado gestionado a la humanidad. Él es el principio y el fin, el primero y el último, y aquel que inicia una era y quien lleva la era a su fin. Las tres etapas de la obra, en diferentes eras y distintos lugares, han sido llevadas a cabo con seguridad por un solo Espíritu. Todos los que separan estas tres fases se oponen a Dios» (‘La visión de la obra de Dios (3)’ en «La Palabra manifestada en carne»).

Durante miles de años, pocas personas han sabido en verdad que el Señor Jesucristo es Dios mismo, que Él es la aparición de Dios y que el Señor Jesús es la encarnación de Jehová. De hecho, la Biblia había profetizado esto claramente desde hace mucho tiempo. En el Libro de Isaías se dijo que «Pero quiso el Señor quebrantarle, sometiéndole a padecimiento. Cuando El se entregue a sí mismo como ofrenda de expiación» (Isaías 53:10). En este pasaje de la Biblia se puede ver que el hecho de que el Señor Jesús haya servido como ofrenda por el pecado significa que Jehová se ofreció a sí mismo como ofrenda por el pecado y que el Señor Jesús era Jehová. El Señor Jesús también dijo: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 14:9). «el Padre está en mí y yo en el Padre» (Juan 10:38). «Yo y el Padre somos uno» (Juan 10:30). Cuando el Señor Jesús dijo que «Yo y el Padre somos uno», Él estaba diciendo que Él y Jehová son un solo Espíritu. Las palabras declaradas por el Señor Jesús y las declaradas por Jehová son las mismas; ambas son la verdad, son las declaraciones de un solo Espíritu y su fuente es la misma; es decir, el Señor Jesús y Jehová son un solo Dios. Del mismo modo, la fuente de las palabras expresadas por Dios Todopoderoso de los últimos días y por el Señor Jesús es la misma, son las declaraciones del Espíritu Santo, son la verdad y son la voz de Dios. Todas las personas que creen en el Señor saben que un mayor número de profecías en la Biblia hacen referencia al regreso del Señor y a la obra de juicio de Dios de los últimos días. Como dijo el Señor Jesús: «Y si me voy y preparo un lugar para vosotros, vendré otra vez y os tomaré conmigo; para que donde yo estoy, allí estéis también vosotros» (Juan 14:3). «He aquí, yo vengo pronto» (Apocalipsis 22:12). «Y entonces verán al Hijo del Hombre que viene en una nube con poder y gran gloria» (Lucas 21:27). «He aquí, vengo como ladrón» (Apocalipsis 16:15). «El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final» (Juan 12:48). En la Primera Epístola de Pedro también se dijo que: «Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios» (1 Pedro 4:17). Se dijo muy claramente en estas escrituras que el Señor Jesús regresaría durante los últimos días y que expresaría palabras y realizaría la obra de juicio. Cuando Dios Todopoderoso llega durante los últimos días, Él lleva a cabo la obra de juicio, comenzando por la casa de Dios, con base en la obra de redención del Señor Jesús, y expresa todas las verdades para la purificación y salvación de la humanidad. Aunque la obra de Dios Todopoderoso y la del Señor Jesús son diferentes, su fuente es la misma: ¡el único Dios! Esto cumple completamente la profecía del Señor Jesús: «Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir» (Juan 16:12-13). El Dios Todopoderoso encarnado de los últimos días es la personificación del Espíritu de la verdad; Dios Todopoderoso es el regreso del Señor Jesús.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.