No seas como la gente de la época de Noé. Fue demasiado tarde para querer subir al arca al llegar el diluvio

Reflexion sobre la fe | No seas como la gente de la época de Noé. Fue demasiado tarde para querer subir al arca al llegar el diluvio

Si has leído la Biblia, seguramente sabes la historia de la época de Noé. La gente en ese momento era extremadamente corrupta y provocó el carácter de Dios. Cuando Dios decidió destruir el mundo con un diluvio, le mandó a Noé que construyera un arca. Así que, Noé obedeció las instrucciones de Dios, y mientras tanto les transmitía a otros el mensaje de que Dios destruiría el mundo con un diluvio. Pero la gente no lo creía e incluso ridiculizó a él. Como resultado, cuando vieron el diluvio descender con sus propios ojos, la puerta de gracia se había cerrado, perdieron la oportunidad de ser salvados por Dios para siempre, siendo destruidos por el diluvio.

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Cuidado: No ignorar la salvación de Dios como la gente de la época de Noé

Herman@s, imaginemos ahora la escena de que el diluvio llegó en la época de Noé. Está escrito en la Biblia: “[…] se rompieron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo fueron abiertas. Y cayó la lluvia sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches” (Génesis 7:11-12). La gente luchó y gritó en el diluvio: “Nos vamos a morir, ¡Noé, sálvenos, abre la puerta!”, pero la puerta del arca se había cerrado y no se pudo abrir.

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Cuidado: No ignorar la salvación de Dios como la gente de la época de Noé

Dios Todopoderoso dice: “Dios lamenta el futuro de la humanidad y le duele que la humanidad se esté dirigiendo, paso a paso, hacia la decadencia y el camino sin regreso.

Reflexion del evangelio de hoy | No ignorar la salvación de Dios como la gente de la época de Noé

Herman@s, imaginemos ahora la escena de que el diluvio llegó en la época de Noé. Está escrito en la Biblia: “[…] se rompieron todas las fuentes del gran abismo, y las compuertas del cielo fueron abiertas. Y cayó la lluvia sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches” (Génesis 7:11-12). La gente luchó y gritó en el diluvio: “Nos vamos a morir, ¡Noé, sálvenos, abre la puerta!”, pero la puerta del arca se había cerrado y no se pudo abrir.

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¿Por qué suceden los desastres a menudo en los últimos días? La respuesta está en esta publicación

Dios Todopoderoso dice: “Cuando se habla de los últimos días, esto se refiere a una era independiente; una en la que Jesús dijo que sin duda deberéis afrontar desastres y terremotos, hambrunas y plagas, lo que señalará que es una nueva era, y no la antigua Era de la Gracia”.

Todo el mundo no quiere que los desastres lleguen, pero ¿por qué son cada vez más graves y constantes? Siga leyendo para conocer la causa…

Dios Todopoderoso dice: “Cuando se habla de los últimos días, esto se refiere a una era independiente; una en la que Jesús dijo que sin duda deberéis afrontar desastres y terremotos, hambrunas y plagas, lo que señalará que es una nueva era, y no la antigua Era de la Gracia”.
“Todo tipo de desastres sucederán, uno tras otro; todas las naciones y todos los lugares experimentarán calamidades: la plaga, el hambre, las inundaciones, la sequía y los terremotos están por todas partes. Estos desastres no ocurren solo en uno o dos lugares, ni terminarán dentro de un día o dos, sino que se extenderán sobre un área cada vez mayor y serán cada vez más severos. Durante este tiempo, surgirán, sucesivamente, toda clase de plagas de insectos, y el fenómeno del canibalismo ocurrirá en todos los lugares. Este es Mi juicio sobre todas las naciones y todos los pueblos”.
“Hoy, no solo desciendo sobre la nación del gran dragón rojo; también vuelvo el rostro hacia todo el universo y provoco que todo el empíreo tiemble. ¿Existe algún lugar que no esté sujeto a Mi juicio? ¿Hay algún lugar que no exista bajo las calamidades que Yo hago descender sobre él? Dondequiera que voy, he esparcido todo tipo de ‘semillas de desastre’. Esta es una de las formas en las que obro y, sin duda, es un acto de salvación para la humanidad, y lo que les extiendo sigue siendo un tipo de amor. Deseo permitir que incluso más personas lleguen a conocerme y puedan verme, y, de esta forma, lleguen a venerar al Dios a quien no han podido ver durante tantos años, pero que, en este momento, es real”
“En esta etapa de la obra, como Dios desea revelar todos Sus hechos por todo el mundo para que todos los seres humanos que lo han traicionado vengan nuevamente a someterse delante de Su trono, el juicio de Dios contendrá Su misericordia y Su bondad. Dios usa los acontecimientos actuales que ocurren en todo el mundo como oportunidades para hacer que los seres humanos sientan pánico, y los acicatea para que busquen a Dios de manera que puedan regresar para estar delante de Él. Así pues, Dios dice: ‘Esta es una de las formas en las que obro y, sin duda, es un acto de salvación para la humanidad, y lo que les extiendo sigue siendo un tipo de amor’”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

De las palabras de Dios, nos damos cuenta de que Dios permite que las calamidades lleguen tanto para juzgar a la humanidad como para salvarla. Porque la humanidad de los últimos días es tan corrupta y malvada como la de la época de Noé, y todos se encuentran en comer, beber y divertirse, luchando y estando llenos de mentiras y violencia entre sí por beneficios; nadie busca el camino verdadero, encima niegan abiertamente la existencia de Dios, e incluso los creyentes también siguen la tendencia del mundo, buscando el dinero y la fama, codiciando los placeres carnales, viviendo en el pecado y siendo incapaces de librarse de él. Por lo tanto, Dios nos recuerda y advierte a través de los grandes desastres que las profecías del regreso del Señor se han cumplido, que el Señor ha regresado hace tiempo y que lo más importante ahora es buscar Sus pasos y recibirlo, con el fin de que podamos tener una oportunidad de ser protegidos por Él y sobrevivir. Esto es precisamente el amor y la salvación de Dios hacia nosotros. Si no tomamos la iniciativa de buscar las huellas de Dios y acoger al Señor antes de que lleguen todos los grandes desastres, terminaremos cayendo en él y siendo castigados.

Hoy en día muchas personas en Internet están testificando que el Señor ha vuelto, es Cristo de los últimos tiempos, Dios Todopoderoso, que ha publicado todas las verdades para traer la salvación a la humanidad.

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Reflexion sobre la fe | Comprometo mi vida a la devoción

palabra de Dios: “Dios pretende usar una parte de la obra de los espíritus malignos para perfeccionar una parte del hombre, de forma que estas personas puedan ver completamente a través de los hechos de los demonios y permitir que todos entiendan verdaderamente a sus antepasados.

Reflexion sobre la fe | Comprometo mi vida a la devoción

Zhou Xuan Provincia de Shandong

El 3 de abril de 2003, fui con una hermana a visitar a un nuevo creyente. Este nuevo creyente había estado indeciso sobre la obra de Dios en los últimos días y terminó denunciándonos. Como resultado, vinieron cuatro policías malvados vestidos de civiles y, de manera agresiva, nos introdujeron en su vehículo por la fuerza y nos llevaron a la comisaría. Durante el camino, estaba sumamente nerviosa, porque llevaba un buscapersonas, una lista parcial de nombres de los miembros de nuestra iglesia y una libreta. Temía que los policías malvados los descubrieran y tenía aún más temor de que mis hermanos y hermanas llamaran a mi buscapersonas, por lo que de manera continua y urgente oré a Dios en mi corazón: “Dios, ¿qué se supone que haga? Te pido que me brindes una salida y que estos elementos no caigan en manos de los policías malvados”. Luego, tomé las cosas que estaban en mi cartera y silenciosamente las coloqué en mi cintura. Dije que me dolía el estómago y que necesitaba un baño. El policía malvado me insultó diciendo: “¡Estás llena de mierda!” Al cabo de mis repetidas peticiones, asignaron a una oficial de policía para que me vigilara mientras iba al baño. Al quitarme el cinturón, el buscapersonas se cayó y rápidamente lo levanté y lo arrojé en el desagüe. Ya que temía que la oficial descubriera la bolsa que llevaba en la cintura, no la arrojé al desagüe, sino que la coloqué en el bote de basura. Pensé que iría nuevamente al baño por la noche y entonces la arrojaría en el inodoro. Resultó que nunca volví a ese baño y que los policías malvados encontraron la bolsa que había botado en el cesto de basura.

Los policías malvados nos encerraron a la hermana y a mí en una habitación e hicieron que nos quitarámos toda la ropa para poder registrarnos. Incluso pasaron sus manos por nuestro cabello para ver si ocultábamos algo allí. Una vez que terminaron de inspeccionarnos, nos esposaron y nos encerraron en la habitación. Cuando se hizo de noche, los policías malvados nos separaron para hacernos un intenso interrogatorio. Me preguntaron: “¿De dónde eres? ¿Cómo te llamas? ¿Cuándo llegaste aquí? ¿Qué haces aquí? ¿Dónde vives? ¿Cuál es tu creencia? ¿Cómo se llama la persona que está contigo?”. Como no estaba satisfecho con mis respuestas, el policía malvado dijo, furioso: “Somos permisivos con quienes confiesan y severos con quienes se resisten. Si no dices la verdad, ¡será tu culpa! ¡Habla! ¿Quién está a cargo de ti? ¿Qué haces? Habla y te trataremos con indulgencia”. Al ver la apariencia tan demoniacamente feroz que tenían, en silencio tomé una decisión: de ninguna manera voy a ser como Judas; no voy a vender a mis hermanos y hermanas ni los intereses de la familia de Dios. Cuando vieron que no podían sacarme ninguna información, se sintieron nerviosos y comenzaron a pegarme y a patearme salvajemente mientras exclamaban: “¡Ya que no dices nada, te daremos una lección poniendo tus brazos y piernas en cruz!”. Luego se repitieron los golpes violentos y las patadas. Posteriormente, uno de ellos me ordenó que me sentara en el piso, me esposó las manos y las dobló contra mi espalda tan fuerte como pudo. Luego, colocó una silla detrás de mí y usó una soga para atarme las manos al respaldo de la silla. Hizo fuerza con sus manos hacia abajo, ejerciendo gran presión sobre mis brazos. De inmediato, sentí que mis brazos estaban a punto de quebrarse. Me dolió tanto que emití un grito agudo. Hicieron ese movimiento hacia atrás y hacia delante sobre mis brazos sin cesar, torturándome durante un par de horas. Más tarde, no pude soportarlo y me retorcí de pies a cabeza. Cuando vieron esto, dijeron: “No simules estar loca, hemos visto esto muchas veces. ¿A quién crees que asustas? ¿Acaso crees que porque lo haces nos vamos a detener?” Vieron que me seguía retorciendo y un policía malvado dijo: “Vayan al baño y pónganle heces en la boca y vean si las come o no”. Juntaron heces con un palo, me lo refregaron en la boca y me las hicieron comer. Seguí echando espuma por la boca y vieron que me seguía retorciendo; entonces, me bajaron de la silla. Me dolía todo el cuerpo de una manera insoportable, como si hubiera tenido calambres de la cabeza a los pies y grité de dolor mientras estaba paralizada en el suelo. Luego de un largo período, mis manos y mis brazos recuperaron el movimiento. Los policías malvados temieron que me golpeara la cabeza contra la pared y me matara, así que me dieron un casco. Más tarde, me arrastraron de nuevo al pequeño cuarto de hierro. Lloré y le rogué a Dios: “Oh, Dios, mi carne es demasiado débil. Deseo que Tú me protejas. Sin importar cuánto me persiga Satanás, prefiero morir a traicionarte como lo hizo Judas. No venderé a mis hermanos y hermanas o el interés de la familia de Dios. Estoy dispuesta a dar testimonio de Ti para avergonzar a ese viejo Satanás”.

Al tercer día, los policías malvados tomaron la libreta y la lista de los nombres de los miembros de la iglesia que había arrojado al bote de la basura y me interrogaron. Cuando vi esto, me sentí especialmente incómoda y llena de culpa y arrepentimiento. Detesté el hecho de haber sido tan cobarde y asustadiza y de no haber sido lo suficientemente valiente en ese momento para arrojar la bolsa al desagüe, lo cual tuvo serias consecuencias. Aborrecí el hecho de no haber escuchado las instrucciones de la familia de Dios y por haber llevado conmigo esas cosas al cumplir con mi deber, lo cual causó a la iglesia este gran problema. Entonces, sólo quería confiar en Dios para enfrentarme a todo lo que me esperaba. Más que eso, deseaba confiar en Dios para conquistar a Satanás. En ese momento pensé en un himno: “Marchar por la senda del amor a Dios”: “No me importa cuán difícil sea la senda de la fe en Dios, yo sólo cumplo la voluntad de Dios porque es mi vocación; mucho menos me importa si recibo bendiciones o sufro desgracias en el futuro. Ahora que estoy decidido a amar a Dios, seré fiel hasta el final. Sin importar qué peligros o dificultades acechen detrás de mí, sin importar cuál sea mi final, para recibir el día de gloria de Dios, sigo de cerca los pasos de Dios y me esfuerzo para continuar” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Canturreé en silencio esta canción y nuevamente mi corazón recobró fe y poder. El policía malvado me preguntó: “¿Estas cosas son tuyas? Dinos la verdad, no te vamos a tratar injustamente. Tú eres solamente una víctima y te han mentido. El Dios en el que crees es tan vago y distante que es una ilusión. El partido comunista es bueno, y debes confiar en él y en el gobierno. Si tienes algún problema, puedes acudir a nosotros y te ayudaremos a resolverlo. Si tienes dificultades para conseguir trabajo, también podemos ayudarte. Sólo confiesa todo acerca de tu iglesia; dinos qué están haciendo las personas que están en tu lista. ¿Dónde viven? ¿Quién es tu superior?” Pude ver a través de sus artimañas mentirosas y dije: “Esas cosas no son mías, no lo sé”. Cuando se dieron cuenta de que no iba a decir nada, revelaron su verdadero rostro y me pegaron salvajemente hasta que me arrojaron al suelo y continuaron pegándome violentamente y ejercieron toda su fuerza para arrastrarme de las esposas. Cuanto más me arrastraban, más me apretaban las esposas y más lastimaban mi carne. Era tal el dolor que lloré a los gritos y los policías malvados dijeron ferozmente: “¡Haremos que hables, te apretaremos un poco más cada vez como a un tubo de dentífrico hasta que hables!”. Finalmente, tomaron mis dos manos y las ataron al respaldo de la silla con las palmas hacia fuera y me hicieron sentar en el suelo. Me golpearon y empujaron mis brazos con toda su fuerza hacia abajo. Sentí un dolor agudo e insoportable, como si mis brazos estuvieran a punto de quebrarse. Los policías malvados me torturaron y gruñeron: “¡Habla!”. Sin dudarlo, dije: “¡No lo sé!”. “Si no hablas, te mataremos. Si no hablas, no tendrás esperanzas de vivir. Te pondremos en prisión durante diez años, veinte años, durante toda tu vida. ¡No creas que vas a salir libre algún día!”. Al oír esto, se me ocurrió una idea: debo decidir que estoy dispuesta a ser condenada a cadena perpetua. Luego pensé en un himno: “Deseo ver el día en que Dios gane la gloria”: “Entregaré mi amor y lealtad a Dios y cumpliré con mi misión para glorificarlo. Estoy decidido a mantenerme firme en el testimonio de Dios y a no rendirme jamás a Satanás. ¡Oh! Tal vez me parta la cabeza y corra la sangre, pero el pueblo de Dios no puede perder el temple. La exhortación de Dios descansa en el corazón y yo decido humillar al diablo, Satanás” (“Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Dios me esclareció, me hizo decidida y valiente y me dio la fe y la decisión para aguantarlo todo y dar testimonio de Él. Como resultado, no prevaleció el plan de los policías malvados. Me torturaron hasta el cansancio y luego me enviaron nuevamente a la habitación de hierro.

Unos días después, los policías malvados me torturaron hasta que se me terminaron las fuerzas. Estaba en un trance, completamente ausente, y mis manos y brazos estaban entumecidos. Al enfrentar esta tortura cruel e inhumana, tuve mucho miedo de que los policías malvados regresaran y me interrogaran. Tan pronto como pensé en esto, no pude evitar que mi corazón temblara de miedo. En realidad, no sabía qué otros elementos utilizarían para torturarme, ni cuándo terminaría este interrogatorio. Sólo podía continuar orando a Dios en mi corazón y pidiéndole que lo protegiera y que me otorgara la voluntad y el poder para soportar el sufrimiento de manera que pudiera dar testimonio de Dios y hacer que Satanás fracasara en total humillación.

Cuando los policías malvados vieron que no iba a confesar, se reunieron con la Brigada de Seguridad Nacional y la Dirección de Seguridad Pública para interrogarme. Había más de veinte personas que se turnaban para interrogarme día y noche tratando de obligarme a confesar. Ese día, dos policías malvados de la Brigada de Seguridad Nacional que ya me habían interrogado una vez vinieron a verme y al principio me hablaron de buena manera diciendo: “Si confiesas la verdad, entonces te liberaremos y garantizaremos tu seguridad… Solamente puede salvarte el partido comunista, Dios no…”. Cuando uno de ellos vio que yo no podía pronunciar palabra, se puso nervioso y comenzó a gritarme y a insultarme, y me hizo sentar en el piso. Me pateó con toda su fuerza en las piernas con sus zapatos de cuero, ocasionándome un dolor insoportable. Otro policía malvado le preguntó: “¿Cómo va todo? ¿Está hablando?”. Él dijo: “Es bastante testaruda; no importa cuánto le pegues, no hablará”. La otra persona dijo, ferozmente: “Si no habla, ¡pégale hasta que se muera!”. El policía malvado me amenazó, diciendo: “¿No vas a hablar? ¡Entonces te mataremos!”. Yo dije: “He dicho todo lo que necesito decir. ¡No sé!” Se enojó tanto que parecía haberse vuelto loco; luego gritó como una bestia salvaje y comenzó a pegarme y a patearme. Finalmente, se cansó de golpearme y encontró una soga del grosor de un dedo y le dio varias vueltas alrededor de su mano. La usó como látigo para pegarme ferozmente en el rostro una y otra vez, diciendo: “¿Acaso no crees en Dios? Estás sufriendo, entonces, ¿porqué no viene tu Dios a salvarte? ¿Por qué no viene y abre tus esposas? ¿Dónde está tu Dios?” Apreté los dientes y soporté el dolor. Oré en silencio en mi corazón a Dios. “Oh, Dios, si me pegan hasta morir el día de hoy, nunca seré como Judas. Quiero que Tú estés conmigo y protejas mi corazón. Estoy dispuesta a entregar mi vida para dar testimonio de Ti y humillar a Satanás”. Pensé en un himno “Sólo pido que Dios esté satisfecho”: “Estoy completamente consagrado a Dios, consagrado a Dios sin miedo a la muerte. Su voluntad es lo primero. No importa mi futuro, lo que gane o pierda. Sólo deseo que Dios esté satisfecho. Doy sonoro testimonio y avergüenzo a Satanás para la gloria de Dios. Me comprometo a retribuir Su amor. Lo alabo sin pausa con el corazón. He visto el Sol de la justicia, la verdad controla todo en la tierra. El carácter de Dios es justo. ¡Amaré a Dios Todopoderoso, Amaré a Dios Todopoderoso!” (‘Devuelve el amor a Dios’ en “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”). Cerré los ojos y soporté la enloquecida tortura y los golpes de Satanás. En ese momento, fue como si me hubiera olvidado de mi dolor. No sabía en qué momento terminaría la tortura. No me atrevía a pensar en ello, y ni siquiera pude hacerlo. Lo único que pude hacer fue orar y clamar a Dios incesantemente. Las Palabras de Dios también me brindaron una fe continua: “No temas, el Todopoderoso Dios de los ejércitos seguramente estará contigo; Él guarda vuestras espaldas y es vuestro escudo” (‘Capítulo 26’ de Declaraciones de Cristo en el principio en “La Palabra manifestada en carne”). “Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28). Pensé en como el gran dragón rojo no era más que un tigre de papel destinado a ser derrotado por las manos de Dios. Si Dios no lo permite, la muerte no me llegará; sin el permiso de Dios, no se perderá ni una hebra de mi cabello. También pensé en estas palabras de Dios: “¿Alguna vez habéis aceptado las bendiciones que os han sido dadas? ¿Alguna vez habéis buscado las promesas que se hicieron por vosotros? Con toda seguridad, bajo la guía de Mi luz, atravesaréis por los dominios de las fuerzas de la oscuridad. Con seguridad, en medio de la oscuridad, no perderéis la luz que os guía. Con seguridad seréis el maestro de toda la creación. Con seguridad seréis un vencedor ante Satanás. Con seguridad, a la caída del reino del gran dragón rojo, os erguiréis en medio de la infinidad de multitudes para ser testigo de Mi victoria. Con seguridad estaréis resueltos y firmes en la tierra de Sinim. A través de los sufrimientos que soportéis, heredaréis la bendición que proviene de Mí, y con seguridad irradiaréis Mi gloria por todos los rincones del universo” (‘Capítulo 19’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”). El poder de la palabra de Dios es ilimitado e hizo que mi fe se multiplicara; tuve la determinación de luchar contra Satanás hasta el final. Cuando el policía malvado se cansó de pegarme, me volvió a preguntar: “¿Vas a hablar?” Dije con firmeza: “Aunque me pegues hasta que muera, ¡aún no sabré nada!”. Cuando oyó mis palabras, no pudo hacer nada. Arrojó la soga y dijo: “Eres una maldita testaruda, como una mula. Eres muy buena. No dirás nada aunque mueras. ¿De dónde obtuviste tanta fortaleza y tanta fe? ¡Eres más Liu Hulan que la misma Liu Hulan!” Cuando lo oí decir esto, fue como si viera a Dios sentado en Su trono, triunfante, observando a Satanás siendo humillado. Lloré a la vez que alabé a Dios: ¡Oh, Dios, al confiar en Tu poder, puedo prevalecer sobre Satanás, ¡el demonio! A la luz de los hechos, veo que Tú eres omnipotente y que Satanás no tiene ningún poder; Satanás siempre será derrotado bajo Tu control. Si Tú no lo permites, Satanás no podrá torturarme hasta la muerte. En ese momento, nuevamente me esclarecieron las palabras de Dios: “El carácter de Dios es uno que pertenece al Soberano de los seres vivos entre todas las cosas […] Su carácter es símbolo de autoridad […] es un símbolo de Aquel que no puede ser[a] vencido o invadido por la oscuridad ni por ninguna fuerza enemiga […]” (‘Es muy importante comprender el carácter de Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). Habiendo experimentado la cruel persecución del gran dragón rojo, vi verdaderamente el amor y la salvación de Dios hacia mí y experimenté el poder y la autoridad de la Palabra de Dios. Si Su Palabra no me hubiera guiado en cada paso del camino y hubiera confiado sólo en mi propia fortaleza, me habría sido imposible superar la tortura y los golpes del gran dragón rojo. Del mismo modo, me hizo ver la imagen vulnerable y maltrecha del gran dragón rojo. Vi la esencia demoníaca de su falta de humanidad y de consideración por la vida y la detesté y la maldije en mi corazón. Deseé romper por completo toda conexión con él y seguir a Cristo y servirlo por toda la eternidad.

Al día siguiente, vinieron los policías malvados y me volvieron a interrogar. Estaban verdaderamente sorprendidos y dijeron: “¿Qué le pasa a tu rostro?” Cuando me miré al espejo, no me pude reconocer. Los policías malvados me habían dado latigazos con la soga el día anterior y mi rostro se había inflamado mucho y estaba de color negro y azul, como un oso panda. Al ver que mi cara había cambiado a tal grado que era irreconocible, sentí un odio intenso por el gran dragón rojo y decidí dar testimonio. ¡No iba a permitir de ninguna manera que su plan prevaleciera! Me habían golpeado las piernas tanto que no podía caminar y cuando fui al baño, pude ver que ya no parecían normales; estaban totalmente negras y azules. Uno de los policías malvados dijo: “No es necesario que pases por este sufrimiento. Si hablaras, no tendrías que sufrir. ¡Estás haciéndote esto a ti misma! ¡Piénsalo, confiesa y te enviaremos a casa con tu esposo y tu hija!” Después de oírlo, lo detesté profundamente. Luego, cambiaron de método y comenzaron a turnarse para no dejarme dormir ni de día ni de noche. Cuando comenzaba a quedarme dormida, gritaban y hacían ruidos fuertes para despertarme. Intentaban quebrantar mi voluntad no dejándome dormir para que hablara en un estado mental semi-ausente y confuso. Le agradecí a Dios por protegerme. Aunque los policías malvados me mantuvieron despierta durante cuatro días y cuatro noches, no me importó cómo me interrogaban, yo seguía confiando en Dios para mantener mi energía y fe, y no sólo no estaba mentalmente ausente, sino que estaba muy alerta. A medida que los policías malvados me interrogaban, su ánimo fue decayendo cada vez más y se desalentaron. Comenzaron a realizar interrogatorios sin demasiado entusiasmo; maldecían y se quejaban; se lamentaban de que les hubiera hecho perder el apetito, el buen descanso y sentirse atormentados por mí. Creían que eran muy desafortunados. Finalmente, todo lo que hacían era formular preguntas generales y ya no tenían la fuerza de voluntad para interrogarme. En este asalto de la pelea, Satanás volvió a perder.

Los policías malvados no dejaron así las cosas. Intentaron seducirme. Un policía malvado vino a verme y puso sus dedos debajo de mi barbilla, tomó mi mano y dijo mi nombre. Con una voz “cálida”, dijo: “Eres tan bonita; no vale la pena que sufras tanto. Cualquier dificultad que tengas, yo puedo ayudarte a resolverla. Tu fe en Dios no te ha llevado a ninguna parte. Yo tengo dos casas; un día te llevaré allí para que nos divirtamos. Podemos mantener una amistad. Si confiesas, serás libre. Cualquier cosa que quieras, yo puedo ayudarte. No te trataré injustamente…”. Cuando oí sus mentiras sucias y desagradables, sentí náuseas y lo rechacé rotundamente. No tuvo otra opción que retirarse con el rabo entre las piernas. Esto me hizo comprender cabalmente a estos llamados “policías del pueblo” deplorables y desvergonzados. Para lograr sus propósitos, utilizan métodos deplorables y vulgares sin sentir ninguna vergüenza. No tienen dignidad ni integridad. ¡Son verdaderos espíritus malignos inmundos!

Los policías malvados tenían un astuto plan tras otro y se valieron de los miembros de mi familia para coaccionarme, diciendo: “Tú sólo crees en Dios, no estás pensando ni en tu esposo, ni en tu hija, ni en tus padres ni en otros miembros de tu familia. Tu hija irá algún día a la universidad y buscará trabajo. Si insistes en tu fe, eso afectará directamente a sus perspectivas futuras. ¿Dejarás que esto suceda? No estás pensando en ella. ¿Tienes el coraje para involucrarla en esto?” Luego, trajeron a mi esposo, a mi hija y a mi tía para que intentaran persuadirme. Cuando vi a mi hija, a la que hacía varios años que no veía, las lágrimas brotaron de mis ojos de manera incontrolable. En ese momento, oré con todas mis fuerzas a Dios: “Oh, Dios, Te pido que protejas mi corazón, porque mi carne es demasiado débil. En este momento, no puedo caer presa de las estratagemas de Satanás y no puedo ser tentada por él para caer en mis emociones. No puedo traicionar a Dios ni vender a mis hermanos y hermanas. Sólo le pido a Dios que esté conmigo y me otorgue fe y poder”. Mi tía me dijo: “Apúrate y habla, ¿por qué eres tan tonta? ¿Vale la pena sufrir esto por tu creencia en Dios? ¿Quién se hará cargo de ti si algo sucede? Tu mamá y tu papá están preocupados por ti; todos los días se preocupan por ti. Ni comen ni duermen. Debes pensar en nosotros y volver a vivir con nosotros. No creas en Dios. Mira todas las dificultades por las que has pasado por creer en Él. ¿Por qué te tomas la molestia?” Aunque era débil, estuve protegida por Dios y reconocí que esta era una lucha espiritual y pude ver las estratagemas de Satanás. Las palabras de Dios me recordaron en mi corazón que: “[…] debes satisfacer a Dios, a pesar de cualquier reticencia a deshacerte de algo que amas o del llanto amargo […]” (‘Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento’ en “La Palabra manifestada en carne”). En ese momento, le dije: “Tía querida, no intentes persuadirme; he dicho todo lo que debo decirles. No sé qué más debo decirles. Me pueden tratar de la manera que quieran; es asunto suyo. Ustedes no deben preocuparse por mí. ¡Deben regresar!” Cuando los policías malvados vieron mi actitud firme, no tuvieron otra opción que permitir que mi familia regresara. Las argucias y conspiraciones de los policías malvados habían fracasado y estaban tan enojados que apretaron los dientes y dijeron: “¡Realmente eres cruel! Eres muy egoísta. En verdad, no tienes una naturaleza humana. ¿Dónde está tu Dios? Si Él es tan todopoderoso, entonces ¿por qué te deja sufrir aquí? ¿Por qué no viene tu Dios a salvarte? Si en realidad es un Dios, ¿entonces por qué no viene y abre tus esposas y te salva? ¿Dónde está Dios? No te dejes engañar por estas mentiras; no seas tonta. No es demasiado tarde para que despiertes y veas la verdad. ¡Si no confiesas, te enviaremos por muchos años a prisión!” Las mentiras de los policías malvados me hicieron pensar en la imagen del Señor Jesús siendo crucificado en la cruz. Dios vino personalmente y se revistió de carne para redimir a toda la humanidad. Todo lo que hizo fue para beneficio del hombre. No obstante, los fariseos y quienes estaban en el poder se burlaron de Él, lo calumniaron, acusaron, profanaron, insultaron y asesinaron. Dios sufrió una humillación extrema para salvar a la humanidad, y finalmente fue crucificado en la cruz por la humanidad. Todo el dolor que padeció Dios fue por la humanidad y hoy todo el dolor que estoy sufriendo yo es lo que se supone que debo sufrir. Debido a que tengo el veneno del gran dragón rojo, Dios está usando este entorno, por un lado, para probarme y, por el otro, para permitirme entender verdaderamente la naturaleza maligna del gran dragón rojo y para despreciarlo y traicionarlo, y para seguir a Dios incondicionalmente. Tal como lo dice la palabra de Dios: “Dios pretende usar una parte de la obra de los espíritus malignos para perfeccionar una parte del hombre, de forma que estas personas puedan ver completamente a través de los hechos de los demonios y permitir que todos entiendan verdaderamente a sus antepasados. Sólo entonces pueden liberarse totalmente los humanos, no sólo al abandonar la posteridad de los demonios, sino aún más, a sus ancestros. Este es el propósito original de Dios al derrotar totalmente al gran dragón rojo, con el fin de que todo hombre conozca la verdadera forma del gran dragón rojo, le quite por completo la careta y vea su verdadera forma. Esto es lo que Dios quiere lograr y es Su meta final en la tierra por la cual ha realizado tanta obra; Él aspira a lograr esto en todos los hombres. Esto se conoce como la maniobra de todas las cosas para el propósito de Dios” (‘Capítulo 41’ de Interpretaciones de los misterios de las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”).

Finalmente, los policías malvados me enviaron al centro de detención y me encarcelaron como delincuente por espacio de un mes. Durante ese mes, me volvieron a interrogar. Por un lapso de dos días y dos noches, no me permitieron dormir ni me dieron suficiente comida. A veces ni siquiera me daban de comer, pero de todas maneras era en vano. ¡El gran dragón rojo tortura y aflige sin fin a las personas de este modo! Cuando se cumplió el ciclo de mi detención, me sentenciaron a dos años de reforma por medio de trabajo forzado por “creer en una Xie Jiao y perturbar el orden de la sociedad” sin evidencia alguna. Antes de ir al campo de trabajos forzados, mi familia me envió 2.000 yuanes para mis gastos, pero ellos se los quedaron. Estos demonios eran realmente Satanás y espíritus malignos que tenían sed de sangre y de vida humana. ¡Eran pura maldad! En el país del gran dragón rojo, no existe la ley. Todo lo que se opone a él puede ser masacrado y explotado a voluntad. Puede hacer cargos criminales a gusto para controlar y perseguir a la gente. El gran dragón rojo incrimina y engatusa a la gente, mata a personas inocentes, crea situaciones de la nada y etiqueta injustamente a las personas. Conforman un auténtico y verdadero culto. Son un grupo de criminales y gánsteres organizados que traen calamidades y desastres a la humanidad. Durante dos años en el campo de trabajos forzados, vi a la policía malvada del gobierno chino abusar de los trabajadores y darles órdenes como si fueran esclavos. Les hacían comer pan y sopa de verduras todos los días; día y noche nos hacían trabajar horas extra. Yo estaba terriblemente agotada todos los días y no recibía ninguna compensación. Si no hacía bien mi trabajo, recibía una severa crítica y un castigo (sentencias extendidas, retención de alimentos, me forzaban a quedarme de pie inmóvil). Durante este tiempo, la policía malvada siguió sin dejarme ir; siguió interrogándome, intentando que confesara las circunstancias de la iglesia. Detestaba esto con todas mis fuerzas, confiando en la fe y el poder de Dios. Dije, indignada: “Ustedes me han golpeado y castigado, ¿qué más quieren? He dicho todo lo que debía decir. Pueden interrogarme durante diez, veinte años, y seguiré sin saber nada. ¡Pueden olvidarse!” Al oír esto, dijeron, exasperados: “No tienes remedio, ¡puedes seguir esperando aquí!”. Finalmente, los policías malvados se fueron con el rabo entre las piernas.

Luego de haber experimentado la tortura inhumana y el cruel trato del gran dragón rojo, así como también el hecho de haber vivido dos años injustamente en prisión, vi con claridad que la esencia del gran dragón rojo es la mentira, el mal, la arrogancia y la perversidad. Son menos que ganado. Llegan tan lejos como para poner carteles que dicen “libertad de culto” y luego persiguen y van detrás del pueblo elegido por Dios de todas las formas posibles. Están perturbando y desmantelando frenéticamente la obra de Dios. Son asesinos que matan sin pestañear; son bandidos que saquean bajo el disfraz de “caridad, justicia, paz y rectitud”. Al final, sus máscaras han sido totalmente desgarradas por medio de la sabiduría de la obra de Dios, y sus rostros malevolentes y demoníacos han sido expuestos a la luz para que yo pueda abrir mi campo de visión y despertar de mi sueño. Tal como dice la palabra de Dios: “Durante miles de años, esta ha sido la tierra de la suciedad; es insoportablemente sucia, la miseria abunda, los fantasmas campan a su antojo por todas partes; timan, engañan, y hacen acusaciones sin razón;[b] son despiadados y crueles, pisotean esta ciudad fantasma y la dejan plagada de cadáveres; el hedor de la putrefacción cubre la tierra e impregna el aire; está fuertemente custodiada.[c] ¿Quién puede ver el mundo más allá de los cielos? El diablo ata firmemente todo el cuerpo del hombre, le ciega los dos ojos y sella sus labios bien apretados. El rey de los diablos se ha desbocado durante varios miles de años, hasta el día de hoy, cuando sigue custodiando de cerca la ciudad fantasma, como si fuera un “palacio de demonios” impenetrable. Esta manada de perros guardianes mira, mientras tanto, fijamente con ojos resplandecientes, profundamente temerosa de que Dios la pille desprevenida, los aniquile a todos, y los deje sin un lugar de paz y felicidad. ¿Cómo podría la gente de una ciudad fantasma como esta haber visto alguna vez a Dios? ¿Han disfrutado alguna vez de la amabilidad y del encanto de Dios? ¿Qué apreciación tienen de los asuntos del mundo humano? ¿Quién de ellos puede entender la anhelante voluntad de Dios? Poco sorprende, pues, que el Dios encarnado permanezca totalmente escondido: en una sociedad oscura como esta, donde los demonios son inmisericordes e inhumanos, ¿cómo podría el rey de los diablos, que mata a las personas en un abrir y cerrar de ojos, tolerar la existencia de un Dios hermoso, bondadoso y además santo? ¿Cómo podría aplaudir y vitorear Su llegada? ¡Esos lacayos! Devuelven odio por amabilidad, han desdeñado a Dios desde hace mucho tiempo, lo han maltratado, son en extremo salvajes, no tienen el más mínimo respeto por Dios, roban y saquean, han perdido toda conciencia, no tienen rastro de amabilidad, y tientan a los inocentes para que sean insensibles. ¿Antepasados de lo antiguo? ¿Amados líderes? ¡Todos ellos se oponen a Dios! ¡Su intromisión ha dejado todo lo que está bajo el cielo en un estado de oscuridad y caos! ¿Libertad religiosa? ¿Los derechos legítimos y los intereses de los ciudadanos? ¡Todos son trucos para tapar el pecado!” (‘Obra y entrada (8)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Dios Todopoderoso es eternamente sabio, omnipotente y maravilloso, y Satanás, el gran dragón rojo, es eternamente deplorable, inmundo e incapaz. Sin importar cuán salvaje y desenfrenado sea, e independientemente de cómo lucha y se rebela, siempre será una herramienta para que Dios enseñe a Su pueblo elegido. Es más, está destinado a que Dios lo envíe al infierno como un castigo eterno. Intenta quebrantar la voluntad de las personas a través de una persecución inhumana para que se distancien de Dios y lo abandonen. ¡Pero está equivocado! Su persecución precisamente nos hace ver plenamente la esencia del demonio. Nos incita a traicionarlo por completo y a tener la fe y la valentía de seguir a Dios por el camino correcto de la vida. Siempre confiaré en el Dios sabio y todopoderoso. De ahora en adelante, sin importar qué peligros y dificultades inconmensurables me esperen en el camino, seguiré a Dios con determinación hasta el final y daré un testimonio rotundo de Dios para humillar al gran dragón rojo.

Notas al pies:

a. El texto original dice: “es un símbolo de no poder ser”.

b. “Hacen acusaciones sin razón” alude a los métodos por los cuales el diablo daña a las personas. 

c. “Fuertemente custodiada” indica que los métodos por los cuales el diablo aflige a las personas son especialmente crueles, y las controla tanto que no tienen espacio para moverse. 

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Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Cómo salva Dios al hombre en los últimos días: mostrar señales y prodigios o expresar la verdad?

Dios Todopoderoso dice: “En la obra de los últimos días, la palabra es más poderosa que la manifestación de señales y maravillas, y la autoridad de la palabra sobrepasa la de las señales y las maravillas. La palabra revela todas las actitudes corruptas enterradas en lo profundo del corazón del hombre.

Al mirar este título, quizás algunos digan: “Cuando el Señor Jesús apareció y obró, mostró muchas señales y prodigios y le dio abundante gracia al hombre. Por supuesto, cuando Él regrese en los últimos días, hará lo mismo, de lo contrario no será el regreso del Señor”. Pero, ¿alguna vez hemos pensado que esto se basa en las palabras del Señor Jesús? Si no, tal punto de vista no es correcto. Con respecto a cómo llevará el Señor a cabo la obra de salvar al hombre en los últimos días, primero vamos a estudiar las profecías de la Biblia. El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). El Señor Jesús nos dice claramente que el Espíritu Santo de verdad nos guiará a toda la verdad en los últimos días, y el Espíritu Santo es Dios, es decir, Dios expresará la verdad cuando venga. Y además, el libro del Apocalipsis profetiza siete veces: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Aquí también nos dice con claridad que el Espíritu Santo hablará a las iglesias en los últimos días, lo que significa que Dios expresará más palabras. Esto es indudablemente cierto.

Dios Todopoderoso dice: “En la obra de los últimos días, la palabra es más poderosa que la manifestación de señales y maravillas, y la autoridad de la palabra sobrepasa la de las señales y las maravillas. La palabra revela todas las actitudes corruptas enterradas en lo profundo del corazón del hombre. No tienes forma de reconocerlas por ti mismo. Cuando te sean reveladas por medio de la palabra, llegarás a descubrirlas de forma natural; no serás capaz de negarlas, y estarás totalmente convencido. ¿No es esta la autoridad de la palabra? Este es el resultado alcanzado por la obra actual de la palabra. Por tanto, el hombre no puede salvarse totalmente de sus pecados por medio de la curación de la enfermedad y la expulsión de los demonios, y no puede ser hecho totalmente completo por medio de la manifestación de señales y maravillas. La autoridad para sanar enfermedades y expulsar demonios sólo le otorga gracia al hombre, pero la carne del hombre sigue perteneciéndole a Satanás y el carácter satánico corrupto permanece dentro del hombre. En otras palabras, lo que no se ha purificado sigue perteneciéndole al pecado y la inmundicia. Sólo después de que el hombre se haya purificado por medio de la palabra podrá ser ganado por Dios y ser santificado. Cuando los demonios fueron echados fuera del hombre y él fue redimido, esto sólo significó que él fue arrebatado de las manos de Satanás y devuelto a Dios. Sin embargo, si Dios no lo ha purificado ni cambiado, sigue siendo un hombre corrupto. Dentro del hombre todavía existen la inmundicia, la oposición y la rebeldía; el hombre sólo ha vuelto a Dios por medio de Su redención, pero no tiene el más mínimo conocimiento de Él y todavía es capaz de resistirse a Él y traicionarle. Antes de que el hombre fuera redimido, muchos de los venenos de Satanás ya habían sido plantados en su interior, y, después de miles de años de ser corrompido por Satanás, el hombre ya tiene dentro de sí una naturaleza establecida que se resiste a Dios. Por tanto, cuando el hombre ha sido redimido, no se trata más que de un caso de redención en el que se le ha comprado por un alto precio, pero la naturaleza venenosa que existe en su interior no se ha eliminado. El hombre que está tan contaminado debe pasar por un cambio antes de volverse digno de servir a Dios. Por medio de esta obra de juicio y castigo, el hombre llegará a conocer plenamente la esencia inmunda y corrupta de su interior, y podrá cambiar completamente y ser purificado. Sólo de esta forma puede ser el hombre digno de regresar delante del trono de Dios. Toda la obra realizada este día es con el fin de que el hombre pueda ser purificado y cambiado; por medio del juicio y el castigo por la palabra, así como del refinamiento, el hombre puede desechar su corrupción y ser purificado”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne

Después de creer en el Señor, aunque hemos sido perdonados de nuestros pecados, a menudo podemos pecar y resistirnos a Dios involuntariamente. Si Dios muestra señales y prodigios, sólo podemos disfrutar de Su gracia, pero no liberarnos del pecado, ni ser purificados. Solo si Dios expresa la verdad en los últimos días, indicándonos el camino para deshacernos de la esclavitud del pecado y revelándonos la verdad de nuestra corrupción por parte de Satanás y buscamos el cambio después de que nos demos cuenta de esto, podremos lograr gradualmente la purificación del pecado y estar calificados para entrar en Su reino. Por lo tanto, solo las palabras de Dios en los últimos días pueden salvarnos por completo, obrar de esta manera es más valioso y significativo que mostrar señales y prodigios. Si deseas conocer más el misterio de la obra del Señor en los últimos días, bienvenido a dejar tus comentarios en la ventana de chat de Messenger, te responderemos a tiempo y discutiremos contigo.

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¿Qué tipo de personas son pobres de espíritu?

Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3).

n una de mis devociones diarias, leí que el Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). Dejé la Biblia y comencé a contemplar esto: “Al Señor le gustan los pobres de espíritu y los bendice, y de ellos es el reino de los cielos. Pero ¿qué tipo de gente son los pobres de espíritu? ¿Son los pobres de espíritu los que parecen por fuera ser humildes, gentiles y amorosos con los demás?” Lo contemplé durante bastante tiempo, pero no encontré la luz, y pensé en ello por la tarde, cuando tuve reunión, donde podía discutir y explorar esta pregunta con mis hermanos y hermanas.

¿Son los pobres de espíritu los que parecen en el exterior ser humildes, gentiles y amorosos con los demás?

En la reunión, planteé mi pregunta, y después de escucharme, el hermano Fang respondió: “No podemos determinar qué tipo de personas son pobres en espíritu basándose en si aparentan hacia fuera ser humildes, gentiles y amorosas con los demás. En cambio, tenemos que ver cómo tratan a Dios y cuál es su actitud hacia la verdad. Esa es la manera correcta de evaluar esta pregunta. Algunas personas aparecen por fuera como humildes, gentiles y amorosas con los demás, pero por dentro son arrogantes y santurrones para sí mismos y no pueden obedecer la verdad. Cuando la obra de Dios no encaja con las nociones de esas personas, no sólo no tienen interés en buscar la verdad, sino que defienden sus propios puntos de vista, y rechazan, se oponen e incluso condenan y se resisten a la obra de Dios por su propia arrogancia. No importa cuán humildes sean esas personas, no son pobres de espíritu. Son como los fariseos de la época, que a menudo interpretaban las Escrituras para la gente común, a menudo estaban deliberadamente en las sinagogas o en las calles recitando largas oraciones, hacían obras caritativas y buenas obras en las calles y externamente parecían ser muy humilde, gentiles y amorosos con los demás. Pero, cuando el Señor Jesús vino a obrar, no buscaron la verdad en absoluto, y en cambio, confiando en sus propias nociones e imaginaciones, afirmaron que el Señor Jesús no era Cristo porque no fue llamado el Mesías. También limitaron la obra de Dios al Antiguo Testamento, y condenaron las palabras y la obra del Señor Jesús como superiores al Antiguo Testamento, negando así la obra y las palabras del Señor Jesús. No sólo eso, los fariseos no reconocieron al Señor Jesús como la aparición de Dios. Afirmaron que el Señor Jesús era sólo una persona ordinaria, diciendo: ‘¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María […]?’ (Mateo 13:55), etc. Los fariseos vieron que las palabras del Señor Jesús tenían autoridad y poder, y vieron que el Señor Jesús había realizado señales y maravillas, pero no buscaron humildemente, y en cambio eran especialmente arrogantes, incapaces de obedecer la verdad, y obstinadamente se aferraron a sus propias nociones, dieron falso testimonio, inventaron rumores y condenaron y blasfemaron al Señor Jesús. Finalmente, en connivencia con el gobierno romano, hicieron crucificar en la cruz al misericordioso Señor Jesús, cometiendo así un pecado indescriptible, ¡y fueron castigados por Dios! Esto nos muestra que no importa cómo una persona pueda parecer por fuera, como humilde, gentil y amorosa hacia los demás, pero si no es obediente en realidad hacia Dios y la verdad, no es en absoluto alguien que es pobre en espíritu. En cambio, es alguien hipócrita. Su humildad es falsa, y su amor por los demás es un disfraz. Es totalmente engañoso, de dos caras y tiene la intención de engañar a los demás para ganar su admiración y alta opinión. Esas personas aparecen por fuera como humildes, pacientes y amorosas, pero sus corazones están llenos de engaños, siniestros y viciosos, ¡y su esencia es la de un hipócrita!

Después de escuchar la comunión del hermano Fang, comprendí que no es correcto determinar qué tipo de personas son pobres en espíritu basándose sólo en su apariencia exterior siendo humildes y gentiles, y que lo más importante es cómo tratan a Dios y cuál es su actitud hacia la verdad. Los fariseos, que parecían ser humildes y gentiles, e hicieron algunas buenas obras, pero que, cuando el Señor Jesús vino a realizar Su obra, no sólo no buscó humildemente, sino que también se apegó a sus propias nociones e imaginaciones, se resistieron y condenaron salvajemente al Señor Jesús, y clavaron al Señor Jesús en la cruz. ¿Cómo podrían llamarse personas pobres de espíritu? ¡Eran claramente arrogantes, vanidosos y enemigos de Dios!

Cómo es una persona pobre de espíritu, y cómo sus expresiones

Entonces, el hermano Fang continuó: “Algunas personas tienen caracteres arrogantes, pero son capaces de obedecer la verdad, y cuando la obra de Dios no se ajusta a sus nociones, son capaces de hacerse a un lado, buscar humildemente, aceptar y obedecer la verdad tan pronto como la entienden. Esas personas son verdaderamente pobres en espíritu, y también son humildes. Como se registra en la Biblia sobre Natanael, cuando Felipe trató de darle testimonio del Señor Jesús, confiando en sus propias nociones e imaginaciones, dijo Natanael: ‘¿Puede algo bueno salir de Nazaret?’ Pero cuando el Señor Jesús, refiriéndose a él, dijo: ‘He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño’. Nataniel le preguntó a Jesús: ‘¿Cómo es que me conoces?’ Jesús respondió: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’. Nataniel dijo: ‘Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’ (Ver Juan 1:45-49). Podemos ver que, aunque Nataniel tenía nociones del Señor Jesús al principio, porque creía que el Mesías no debería haber nacido en Nazaret, no se aferraba a sí mismo, sino que humildemente buscó y escuchó atentamente las palabras del Señor Jesús. Cuando oyó al Señor Jesús decir que vio a Natanael orando bajo la higuera, sintió que el Señor era omnipotente y omnisciente, que el Señor Jesús podía examinar su corazón y su alma, y que el Señor Jesús era diferente de la gente común, por lo que Nataniel hizo a un lado su propia noción, reconoció que el Señor Jesús era el Mesías profetizado, aceptó al Señor Jesús y recibió la salvación del Señor”.

El hermano Zhan asintió con la cabeza y dijo: “Sí, personas como Nataniel, que trataron a Dios y Su obra con la actitud de buscar humildemente, y que fue capaz de aceptar y obedecer las palabras del Señor Jesús, ¡son personas que son pobres en espíritu! También se me recordó la historia del etíope eunuco aceptando el evangelio del Señor Jesús. En la Biblia dice: ‘El eunuco respondió a Felipe y dijo: Te ruego que me digas, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: Mira, agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? Y Felipe dijo: Si crees con todo tu corazón, puedes. Respondió él y dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios’ (Hechos 8:34-37). Aunque el etíope eunuco tenía poder y estatus, no se vio afectado en absoluto por estas cosas. Cuando regresaba a casa después de haber ido a Jerusalén para adorar, conoció a Felipe, y no pensó que su posición o conocimiento de las Escrituras lo hiciera superior, ni era arrogante ni engreído. En cambio, buscó modestamente con una actitud humilde, y después de escuchar a Felipe predicar la historia del Señor Jesús, creyó que el Señor Jesús era el Cristo, y aceptó felizmente a Jesús como su Salvador. ¡La gente como esta son las que son pobres de espíritu!”

Estuve muy de acuerdo con la comunión del hermano Fang y el hermano Zhan, y dije: “Entonces, esos pobres de espíritu no son personas obstinadas. Son capaces de abordar las cosas que se originan en Dios con una actitud de búsqueda humilde sin importar si encaja con sus nociones, y una vez que entienden la verdad son capaces de hacer a un lado sus propias nociones y aceptar y obedecer la obra de Dios. Esas personas son puras y honestas, y tienen corazones que anhelan la verdad. Dios ama a la gente así. ¡Gracias al Señor! Finalmente entiendo ahora que los pobres de espíritu no son aquellos que son por apariencia humildes y gentiles, pero lo más importante son aquellos con corazones que temen a Dios, que humildemente buscan en todas las cosas, que obedecen la verdad y no delimitan arbitrariamente la obra de Dios”.

La hermana Yang continuó diciendo: “Sí, los pobres de espíritu tienen corazones que temen a Dios, y no importa si la obra de Dios encaja con sus nociones humanas, son capaces de soltarse a sí mismos y buscar humildemente. Esto es realmente ser pobre de espíritu, y sólo personas como ésta están calificadas para entrar en el reino de los cielos. Aquellos que son humildes en apariencia, pero arrogantes e inaceptables de la verdad en esencia, una vez que la obra de Dios no se ajusta a sus nociones, comienzan a juzgar, resistir y condenar, no son capaces de buscar e investigar humildemente en absoluto, en última instancia son odiados y detestados por Dios. Esas personas no tienen parte ni participan en absoluto en el reino de los cielos”.

Después de escuchar la comunión de mis hermanos y hermanas, de repente recordé algo dicho por Jehová en la Biblia: “[…] pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos, mas Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7),* así que continué, diciendo: “Cuando miramos a la gente, sólo vemos su apariencia exterior, pero Dios ve el corazón de las personas, su esencia. En el pasado, me faltaba discernimiento, y cuando vi que alguien parecía ser bueno, ser gentil y amable, pensé que eran humildes, pero pensando en ello ahora, ¡veo que la idea es absurda!”

El hermano Fang dijo: “¡Amén! Es gracias a la iluminación y la guía del Señor que hemos adquirido este entendimiento hoy. Ahora, si miramos la declaración del Señor Jesús: ‘Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos’ (Mateo 5:3), entendemos aún más claramente. Ya estamos en el final de los últimos días, que es el momento crucial para recibir el regreso del Señor. Ahora es aún más importante que seamos capaces de ser pobres en espíritu, buscar humildemente en todas las cosas y aceptar y obedecer la verdad, para que podamos agradar al Señor y recibir el regreso del Señor. Recuerden que el Señor Jesús dijo: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). Y en Apocalipsis 3:20, profetizó: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo’. En Apocalipsis 2:7, también profetizó: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’. De estos versículos de las Escrituras podemos ver que cuando el Señor regrese en los últimos días, hablará más, y nos dirá todas las verdades y misterios. Cuando escuchamos que una iglesia en particular testifica que el Señor ha regresado y está hablando, o cuando una persona testifica que el Señor ha regresado, debemos dejar de lado nuestras propias nociones y tratar humildemente de ver si estas palabras llenan nuestras necesidades espirituales, resuelven nuestros problemas prácticos y señalan un camino de práctica. Cuando determinamos que esta es la voz de Dios y una expresión de la verdad, debemos aceptar la verdad y obedecer la obra de Dios. De esta manera, podemos estar seguros de recibir el regreso del Señor. De lo contrario, sin una actitud de búsqueda humilde, si rechazamos y nos negamos a buscar o investigar algo que no esté de acuerdo con nuestras nociones, corremos el riesgo de caminar el camino de los fariseos de resistir a Dios, ¡y perderemos nuestra oportunidad de recibir el regreso del Señor, que sería algo muy trágico!”

Dije con aprobación: “¡Amén! Mientras seamos personas pobres en espíritu, que puedan buscar humildemente la verdad, y puedan aceptar y obedecer en el momento en que determinemos que lo que escuchamos es la voz de Dios y la expresión de la verdad, ¡entonces seremos verdaderamente sabios! ¡Espero ser alguien que pueda buscar humildemente, escuchar la voz de Dios y dar la bienvenida a la aparición del Señor!”

“¡Gracias a Dios!”

“La comunión de hoy es maravillosa! ¡Realmente proviene de la iluminación y la guía del Espíritu Santo!”

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Cómo obtener la protección de Dios cuando ocurra un desastre?

Dios dice: “[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35).

Ha habido una serie de desastres, especialmente el nuevo coronavirus que está haciendo estragos en el mundo y matando a un gran número de personas cada día. La gente está aterrorizada. Muchos hermanos y hermanas creen que si oran al Señor y confiesan sus pecados, serán guardados por Él y ningún desastre vendrá sobre ellos. ¿Esta visión de nosotros está en línea con la voluntad del Señor? ¿Puede la confesión orante de los pecados al Señor garantizar la protección de Dios en el desastre? ¿Por qué algunas personas también oran al Señor y confiesan sus pecados pero aún así caen en el desastre? ¿Cómo practicamos exactamente esto para ser guardados por Dios? A continuación encontramos la respuesta en las palabras del Señor Jesús.

El Señor Jesús nos advirtió hace mucho tiempo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). De esto vemos que sólo los verdaderos arrepentidos pueden ser guardados por Dios en medio del desastre y entrar en el reino de Dios. Algunas personas pueden preguntar, oramos al Señor y confesamos nuestros pecados, e incluso lloramos y nos arrepentimos de nuestros pecados, y practicamos exteriormente algo de tolerancia y paciencia, esforzándonos y trabajando duro por el Señor. ¿No es esto un verdadero arrepentimiento? No podemos determinar qué es el sincero arrepentimiento de acuerdo con nuestra propia imaginación y noción, sino que debemos buscar la respuesta en la Palabra de Dios. Dios dice: “[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). “En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). Y en Apocalipsis 22:14 dice: “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad”. De esto vemos que Dios es santo y que todos los que viven en el pecado son objetos del odio y el rechazo de Dios por lo que el verdadero arrepentimiento no es sólo orar a Dios confesando nuestros pecados y arrepentirse de ellos sino liberarse completamente de la esclavitud del pecado para que no vuelvas a pecar contra Dios. La naturaleza pecaminosa en nosotros es limpiada y somos capaces de practicar la palabra de Dios y obedecer verdaderamente, sin importar las circunstancias y nunca más desobedecer a Dios ni resistirnos a Dios y somos capaces de gastarnos para Dios con un corazón de amor por Él sin tratos personales, haciendo todo sólo para obedecer y devolver Su amor. Esto es un verdadero arrepentimiento. Sólo alcanzando esto podemos ser protegidos por Dios en la catástrofe.

A la luz de los requerimientos de Dios, midamos, ¿quién ha logrado el verdadero arrepentimiento en los creyentes? Aunque a menudo oramos al Señor y confesamos nuestros pecados y a veces somos capaces de ser tolerantes y pacientes con los demás, y externamente todavía trabajamos y sufrimos, a menudo todavía somos capaces de pecar contra el Señor y resistirnos a Él y todavía podemos ser arrogantes, desobedientes, egoístas, codiciosos y vanidosos, en algunas circunstancias desagradables a menudo podemos estar enojados y podemos mentir y engañar por nuestro propio beneficio, también somos celosos y resentidos en nuestros corazones, y cuando llegan los desastres naturales provocados por el hombre, todavía podemos malinterpretar a Dios, culpar a Dios, traicionar a Dios, etc., ni siquiera practicamos y obedecemos la Palabra del Señor. ¿No es cierto que sólo oramos al Señor verbalmente y confesamos nuestros pecados pero después seguimos repitiendo nuestros pecados? ¿Cómo puede ser esto un verdadero arrepentimiento? ¿Cómo puede el hombre pecador recibir la misericordia de Dios y ser guardado por Él en el desastre? Dios es santo y justo, sólo cuando alcanzamos el estándar de arrepentimiento requerido por Dios, podemos ser aprobados por Él y ser protegidos cuando ocurra un desastre.

Entonces ¿cómo logramos el verdadero arrepentimiento? De hecho el Señor Jesús ya nos dijo la respuesta. Jesús profetizó: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, […]” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Se ve que el retorno del Señor en los últimos días expresará la verdad para hacer la obra del juicio y castigo, es decir juzgar el pecado en nosotros con la verdad para que seamos completamente limpios de la esclavitud del pecado y alcancemos el verdadero arrepentimiento. Porque el Señor Jesús en la Era de la Gracia hizo la obra de la salvación, redimiendo a los hombres de la ley para que fueran perdonados de sus pecados y no fueran condenados y ejecutados a muerte por la ley y pudieran tener la oportunidad de presentarse ante el Señor en oración y disfrutar de la gracia que el Señor da a las personas. Pero el Señor no perdonó al hombre su naturaleza pecaminosa satánica, como estar sujeto a la arrogancia, el engaño, el egoísmo, la maldad y la avaricia etc., a menudo vivimos en pecado, resistiendo al Señor por nuestra propia cuenta, y no hemos alcanzado el verdadero arrepentimiento. Por lo tanto, sólo cuando aceptamos la obra de juicio de Dios en los últimos días y logramos un cambio en nuestra naturaleza pecaminosa, ¡podemos ser protegidos por Dios en la catástrofe!

Ahora los desastres son los avisos y advertencias de Dios hacia nosotros para que busquemos rápidamente la aparición de Dios y que aceptemos la obra de juicio y purificación de los últimos días de Dios. Esta es la única forma de lograr la salvación de Dios y el verdadero arrepentimiento. Si todavía no buscamos ni aceptamos la aparición de Dios ni la obra que hace en los últimos días, no importa la manera que oremos a Dios para confesar nuestros pecados, seguiremos viviendo en pecado sin un verdadero arrepentimiento. ¿Cómo podemos ser protegidos por Dios en los desastres? En realidad, el Señor Jesús ya ha regresado, es Dios Todopoderoso Cristo de los últimos días, ha expresado todas las verdades para purificar y salvar a las personas, y ha hecho la obra de juicio empezando por la casa de Dios para salvar definitivamente a las personas y que puedan deshacerse de sus caracteres corruptos y lograr un verdadero arrepentimiento. Respecto a esto, veamos dos párrafos de las palabras de Dios para entenderlo mejor. La Palabra de Dios dice: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás. Y así, después de que los pecados del hombre fueron perdonados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio, que llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”.

En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas […] Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra de juicio realizada por Dios”.

De la palabra de Dios vemos que Dios Todopoderoso lleva a cabo la obra de juicio y purificación, sobre la base de la obra redentora del Señor Jesús. Al expresar varias verdades para limpiarnos y transformarnos, haciéndonos escapar de la esclavitud del pecado para lograr el verdadero arrepentimiento. Las Palabras expresadas por Dios Todopoderoso son verdades más elevadas que en la Era de la Gracia, y está directamente dirigida a la raíz de nuestro pecado, y a nuestra naturaleza satánica e incluso revela, nuestras concepciones sobre Dios, los propósitos despreciables que tenemos en nuestra fe en Dios, las intenciones inapropiadas en lo profundo de nuestros corazones y la naturaleza corrupta de satanás escondida en nuestro interior se revelan una por una. Cuando leemos las palabras de Dios podemos darnos cuenta de cuál es la causa de nuestro pecado y vemos que Satanás nos ha corrompido profundamente. Todos están llenos de la naturaleza satánica de arrogancia, malicia, codicia, engaño, maldad, etc… viven como demonios y se han convertido en descendientes satánicos que se resisten y desobedecen a Dios. Al mismo tiempo, también nos damos cuenta de que Dios es demasiado santo y justo, y que somos tan corruptos que no somos dignos de vivir ante Dios. Por lo tanto, todos ellos caemos ante Dios y se arrepentimos ante Él, dispuestos a traicionarnos a sí mismos y comenzar una nueva vida en la verdad! Y así, a través de la continua experiencia del juicio y castigo de Dios, ya no vivimos por la naturaleza corrupta de Satanás, sino que en todas las cosas buscamos la verdad en la palabra de Dios, y permitimos que Su Palabra sea nuestra regla para la forma en que nos comportamos, hacemos nuestros deberes y adoramos a Dios. Gradualmente, nuestro carácter corrupto es limpiado y cambiado, y tenemos algo de temor y obediencia a Dios, y ya no pecamos contra Él, logrando así un verdadero arrepentimiento.

Ahora muchos de los que han experimentado la obra de juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días han tenido diversos grados de cambios, purificándose su carácter corrupto. Han experimentado el juicio y la purificación de Dios y dan varios testimonios triunfantes, tales como: un testimonio de ser liberados de la arrogancia; testimonio de vivir en armonía con los demás; un testimonio de ser libres de la vanidad y el estatus, y estar dispuestos a practicar la verdad para satisfacer a Dios; testimonios de dejar la intención de obtener bendiciones, guardando un corazón sólo para buscar la verdad y para devolver el amor de Dios y vivir una vida significativa, etc. Algunos de estos testimonios de experiencias están incluidos en el libro “Testimonios de Experiencias ante el Tribunal de Juicio de Cristo”, y otros han sido convertidos en vídeos de testimonios de experiencia como por ejemplo, “Cómo cambiar la arrogancia”, “Cómo se resuelve el egoísmo y la mezquindad”, “Aprendí a cooperar con la gente”, “Los grilletes de la fama y la fortuna”, “Los celos se curan”, “Este juicio” etc. Estos contenidos se encuentran en el sitio web de la Iglesia de Dios Todopoderoso para que todos los buscadores de varios países los vean. Es evidente que la obra del juicio de Dios en los últimos días es la obra de salvación para la humanidad. Las verdades que Dios ha expresado son como una gran luz, que iluminan las tinieblas del mundo y nos dan la esperanza de salvarnos del pecado. Sólo cuando aceptamos la obra de Dios de los últimos días y logramos un verdadero arrepentimiento podemos ser protegidos por Dios y estar libres del desastre.

La Palabra de Dios nos advierte: “Todos los desastres sucederán uno tras otro; todas las naciones y todos los lugares experimentarán desastres, plaga, hambre, inundación, sequía y terremotos están por todas partes. Estos desastres no ocurren sólo en uno o dos lugares, ni terminarán dentro de uno o dos días, sino que se extenderán sobre un área cada vez mayor y los desastres serán cada vez más severos. Durante este tiempo surgirán sucesivamente toda clase de plagas de insectos, y el fenómeno del canibalismo ocurrirá en todos los lugares. Este es Mi juicio sobre todas las naciones y pueblos”. “Si esta desea tener un buen destino, si un país desea un buen destino, entonces el hombre debe postrarse a Dios para adorarlo, arrepentirse y confesar delante de Él, si no, la suerte y el destino del hombre acabarán inevitablemente en catástrofe”.

Ahora que la obra del juicio de Dios en los últimos días de juzgar y limpiar a las personas está casi terminada y la gran tribulación está a punto de caer, con que aceptemos el juicio de Dios en los últimos días y todas las verdades expresadas por Él y logremos el verdadero arrepentimiento, podremos ser protegidos por Dios en el desastre, entrar en el reino de Dios y tener un buen destino preparado por Él. Si seguimos manteniendo nuestra opinión de que la oración y la confesión del pecado es suficiente y no aceptamos el juicio de Dios para purificarnos, ¡entonces nunca estaremos libres de la esclavitud del pecado y sólo terminaremos en el desastre y seremos castigados.

Hoy en día, los desastres como terremotos, plagas y hambrunas están ocurriendo con frecuencia, esto es la señales antes del fin que nos dice que el día del Señor ha llegado, el Señor ha regresado. ¿Cómo debemos recibir al Señor? Puede hacer clic en los siguientes datos de contacto para discutir y comunicarse con nosotros en línea, nuestros especialistas le responderán online.

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