Aceptando el Cristo de los últimos días podremos obtener la vida eterna

Dios Todopoderoso dice: «El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará».

Dios Todopoderoso dice: «El Cristo de los últimos días trae la vida y el camino de la verdad, duradero y eterno. Esta verdad es el camino por el que el hombre obtendrá la vida, y el único camino por el cual el hombre conocerá a Dios y por el que Dios lo aprobará. Si no buscas el camino de la vida que el Cristo de los últimos días provee, entonces nunca obtendrás la aprobación de Jesús y nunca estarás cualificado para entrar por la puerta del reino de los cielos, porque tú eres tanto un títere como un prisionero de la historia. Aquellos que son controlados por los reglamentos, las letras y están encadenados por la historia, nunca podrán obtener la vida ni el camino perpetuo de la vida. Esto es porque todo lo que tienen es agua turbia que ha estado estancada por miles de años, en vez del agua de la vida que fluye desde el trono. Aquellos que no reciben el agua de la vida siempre seguirán siendo cadáveres, juguetes de Satanás e hijos del infierno. ¿Cómo pueden, entonces, contemplar a Dios? Si sólo tratas de aferrarte al pasado, si sólo tratas de mantener las cosas como están quedándote quieto, y no tratas de cambiar el estado actual y descartar la historia, entonces, ¿no estarás siempre en contra de Dios? Los pasos de la obra de Dios son vastos y poderosos, como olas agitadas y fuertes truenos, pero te sientas y pasivamente esperas la destrucción, apegándote a tu locura y sin hacer nada. De esta manera, ¿cómo puedes ser considerado alguien que sigue los pasos del Cordero? ¿Cómo puedes justificar al Dios al que te aferras como un Dios que siempre es nuevo y nunca viejo? ¿Y cómo pueden las palabras de tus libros amarillentos llevarte a una nueva era? ¿Cómo pueden llevarte a buscar los pasos de la obra de Dios? ¿Y cómo pueden llevarte al cielo? Lo que sostienes en tus manos es la letra que solo puede darte consuelo temporal, no las verdades que pueden darte la vida. Las escrituras que lees solo pueden enriquecer tu lengua y no son palabras de sabiduría que te ayudan a conocer la vida humana, y menos aún los senderos que te pueden llevar a la perfección. Esta discrepancia, ¿no te lleva a reflexionar? ¿No te hace entender los misterios que contiene? ¿Eres capaz de entregarte tú mismo al cielo para encontrarte con Dios? Sin la venida de Dios, ¿te puedes llevar tú mismo al cielo para gozar de la felicidad familiar con Dios? ¿Todavía sigues soñando? Sugiero entonces que dejes de soñar y observes quién está obrando ahora, quién está llevando a cabo ahora la obra de salvar al hombre durante los últimos días. Si no lo haces, nunca obtendrás la verdad y nunca obtendrás la vida».

Recomendación:  Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna

Para conocer más: Que es la vida eterna

Cómo conocer el carácter de Dios y el resultado de Su obra (Parte 2)

A lo largo de la obra de Dios, desde el principio hasta ahora, Dios ha dispuesto pruebas para cada persona, o, mejor dicho, para cada persona que le sigue, y estas son de distinto calibre.

Andar en el camino de Dios: temer a Dios y apartarse del mal

Existe un dicho del que deberíais tomar notas. Creo que es de suma importante, porque me viene a la mente numerosas veces cada día. ¿Por qué? Porque cada vez que tengo a alguien enfrente, que oigo la historia de alguien, que oigo su experiencia o su testimonio de fe en Dios, siempre uso este dicho para sopesar si ese individuo es o no el tipo de persona que Dios quiere, que le gusta. ¿Cuál es este dicho? Ahora todos estáis esperando con interés. Cuando lo revele, quizás os sintáis decepcionados, porque durante muchos años algunos lo han pronunciado demasiado de boca para afuera. En cuanto a Mí, nunca lo he hecho. Es un dicho que reside en Mi corazón. ¿Cuál es? “Anda en el camino de Dios: teme a Dios y apártate del mal”. ¿No es una frase extremadamente simple? Aunque lo sea, quien posea un entendimiento genuino y profundo del mismo sentirá que tiene mucho peso; que es muy valioso para la práctica; que es el lenguaje de la vida con la realidad de la verdad; que es un objetivo para toda la vida, hacia el que luchar, cuando se busca satisfacer a Dios; y que es un camino a seguir durante toda la vida por todo aquel que sea considerado con los propósitos de Dios. Entonces ¿qué os parece? ¿Es este dicho la verdad? ¿Tiene esa clase de relevancia? Quizás haya personas que piensen en este dicho, intentando descifrarlo, y hasta haya quien sospeche del mismo: ¿es este dicho muy importante? ¿Es muy importante? ¿Es tan necesario y digno de hacer hincapié en él? Quizás a algunos no les guste demasiado, porque crean que tomar el camino de Dios y condensarlo en este único dicho es una simplificación demasiado excesiva. Tomar todo lo que Dios dijo y reducirlo a un dicho ¿no es esto hacerle parecer demasiado insignificante? ¿Es esto así? Podría ser que la mayoría de vosotros no entendáis del todo el profundo significado detrás de estas palabras. Aunque habéis tomado nota del mismo, no tenéis intención de darle cabida en vuestro corazón; sólo lo escribís, lo repasáis y meditáis en ello en vuestro tiempo libre. Otras personas ni siquiera se molestarán en memorizarlo, y no digamos ya intentar darle buen uso. ¿Pero por qué expongo este dicho? Independientemente de vuestra perspectiva, o de lo que penséis tengo que hablar del mismo, porque es extremadamente relevante para la forma en que Dios establece los desenlaces del hombre. No importa cómo entendáis ahora este dicho ni cómo lo tratéis, Yo seguiré diciéndoos: Si alguien puede practicar este dicho de la manera adecuada y llegar al estándar de temer a Dios y apartarse del mal, tiene garantizado el ser un superviviente, a tener un buen final. Si no puedes alcanzar el estándar establecido por este dicho, podría decirse que tu desenlace es una incógnita. Os hablo, pues, sobre este dicho para vuestra propia preparación mental, y para que sepáis según qué tipo de estándar os mide Dios. Como acabo de explicar, este dicho es extremadamente relevante para la salvación del hombre por parte de Dios, y para la forma en que Él establece el final del hombre. ¿Dónde radica esta relevancia? Os gustaría saberlo de verdad, así que hablaremos de ello hoy.

Dios usa distintas pruebas para comprobar si las personas temen a Dios y se apartan del mal

En cada era, Dios otorga algunas palabras al hombre cuando obra en el mundo, y le comunica algunas verdades. Estas le sirven de camino al que debe adherirse, por el que debe andar, la senda que le permite al hombre temer a Dios y apartarse del mal, el que las personas deberían poner en práctica y respetar en sus vidas y a lo largo de sus viajes vitales. Por estas razones Dios le concede estas palabras al hombre; y este debería respetarlas, porque vienen de Él y porque observarlas es recibir vida. Si alguien no las cumple, no las pone en práctica, y no las vive en su vida, no está practicando la verdad. Y si esto es así ni le teme a Dios, ni se aparta del mal, ni puede satisfacer a Dios. Si alguien no puede satisfacerle tampoco puede recibir la aprobación de Dios; este tipo de persona no tiene desenlace. Por tanto, ¿cómo establece Dios el final de una persona en el transcurso de Su obra? ¿Qué método utiliza Dios para establecer el final del hombre? Quizás no lo tengáis demasiado claro ahora, pero cuando os detalle el proceso quedará bastante claro. Esto se debe a que muchas personas ya lo han experimentado por sí mismas.

A lo largo de la obra de Dios, desde el principio hasta ahora, Dios ha dispuesto pruebas para cada persona, o, mejor dicho, para cada persona que le sigue, y estas son de distinto calibre. Están aquellos que han experimentado la prueba del rechazo de su familia; los que han pasado por la prueba de un entorno adverso; los que han sufrido la prueba de ser arrestados y torturados; los que han tenido que afrontar una elección; y los que han hecho frente a las pruebas del dinero y el estatus. En general, cada uno de vosotros se ha enfrentado a todo tipo de pruebas. ¿Por qué obra Dios así? ¿Por qué trata a todos así? ¿Qué tipo de resultado quiere ver? Esta es la idea importante de lo que quiero deciros: Dios quiere ver si la persona es de las que le temen y se apartan del mal. Esto significa que cuando Dios te está enviando una prueba, haciendo que te enfrentes a alguna circunstancia, quiere comprobar si eres o no el tipo de persona que le teme, que se aparta del mal. Si alguien se enfrenta al deber de custodiar una ofrenda, y entra en contacto con la ofrenda de Dios, ¿piensas que es algo que Él ha organizado? ¡Sin lugar a duda! Todo lo que afrontas está organizado por Dios. Cuando le hagas frente a este asunto, Dios te observará en secreto, viendo cómo eliges, cómo practicas, en qué estás pensando. El resultado final es lo que más le preocupa, ya que es lo que le permitirá medir si has logrado o no Su estándar en esta prueba. Sin embargo, cuando las personas afrontan algún asunto no suelen pensar por qué sucede ni tampoco en el estándar que Dios exige. No piensan en lo que Él quiere ver de ellos, qué quiere obtener de ellos. Cuando este tipo de persona tiene que enfrentarse a un asunto concreto, sólo piensa: “Esto es algo a lo que me enfrento; ¡debo tener cuidado, no descuidarme! Sea lo que sea, esta es una ofrenda de Dios y no la puedo tocar”. Esta persona cree que puede cumplir con su responsabilidad teniendo un pensamiento tan simplista. ¿Estaría Dios satisfecho con el resultado de esta prueba? ¿No lo estaría? Podéis debatirlo. (Si alguien teme a Dios en su corazón, al enfrentarse a la obligación que le permite entrar en contacto con Su ofrenda, consideraría lo fácil que resultaría ofender Su carácter, por lo que se aseguraría de proceder con cautela). Tu respuesta va por el camino correcto, pero aún le falta. Andar en el camino de Dios no tiene que ver con observar reglas de forma superficial. Más bien significa que al enfrentarte a un asunto, ante todo lo veas como una circunstancia organizada por Dios, una responsabilidad que Él te ha concedido, o algo que Él te ha confiado; durante el proceso deberías considerarlo incluso como una prueba de Dios. Por ello, debes tener un estándar, pensar que procede de Dios. Debes reflexionar en cómo lidiar con ello de forma que puedas cumplir con tu responsabilidad, y ser fiel a Dios; en cómo hacerlo y no enfurecerle ni ofender Su carácter. Acabamos de hablar de la custodia de ofrendas. Esto no sólo implica ofrendas, sino también tu deber y tu responsabilidad. Estás obligado a cumplir esta responsabilidad. Sin embargo, cuando te enfrentas a este asunto, ¿existe alguna tentación? ¡La hay! ¿De dónde viene? De Satanás, y también proviene del carácter malvado y corrupto del hombre. Al haber tentación, esta implica ser testimonio; ser testimonio también es tu responsabilidad y deber. Algunas personas dicen: “Esto es un asunto tan pequeño; ¿realmente es necesario hacer una montaña del mismo?”. ¡Sí lo es! Porque para andar en el camino de Dios, no podemos descuidar nada que tenga que ver con nosotros, o que ocurra a nuestro alrededor; ni siquiera las cosas pequeñas. Independientemente de que nos parezca que debamos prestarle atención o no, mientras le estemos haciendo frente a un asunto, no deberíamos pasarlo por alto. Deberíamos considerarlo todo como una prueba de Dios para nosotros. ¿Cómo es este tipo de actitud? Actuando así confirmas un hecho: tu corazón le teme a Dios, y está dispuesto a apartarse del mal. Si tienes este deseo de satisfacer a Dios, lo que pones en práctica no está lejos del estándar de temer a Dios y apartarse del mal.

A menudo están los que creen que los asuntos a los que las personas no prestan mucha atención, los que no se suelen mencionar, son simples nimiedades menores, y que no tienen nada que ver con poner en práctica la verdad. Cuando estas personas se enfrentan a uno de esos asuntos, no piensan mucho en ellos y los dejan pasar. Pero en realidad, son lecciones que deberías estudiar, lecciones sobre cómo temer a Dios, sobre cómo apartarse del mal. Además, lo que debería preocuparte más es saber lo que Él está haciendo cuando este asunto surge delante de ti. Él está justo a tu lado, observando cada una de tus palabras y de tus hechos, considerando tus acciones, tus cambios de opinión; esta es la obra de Dios. Algunos dicen: “¿Entonces por qué no lo siento?”. No lo has sentido, porque el camino de temer a Dios y apartarse del mal no ha sido para ti el más importante al que adherirte. Por tanto, no puedes sentir la obra sutil de Dios en el hombre, que se manifiesta de acuerdo a los diferentes pensamientos y acciones de las personas. ¡Eres un cabeza de chorlito! ¿Qué es un asunto grande o uno pequeño? Los asuntos que implican andar en el camino de Dios no se dividen en grandes o pequeños. ¿Podéis aceptarlo? (Podemos aceptarlo). En términos de las cuestiones cotidianas, las personas consideran que algunos son muy grandes y significativos, y opinan que otros son minucias. Las personas suelen estimar que estos grandes asuntos son los de suma importancia y, por tanto, que Dios los ha enviado. Sin embargo, a lo largo del desarrollo de estos, debido a la estatura inmadura del hombre, a su pobre calibre, es frecuente que no esté al día de los propósitos de Dios, que no pueda obtener revelación alguna ni adquirir un conocimiento real que sea valioso. En lo que respecta a los asuntos pequeños, el hombre simplemente los pasa por alto, los deja transcurrir poco a poco. Así, han perdido muchas oportunidades de ser examinados delante de Dios, de que Él los ponga a prueba. Si siempre pasas por alto a las personas, las cosas, los asuntos y las circunstancias que Dios arregla para ti, ¿qué significará esto? Quiere decir que cada día, cada momento, estás renunciando a tu perfeccionamiento por parte de Dios y a Su liderazgo. Siempre que Él organiza una circunstancia para ti, está mirando en secreto, contemplando tu corazón, tus pensamientos y consideraciones, viendo cómo piensas, cómo actuarás. Si eres una persona descuidada —alguien que nunca se ha tomado en serio el camino de Dios, Su palabra, o la verdad— no serás consciente, no prestarás atención a aquello que Dios quiere completar y que exige de ti al organizar tus circunstancias. Tampoco sabrás cómo las personas, las cosas y los asuntos con los que te encuentras, se relacionan con la verdad o con las intenciones de Dios. Después de enfrentarte a circunstancias y pruebas repetidas como esta, y que Dios no vea logro alguno con tu nombre, ¿cómo procederá? Después de enfrentarte repetidamente a pruebas, no lo magnificas en tu corazón ni tratas las circunstancias que Él organiza para ti como lo que son: pruebas o exámenes de Dios. En su lugar, rechazas una tras otra las oportunidades que Él te concede, y las dejas escapar una y otra vez. ¿No es esto una gran desobediencia por parte del hombre? (Lo es). ¿Se apenará Dios por esto? (Sí). ¡Dios no se apenará! Oírme hablar así os ha impactado una vez más. Después de todo, ¿no se dijo anteriormente que Dios siempre se aflige? ¿Dios no estará afligido? Entonces, ¿cuándo lo estará? En cualquier caso, Dios no se afligirá por esta situación. Entonces, ¿cuál es la actitud de Dios hacia el tipo de conducta explicada previamente? Cuando las personas rechazan las pruebas, los exámenes que Dios les envía, cuando rehúyen de ellos, Dios sólo tiene una actitud hacia ellas. ¿Cuál es? Dios desdeña a esta clase de persona desde lo más profundo de Su corazón. Existen dos tipos de significado para la palabra “desdeñar”. ¿Cómo los explico? En el más profundo, la palabra tiene connotaciones de aborrecimiento, de odio. ¿Y en el segundo nivel de significado? Esta es la parte que implica abandonar algo. Todos sabéis lo que significa “abandonar”, ¿correcto? En resumen, desdeñar significa la reacción y actitud definitivas de Dios hacia estas personas que se están comportando de esa forma. Es un odio extremo hacia ellas, repugnancia, y por tanto la decisión de abandonarlas. Esta es la decisión final de Dios hacia una persona que nunca ha andado en Su camino, que nunca le ha temido y que no se ha apartado del mal. ¿Podéis ver ahora, todos vosotros, la importancia de este dicho que he pronunciado?

¿Entendéis ahora el método que Dios utiliza para establecer el desenlace del hombre? (Arreglar diferentes circunstancias cada día). Arreglar diferentes circunstancias, esto es lo que las personas pueden sentir y tocar. ¿Qué motivo tiene Dios para ello? La razón es que Él quiere probar a todas y cada una de las personas en maneras diferentes, en tiempos diferentes y en lugares diferentes. ¿Qué aspectos del hombre se someten a examen en la prueba? Si eres o no el tipo de persona que teme a Dios y se aparta del mal en cada asunto que afrontas, oyes, ves, y experimentas personalmente. Todo el mundo se enfrentará a esta clase de prueba, porque Dios es justo con todos. Algunos afirman: “He creído en Dios durante muchos años; ¿cómo es que no me he enfrentado a ninguna prueba?”. Sientes que no lo has hecho, porque siempre que Dios ha dispuesto circunstancias para ti, no las has tomado en serio, y nunca has querido andar en Su camino. Por tanto, sencillamente no tienes sentido alguno de las pruebas de Dios. Algunos declaran: “He afrontado unas cuantas pruebas, pero no conozco la forma apropiada de practicar. Aunque he practicado, sigo sin saber si me mantuve firme durante las pruebas”. Las personas que están en este tipo de situación no son, desde luego, una minoría. ¿Cuál es, pues, el estándar por el que Dios mide a las personas? Como indiqué hace unos momentos: ¿temes a Dios y te apartas del mal en todo lo que haces, piensas y expresas? Así se determina si eres o no una persona que teme a Dios y se aparta del mal. ¿Es este un concepto simple? Resulta bastante fácil decirlo, ¿pero se pone en práctica con facilidad? (No es tan fácil). ¿Por qué no es tan fácil? (Porque las personas no conocen a Dios, no saben cómo perfecciona Él al hombre y, por tanto, cuando se enfrentan a los asuntos no saben cómo buscar la verdad para resolver su problema; las personas deben pasar por diversas pruebas, refinamientos, castigos y juicios, antes de lograr la realidad de temer a Dios). Lo expresas así, pero en lo que a ti respecta, temer a Dios y apartarse del mal parece fácilmente realizable ahora. ¿Por qué digo esto? Porque habéis escuchado muchos sermones y recibido no poco riego de la realidad de la verdad. Esto os ha permitido entender cómo temer a Dios y apartaros del mal en términos de teoría y pensamiento. En cuanto a practicarlo, todo esto ha sido útil y os ha hecho sentir que se puede lograr fácilmente. Entonces, ¿por qué nadie puede conseguirlo en realidad? Porque la esencia de la naturaleza del hombre no teme a Dios, y ama el mal. Esta es la verdadera razón.

No temer a Dios y no apartarse del mal es oponerse a Dios

Comencemos por ocuparnos de la procedencia del dicho “temer a Dios y apartarse del mal”. (El libro de Job). Ahora que habéis mencionado a Job, hablemos de él. ¿Estaba Dios obrando en su época, para la conquista y la salvación del hombre? No lo estaba, ¿o sí? Y en lo que a Job respecta, ¿cuánto conocimiento de Dios tenía en ese momento? (No mucho). ¿Y cómo se compara ese conocimiento de Dios con el que vosotros tenéis ahora? ¿Cómo puede ser que no os atreváis a responder a esto? ¿Era el conocimiento de Job mayor o menor que el vuestro? (Menor). Esta es una pregunta muy fácil de responder. ¡Menor! ¡Con toda seguridad! Ahora estáis cara a cara con Dios, y con Su palabra. Vuestro conocimiento de Dios es mucho mayor que el de Job. ¿Por qué menciono esto ahora? ¿Por qué hablo así? Me gustaría explicaros un hecho, pero antes quiero haceros una pregunta: Job sabía muy poco de Dios, pero podía temerle y apartarse del mal. ¿Por qué son incapaces de hacerlo las personas de nuestros días? (Profunda corrupción). Profunda corrupción, esa es la superficie de la cuestión, pero Yo nunca lo veré así. Con frecuencia tomáis doctrinas y letras de las que soléis hablar, como “corrupción profunda”, “rebelarse contra Dios”, “deslealtad hacia Dios”, “desobediencia”, “no amar la verdad”, y usáis estas frases para explicar la esencia de cada cuestión. Esta es una forma errónea de practicar. Utilizar la misma respuesta para explicar cuestiones de naturalezas distintas suscita, inevitablemente, sospechas de blasfemia contra la verdad y contra Dios. No me gusta oír este tipo de respuesta. ¡Pensad en ello! Ninguno de vosotros ha pensado en este asunto, pero cada día puedo verlo y sentirlo. Por tanto, vosotros hacéis y Yo observo. Cuando actuáis no podéis percibir la esencia de este asunto. Pero cuando lo veo, sí puedo advertir y sentir su esencia. ¿Cuál es, pues, esta esencia? ¿Por qué no pueden las personas de estos días temer a Dios y apartarse del mal? Vuestras respuestas están bastante lejos de explicar la esencia de esta cuestión, y no pueden resolverla. Esto se debe a que existe una fuente de la que no sabéis nada. ¿Cuál es? Sé que queréis oír sobre ella, así que os hablaré acerca de la fuente de esta cuestión.

Al principio de la obra de Dios, ¿cómo consideraba Él al hombre? Dios lo rescató; lo consideró un miembro de Su familia, el objetivo de Su obra, aquello que quería conquistar, salvar y perfeccionar. Esta era la actitud de Dios hacia el hombre al principio de Su obra. ¿Pero cuál era la actitud del hombre hacia Dios en aquel momento? Dios era extraño para el hombre, que lo consideraba como un desconocido. Podría decirse que la actitud del hombre hacia Dios era incorrecta y que no tenía claro cómo debía tratarle. Lo trataba, por tanto, como le parecía, y actuaba como creía oportuno. ¿Tenía el hombre un punto de vista sobre Dios? Al principio, ninguno. El denominado punto de vista del hombre consistía, sencillamente, de algunos conceptos e imaginaciones respecto a Dios. Aquello que se ajustaba a los conceptos de las personas fue aceptado; lo que no se ajustaba, se obedecía de manera superficial; sin embargo, en sus corazones las personas chocaban fuertemente con ello y se oponían. Así era la relación entre el hombre y Dios al principio: Dios consideraba al ser humano como un miembro de Su familia, pero este le trataba como a un desconocido. Pero después de un período en el que Dios obró, el hombre llegó a entender lo que Él intentaba conseguir. Las personas llegaron a saber que Dios era el Dios verdadero, y lo que el hombre podía obtener de Él. ¿Cómo consideraba el hombre a Dios en aquel momento? Como un salvavidas del que esperaba obtener gracia, bendiciones, promesas. ¿Y cómo veía Dios al hombre en esa coyuntura? Como el objetivo de Su conquista. Dios quería usar palabras para juzgar al hombre, para ponerlo a prueba, para probarlo. Pero en lo que a la humanidad respectaba en aquel punto de la historia, Dios era un objeto al que podían utilizar para conseguir sus metas. Las personas veían que la verdad que Él promulgaba las podía conquistar y salvar, y que tenían la oportunidad de obtener aquello que querían de Dios, el destino deseado. Por esto, en sus corazones se formó una pequeña pizca de sinceridad, y estuvieron dispuestas a seguir a ese Dios. Transcurrió algún tiempo, y las personas adquirieron algún conocimiento superficial y doctrinal de Dios. Podría decirse que se estaban “familiarizando” cada vez más con Él. Por la palabra hablada por Él, Su predicación, la verdad promulgada y Su obra, las personas estaban cada vez más “familiarizadas”. Entonces pensaron erróneamente que Dios había dejado de ser un desconocido, y que ellos caminaban ya por la senda de la compatibilidad con Él. Hasta ahora, las personas han escuchado muchos sermones sobre la verdad, y han experimentado mucho de la obra de Dios. Sin embargo, bajo las interferencias y obstrucciones de muchos factores y circunstancias diferentes, la mayoría de las personas no consigue poner en práctica la verdad ni satisfacer a Dios. Las personas son cada vez más vagas y menos confiadas. Sienten, cada vez más, que su desenlace es desconocido. No se atreven a tener ideas extraordinarias, y no buscan progresar; simplemente siguen avanzando paso a paso, con reticencia. Respecto al estado actual del hombre, ¿cuál es la actitud de Dios hacia este? Su único deseo es entregarle estas verdades, infundirle Su camino y disponer después diversas circunstancias con el fin de ponerle a prueba de diferentes maneras. Su objetivo consiste en tomar estas palabras, estas verdades, y Su obra, y dar lugar a un desenlace en el que el hombre pueda temer a Dios y apartarse del mal. La mayoría de las personas que he visto sólo toman Su palabra y la consideran como doctrinas, letras, reglas a observar. Cuando abordan cosas y hablan, o se enfrentan a pruebas, no consideran que el camino de Dios sea el camino a observar. Esto es especialmente cierto cuando las personas se enfrentan a pruebas importantes; no he visto a nadie que practicara en la dirección de temer a Dios y apartarse del mal. Debido a esto, la actitud de Dios hacia el hombre está llena de un desprecio y una aversión extremos. Después de que Él haya enviado una y otra vez pruebas a las personas, hasta centenares de veces, estas siguen sin tener una actitud clara que demuestre su determinación: ¡quiero temerle a Dios y apartarme del mal! Al no tener ese valor ni hacer este tipo de demostración, la actitud presente de Dios hacia ellas ya no es la misma que en el pasado, cuando Él extendía misericordia, tolerancia, aguante y paciencia. En su lugar, está extremadamente decepcionado con el hombre. ¿Quién provocó esta desilusión? ¿De quién depende el tipo de actitud que Dios tiene hacia el hombre? De cada persona que sigue a Dios. Durante el transcurso de Sus muchos años de obra, Él le ha exigido mucho al hombre, y ha dispuesto muchas circunstancias para él. Pero comoquiera que haya actuado, y cualquiera que sea su actitud hacia Dios, el hombre no puede practicar en claro acuerdo con el objetivo de temer a Dios y apartarse del mal. Lo resumiré, pues, en un dicho, y lo utilizaré para explicar todo aquello de lo que hablamos sobre por qué las personas no pueden andar en el camino de Dios, temerle y apartarse del mal. ¿Cuál es este dicho? Es el siguiente: Dios considera al hombre el objeto de Su salvación, el objeto de Su obra; el hombre considera a Dios su enemigo, su antítesis. ¿Te queda ahora claro este asunto? Cuál es la actitud del hombre; cuál es la de Dios; cuál es la relación entre el hombre y Dios; todo está muy claro. Independientemente de las muchas predicaciones que hayáis escuchado, las cosas que hayáis recapitulado para vosotros —como ser fieles a Dios, obedecerle, buscar el camino de la compatibilidad con Él, querer dedicarle toda una vida, vivir para Él—, para Mí estas cosas no son andar conscientemente en el camino de Dios, que consiste en temerle y apartarse del mal. En su lugar, existen canales a través de los cuales podéis alcanzar ciertas metas. Para ello, observáis con reticencia algunas reglas. Y son precisamente estas las que alejan aún más a las personas del camino del temor a Dios y de apartarse del mal, y vuelven a colocarlo una vez más a Él en la oposición contra el hombre.

La cuestión de la que estamos hablando hoy es un poco densa; sin embargo, de un modo u otro sigo esperando que cuando paséis por las experiencias y los tiempos venideros podáis hacer lo que os acabo de decir. No descuidéis a Dios ni lo consideréis aire, sintiendo que existe en ocasiones, cuando os resulta útil, pero sintiendo que no lo hace cuando no tiene utilidad alguna para vosotros. Cuando, inconscientemente, posees este tipo de entendimiento, ya has enfurecido a Dios. Quizás algunas personas digan: “No considero que Dios sea aire; siempre le oro, le satisfago, y todo lo que hago se encuentra en el ámbito, el estándar y los principios exigidos por Él. Desde luego que no estoy actuando según mis propias ideas”. Sí, la manera en la que estás afrontando las cosas es correcta. ¿Pero cómo piensas cuando afrontas un asunto cara a cara? ¿Cómo practicas cuando te enfrentas a un asunto? Algunas personas sienten que Dios existe cuando oran y apelan a Él. Pero cuando se enfrentan a una situación, se les ocurren sus propias ideas y quieren acatarlas. Esto es considerar a Dios como aire. Este tipo de situación lo vuelve inexistente. Las personas piensan que Él debería existir cuando lo necesitan, y dejar de hacerlo cuando no lo precisan. Piensan que basta con practicar sus propias ideas. Creen ser capaces de hacer las cosas como les agradan. Simplemente piensan que no necesitan buscar el camino de Dios. Las personas que están actualmente en este tipo de condición, este tipo de estado, ¿no se hallan al filo del peligro? Algunos dicen: “Independientemente de si estoy o no al borde del peligro, he creído durante muchos años, y estoy persuadido de que Dios no me abandonará, porque Él no lo soportaría”. Otros afirman: “Incluso desde el vientre de mi madre, yo creía en el Señor, todo el tiempo hasta ahora; cuarenta o cincuenta años en total. En términos de tiempo, soy el más cualificado para ser salvado por Dios, para sobrevivir. A lo largo de este período de cuatro o cinco décadas, abandoné a mi familia y mi trabajo. Entregué todo lo que tenía, como el dinero, el estatus, el disfrute y el tiempo con la familia; no he comido muchos alimentos deliciosos; no he disfrutado de muchas cosas divertidas; no he visitado muchos lugares interesantes; he experimentado sufrimientos que las personas ordinarias no podrían soportar. Si Dios no puede salvarme por todo esto, estoy recibiendo un trato injusto y no puedo creer en un tipo de Dios así”. ¿Existen muchas personas que opinen así? (Sí, son muchas). Entonces, hoy os ayudaré a entender una realidad: todos y cada uno de los que tienen este tipo de opinión cavan su propia fosa sin darse cuenta. Esto se debe a que están usando sus propias imaginaciones para taparse los ojos. Y son precisamente estas y sus propias conclusiones las que reemplazan el estándar de lo que Dios exige del hombre, evitando que acepten Sus verdaderas intenciones, haciéndoles de forma que no puedan sentir Su verdadera existencia, y haciendo que pierdan su oportunidad de ser perfeccionados por Él y no tener parte en Su promesa.

De «La Palabra manifestada en carne»

¿Qué es una vida espiritual normal?

Dios dice: “Una vida espiritual normal es vivir una vida ante Dios. Cuando uno ora, puede acallar su corazón ante Él y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, entender las palabras de Dios, y entender la voluntad de Dios”.

Dios dice: “Una vida espiritual normal es vivir una vida ante Dios. Cuando uno ora, puede acallar su corazón ante Él y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, entender las palabras de Dios, y entender la voluntad de Dios. Al comer y beber las palabras de Dios, se puede ser más claro y más lúcido respecto a lo que Dios quiere hacer ahora mismo, tener una nueva senda de práctica y no ser conservador de manera que toda la práctica de uno tenga el propósito de lograr el progreso en la vida. Por ejemplo, la oración de uno no tiene como propósito pronunciar algunas palabras bonitas o llorar a gritos delante de Dios para expresar la deuda propia, sino, más bien, practicar ejercitando el espíritu propio, acallar el propio corazón delante de Dios, practicar la búsqueda de la guía de las palabras de Dios en todas las cosas, hacer del corazón propio un corazón que sea atraído hacia la nueva luz cada día; no ser pasivo ni perezoso y entrar en la senda correcta de practicar las palabras de Dios”.

Recomendación: ¿Qué es un devocional?

Palabras diarias de Dios | Fragmento 351 | «Muchos son llamados, pero pocos son escogidos»

He buscado a muchos en la tierra para que sean Mis seguidores. Entre ellos están aquellos quienes sirven como sacerdotes, aquellos quienes guían, aquellos quienes educan a los hijos, aquellos quienes forman el pueblo y aquellos quienes hacen el servicio.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 351 |  «Muchos son llamados, pero pocos son escogidos»

He buscado a muchos en la tierra para que sean Mis seguidores. Entre ellos están aquellos quienes sirven como sacerdotes, aquellos quienes guían, aquellos quienes educan a los hijos, aquellos quienes forman el pueblo y aquellos quienes hacen el servicio. Los dividí en estas diferentes categorías basado en la lealtad que me muestran. Cuando todos los hombres hayan sido clasificados de acuerdo a su tipo, es decir, cuando la naturaleza de cada tipo de hombre se haya revelado, entonces enumeraré a cada hombre entre los de su tipo legítimo y pondré a cada tipo en su lugar adecuado para que Yo pueda lograr Mi objetivo de salvación de la humanidad. A su vez, llamo a los grupos de aquellos a los que deseo salvar para que regresen a Mi casa, entonces permito a todas estas personas que acepten Mi obra en los últimos días. Al mismo tiempo, clasifico al hombre según su tipo, luego recompenso o castigo a cada uno en base a sus obras. Tales son los pasos que comprenden Mi obra.

Yo vivo ahora en la tierra y vivo entre los hombres. Todos los hombres están experimentando Mi obra y viendo Mi palabra, y con esto confiero todas las verdades a cada uno de Mis seguidores para que puedan recibir vida de Mí y así tener el camino a seguir. Porque Yo soy Dios, Dador de vida. Durante Mis muchos años de obrar el hombre ha recibido mucho y ha renunciado a mucho, sin embargo, todavía afirmo que el hombre no cree verdaderamente en Mí. Porque el hombre solamente reconoce en la superficie que Yo soy Dios y no está de acuerdo con la verdad que hablo, mucho menos practica la verdad que Yo exijo de él. Es decir, el hombre reconoce sólo la existencia de Dios, pero no la de la verdad; el hombre sólo reconoce la existencia de Dios, pero no la de la vida; el hombre sólo reconoce el nombre de Dios, pero no Su esencia. Debido a su celo, el hombre me es detestable. Porque el hombre sólo usa palabras agradables al oído para engañarme y ninguno me adora con un corazón sincero. Tus palabras llevan la tentación de la serpiente. Y tus palabras son arrogantes al extremo, simplemente como si el arcángel las hubiera expresado. Además, tus acciones están gastadas; tus deseos desmedidos y tus intenciones codiciosas son ofensivas de escuchar. Todos vosotros os habéis convertido en polilla en Mi casa y en objetos de Mi aversión y rechazo. Porque ninguno de vosotros sois amantes de la verdad, sólo sois hombres que estáis a favor de las bendiciones, que queréis ascender al cielo, a quienes os agrada ver la magnificencia de Cristo ejerciendo Su poder en la tierra. ¿Alguna vez has pensado cómo un hombre tan profundamente corrompido como tú, quien para nada sabe lo que Dios es, puede ser digno de seguir a Dios? ¿Cómo puedes ascender al cielo? ¿Cómo puedes ser digno de ver la belleza sin precedentes de la magnificencia? Vuestras bocas están llenas con palabras de engaño e inmundicia, de traición y altanería. Nunca me habéis hablado palabras de sinceridad ni santidad, ni tampoco las palabras de que experimentas Mi palabra y me obedeces. ¿Qué fe es esta? Vuestros corazones están llenos de deseos y riqueza; vuestras mentes están llenas con las cosas materiales. Cada día calculáis cómo obtener de Mí, evaluando cuánta riqueza y cuántas cosas materiales habéis obtenido de Mí. Cada día esperáis que más bendiciones caigan sobre vosotros para que podáis gozar más cosas y más placenteras. Lo que hay en tus pensamientos en cada momento no soy Yo o la verdad que proviene de Mí, sino tu esposo (esposa), hijos, hijas o lo que comes o vistes, y cómo puedes gozar aún un placer mejor, un placer mayor. Incluso si llenas tu estómago hasta el tope, ¿no sigues siendo poco más que un cadáver? Aunque adornes tu forma gloriosamente, ¿no sigues siendo un cadáver andante que no tiene vida? Te afanas por el bien de tu estómago hasta que tienes canas, sin embargo, nadie está dispuesto a sacrificar un solo cabello por Mi obra. Viajas, trabajas duro y te rompes la cabeza para tu carne y para tus hijos, sin embargo, nadie se preocupa o piensa de lo que está en Mi corazón y Mi mente. ¿Qué deseas obtener de Mí?

Nunca estoy apresurado en Mi obra. No importa cómo me siga el hombre, hago Mi obra de acuerdo con cada paso, como en Mi plan. Por lo tanto, aunque te rebeles tanto contra Mí, no detengo Mi obra y sigo hablando la palabra que deseo. Llamo a Mi casa a todos los que he predestinado para que escuchen Mi palabra, entonces pongo ante Mi trono a todos quienes obedecen y anhelan Mi palabra. Aquellos quienes traicionan Mi palabra, aquellos quienes no me obedecen ni se someten a Mí, y aquellos quienes abiertamente me desafían, serán echados a un lado a esperar su castigo final. Todos los hombres viven en perversión y bajo la mano del maligno, así que no muchos de los que me siguen realmente anhelan la verdad. Es decir, la mayoría no me adora con un corazón verdadero o con la verdad, sino que tratan de ganar Mi confianza a través de la perversión, la rebelión y las medidas engañosas. Es por esta razón que digo, “Muchos son llamados, pero pocos escogidos”. Todos los que son llamados están profundamente pervertidos y viven en la misma época, pero aquellos quienes son escogidos son sólo esa parte que cree y reconoce la verdad, y que práctica la verdad. Estos hombres son sólo una parte muy pequeña de la totalidad, y de entre estos hombres recibiré más gloria. Si os medís con estas palabras, ¿sabes si estás entre los escogidos? ¿Cuál será tu fin?

De “La Palabra manifestada en carne”

Debes mantener tu lealtad a Dios

¿Cómo está obrando el Espíritu Santo dentro de la iglesia actualmente? ¿Tienes un conocimiento firme de esta cuestión? ¿Cuáles son las mayores dificultades de tus hermanos y hermanas? ¿De qué carecen más? Actualmente, algunas personas son negativas cuando se someten a las pruebas y algunas incluso se quejan.

¿Cómo está obrando el Espíritu Santo dentro de la iglesia actualmente? ¿Tienes un conocimiento firme de esta cuestión? ¿Cuáles son las mayores dificultades de tus hermanos y hermanas? ¿De qué carecen más? Actualmente, algunas personas son negativas cuando se someten a las pruebas y algunas incluso se quejan. Otras personas ya no están avanzando, porque Dios ha terminado de hablar. Las personas no han entrado en la senda correcta de la creencia en Dios. No pueden vivir de forma independiente ni mantener su propia vida espiritual. Algunas personas siguen la corriente y buscan con energía, y están dispuestas a practicar cuando Dios habla, pero cuando Dios no habla, ya no avanzan más. Las personas siguen sin haber entendido la voluntad de Dios en sus corazones y no sienten un amor espontáneo por Él; siguieron a Dios en el pasado porque las obligaron. Ahora, algunas personas están cansadas de la obra de Dios. ¿Acaso no están en peligro? Muchas personas se encuentran en el estado de arreglárselas como pueden. Aunque comen y beben las palabras de Dios y oran a Él, lo hacen todo a medias y ya no tienen el deseo que una vez tuvieron. La mayoría de las personas no están interesadas en la obra de refinamiento y perfección de Dios y, ciertamente, es como si nunca tuvieran un impulso interno. Cuando las transgresiones las superan no se sienten en deuda con Dios, no tienen la conciencia para sentir remordimientos. No buscan la verdad ni dejan la Iglesia, sino que solo buscan placeres pasajeros. ¡Estas personas son insensatas, verdaderamente estúpidas! ¡Cuando llegue el momento, serán todos echados fuera, y no se salvará ni uno! ¿Piensas que si alguien se ha salvado una vez se salvará siempre? ¡Esta creencia es puro engaño! Todos los que no buscan entrar en la vida serán castigados. La mayoría de las personas no tienen absolutamente ningún interés en entrar en la vida, en las visiones ni en poner en práctica la verdad. No buscan entrar y, sin duda, no persiguen entrar en mayor profundidad. ¿No se están destruyendo a sí mismas? Justo ahora, hay un grupo de personas cuyas condiciones están mejorando constantemente. Cuanto más obra el Espíritu Santo, más confianza obtienen; cuanto más experimentan, más sienten el profundo misterio de la obra de Dios. Cuanto mayor es la profundidad a la que entran, más entienden. Sienten que el amor de Dios es tan grande y se sienten seguros y esclarecidos en su interior. Tienen un entendimiento de la obra de Dios. Estas son las personas en quienes el Espíritu Santo está obrando. Algunas personas dicen: “Aunque no hay nuevas palabras de Dios, debo seguir buscando entrar más profundamente en la verdad, en mi experiencia real debo ser serio en todo y entrar en la realidad de las palabras de Dios”. Esta clase de persona posee la obra del Espíritu Santo. Aunque Dios no muestre Su rostro, se oculte de cada persona, y aunque no pronuncie una palabra, y haya ocasiones en las que las personas experimenten algún refinamiento interno, Dios no ha abandonado por completo a las personas. Si una persona no puede conservar la verdad que debería llevar a cabo, no tendrá la obra del Espíritu Santo. Durante el período de refinamiento, en el que Dios no se muestra a Sí mismo, si no tienes confianza y te encoges de miedo, si no te centras en experimentar Sus palabras, entonces estarás huyendo de la obra de Dios. Después, serás uno de los que son expulsados. Quienes no buscan entrar en la palabra de Dios no pueden mantenerse en absoluto como testigos Suyos. Las personas que son capaces de dar testimonio por Dios y satisfacer Su voluntad dependen por completo de su empuje por buscar las palabras de Dios. La obra que Él lleva a cabo en las personas es, principalmente, permitirles que obtengan la verdad; hacer que busques la vida es para perfeccionarte, y todo esto es para hacerte adecuado al uso de Dios. Lo único que buscas ahora es oír misterios, escuchar las palabras de Dios, alegrarte la vista y echar un vistazo a tu alrededor para ver si hay alguna novedad o tendencia, y así satisfacer tu curiosidad. Si este es el propósito en tu corazón, entonces no hay forma de que cumplas las exigencias de Dios. Quienes no buscan la verdad no pueden seguir hasta el final. Ahora mismo, no es que Dios no esté haciendo nada, sino que las personas no están cooperando con Él, porque están cansadas de Su obra. Solo quieren oír las palabras que Él pronuncia para conceder bendiciones y no están dispuestas a escuchar las palabras de Su juicio y castigo. ¿A qué se debe esto? La razón es que el deseo de las personas de obtener bendiciones no se ha cumplido y, por tanto, se han vuelto negativas y débiles. No es que Dios no permita deliberadamente que las personas lo sigan, ni que Él esté repartiendo golpes a la humanidad de manera intencionada. Las personas son negativas y débiles solo porque sus propósitos son inapropiados. Dios es el Dios que da vida al hombre, y Él no puede traer al hombre a la muerte. Las personas provocan su propia negatividad, debilidad y reincidencia.

La obra actual de Dios otorga algún refinamiento a las personas, y solo quienes pueden mantenerse firmes mientras reciben este refinamiento obtendrán la aprobación de Dios. Independientemente de cómo se oculte Él, ya sea al no hablar o no obrar, puedes seguir buscando con vigor. Aunque Dios dijera que te rechazaría, tú continuarás siguiéndolo. Esto es mantenerse firme en el testimonio de Dios. Si Él se oculta de ti y dejas de seguirlo, ¿es esto mantenerte firme en el testimonio de Dios? Si las personas no entran de verdad, entonces no tienen una estatura real, y cuando se enfrenten realmente a una gran prueba, tropezarán. Cuando Dios no está hablando, o lo que está haciendo no está en sintonía con tus propias nociones, te vienes abajo. Si Dios estuviera actuando en la actualidad de acuerdo con tus propias nociones, si Él estuviera satisfaciendo tu voluntad y tú fueras capaz de levantarte y de buscar con energía, ¿sobre qué fundamento estarías viviendo entonces? ¡Yo digo que muchas personas solo viven de manera que depende completamente de la curiosidad humana! En el fondo de su corazón no tienen la intención de buscar en absoluto. Todos los que no buscan entrar en la verdad, sino que confían en su propia curiosidad en la vida, ¡son personas despreciables y están en peligro! Las diversas clases de obra de Dios se llevan a cabo todas para perfeccionar a la humanidad. Sin embargo, las personas son siempre curiosas, les gusta preguntar sobre los rumores, se preocupan por los temas de actualidad en el extranjero —por ejemplo, tienen curiosidad sobre lo que ocurre en Israel, o si hubo un terremoto en Egipto—, siempre en busca de algo nuevo, de cosas novedosas para satisfacer sus deseos egoístas. No buscan la vida ni ser perfeccionados. Solo buscan que el día de Dios llegue antes para que su hermoso sueño pueda hacerse realidad, y que sus extravagantes deseos se cumplan. Esta clase de persona no es práctica; son personas con una perspectiva inapropiada. Solo la búsqueda de la verdad es el fundamento de la creencia de la humanidad en Dios, y si las personas no buscan la entrada en la vida, si no buscan satisfacer a Dios, se verán sometidas al castigo. Los que deben ser castigados son los que no han tenido la obra del Espíritu Santo durante el tiempo de obra de Dios.

¿Cómo deberían cooperar las personas con Dios durante esta etapa de Su obra? Dios está probando a las personas actualmente. Él no está pronunciando una palabra, sino que se está ocultando y no está contactando directamente con las personas. Desde fuera, parece que Él no está haciendo ninguna obra, pero la verdad es que Él sigue obrando en el hombre. Todos los que buscan entrar en la vida tienen una visión para su búsqueda de la vida y no tienen dudas, aunque no entiendan plenamente la obra de Dios. Mientras te sometes a las pruebas, aunque no sepas qué quiere hacer Dios ni la obra que desea cumplir, deberías saber que los propósitos de Dios para la humanidad son siempre buenos. Si lo buscas con un corazón sincero, Él nunca te dejará y, al final, te perfeccionará seguramente y traerá a las personas a un destino apropiado. Al margen de cómo esté Dios poniendo a prueba a las personas en la actualidad, llegará el día en el que les proporcionará el desenlace apropiado, y les dará la retribución adecuada en base a lo que hayan hecho. Dios no guiará a las personas hasta un determinado punto para después dejarlas sencillamente a un lado e ignorarlas. Esto se debe a que Él es un Dios fiel. En esta etapa, el Espíritu Santo está realizando la obra de refinamiento. Está refinando a cada persona. En las etapas de la obra que constituyeron las pruebas de la muerte y la del castigo, el refinamiento se realizaba por medio de palabras. Para que las personas experimenten la obra de Dios, deben entender primero Su obra actual y cómo debería colaborar la humanidad. De hecho, esto es algo que todos deberían entender. Independientemente de lo que Dios haga, se trate de refinamiento o, aunque no hable, ni un solo paso de Su obra está en línea con los conceptos de la humanidad. Cada paso de Su obra hace añicos y derrumba las nociones de las personas. Esta es Su obra. Pero debes creer que, como la obra de Dios ha alcanzado una determinada etapa, pase lo que pase Él no hará que toda la humanidad perezca. Él da promesas y bendiciones a la humanidad, y todos aquellos que lo buscan podrán obtener Sus bendiciones, mientras que Dios desechará a quienes no lo hagan. Esto depende de tu búsqueda. Pase lo que pase, debes creer que, cuando la obra de Dios haya concluido, cada persona tendrá un destino adecuado. Dios ha concedido hermosas aspiraciones a la humanidad, pero si las personas no las buscan, son inalcanzables. Deberías ser capaz de ver esto ahora: el refinamiento y el castigo de la gente por parte de Dios son Su obra; sin embargo, en el caso de las personas, ellas deben buscar en todo momento un cambio en el carácter. En tu experiencia práctica, debes saber primero cómo comer y beber las palabras de Dios; a partir de Sus palabras, debes averiguar en qué deberías entrar, cuáles son tus propias deficiencias, buscar la entrada en tu experiencia práctica y tomar la porción de las palabras de Dios que debería ponerse en práctica e intentar hacerlo. Comer y beber las palabras de Dios es un aspecto. Asimismo, la vida de la iglesia debe mantenerse, debes tener una vida espiritual normal, y ser capaz de entregar todos tus estados actuales a Dios. Independientemente de cómo cambie Su obra, tu vida espiritual debería mantenerse normal. Una vida espiritual puede mantener tu entrada normal. Al margen de lo que Dios haga, debes continuar tu vida espiritual sin interrupción y cumplir con tu deber. Esto es lo que las personas deberían hacer. Todo ello es la obra del Espíritu Santo, pero, mientras que para los que tienen una condición normal esto es la perfección, para los que tienen una condición anormal, es una prueba. En la etapa actual de la obra de refinamiento del Espíritu Santo, algunas personas dicen que la obra de Dios es muy extraordinaria y que las personas necesitan absolutamente el refinamiento, porque de otro modo su estatura será demasiado pequeña, y no tendrán forma de alcanzar la voluntad de Dios. Sin embargo, para los que no están en un buen estado, esto se convierte en una excusa para no buscar a Dios, para no asistir a las reuniones ni comer y beber la palabra de Dios. En la obra de Dios, no importa lo que Él haga o qué cambios efectúe, las personas deben mantener una vida espiritual normal básica. Quizás no hayas sido poco estricto en esta etapa actual de tu vida espiritual, pero sigues sin haber ganado mucho y no has recogido mucha cosecha. Bajo esta clase de circunstancias, aún debes seguir las reglas; debes ceñirte a estas normas para no sufrir pérdidas en tu vida, y satisfacer la voluntad de Dios. Si tu vida espiritual es anormal, no puedes entender la obra actual de Dios y siempre sientes que es del todo incompatible con tus propias nociones y, aunque estás dispuesto a seguirlo, te falta el empuje interno. Así que, independientemente de lo que Dios esté haciendo en la actualidad, las personas deben cooperar. Si las personas no colaboran, el Espíritu Santo no puede realizar Su obra, y si las personas no tienen un corazón de cooperación, no pueden apenas ganar la obra del Espíritu Santo. Si quieres tener en ti la obra del Espíritu Santo, y obtener la aprobación de Dios, entonces debes mantener tu devoción original ante Él. Ahora, no es necesario que tengas un entendimiento más profundo, una teoría más elevada, o cosas similares: lo único que se exige es que defiendas la palabra de Dios sobre el fundamento original. Si las personas no colaboran con Dios ni buscan una entrada más profunda, Dios les quitará todas las cosas que una vez tuvieron. En su interior, las personas siempre tienen ansias de comodidad y preferirían disfrutar de lo que tienen a mano. Quieren conseguir las promesas de Dios sin pagar precio alguno. Estos son los pensamientos extravagantes que alberga la humanidad. Ganar la vida sin pagar un precio; pero ¿ha sido algo tan fácil alguna vez? Cuando alguien cree en Dios y busca entrar a la vida y un cambio en su carácter debe pagar un precio y alcanzar un estado en el que siempre siga a Dios sin importar lo que Él haga. Esto es algo que las personas deben hacer. Incluso si se sigue todo esto como una regla, uno debe atenerse a ello y, sin importar lo grandes que sean las pruebas, no se puede abandonar la relación normal con Dios. Se debe poder orar, mantener la vida de la iglesia y nunca dejar a los hermanos y hermanas. Cuando Dios te prueba, debes seguir buscando la verdad. Esto es el requisito mínimo para una vida espiritual. Que las personas deseen siempre buscar y luchar por cooperar con todas sus fuerzas ¿es algo que se puede hacer? Si las personas hacen que este sea su fundamento, podrán lograr discernimiento y entrar a la realidad. Es fácil aceptar la palabra de Dios cuando estás en una condición normal; en estas circunstancias, no resulta difícil practicar la verdad y sientes que la obra de Dios es extraordinaria. Pero si tus condiciones son pobres, no importa qué tan extraordinaria sea la obra de Dios y no importa qué tan bonito hable alguien, harás caso omiso. Cuando la persona está en una condición anormal, Dios no puede obrar en ella y no puede lograr los cambios en su carácter.

Si las personas no tienen confianza alguna, no es fácil para ellas continuar por esta senda. Todos pueden ver ahora que la obra de Dios no está conforme en lo más mínimo con las nociones de las personas. Dios ha hecho tanta obra y ha pronunciado tantas palabras que no concuerdan en absoluto con las nociones humanas. Así, la gente debe tener la confianza y la fuerza de voluntad para ser capaces de apoyar lo que ya han visto y lo que han obtenido en sus experiencias. Independientemente de lo que Dios haga en las personas, estas deben defender lo que ellas mismas poseen, ser sinceras ante Él, y serle fieles a Él hasta el final. Esta es la obligación de la humanidad. Las personas deben respetar aquello que deberían hacer. La creencia en Dios exige obediencia a Él y que se experimente Su obra. Él ha realizado mucha obra; se podría decir que, para las personas, todo es perfeccionamiento, refinamiento y, más aún, castigo. No ha habido un solo paso de la obra de Dios que haya estado en sintonía con las nociones humanas; lo que las personas han disfrutado son las duras palabras de Dios. Cuando Él venga, las personas deberían disfrutar de Su majestad y de Su ira. Sin embargo, por muy duras que sean Sus palabras, Él viene a salvar y a perfeccionar a la humanidad. Como criaturas, las personas deberían cumplir con los deberes que les corresponden, y mantenerse firmes en el testimonio de Dios en medio del refinamiento. En cada prueba deberían defender el testimonio correspondiente, y hacerlo de manera contundente por Dios. Una persona que hace esto es una vencedora. Independientemente de cómo te refine Dios, te mantienes lleno de confianza y nunca pierdes la confianza en Él. Haz lo que el hombre debería hacer. Esto es lo que Dios exige del hombre, y su corazón debería ser capaz de regresar por completo a Él y acudir a Él en cada momento. Esto es ser un vencedor. Aquellos a los que Dios alude como “vencedores” son los que siguen siendo capaces de mantenerse firmes en el testimonio y de conservar su confianza y su devoción a Dios cuando están bajo la influencia de Satanás y mientras estén bajo su asedio, es decir, cuando se encuentren entre las fuerzas de las tinieblas. Si sigues siendo capaz de mantener un corazón puro ante Dios y tu amor genuino por Él pase lo que pase, entonces te estás manteniendo firme en el testimonio delante de Él, y esto es a lo que Él se refiere con ser un “vencedor”. Si tu búsqueda es excelente cuando Dios te bendice, pero retrocedes cuando Él no lo hace, ¿es esto pureza? Si estás seguro de que este camino es verdadero, debes seguirlo hasta el final; debes mantener tu devoción a Dios. Si has visto que Dios mismo ha venido a la tierra a perfeccionarte, debes entregarle del todo tu corazón. Si todavía puedes seguir a Dios, haga lo que haga, aunque Él determine un desenlace desfavorable para ti al final, esto es mantener tu pureza ante Dios. Ofrecer un cuerpo espiritual santo y una virgen pura a Dios significa mantener un corazón sincero ante Él. Para la humanidad, la sinceridad es pureza, y la capacidad de ser sincero hacia Dios es mantener la pureza. Esto es lo que deberías poner en práctica. Cuando debes orar, oras; cuando debes reunirte en comunión, lo haces; cuando debes cantar himnos, cantas; y cuando debes renunciar a la carne, renuncias a la carne. Cuando llevas a cabo tu deber no lo haces para salir del paso; cuando te enfrentas a pruebas, te mantienes firme. Esto es devoción a Dios. Si no respaldas lo que las personas deberían hacer, todo tu sufrimiento y tus decisiones anteriores no han sido más que esfuerzos fútiles.

En cada etapa de la obra de Dios, las personas deben colaborar de una manera. Dios refina a las personas para que tengan confianza mientras se someten a los refinamientos. Dios perfecciona a las personas para que tengan confianza para ser perfeccionadas por Dios y estén dispuestas a aceptar Sus refinamientos y que Él las trate y las pode. El Espíritu de Dios obra en las personas para aportarles esclarecimiento e iluminación, y para que ellas cooperen con Él y practiquen. Dios no habla durante los refinamientos. Él no emite Su voz, pero, aun así, existe la obra que las personas deberían llevar a cabo. Deberías respaldar lo que siempre respaldas, seguir siendo capaz de orar a Dios, estar cerca de Él, y mantenerte firme en el testimonio ante Él; de esta forma cumplirás con tu propio deber. Todos vosotros deberíais ver claramente, en la obra de Dios, que Sus pruebas de la confianza y del amor de las personas exigen que estas oren más a Dios, y que saboreen Sus palabras ante Él con mayor frecuencia. Si Dios te esclarece y hace que entiendas Su voluntad, pero no pones nada de esto en práctica, no ganarás nada. Cuando se ponen en práctica las palabras de Dios, se sigue siendo capaz de orar a Él; y cuando se saborean Sus palabras, se debe ir y buscar ante Él y estar lleno de confianza en Él, sin ningún rastro de desaliento ni frialdad. Quienes no ponen en práctica las palabras de Dios están llenos de energía durante las reuniones, pero caen en las tinieblas cuando vuelven a casa. Algunas personas ni siquiera quieren reunirse. Así pues, debes ver con claridad qué deber deben cumplir las personas. Tal vez no sepas cuál es realmente la voluntad de Dios, pero puedes cumplir con tu deber, orar, practicar la verdad cuando deberías hacerlo, y hacer lo que las personas deberían hacer. Puedes mantener tu visión original. De esta forma, serás más capaz de aceptar el siguiente paso de la obra de Dios. Cuando Dios obra de manera oculta, es un problema si no buscas. Cuando Él habla y predica durante las reuniones, escuchas con entusiasmo; pero cuando Él no habla, te falta energía y te retiras. ¿Qué clase de persona actúa de esta manera? Alguien que sencillamente sigue al rebaño. ¡No tiene postura, testimonio ni visión! La mayoría de las personas son así. Si sigues adelante de esa forma, un día, cuando te enfrentes a una gran prueba, caerás en el castigo. Tener una postura es muy importante en el proceso de perfeccionamiento de Dios a las personas. Si no dudas de un solo paso siquiera de la obra de Dios, si cumples con el deber del hombre, si respetas sinceramente lo que Él te hace poner en práctica, es decir, recuerdas las exhortaciones de Dios, y no las olvidas, independientemente de lo que Él haga en el presente, si no tienes dudas respecto a Su obra, mantienes tu propia postura, defiendes tu testimonio y sales victorioso de cada paso del camino, entonces, al final, serás perfeccionado por Dios, quien te convertirá en vencedor. Si eres capaz de mantenerte firme a través de cada paso de las pruebas de Dios, y puedes mantenerte firme hasta el final, entonces eres es un vencedor, alguien que ha sido perfeccionado por Dios. Si no puedes mantenerte firme en tus pruebas actuales, en el futuro te será incluso más difícil. Si solo pasas por una cantidad de sufrimiento insignificante y no buscas la verdad, no ganarás nada al final. Te quedarás con las manos vacías. Algunas personas abandonan su búsqueda cuando ven que Dios no habla, y su corazón se distrae. ¿Acaso no es insensata esa persona? Estas clases de personas no poseen la realidad. Cuando Dios habla, ellas siempre corren de un lado a otro, ocupadas y entusiastas en apariencia; pero ahora que Él no está hablando, ya no siguen buscando. Esta clase de persona no tiene futuro. Durante los refinamientos, debes entrar desde una perspectiva positiva y aprender las lecciones que deberías aprender; cuando ores a Dios y leas Su palabra, deberías comparar tu propio estado con ella, descubrir tus deficiencias, y ver que todavía tienes muchas lecciones que aprender. Cuanto mayor sea la sinceridad con la que te sometas a los refinamientos, más verás que no eres adecuado. Cuando experimentas refinamientos te enfrentas a muchos problemas; no puedes verlos con claridad, te quejas, revelas tu propia carne; solo de esta manera puedes descubrir que tienes demasiadas actitudes corruptas en ti.

Las personas carecen de calibre y no alcanzan los estándares de Dios; en el futuro pueden necesitar incluso más confianza para caminar por esta senda. En los últimos días, la obra de Dios exige una confianza enorme, aun mayor que la de Job. Sin confianza, las personas no serán capaces de seguir ganando experiencia ni de ser perfeccionadas por Dios. Cuando llegue el día de las grandes pruebas, algunas personas abandonarán las iglesias, algunas aquí y otras allá. Habrá personas que lo habrán estado haciendo bastante bien en su búsqueda anteriormente y la razón por la que dejan de creer no quedará clara. Ocurrirán muchas cosas que no comprenderás y Dios no revelará señales ni prodigios, ni hará nada sobrenatural. Esto es para comprobar si puedes mantenerte firme; Dios usa hechos para refinar a las personas. Aún no has sufrido mucho. En el futuro, cuando lleguen grandes pruebas, en algunos lugares todas las personas de la iglesia se marcharán, y esos con los que has tenido una buena relación se irán y abandonarán su fe. ¿Serás capaz de mantenerte firme entonces? Hasta ahora, las pruebas que has afrontado han sido menores, y probablemente apenas has sido capaz de resistirlas. Este paso incluye refinamientos y perfeccionamiento a través de las palabras solamente. En el paso siguiente, los hechos vendrán sobre ti para refinarte, y entonces estarás en medio del peligro. Cuando la situación se vuelva realmente grave, Dios te aconsejará darte prisa y marcharte, y las personas religiosas tratarán de convencerte para que vayas con ellas. Esto es para ver si puedes seguir en la senda y todas estas cosas son pruebas. Las pruebas actuales son menores, pero llegará el día en el que habrá algunos hogares en los que los padres ya no crean y algunos en los que los hijos no crean. ¿Serás capaz de seguir adelante? Cuanto más lejos vayas, mayores serán tus pruebas. Dios lleva a cabo Su obra de refinamiento en las personas, de acuerdo con sus necesidades y su estatura. Durante la etapa en que Dios perfecciona a la humanidad, es imposible que la cantidad de personas siga incrementándose. Solo disminuirá; las personas solo pueden ser perfeccionadas a través de estos refinamientos. Ser tratado, disciplinado, probado, castigado, maldecido, ¿puedes resistir todo esto? Cuando ves una iglesia con una situación particularmente buena, donde las hermanas y los hermanos buscan todos con gran energía, tú mismo te sientes animado. Cuando llegue el día en el que todos se hayan marchado, algunos de ellos ya no crean, algunos se hayan ido para hacer negocios o casarse, y algunos se hayan unido a la religión; ¿serás capaz de mantenerte firme entonces? ¿Serás capaz de que nada te afecte en tu interior? ¡El perfeccionamiento de la humanidad por parte de Dios no es cosa tan simple! Él utiliza muchas cosas para refinar a las personas, que las consideran métodos, pero en el propósito original de Dios no lo son en absoluto: son realidades. Al final, cuando Él haya refinado a las personas hasta un determinado grado y estas ya no tengan quejas, se completará este paso de Su obra. La gran obra del Espíritu Santo es para perfeccionarte; cuando no obra y se esconde, lo hace aún más con el propósito de perfeccionarte y, en particular, así se puede ver si las personas sienten amor por Dios y si confían de verdad en Él. Cuando Dios habla con claridad, no hay necesidad de que busques; solo cuando Él está oculto necesitas buscar y abrirte camino. Deberías ser capaz de cumplir con el deber de un ser creado e, independientemente de cuáles sean tu desenlace y tu destino futuros, deberías ser capaz de buscar el conocimiento y el amor a Dios durante tus años de vida; al margen de cómo te trate Dios, deberías ser capaz de no quejarte. Hay una condición para que el Espíritu Santo obre en las personas. Deben anhelar y buscar y no ser poco entusiastas ni dudar respecto a las acciones de Dios, y ser capaces de defender su deber en todo momento; solo de esta manera pueden ganar la obra del Espíritu Santo. En cada etapa de la obra de Dios, lo que se le exige a la humanidad es una enorme confianza y que vaya ante Dios para buscar; solo por medio de la experiencia son capaces las personas de descubrir cuán digno de amor es Dios y cómo obra el Espíritu Santo en las personas. Si no experimentas, si no tanteas tu camino con ello, si no buscas, no ganarás nada. Debes tantear tu camino a través de tus experiencias, y solo a través de ellas puedes ver las acciones de Dios y reconocer lo maravilloso e insondable que Él es.

De «La Palabra manifestada en carne»

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Capítulo 111

Dios Todopoderoso dice: “Yo he dicho tales cosas anteriormente: Yo soy el Primero y el Último, y también Yo soy quien está a cargo de todo, desde el principio hasta el fin. En los últimos días, obtendré a 144.000 hijos varones victoriosos”.

Todas las naciones serán bendecidas sin duda gracias a Ti; todos los pueblos me aclamarán y alabarán gracias a Ti. Mi reino florecerá, se desarrollará y persistirá por siempre. No se permitirá que nadie lo pisotee ni que exista nada que no se conforme a Mí, porque Yo soy el Dios majestuoso mismo, que no tolera ofensa alguna. No permito a nadie que me juzgue, ni que sea incompatible conmigo. Esto es suficiente para mostrar Mi carácter y majestad. Cuando cualquiera se oponga a Mi, lo castigaré en Mi propio tiempo. ¿Por qué no me ha visto nadie castigar a alguien? Es solo porque Mi tiempo aún no ha llegado y Mi mano aún no ha actuado verdaderamente. Aunque han sobrevenido grandes desastres, esto solo ha consistido en hablar de lo que implican los grandes desastres, mientras que la realidad de los mismos no ha sobrevenido a ningún humano. ¿Habéis comprendido algo de Mis palabras? Hoy, empezaré a revelar la realidad de los grandes desastres. Después de esto, quienquiera que se me resista será derribado por Mi mano. En el pasado, todo lo que hice fue exponer a unas cuantas personas, sin embargo, no ha llegado ningún gran desastre aún. Hoy es diferente del pasado. Como os lo he dicho todo sobre lo que implican los grandes desastres, anunciaré públicamente la realidad de los grandes desastres en un momento designado. Antes de esto, nadie ha sido tocado por un gran desastre, por lo que la mayoría de las personas (es decir, los hijos del gran dragón rojo) han continuado actuando de forma imprudente y arbitraria. Cuando llegue la realidad, estas criaturas miserables serán totalmente convencidas. De lo contrario todos dudarían de Mí y nadie lo tendría claro sobre Mí. Este es Mi decreto administrativo. A partir de esto puede verse que Mi forma de obrar (que se refiere a Mi forma de obrar en todas las personas) ha empezado a cambiar: estoy mostrando Mi ira, Mi juicio y Mi maldición a través de los descendientes del gran dragón rojo, y Mi mano ha comenzado a castigar a todos los que se resisten a Mí. Estoy mostrando Mi misericordia y Mi amabilidad a través de los hijos primogénitos. Aún más, a través de los hijos primogénitos estoy mostrando Mi carácter santo que no tolera ofensa alguna; estoy mostrando Mi autoridad y Mi persona. Los hacedores de servicio se han asentado para rendirme servicio y Mis hijos primogénitos están siendo dados a conocer cada vez más. Al derribar a los que se resisten a Mí permito que los hacedores de servicio vean Mi mano implacable, de forma que me rindan servicio con temor y temblor. También permito que Mis hijos primogénitos vean Mi autoridad y me entiendan mejor para que crezcan en la vida. Las palabras que hablé en el último período (incluyendo decretos administrativos, profecía y juicio de toda clase de personas) están empezando a cumplirse en orden, es decir, las personas verán que Mis palabras se hacen realidad ante sus ojos y que ninguna de ellas es infructuosa, pero que cada una de ellas es práctica. Antes de que Mis palabras se cumplan, muchas personas se marcharán porque ellas no se han cumplido. Esta es la forma en la que Yo obro; no es únicamente la función de Mi vara de hierro, sino que, aún más, es la sabiduría de Mis palabras. A partir de estas cosas, uno puede ver Mi omnipotencia y Mi odio hacia el gran dragón rojo. (Esto solo puede verse después de que Yo empiece Mi obra. Ahora algunas personas son reveladas; eso es únicamente una pequeña parte de Mi castigo, pero no puede incluirse en los grandes desastres. Esto no es difícil de entender. Así pues, puede verse que de ahora en adelante Mi forma de obrar será aún más difícil de entender para las personas. Hoy os lo estoy diciendo para que no seáis débiles a causa de esto cuando llegue el momento. Esto es lo que os estoy encomendando, porque ocurrirán cosas que las personas no han visto desde tiempos antiguos y cosas que harán difícil que las personas hagan a un lado sus emociones y su santurronería). La razón por la que uso diferentes medios para castigar al gran dragón rojo es porque él es Mi enemigo y Mi adversario. Yo debo destruir a todos sus descendientes; solo entonces puedo eliminar el odio de Mi corazón y solo entonces puedo humillar apropiadamente al gran dragón rojo. Únicamente esto es destruir completamente al gran dragón rojo y echarlo en el lago de fuego y azufre, en el abismo sin fondo.

No solo fue ayer que permití que Mis hijos primogénitos reinaran conmigo y se unieran a Mí en gobernar a todas las naciones y en disfrutar las bendiciones; también lo hago hoy y, lo más importante, también lo haré mañana. Yo he cumplido Mi obra con éxito; he estado diciendo eso todo el tiempo, y también puede decirse que empecé a decirlo desde el tiempo del principio de la creación, pero los humanos no entienden lo que estoy diciendo. Desde el momento de la creación hasta ahora, no he realizado obra personalmente; en otras palabras, Mi Espíritu nunca ha descendido completamente sobre el hombre para hablar y obrar. Pero hoy es diferente del pasado: Mi Espíritu está obrando personalmente en todas partes en el mundo-universo. Como en los últimos días quiero obtener a un grupo de personas que reinarán con poder conmigo, primero obtengo a una persona que sea de Mi mismo sentir, alguien que pueda ser considerado con Mi carga. Después Mi Espíritu descenderá completamente sobre Él para expresar Mi voz, divulgar Mis decretos administrativos y revelar Mis misterios al mundo-universo. Mi Espíritu lo perfeccionará y lo disciplinará personalmente. Como Él vive en humanidad normal, nadie puede ver claramente. Cuando Mis hijos primogénitos entren en el cuerpo, quedará totalmente claro si lo que Yo hago ahora es la realidad. Por supuesto, a los ojos humanos, en las nociones humanas, nadie cree y nadie puede ser obediente. Pero tal es Mi tolerancia hacia las personas. Como la realidad aún no ha llegado, las personas no pueden creer ni entender. Nunca ha habido nadie que, en medio de sus nociones humanas, creyera Mis palabras. Todas las personas son así: o solo creen lo que Mi ser carnal dice o solo creen la voz de Mi Espíritu. Esto es lo más difícil de tratar en las personas. Si no han visto con sus propios ojos que algo ocurre, ninguna de ellas puede renunciar a sus propias nociones y ninguna puede creer lo que Yo digo. Por eso utilizo Mis decretos administrativos para castigar a esos hijos de la desobediencia.

Yo he dicho tales cosas anteriormente: Yo soy el Primero y el Último, y también Yo soy quien está a cargo de todo, desde el principio hasta el fin. En los últimos días, obtendré a 144.000 hijos varones victoriosos. Tenéis un cierto entendimiento literal de estas palabras —“hijos varones victoriosos”— pero no tenéis claro el número: 144.000. De acuerdo con las nociones humanas, un número debe referirse a un número de personas o de cosas. En lo que se refiere al número “144.000” que modifica a “hijos varones victoriosos” —los “144.000 hijos varones victoriosos”— las personas piensan que hay 144.000 hijos varones victoriosos. Además, algunas personas piensan que hay algún significado simbólico en este número y toman por separado los 140.000 y los 4.000. Pero estas dos interpretaciones son erróneas. Esto no se refiere a un número propiamente dicho, y, menos aún, a algún significado simbólico. Entre la humanidad, no hay nadie que pueda comprender esto: las personas de generaciones pasadas pensaban que podría referirse a un significado simbólico. El número “144.000” se asocia con los hijos varones victoriosos. De ese modo, los 144.000 se refiere al grupo de personas en los últimos días que reinarán y a quienes Yo amo. Es decir, se debe interpretar que los 144.000 son el grupo de personas que vinieron de Sion y que retornarán a Sion. La explicación completa de los 144.000 hijos varones victoriosos es la siguiente: ellos son las personas que vinieron de Sion al mundo y fueron corrompidas por Satanás, y son ellos los que, al final, serán recuperados por Mí y regresarán a Sion conmigo. A partir de Mis palabras se pueden ver los pasos de Mi obra, lo cual significa que el momento en el que entraréis en el cuerpo no está tan lejos. Por eso os he explicado en repetidas ocasiones este aspecto y os he dado recordatorios al respecto. Vosotros lo veréis con claridad y a partir de Mis palabras descubriréis la manera de practicarlo; a partir de Mis palabras descubriréis el ritmo de Mi obra. Para descubrir el ritmo de la obra del Espíritu Santo, debéis discernirlo a partir de los misterios que Yo revelo (porque nadie puede ver ni comprender la obra del Espíritu Santo). Esa es la razón por la que revelo los misterios en los últimos días.

En Mi hogar, no habrá nada que no se conforme a Mí, y de ahora en adelante empezaré a purgar y purificar, poco a poco. Entre las personas, nadie puede intervenir ni llevar a cabo esta obra. Esto revela por qué estoy obrando en persona en los últimos días. Y esta es la razón por la que os he dicho muchas veces que simplemente necesitáis disfrutar y no mover un dedo. Es mediante esto que se revelan Mi poder, Mi justicia, Mi majestad y todos Mis misterios que las personas no pueden desentrañar. (Como las personas nunca han tenido ningún conocimiento de Mi plan de gestión ni entendimiento alguno de los pasos de Mi obra, los llaman “misterios”). Lo que Yo obtendré y lo que haré en los últimos días son misterios. Antes del momento en el que Yo creé el mundo, jamás hice lo que hago hoy y jamás les mostré a las personas Mi rostro glorioso ni parte alguna de Mi persona; solo Mi Espíritu obraba en algunas personas. (Ya que, desde el momento de la creación, nadie ha sido capaz de manifestarme ni expresarme, nunca he permitido que las personas vean Mi persona y Mi Espíritu ha obrado en algunas personas). Hasta hoy he revelado Mi imagen gloriosa y Mi persona a los seres humanos, y solo ahora ellos han visto estas cosas. Pero lo que vosotros veis hoy sigue estando incompleto y no es aún lo que Yo quiero que veáis. Lo que Yo quiero que vosotros veáis está únicamente en el cuerpo y ahora mismo nadie cumple todavía esta condición. En otras palabras, nadie puede ver Mi persona antes de entrar en el cuerpo. Por tanto, Yo digo que revelaré Mi persona al mundo-universo sobre el Monte Sion. A partir de esto puede verse que entrar en el Monte Sion es la parte final de Mi proyecto. En el momento de la entrada en el Monte Sion, Mi reino se edificará con éxito. En otras palabras, Mi persona es el reino. El tiempo en que los hijos primogénitos entren en el cuerpo será precisamente el tiempo en que el reino se hará realidad, por lo que he hablado repetidamente del asunto de la entrada de los hijos primogénitos en el Monte Sion. Este es el punto central de todo Mi plan de gestión, el cual nadie ha comprendido nunca antes.

Una vez que Yo cambie Mi forma de obrar habrá aún más cosas fuera del alcance del pensamiento humano, así que tened cuidado a este respecto. Hay cosas que están fuera del alcance del pensamiento humano, pero esto no significa que lo que Yo digo sea incorrecto. Simplemente es aún más necesario que las personas sufran e, incluso más, que cooperen conmigo. No seáis deliberadamente disolutos ni sigáis simplemente vuestros propios conceptos. Porque la mayoría de los que me rinden servicio fracasan en este respecto. Yo estoy usando Mis palabras para exponer la naturaleza humana y revelar las nociones humanas. (Pero como yo no cambio las nociones de quienes me rinden servicio, simplemente se vienen abajo, mientras que cambio las nociones de quienes son Mis hijos primogénitos y elimino su forma de pensar a través de esto). Así que al final, todos Mis hijos primogénitos serán perfeccionados a causa de los misterios que Yo he revelado.

De «La Palabra manifestada en carne»

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El Señor Jesús alimenta a los cinco mil

Dios dice: “(Juan 6:8–13) Uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Hay un muchacho acá que tiene cinco panes de cebada y dos pescados pequeños; ¿pero qué es eso para tantas personas? Y Jesús le dijo: Haced que los hombres se sienten. Había mucho pasto en el lugar, así que los hombres se sentaron; eran cerca de cinco mil. Y Jesús tomó los panes y cuando había dado gracias, lo distribuyó a los discípulos y ellos a los que estaban sentados”.

Dios dice: “(Juan 6:8–13) Uno de los discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: Hay un muchacho acá que tiene cinco panes de cebada y dos pescados pequeños; ¿pero qué es eso para tantas personas? Y Jesús le dijo: Haced que los hombres se sienten. Había mucho pasto en el lugar, así que los hombres se sentaron; eran cerca de cinco mil. Y Jesús tomó los panes y cuando había dado gracias, lo distribuyó a los discípulos y ellos a los que estaban sentados. Hizo lo mismo con los peces, hasta que fue necesario. Cuando estuvieron satisfechos, Jesús les dijo a los discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, que no se pierda nada. Por lo tanto, ellos los juntaron y llenaron doce canastas con los pedazos que quedaron de los cinco panes de cebada, después de que todos hubieron comido.

¿Qué tipo de concepto es “cinco panes y dos peces”? ¿Para cuántas personas serían habitualmente suficientes cinco hogazas de pan y dos peces? Si se mide en base al apetito de una persona normal, sólo bastarían para dos personas. Este es el concepto más básico de cinco panes y dos peces. Sin embargo, ¿a cuántas personas dice este pasaje que alimentaron esos cinco panes y dos peces? La Escritura lo registra así: “Había mucho pasto en el lugar, así que los hombres se sentaron; eran cerca de cinco mil”. En proporción a cinco panes y dos peces, ¿es cinco mil una gran cantidad? ¿Qué significa que este número sea tan grande? Desde una perspectiva humana, dividir cinco panes y dos peces entre cinco mil personas sería imposible, porque la diferencia entre ellos es demasiado grande. Aunque cada persona diese un pequeño bocado, seguiría sin ser suficiente para cinco mil personas. Pero aquí, el Señor Jesús hizo un milagro, no sólo permitió que cinco mil personas comiesen y se saciasen, sino que sobró. La Escritura dice: “Cuando estuvieron satisfechos, Jesús les dijo a los discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, que no se pierda nada. Por lo tanto, ellos los juntaron y llenaron doce canastas con los pedazos que quedaron de los cinco panes de cebada, después de que todos hubieron comido”. El milagro permitió a la gente ver la identidad y el estatus del Señor Jesús, y también que no hay nada imposible para Dios, vieron la verdad de la omnipotencia de Dios. Cinco panes y dos peces fueron suficientes para alimentar a cinco mil, pero de no haber habido nada de comida, ¿habría sido Dios capaz de alimentar a cinco mil personas? ¡Por supuesto que sí! Esto fue un milagro, por lo que inevitablemente las personas sintieron que era incomprensible, increíble y misterioso, pero para Dios hacer eso no era nada. Si eso era algo ordinario para Él, ¿por qué se destacaría para su interpretación? Porque lo que hay detrás de este milagro contiene la voluntad del Señor Jesús, que la humanidad nunca ha descubierto.
En primer lugar, tratemos de entender qué tipo de personas eran estas cinco mil. ¿Eran seguidores del Señor Jesús? Las Escrituras nos enseñan que no lo eran. ¿Sabían quién era el Señor Jesús? ¡Claramente no! Como mínimo, no sabían que la persona que estaba delante de ellos era Cristo, o quizás sólo algunos sabían Su nombre, y conocían o habían oído algo acerca de las cosas que había hecho. Simplemente sentían curiosidad por el Señor Jesús a raíz de las historias, pero sin duda no se puede decir que lo siguieran, y mucho menos que lo entendieran. Cuando el Señor Jesús vio a estas cinco mil personas, estaban hambrientas y sólo podían pensar en comer hasta saciarse, y por ello fue en este contexto donde Él satisfizo sus deseos. ¿Qué había en Su corazón cuando lo hizo? ¿Cuál fue Su actitud hacia estas personas que sólo querían comer hasta saciarse? En este momento, los pensamientos del Señor Jesús y Su actitud tenían que ver con el carácter y la esencia de Dios. Frente a estas cinco mil personas con el estómago vacío, quienes sólo querían comer una buena comida; frente a estas personas llenas de curiosidad y esperanzas sobre Él, el Señor Jesús sólo pensó en utilizar este milagro para concederles gracia. Sin embargo, no depositó Sus esperanzas en que se convirtieran en Sus seguidores, porque sabía que sólo querían participar en la diversión y comer hasta saciarse. Así pues, lo hizo lo mejor que pudo con lo que tenía allí, y usó cinco hogazas de pan y dos peces para alimentar a cinco mil personas. Abrió los ojos de estas personas que disfrutaban del entretenimiento, que querían ver milagros, y que vieron con sus propios ojos las cosas que el Dios encarnado podía completar. Aunque el Señor Jesús usó algo tangible para satisfacer su curiosidad, ya sabía en Su corazón que estas cinco mil personas sólo querían tener una buena comida, por lo que no dijo nada en absoluto ni les predicó. Sólo les permitió ver cómo se producía este milagro. No hay duda de que no podía tratar a estas personas igual que a Sus discípulos que le seguían realmente; pero, en el corazón de Dios, todas las criaturas estaban bajo Su dominio, y permitiría que todas las criaturas que veía disfrutasen de Su gracia cuando fuera necesario. Aunque estas personas no sabían quién era Él ni lo entendían, ni tenían una impresión particular de Él ni gratitud hacia Él aun después de haber comido los panes y los peces, Dios no lo censuraría; les proporcionó una maravillosa oportunidad de disfrutar de Su gracia. Algunos opinan que Dios es recto en lo que hace, y que no cuida ni protege a los incrédulos, y sobre todo que no les permite disfrutar de Su gracia. ¿Es este realmente el caso? A los ojos de Dios, siendo como son criaturas vivientes que Él mismo creó, Él las domina y cuida de ellas; las tratará, hará planes para ellas y las regirá de diferentes formas. Estos son los pensamientos y la actitud de Dios hacia todas las cosas.

Aunque las cinco mil personas que comieron las hogazas de pan y los peces no planeaban seguir al Señor Jesús, Él no fue estricto con ellas; una vez que habían comido hasta saciarse, ¿sabéis qué hizo? ¿Les predicó algo? ¿Dónde fue tras haber hecho esto? La Escritura no registra que el Señor Jesús les dijese nada; cuando hubo completado Su milagro se marchó tranquilamente. ¿Puso entonces algunas exigencias a estas personas? ¿Hubo odio? No hubo nada de eso; simplemente no quería prestar más atención a estas personas que no podían seguirle, y en ese momento Su corazón estaba dolido. Como había visto la depravación de la humanidad y había sentido su rechazo hacia Él, al ver a estas personas o estar con ellas, su torpeza y su ignorancia lo entristecieron mucho y afligieron Su corazón. Por ello sólo quería apartarse de ellas cuanto antes. El Señor no tenía exigencias para ellas en Su corazón; no quería prestarles atención, y sobre todo no quería gastar Sus energías con ellos. Sabía que no podían seguirle; a pesar de ello, Su actitud hacia ellos seguía siendo muy clara. Sólo quería tratarlos con bondad, concederles la gracia; esta era la actitud de Dios hacia toda criatura bajo Su dominio: para todas ellas, un trato bondadoso, provisión y alimentarlas. El Señor Jesús reveló, de forma muy natural, la propia esencia de Dios y trató con bondad a estas personas, porque era Dios encarnado. Lo hizo con un corazón de misericordia y tolerancia. Independientemente de cómo ellas le viesen y del tipo de resultado que se produjera, Él simplemente trataba a cada criatura basándose en Su identidad como Señor de toda la creación. Lo que revelaba era, sin excepción, el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es. Así que el Señor Jesús hizo algo tranquilamente y después se marchó de la misma manera. ¿Qué aspecto del carácter de Dios es este? ¿Podrías decir que es Su misericordia, que Dios es abnegado? ¿Podría hacer esto una persona normal? ¡Definitivamente no! Fundamentalmente, ¿quiénes eran estas cinco mil personas a las que el Señor Jesús alimentó con cinco panes y dos peces? ¿Se podría decir que eran personas compatibles con Él, que eran todas hostiles a Dios? Podemos afirmar con certeza que no eran en absoluto compatibles con el Señor, y que su esencia era totalmente hostil a Dios. ¿Pero cómo las trató Dios? Usó un método para disipar la hostilidad de las personas hacia Él: se llama bondad. Es decir, aunque el Señor Jesús las vio como pecadoras, a Sus ojos eran sin embargo Su creación, por lo que seguía tratando con bondad a estos pecadores. Esta es la tolerancia divina, determinada por Su propia identidad y esencia. Por tanto, es algo que ningún ser humano creado por Dios puede hacer; sólo Él puede hacerlo”.

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Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas

Ahora bien, vosotros debéis buscar convertiros en el pueblo de Dios y así comenzaréis toda la entrada en el camino correcto. Ser el pueblo de Dios quiere decir entrar en la Era del Reino.

Ahora bien, vosotros debéis buscar convertiros en el pueblo de Dios y así comenzaréis toda la entrada en el camino correcto. Ser el pueblo de Dios quiere decir entrar en la Era del Reino. En la actualidad comenzaréis a entrar de manera oficial en el entrenamiento del reino y vuestras vidas futuras dejarán de ser tan descuidadas y holgazanas como lo eran antes; viviendo de esta manera es imposible alcanzar los estándares que Dios exige. Si no sientes ninguna urgencia entonces esto muestra que no tienes ningún deseo por mejorar, que tu búsqueda es poco clara y confusa y que no puedes cumplir con la voluntad de Dios. Entrar al entrenamiento del reino quiere decir comenzar la vida del pueblo de Dios, ¿estás dispuesto a aceptar tal entrenamiento? ¿Estás dispuesto a sentir una sensación de urgencia? ¿Estás dispuesto a vivir bajo la disciplina de Dios? ¿Estás dispuesto a vivir bajo el castigo de Dios? Cuando las palabras de Dios vengan a ti y te prueben, ¿cómo actuarás? ¿Y qué vas a hacer cuando te enfrentes con toda clase de hechos? En el pasado, tu enfoque no era en la vida; hoy, debes entrar en la realidad de vida y buscar los cambios en tu carácter de vida. Esto es lo que debe lograr el pueblo del reino. Todos los que son del pueblo de Dios deben tener vida, deben aceptar el entrenamiento del reino y deben buscar los cambios en su carácter de vida. Esto es lo que Dios exige del pueblo del reino.

Las exigencias que Dios le hace al pueblo del reino son las siguientes:

1. Deben aceptar las comisiones de Dios. Es decir, deben aceptar todas las palabras que se hablan en la obra de Dios de los últimos días.

2. Deben entrar en el entrenamiento del reino.

3. Deben buscar que Dios haya tocado sus corazones. Cuando tu corazón se haya vuelto por completo a Dios, y tengas una vida espiritual normal, vivirás en el reino de la libertad, lo que quiere decir que vivirás bajo el cuidado y la protección del amor de Dios. Sólo cuando vivas bajo el cuidado y la protección de Dios vas a pertenecerle a Dios.

4. Deben ser ganados por Dios.

5. Se deben convertir en una manifestación de la gloria de Dios en la tierra.

Estos cinco puntos son Mis comisiones para vosotros. Mis palabras las hablo al pueblo de Dios, y si no estás dispuesto a aceptar estas comisiones, Yo no te voy a obligar, pero si verdaderamente las aceptas, entonces serás capaz de hacer la voluntad de Dios. En la actualidad, comenzáis a aceptar las comisiones de Dios, buscar convertiros en uno del pueblo del reino y alcanzar los estándares que se exigen para ser el pueblo del reino. Este es el primer paso para la entrada. Si quieres hacer por completo la voluntad de Dios, entonces debes aceptar estas cinco comisiones y, si las puedes lograr, serás conforme al corazón de Dios y con toda seguridad Dios te usará grandemente. Lo que es crucial hoy es entrar al entrenamiento del reino. La entrada al entrenamiento del reino supone la vida espiritual. Antes, no se hablaba de la vida espiritual pero ahora, a medida que comienzas la entrada al entrenamiento del reino, oficialmente entras a la vida espiritual.

¿Qué clase de vida es la vida espiritual? La vida espiritual es una en la que tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y puede ser consciente del amor de Dios. Es una en la que vives en las palabras de Dios y nada más ocupa tu corazón y puedes comprender la voluntad de Dios hoy y el día de hoy la luz del Espíritu Santo te guía con el fin de que cumplas con tu deber. Tal vida entre el hombre y Dios es la vida espiritual. Si no puedes seguir la luz de la actualidad, entonces se ha abierto un distanciamiento en tu relación con Dios, incluso se pudo haber roto, y no tienes una vida espiritual normal. Una relación normal con Dios se construye sobre el fundamento de aceptar las palabras actuales de Dios. ¿Tienes una vida espiritual normal? ¿Tienes una relación normal con Dios? ¿Eres alguien que sigue la obra del Espíritu Santo? Si puedes seguir la luz del Espíritu Santo hoy, puedes comprender la voluntad de Dios que está dentro de Sus palabras y puedes entrar en estas palabras, entonces eres alguien que sigue la corriente del Espíritu Santo. Si no sigues la corriente del Espíritu Santo entonces, sin duda, eres alguien que no busca la verdad. El Espíritu Santo no tiene oportunidad de obrar en aquellos que no tienen el deseo de ser mejores y, como resultado, tales personas nunca son capaces de hacer acopio de su fuerza y siempre son pasivas. En la actualidad, ¿sigues la corriente del Espíritu Santo? ¿Estás en la corriente del Espíritu Santo? ¿Has salido de un estado pasivo? Todos los que creen en las palabras de Dios, que toman la obra de Dios como el fundamento y siguen la luz del Espíritu Santo hoy, todos están en la corriente del Espíritu Santo. Si tú crees de manera inequívoca que las palabras de Dios son verdaderas y correctas, y si crees en las palabras de Dios sin importar lo que Él diga, entonces eres alguien que busca la entrada a la obra de Dios y de esta manera cumples la voluntad de Dios.

Para entrar en la corriente del Espíritu Santo, debes tener una relación normal con Dios y primero te debes deshacer de tu estado pasivo. Algunas personas siempre siguen a la mayoría y sus corazones se desvían muy lejos de Dios; tales personas no tienen ningún deseo de mejorar y los estándares que buscan son demasiado bajos. Sólo procurar amar a Dios y ser ganados por Él, es la voluntad de Dios. Hay personas que solo usan su conciencia para devolver el amor de Dios, pero esto no puede cumplir la voluntad de Dios; entre más altos sean los estándares que busques, más estarás en armonía con la voluntad de Dios. Como alguien que es normal y que busca el amor a Dios, la entrada al reino, para convertirse en uno del pueblo de Dios, es vuestro verdadero futuro y una vida que tiene el mayor valor y significado; nadie es más bendecido que vosotros. ¿Por qué digo esto? Porque los que no creen en Dios viven para la carne y viven para Satanás, pero hoy vivís para Dios y vivís para hacer la voluntad de Dios. Es por esto que digo que vuestras vidas son de gran importancia. Sólo este grupo de personas, que Dios ha seleccionado, puede vivir una vida de gran importancia: Nadie más en la tierra puede vivir una vida de tal valor y significado. Como Dios os ha seleccionado y os ha levantado y, además, por el amor que os tiene, habéis comprendido la verdadera vida y sabéis cómo vivir una vida que tenga el máximo valor. Esto no se debe a que vuestra búsqueda sea buena sino a la gracia de Dios; fue Dios el que abrió los ojos de vuestro espíritu y fue el Espíritu de Dios el que tocó vuestro corazón dándoos la buena fortuna de venir ante Él. Si el Espíritu de Dios no te hubiera iluminado, entonces no podrías ver lo que es asombroso de Dios ni tampoco te sería posible amar a Dios. Es exclusivamente porque el Espíritu de Dios ha tocado el corazón de las personas, que se ha vuelto a Dios por completo. A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes dejar de amar a Dios, que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas desechar. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y vas a orar a Dios y le vas a decir: “¡Oh Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Voy a erogar todo y dar todo para hacer Tu voluntad y te voy a dedicar todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, en tu corazón habrá un amor que no tiene fin y una obediencia verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si el Espíritu de Dios toca a las personas con frecuencia, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Me levantaste cuando me capacitaste para vivir para Ti hoy”. Cuando hayas orado de esta manera, vas a sentir que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber orado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; en tu corazón habrá un poder sin límite y tendrás el sentimiento de que Dios es tan maravilloso que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Para aquellos a quienes Dios toca con frecuencia, en sus vidas ocurren los cambios, pueden tomar su resolución, están dispuestos a ganar por completo a Dios, el amor por Dios en sus corazones es más fuerte, sus corazones se han vuelto por completo a Dios, no tienen en cuenta a la familia, el mundo, las complicaciones o su futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. A todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.

¿Has vuelto tu corazón a Dios? ¿El Espíritu de Dios ha tocado tu corazón? Si nunca has tenido una experiencia semejante, y si nunca has orado de esa manera, entonces esto demuestra que Dios no tiene lugar en tu corazón. Todos los que el Espíritu de Dios guía, y que el Espíritu de Dios ha tocado, poseen la obra de Dios, lo que demuestra que las palabras de Dios y el amor de Dios han echado raíces dentro de ellos. Algunas personas dicen. “No soy tan devoto como tú en mis oraciones ni Dios me ha tocado tanto; a veces, cuando medito y oro, siento que Dios es maravilloso y Dios toca mi corazón”. Nada es más importante que el corazón del hombre. Cuando tu corazón se ha vuelto a Dios, todo tu ser se habrá vuelto a Dios y es en ese momento que el Espíritu de Dios habrá tocado tu corazón. La mayoría entre vosotros habéis tenido semejante experiencia, es sólo que las profundidades de vuestras experiencias no son las mismas. Algunas personas dicen: “No digo muchas palabras en la oración, sólo escucho la comunión de los demás y la fuerza se levanta dentro de mí”. Esto muestra que Dios te ha tocado por dentro. Las personas a las que Dios ha tocado por dentro se inspiran cuando escuchan la comunión de los demás; si el corazón de una persona para nada se conmueve cuando escucha palabras inspiradoras, entonces esto prueba que la obra del Espíritu Santo no está dentro de ella. Dentro de ella no hay un anhelo, lo que prueba que no tiene una resolución y, por lo tanto, no tiene la obra del Espíritu Santo. Si Dios ha tocado a la persona, tendrá una reacción cuando escuche las palabras de Dios; si Dios no la ha tocado, entonces no ha tenido contacto con las palabras de Dios, estas no tienen relación con ella ni pueden iluminarla. Los que han escuchado las palabras de Dios, y no tuvieron una reacción, son las personas que no han sido tocadas, son las personas que no tienen la obra del Espíritu Santo. Todos los que son capaces de aceptar la nueva luz son tocados y poseen la obra del Espíritu Santo.

Mídete:

1. ¿Estás en medio de la obra presente del Espíritu Santo?

2. ¿Tu corazón se ha vuelto a Dios? ¿Dios te ha tocado?

3. ¿Las palabras de Dios han echado raíces dentro de ti?

4. ¿Tu práctica se construye sobre el fundamento de las exigencias de Dios?

5. ¿Vives bajo la guía de la luz presente del Espíritu Santo?

6. ¿Gobiernan tu corazón nociones antiguas o lo gobiernan las palabras actuales de Dios?

Al escuchar estas palabras, ¿cuál es la reacción dentro de vosotros? Después de haber creído durante todos estos años, ¿tienes las palabras de Dios como tu vida? ¿Ha habido un cambio en tu carácter corrupto anterior? ¿Sabes, de acuerdo con las palabras actuales de Dios, qué es tener vida y qué es no tener vida? ¿Esto os queda claro a vosotros? De importancia primordial al seguir a Dios es que todo debe ser de acuerdo a las palabras actuales de Dios: Ya sea que estéis buscando la entrada a la vida o el cumplimiento de la voluntad de Dios, todo se debe centrar alrededor de las palabras actuales de Dios. Si lo que comunicas y en lo que buscas entrar no se centran alrededor de las palabras actuales de Dios, entonces eres un extraño a las palabras de Dios y estás completamente carente de la obra del Espíritu Santo. Lo que Dios quiere son personas que sigan Sus pisadas. No importa qué asombroso y puro sea lo que hayas entendido antes, Dios no lo quiere y si no puedes hacer a un lado esas cosas, entonces en el futuro serán un obstáculo tremendo para tu entrada. Todos los que pueden seguir la luz presente del Espíritu Santo son benditos. Las personas de épocas pasadas también siguieron las pisadas de Dios, pero no pudieron continuar hasta hoy; esta es la bendición de las personas de los últimos días. Los que pueden seguir la obra presente del Espíritu Santo y que pueden seguir las pisadas de Dios, de tal manera que sigan a Dios dondequiera que Él los guíe, estas son las personas a las que Dios bendice. Los que no siguen la obra presente del Espíritu Santo, no han entrado en la obra de las palabras de Dios y, no importa cuánto trabajen o cuán grande sea su sufrimiento o cuánto corran, nada de esto quiere decir algo para Dios y Él no los elogiará. En la actualidad, todos los que siguen las palabras actuales de Dios están en la corriente del Espíritu Santo; los que son extraños a las palabras actuales de Dios están fuera de la corriente del Espíritu Santo y a tales personas Dios no las elogia. El servicio que está divorciado de las declaraciones actuales del Espíritu Santo es un servicio que es de la carne y de las nociones y es imposible que esté de acuerdo con la voluntad de Dios. Si las personas viven entre las nociones religiosas, entonces no pueden hacer nada que sea digno de la voluntad de Dios y aunque sirvan a Dios, sirven en medio de sus imaginaciones y de sus nociones y son totalmente incapaces de servir de acuerdo con la voluntad de Dios. Los que no pueden seguir la obra del Espíritu Santo no entienden la voluntad de Dios y los que no entienden la voluntad de Dios no pueden servir a Dios. Dios quiere un servicio que sea conforme a Su corazón; no quiere un servicio que sea de las nociones y de la carne. Si las personas no pueden seguir los pasos de la obra del Espíritu Santo, entonces viven en medio de nociones. El servicio de tales personas interrumpe y perturba, y tal servicio va en contra de Dios. Así, los que no son capaces de seguir las pisadas de Dios no pueden servir a Dios; los que no pueden seguir las pisadas de Dios con mucha seguridad se oponen a Dios y no son compatibles con Dios. “Seguir la obra del Espíritu Santo” quiere decir entender la voluntad de Dios hoy, poder actuar de acuerdo con los requisitos actuales de Dios, poder obedecer y seguir al Dios de hoy, y entrar de acuerdo con las nuevas declaraciones de Dios. Sólo alguien así sigue la obra del Espíritu Santo y está en la corriente del Espíritu Santo. Tales personas no sólo pueden recibir la alabanza de Dios y pueden ver a Dios, sino que también pueden conocer el carácter de Dios en Su última obra y, por Su última obra, pueden conocer las nociones del hombre y su desobediencia y la naturaleza y esencia del hombre; además, pueden poco a poco lograr cambios en su carácter durante su servicio. Sólo personas como estas son las que pueden ganar a Dios y las que genuinamente han encontrado el camino verdadero. A los que la obra del Espíritu Santo elimina son personas que no son capaces de seguir la última obra de Dios y que se rebelan contra la última obra de Dios. Que esa gente abiertamente se oponga a Dios se debe a que Dios ha hecho una nueva obra y a que la imagen de Dios no es la misma a la que tiene en sus nociones, como resultado de esto abiertamente se opone a Dios y pronuncia una sentencia contra Él, lo que la lleva a que Dios la aborrezca y la rechace. Tener el conocimiento de la última obra de Dios no es una tarea fácil, pero si la gente decide obedecer la obra de Dios y puede buscar la obra de Dios, entonces tendrá la oportunidad de ver a Dios y tendrá la oportunidad de obtener la nueva guía del Espíritu Santo. Los que de manera intencional se oponen a la obra de Dios no pueden recibir la iluminación del Espíritu Santo o la guía de Dios. Por lo tanto, que la gente pueda o no recibir la última obra de Dios depende de la gracia de Dios, depende de su búsqueda y depende de sus intenciones.

Todos los que pueden obedecer las declaraciones actuales del Espíritu Santo son benditos. No importa cómo solían ser o cómo el Espíritu Santo solía obrar en ellos, los que han obtenido la última obra de Dios son los más bendecidos y los que no pueden seguir la última obra hoy son eliminados. Dios quiere a los que son capaces de aceptar la nueva luz y Él quiere a los que aceptan y conocen Su última obra. ¿Por qué se dice que debéis ser una virgen casta? Una virgen casta puede buscar la obra del Espíritu Santo y entender las cosas nuevas y, además, puede desechar las antiguas nociones y obedecer la obra de Dios hoy. Este grupo de personas que aceptan la nueva obra de la actualidad, Dios las predestinó antes de todos los siglos y son las más benditas de las personas. Vosotros oís la voz de Dios directamente y contempláis la aparición de Dios y así, en todo el cielo y la tierra y a lo largo de las eras, nadie ha sido más bendecido que vosotros, este grupo de personas. Todo esto gracias a la obra de Dios, gracias a la predestinación y elección de Dios y gracias a la gracia de Dios; si Dios no hablara y declarara Sus palabras, ¿vuestras condiciones podrían ser como son hoy? Así, que toda la gloria y la alabanza sean para Dios, porque todo esto se debe a que Dios os levanta. Con estas cosas en mente, ¿todavía puedes ser pasivo? ¿Todavía podría tu fuerza no ser capaz de levantarse?

Dios predestinó desde tiempos inmemoriales que pudieras aceptar el juicio, el castigo, los golpes y el refinamiento de las palabras de Dios y, además, que pudieras aceptar las comisiones de Dios y por eso no te debes afligir demasiado cuando seas castigado. Nadie os puede quitar la obra que se ha hecho en vosotros y las bendiciones que se os han otorgado y nadie os puede quitar todo lo que se os ha dado. La gente de la religión no admite comparación con vosotros. No poseéis una gran experiencia de la Biblia, ni estáis equipados con teoría religiosa, pero como Dios ha obrado dentro de vosotros, habéis ganado más que cualquiera a lo largo de las eras y, por lo tanto, esta es vuestra mayor bendición. Por esto, os debéis dedicar aún más a Dios y ser todavía más leal a Dios. Ya que Dios te levanta, debes reforzar tus esfuerzos y debes preparar tu estatura para aceptar las comisiones de Dios. Debes permanecer firme en el lugar que Dios te ha dado, buscar convertirte en uno del pueblo de Dios, aceptar el entrenamiento del reino, que Dios te gane y, en última instancia, volverte un testimonio glorioso de Dios. ¿Tienes estas resoluciones? Si posees tales resoluciones, entonces al final estás seguro de que Dios te va a ganar y te vas a convertir en un testimonio glorioso de Dios. Debes entender que la comisión principal es que Dios te gane y que te conviertas en un glorioso testimonio de Dios. Esta es la voluntad de Dios.

Las palabras actuales del Espíritu Santo son la dinámica de la obra del Espíritu Santo y, durante este periodo, la iluminación continua del hombre por parte del Espíritu Santo es la tendencia de la obra del Espíritu Santo. ¿Y cuál es la tendencia de la obra del Espíritu Santo hoy? Es el liderazgo del pueblo en la obra presente de Dios y en una vida espiritual normal. Hay varios pasos para entrar en una vida espiritual normal:

1. Primero, debes derramar tu corazón en las palabras de Dios. No debes buscar las palabras de Dios en el pasado y no las debes estudiar ni comparar con las palabras de hoy. En cambio, debes derramar por completo tu corazón en las palabras actuales de Dios. Si hay personas que todavía quieren leer las palabras de Dios, libros espirituales u otros relatos de la predicación del pasado, y que no siguen las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces son las más necias de las personas; Dios aborrece a tales personas. Si estás dispuesto a aceptar la luz del Espíritu Santo hoy, entonces derrama por completo tu corazón a las declaraciones presentes de Dios. Esto es lo primero que debes lograr.

2. Debes orar sobre el fundamento de las palabras actuales que Dios habló, entrar en las palabras de Dios, tener comunión con Dios y tomar tus resoluciones delante de Dios, estableciendo qué estándares deseas para buscar alcanzarlas.

3. Debes buscar una entrada profunda en la verdad sobre el fundamento de la obra del Espíritu Santo en la actualidad. No te aferres a declaraciones y teorías obsoletas del pasado.

4. Debes buscar que el Espíritu Santo te toque y entrar en las palabras de Dios.

5. Debes buscar entrar en el camino que el Espíritu Santo camina en la actualidad.

¿Y cómo buscas que el Espíritu Santo te toque? La cosa crucial es vivir en las palabras actuales de Dios y orar sobre el fundamento de las exigencias de Dios. Después de haber orado de esta manera, es seguro que el Espíritu Santo te tocará. Si no buscas en base al fundamento de las palabras actuales que Dios habla, entonces esto es infructuoso. Debes orar y decir: “¡Oh Dios! Estoy en Tu contra y te debo tanto; soy tan desobediente y nunca puedo satisfacerte. Oh Dios, quiero que me salves, quiero servirte hasta el final, quiero morir por Ti. Tú me juzgas y me castigas y no tengo quejas; estoy en Tu contra y merezco morir para que todas las personas puedan contemplar Tu justo carácter en mi muerte”. Cuando oras desde dentro de tu corazón de esta manera, Dios te va a escuchar y te va a guiar; si no oras sobre el fundamento de las palabras actuales del Espíritu Santo, entonces no hay posibilidad de que el Espíritu Santo te toque. Si oras de acuerdo a la voluntad de Dios, y de acuerdo a eso que Dios quiere hacer hoy, vas a decir: “¡Oh Dios! Quiero aceptar Tus comisiones y ser fiel a Tus comisiones y estoy dispuesto a consagrar toda mi vida a Tu gloria para que todo lo que haga pueda alcanzar los estándares del pueblo de Dios. Que Tú puedas tocar mi corazón. Anhelo que Tu Espíritu siempre me ilumine, que todo lo que haga traiga vergüenza sobre Satanás, para que al final Tú me ganes”. Si oras de esta manera, centrándote alrededor de la voluntad de Dios, entonces, de un modo inevitable, el Espíritu Santo obrará en ti. No importa cuántas sean las palabras de tus oraciones, lo que es clave es si comprendes la voluntad de Dios o no. Todos vosotros pudisteis haber tenido la siguiente experiencia: A veces, mientras oras en una reunión, la dinámica de la obra del Espíritu Santo alcanza su máximo, haciendo que la fuerza de todos se eleve. Algunas personas lloran amargamente y derraman lágrimas mientras oran, vencidas por el remordimiento ante Dios, y algunas personas muestran su resolución y hacen votos. Ese es el efecto que debe lograr la obra del Espíritu Santo. En la actualidad es crucial que todas las personas derramen por completo sus corazones en las palabras de Dios. No te enfoques en las palabras que se hablaron antes; si todavía te aferras a lo que antes fue, entonces el Espíritu Santo no va a obrar dentro de ti. ¿Ves qué importante es esto?

¿Conocéis el camino que camina el Espíritu Santo en la actualidad? Los diferentes puntos que se mencionaron antes son los que el Espíritu Santo debe lograr hoy y en el futuro; son el camino que toma el Espíritu Santo y la entrada que los hombres deben buscar. En tu entrada a la vida, como mínimo debes derramar tu corazón en las palabras de Dios y debes poder aceptar el juicio y el castigo de las palabras de Dios; tu corazón debe anhelar a Dios, debes buscar la entrada profunda a la verdad y a los objetivos que Dios exige. Cuando posees esta fuerza, entonces esto demuestra que Dios te ha tocado y tu corazón ha comenzado a volverse a Dios.

El primer paso de entrada a la vida es derramar por completo el corazón en las palabras de Dios y el segundo paso es aceptar que el Espíritu Santo lo toque a uno. ¿Cuál es el efecto que se debe lograr al aceptar que el Espíritu Santo lo toque a uno? Es poder anhelar, buscar y explorar una verdad más profunda y poder cooperar con Dios de una manera positiva. Hoy, se coopera con Dios, es decir, hay un objetivo para la búsqueda, para las oraciones y para la comunión con las palabras de Dios y uno lleva a cabo su deber de acuerdo a las exigencias de Dios; sólo esto es cooperar con Dios. Si sólo hablas de dejar que Dios actúe, pero no tomas ninguna acción, ni orando ni buscando, entonces ¿esto se podría llamar cooperación? Si no hay ni rastro de cooperación en ti, y careces del entrenamiento para la entrada que tiene un objetivo, entonces no estás cooperando. Algunas personas dicen: “Todo depende de la predestinación de Dios, Dios mismo hace todo; si Dios no lo hiciera, entonces, ¿cómo podría el hombre?”. La obra de Dios es normal y en lo más mínimo es sobrenatural y es sólo por medio de tu búsqueda activa que el Espíritu Santo obra, porque Dios no obliga al hombre, le debes dar a Dios la oportunidad de obrar y si no buscas o entras, y si no hay el más mínimo anhelo en tu corazón, entonces Dios no tiene oportunidad de obrar. ¿Por qué camino puedes buscar que Dios te toque? Por medio de la oración y de acercarte más a Dios. Pero lo más importante, recuerda, debe ser sobre el fundamento de las palabras que Dios habló. Cuando Dios te toca con frecuencia, la carne no te esclaviza: Esposo, esposa, hijos y dinero, todos son incapaces de encadenarte y tú sólo quieres seguir la verdad y vivir delante de Dios. En este momento, serás alguien que vive en el reino de la libertad.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso