Cómo hacer un devocional | Tres Principios de Calmar Nuestro Corazón Ante Dios

un libro: “Estar en silencio delante de Dios no significa no cocinar, no trabajar ni ignorar la vida, sino ser capaz de acallar el corazón propio delante de Dios, guardar Su lugar en el corazón en todas las circunstancias normales.

Cómo hacer un devocional | Tres Principios de Calmar Nuestro Corazón Ante Dios

A través del camino para creer en Dios, la mayor parte del tiempo somos incapaces de callar nuestro corazón en Su presencia, ni podemos compartir las palabras de nuestro corazón con Él. Como resultado a menudo nos distanciamos de Dios y vivimos en la oscuridad. Entonces, ¿cómo debemos hacer para callar nuestro corazón ante Dios?
Hermana Kemu,
¡Hola! Todos los días, me desenvuelvo haciendo mi trabajo y sirviendo en la iglesia, como así también cuidar a mi familia. Así que todos los días me encuentro ocupada con estas cosas. Aunque haya lidiado con muchas cosas, mi corazón siempre está vacío. No sólo no tengo nada que decirle al Señor mientras le rezo, sino que mi espíritu está seco e inhóspito. Además de esto, me resulta difícil callar mi corazón mientras leo la Biblia. Porque siempre me molestan estos asuntos externos. Por esta razón, me siento bastante molesta y no tengo idea de cómo resolver esta dificultad.

Hermana Zhuiqiu.
Hola Hermana Zhuiqiu,
La pregunta que has formulado existe entre la mayoría de los hermanos y hermanas. ¿Entonces cuál es la razón por la cual no tenemos una relación normal con el Señor cuando estamos ocupados con los asuntos externos? La razón principal es que no podemos callar nuestro corazón ante Dios cuando siempre estamos ocupados con otras cosas. Si podemos entender y captar los principios de la práctica de cómo callarnos ante Dios en todas las cosas, entonces no importa la circunstancia en que nos encontremos, podemos vivir en Su presencia, con paz y alegría en nuestro corazón. Así no nos sentiremos tan preocupados y deprimidos.

Hoy exploraremos esto juntos: ¿Qué quiere decir estar callado ante Dios? ¿Y cuál es el camino para practicarlo?

Primero, ¿qué significa estar callado ante Dios?
Como dice un párrafo de un libro: “Estar en silencio delante de Dios no significa no cocinar, no trabajar ni ignorar la vida, sino ser capaz de acallar el corazón propio delante de Dios, guardar Su lugar en el corazón en todas las circunstancias normales. Cuando se ora, uno se arrodilla de forma adecuada ante Dios para orar; cuando se trabaja o se prepara comida, se acalla el corazón delante de Dios, se medita en Sus palabras o se cantan himnos. Independientemente del entorno en el que uno se encuentre, tiene una forma de practicar, y de hacer todo lo que pueda para estar cerca de Dios, para acallar el corazón ante Él. Cuando las circunstancias lo permiten, se ora con resolución; cuando no lo permiten, uno se acerca a Dios en su corazón mientras realiza el trabajo con las manos. Cuando se puedan comer y beber las palabras de Dios, se comen y se beben las palabras de Dios; cuando se pueda orar, entonces se ora; cuando se pueda contemplar a Dios, entonces se le contempla; se hace todo lo que se puede para ejercitarse en la entrada sobre la base del entorno propio”. Pueden ver en este párrafo que las palabras para estar callado ante Dios significan mantener nuestro corazón ante Dios, orándole sinceramente e interactuando con Él, habitualmente acercándose a Él y no apartándose de Él. En otras palabras, no importa con lo que estemos ocupados, nuestro corazón no debería estar ocupado por estas cosas externas. Más bien, debemos practicar como acercarnos al Señor con nuestro corazón, meditando Sus palabras y contemplando Su amor. Entonces, podemos vivir ante el Señor. Sin embargo, no quiere decir que no hagamos más nada, pero solo pensar en Dios en nuestro corazón. Lo que realmente importa es que practiquemos acallar nuestro corazón ante Dios en nuestra vida cotidiana. Si nos entrenamos y practicamos así, siempre estaremos conmovidos por el Espíritu Santo y tendremos la manera de practicar para los asuntos y dificultades en nuestra vida cotidiana. Y luego, no importa cuán ocupados estemos, habrá paz y alegría en nuestro corazón y ya no nos sentiremos vacíos.
¿Entonces, cómo callamos nuestro corazón ante Dios?

1. Debemos Orar y Abrir Nuestros Corazones al Señor Tanto Como Nos sea Posible a Cualquier Hora y en Cualquier Lugar

Si nos conmovemos al cantar para alabar a Dios, debemos ofrecerle agradecimiento y alabanza a Dios. “¡Dios! Hoy, escuchando esta canción me conmoví especialmente en mi corazón. Yo sé que este es el resultado de la obra del Espíritu Santo el cual me hace sentir Tu amor por la humanidad. ¡Dios! Estoy dispuesta a estar más cerca de Ti y vivir ante Ti.” Al orar así, es mucho más fácil para acallar nuestro corazón ante Dios. Sin importar la ocasión o la ubicación, mientras que las circunstancias lo permitan, podremos practicar silenciar nuestro corazón ante Dios en cualquier momento y en cualquier parte. Por ejemplo, en la cocina, mientras estamos haciendo algo con las manos podemos practicar silenciar nuestro corazón ante Dios cantando himnos, orando a Dios y reflexionando en las palabras de Dios, y también cuando estemos esperando un autobús en lugares públicos o dentro del autobús o en el lugar donde ejecutamos nuestro deber, y así sucesivamente aún podemos practicar callar nuestro corazón ante Dios. Nosotros oramos, nos acercamos a Dios y entendemos Sus palabras sin las reglas ni normas que nos delimitan. Lo podemos hacer en cualquier momento y sitio. Por ejemplo: Durante nuestro crecimiento espiritual en la mañana, tenemos un ambiente silencioso, deberíamos arrodillarnos, orarle a Dios y luego leer la palabra de Dios; en lugares públicos, en el camino hacia el trabajo, podemos abrir nuestro corazón a Dios y luego reflexionar en Sus palabras. Es decir, que realmente acercándose y orándole a Dios no está influenciado por ningún factor o circunstancia. Siempre que estemos dispuestos a estar cerca de Dios, podemos mantener una relación normal con Él en cualquier sitio. Así, podemos vivir ante Dios en todo momento. Este también es un detalle del sendero hacia la práctica en silenciar nuestro corazón ante Dios.

2. Siempre Debemos Leer y Reflexionar en las Palabras del Señor y Considerar Sus Palabras como la Base de Nuestra Existencia
En muchos casos, sólo estamos satisfechos con los protocolos exteriores mientras leemos la Biblia, pero no le ponemos atención a la reflexión de las palabras del Señor. Sin Sus palabras en nuestro corazón dentro de nuestra vida actual, tendremos dificultad para callarnos ante Él. De hecho, cada día cuando leemos la Biblia debemos reflexionar en Sus palabras con el corazón puro, orar y escudriñar tanto como podamos en Sus palabras. Cuando actuamos de esta manera, Dios verá que tenemos un corazón sediento por la verdad y entonces Él nos iluminará y nos orientará para entender Su voluntad. Así, todos los días podemos obtener algún beneficio nuevo e inconscientemente callamos nuestro corazón ante Dios.
Por ejemplo, cuando leamos las palabras del Señor Jesús: “En verdad os digo: el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.” (Marcos 10:15), deberíamos entender esto: ¿Por qué el Señor Jesús dice que quienquiera que no se convierta en la semejanza de un niño no entrará en el reino de los cielos? ¿Cuál es Su propósito? ¿Cuáles son las señales específicas de la semejanza a un niño? ¿Y cómo deberíamos practicar para vivir semejantes a un niño? Cuando soportamos nuestra carga para orarle a Dios y tratamos una y otra vez entender Sus palabras, Dios nos iluminara para entender el verdadero significado de estas palabras. En cuanto a los niños, ellos son inocentes, sencillos y honestos y dicen lo que quieren sin disfrazar ni ocultar lo que dicen. Ellos ni mienten ni engañan a otros cuando hablan. De sus palabras podemos ver su corazón interior donde no existe ninguna malicia o picardía. Por eso nos sentimos cómodos cuando congeniamos con ellos sin ninguna preocupación. Si fracasamos en convertirnos en la semejanza de un niño, y en su lugar lo hacemos con nuestro corazón lleno de picardía cuando servimos a Dios, negociamos con Dios solo con el propósito de ganar bendiciones, corona y para satisfacer nuestras propias ambiciones y deseos y nuestro corazón está repleto de estas impurezas, entonces no estamos sinceramente cumpliendo nuestro deber como un ser creado, pero utilizando a Dios. ¿Cómo puede tal obra y servicio obtener el elogio de Dios? Cuando reflexionamos sobre esto podemos saber la razón del porque Dios exige que nos convirtamos igual que un niño. Dios quiere al honesto, porque ellos están de acuerdo con Él, no son rebeldes ni se oponen y están conformes con Él. Solo tales personas pueden entrar en Su reino. Porque la esencia de Dios es santa y Él no tiene ninguno carácter corrupto de Satanás. Aquellos con tendencias corruptas con Satanás no serán permitidos a entrar en el Reino de Dios, cual es determinado por Su esencia. Consecuentemente, Dios desea que todos busquemos la verdad, para que desechemos estos caracteres corruptos y vivamos ante Él como un niño quien es sencillo y lleno de vida. Solo de esta manera podemos recibir las bendiciones de Dios. Mientras más meditemos así, más entenderemos las palabras del Señor y sabremos más de cómo emplear Sus palabras en nuestra vida actual. Entonces la relación entre el Señor y nosotros será más cercana cada vez. Esto también es el resultado de callar nuestro corazón ante Dios.
3. Considera Siempre el Amor de Dios y Reflexiona Sobre la Obra de Salvación que ha Hecho en Nosotros Como así Sus Buenos Propósitos Para Nosotros

Generalmente debemos siempre pensar en el amor del Señor, recordar Su obra que ha hecho en nosotros y reflexionar Su salvación para nosotros y Su buena voluntad. De esta manera, siempre nos conmoverá el Espíritu Santo y estaremos dispuestos a acercarnos y satisfacer al Señor con nuestro corazón. Por ejemplo, en la noche mientras estemos acostado en la cama, deberíamos reflexionar en nuestro corazón sobre la protección y amor del Señor que hemos experimentado durante el día o en días pasados. Deberíamos determinar cómo nos ha guiado el Señor paso a paso para atravesar las dificultades y penurias con las que nos hemos encontrado mientras servimos al Señor. Mientras más entendemos esto, más entendemos el propósito de Dios. Además, tendremos en cuenta que a través de estas dificultades Dios quiere perfeccionarnos y hacernos lograr la verdad. Mientras más lo experimentemos de esta manera, mejor fe tendremos en Dios. Asimismo, tendremos más conocimiento de la obra de salvación que Dios hace en nosotros. También experimentaremos aún más de Sus buenos propósitos para salvarnos. Algunas veces podremos pensar del echo que, para cumplir el propósito de salvar a la gente corrupta como nosotros, Dios vino humildemente escondido entre nosotros, padeció por nosotros y fue clavado en la cruz. Cuando recordemos las cosas que Dios ha hecho por nosotros, siempre nos conmoverá Su amor. En este momento, un poder infinito se apoderará de nuestro corazón y estaremos dispuestos a renunciar a la carne, rechazar la vida con dificultades y hacer todo lo que podamos para satisfacer a Dios. Mientras reflexionamos del amor del Señor también podemos sentir que Dios está justo a nuestro lado y nos está acompañando. Mientras más reflexionemos y practiquemos esto, más podremos callar nuestro corazón ante Dios. Además, tendremos más conocimiento de Dios y entonces podremos darle lugar al corazón para temerle a Dios.
Espero que mi comunicación sea de ayuda para ustedes y que ustedes mantengan una relación normal con Dios. Creo que mientras practiquemos en callar nuestro corazón ante Dios de acuerdo con los detalles mencionados arriba, obtendremos la guía y bendiciones de Dios, con paz y alegría en nuestro espíritu. ¡Que el Señor esté con ustedes!
Kemu

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Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

La fe en Dios no sólo debería ser para buscar la paz y las bendiciones

Ahora, para creer en el Dios práctico, debes tomar el camino correcto. Si crees en Dios, no debes buscar sólo las bendiciones, sino buscar amar y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento, mediante tu búsqueda individual, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un entendimiento real de Dios y tener un amor real por Dios que brote del fondo de tu corazón.

Las palabras relevantes de Dios:

¿Qué es lo que el hombre ha logrado desde que empezó a creer en Dios? ¿Qué has llegado a conocer acerca de Él? ¿Cuánto has cambiado debido a tu creencia en Él? Actualmente, todos sabéis que la creencia del hombre en Dios no es sólo para la salvación del alma y el bienestar de la carne ni para enriquecer su vida a través del amor de Dios, y así sucesivamente. Hoy por hoy, si amas a Dios por el bienestar de la carne o el placer momentáneo, aunque al final tu amor por Él alcance su plenitud y no pidas nada más, este amor que buscas sigue estando adulterado y no es agradable a Dios. Aquellos que usan su amor por Dios para enriquecer su existencia apagada y llenar un vacío en su corazón son los que ambicionan vivir en la comodidad, no quienes buscan sinceramente amar a Dios. Este tipo de amor es forzado, persigue la gratificación mental, y Dios no lo necesita. ¿Qué clase de amor es entonces el tuyo? ¿Para qué amas a Dios? ¿Cuánto amor verdadero existe dentro tuyo por Él ahora? El amor de la mayoría de vosotros es como el mencionado anteriormente. Esta clase de amor sólo puede mantener su situación actual; no puede alcanzar la inmutabilidad, ni arraigarse en el hombre. Este tipo de amor es sólo como una flor que florece y se seca sin dar frutos. En otras palabras, después de que hayas amado a Dios una vez de esa forma, si no hay nadie que te guíe en la senda que tienes por delante, caerás. Si sólo puedes amar a Dios en la época de amar a Dios pero posteriormente tu carácter de vida permanece sin cambios, entonces seguirás siendo incapaz de escapar de la influencia de las tinieblas, y seguirás sin poder librarte de las ataduras y los engaños de Satanás. Ningún hombre así puede ser ganado plenamente por Dios; al final, su espíritu, alma y cuerpo seguirán perteneciendo a Satanás. No puede haber dudas acerca de esto. Todos aquellos a los que Dios no puede ganar de un modo total volverán a su lugar original, esto es, de regreso a Satanás, y descenderán al lago de fuego y azufre para aceptar el siguiente paso del castigo de Dios. Los ganados por Él son los que se rebelan contra Satanás y escapan de su campo de acción. Ellos serán contados oficialmente entre el pueblo del reino. Así es como llegan a ser las personas del reino.

Extracto de ‘Qué punto de vista deberían tener los creyentes’ en «La Palabra manifestada en carne«

Ahora, para creer en el Dios práctico, debes tomar el camino correcto. Si crees en Dios, no debes buscar sólo las bendiciones, sino buscar amar y conocer a Dios. Por medio de Su esclarecimiento, mediante tu búsqueda individual, puedes comer y beber Su palabra, desarrollar un entendimiento real de Dios y tener un amor real por Dios que brote del fondo de tu corazón. En otras palabras, cuando tu amor por Dios es el más genuino, y nadie puede destruirlo o interponerse en el camino de tu amor por Él, entonces estás en el camino correcto de la fe en Dios. Esto prueba que perteneces a Dios, porque Dios ya ha tomado posesión de tu corazón y nada más puede poseerte. Mediante tu experiencia, el precio que has pagado y la obra de Dios, eres capaz de desarrollar un amor espontáneo por Dios, y cuando lo hagas te liberarás de la influencia de Satanás y llegarás a vivir en la luz de la palabra de Dios. Sólo cuando te has librado de la influencia de las tinieblas puedes decir que has ganado a Dios. En tu creencia en Dios, debes intentar buscar esta meta. Esta es la responsabilidad de cada uno de vosotros. Ninguno de vosotros debería estar satisfecho con el estado actual de las cosas. No podéis tener dudas respecto a la obra de Dios ni tomarla a la ligera. Debéis pensar en Dios en todos los aspectos y en todo momento, y hacer todas las cosas por Su causa. Y cuando habléis o actuéis, debéis poner primero los intereses de la casa de Dios. Sólo así puedes buscar el corazón de Dios.

Extracto de ‘Ya que crees en Dios, deberías vivir por la verdad’ en «La Palabra manifestada en carne»

Alguien que sirve a Dios no debería saber sólo cómo sufrir por Él; además, deben entender que el propósito de creer en Dios es buscar amor por Él. Dios se sirve de ti no solo para refinarte o hacerte sufrir, sino para que conozcas Sus acciones, para que conozcas el verdadero significado de la vida humana y, en particular, para que sepas que servir a Dios no es una tarea fácil. Experimentar la obra de Dios no consiste en disfrutar de la gracia, sino en sufrir a causa de tu amor hacia Él. Ya que disfrutas de la gracia de Dios, también debes disfrutar de Su castigo; debes experimentar todo esto. Puedes experimentar el esclarecimiento de Dios en ti, y también puedes experimentar cómo Él te trata y te juzga. De esta manera, tu experiencia será completa. Dios ha llevado a cabo su obra de juicio y castigo en ti. La palabra de Dios te ha tratado, pero no solo eso; también te ha esclarecido e iluminado. Cuando estás negativo y débil, Dios se preocupa por ti. La totalidad de esta obra es para hacerte saber que todo lo que concierne al hombre está dentro de las orquestaciones de Dios. Puedes pensar que creer en Dios consiste en sufrir o en hacer todo tipo de cosas por Él; podrías pensar que el propósito de creer en Dios tiene como fin que tu carne esté en paz o que todo en tu vida funcione sin problemas, o que te sientas cómodo y a gusto con todo. Sin embargo, ninguno de estos son propósitos que la gente debería vincular a su creencia en Dios. Si crees por estos propósitos, entonces tu perspectiva es incorrecta y resulta simplemente imposible que seas perfeccionado. Las acciones de Dios, el carácter justo de Dios, Su sabiduría, Su palabra, y lo maravilloso e insondable que Él es, todas son cosas que las personas deben tratar de entender. Como posees este entendimiento, debes utilizarlo para librar a tu corazón de todas las demandas, esperanzas y nociones personales. Solo eliminando estas cosas puedes cumplir con las condiciones exigidas por Dios, y solo haciendo esto puedes tener vida y satisfacer a Dios. El propósito de creer en Dios es satisfacerlo y vivir el carácter que Él requiere, para que Sus acciones y Su gloria se manifiesten a través de este grupo de personas indignas. Esta es la perspectiva correcta para creer en Dios, y este es también el objetivo que debes buscar. Has de tener el punto de vista correcto sobre creer en Dios y debes buscar obtener Sus palabras. Necesitas comer y beber las palabras de Dios y debe ser capaz de vivir la verdad, y, en particular, debes ser capaz de ver Sus obras prácticas, Sus maravillosas obras en todo el universo, así como la obra práctica que hace en la carne. La gente puede, a través de sus experiencias prácticas, apreciar cómo Dios hace Su obra en ellos y cuál es su voluntad respecto a ellos. El propósito de todo esto es eliminar el carácter satánico corrupto de las personas. Al haberte deshecho de toda la inmundicia e injusticia en tu interior; y al haberte despojado de tus malas intenciones, y haber desarrollado fe verdadera en Dios; solo con fe verdadera puedes realmente amar a Dios. Puedes amar genuinamente a Dios sobre los cimientos de tu creencia en Él. ¿Puedes conseguir amar a Dios sin creer en Él? Ya que crees en Dios, no puedes estar confundido al respecto. Algunas personas se llenan de vigor tan pronto como ven que la fe en Dios les traerá bendiciones, pero luego se quedan sin energía en cuanto ven que tienen que enfrentarse a los refinamientos. ¿Eso es creer en Dios? Al final, debes lograr una obediencia completa y total delante de Dios en tu fe. Crees en Dios, pero todavía le exiges; tienes muchas nociones religiosas que no puedes abandonar, intereses personales que no puedes soltar e, incluso, buscas las bendiciones de la carne y quieres que Dios rescate tu carne, que salve tu alma; estos son todos comportamientos de personas que tienen la perspectiva equivocada. Aunque las personas con creencias religiosas tienen fe en Dios, no buscan cambiar su carácter ni buscan el conocimiento de Dios; en cambio, solo buscan los intereses de la carne. Muchos entre vosotros tenéis creencias que pertenecen a la categoría de convicciones religiosas; esa no es la verdadera fe en Dios. Para creer en Dios, las personas deben poseer un corazón preparado para sufrir por Él y la voluntad de entregarse. A menos que cumplan estas dos condiciones, su fe en Dios no es válida, y no podrán lograr un cambio en su carácter. Solo las personas que genuinamente buscan la verdad, que tratan de conocer a Dios y buscan la vida son las que verdaderamente creen en Dios.

Extracto de ‘Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento’ en «La Palabra manifestada en carne»

¿Entendéis ahora lo que es creer en Dios? ¿Acaso significa contemplar señales y prodigios? ¿Significa ascender al cielo? Creer en Dios no es para nada fácil. Esas prácticas religiosas deben ser eliminadas; buscar la sanación de los enfermos y la expulsión de demonios, enfocarse en señales y prodigios, codiciar más de la gracia, la paz y el gozo de Dios, buscar las perspectivas y comodidades de la carne, estas son prácticas religiosas, y esas prácticas religiosas son una forma vaga de creencia. ¿Qué es hoy creer realmente en Dios? Es la aceptación de Su palabra como la realidad de tu vida y el conocimiento de Dios de Su palabra para lograr un amor verdadero hacia Él. Más claro: creer en Dios es para que puedas obedecerle, amarle y llevar a cabo el deber que debería realizar una criatura de Dios. Este es el objetivo de creer en Dios. Se tiene que lograr el conocimiento de la hermosura de Dios, de lo digno que Él es de reverencia, de cómo Él hace la obra de salvación y de perfeccionamiento en Sus criaturas; esto es lo mínimo que debe poseer en su creencia de Dios. Creer en Dios es, principalmente, el cambio de una vida de la carne a una vida de amar a Dios; de vivir dentro de la corrupción a vivir dentro de la vida de las palabras de Dios, es salir de bajo el campo de acción de Satanás y vivir bajo el cuidado y la protección de Dios, es ser capaz de lograr obedecer a Dios y no a la carne, es permitir que Él gane todo tu corazón, permitirle que te perfeccione y liberarte del carácter satánico corrupto. Creer en Dios es, principalmente, para que Su poder y Su gloria puedan manifestarse en ti y tú puedas hacer Su voluntad, cumplas Su plan y seas capaz de dar testimonio de Él delante de Satanás. Creer en Dios no debería centrarse en el deseo de contemplar señales y prodigios ni por el bien de la carne personal, sino en buscar conocer a Dios y ser capaz de obedecerle, y, como Pedro, obedecerle hasta la muerte. Estas son las metas principales de creer en Dios. Se come y bebe la palabra de Dios para conocerle y satisfacerle. Comer y beber la palabra de Dios te proporciona un mayor conocimiento de Él; solo después de esto puedes obedecer a Dios. Solo teniendo conocimiento de Dios puedes amarle, y esta es la única meta que el hombre debería tener en su creencia en Dios. Si en tu forma de creer en Dios, siempre estas intentando contemplar señales y prodigios, el punto de vista de esta creencia en Dios es erróneo. Creer en Dios es, sobre todo, la aceptación de Su palabra como la realidad de la vida. La meta de Dios solo se logra poniendo en práctica las palabras de Su boca y llevándolas a cabo dentro. Creyendo en Dios, el hombre debería perseguir que Él lo perfeccione, ser capaz de someterse a Él y la obediencia completa a Él. Si puedes obedecerle sin quejarte, tener en cuenta Sus deseos, alcanzar la estatura de Pedro y poseer el estilo de este del que Dios habla, será el momento en que habrás logrado el éxito en tu creencia en Dios, y esto significará que Dios te ha ganado.

Extracto de ‘Todo se realiza por la palabra de Dios’ en «La Palabra manifestada en carne»

Esperas que tu fe en Dios no acarree ningún reto o tribulación o la más mínima dificultad. Siempre buscas aquellas cosas que no tienen valor, y no le fijas ningún valor a la vida, poniendo en cambio tus propios pensamientos extravagantes antes que la verdad. ¡Eres tan despreciable! Vives como un cerdo, ¿qué diferencia hay entre ti y los cerdos y los perros? ¿No son todos los que no buscan la verdad, y en cambio aman la carne, unas bestias? ¿No son todos esos muertos sin espíritus cadáveres vivientes? ¿Cuántas palabras se han hablado entre vosotros? ¿Se ha hecho solo poco de obra entre vosotros? ¿Cuánto he provisto entre vosotros? ¿Y por qué no lo has obtenido? ¿De qué tienes que quejarte? ¿No es el caso de que no has obtenido nada porque estás demasiado enamorado de la carne? ¿Y no es porque tus pensamientos son muy extravagantes? ¿No es porque eres muy estúpido? Si no puedes obtener estas bendiciones, ¿puedes culpar a Dios por no salvarte? Lo que buscas es poder ganar la paz después de creer en Dios, que tus hijos no se enfermen, que tu esposo tenga un buen trabajo, que tu hijo encuentre una buena esposa, que tu hija encuentre un esposo decente, que tu buey y tus caballos aren bien la tierra, que tengas un año de buen clima para tus cosechas. Esto es lo que buscas. Tu búsqueda es sólo para vivir en la comodidad, para que a tu familia no le sucedan accidentes, para que los vientos te pasen de largo, para que el polvillo no toque tu cara, para que las cosechas de tu familia no se inunden, para que no te afecte ningún desastre, para vivir en el abrazo de Dios, para vivir en un nido acogedor. Un cobarde como tú, que siempre busca la carne, ¿tienes corazón, tienes espíritu? ¿No eres una bestia? Yo te doy el camino verdadero sin pedirte nada a cambio, pero no buscas. ¿Eres uno de los que creen en Dios? Te otorgo la vida humana real, pero no la buscas. ¿Es que no puedes ser diferente a un cerdo o a un perro? Los cerdos no buscan la vida del hombre, no buscan ser limpiados y no entienden lo que es la vida. Cada día, después de hartarse de comer, simplemente se duermen. Te he dado el camino verdadero, pero no lo has obtenido: tienes las manos vacías. ¿Estás dispuesto a seguir en esta vida, la vida de un cerdo? ¿Qué significado tiene que tales personas estén vivas? Tu vida es despreciable y vil, vives en medio de la inmundicia y el libertinaje y no persigues ninguna meta; ¿no es tu vida la más innoble de todas? ¿Tienes las agallas para mirar a Dios? Si sigues teniendo esa clase de experiencia ¿vas a conseguir algo? El camino verdadero se te ha dado, pero que al final puedas o no ganarlo depende de tu propia búsqueda personal.

Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en «La Palabra manifestada en carne»

¿Cuánto amas a Dios el día de hoy? ¿Y cuánto sabes de todo lo que Él ha hecho en ti? Esto es lo que debes aprender. Cuando Dios llegue a la tierra, todo lo que Él ha hecho en el hombre y le ha permitido al hombre ver es para que el hombre lo ame y lo conozca realmente. Que el hombre pueda sufrir por Dios y que haya podido llegar hasta aquí se debe, en un sentido, al amor de Dios y, en el otro, a la salvación de Dios; además, se debe a la obra del juicio y del castigo que Dios ha llevado a cabo en el hombre. Si no tenéis el juicio, el castigo y las pruebas de Dios, y si Dios no os ha hecho sufrir, entonces, con toda franqueza, vosotros no amáis sinceramente a Dios. Cuanto mayor sea la obra que Dios hace en el hombre, y cuanto mayor sea el sufrimiento del hombre, más evidente es cuán significativa es la obra de Dios y más puede el corazón del hombre amar a Dios sinceramente. ¿Cómo aprendéis cómo amar a Dios? Sin la tribulación ni el refinamiento, sin las pruebas dolorosas, y si, aparte de esto, todo lo que Dios le diera al hombre fuera la gracia, el amor y la misericordia, ¿serías capaz de alcanzar el punto de amar a Dios de verdad? Por un lado, durante las pruebas que Dios permite, el hombre llega a conocer sus deficiencias y ve que es insignificante, despreciable y vil, que no tiene nada y que no es nada; por el otro, durante Sus pruebas Dios crea para el hombre entornos diferentes que hacen que el hombre pueda experimentar más la hermosura de Dios. Aunque el dolor es grande y a veces insuperable, incluso al alcanzar el nivel de un dolor abrumador, después de haberlo experimentado, el hombre ve qué preciosa es la obra de Dios en él y solo sobre este fundamento nace en el hombre el amor verdadero por Dios. Hoy el hombre ve que únicamente con la gracia, el amor y la misericordia de Dios no es capaz de conocerse a sí mismo verdaderamente y mucho menos puede conocer la esencia del hombre. Solo por medio del refinamiento y del juicio de Dios, y durante el proceso de refinamiento mismo puede el hombre conocer sus deficiencias y saber que no tiene nada. De esta manera, el amor del hombre por Dios se construye sobre el fundamento del refinamiento y el juicio de Dios. Si solo disfrutas la gracia de Dios, tener una vida familiar tranquila o con bendiciones materiales, entonces no has ganado a Dios y tu creencia en Él no se puede considerar satisfactoria. Dios ya ha llevado a cabo una etapa de la obra de la gracia en la carne y le ha otorgado al hombre bendiciones materiales, pero el hombre no puede ser perfeccionado sólo con la gracia, el amor y la misericordia. En las experiencias del hombre, este encuentra algo del amor de Dios y ve el amor y la misericordia de Dios, pero después de experimentar por un periodo de tiempo, ve que la gracia de Dios y Su amor y misericordia no pueden hacer perfecto al hombre, no pueden revelar lo que está corrupto dentro del hombre y no pueden librar al hombre de su carácter corrupto o hacer perfecto su amor y su fe. La obra de la gracia de Dios fue la obra de un periodo y el hombre no puede depender del disfrute de la gracia de Dios para conocer a Dios.

Extracto de ‘Sólo al experimentar pruebas dolorosas puedes conocer el encanto de Dios’ en «La Palabra manifestada en carne»

Muchos de los que siguen a Dios sólo se preocupan por cómo obtener bendiciones o evitar el desastre. Tan pronto como se mencionan la obra y la gestión de Dios, se quedan en silencio y pierden todo interés. Piensan que comprender tales cuestiones tediosas no ayudará a que su vida crezca y que no le brindará ningún beneficio. En consecuencia, aunque hayan oído hablar acerca de la gestión de Dios, le prestan poca atención. No la ven como algo precioso que se debe aceptar, y, mucho menos, la reciben como parte de su vida. Esas personas sólo tienen un objetivo al seguir a Dios, y es recibir bendiciones. Esas personas no pueden tomarse la molestia de prestar atención a nada que no involucre directamente este objetivo. Para ellas, no hay meta más legítima que creer en Dios para obtener bendiciones; es la esencia del valor de su fe. Si algo no contribuye a este objetivo, no las mueve. Esto es lo que ocurre con la mayoría de las personas que creen en Dios actualmente. Su objetivo y su intención parecen legítimos porque, al mismo tiempo que creen en Dios, también se esfuerzan por Él, se dedican a Él, y cumplen su deber. Entregan su juventud, abandonan a su familia y su profesión e, incluso, pasan años lejos de casa ocupados. En aras de su meta máxima, cambian sus intereses, su perspectiva de la vida e, incluso, la dirección que siguen, pero no pueden cambiar el objetivo de su creencia en Dios. Van de acá para allá tras la gestión de sus propios ideales; no importa cuán lejos esté el camino ni cuántas dificultades y obstáculos haya a lo largo del mismo, siguen siendo persistentes y sin miedo a la muerte. ¿Qué poder los impulsa a seguir entregándose de esta forma? ¿Es su conciencia? ¿Es su carácter magnífico y noble? ¿Es su determinación de combatir a las fuerzas del mal hasta el final? ¿Es su fe de dar testimonio de Dios sin buscar recompensa alguna? ¿Es su lealtad al estar dispuestos a abandonarlo todo para cumplir la voluntad de Dios? ¿O es su espíritu de devoción para renunciar a las exigencias personales extravagantes? ¡Que alguien que nunca ha comprendido la obra de gestión de Dios dé tanto, es, simplemente, un milagro! Por el momento, no hablemos de cuánto han dado estas personas. Sin embargo, su comportamiento es muy digno de nuestro análisis. Aparte de los beneficios tan estrechamente asociados con ellos, ¿podría existir alguna otra razón para que las personas, que nunca entienden a Dios den tanto por Él? En esto descubrimos un problema no identificado previamente: la relación del hombre con Dios es, simplemente, de puro interés personal. Es la relación entre el receptor y el dador de bendiciones. Para decirlo con claridad, es similar a la relación entre empleado y empleador. El primero sólo trabaja para recibir las recompensas otorgadas por el segundo. En una relación como esta, no hay afecto; sólo una transacción. No hay un amar y ser amado; sólo caridad y misericordia. No hay comprensión; sólo indignación y engaño reprimidos. No hay intimidad; sólo un abismo que no se puede cruzar. Ahora que las cosas han llegado a este punto, ¿quién puede cambiar ese rumbo? ¿Y cuántas personas son capaces de entender verdaderamente cuán nefasta se ha vuelto esta relación? Considero que, cuando las personas se sumergen en el gozo de ser bendecidas, nadie puede imaginar cuán embarazosa y desagradable es una relación así con Dios.

Lo más triste acerca de cómo cree la humanidad en Dios es que el hombre lleva a cabo su propia gestión en medio de la obra de Dios y, sin embargo, no presta atención a Su gestión. El fracaso más grande del hombre radica en cómo, al mismo tiempo que busca someterse a Dios y adorarlo, está construyendo su propio destino ideal y tramando cómo recibir la mayor bendición y el mejor destino. Incluso si alguien entiende cuán despreciable, aborrecible y patético es, ¿cuántas podrían abandonar fácilmente sus ideales y esperanzas? Y ¿quién es capaz de detener sus propios pasos y dejar de pensar únicamente en sí mismo? Dios necesita a quienes cooperarán de cerca con Él para completar Su gestión. Necesita a quienes se someterán a Él a través de dedicar toda su mente y todo su cuerpo a la obra de Su gestión. Él no necesita a las personas que estiran las manos para suplicarle cada día, y, mucho menos, a quienes dan un poco y después esperan ser recompensados. Dios desprecia a los que hacen una contribución insignificante y después se duermen en sus laureles. Aborrece a esas personas de sangre fría que se ofenden con la obra de Su gestión y sólo quieren hablar sobre ir al cielo y obtener bendiciones. Aborrece aún más a los que se aprovechan de la oportunidad presentada por la obra que Él hace al salvar a la humanidad. Eso es debido a que estas personas nunca se han preocupado por lo que Dios desea conseguir y adquirir por medio de la obra de Su gestión. Sólo les interesa cómo pueden usar la oportunidad provista por la obra de Dios para obtener bendiciones. No les importa el corazón de Dios, pues lo único que les preocupa es su propio futuro y destino. Los que se ofenden con la obra de gestión de Dios y no tienen el más mínimo interés en cómo Dios salva a la humanidad y en Su voluntad, sólo están haciendo lo que les place de una forma que está desconectada de la obra de gestión de Dios. Dios no recuerda su comportamiento ni lo aprueba, y, mucho menos, lo mira con buenos ojos.

Extracto de ‘El hombre sólo puede salvarse en medio de la gestión de Dios’ en «La Palabra manifestada en carne»

¿ Qué deberías buscar ahora? Que seas capaz o no de dar testimonio de la obra de Dios, que puedas o no convertirte en un testimonio y en una manifestación de Dios, y que seas adecuado o no para que Él te use, estas son las cosas que debes buscar. ¿ Cuánta obra ha hecho Dios realmente en ti? ¿ Cuánto has visto, cuánto has tocado? ¿ Cuánto has experimentado y probado? Si Dios te ha probado, si te ha tratado, o si te ha disciplinado, independientemente de todo ello, Sus acciones y Su obra se han llevado a cabo en ti. Sin embargo, como creyente en Dios, como persona que está dispuesta a buscar el ser perfeccionada por Él, ¿ eres capaz de dar testimonio de la obra de Dios en base a tu experiencia práctica? ¿ Puedes vivir las palabras de Dios a través de ella? ¿ Eres capaz de proveer para los demás a través de tu propia experiencia práctica y esforzarte toda tu vida para dar testimonio de la obra de Dios? Para poder dar testimonio de la obra de Dios debes confiar en tu experiencia, en tu conocimiento y en el precio que has pagado. Solo así puedes satisfacer Su voluntad. ¿ Eres alguien que da testimonio de la obra de Dios? ¿ Tienes esta determinación? Si eres capaz de dar testimonio de Su nombre, e incluso de Su obra, y si puedes vivir la imagen que Él exige de Su pueblo, eres un testigo para Dios. ¿ Cómo das realmente testimonio para Dios? Lo haces al buscar y anhelar vivir las palabras de Dios, y al dar testimonio con tus palabras, satisfacer Sus demandas y experimentar la obra que Él ha hecho en las personas de una manera práctica. Trátese de dolor, lágrimas o tristeza, debes experimentar todas estas cosas en tu práctica. Tienen como objetivo perfeccionarte como alguien que da testimonio de Dios. ¿ Qué es exactamente lo que ahora te impulsa a sufrir y buscar la perfección? ¿ Tiene realmente tu sufrimiento actual el fin de amar a Dios y dar testimonio de Él? ¿ O su fin son las bendiciones de la carne o tus perspectivas futuras y tu destino? Todas tus intenciones, motivos y las metas que persigues deben ser rectificados y no los puede guiar tu propia voluntad. Tienen como objetivo perfeccionarte como alguien que da testimonio de Dios. ¿ Qué es exactamente lo que ahora te impulsa a sufrir y buscar la perfección? ¿ Tiene realmente tu sufrimiento actual el fin de amar a Dios y dar testimonio de Él? ¿ O su fin son las bendiciones de la carne o tus perspectivas futuras y tu destino? Todas tus intenciones, motivos y las metas que persigues deben ser rectificados y no los puede guiar tu propia voluntad. Tienen como objetivo perfeccionarte como alguien que da testimonio de Dios. ¿ Qué es exactamente lo que ahora te impulsa a sufrir y buscar la perfección? ¿ Tiene realmente tu sufrimiento actual el fin de amar a Dios y dar testimonio de Él? ¿ O su fin son las bendiciones de la carne o tus perspectivas futuras y tu destino? Todas tus intenciones, motivos y las metas que persigues deben ser rectificados y no los puede guiar tu propia voluntad.

Extracto de ‘Los que serán hechos perfectos deben someterse al refinamiento’ en «La Palabra manifestada en carne»

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Devocional cristiano de hoy | Hoy, ¿te has acercado a Dios?

“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios” (Filipenses 4:6).

Devocional cristiano de hoy | Hoy, ¿te has acercado a Dios?

“Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios” (Filipenses 4:6).

“Primero se empieza desde la oración: orar en paz delante de Dios es muy productivo. Después de ello, comer y beber las palabras de Dios, meditar en Sus palabras e intentar obtener la luz, hallar el camino a la práctica, conocer cuáles son los objetivos de las declaraciones de Dios, y entender sin desviación. En general, acercarse a Dios con normalidad en el corazón, contemplar Su amor, y reflexionar en Sus palabras, sin ser perturbado por las cosas externas. Cuando tu corazón está en paz, hasta el punto de ser capaz de meditar, para poder contemplar dentro de ti mismo el amor de Dios, y acercarte de verdad a Él, independientemente del entorno en el que estés, y en última instancia has alcanzado el punto en el que alabas en tu corazón, y es incluso mejor que orar, entonces poseerás una cierta estatura en esto”.

De “La Palabra manifestada en carne”

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Cuando nos encontremos con algunas dificultades y preocupaciones en la vida, mientras oremos sinceramente y confiemos en Dios, podremos sentir el poder de la oración y se animará nuestra fe. ¿Cómo orar a Dios correctamente ? Haga clic en medios de contacto abajo para hablar y comunicarse con nosotros en línea.

Cómo hacer un devocional para establecer una relación con Dios

La palabra de Dios dice: “Una vida espiritual normal es una vida vivida ante Dios. Al orar, uno puede aquietar su corazón ante Dios y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, conocer las palabras de Dios, y entender Su voluntad.

Cómo hacer un devocional para establecer una relación con Dios

¿Alguna vez te has enfrentado a este dilema, que aunque hagas tus devocionales y ores todos los días, sigues son ganar mucho de cualquier cosa ni te sientes conmovido? ¿Por qué realmente sucede eso? ¿Cómo podemos obtener resultados de nuestros devocionales diarios? Siempre y cuando sigamos los tres principios de práctica indicados a continuación, podemos mejorar lo que obtenemos de nuestra vida espiritual y crecer en la vida más rápidamente.

1. Enfócate en serenarte ante Dios en los devocionales

Encontrar el enfoque correcto de los devocionales es necesario para que nuestra vida espiritual dé sus frutos. Primero, hemos de serenarnos ante Dios. Cuanto más lo hagamos, más fácil será obtener el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo. Si no podemos hacer eso, entonces mientras leemos las palabras de Dios todavía tenemos en nuestras mentes cosas como el trabajo, la escuela y la familia. En tal caso, solo nos limitamos a actuar por inercia y apaciguar a Dios en nuestros devocionales porque no estamos enfocados únicamente en adorar a Dios y leer en oración Sus palabras. Eso hace improbable que recibamos esclarecimiento del Espíritu Santo, aunque entendamos el significado literal de las palabras de Dios.

La palabra de Dios dice: “Una vida espiritual normal es una vida vivida ante Dios. Al orar, uno puede aquietar su corazón ante Dios y, a través de la oración, puede buscar el esclarecimiento del Espíritu Santo, conocer las palabras de Dios, y entender Su voluntad. Al comer y beber de Sus palabras, la gente puede obtener una comprensión más clara y completa de la obra actual de Dios. También pueden obtener una nueva senda de práctica, y no se aferrarán a lo viejo; lo que practican tendrá como objetivo lograr el crecimiento en la vida” (‘Acerca de una vida espiritual normal’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Si queréis tener vuestro corazón realmente en paz ante Él, entonces debéis hacer la obra de cooperación consciente. Es decir, cada uno de vosotros debe dedicar un tiempo para vuestras devociones, un momento en el que apartáis a todas las personas, asuntos u objetos, calmáis vuestro corazón y guardáis silencio ante Dios. Todo el mundo debería tomar notas devocionales, registrar su conocimiento de la palabra de Dios y cómo se les conmueve el espíritu, independientemente de que sea profundo o superficial, todos deben acallar sus corazones ante Dios de manera consciente. Si puedes dedicar una o dos horas cada día a una vida espiritual verdadera, tu vida durante ese día se sentirá enriquecida y tu corazón será brillante y claro. Si vives esta clase de vida espiritual a diario, entonces tu corazón podrá volver a estar más en posesión de Dios, tu espíritu se volverá cada vez más fuerte, tu condición mejorará constantemente, podrás recorrer mejor la senda por la que guía el Espíritu Santo, y Dios te concederá más bendiciones. El propósito de vuestra vida espiritual es obtener conscientemente la presencia del Espíritu Santo. No consiste en observar reglas o celebrar rituales religiosos, sino en actuar verdaderamente en sintonía con Dios y disciplinar realmente vuestro cuerpo. Esto es lo que el hombre debe hacer; así que debéis hacerlo esforzándoos al máximo” (‘Una vida espiritual normal guía a las personas por el camino correcto’ en “La Palabra manifestada en carne”). Podemos ver en la palabra de Dios que la práctica de serenar nuestro corazón ante Dios es necesaria para una buena vida espiritual. Antes de los devocionales, necesitamos alejarnos conscientemente de todo lo que pueda interrumpirnos, de todas las personas, eventos y cosas que puedan alejar nuestro corazón de Dios. En general, nuestros corazones están más apaciguados por la mañana, antes de que nos ocupemos de las innumerables pequeñas cosas que surgen en nuestras vidas y en el trabajo. Podemos orar a Dios en este momento, contándole todas nuestras dificultades y deficiencias; podemos leer cuidadosamente las palabras de Dios, reflexionando y buscando su voluntad y un camino de práctica. Cuanto más nos serenemos ante Dios de esta manera, más probabilidades tendremos de ganar la obra del Espíritu Santo. Esta es una forma mejor de sacar provecho de nuestros devocionales y así nuestra condición espiritual seguirá mejorando.

2. Enfócate en reflexionar sobre la palabra de Dios en los devocionales

La segunda forma de sacar más provecho de nuestros devocionales es enfocarse en la reflexión de la palabra de Dios. Mucha gente lee la palabra de Dios en sus devocionales, pero no la tienen realmente en cuenta, solo la hojean y se contentan con entender su significado superficial. Sin embargo, no logran comprender verdaderamente la voluntad o los requisitos de Dios. Con este enfoque, por mucho que lean la palabra de Dios, no entenderán la verdad. Todos sabemos que la palabra de Dios es la verdad, que es una expresión de Su carácter y que revela Su vida misma. Está llena de la propia voluntad de Dios, por lo que no es algo que podamos entender realmente con solo pensar en ella un momento. Tenemos que leer y reflexionar en oración una y otra vez con corazones reverentes y el anhelo de obtener el esclarecimiento del Espíritu Santo; esta es la única forma de entender las verdades de la palabra de Dios, de entender lo que realmente nos dice. Dios dice: “La devoción sincera a las palabras de Dios implica, principalmente, buscar la verdad, buscar las intenciones de Dios en Sus palabras, centrarse en comprender la voluntad de Dios y entender y obtener más verdad a partir de Sus palabras. Cuando leía las palabras de Dios, Pedro no estaba centrado en entender las doctrinas y, menos aún, en obtener conocimiento teológico; más bien, se concentró en comprender la verdad y la voluntad de Dios y lograr un entendimiento de Su carácter y Su encanto. Pedro también intentó comprender los diversos estados corruptos del hombre a partir de las palabras de Dios, la naturaleza corrupta del hombre y sus verdaderas deficiencias, cumpliendo, así, con todos los aspectos de las exigencias que Dios le hace al hombre para que lo satisfaga. Pedro tuvo muchas prácticas correctas que se ciñeron a las palabras de Dios. Esto estuvo totalmente alineado con la voluntad de Dios y fue la mejor forma en la que una persona podía cooperar al tiempo que experimentaba la obra de Dios” (‘Cómo caminar por la senda de Pedro’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Podemos observar aquí que al leer la palabra de Dios, necesitamos tener en cuenta el propósito de Dios al decir esto, cuál es la voluntad de Dios, lo que puede alcanzar dentro de nosotros, de qué manera somos rebeldes o deficientes, y cómo practicar la verdad para resolver estos problemas. Cuando busquemos y reflexionemos de este modo, obtendremos el esclarecimiento de Dios antes de que nos demos cuenta, permitiéndonos entender lo que la palabra de Dios está diciendo realmente, y cuáles son los propósitos e intenciones de Dios. Después de eso, cuando actuemos de acuerdo a los requisitos de la palabra de Dios, seremos capaces de entender gradualmente la verdad y entrar en la realidad. Esto hará que sea más fácil recoger una cosecha de nuestros devocionales.

Tomemos este versículo de la Biblia como ejemplo: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza” (Marcos 12:30). Comprendemos a partir de esto que Dios requiere que lo amemos con todo nuestro corazón y toda nuestra mente: ¿Por qué requeriría eso de nosotros? ¿Cuál es la voluntad de Dios? Podemos reflexionar sobre esto y darnos cuenta de que Dios sabe que desde que fuimos corrompidos por Satanás, todos tenemos una naturaleza egoísta. Siempre estamos pensando en cómo satisfacer nuestros propios intereses en todo, por lo que cuando nos consagramos a Dios únicamente hacemos un trato con Dios, tratando de obtener bendiciones y gracia de Él, y podemos quejarnos a Dios cuando nuestros deseos no se cumplen. No estamos viviendo nada más que un carácter satánico. Esto es resistirse y engañar a Dios. Dios tiene un carácter santo y justo, por lo que si continuamos con este tipo de búsqueda, por muy duro que trabajemos para Dios, no obtendremos la aprobación de Dios ni entraremos en Su reino. Dios hizo este requisito de acuerdo con nuestras propias deficiencias y necesidades, esperando que cuando cumplamos con nuestros deberes, no lo hagamos de forma adulterada o transaccional. Él espera que no vivamos de acuerdo a nuestro egoísta y despreciable carácter corrupto, sino que estemos contentos de trabajar y ofrecernos a nosotros mismos por nuestro amor a Dios, y vivir una verdadera semejanza humana. Solo así ganaremos la aprobación de Dios. Cuando consideramos y nos damos cuenta de estas cosas, la decisión de tener sed de la verdad y abandonar la carne puede surgir dentro de nosotros, y nos volvemos dispuestos a amar a Dios con todo nuestro corazón y toda nuestra mente. Esto es lo que se logra leyendo en oración la palabra de Dios. Cuando nos acercamos a la palabra de Dios de este modo todo el tiempo y vivimos ante Dios, nuestra vida espiritual seguirá mejorando.

3. Considera los problemas prácticos y las dificultades en tus devociones

Para lograr resultados en nuestra vida espiritual, tenemos que asumir la responsabilidad de comer y beber la palabra de Dios, y hemos de aprender a vincular eso con nuestro estado actual y buscar la verdad. Esto es muy importante. Tal como dice la palabra de Dios: “Cuando comas y bebas de las palabras de Dios, deberás comparar con ellas la realidad de tu estado. Es decir, cuando descubras tus defectos en el transcurso de tu experiencia real, deberás saber encontrar una senda de práctica y dar la espalda a tus motivaciones y nociones incorrectas. Si siempre te esfuerzas por estas cosas y pones todo tu corazón en lograrlas, tendrás una senda que seguir, no te sentirás vacío y, por tanto, podrás mantener un estado normal. Solo entonces serás una persona que soporta una carga en la vida, que tiene fe” (‘Práctica (7)’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Como te presentas delante de Dios llevando una carga, y siempre sientes que tienes todo tipo de carencias, hay muchas verdades que tienes que saber, mucha realidad que tienes que experimentar y le debes prestar atención completa a la voluntad de Dios, estas cosas siempre están en tu mente. Es como si estuvieran presionándote con tal fuerza que no te dejaran respirar, y por eso te sientes apesadumbrado (aunque no te halles en un estado negativo). Sólo esta clase de personas son aptas para aceptar el esclarecimiento de las palabras de Dios y que el Espíritu de Dios las toque” (‘Es muy importante establecer una relación normal con Dios’ en “La Palabra manifestada en carne”). Dios expresa verdades para abordar las deficiencias y necesidades de la humanidad, por lo que cuando leemos la palabra de Dios tenemos que buscar la verdad para resolver nuestros problemas reales. Hemos de echar un vistazo a nuestros problemas y dificultades reales a la luz de la palabra de Dios para que podamos obtener el esclarecimiento del Espíritu Santo. Por ejemplo, si descubrimos que cuando estamos con hermanos y hermanas o cooperando con alguien en nuestro deber, siempre estamos mostrando arrogancia, aferrándonos a nuestras propias opiniones, obligando a los demás a que nos escuchen, y tal vez incluso sermoneándolos y agobiándolos, debemos considerar cuidadosamente este problema en nuestros devocionales. ¿Por qué siempre estamos exhibiendo este tipo de corrupción y parece que no pudiéramos cambiar nunca? ¿Por qué no podemos escapar de las ataduras del pecado y dejar de pecar? Y a menudo no podemos evitar mentir y engañar para mantener nuestra propia imagen y nuestra posición; ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué es tan difícil ser una persona honrada? Nuestros pecados fueron perdonados por el Señor Jesús, entonces ¿por qué estamos pecando constantemente? ¿Puede la gente como nosotros, que siempre está pecando, realmente entrar en el reino de los cielos? Hazte estas preguntas y otras más. Especialmente ahora que una pandemia está devastando el mundo y los desastres se ciernen sobre nosotros, todavía no hemos visto al Señor venir en una nube, por lo que estamos destinados a sucumbir a los desastres tarde o temprano. No podemos perder el tiempo orando al Señor y averiguando cuál es Su voluntad ahora que los desastres han llegado. Tenemos que reflexionar plenamente sobre algunas cuestiones prácticas: ¿Dónde aparecerá y obrará el Señor cuando venga en los últimos días? ¿Dónde hablará el Espíritu Santo a las iglesias? ¿Cómo podemos ser como vírgenes prudentes y dar la bienvenida al Señor? ¿Qué clase de iglesia es la iglesia de Filadelfia que será arrebatada? Al plantear estas preguntas prácticas en nuestros devocionales y en la lectura de la palabra de Dios, y buscar la voluntad real de Dios, podemos obtener más fácilmente la iluminación y la guía de Dios. Esto puede resolver nuestros problemas y dificultades, ofreciéndonos un camino de práctica. Si solamente leemos las Escrituras y oramos mecánicamente, tratando nuestros devocionales como una tarea más, con desinterés, nuestra vida espiritual lo padecerá y se convertirá en nada más que un rito religioso, una convención religiosa.

Estos son los tres principios de la práctica que debemos aprovechar para nuestros devocionales espirituales. Mientras apliquemos estos principios y los practiquemos en nuestros devocionales diarios, obtendremos más esclarecimiento del Espíritu Santo, veremos una mejora constante en nuestras vidas espirituales, y experimentaremos gradualmente un crecimiento en la vida.

Recomendación: ¿Qué es un devocional?

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com

Reflexión cristiana | ¿Cómo hacemos devociones espirituales para estar más cerca de Dios?

Dios dice: “Cuanto más vivas una vida espiritual, más ocupado estará tu corazón por las palabras de Dios, siempre preocupado por estos asuntos y siempre llevando esta carga. Después de eso, puedes revelar tu verdad más interna a Dios a través de tu vida espiritual……

¿Cómo orar para que Dios nos escuche

Reflexión cristiana | ¿Cómo hacemos devociones espirituales para estar más cerca de Dios?

Hermanos y hermanas, todos sabemos que devociones espirituales son importantes para todos los cristianos, pero, ¿Qué es un devocional?¿cómo hacemos devociones espirituales para estar más cerca de Dios? Sobre esta cuestión, encontremos la respuesta en la Palabra de Dios juntos.

Dios dice: “Cuanto más vivas una vida espiritual, más ocupado estará tu corazón por las palabras de Dios, siempre preocupado por estos asuntos y siempre llevando esta carga. Después de eso, puedes revelar tu verdad más interna a Dios a través de tu vida espiritual, decirle lo que quieres hacer, lo que has estado pensando, tu entendimiento de la palabra de Dios y tus propios puntos de vista acerca de ella. ¡No escondas nada; ni siquiera un poco! Practica el comunicarle las palabras de tu corazón a Dios, decirle la verdad, y no dudar en expresar lo que hay en tu corazón. Cuanto más hagas esto, más sentirás el encanto de Dios, y tu corazón se verá cada vez más atraído hacia Dios. Cuando esto acontezca, sentirás que Dios es más querido para ti que cualquier otra persona. Pase lo que pase, nunca te apartarás de Su lado. Si practicas esta clase de devocional espiritual a diario y no lo sacas de tu mente, sino que lo tratas como tu llamamiento en la vida, la palabra de Dios ocupará tu corazón. Esto es lo que significa ser tocado por el Espíritu Santo. Será como si Dios hubiera poseído siempre tu corazón, como si siempre hubiera habido amor en tu corazón. Nadie puede quitarte esto. Cuando esto ocurra, Dios vivirá realmente en ti, y tendrá un lugar en tu corazón”.

De la Palabra de Dios, podemos ver que la verdadera vida espiritual es tranquilizar ante a Dios, leer Su Palabra con corazón, decirle a Él nuestras deficiencias y dificultades y pedirle a Él que compense nuestras deficiencias. Cuando a menudo practiquemos de esta manera en nuestras devociones espirituales, podremos tener más conocimiento de Dios y de Sus intenciones y requisitos, y sentir el encanto especial de Dios en nuestros corazones… ¡Poco a poco, nuestros corazones estarán más tranquilos ante Dios y nuestra relación con Dios se volverá cada vez más cercana!

Cuando lea usted las palabras de Cristo de los últimos días con un corazón que busca la verdad, se dará cuenta de que las noticias transmitidas por mucha gente sobre la venida del Señor es fiable. Haga clic en WhatsApp para unirse a nosotros y discutir con nosotros en línea, con el objeto de conocer más misterios de la venida del Señor.

 

¿Qué tipo de personas son pobres de espíritu?

el Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3).

¿Qué tipo de personas son pobres de espíritu

En una de mis devociones diarias, leí que el Señor Jesús dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:3). Dejé la Biblia y comencé a contemplar esto: “Al Señor le gustan los pobres de espíritu y los bendice, y de ellos es el reino de los cielos. Pero ¿qué tipo de gente son los pobres de espíritu? ¿Son los pobres de espíritu los que parecen por fuera ser humildes, gentiles y amorosos con los demás?” Lo contemplé durante bastante tiempo, pero no encontré la luz, y pensé en ello por la tarde, cuando tuve reunión, donde podía discutir y explorar esta pregunta con mis hermanos y hermanas.

¿Son los pobres de espíritu los que parecen en el exterior ser humildes, gentiles y amorosos con los demás?

En la reunión, planteé mi pregunta, y después de escucharme, el hermano Fang respondió: “No podemos determinar qué tipo de personas son pobres en espíritu basándose en si aparentan hacia fuera ser humildes, gentiles y amorosas con los demás. En cambio, tenemos que ver cómo tratan a Dios y cuál es su actitud hacia la verdad. Esa es la manera correcta de evaluar esta pregunta. Algunas personas aparecen por fuera como humildes, gentiles y amorosas con los demás, pero por dentro son arrogantes y santurrones para sí mismos y no pueden obedecer la verdad. Cuando la obra de Dios no encaja con las nociones de esas personas, no sólo no tienen interés en buscar la verdad, sino que defienden sus propios puntos de vista, y rechazan, se oponen e incluso condenan y se resisten a la obra de Dios por su propia arrogancia. No importa cuán humildes sean esas personas, no son pobres de espíritu. Son como los fariseos de la época, que a menudo interpretaban las Escrituras para la gente común, a menudo estaban deliberadamente en las sinagogas o en las calles recitando largas oraciones, hacían obras caritativas y buenas obras en las calles y externamente parecían ser muy humilde, gentiles y amorosos con los demás. Pero, cuando el Señor Jesús vino a obrar, no buscaron la verdad en absoluto, y en cambio, confiando en sus propias nociones e imaginaciones, afirmaron que el Señor Jesús no era Cristo porque no fue llamado el Mesías. También limitaron la obra de Dios al Antiguo Testamento, y condenaron las palabras y la obra del Señor Jesús como superiores al Antiguo Testamento, negando así la obra y las palabras del Señor Jesús. No sólo eso, los fariseos no reconocieron al Señor Jesús como la aparición de Dios. Afirmaron que el Señor Jesús era sólo una persona ordinaria, diciendo: ‘¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María […]?’ (Mateo 13:55), etc. Los fariseos vieron que las palabras del Señor Jesús tenían autoridad y poder, y vieron que el Señor Jesús había realizado señales y maravillas, pero no buscaron humildemente, y en cambio eran especialmente arrogantes, incapaces de obedecer la verdad, y obstinadamente se aferraron a sus propias nociones, dieron falso testimonio, inventaron rumores y condenaron y blasfemaron al Señor Jesús. Finalmente, en connivencia con el gobierno romano, hicieron crucificar en la cruz al misericordioso Señor Jesús, cometiendo así un pecado indescriptible, ¡y fueron castigados por Dios! Esto nos muestra que no importa cómo una persona pueda parecer por fuera, como humilde, gentil y amorosa hacia los demás, pero si no es obediente en realidad hacia Dios y la verdad, no es en absoluto alguien que es pobre en espíritu. En cambio, es alguien hipócrita. Su humildad es falsa, y su amor por los demás es un disfraz. Es totalmente engañoso, de dos caras y tiene la intención de engañar a los demás para ganar su admiración y alta opinión. Esas personas aparecen por fuera como humildes, pacientes y amorosas, pero sus corazones están llenos de engaños, siniestros y viciosos, ¡y su esencia es la de un hipócrita!”

Después de escuchar la comunión del hermano Fang, comprendí que no es correcto determinar qué tipo de personas son pobres en espíritu basándose sólo en su apariencia exterior siendo humildes y gentiles, y que lo más importante es cómo tratan a Dios y cuál es su actitud hacia la verdad. Los fariseos, que parecían ser humildes y gentiles, e hicieron algunas buenas obras, pero que, cuando el Señor Jesús vino a realizar Su obra, no sólo no buscó humildemente, sino que también se apegó a sus propias nociones e imaginaciones, se resistieron y condenaron salvajemente al Señor Jesús, y clavaron al Señor Jesús en la cruz. ¿Cómo podrían llamarse personas pobres de espíritu? ¡Eran claramente arrogantes, vanidosos y enemigos de Dios!

Cómo es una persona pobre de espíritu, y cómo sus expresiones

Entonces, el hermano Fang continuó: “Algunas personas tienen caracteres arrogantes, pero son capaces de obedecer la verdad, y cuando la obra de Dios no se ajusta a sus nociones, son capaces de hacerse a un lado, buscar humildemente, aceptar y obedecer la verdad tan pronto como la entienden. Esas personas son verdaderamente pobres en espíritu, y también son humildes. Como se registra en la Biblia sobre Natanael, cuando Felipe trató de darle testimonio del Señor Jesús, confiando en sus propias nociones e imaginaciones, dijo Natanael: ‘¿Puede algo bueno salir de Nazaret?’ Pero cuando el Señor Jesús, refiriéndose a él, dijo: ‘He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño’. Nataniel le preguntó a Jesús: ‘¿Cómo es que me conoces?’ Jesús respondió: ‘Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi’. Nataniel dijo: ‘Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel’ (Ver Juan 1:45-49). Podemos ver que, aunque Nataniel tenía nociones del Señor Jesús al principio, porque creía que el Mesías no debería haber nacido en Nazaret, no se aferraba a sí mismo, sino que humildemente buscó y escuchó atentamente las palabras del Señor Jesús. Cuando oyó al Señor Jesús decir que vio a Natanael orando bajo la higuera, sintió que el Señor era omnipotente y omnisciente, que el Señor Jesús podía examinar su corazón y su alma, y que el Señor Jesús era diferente de la gente común, por lo que Nataniel hizo a un lado su propia noción, reconoció que el Señor Jesús era el Mesías profetizado, aceptó al Señor Jesús y recibió la salvación del Señor”.

El hermano Zhan asintió con la cabeza y dijo: “Sí, personas como Nataniel, que trataron a Dios y Su obra con la actitud de buscar humildemente, y que fue capaz de aceptar y obedecer las palabras del Señor Jesús, ¡son personas que son pobres en espíritu! También se me recordó la historia del etíope eunuco aceptando el evangelio del Señor Jesús. En la Biblia dice: ‘El eunuco respondió a Felipe y dijo: Te ruego que me digas, ¿de quién dice esto el profeta? ¿De sí mismo, o de algún otro? Entonces Felipe abrió su boca, y comenzando desde esta Escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Yendo por el camino, llegaron a un lugar donde había agua; y el eunuco dijo: Mira, agua. ¿Qué impide que yo sea bautizado? Y Felipe dijo: Si crees con todo tu corazón, puedes. Respondió él y dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios’ (Hechos 8:34-37). Aunque el etíope eunuco tenía poder y estatus, no se vio afectado en absoluto por estas cosas. Cuando regresaba a casa después de haber ido a Jerusalén para adorar, conoció a Felipe, y no pensó que su posición o conocimiento de las Escrituras lo hiciera superior, ni era arrogante ni engreído. En cambio, buscó modestamente con una actitud humilde, y después de escuchar a Felipe predicar la historia del Señor Jesús, creyó que el Señor Jesús era el Cristo, y aceptó felizmente a Jesús como su Salvador. ¡La gente como esta son las que son pobres de espíritu!”

Estuve muy de acuerdo con la comunión del hermano Fang y el hermano Zhan, y dije: “Entonces, esos pobres de espíritu no son personas obstinadas. Son capaces de abordar las cosas que se originan en Dios con una actitud de búsqueda humilde sin importar si encaja con sus nociones, y una vez que entienden la verdad son capaces de hacer a un lado sus propias nociones y aceptar y obedecer la obra de Dios. Esas personas son puras y honestas, y tienen corazones que anhelan la verdad. Dios ama a la gente así. ¡Gracias al Señor! Finalmente entiendo ahora que los pobres de espíritu no son aquellos que son por apariencia humildes y gentiles, pero lo más importante son aquellos con corazones que temen a Dios, que humildemente buscan en todas las cosas, que obedecen la verdad y no delimitan arbitrariamente la obra de Dios”.

La hermana Yang continuó diciendo: “Sí, los pobres de espíritu tienen corazones que temen a Dios, y no importa si la obra de Dios encaja con sus nociones humanas, son capaces de soltarse a sí mismos y buscar humildemente. Esto es realmente ser pobre de espíritu, y sólo personas como ésta están calificadas para entrar en el reino de los cielos. Aquellos que son humildes en apariencia, pero arrogantes e inaceptables de la verdad en esencia, una vez que la obra de Dios no se ajusta a sus nociones, comienzan a juzgar, resistir y condenar, no son capaces de buscar e investigar humildemente en absoluto, en última instancia son odiados y detestados por Dios. Esas personas no tienen parte ni participan en absoluto en el reino de los cielos”.

Después de escuchar la comunión de mis hermanos y hermanas, de repente recordé algo dicho por Jehová en la Biblia: “[…] pues que el hombre mira lo que está delante de sus ojos, mas Jehová mira el corazón” (1 Samuel 16:7),* así que continué, diciendo: “Cuando miramos a la gente, sólo vemos su apariencia exterior, pero Dios ve el corazón de las personas, su esencia. En el pasado, me faltaba discernimiento, y cuando vi que alguien parecía ser bueno, ser gentil y amable, pensé que eran humildes, pero pensando en ello ahora, ¡veo que la idea es absurda!”

El hermano Fang dijo: “¡Amén! Es gracias a la iluminación y la guía del Señor que hemos adquirido este entendimiento hoy. Ahora, si miramos la declaración del Señor Jesús: ‘Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos’ (Mateo 5:3), entendemos aún más claramente. Ya estamos en el final de los últimos días, que es el momento crucial para recibir el regreso del Señor. Ahora es aún más importante que seamos capaces de ser pobres en espíritu, buscar humildemente en todas las cosas y aceptar y obedecer la verdad, para que podamos agradar al Señor y recibir el regreso del Señor. Recuerden que el Señor Jesús dijo: ‘Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir’ (Juan 16:12-13). Y en Apocalipsis 3:20, profetizó: ‘He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo’. En Apocalipsis 2:7, también profetizó: ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’. De estos versículos de las Escrituras podemos ver que cuando el Señor regrese en los últimos días, hablará más, y nos dirá todas las verdades y misterios. Cuando escuchamos que una iglesia en particular testifica que el Señor ha regresado y está hablando, o cuando una persona testifica que el Señor ha regresado, debemos dejar de lado nuestras propias nociones y tratar humildemente de ver si estas palabras llenan nuestras necesidades espirituales, resuelven nuestros problemas prácticos y señalan un camino de práctica. Cuando determinamos que esta es la voz de Dios y una expresión de la verdad, debemos aceptar la verdad y obedecer la obra de Dios. De esta manera, podemos estar seguros de recibir el regreso del Señor. De lo contrario, sin una actitud de búsqueda humilde, si rechazamos y nos negamos a buscar o investigar algo que no esté de acuerdo con nuestras nociones, corremos el riesgo de caminar el camino de los fariseos de resistir a Dios, ¡y perderemos nuestra oportunidad de recibir el regreso del Señor, que sería algo muy trágico!”

Dije con aprobación: “¡Amén! Mientras seamos personas pobres en espíritu, que puedan buscar humildemente la verdad, y puedan aceptar y obedecer en el momento en que determinemos que lo que escuchamos es la voz de Dios y la expresión de la verdad, ¡entonces seremos verdaderamente sabios! ¡Espero ser alguien que pueda buscar humildemente, escuchar la voz de Dios y dar la bienvenida a la aparición del Señor!”

“¡Gracias a Dios!”

“La comunión de hoy es maravillosa! ¡Realmente proviene de la iluminación y la guía del Espíritu Santo!”

Some Scriptures taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation

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Música cristiana 2020 | ¿Tienes una relación normal con Dios?

Si quieres ser perfeccionado

y tomar el buen camino,

tu corazón debe vivir con Dios,

no sigas alocado a Satanás.

No dejes que Satanás pueda obrar.

Música cristiana 2020 | ¿Tienes una relación normal con Dios?

I

Si quieres ser perfeccionado

y tomar el buen camino,

tu corazón debe vivir con Dios,

no sigas alocado a Satanás.

No dejes que Satanás pueda obrar.

No dejes que te use.

Entrégate a Dios por completo,

deja que Dios reine por completo.

Evalúa lo que haces, piensas y dices,

e intenta entender tu estado real,

toma el camino de la obra del Espíritu

y así tu relación con Dios será normal.

II

¿Acaso quieres que Satanás te use

para convertirte en su sirviente?

¿Acaso tu fe es para que Dios te perfeccione

o para ser un contraste en Su obra?

¿Acaso deseas que Dios te obtenga

para vivir una vida plena?

¿O sólo deseas vivir una vida vacía y sin valor?

Evalúa lo que haces, piensas y dices,

e intenta entender tu estado real,

toma el camino de la obra del Espíritu

y así tu relación con Dios será normal.

III

¿Acaso quieres que Dios te use

o que te explote Satanás?

¿Llenarte de las palabras y verdades de Dios

o del pecado y de Satanás?

Comprende que, en tu vida, lo que haces y dices

puede hacer que tu relación con Dios

se convierta en anormal.

Rectifica y ve por el buen camino.

Evalúa lo que haces, piensas y dices,

e intenta entender tu estado real,

toma el camino de la obra del Espíritu

y así tu relación con Dios será normal.

IV

Al sopesar si tus vínculos

con Dios son buenos y firmes,

rectifica tus intenciones,

conoce la esencia del hombre.

Para que puedas conocerte,

empieza a vivir de verdad.

Te abandonarás de verdad

y te entregarás a Dios.

Cuando compartas con Dios un vínculo normal,

encontrarás formas de ser perfeccionado,

formas en las que obra el Espíritu Santo.

Verás las artimañas de Satanás.

Así es como uno es perfeccionado.

Evalúa lo que haces, piensas y dices,

e intenta entender tu estado real,

toma el camino de la obra del Espíritu

y así tu relación con Dios será normal.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

Recomendación: Alabanzas cristianas de adoración

¿Cómo establecemos la relación normal con Dios en el fin de los últimos días? Y ¿cómo hemos de vigilar y preparar para recibir el regreso del Señor Jesús? Le invitamos a explorar y comunicarse con nosotros por WhastApp, déjanos adorar a Dios juntos y recibir el regreso del Señor Jesús.    

¿Cómo acercarse a Dios y tener una relación normal con Él?

La Biblia dice: “Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros” (Santiago 4:8). Como cristianos, sólo acercándonos a Dios y teniendo una interacción real con Él podemos mantener una relación normal con Dios y obtener la obra del Espíritu Santo.

¿Cómo acercarse a Dios y tener una relación normal con Él

¿Cómo acercarse a Dios y tener una relación normal con Él?

La Biblia dice: “Acercaos a Dios, y El se acercará a vosotros” (Santiago 4:8). Como cristianos, sólo acercándonos a Dios y teniendo una interacción real con Él podemos mantener una relación normal con Dios y obtener la obra del Espíritu Santo. Es como si dos personas se asociaran entre sí, sólo pueden mantener una estrecha relación durante mucho tiempo siendo más abiertos el uno con el otro, comunicándose más cuando encuentran problemas, y comprendiéndose y respetándose mutuamente. Sin embargo, en estos tiempos acelerados, los trabajos exigentes, las relaciones complicadas y las malas tendencias sociales nos atraen y ocupan cada vez más. Las personas, los sucesos y las cosas del mundo exterior perturban fácilmente nuestros corazones y nos impiden mantener una relación normal con Dios. Esto nos lleva a alejarnos cada vez más de Él y, cuando nos vemos en problemas, se nos hace muy difícil calmarnos ante Dios, acercarnos a Él y buscar la iluminación y la guía del Espíritu Santo. A menudo hacemos las cosas sin una dirección o propósito correcto, y nuestros espíritus están constantemente en un estado de vacío y agitación. Entonces, ¿cómo exactamente podemos mantener una relación estrecha con Dios? Basta con comprender los cuatro puntos siguientes para que nuestra relación con Dios se vuelva sin duda más estrecha.

1. Ora a Dios con un corazón honesto y déjate conmover por el Espíritu Santo

La oración es el canal a través del cual nos comunicamos con Dios. La oración es el mejor medio para que nuestros corazones logren calmar ante Dios, para contemplar mejor la palabra de Dios, buscar Su voluntad y establecer una relación normal con Él. Pero en la vida, debido a que estamos ocupados con el trabajo o las tareas domésticas, a menudo hacemos como que oramos y tratamos a Dios a la ligera, sólo decimos unas cuantas palabras descuidadamente. Cuando estamos ocupados, por ejemplo a primera hora de la mañana, yendo al trabajo o con otra cosa, oramos apresuradamente: “¡Oh, Dios! Encomiendo el trabajo de hoy en Tus manos, y Te encomiendo a mis hijos y mis padres. Lo encomiendo todo en Tus manos y te pido que me bendigas y protejas. ¡Amén!” Tratamos a Dios a la ligera diciendo unas pocas palabras al azar. Nuestros corazones no están tranquilos, ni mucho menos tenemos una interacción real con Dios. A veces, al orar, le decimos a Dios algunas palabras que suenan agradables y otras que suenan vacías y jactanciosas, pero no le decimos a Dios lo que hay en nuestros corazones. O a veces, cuando oramos, recitamos ciertas palabras de memoria y repetimos siempre esas mismas palabras viejas y rancias, se convierte por completo en una oración de un ritual religioso. En nuestras vidas pronunciamos muchas oraciones como esta: oraciones que se ciñen a las reglas, en las que no abrimos nuestros corazones a Dios ni buscamos su voluntad. Dios odia que digamos oraciones sin sentirlas realmente, pues ese tipo de oraciones corresponden a las apariencias y al ritual religioso y no hay una interacción real con Dios en nuestro espíritu. La gente que ora así está tratando a Dios a la ligera y está engañando a Dios. Por lo tanto, Dios no escucha esas oraciones y se hace muy difícil que el Espíritu Santo conmueva a las personas que oran de esta manera. Cuando oran así, son incapaces de sentir la presencia de Dios, sus espíritus son oscuros y débiles, y su relación con Dios se vuelve cada vez más distante.

El Señor Jesús dijo: “Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad” (Juan 4:24). Dios es el Creador que abarca todo el cielo y la tierra. Él está a nuestro lado en todo momento, observando cada una de nuestras palabras y acciones, cada uno de nuestros pensamientos e ideas. Dios es supremo, totalmente digno, y cuando oramos a Dios, adoramos a Dios, y debemos presentarnos ante Él con un corazón honesto. Por tanto, cuando oramos a Dios, debemos tener un corazón temeroso de Dios, hablarle con verdad y sinceridad, llevar nuestro estado real, nuestras dificultades y problemas ante Dios y hablarle de ellos, y debemos buscar la voluntad de Dios y el camino de la práctica, porque sólo de esta manera nuestras oraciones se conformarán a la voluntad de Dios. Por ejemplo, encontramos algunas dificultades en la vida o nos vemos viviendo en una situación en la que estamos constantemente pecando y confesando, y nos sentimos atormentados. Y así, abrimos nuestros corazones a Dios, le contamos estos problemas y buscamos Su voluntad, y Dios verá nuestra sinceridad y nos conmoverá. Él nos dará fe o nos iluminará para que entendamos Su voluntad. De esta manera, llegamos a comprender la verdad y a tener un camino a seguir. Por ejemplo, cuando al fin reconocemos que nuestras oraciones se ciñen a las reglas y se dicen como una formalidad, hablamos con jactancia o de una manera vacía y no estamos teniendo ninguna interacción real con Dios, entonces podemos orar de esta manera: “¡Oh, Dios! Antes, al orar, sólo te estaba tratando a la ligera. Todo lo que dije fue para engañarte y no hablaba con ninguna sinceridad; me siento muy en deuda contigo. De este día en adelante, deseo orar de corazón. Te diré lo que pienso de corazón, te adoraré con un corazón honesto y te pediré tu guía”. Cuando nos abrimos a Dios de esta manera, desde el fondo de nuestros corazones, es cuando somos conmovidos. Vemos entonces hasta qué punto nos hemos rebelado contra Dios, y deseamos todavía más arrepentirnos de verdad ante Dios y hablarle sinceramente. En ese momento, sentiremos que nuestra relación con Dios es extremadamente estrecha, como si estuviéramos cara a cara con Él. Ese es el resultado de abrir nuestros corazones a Dios.

Abrir nuestros corazones a Dios no tiene nada que ver con cuánto le decimos, o si usamos o no palabras extravagantes o un lenguaje elevado. Mientras abramos nuestros corazones a Dios y le hablemos de nuestro verdadero estado, busquemos Su guía e iluminación, entonces Dios nos escuchará incluso si sólo decimos unas pocas palabras sencillas. Cuando nos acercamos con frecuencia a Dios de esta manera, ya sea en reuniones o durante la devoción espiritual, o cuando caminamos por la calle o nos sentamos en el autobús o en el trabajo, nuestros corazones siempre se abrirán silenciosamente a Dios en oración. Sin ser conscientes de ello, nuestros corazones pueden entonces calmarse aún más ante Dios, comprenderemos más la voluntad de Dios y, cuando nos topemos con problemas, sabremos cómo practicar la verdad para satisfacer a Dios. De esta manera, nuestra relación con Dios será mucho más normal.

2. Cuando leas las palabras de Dios, contémplalas con tu corazón y comprenderás su verdadero significado.

Los cristianos practican la devoción espiritual y leen a diario las palabras de Dios. ¿Cómo podemos leer las palabras de Dios de manera que se consigan buenos resultados y además permitan que nuestra relación con Él se vuelva más cercana? La palabra de Dios dice: “Las personas creen en Dios, lo aman, y lo satisfacen cuando tocan el Espíritu de Dios con su corazón y, de ese modo, logran la satisfacción de Dios. Cuando contactan con corazón con las palabras de Dios, Su espíritu las conmueve” (“Es muy importante establecer una relación normal con Dios”). Las palabras de Dios nos dicen que, cuando leemos Sus palabras, debemos contemplarlas e ir a buscarlas con el corazón, debemos obtener la iluminación del Espíritu Santo, y debemos entender la voluntad de Dios y lo que Él requiere de nosotros. Sólo leyendo las palabras de Dios de esta manera darán fruto nuestros esfuerzos y nos acercaremos más a Dios. Cuando leemos las palabras de Dios, si sólo les dedicamos una mirada fugaz, sin prestarle verdadera atención, si sólo nos enfocamos en entender las letras y doctrinas para lucirnos y no prestamos atención a entender el verdadero significado de las palabras de Dios, entonces da igual cuánto leamos Sus palabras, no nos conformaremos a Su voluntad, y mucho menos seremos capaces de establecer una relación normal con Dios.

Por tanto, cuando leemos las palabras de Dios, debemos calmar nuestros corazones y usar nuestros corazones para reflexionar por qué Dios dice tales cosas, cuál es la voluntad de Dios y qué resultados quiere lograr en nosotros al decir tales cosas. Sólo contemplando profundamente sus palabras de esta manera podremos entender la voluntad de Dios y estar más de acuerdo con su corazón, y nuestra relación con Dios será cada vez más normal. Por ejemplo, vemos que el Señor Jesús dice: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Todos podemos entender el significado superficial de esta declaración, que Dios desea que nos convirtamos en personas honestas. Pero debemos contemplar más profundamente asuntos como la importancia de ser una persona honesta, por qué Dios ama a las personas honestas y cómo exactamente llegar a ser una persona honesta. A través de la lectura de la oración y la contemplación de las palabras de Dios, entonces entendemos que la esencia de Dios es fiel, y que no hay falsedad o engaño en nada de lo que Dios dice o hace, y por lo tanto Dios ama a la gente honesta y odia a la gente embustera. Dios requiere que nos convirtamos en personas honestas, porque sólo llegando a ser personas honestas de acuerdo con los requerimientos de Dios podemos ser guiados por Dios a Su reino. Entonces, ¿cómo exactamente nos convertimos en gente honesta? En primer lugar, no debemos decir mentiras, sino que debemos ser puros y abiertos y decir lo que hay en nuestros corazones. En segundo lugar, no debe haber engaño en nuestros actos, debemos ser capaces de abandonar nuestros propios intereses y no engañar a Dios ni a los hombres. En tercer lugar, no debe haber engaño en nuestros corazones ni motivos personales u objetivos en nuestras acciones, sino que debemos actuar sólo para practicar la verdad y satisfacer a Dios. Después de que esta luz se ha logrado a través de la contemplación, reflexionamos sobre nuestras acciones y comportamiento y vemos que todavía poseemos muchas expresiones de engaño: cuando tratamos con otras personas, a menudo no podemos evitar mentir o engañarnos a nosotros mismos para salvaguardar nuestros propios intereses, reputación y estatus. Cuando nos entregamos a Dios, podemos decir en oración que deseamos amar a Dios y satisfacer a Dios, pero cuando nos sobrevienen pruebas, como cuando nuestro hijo enferma o nosotros mismos o un miembro de la familia pierde su trabajo, inmediatamente comenzamos a quejarnos a Dios, tanto que queremos renunciar a nuestra obra en la iglesia. Con esto, podemos ver que nos entregamos a Dios de una manera que está manchada, pues hacemos tratos con Dios. Nos entregamos a Dios para aprovecharnos de Él, y no sólo para satisfacerlo. Estos son sólo algunos ejemplos de nuestras expresiones de engaño. A partir de ellas, podemos ver que no somos personas realmente honestas. Una vez que vemos claramente nuestros propios defectos y deficiencias, surge en nosotros la determinación de tener sed de la verdad y buscamos practicar más las palabras de Dios en nuestras vidas. Este es el resultado de la contemplación de la palabra de Dios.

Por supuesto, este resultado no puede lograrse contemplando las palabras de Dios una sola vez, sino más bien a través de la contemplación de Sus palabras muchas veces. También, debemos practicar conscientemente las palabras de Dios siempre que nos topamos con problemas. En resumen, mientras contemplemos incesantemente las palabras de Dios con nuestros corazones de esta manera, entonces podremos obtener la iluminación y el esclarecimiento del Espíritu Santo. Un día, ganaremos algo de nueva luz, y al día siguiente ganaremos un poco más de nueva luz y, con el tiempo, seremos capaces de entender más acerca de la verdad en las palabras de Dios, el camino d

e la práctica será más claro, nuestras vidas progresarán gradualmente y nuestra relación con Dios será cada vez más estrecha.

3. Busca la verdad y practica la palabra de Dios en todas las cosas

Lo más crucial para que los cristianos mantengan una relación normal con Dios es buscar la verdad cuando nos topamos con problemas y practicar de acuerdo con su palabra. Pero en la vida, cuando nos encontramos con problemas, a menudo nos basamos en nuestras propias experiencias para gestionarlos, empleamos medios humanos o lo hacemos de acuerdo con nuestras propias preferencias. Rara vez nos calmamos ante Dios y buscamos la verdad, o gestionamos el asunto de acuerdo con la voluntad de Dios. Esto nos hace perder muchas oportunidades de practicar la verdad, y así nos alejamos cada vez más de Dios. La palabra de Dios dice, “Independientemente de lo que estés haciendo, de lo importante que sea el asunto e independientemente de que estés cumpliendo con tu deber en la familia de Dios o que tu asunto sea privado, debes considerar si este asunto es conforme a la voluntad de Dios y si es algo que una persona con humanidad debería hacer. Si buscas la verdad en todo de esta manera, entonces eres una persona que verdaderamente cree en Dios” (“Buscar la voluntad de Dios es en aras de practicar la verdad”). “Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos” (Juan 8:31). Las palabras de Dios nos muestran un camino claro. Ya sea que estemos trabajando en la iglesia o gestionando asuntos que nos hemos encontrado en nuestras vidas, siempre debemos buscar la verdad y entender la voluntad de Dios, ver cómo gestionar el asunto de una manera que cumpla con los requisitos de Dios, usar la verdad para resolver todos los problemas que podamos encontrarnos y mantener nuestra relación normal con Dios.

Por ejemplo, veamos cómo debemos buscar la verdad cuando elegimos a nuestro cónyuge. Cuando buscamos una pareja, siempre nos guiamos por nuestras propias preferencias y nos centramos en el aspecto exterior y el temperamento de la persona, buscamos a un hombre alto, rico y guapo, o a una mujer de piel clara, rica y hermosa, creyendo que sólo tendremos un matrimonio feliz si nos casamos con alguien así, que viviremos vidas fáciles, cómodas y placenteras y que los demás tendrán envidia de nosotros. Sin embargo, ¿nos preguntamos alguna vez si encontrar una pareja así es beneficioso para nuestra creencia en Dios y nuestra progresión en la vida? Si nuestra pareja no cree en Dios y trata de impedir que creamos en Dios, ¿cuál será el resultado? La Biblia dice: “No estéis unidos en yugo desigual con los incrédulos” (2 Corintios 6:14). De esto entendemos que las aspiraciones de los creyentes y los incrédulos no van de la mano y no coinciden. En sus acercamientos a la fe y a las tendencias sociales, cada uno tendrá sus propios puntos de vista y perseguirá cosas diferentes: un cristiano querrá seguir el camino de temer a Dios y evitar el mal, mientras que un incrédulo querrá seguir las tendencias del mal en el mundo. Cuando nos unimos a un incrédulo, somos influenciados por él y nuestra progresión en la vida se detiene. Por tanto, al elegir una pareja, debemos tener en cuenta la humanidad y el carácter de la persona y considerar si asociarnos con ella beneficiará nuestra creencia en Dios, si estamos o no en la misma onda y si nuestras aspiraciones coinciden o no. Si no consideramos estas cosas, sino que nos centramos únicamente en la apariencia exterior de la persona y su situación familiar, entonces, después de casarnos sufriremos por no estar en la misma onda. Si nuestra pareja también trata de coaccionarnos e impedirnos creer en Dios, entonces esto arruinará aún más nuestras vidas espirituales. Por tanto, da igual los problemas que nos encontremos en nuestras vidas, sólo buscando la verdad, entendiendo la voluntad de Dios y actuando de acuerdo a ella, podremos vivir bajo el cuidado y protección de Dios, y sólo de esa manera podemos mantener nuestra relación normal con Dios.

4. Acude ante Dios y reflexiona cada día sobre ti mismo, mantén una relación estrecha con Dios

Jehová Dios dijo: “Considerad bien vuestros caminos” (Hageo 1:7). A partir de las palabras de Dios, vemos que reflexionar sobre nosotros mismos es muy necesario para nuestra entrada en la vida. Mediante la reflexión, podemos ver que tenemos muchas deficiencias y estamos muy por debajo de los criterios requeridos por Dios. La motivación para perseguir la verdad surge por lo tanto en nosotros, decidimos abandonar nuestra carne y hacemos todo lo posible para practicar de acuerdo con la Palabra de Dios. De esta manera, nos preocupamos de actuar de acuerdo con los requisitos de Dios en nuestras experiencias prácticas, practicamos la palabra de Dios y nuestra relación con Él se vuelve cada vez más normal. Por ejemplo, aquellos de nosotros que servimos como líderes en la iglesia vemos que en la Biblia dice: “Pastoread el rebaño de Dios entre vosotros, velando por él, no por obligación, sino voluntariamente, como quiere Dios; no por la avaricia del dinero, sino con sincero deseo; tampoco como teniendo señorío sobre los que os han sido confiados, sino demostrando ser ejemplos del rebaño” (1 Pedro 5:2–3). Por tanto, debemos comprometernos con la autorreflexión cuando estamos pastoreando a nuestros hermanos y hermanas, y preguntarnos: ¿Nos estamos ocupando de dar testimonio de las palabras del Señor y de su voluntad, de guiar a nuestros hermanos y hermanas ante Dios, o decimos cosas que suenan bien y que no tienen sentido cuando predicamos sermones sólo para presumir, meras letras y doctrinas para hacer que nuestros hermanos y hermanas nos adoren y nos admiren? Cuando los hermanos y hermanas nos hacen sugerencias razonables, ¿reflexionamos sobre nuestros propios problemas o nos negamos a aceptar sus sugerencias, hasta el punto de que incluso ponemos excusas y tratamos de reivindicarnos? A través de la autorreflexión, podemos ver que todavía hay muchas facetas de nuestro servicio a Dios en las que somos rebeldes, y que todavía poseemos mucho carácter corrupto que requiere que busquemos persistentemente la verdad para que se resuelva. De esta manera, podemos comportarnos humildemente, podemos buscar más la voluntad de Dios en nuestra obra y podemos guiar a nuestros hermanos y hermanas de acuerdo con las exigencias de Dios. Si somos incapaces de presentarnos frecuentemente ante Dios y reflexionar sobre nosotros mismos, entonces no reconoceremos nuestras propias corrupciones y defectos y seguiremos creyendo que somos personas que buscan la verdad. Por tanto, nos contentaremos con quedarnos quietos, rehusaremos progresar y nos volveremos cada vez más arrogantes y santurrones, creyendo que nos conformamos al corazón de Dios. En realidad, sin embargo, nuestras acciones y comportamiento serán inaceptables para Dios, y Dios nos detestará. Por tanto, se puede ver que es muy importante que uno autorreflexione con frecuencia y que la práctica de la verdad se construya sobre la base del conocimiento de uno mismo. Sólo teniendo un verdadero conocimiento de las propias corrupciones y defectos puede surgir el remordimiento, y entonces uno estará dispuesto a perseguir la verdad y a practicar las palabras de Dios. La autorreflexión es muy beneficiosa para nuestra progresión en la vida y es lo más indispensable para acercarnos a Dios.

Hay muchas maneras de reflexionar sobre nosotros mismos: podemos hacerlo a la luz de la palabra de Dios; en los errores que cometemos en nuestra vida diaria; o que otros señalen nuestros defectos y corrupciones es una oportunidad aún mejor para reflexionar sobre nosotros mismos. Además, cuando percibimos los errores cometidos por aquellos que nos rodean, también podemos reflexionar sobre nosotros mismos, tomar sus errores como una advertencia, aprender lecciones, ser beneficiados por ellos y demás. La autorreflexión no se limita al día o la noche. En cualquier momento y en cualquier lugar, podemos orar a Dios en nuestros corazones, reflexionar y conocer nuestras propias corrupciones, podemos buscar la voluntad y los requisitos de Dios dentro de Sus palabras y arrepentirnos a tiempo. Sin embargo, antes de irnos a la cama cada noche, debemos reflexionar y resumir todo lo que hicimos ese día, y entonces podremos tener una idea más clara de nuestros estados y saber qué cosas no hemos hecho bien aún. Una vez que comencemos a hacer esto, nuestra búsqueda será más direccional y más beneficiosa para establecer una relación normal con Dios.

Hermanos y hermanas, los cuatro puntos anteriores son el camino de la práctica para acercarnos a Dios. Mientras pongamos estos puntos en práctica, nuestra relación con Dios se volverá más estrecha, tendremos un camino de práctica con los problemas que nos topemos y Dios nos concederá paz y gozo y nos capacitará para vivir en Sus bendiciones. Así que, ¿por qué no empezamos ahora mismo?

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

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