¿Realmente conoce usted el camino del arrepentimiento que el Señor Jesús difundió?

Dios dice: “En su momento, Jesús solo les dio a Sus discípulos una serie de sermones en la Era de la Gracia relativos a cómo practicar, cómo reunirse, cómo suplicar en oración, cómo tratar a los demás, etc.

Estudio bíblico profundo | ¿Realmente conoce usted el camino del arrepentimiento que el Señor Jesús difundió?

En la Era de la Gracia, el Señor Jesús dio el camino del arrepentimiento al hombre, como Él dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). “Y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:47).

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Los grandes desastres han llegado, ¿te has arrepentido de verdad?

Dios dice: “[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). Dios es santo y justo, y nos demanda que logremos la purificación de la naturaleza pecaminosa, que dejemos de pecar y de resistirnos a Él, que obedezcamos y amemos sinceramente a Él, y es obvio que sólo cumplir estas demandas es arrepentirse sinceramente.

Hoy en día, los desastres son frecuentes en todo el mundo, y la única manera en que podemos ser protegidos por Dios en medio de ellos es arrepentirnos de verdad ante Él. Tal vez dirías: “He confesado mis pecados y me he arrepentido ante el Señor, y he aumentado la frecuencia de orar y participar en reuniones, hago más buena obra, y esto es el verdadero arrepentimiento, de esta manera puedo ser protegido por Él en el desastre”. Pero, ¿con tener estas buenas acciones podremos alcanzar el verdadero arrepentimiento? Dios dice: “[…] seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). Dios es santo y justo, y nos demanda que logremos la purificación de la naturaleza pecaminosa, que dejemos de pecar y de resistirnos a Él, que obedezcamos y amemos sinceramente a Él, y es obvio que sólo cumplir estas demandas es arrepentirse sinceramente. Mirando a nosotros mismos, aunque tenemos algunos cambios en nuestro comportamiento, es innegable que nuestra naturaleza pecaminosa no se ha resuelto, y aún vivimos en el ciclo de pecar durante el día y confesar por la noche sin ser capaces de poner las palabras del Señor en práctica, como hablar mentira, ser soberbios, envidiar y odiar a otros, e incluso quejarnos de Dios y juzgarlo por asuntos insatisfechos, así sucesivamente. ¿Acaso han alcanzado el auténtico arrepentimiento los que pecan a menudo y están llenos de inmundicia como nosotros? Entonces, ¿cómo hacer?

Los desastres son más y más graves, las señales antes de fin han aparecido. ¿Por qué todavía no hemos sido arrebatados antes de los desastres? ¿A qué se refiere hacer un grupo de los vencedores antes de los desastres? ¿Quiere saber más? ¡Únase a nosotros!

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Has aprovechado la oportunidad que Dios le ha dado a la gente para arrepentirse antes de la catástrofe?

La humanidad actual es demasiado malvada y debería ser destruida por Dios. Pero como la humanidad fue creada por Dios, Él no soporta ver que sea destruida en desastres. Por consiguiente, antes de bajar la catástrofe, Dios ha venido encarnándose a la tierra para salvarla.

Todos sabemos que debido a que el grado de la maldad y corrupción de la gente de la época de Noé había llegado a su cima, Dios planeó a destruirla con un diluvio, pero antes de la destrucción, mandó a Noé a construir un arca y decirle a la gente que Dios iría a destruirla. Sin embargo, la gente de esa época no lo creyó y rechazó subir al arca, por lo tanto, perdió la última oportunidad dada por Dios y terminó siendo destruida, y al final solo Noé y su familia sobrevivieron por haberle escuchado y obedecido.

La humanidad actual es demasiado malvada y debería ser destruida por Dios. Pero como la humanidad fue creada por Dios, Él no soporta ver que sea destruida en desastres. Por consiguiente, antes de bajar la catástrofe, Dios ha venido encarnándose a la tierra para salvarla. Sin embargo, muchas personas son iguales que las de la época de Noé, se niegan a investigar la obra de Dios al oír dicha noticia, siguen persiguiendo las tendencias mundanas y codiciando el placer de los pecados, descuidan la voluntad de Dios de salvar al hombre, si ellas no pueden cambiar de rumbo, definitivamente, caerán en la catástrofe cuando Dios termine Su obra de los últimos días.

Tal como lo que Dios dice: “Cuando esta estaba llena de corrupción y hasta un punto doloroso le desobedeció a Dios, Él tuvo que destruirla por Su carácter y Su esencia, y de acuerdo con Sus principios. Pero por Su esencia, Dios siguió compadeciéndose de ella, y hasta quiso usar diversas formas para redimirla, a fin de que continuase viviendo. El hombre, sin embargo, se opuso a Dios, siguió desobedeciéndole y se negó a aceptar Su salvación, es decir, se negó a aceptar Sus buenas intenciones. No importa cómo lo llamó Dios, le recordó, le proveyó, lo ayudó o toleró, el hombre no lo entendía ni lo apreciaba, ni le prestaba atención. En Su dolor, Dios no olvidó concederle al hombre Su máxima tolerancia, esperando que el hombre cambie de rumbo. Después de alcanzar Su límite, hizo lo que tuvo que hacer sin dudarlo. En otras palabras, hubo un período y un proceso específicos desde el momento en que Dios planeó destruir la humanidad hasta el comienzo de Su obra de destrucción de la misma. Este proceso existió con el propósito de capacitar al hombre para que cambiase de rumbo, y esta fue la última oportunidad que Dios le dio al hombre. ¿Qué hizo Dios, pues, en este período anterior a la destrucción de la humanidad? Llevó a cabo una cantidad significativa de trabajo recordatorio y de exhortación”.

Recomendación: Qué es el arrepentimiento

¿Qué es el arrepentimiento?

El Señor Jesús dijo: ‘Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado’ (Mateo 4:17).

Nota del editor: El Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Se puede ver que sólo aquellos que se arrepienten de verdad pueden entrar en el reino de los cielos. Muchos hermanos y hermanas piensan que mientras oren al Señor y reconozcan sus pecados, clamando con el corazón, entonces ese es el verdadero arrepentimiento. Sin embargo, algunos plantean dudas: “Aunque podamos orar al Señor y confesarnos, a menudo seguimos pecando y resistiéndonos a Él. ¿Es esto un verdadero arrepentimiento? ¿Podemos realmente ser arrebatados al reino celestial cuando el Señor regrese?” Entonces, ¿qué es el verdadero arrepentimiento? Veamos cómo estos compañeros encuentran las respuestas en una reunión de estudio de la Biblia.

Discusión sobre el verdadero arrepentimiento

En una reunión de compañeros de obra, Wang Wei, Ma Tao y Hu Zhi se sentaron comprometidos con el estudio de la Biblia.

Wang Wei sonrió y habló al grupo, diciendo: “Compañeros de obra, empecemos leyendo un par de versos de las escrituras. El Señor Jesús dijo: ‘Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado’ (Mateo 4:17). ‘’ (Mateo 4:17). ‘El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio’ (Marcos 1:15). Podemos ver de las palabras del Señor que, si queremos entrar en el reino de Dios, debemos confesar nuestros pecados a Dios y arrepentirnos. Sin embargo, hemos creído en el Señor durante años, y aunque a menudo le confesamos nuestros pecados, todavía somos capaces de cometer pecados y vivimos dentro de un círculo vicioso de confesión y pecado. Parece que todavía no entendemos lo que es el verdadero arrepentimiento, y por lo tanto todavía no estamos libres de pecado. Por lo tanto, tener claro lo que es el verdadero arrepentimiento es extremadamente importante para nuestra posibilidad de entrar en el reino celestial. Hoy, vamos a profundizar en este tema juntos”.

Hu Zhi habló entonces con desprecio: “Creo que mientras nos presentemos de todo corazón ante el Señor Jesús, le roguemos y reconozcamos nuestros pecados, clamando con el corazón, estaremos verdaderamente arrepentidos. Mientras nos confesemos frecuentemente y nos arrepintamos de esta manera, entonces podremos obtener el perdón del Señor, y cuando Él regrese, podremos ser ascendidos al cielo”.

Wang Wei frunció un poco el ceño y respondió: “Pero hemos orado y confesado de esta manera durante tantos años, dando cuenta de nuestros pecados ante el Señor y llorando lágrimas amargas”. Pero en el momento en que nos encontramos con algo real, seguimos cometiendo pecados involuntariamente y, además, cometemos exactamente los mismos pecados una y otra vez. Me preocupa que nosotros, que a menudo vivimos en pecado, seamos abandonados y eliminados por el Señor cuando regrese”.

Ma Tao asintió y dijo: “Yo también he contemplado esto antes. Creo que llorar frecuentemente en oración y confesarse al Señor sólo demuestra que tenemos el deseo de confesarnos y arrepentirnos ante el Señor. Sin embargo, que esto constituya un verdadero arrepentimiento depende de cómo lo practiquemos y de que experimentemos o no un verdadero cambio. Por ejemplo, cuando un ladrón es sorprendido robando algo, confesará su ofensa y prometerá no volver a robar nunca más cosas que pertenezcan a otras personas. Pero esto no demuestra que realmente haya pasado página y que no volverá a robar nunca más. La mayoría de las veces, para evitar asumir la responsabilidad temporal de su delito y evitar el castigo legal, no tiene otra opción que admitir su delito, pero esto no significa que no quiera volver a robar en el futuro. Si es capaz de abstenerse de robar bajo cualquier circunstancia, entonces esto es lo único que probará que realmente se arrepiente. ¿No somos así también? Aunque a menudo confesamos nuestros pecados al Señor y nuestra actitud confesional parece sincera, después de un tiempo cometemos pecados de la misma manera, y no aborrecemos nuestros pecados ni los despreciamos en lo más mínimo. Orar y confesarse de esta manera es, en realidad, tratar de engañar a Dios, y lo hacemos para evadir la disciplina temporal de Dios, y para buscar el consuelo y el perdón del Señor. Y sin embargo no hacemos planes para cambiarnos completamente, así que ¿cómo puede ser esto un verdadero arrepentimiento?”

Ejemplos de arrepentimiento en la Biblia

Wang Wei escuchó con atención la comunión de Ma Tao, y pensó por un momento. Luego dijo: “Habiendo escuchado la enseñanza del hermano Ma, el rey David de repente viene a mi mente. Para tomar por la fuerza a Betsabé para sí mismo, David planeó hacer matar a Urías, y cometió adulterio y asesinato. Jehová Dios envió al profeta Natán para que hablara con David, para que le hiciera saber los pecados que había cometido y que sería castigado. Desde entonces, la espada nunca se apartaría de su casa. David sabía que había violado los mandamientos proclamados por Dios y había ofendido el carácter de Dios. Después de darse cuenta de sus malas acciones, David se arrepintió enormemente y aborreció los pecados que había cometido, por lo que oró sinceramente a Dios, confesó sus pecados y se arrepintió. Cuando envejeció, a David le disgustaba mucho el frío, por lo que sus asistentes eligieron a una chica virgen para calentarle la cama, pero David no tuvo relaciones sexuales con ella. Por el asunto del arrepentimiento de David, podemos ver que poseía un corazón temeroso de Dios, y que no sólo sentía verdadero arrepentimiento y aborrecimiento por sus pecados, sino que también experimentó un cambio real, y sólo esto es una expresión de verdadero arrepentimiento”.

Ma Tao asintió con la cabeza y dijo: “Sí, y el testimonio del verdadero arrepentimiento de la gente de Nínive hacia Dios también está registrado en la Biblia. Cuando el rey de Nínive escuchó al profeta Jonás transmitiendo las palabras de Dios, diciendo: ‘Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada’ (Jonás 3:4), lo creyó y obedeció. Dejó a un lado su estatus de rey, se quitó sus ropas de rey y llevó a la gente de la ciudad de Nínive a confesarse y arrepentirse ante Dios, cubriéndose de cilicio y sentándose sobre ceniza, tal como está registrado en las Escrituras: ‘Cuando llegó la noticia al rey de Nínive, se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. E hizo proclamar y anunciar en Nínive, por decreto del rey y de sus grandes, diciendo: Ni hombre ni bestia, ni buey ni oveja prueben cosa alguna; no pasten ni beban agua, sino cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá Dios se vuelva, se arrepienta y aparte el ardor de su ira, y no perezcamos’” (Jonás 3:6-9).

En ese momento, Wang Wei dijo emocionado: “Hablando del arrepentimiento del pueblo de Nínive, recientemente leí un pasaje en un libro que se relaciona precisamente con este asunto. Déjame leértelo”.

Wang Wei sacó un cuaderno de su bolso, lo hojeó hasta encontrar la página que buscaba, y luego leyó: “Después de oír la declaración de Dios, el rey de Nínive y sus súbditos llevaron a cabo una serie de acciones. ¿Cuál fue la naturaleza de sus acciones y su conducta? En otras palabras, ¿cuál fue la esencia de la totalidad de su conducta? ¿Por qué hicieron lo que hicieron? En los ojos de Dios se habían arrepentido sinceramente, no sólo porque habían hecho fervientes ruegos a Dios y confesado sus pecados delante de Él, sino también porque habían abandonado su conducta malvada. Actuaron de esta forma porque después de oír las palabras de Dios, se asustaron increíblemente y creyeron que Él haría lo que dijo. Ayunando, vistiendo de cilicio y sentándose sobre cenizas, deseaban expresar su disposición a reformarse de sus caminos y refrenar su maldad, y oraron para que Jehová Dios contuviese Su enojo, rogaron a Jehová Dios para que se retractase de Su decisión y la catástrofe que se cernía sobre ellos. Si examinamos todo su comportamiento se puede ver que ya entendieron que sus actos malvados anteriores eran detestables para Jehová Dios y vemos también que entendieron la razón por la que Él los destruiría pronto. Por este motivo, todos deseaban alcanzar un completo arrepentimiento, alejarse de sus malvadas sendas y abandonar la violencia en sus manos. En otras palabras, una vez conocieron la declaración de Jehová Dios, todos y cada uno de ellos sintió miedo en su corazón; ya no continuaron con su conducta malvada ni cometiendo esos actos que eran tan aborrecidos por Jehová Dios. Adicionalmente, rogaron a Jehová Dios que perdonase sus pecados pasados y que no los tratase de acuerdo a sus acciones pasadas. Estaban dispuestos a no involucrarse más en la maldad y actuar según las instrucciones de Jehová Dios, si así fuera posible nunca más enfurecer a Jehová Dios. Su arrepentimiento fue sincero y profundo. Provino del fondo de sus corazones y no fue fingido ni pasajero” (De “Dios mismo, el único II”).

Nueva inspiración sobre el verdadero arrepentimiento

Wang Wei entonces dio la comunión, diciendo: “Podemos ver en este pasaje que el verdadero arrepentimiento no es sólo admitir nuestros pecados y malas acciones. También debemos saber cuál es la actitud de Dios hacia nuestros pecados, y también debemos entender la esencia y el daño de nuestros pecados. Sólo de esta manera puede surgir en nosotros la verdadera reverencia y el temor a Dios, sentiremos el verdadero arrepentimiento y el aborrecimiento desde el fondo de nuestros corazones por nuestros pecados, ya no caminaremos por el mismo viejo camino como siempre lo hemos hecho, y comenzaremos a hacer un cambio y a convertirnos en nuevas personas; sólo esto es el verdadero arrepentimiento. Como la gente de Nínive, por ejemplo. Se dieron cuenta de que sus actos malvados habían ofendido el carácter de Dios, y sabían que, si no se arrepentían, serían destruidos por Dios. Por lo tanto, todos vistieron de cilicio y se sentaron sobre cenizas para arrepentirse ante Dios desde el rey más alto hasta el plebeyo más bajo. Comenzaron a arrepentirse completamente de sus fechorías y ya no harían el mal ni desafiarían a Dios. Su arrepentimiento fue verdadero, y surgió desde el fondo de sus corazones. ¿Y qué hay de nosotros? Aunque decimos que a menudo vamos ante Dios para arrepentirnos y confesarnos, esto es sólo una confesión verbal, y no es el aborrecimiento o el desdén por nuestros pecados lo que sentimos desde el fondo de nuestros corazones. Cuando nos encontramos con problemas, todavía nos preocupamos sólo por nuestros propios intereses, actuamos bajo el control de nuestra naturaleza pecaminosa interior, codiciamos los placeres del pecado y no sufrimos ningún cambio real. Este tipo de arrepentimiento es sólo un reflejo y está totalmente en desacuerdo con la voluntad de Dios. Dios escudriña el corazón del hombre y el hombre no puede engañar a Dios. Sólo a través del verdadero arrepentimiento podemos ganar la misericordia y la gracia de Dios”.

Ma Tao dijo entonces con sinceridad, “Gracias a la guía de Dios que ahora entendemos claramente lo que es el verdadero arrepentimiento. Con el pecado, el hombre no puede entrar en el reino de los cielos. El Señor Jesús dijo: ‘En verdad, en verdad os digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre’ (Juan 8:34-35). Y también dice en otra parte de la Biblia: ‘[…] la santidad, sin la cual nadie verá al Señor’ (Hebreos 12:14). Dios es justo y santo, y el reino de los cielos no permite que nadie que aún sea capaz de cometer pecados entre en él. No importa lo bien que alguien se arrepienta verbalmente, no puede ganar la alabanza de Dios. Sólo desechando la naturaleza pecaminosa de uno y siendo capaz de ser absolutamente obediente y devoto a Dios puede uno estar calificado para entrar en el reino de los cielos. Aunque hemos creído en el Señor durante muchos años, no reverenciamos a Dios en nuestros corazones en absoluto y no tememos a Dios. En cambio, creemos que el Señor es amoroso y misericordioso y que, cuando cometemos un pecado, todo lo que tenemos que hacer es confesar y arrepentirnos ante el Señor para que nuestros pecados sean perdonados, para que Dios no se acuerde de nuestras transgresiones y para que seamos arrebatados al reino celestial cuando el Señor regrese. A través de nuestra comunión, finalmente me he dado cuenta de que nuestra fe es tan confusa. Somos como mendigos que sólo saben extender las manos al Señor y pedir cosas, y sin embargo no entendemos cómo apreciar la preocupación de Dios y la pena que siente en Su corazón por nosotros viviendo en pecado y sin pensar en el arrepentimiento, y también nos falta la resolución y determinación de distanciarnos del pecado. Parece ahora que, si somos incapaces de temer a Dios y de evitar el mal, entonces no podremos arrepentirnos verdaderamente, y nuestra espera de que el Señor venga a llevarnos al reino de los cielos es sólo un sueño ocioso. No podemos seguir creyendo en Dios confiando en nuestros propios conceptos e imaginaciones erróneas, ¡porque eso es demasiado peligroso! Debemos concentrarnos en practicar la verdad y buscar el cambio, porque sólo eso concuerda con la voluntad de Dios”.

Solo aceptando la obra de juicio en los últimos días, podrán lograr el verdadero arrepentimiento

Wang Wei continuó: “Recientemente, tuve una reunión con un hermano sobre las condiciones para nuestra entrada en el reino celestial. Él dijo, ‘El Señor Jesús profetizó: “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). Y cuando Él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio” (Juan 16:8). Aunque nuestros pecados son perdonados cuando aceptamos la salvación del Señor Jesús, nuestra naturaleza pecaminosa sigue estando profundamente arraigada en nosotros y todavía somos capaces de cometer pecados involuntariamente y desafiar a Dios; hasta que no podamos deshacernos de las ataduras del pecado, no mereceremos entrar en el reino de los cielos. Cuando el Señor regrese, realizará la etapa de la obra de juzgar y purificar al hombre con palabras, y si queremos entrar en el reino de Dios, entonces debemos aceptar la obra de juicio del Señor cuando regrese en los últimos días, reconocer nuestra naturaleza pecaminosa, ser capaces de aborrecernos verdaderamente y abandonar nuestra carne, practicar las palabras de Dios, obedecer a Dios y venerar a Dios, y desechar nuestros caracteres corruptos. Sólo así podemos ser purificados y alcanzar la salvación final de Dios”. Creo que su comunión tiene mucho sentido, así que lo traeré aquí para que se comunique con nosotros, si les parece bien a todos”.

Ma Tao dijo inmediatamente: “¡Genial! Si la obra de juicio del Señor en los últimos días puede permitirnos ser purificados y lograr un verdadero arrepentimiento, entonces tenemos esperanza de entrar en el reino de los cielos. ¡Somos realmente tan afortunados! Hermano Wang, será mejor que te des prisa y traigas a ese otro hermano aquí para que se una a nosotros”.

Wang Wei sonrió mientras decía, “Bien, iré a buscarlo mañana…”.

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Devocional | ¿Has logrado el verdadero arrepentimiento en el desastre actual?

El Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17).

Devocional | ¿Has logrado el verdadero arrepentimiento en el desastre actual?

Ahora que los desastres han llegado, las señales de la venida del Señor se han cumplido, muchas personas que anhelan la aparición de Dios están esperando que el Señor venga pronto y nos salve del desastre para entrar en el reino de los cielos. El Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). De las palabras del Señor, podemos ver que si queremos entrar en el reino de los cielos, hace falta alcanzar el verdadero arrepentimiento. Entonces, ¿hemos alcanzado el verdadero arrepentimiento? Algunos dicen que, tras creer en el Señor, podemos abandonar las cosas y esforzarnos por el Señor y tener buen comportamiento exterior, ¿no nos hemos arrepentido de verdad? Cuando el Señor venga, podremos ser llevados al reino de los cielos. Sin embargo, otros dicen que, aunque tenemos algunas buenas acciones en el exterior, todavía podemos odiar y envidiar a los demás y mentir y engañar a otros por nuestros propios intereses, etc., y pecamos y nos resistimos a Dios con frecuencia, viviendo en pecado sin ser capaces de liberarnos de él, ¿realmente hemos logrado el sincero arrepentimiento?

Amigos, si quieren entender qué es el sincero arrepentimiento y el camino para lograrlo, miren el diálogo cómico “¿Te has arrepentido de verdad?”, les sacará a la luz la respuesta.

Las señales antes del fin del mundo profetizadas en la Biblia se han cumplido, ahora es el momento crítico de recibir al Señor. ¿Cómo debemos recibir a Él? Haga clic en WhatsApp para unirse a nosotros y discutir con nosotros online, con el fin de encontrar maneras para dar la bienvenida al Señor.

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Ante el desastre actual, ¿te has arrepentido verdaderamente?

Los desastres son más y más graves, las Señales del fin del mundo han aparecido. Cada vez más creyentes en el Señor han comenzado a intuir que se acerca el día de la venida del Señor y que el reino de Dios está a punto de llegar.

Hoy en día, la pandemia, el terremoto, la hambruna y otros desastres ocurren con frecuencia. Muchas personas están muy preocupadas y no saben cuándo el desastre venga sobre ellas… Entonces ¿cómo podemos ser protegidos por Dios en el desastre?

El Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se acerca” (Mateo 3:2). De aquí, se puede ver que solo mediante el verdadero arrepentimiento podemos obtener la misericordia de Dios y ser protegidos por Él. Pues, ¿qué es el auténtico arrepentimiento? ¿Cómo alcanzarlo? Mira el vídeo cristiano “¿Te has arrepentido de verdad?”

Los desastres son más y más graves, las Señales del fin del mundo han aparecido. Cada vez más creyentes en el Señor han comenzado a intuir que se acerca el día de la venida del Señor y que el reino de Dios está a punto de llegar. El Señor Jesús dijo en una ocasión: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Esto es lo que el Señor nos pide a cada uno de nosotros. Solo si nos arrepentimos de verdad seremos protegidos por Dios y llevados al reino celestial antes de la gran tribulación. Entonces, ¿qué es el verdadero arrepentimiento y cómo podemos alcanzarlo? Puede en los siguientes medios de contacto para discutir en línea y contactarnos.

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Han llegado los desastres: ¿sabes qué es el arrepentimiento verdadero?

las palabras de Dios: “Los cambios únicamente de conducta son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter de la vida de las personas, tarde o temprano su lado malvado se pondrá de manifiesto……

¿sabes qué es el arrepentimiento verdadero

Han llegado los desastres: ¿sabes qué es el arrepentimiento verdadero?

Por Xiaoyu, EE. UU.

En 2020, el virus COVID-19 se ha propagado por el mundo y lo ha sumido en el pánico. También ha sido impactante el gran número de langostas que han proliferado en África. Con la llegada de la epidemia y la hambruna, cada vez más creyentes en el Señor han comenzado a intuir que se acerca el día de la venida del Señor y que el reino de Dios está a punto de llegar. El Señor Jesús dijo en una ocasión: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). Esto es lo que el Señor nos pide a cada uno de nosotros. Solo si nos arrepentimos de verdad seremos protegidos por Dios y llevados al reino celestial antes de la gran tribulación. Entonces, ¿qué es el arrepentimiento verdadero y cómo podemos alcanzarlo? ¿Representa la buena conducta un arrepentimiento verdadero? Ante la alusión al arrepentimiento, muchos creyentes en el Señor dirán: «Ahora que creemos en el Señor no juramos ni peleamos, somos tolerantes y pacientes con los demás, oramos y nos confesamos ante el Señor con frecuencia, trabajamos y nos esforzamos por Él y ni siquiera negamos Su nombre cuando nos encarcelan. Esta buena conducta demuestra que nos hemos arrepentido de verdad. Cuando el Señor regrese, entraremos en el reino celestial con Él». Cuando empezamos a creer en el Señor, dejamos de lado nuestros malos hábitos; nos volvimos humildes y tolerantes, ayudamos a los demás y fuimos capaces de renunciar a cosas y de esforzamos por difundir el evangelio y dar testimonio del Señor. Claro que hubo cambios en nuestra conducta, pero es innegable que no nos hemos librado de las cadenas del pecado y que todavía vivimos a menudo en pecado, incapaces de escapar. Por ejemplo, cuando alguien nos dice algo hiriente que no atenta contra nuestros intereses primarios, tal vez seamos capaces de aguantarnos sin llamarle la atención por ello. Pero cuando alguien dice algo que daña nuestro prestigio y estatus y nos avergüenza, aunque no lo critiquemos, dentro de nosotros hay resentimiento y prejuicios hacia esa persona, e incluso puede que pensemos en vengarnos. En muchos asuntos, aunque parezca que no cometemos grandes maldades, nuestro corazón suele traslucir malos pensamientos. A veces, tal vez seamos capaces de aguantarnos y controlarnos durante un tiempo, pero en cuanto nos vemos superados, seguimos siendo susceptibles de hacer el mal. Si esas cosas se revelan y se manifiestan en nosotros sin que aún hayamos escapado de las cadenas del pecado, ¿puede decirse que nos hemos arrepentido de verdad? Leamos un pasaje de las palabras de Dios: “Los cambios únicamente de conducta son insostenibles. Si no hay una alteración en el carácter de la vida de las personas, tarde o temprano su lado malvado se pondrá de manifiesto. Como la fuente de los cambios en su conducta es el fervor, acompañado de un poco de obra realizada por el Espíritu Santo en ese momento, resulta extremadamente fácil para ellas el volverse fervientes o mostrar bondad durante un tiempo. Como afirman los incrédulos: ‘Hacer una buena obra es fácil, lo difícil es llevar toda una vida de buenas obras’. Las personas son incapaces de hacer buenas obras durante toda su vida. La vida dirige su conducta; tal como es su vida, así es su conducta, y sólo aquello que se revela de forma natural representa la vida y la naturaleza de una persona. Las cosas falsas no pueden perdurar. Cuando Dios obra para salvar al hombre no lo hace para adornarlo con una buena conducta; la finalidad de la obra de Dios consiste en cambiar el carácter de las personas, en hacerlas nacer de nuevo como nuevas personas. […] Comportarse bien no es lo mismo que obedecerlo, y mucho menos equivale a ser compatible con Cristo. Los cambios de conducta se basan en la doctrina y nacen del fervor; no se basan en el verdadero conocimiento de Dios ni en la verdad, y menos aún se apoyan en la dirección del Espíritu Santo. Aunque hay ocasiones en las que el Espíritu Santo dirige algo de lo que las personas hacen, esto no es la expresión de la vida; mucho menos es lo mismo que conocer a Dios. Por muy buena que sea la conducta de una persona, no demuestra que esta obedezca a Dios ni que ponga en práctica la verdad. Los cambios en la conducta son una ilusión momentánea, la manifestación del celo, pero no son la expresión de la vida” (‘La diferencia entre los cambios externos y los cambios en el carácter’ en “Registros de las pláticas de Cristo”). Las palabras de Dios nos muestran que, aunque nuestra conducta mejorara cuando empezamos a creer en Dios, esto no significa que se haya producido una transformación de nuestro carácter de vida. La mayor parte de las buenas conductas son consecuencia del fervor, conductas nacidas de la doctrina y las normas, o bien prácticas resultantes de ser movidos por el Espíritu Santo. No provienen de que entendamos la verdad ni de que tengamos conocimiento de Dios, y no son prácticas que surjan de forma natural de nuestro deseo de satisfacer y amar a Dios. Satanás lleva corrompiéndonos miles de años y estamos llenos de toda clase de actitudes satánicas corruptas: arrogancia, engreimiento, egoísmo, bajeza, alevosía y astucia. Si estas actitudes quedan irresueltas, entonces, aunque tal vez seamos capaces de cumplir ciertas normas y parezcamos devotos por fuera, esto no dura mucho y, cuando nos encontramos con algo desagradable, no podemos evitar pecar… Por ejemplo, controlados por nuestra naturaleza satánica, arrogante y engreída, siempre intentamos que los demás nos encumbren y, cuando no hacen lo que decimos, nos enfurecemos y nos ponemos a regañarlos. Dirigidos por nuestra naturaleza egoísta, todo lo hacemos teniendo en cuenta nuestros intereses; cuando todo va bien en casa, estamos dispuestos a renunciar a cosas y a esforzarnos por Dios y podemos soportar cualquier dificultad. No obstante, cuando llega una desgracia, culpamos a Dios por no protegernos. Puede que hasta empecemos a lamentar aquello a lo que hemos renunciado y barajemos traicionar a Dios. A veces observamos en los hermanos y hermanas de la iglesia actos que infringen claramente las enseñanzas de Dios, incluso perjudiciales para los intereses de la iglesia, y deberíamos decirles algo. Sin embargo, influenciados por filosofías de vida satánicas como “Callarse los errores de los buenos amigos hace la amistad larga y buena” y “Cuantos menos problemas, mejor”, callamos, pues preferimos sacrificar los intereses de la iglesia para mantener nuestra relación con ellos. La lista es interminable. Esto indica que, si quedan irresueltas nuestras actitudes corruptas, no podemos practicar la verdad ni obedecer a Dios y es posible que incluso nos opongamos a Él. Tomemos el ejemplo de los fariseos de hace dos mil años. De cara al exterior no parecían hacer el mal. Viajaban por todas partes difundiendo el evangelio, solían explicar las Escrituras al pueblo y le enseñaban a obedecer la ley. Su conducta era mayormente buena, pero cuando el Señor Jesús apareció para iniciar Su obra, como parecía tan normal y corriente por fuera, no lo llamaban Mesías y todo lo que representaba discrepaba de sus nociones, quedó al descubierto su carácter satánico, arrogante y engreído. Condenaron y blasfemaron flagrantemente contra el Señor Jesús, no tuvieron en cuenta si Su mensaje era la verdad, lo rechazaron por más señales y milagros que obrara y acabaron conspirando con las autoridades romanas para crucificarlo. Lo anterior demuestra que, aunque tal vez se produzcan cambios en nuestra conducta externa, si no se transforma nuestro carácter interno de vida, continuaremos gobernados por nuestras corruptas actitudes satánicas y seremos susceptibles de pecar y oponernos a Dios en cualquier momento. Alguien así tampoco se ha arrepentido de verdad y, fundamentalmente, no es apto para entrar en el reino de los cielos. Tal como dice la Biblia: “Todo el que comete pecado es esclavo del pecado; y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). ¿Qué es el arrepentimiento verdadero? Entonces, ¿qué es el arrepentimiento verdadero? Está escrito en la Biblia: “Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad” (Apocalipsis 22:14). “Seréis, pues, santos porque yo soy santo” (Levítico 11:45). Dios es santo. Desprecia los pecados del hombre, por lo que los indicadores del arrepentimiento verdadero son la purificación y transformación de las diversas actitudes satánicas de las personas —arrogancia, engreimiento, egoísmo, bajeza, alevosía y astucia—, que aquellas practiquen las palabras de Dios sea cual sea su entorno, que ya no pequen ni se opongan a Dios, sino que lo obedezcan y veneren sinceramente, y que Él las haya conquistado por completo. Esas son las únicas personas verdaderamente arrepentidas. Por qué no hemos alcanzado el arrepentimiento verdadero en nuestra fe en el Señor Quizá algunos pregunten: «¿Por qué hemos aceptado la redención del Señor y el perdón de nuestros pecados, y sin embargo somos incapaces de alcanzar el arrepentimiento verdadero?». Principalmente porque, en la Era de la Gracia, el Señor Jesús realizó la obra de redención, que no era la de transformar el carácter corrupto de las personas. Leamos otro pasaje de las palabras de Dios: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre, pero no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió a Jesús cargar con los pecados del hombre como la ofrenda por el pecado, sino también que Dios realizara una obra mayor para librar completamente al hombre de su carácter, que ha sido corrompido por Satanás” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). Esto nos advierte que, en la Era de la Gracia, el Señor Jesús solo llevó a cabo la obra de redención de la humanidad, cuyo resultado fue que la gente confesara y se arrepintiera. Como parte de la obra de redención, el Señor Jesús habló del camino del arrepentimiento, enseñó a las personas a confesar sus pecados, a arrepentirse, a cargar la cruz y seguirlo. Del mismo modo, debían amar al prójimo como a sí mismos, ser humildes, pacientes y tolerantes, perdonar setenta veces siete, etc. Todas estas fueron exigencias al hombre en función de la estatura de las personas de aquel entonces; cuando pecaban, se presentaban ante el Señor Jesús a confesar sus pecados y arrepentirse, se les perdonaban los pecados y podían presentarse ante Dios a continuar adorándolo. Todo lo expresado por el Señor Jesús eran verdades que podía entender la gente de la época. Sin embargo, esto no implicó la transformación del carácter de las personas, por lo que, independientemente de cuánto leamos la Biblia, de cómo confesemos nuestros pecados y nos arrepintamos o de cómo nos conquistemos a nosotros mismos, seguimos siendo incapaces de librarnos del pecado y alcanzar el arrepentimiento verdadero. Cómo alcanzar el arrepentimiento verdadero Entonces, ¿cómo podemos alcanzar el arrepentimiento verdadero? El Señor Jesús profetizó: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Estas palabras nos muestran que, al ser tan poca la estatura de la gente de aquella época, en la Era de la Gracia el Señor Jesús no expresó demasiadas verdades ni nos dio una manera de corregir nuestra naturaleza satánica. Por eso, el Señor sí profetizó que regresaría, expresaría verdades cada vez más elevadas y realizaría la obra de juicio y purificación del hombre, para que con ello podamos liberarnos completamente de las cadenas del pecado, purificarnos y transformarnos, y la única forma de alcanzar el arrepentimiento verdadero consiste en aceptar la obra de juicio y purificación cuando regrese el Señor. En la actualidad, el Señor Jesús ha regresado: es Dios Todopoderoso encarnado. Sobre la base de la obra de redención del Señor Jesús, Dios Todopoderoso ha llevado a cabo la obra del juicio, que comienza por la casa de Dios, ha expresado todas las verdades necesarias para la salvación de la humanidad y ha venido a juzgar, purificar y perfeccionar a quienes acepten Su salvación de los últimos días. Dios Todopoderoso dice: “En los últimos días Cristo usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la esencia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tal como: el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como también la sabiduría y el carácter de Dios, y así sucesivamente. Todas estas palabras son dirigidas a la esencia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios con relación a cómo el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al emprender Su obra de juicio, Dios no deja simplemente en claro la naturaleza del hombre con sólo unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Estos métodos de exposición, de trato y poda, no pueden ser sustituidos con palabras ordinarias, sino con la verdad que el hombre no posee en absoluto. Sólo los métodos de este tipo se consideran juicio; sólo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido de la sumisión a Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra de juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él” (‘Cristo hace la obra de juicio con la verdad’ en “La Palabra manifestada en carne”). Cuando Dios Todopoderoso expresa la verdad y lleva a cabo la obra de juicio y purificación del hombre en los últimos días, no solo nos refiere varias maneras de practicar el arrepentimiento, sino que expresa palabras de juicio y deja al descubierto nuestra naturaleza y esencia, desobedientes y opuestas a Dios, y la verdad de nuestra corrupción; nos otorga una serie de verdades, tales como la manera de ser honestos, de obedecer y amar a Dios, etc., con lo que nos da una senda de práctica para todo cuanto nos suceda. Al experimentar el juicio de las palabras de Dios, poco a poco logramos entender hasta qué punto nos ha corrompido Satanás y que nuestra naturaleza y esencia están llenas de actitudes satánicas de arrogancia y mojigatería, egoísmo y bajeza, alevosía y astucia. Cuando vivimos de acuerdo con estas cosas, no hay nada de humano en lo que vivimos, somos detestables para los demás y, asimismo, detestables y abominables para Dios. En medio de las palabras de juicio de Dios, vemos que somos viles y malvados, indignos de vivir en presencia de Dios, y es entonces cuando empezamos a detestar nuestros pecados y a desear arrepentirnos. Al mismo tiempo, llegamos a conocer el carácter justo de Dios, que no tolera ofensa, y aprendemos que, si no practicamos la verdad, sin duda Dios nos detestará y rechazará. Es en ese momento cuando nace en nosotros el temor de Dios, comenzamos a abandonar la carne y a practicar la verdad, vamos teniendo algo de la realidad de la obediencia a Dios y ya no nos rebelamos ni nos oponemos contra Él. Al experimentar el juicio y castigo de Dios, escapamos completamente del pecado, ya no estamos encadenados a nuestra naturaleza satánica y somos libres para practicar las palabras de Dios, obedecerlo y adorarlo. Es entonces cuando se puede decir que nos hemos arrepentido y transformado de verdad y solo en ese momento tenemos derecho a entrar en el reino celestial. Evidentemente, aceptar la obra de juicio de Dios de los últimos días es la única manera de alcanzar el arrepentimiento y la transformación verdaderos. Llegados a este punto, confío en que ya has empezado a ver cómo alcanzar el arrepentimiento verdadero; entonces, ¿qué deberíamos elegir ahora?

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Hoy en día, los desastres ocurren con frecuencia, el Señor ha venido en secreto,  ha formado un grupo de vencedores antes del desastre. Entonces, ¿cómo Dios perfecciona a los vencedores? La prédica cristiana escrita 2020 da la respuesta. Puede contactarnos a través de debajo enlace, y compartiremos con usted el camino de convertirse en un vencer.

 

Profecías Bíblicas-la situación de hombre en los últimos días

Versículos de la Biblia:

ESTO también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos:Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, Sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita.(2 Timoteo 3:1-5)

Versículos de la Biblia:

ESTO también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos:Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, Sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; Teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita.(2 Timoteo 3:1-5)

He aquí vienen días, dice el Señor Jehová, en los cuales enviaré hambre á la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oir palabra de Jehová.(Amós 8:11)

1 Y ACUÉRDATE de tu Criador en los días de tu juventud, antes que vengan los malos días, y lleguen los años, de los cuales digas, No tengo en ellos contentamiento; 2 Antes que se oscurezca el sol, y la luz, y la luna y las estrellas, y las nubes se tornen tras la lluvia: 3 Cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas, porque han disminuído, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; 4 Y las puertas de afuera se cerrarán, por la bajeza de la voz de la muela; y levantaráse á la voz del ave, y todas las hijas de canción serán humilladas; 5 Cuando también temerán de lo alto, y los tropezones en el camino; y florecerá el almendro, y se agravará la langosta, y perderáse el apetito: porque el hombre va á la casa de su siglo, y los endechadores andarán en derredor por la plaza: 6 Antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto á la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; 7 Y el polvo se torne á la tierra, como era, y el espíritu se vuelva á Dios que lo dió. 8 Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo vanidad.(Eclesiastés 12:1-8)

1 COMO se ha oscurecido el oro! ­Cómo el buen oro se ha demudado! Las piedras del santuario están esparcidas por las encrucijadas de todas las calles. 2 Los hijos de Sión, preciados y estimados más que el oro puro, ­Cómo son tenidos por vasos de barro, obra de manos de alfarero! 3 Aun los monstruos marinos sacan la teta, dan de mamar a sus chiquitos: La hija de mi pueblo es cruel, como los avestruces en el desierto. 4 La lengua del niño de teta, de sed se pegó á su paladar: Los chiquitos pidieron pan, y no hubo quien se lo partiese. Los que comían delicadamente, asolados fueron en las calles; Los que se criaron en carmesí, abrazaron los estercoleros. Y aumentóse la iniquidad de la hija de mi pueblo más que el pecado de Sodoma, Que fué trastornada en un momento, y no asentaron sobre ella compañías. Sus Nazareos fueron blancos más que la nieve, más lustrosos que la leche. Su compostura más rubicunda que los rubíes, más bellos que el zafiro: Oscura más que la negrura es la forma de ellos; no los conocen por las calles: Su piel está pegada á sus huesos, seca como un palo. Más dichosos fueron los muertos á cuchillo que los muertos del hambre; Porque éstos murieron poco á poco por falta de los frutos de la tierra. Las manos de las mujeres piadosas cocieron á sus hijos; Fuéronles comida en el quebrantamiento de la hija de mi pueblo. (Lamentaciones 4:1-10)

ACUÉRDATE, oh Jehová, de lo que nos ha sucedido: Ve y mira nuestro oprobio. Nuestra heredad se ha vuelto á extraños, Nuestras casas á forasteros. Huérfanos somos sin padre, Nuestras madres como viudas. Nuestra agua bebemos por dinero; Nuestra leña por precio compramos. Persecución padecemos sobre nuestra cerviz: Nos cansamos, y no hay para nosotros reposo. Al Egipcio y al Asirio dimos la mano, para saciarnos de pan. Nuestros padres pecaron, y son muertos; Y nosotros llevamos sus castigos. Siervos se enseñorearon de nosotros; No hubo quien de su mano nos librase. Con peligro de nuestras vidas traíamos nuestro pan Delante del cuchillo del desierto. Nuestra piel se ennegreció como un horno A causa del ardor del hambre. Violaron á las mujeres en Sión, A las vírgenes en las ciudades de Judá. A los príncipes colgaron por su mano; No respetaron el rostro de los viejos. Llevaron los mozos á moler, Y los muchachos desfallecieron en la leña. Los ancianos cesaron de la puerta, Los mancebos de sus canciones. Cesó el gozo de nuestro corazón; Nuestro corro se tornó en luto. Cayó la corona de nuestra cabeza: ­Ay ahora de nosotros! porque pecamos. Por esto fué entristecido nuestro corazón, Por esto se entenebrecieron nuestro ojos: Por el monte de Sión que está asolado; Zorras andan en él.(Lamentaciones 5:1-18)

Recomedación: arrepentimiento