Adoración a Dios | Si quieren calmar el corazón delante de Dios, primero deben orar a Dios

Dios dice: “Acallar el corazón de uno delante de Dios es uno de los pasos más cruciales para entrar en las palabras de Dios, y es una lección en la que en estos momentos todas las personas tienen la necesidad urgente de entrar”.

Adoración a Dios | Si quieren calmar el corazón delante de Dios, primero deben orar a Dios

Dios dice: “Acallar el corazón de uno delante de Dios es uno de los pasos más cruciales para entrar en las palabras de Dios, y es una lección en la que en estos momentos todas las personas tienen la necesidad urgente de entrar. Los caminos de entrada para acallar el corazón delante de Dios son:
1. Retira tu corazón de las cosas externas, guarda silencio delante de Dios y ora a Él con un corazón enfocado.
2. Con tu corazón callado delante de Dios, come, bebe y disfruta de las palabras de Dios.
3. Convierte en una práctica habitual el meditar en el amor de Dios, el contemplarlo y el reflexionar en la obra de Dios.

Primero se empieza con el asunto de la oración. Se es firme, y se ora a una hora fija. Independientemente de lo apurado que se esté de tiempo, de lo ocupado o de lo que sobrevenga, se ora cada día como algo normal, se come y se bebe las palabras de Dios como de costumbre. Mientras se coma y se beba las palabras de Dios, no importa cuáles sean los entornos, el espíritu está especialmente complacido; tampoco incomodan las personas, los acontecimientos ni las cosas de alrededor. Cuando se contempla normalmente a Dios en el corazón, lo que ocurre fuera no puede molestar. Esto es lo que significa tener estatura. Primero se empieza desde la oración: orar en paz delante de Dios es muy productivo. Después de ello, comer y beber las palabras de Dios, meditar en Sus palabras e intentar obtener la luz, hallar el camino a la práctica, conocer cuáles son los objetivos de las declaraciones de Dios, y entender sin desviación. En general, acercarse a Dios con normalidad en el corazón, contemplar Su amor, y reflexionar en Sus palabras, sin ser perturbado por las cosas externas. Cuando tu corazón está en paz, hasta el punto de ser capaz de meditar, para poder contemplar dentro de ti mismo el amor de Dios, y acercarte de verdad a Él, independientemente del entorno en el que estés, y en última instancia has alcanzado el punto en el que alabas en tu corazón, y es incluso mejor que orar, entonces poseerás una cierta estatura en esto”.

De “La Palabra manifestada en carne”

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Cuando nos encontremos con algunas dificultades y preocupaciones en la vida, mientras oremos sinceramente y confiemos en Dios, podremos sentir el poder de la oración y se animará nuestra fe. ¿Cómo aprender a orar a Dios? Haga clic en medios de contacto abajo para hablar y comunicarse con nosotros en línea.

Cómo adorar a Dios : Principios de la oración y adoración a Dios

La oración es de suma importancia para vosotros. Cuando oras y recibes la obra del Espíritu Santo, Dios conmueve tu corazón y surge la fuerza para amar a Dios.

Cómo adorar a Dios : Principios de la oración y adoración a Dios

(1) Cuando se reciben el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo en oración, se debe dar gracias y alabar a Dios. Al disfrutar de la obra del Espíritu Santo, es preciso postrarse a adorar a Dios.

(2) Hay que leer con frecuencia las palabras de Dios. Cuando se comprende la verdad y se contemplan el amor y las bendiciones de Dios, se le debe dar gracias y alabarlo. Esta es la auténtica adoración a Dios.

(3) Cuando se afrontan las pruebas y tribulaciones sin quejarse, sino manteniéndose firme en el testimonio, esto es fruto de la protección de Dios y hay que darle gracias y alabarlo.

(4) Cuando al someterse al juicio y castigo de Dios se llega a conocer la propia esencia corrupta y a contemplar la justicia y santidad de Dios, hay que adorarlo.

Las palabras relevantes de Dios:

¡El significado de la oración es muy profundo! Si oras con frecuencia y si sabes cómo hacerlo –y oras a menudo de forma sumisa y razonable– entonces tu estado interno será especialmente apropiado. Si frecuentemente expresas esos eslóganes al orar sin tener una carga y sin reflexionar sobre si lo que dices en oración es razonable, cuáles de tus palabras son inadmisibles y qué forma de hablar no es verdadera adoración, y si nunca te tomas en serio estos asuntos, entonces tus oraciones no tendrán éxito y siempre tendrás un estado interno anormal; nunca ahondarás en las lecciones de qué es la razón normal, la sumisión verdadera, la verdadera adoración y dónde estar en la oración. Todas estas cosas son cuestiones sutiles.

Extracto de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

La oración es de suma importancia para vosotros. Cuando oras y recibes la obra del Espíritu Santo, Dios conmueve tu corazón y surge la fuerza para amar a Dios. Si no oras con el corazón, si no abres tu corazón para tener comunión con Dios, entonces Dios no va a tener forma de obrar en ti. Si, habiendo orado y dicho las palabras de tu corazón el Espíritu de Dios no ha empezado Su obra y no has recibido inspiración, entonces esto demuestra que tu corazón carece de sinceridad, que tus palabras no son ciertas y que siguen siendo impuras. Si, habiendo orado, tienes un sentido de satisfacción, entonces tus oraciones han sido aceptables para Dios y el Espíritu de Dios está obrando en ti. Como alguien que sirve delante de Dios, no puedes estar sin orar. Si verdaderamente ves la comunión con Dios como algo significativo y valioso, ¿podrías entonces abandonar la oración? Nadie puede estar sin comunión con Dios. Sin la oración, vives en la carne, en la esclavitud de Satanás; sin la oración verdadera, vives bajo la influencia de la oscuridad. Espero que vosotros, hermanos y hermanas, podáis orar verdaderamente todos y cada uno de los días. Esto no trata de cumplir las normas, sino de conseguir cierto resultado. ¿Estáis dispuestos a renunciar a un poco de sueño y disfrute para levantaros pronto para las oraciones matutinas y disfrutar las palabras de Dios? Si oras con un corazón puro comes y bebes las palabras de Dios de esta manera, le serás más aceptable a Él. Si todas las mañanas haces esto, si todos los días practicas dándole tu corazón a Dios, comunicándote y comprometiéndote con Él, entonces tu conocimiento de Él seguramente aumentará y estarás mejor capacitado para captar la voluntad de Dios. Dices: “¡Oh, Dios! Estoy dispuesto a cumplir mi deber. Consagro solamente a Ti todo mi ser con el fin de que Tú seas glorificado en nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio de este grupo de personas. Te suplico que obres en nosotros para que yo pueda ser capaz de amarte y satisfacerte verdaderamente y buscarte como mi meta”. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará. No deberías orar solo por tu bien sino también para hacer la voluntad de Dios y amarlo a Él. Esta es la clase de oración más verdadera. ¿Eres alguien que ora por hacer la voluntad de Dios?

Extracto de ‘Acerca de la práctica de la oración’ en “La Palabra manifestada en carne”

Extracto de ‘El significado y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”

A veces, cuando estás disfrutando las palabras de Dios, tu espíritu es tocado y sientes que no puedes dejar de amar a Dios, que hay una gran fuerza dentro de ti y que no hay nada que no puedas desechar. Si te sientes así, entonces el Espíritu de Dios te ha tocado y tu corazón se ha vuelto por completo a Dios y vas a orar a Dios y le vas a decir: “¡Oh Dios! Tú realmente nos has predestinado y escogido. Tu gloria me llena de orgullo y para mí es glorioso ser uno de Tu pueblo. Voy a erogar todo y dar todo para hacer Tu voluntad y te voy a dedicar todos mis años y toda una vida de esfuerzos”. Cuando oras de esta manera, en tu corazón habrá un amor que no tiene fin y una obediencia verdadera hacia Dios. ¿Alguna vez has tenido una experiencia como esta? Si el Espíritu de Dios toca a las personas con frecuencia, entonces están especialmente dispuestas a consagrarse a Dios en sus oraciones: “¡Oh Dios! Quiero contemplar Tu día de gloria y quiero vivir para Ti, nada es más valioso o importante que vivir para Ti y no tengo el más mínimo deseo de vivir para Satanás y la carne. Me levantaste cuando me capacitaste para vivir para Ti hoy”. Cuando hayas orado de esta manera, vas a sentir que no puedes dejar de darle tu corazón a Dios, que debes ganar a Dios y que odiarías morirte sin haber ganado a Dios mientras estás vivo. Después de haber orado tal oración, habrá dentro de ti una fuerza inagotable que no sabrás de dónde proviene; en tu corazón habrá un poder sin límite y tendrás el sentimiento de que Dios es tan maravilloso y que es digno de que lo ames. Así será cuando Dios te haya tocado. Todos los que han tenido esa experiencia es porque Dios los ha tocado. Para aquellos a quienes Dios toca con frecuencia, en sus vidas ocurren los cambios, pueden tomar su resolución, están dispuestos a ganar por completo a Dios, el amor por Dios en sus corazones es más fuerte, sus corazones se han vuelto por completo a Dios, no tienen en cuenta a la familia, el mundo, las complicaciones o su futuro y están dispuestos a dedicarle a Dios una vida de esfuerzos. A todos aquellos a quienes el Espíritu de Dios ha tocado son los que están en busca de la verdad y que tienen la esperanza de que Dios los perfeccione.

Extracto de ‘Conoce la nueva obra de Dios y sigue Sus huellas’ en “La Palabra manifestada en carne”

Por supuesto, en la era actual, el Espíritu Santo sigue conmoviendo a las personas para permitirles sentir gozo y vive con el hombre. Esta es la fuente de esos[a] sentimientos especiales y agradables que suelen producirse en tu vida. De vez en cuando, llega un día en el que sientes que Dios es verdaderamente encantador, y no puedes evitar orar a Él: “¡Oh, Dios! Tu amor es realmente hermoso y, Tu imagen, verdaderamente extraordinaria. Deseo amarte más profundamente. Deseo dedicar todo lo que soy para esforzarme durante toda mi vida. A Ti te dedicaré todo siempre que sea por Ti, siempre que, al hacerlo, pueda amarte…”. Este es un sentimiento de placer que te ha dado el Espíritu Santo. No es esclarecimiento ni iluminación; es la experiencia de ser conmovido. Experiencias similares a esta sucederán de vez en cuando: algunas veces, cuando vayas de camino al trabajo, orarás y te acercarás a Dios, y te sentirás conmovido, al punto en el que las lágrimas humedecerán tu rostro y perderás todo autocontrol y te sentirás ansioso por hallar un lugar adecuado donde puedas expresar todo el fervor que hay dentro de tu corazón… Habrá veces en las que estés en un lugar público y sentirás que disfrutas mucho el amor de Dios, que tu suerte es todo menos común y corriente, y, aún más, que estás viviendo tu vida con más significado que cualquiera. Sabrás profundamente que Dios te ha exaltado y que este es el gran amor de Dios por ti. En los lugares más recónditos de tu corazón sentirás que en Dios existe una clase de amor inexpresable e insondable hacia el hombre, como si lo conocieras, pero no tuvieras forma de describirlo, y que siempre te ofrece un momento para reflexionar, pero te deja incapaz de expresarlo por completo. En los momentos como este, incluso llegarás a olvidar dónde estás y exclamarás: “¡Oh, Dios! ¡Eres tan insondable y tan amado!”. Esto deja a la gente desconcertada, pero todas esas cosas ocurren con bastante frecuencia. Habéis experimentado esto muchas veces. Esta es la vida que el Espíritu Santo te ha dado hoy y la que ahora deberías estar viviendo.

Extracto de ‘Práctica (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”

Ahora deberías poder ver con claridad el camino preciso que Pedro tomó. Si pueden ver la senda de Pedro con claridad, entonces estarás seguro de la obra que se está haciendo actualmente, de modo que no te quejarás o serás pasivo ni anhelarás algo. Debes experimentar el ánimo de Pedro en ese momento: la tristeza lo golpeó; ya no pedía por un futuro ni ninguna bendición. No buscaba el lucro, la felicidad, la fama o la fortuna del mundo, solo buscaba vivir una vida con un mayor significado, el cual era para retribuir el amor de Dios y dedicar lo más absolutamente precioso que tenía a Dios. Entonces estaría satisfecho en su corazón. Muchas veces oró a Jesús con las palabras: “Señor Jesucristo, una vez te amé, pero no te amé sinceramente nunca. Aunque dije que tenía fe en Ti, nunca te amé con un corazón sincero. Solo alzaba la vista a Ti, te adoraba y te extrañaba, pero nunca te amé o tuve verdadera fe en Ti”. Él oró constantemente para tomar su decisión firme, las palabras de Jesús siempre lo alentaban y sacaba motivación de ellas. Más tarde, después de un periodo de experiencia, Jesús lo probó, provocándolo a que lo anhelara más. Él dijo: “¡Señor Jesucristo! Cuánto te extraño, y cuánto anhelo verte. Tengo muchas carencias y no puedo compensar Tu amor. Te suplico que me lleves pronto. ¿Cuándo me necesitarás? ¿Cuándo me llevarás? ¿Cuándo veré otra vez Tu rostro? Ya no deseo vivir más en este cuerpo, seguir volviéndome perverso, y tampoco quiero rebelarme más. Estoy listo para dedicarte todo lo que tengo tan pronto como pueda y ya no te quiero entristecer más”. Así es cómo él oraba, pero en ese momento no sabía lo que Jesús perfeccionaría en él. Durante la agonía de su prueba, Jesús se le apareció otra vez y le dijo: “Pedro, deseo hacerte perfecto, de tal manera que te conviertas en una pieza del fruto, uno que es la cristalización de Mi perfección en ti y de la cual gozaré. ¿Puedes realmente dar testimonio por Mí? ¿Has hecho lo que te pedí que hicieras? ¿Has vivido las palabras que he hablado? Una vez me amaste, pero aunque me amaste, ¿me has vivido? ¿Qué has hecho por Mí? Reconoces que no eres digno de Mi amor pero, ¿qué has hecho por Mí?”. Pedro vio que no había hecho nada por Jesús y recordó su promesa anterior de dar su vida por Dios. Y de esta manera, ya no se quejó y sus oraciones prosperaron mucho mejor a partir de entonces. Oró diciendo: “¡Señor Jesucristo! Una vez te dejé y Tú también una vez me dejaste. Hemos pasado tiempo separados y tiempo juntos en compañía. Sin embargo, me amas más que a todo lo demás. En repetidas ocasiones me he rebelado en contra tuya y en repetidas ocasiones te he afligido. ¿Cómo puedo olvidar tales cosas? Siempre tengo en mente y nunca olvido la obra que has hecho en mí y lo que me has confiado. He hecho todo lo posible por la obra que has hecho en mí. Sabes lo que puedo hacer y también sabes qué papel puedo desempeñar. Deseo someterme a tus orquestaciones, y voy a dedicarte todo lo que tengo. Sólo Tú sabes lo que puedo hacer por Ti. Aunque Satanás me engañó tanto y me rebelé contra Ti, creo que Tú no te acuerdas de mí por esas transgresiones y que Tú no me tratas basándote en ellas. Deseo dedicarte toda mi vida. No pido nada y tampoco tengo otras esperanzas o planes; sólo deseo actuar de acuerdo a Tu designio y hacer Tu voluntad. Beberé de Tu amarga copa y estoy a Tus órdenes”.

Extracto de ‘Cómo Pedro llegó a conocer a Jesús’ en “La Palabra manifestada en carne”

Lo sometí a incontables pruebas —pruebas que, naturalmente, lo dejaron medio muerto— pero en medio de estos cientos de pruebas, jamás perdió la fe en Mí ni se sintió desilusionado de Mí. Incluso cuando dije que lo había abandonado, no se desanimó y siguió amándome de una manera práctica y de acuerdo con los principios de práctica del pasado. Le dije que Yo no lo elogiaría, aunque me amara; que, al final, lo arrojaría a las manos de Satanás. Pero en medio de tales pruebas, pruebas que no vinieron sobre su carne, sino que consistían en palabras, él continuó orando a Mí y dijo: “¡Oh, Dios! Entre los cielos y la tierra y todas las cosas, ¿hay algún ser humano, alguna criatura o alguna cosa que no esté en Tus manos, las manos del Todopoderoso? Cuando eres misericordioso conmigo, mi corazón se regocija enormemente en Tu misericordia. Cuando me juzgas, aunque yo pueda ser indigno, tengo una mayor percepción de lo insondable de Tus obras, porque estás lleno de autoridad y sabiduría. Aunque mi carne sufra penurias, mi espíritu se consuela. ¿Cómo podría no alabar Tu sabiduría y Tus obras? Incluso si muriese después de conocerte, ¿cómo podría no hacerlo gustoso y feliz? ¡Dios Todopoderoso! ¿En verdad no quieres permitir que yo te vea? ¿En verdad no soy apto para recibir Tu juicio? ¿Podría ser que haya algo en mí que no desees ver?”. Aunque Pedro no fue capaz de comprender con exactitud Mi voluntad durante tales pruebas, era evidente que se sentía orgulloso y honrado de ser usado por Mí (aunque él recibió Mi juicio para que la humanidad pudiese ver Mi majestad y Mi ira) y que no se sintió angustiado por estas pruebas. Debido a su lealtad hacia Mí y a Mis bendiciones hacia él, fue un ejemplo y un modelo para el hombre durante miles de años. ¿No es esto, precisamente, lo que deberíais emular?

Extracto de ‘Capítulo 6’ de Las palabras de Dios al universo entero en “La Palabra manifestada en carne”

Cuando Dios lo estaba castigando, Pedro oró, “¡Oh, Dios! Mi carne es desobediente y Tú me castigas y me juzgas. Me gozo en Tu castigo y en Tu juicio, e incluso si no me quieres, en Tu juicio contemplo Tu justo y santo carácter. Cuando me juzgas para que los demás puedan contemplar Tu carácter justo en Tu juicio, me siento contento. Si puede expresar Tu carácter y permitir que Tu carácter justo sea visto por todas las creaturas, y si puede hacer que mi amor por Ti sea más puro, que yo pueda lograr la semejanza de alguien que es justo, entonces Tu juicio es bueno, porque así es Tu voluntad misericordiosa. Sé que todavía hay mucha rebeldía en mí y que todavía no soy digno de venir delante de Ti. Quiero que me juzgues aún más, ya sea a través de un ambiente hostil o de grandes tribulaciones; no importa qué haces, para mí es precioso. Tu amor es tan profundo y estoy dispuesto a ponerme a merced Tuya sin la más mínima queja”. Este es el conocimiento que Pedro tiene después de haber experimentado la obra de Dios, y también es un testimonio de su amor por Dios. […] Cerca del final de su vida, después de haber sido perfeccionado, Pedro dijo: “¡Oh Dios! Si viviera unos cuantos años, me gustaría alcanzar un amor más puro y más profundo por Ti”. Cuando estaba a punto de ser clavado en la cruz, en su corazón oró: “¡Oh Dios! Tu tiempo ha llegado ahora; el tiempo que Tú preparaste para mí ha llegado. Debo ser crucificado por Ti, debo dar testimonio de Ti, y espero que mi amor pueda satisfacer Tus exigencias y que se pueda hacer más puro. Para mí hoy, poder morir por Ti y ser clavado en la cruz por Ti, es consolador y tranquilo, porque nada me es más grato que poder ser crucificado por Ti y satisfacer Tus deseos, y poder darme a Ti, poder ofrecerte mi vida. ¡Oh Dios! ¡Eres tan amoroso! Si me permitieras vivir, estaría aún más dispuesto a amarte. Mientras esté vivo, te amaré. Quisiera amarte con mayor profundidad. Me juzgas y me castigas y me pruebas porque no soy justo, porque he pecado. Y Tu justo carácter se me hace más evidente. Esto es una bendición para mí porque puedo amarte con mayor profundidad, y estoy dispuesto a amarte de esta manera incluso si Tú no me amaras. Estoy dispuesto a contemplar Tu justo carácter porque esto me capacita más para vivir una vida que tenga sentido. Siento que mi vida es ahora más significativa porque soy crucificado por Tu causa, y es valioso morir por Ti. Pero todavía no me siento satisfecho porque sé muy poco de Ti, sé que no puedo cumplir por completo Tus deseos y te he retribuido demasiado poco. En mi vida no he sido capaz de regresarte mi todo; estoy lejos de eso. Al mirar hacia atrás en este momento, me siento tan en deuda contigo, y sólo tengo este momento para compensar todos mis errores y todo el amor que no te he retribuido”.

Extracto de ‘Las experiencias de Pedro: su conocimiento del castigo y del juicio’ en “La Palabra manifestada en carne”

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La primera manera para acercarse a Dios: Presentarse a menudo ante Dios orándolo con palabras sinceras

Hoy en día, vivimos en una época ruidosa de rapidez, la cual hace que nuestro corazón se llene de diferentes personas, cosas y asuntos, causando que apenas nos tranquilicemos delante de Dios y lo añoremos muy raras veces.

La primera manera para acercarse a Dios Presentarse a menudo ante Dios orándolo con palabras sinceras

La primera manera para acercarse a Dios: Presentarse a menudo ante Dios orándolo con palabras sinceras

Hoy en día, vivimos en una época ruidosa de rapidez, la cual hace que nuestro corazón se llene de diferentes personas, cosas y asuntos, causando que apenas nos tranquilicemos delante de Dios y lo añoremos muy raras veces. El motivo de que solemos llevar una vida ajetreada, todos los días nos lastimamos y se cansan tanto nuestro cuerpo como nuestro alma es que nuestro corazón se aleja de Dios con frecuencia, al final perdemos Su guía y Su dirección en la vida. Entonces, en este momento, lo más importante es tranquilizar nuestro corazón ante Dios orándolo con sinceridad. De hecho, en cuanto a la oración, no importan cuantas palabras hablemos o cuanto tiempo tardemos, solo tenemos que calmar nuestro corazón ante Él, diciéndole lo que pensamos, nuestras dificultades y deficiencias y abriendo nuestro corazón a Él, aunque con solo unas palabras sinceras, con seguridad nos sentiremos más íntimos con Dios.

Dios dice: “Primero se empieza con el asunto de la oración. Se es firme, y se ora a una hora fija. Independientemente de lo apurado que se esté de tiempo, de lo ocupado o de lo que sobrevenga, se ora cada día como algo normal, se come y se bebe las palabras de Dios como de costumbre”.
“Cuando seas capaz de entregarle tu corazón a Dios, podrás percibir cada movimiento sutil en tu espíritu, y conocerás todo el esclarecimiento y la iluminación recibidos de Dios. Aférrate a esto, y entrarás poco a poco en la senda donde el Espíritu Santo te perfeccione. Cuanto más tranquilo esté tu corazón delante de Dios, más sensible y delicado será tu espíritu, y más capaz será de observar el movimiento del Espíritu Santo; entonces, tu relación con Dios se volverá más y más adecuada”.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

De la Palabra de Dios vemos que entregar el corazón a Dios es algo muy crucial para establecer una relación normal con Dios. Si queremos cumplir esto, necesitamos orarlo más con conciencia y meditar Su amor y Sus gracias a menudo, siendo así, inconscientemente el Espíritu de Dios nos conmoverá y viviremos ante Él frecuentemente.

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Scripture quotations taken from LBLA . Copyright by The Lockman Foundation.

La Palabra de Dios | Dios mismo, el único (III) La autoridad de Dios (II) Parte 7

La Palabra de Dios | Dios mismo, el único (III) La autoridad de Dios (II) Parte 7

Dios Todopoderoso dice: “No importa lo grandes que sean las capacidades de uno, no se puede influenciar, mucho menos orquestar, organizar, controlar ni cambiar los destinos de los demás. Sólo el único Dios mismo dicta todas las cosas para el hombre, porque sólo Él posee la autoridad única que tiene soberanía sobre el destino humano; y así, sólo el Creador es el único Señor del hombre. La autoridad de Dios tiene soberanía no sólo sobre la humanidad creada, sino también sobre los seres no creados que ningún humano puede ver, sobre las estrellas, sobre el cosmos. Este es un hecho indiscutible, un hecho que existe realmente, que ningún humano ni cosa pueden cambiar. […] Si nunca en tu vida has sentido la soberanía de Dios y Sus disposiciones, y mucho menos reconoces y aceptas la autoridad de Dios, entonces serás totalmente inútil, serás sin duda el objeto del aborrecimiento y el rechazo de Dios, gracias al camino que has tomado y a la elección que has hecho. Pero aquellos que, en la obra de Dios, pueden aceptar Su prueba y Su soberanía, someterse a Su autoridad, y gradualmente obtener una experiencia real de Sus palabras, habrán alcanzado un conocimiento real de la autoridad de Dios, un entendimiento real de Su soberanía, y habrán pasado a estar realmente sujetos al Creador. Sólo tales personas se habrán salvado verdaderamente”.

Fuente: Iglesia de Dios Todopoderoso