¿Sabes el verdadero significado de «Consumado es», lo que dijo Jesús en la cruz?

Dios Todopoderoso dice: “Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto.

¿Sabes el verdadero significado de «Consumado es«, lo que dijo Jesús en la cruz?

Hermanos y hermanas, ¡que la paz en el Señor Jesús esté con vosotros! El Señor Jesús dijo “Consumado es” cuando fue crucificado. Algunas personas piensan que el Señor Jesús ha realizado la obra de salvación a la humanidad de Dios, podrían ser arrebatados al reino de los cielos cuando Él regrese. ¿Esto punto de vista es correcto? Y ¿a qué se refiere la expresión “Consumado es” que dijo el Señor Jesús en la cruz?

El Señor Jesús dijo: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). Apocalipsis capítulo 2 y versículo 7 predijo: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. De aquí, podemos ver que cuando el Señor Jesús regrese, Él expresará Sus palabras de nuevo. Si el Señor Jesús hubiera completado la obra de salvación, entonces ¿cómo se cumplirían estas profecías?

Dios Todopoderoso dice: “Aunque el hombre ha sido redimido y se le han perdonado sus pecados, sólo se considera que Dios no recuerda sus transgresiones y no lo trata de acuerdo con estas. Sin embargo, cuando el hombre vive en la carne y no ha sido liberado del pecado, sólo puede continuar pecando, revelando interminablemente el carácter satánico corrupto. Esta es la vida que el hombre lleva, un ciclo sin fin de pecado y perdón. La mayoría de los hombres pecan durante el día y se confiesan por la noche. Así, aunque la ofrenda por el pecado siempre sea efectiva para ellos, no podría salvarlos del pecado. Sólo se ha completado la mitad de la obra de salvación, porque el hombre sigue teniendo un carácter corrupto”.

“Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios”.

De “La Palabra manifestada en carne”

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Cómo buscar la aparición de Dios? Pues, ¡lo más importante es encontrar nuevas palabras y nuevas obras de Dios! La prédica cristiana escrita 2020 le traerá el camino de recibir el regreso del Señor. Haga clic en WhatsApp para contactarnos y llevarle a escuchar las nuevas palabras de Dios.

Dios se ha encarnado en China en los últimos días; ¿qué base hay para esto en las profecías de la Biblia y en las palabras de Dios?

«Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre será grande entre las naciones» (Malaquías 1:11).

«Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:27).

Dios se ha encarnado en China en los últimos días; ¿qué base hay para esto en las profecías de la Biblia y en las palabras de Dios?

Versículos bíblicos como referencia:

«Porque desde la salida del sol hasta su puesta, mi nombre será grande entre las naciones» (Malaquías 1:11).

«Porque así como el relámpago sale del oriente y resplandece hasta el occidente, así será la venida del Hijo del Hombre» (Mateo 24:27).

Las palabras relevantes de Dios:

En muchos lugares, Dios ha profetizado ganar a un grupo de vencedores en la tierra de Sinim. Como es en la parte oriental del mundo que se han de ganar a los vencedores, entonces el lugar donde Dios pone Sus pies en Su segunda encarnación es, sin lugar a duda, la tierra de Sinim, el lugar exacto donde descansa enrollado el gran dragón rojo. Allí ganará Dios a los descendientes del gran dragón rojo para que quede totalmente derrotado y avergonzado.

Extracto de ‘Obra y entrada (6)’ en «La Palabra manifestada en carne»

Las profecías dijeron que el nombre de Jehová sería grande en las naciones gentiles y que se difundiría en ellas, ¿por qué dirían esto? Si Dios fuera sólo el Dios de los israelitas, sólo obraría en Israel. Además, no expandiría esta obra, y no haría esta profecía. Como la hizo, necesitaría extender Su obra a las naciones gentiles y a cada nación y lugar. Como afirmó esto, lo haría por tanto así. Este es Su plan, porque Él es el Señor que creó los cielos y la tierra y todas las cosas, y el Dios de toda creación. Independientemente de si está obrando con los israelitas o en toda Judea, la obra que hace es la de todo el universo y toda la humanidad. La obra que hace hoy en la nación del gran dragón rojo -en una nación gentil- sigue siendo la de toda la humanidad. Israel puede ser la base para Su obra en la tierra; de igual forma, China puede también serla para Su obra entre las naciones gentiles. ¿No ha cumplido ahora la profecía de que «el nombre de Jehová será grande en las naciones gentiles»?

Extracto de ‘Dios es el Señor de toda la creación’ en «La Palabra manifestada en carne»

Sólo cuando entro en el nuevo cielo y la nueva tierra tomo la otra parte de Mi gloria y la revelo primero en la tierra de Canaán, haciendo que resplandezca un destello de luz en toda la tierra, que se encuentra sumida en la alquitranada oscuridad de la noche, para permitir que toda la tierra venga a la luz. Que los hombres de toda la tierra vengan a fortalecerse con el poder de la luz, permitiendo que Mi gloria aumente y aparezca de nuevo en cada nación. Que toda la humanidad se dé cuenta de que hace mucho tiempo Yo vine al mundo humano y que hace mucho tiempo llevé Mi gloria desde Israel al oriente; porque Mi gloria brilla desde el oriente, siendo traída de allí desde la Era de la Gracia hasta nuestros días. Pero fue desde Israel que Yo partí y desde allí que llegué al oriente. Sólo cuando la luz del oriente se vuelva gradualmente blanca, la oscuridad a través de la tierra comenzará a convertirse en luz, y sólo entonces el hombre descubrirá que hace mucho tiempo salí de Israel y que estoy volviendo a levantarme en el oriente. Habiendo descendido una vez a Israel y partido luego de allí, no puedo volver a nacer en Israel, porque Mi obra guía todo el universo y, lo que es más, el relámpago brilla directamente del oriente al occidente. Por esta razón, he descendido en el oriente y llevado a Canaán a la gente del oriente. Deseo llevar a los pueblos de toda la tierra a la nación de Canaán, y por eso sigo emitiendo declaraciones en la tierra de Canaán para controlar todo el universo. En este momento, no hay luz en toda la tierra a excepción de Canaán y todos los hombres están en peligro por el hambre y el frío. Le di Mi gloria a Israel y luego la retiré, y después llevé a los israelitas al oriente, así como a toda la humanidad. Los he traído a todos a la luz para que puedan reunirse y asociarse con ella, y que ya no tengan que buscarla. Dejaré que todos los que están buscando vuelvan a ver la luz y vean la gloria que tuve en Israel; les haré ver que hace mucho tiempo descendí sobre una nube blanca en medio de la humanidad, que vean las innumerables nubes blancas y frutos en sus racimos abundantes y, más aún, que vean a Jehová, el Dios de Israel. Dejaré que vean al Maestro de los judíos, al Mesías anhelado y a la aparición completa de Mí, quien ha sido perseguido por los reyes a lo largo de las eras. Obraré en todo el universo y realizaré una obra maravillosa, revelando toda Mi gloria y todas Mis acciones al hombre en los últimos días. Mostraré Mi semblante glorioso en toda su plenitud a quienes han esperado muchos años por Mí, a quienes han anhelado que Yo llegue sobre una nube blanca, a Israel, que ha anhelado que Yo aparezca de nuevo, y a toda la humanidad que me persigue, para que todos sepan que hace mucho tiempo retiré Mi gloria y la llevé al oriente, así que ya no está en Judea. ¡Porque ya han llegado los últimos días!

Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen choques interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Haré que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al «Monte de los Olivos» del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!

Extracto de ‘Los siete truenos retumban: profetizan que el evangelio del reino se extenderá por todo el universo’ en «La Palabra manifestada en carne»

Recomendación: Jesús ya viene

Han aparecido Señales del fin del mundo profetizadas en la Biblia, el Señor ya ha regresado, aquellos que están atentos a esperar el regreso del Señor descendiendo sobre una nube blanca serán caído en los desastres, llorando y rechinando sus dientes. ¡Si no quieren ser abandonados por el Señor y recibir a Él, lo más crítico es entender la manera del regreso del Señor. Bienvenido a explorar y comunicarse con nosotros a través del siguiente enlace.

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Cuál es el nombre de Dios en los últimos días?

“Deberías saber que, originalmente, Dios no tenía nombre. Sólo adoptó uno, dos, o muchos, porque tenía una obra que hacer y tenía que gestionar a la humanidad. Cualquiera que sea el nombre por el que se le llame, ¿no lo escoge Él libremente?” (“La visión de la obra de Dios (3)”).

Reflexion del evangelio de hoy  |  En el Apocalipsis 3:12 se registra que Dios va a tener un nuevo nombre en los últimos días, ¿lo sabes?

En los dos últimos milenios, los cristianos han orado, predicado, sanado enfermedades y expulsado demonios, todo ello en el nombre del Señor Jesús, con la firme creencia de que Él es nuestro único Salvador, de que sólo podemos salvarnos por medio del nombre de Jesús y de que el nombre del Señor Jesús permanecerá por siempre invariable. Tal como está escrito: “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos” (Hechos 4:12), y “Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos” (Hebreos 13:8). Yo también pensé eso siempre. No obstante, hace unos días, mientras realizaba mis devocionales vi esto en el Libro del Apocalipsis: “Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo. ‘El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias’” (Apocalipsis 3:12–13). De repente me llamaron la atención los dos términos “nombre nuevo” y les di una y mil vueltas en la cabeza. “¿Acaso es cierto que el Señor Jesús adoptará un nombre nuevo cuando regrese en los últimos días? No es posible, ¿verdad que no? Sin embargo, la Escritura afirma claramente que Dios tendrá un nombre nuevo y que el que tenga oído lo conocerá, oirá lo que el Espíritu diga a las iglesias. ¿Qué significa esto realmente?”. Tan perplejo como atónito, releí aquel pasaje y pensé detenidamente en él. ¡Eso es exactamente! Comprendí que eso es exactamente lo que figura en la Escritura; salió de la boca de Dios. Pensé para mis adentros: “De acuerdo con esto, cuando el Señor Jesús regrese en los últimos días, efectivamente, ¡adoptará un nombre nuevo! Ahora bien, en la Epístola a los Hebreos está escrito que el nombre del Señor Jesús es inmutable, así que ¿cómo fue posible que esta profecía del Libro del Apocalipsis afirmara que va a cambiar? ¿De qué va esto?”. Simplemente no era capaz de descifrarlo. Consulté a los pastores y ancianos y estudié numerosos libros relacionados con el evangelio, pero seguía sin hallar respuesta. En medio de la confusión me enteré de que un antiguo amigo mío, Wang Zhong, acababa de volver de un viaje misional. Estaba muy expectante, pues el hermano Wang siempre ha tenido una comprensión muy pura y es una persona reflexiva y profunda. Habíamos debatido la Biblia en muchas ocasiones y yo siempre adquiría lucidez acerca de la Escritura que investigáramos y compartiéramos juntos. Supuse que tal vez él conocería este tema, así que lo visité en cuanto pude.
En nuestro encuentro, el hermano Wang compartió gozosamente conmigo lo que había aprendido en su último viaje de predicación. Tras compartir durante un rato, hablé sin rodeos de la confusión de mi corazón. Al oírme, el hermano Wang me dijo sonriendo: “¡Gracias al Señor! Hermano Han, que a partir del Apocalipsis hayas entendido que el Señor tendrá un nombre nuevo cuando regrese es fruto, en verdad, ¡del esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo! La cuestión de por qué ha de adoptar un nombre nuevo guarda relación directa con si podremos recibir Su regreso o no. Yo tampoco lo entendía, pero en este último viaje tuve la fortuna de encontrarme con un predicador mayor y, con lo que compartió conmigo, comprendí un poco la verdad en torno al nombre de Dios. Este es el momento perfecto para que también nosotros hablemos de ello”. Me alegró mucho oírle decir esto y asentí una y otra vez. El hermano Wang me preguntó: “Hermano Han, ¿cómo se llamaba Dios en el Antiguo Testamento?”. Contesté sin dudar: “¡Jehová!”. Después me preguntó: “¿Y cómo se llamaba Dios en el Nuevo Testamento?”. Respondí: “¡Jesús!”. A continuación, el hermano Wang me preguntó: “Entonces, ¿crees que ha cambiado el nombre de Dios?”. Por un momento no supe qué replicar. Arrugué la frente y pensé: “El nombre de Dios ha cambiado en realidad. La verdad es que nunca me lo he planteado”. Luego me comentó: “Toda la comunidad religiosa ha insistido en creer que el nombre de Dios es Jesús, que sólo aquellos que creen en ese nombre pueden salvarse y que el nombre de Dios no puede cambiar jamás. Pero, de hecho, únicamente lo creemos porque no entendemos el aspecto de la verdad relativo al nombre de Dios. Hermano Han, acabas de citar Apocalipsis 3:12: ‘Al vencedor le haré una columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo’. También en Isaías 62:2: ‘Y los gentiles verán Tu justicia y todos los reyes Tu gloria: y se te llamará por un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará’*. Con estas profecías podemos estar seguros de que, cuando el Señor Jesús regrese, sin duda adoptará un nombre nuevo; ya no lo llamarán Jesús. La realidad es que el nombre de Dios en cada era no es una elección al azar; todos ellos tienen una honda relevancia. Aquel viejo predicador me dio un libro con una explicación muy clara de la verdad de los nombres de Dios. Vamos a echarle un vistazo”. Curioso, asentí para mostrarme de acuerdo y exclamé: “¡Bien!”.
El hermano Wang sacó el libro y me buscó unos pasajes para que los leyera. Leí en voz alta lo siguiente: “Algunos dicen que el nombre de Dios no cambia, ¿por qué pasó, entonces, a ser Jesús el nombre de Jehová? Se profetizó la venida del Mesías, ¿por qué vino, entonces, un hombre con el nombre de Jesús? ¿Por qué cambió el nombre de Dios? ¿No se llevó a cabo esa obra hace mucho tiempo? ¿Acaso no puede realizar Dios una nueva obra este día? La obra de ayer puede alterarse y la obra de Jesús puede seguir a la de Jehová. ¿No puede, entonces, la obra de Jesús ser sucedida por otra obra? Si el nombre de Jehová puede cambiar al de Jesús, entonces ¿no puede cambiarse también el nombre de Jesús? Esto no es extraño y las personas piensan así[a] sólo debido a su simpleza. Dios siempre será Dios. Independientemente de los cambios en Su obra y en Su nombre, Su carácter y sabiduría se mantienen siempre inmutables. Si crees que se puede llamar a Dios sólo por el nombre de Jesús, entonces sabes muy poco” (“¿Cómo puede el hombre que ha definido a Dios en sus conceptos recibir Sus revelaciones?”). “Deberías saber que, originalmente, Dios no tenía nombre. Sólo adoptó uno, dos, o muchos, porque tenía una obra que hacer y tenía que gestionar a la humanidad. Cualquiera que sea el nombre por el que se le llame, ¿no lo escoge Él libremente?” (“La visión de la obra de Dios (3)”). “En cada era, Dios hace nueva obra y se le llama por un nuevo nombre; ¿cómo podría hacer Él la misma obra en diferentes eras? ¿Cómo podría aferrarse a lo antiguo? El nombre de Jesús se adoptó para la obra de redención, ¿se le seguiría llamando por el mismo nombre cuando vuelva en los últimos días? ¿Seguiría haciendo Él la obra de redención? ¿Por qué son Jehová y Jesús uno, pero se les llama por nombres diferentes en eras diferentes? ¿Acaso no es porque las eras de Su obra son distintas? ¿Podría un solo nombre representar a Dios en Su totalidad? Siendo esto así, se debe llamar a Dios por un nombre diferente en una era diferente y Él debe usar el nombre para cambiar la era y representarla. Porque ningún nombre puede representar totalmente a Dios mismo y cada nombre sólo puede representar el aspecto temporal del carácter de Dios en una era dada; todo lo que necesita hacer es representar Su obra. Por tanto, Dios puede escoger cualquier nombre que encaje con Su carácter para representar a toda la era. Independientemente de que sea la era de Jehová, o la de Jesús, cada era está representada por un nombre” (“La visión de la obra de Dios (3)”). Estaba asombrado tras leer todo esto. Resulta que el nombre de Dios puede cambiar, pero aún no tenía muy claros los misterios al respecto, así que me apresuré a pedirle al hermano Wang que me los explicara.
El hermano Wang compartió conmigo: “Esto explica con gran claridad el sentido que tiene que Dios adopte un nombre y otros nuevos. Al principio Dios no tenía nombre. Nada más que porque quería realizar la obra de salvación de la humanidad se dio un nombre que pudiera simbolizar Su obra de esa era concreta, pero el nombre de Dios va cambiando con la obra que esté llevando a cabo. Cuando comienza una nueva etapa de Su obra emplea un nombre nuevo para cambiar de era y simbolizarla. Además, el nombre que adopta Dios en cada era sólo simboliza la obra que va a realizar y el carácter que va a expresar en esa era. Por ejemplo, en la Era de la Ley, Dios se llamaba Jehová, símbolo del carácter de majestuosidad, ira, maldición y misericordia de Dios. Jehová Dios dictó por medio de Moisés las leyes y los mandamientos con los que guio la vida de la humanidad recién nacida en la tierra, exigiendo la estricta adherencia del pueblo a dichos mandamientos y leyes. Todos aquellos que respetaban la ley de Jehová tenían Su bendición y gracia con ellos, mientras que quienes infringían Su ley tenían que hacer ofrendas por sus pecados. Si no, los lapidarían hasta matarlos o los abatiría el fuego del cielo. Quienes vivieron en la Era de la Ley percibieron el carácter inviolable de Jehová Dios y cultivaron un corazón temeroso de Él. Su conducta pasó a ser más normal y vivieron en la tierra de forma adecuada y ordenada. Sin embargo, en una fase posterior de la Era de la Ley, la gente se volvió cada vez más corrupta y sus pecados iban en aumento. Ya no eran suficientes las ofrendas en compensación por sus pecados y todo el mundo corría el riesgo de ser ajusticiado por infringir la ley. Por eso, a fin de satisfacer las necesidades de la humanidad, el propio Dios se encarnó bajo el nombre de Jesús y llevó a cabo la obra de redención. El Señor Jesús inició la Era de la Gracia y concluyó la Era de la Ley. Manifestó un carácter de amor y clemencia, dio a la gente un camino de arrepentimiento y le enseñó tolerancia, paciencia y amor por sus enemigos. También sanó enfermedades y expulsó demonios, otorgando así gracia y bendiciones en abundancia a los seres humanos. Al final, el Señor Jesús, libre de pecado, fue clavado en la cruz, crucificado en ofrenda por los pecados de la humanidad. Desde entonces, todos aquellos que creen en el Señor Jesús solamente han de orar en Su nombre para disfrutar de la gracia de Su salvación y de Sus abundantes bendiciones. Tras experimentar la obra de redención del Señor Jesús, la gente comprueba que el carácter de Dios no es únicamente de majestuosidad y condena, sino también de misericordia y amor. No sólo dicta leyes y mandamientos para guiar a la gente en la vida, sino que también es capaz de hacerse carne para obrar y hablar en medio de la humanidad. De este modo, la gente va conociendo más a Dios y acercándose cada vez más a Él. Es evidente que, en cada era, Dios realiza una obra diferente y expresa un carácter distinto, y que emplea diversos nombres para cambiar de era y delimitar cada una de ellas. Dios siempre cambia y es siempre nuevo. Su obra nunca deja de avanzar. De igual manera, el nombre de Dios ha de cambiar en los últimos días. Lo exige Su obra y es necesario para Su plan de gestión. Por eso no podemos delimitar a Dios según nuestras nociones y fantasías: ¡sería totalmente irracional!”.
Las enseñanzas del hermano Wang me ayudaron a adquirir algo de entendimiento. Supe que el nombre de Dios cambia con Su obra y que no es inmutable. Sin embargo, aún estaba perplejo, así que le pregunté: “Hermano Wang, con tus enseñanzas y estos pasajes que hemos leído, ya sé que Dios adopta un nombre nuevo para cada etapa de Su obra. Cada nombre simboliza una nueva era y una parte del carácter de Dios. Su nombre cambió de Jehová a Jesús porque iba a realizar la obra de redención de la humanidad. No obstante, la Biblia afirma: ‘Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos’ (Hebreos 13:8). Estas palabras parecen indicar que el nombre de Dios jamás cambiará; entonces, ¿cómo se explica esto? Por favor, comparte más enseñanzas conmigo”.
Sonriendo, el hermano Wang señaló: “A decir verdad, ese ‘por los siglos’ es una alusión de Dios a Su obra de la era de aquel momento. Esto es, el nombre de Dios no podría cambiar hasta la conclusión de aquella era. Tal como declaró Jehová Dios en la Era de la Ley: ‘Antes de mí no hubo Dios formado, ni lo habrá después de mí. Yo, incluso Yo, soy Jehová; y fuera de mí no hay Salvador’ (Isaías 43:10–11)*, y ‘Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación’ (Éxodo 3:15). En estos pasajes de la Escritura vemos que Dios nos dijo que solamente Jehová era Dios, que Jehová era el único nombre de Dios para la eternidad. Así pues, tal como lo entendemos nosotros, el nombre Jehová no debería cambiar, pero cuando llegó la Era de la Gracia y Dios vino a obrar, ya no se llamaba Jehová, sino Jesús. A partir de entonces ya no oramos a Jehová Dios, sino al nombre del Señor Jesús. Esto evidencia que el nombre Jehová es el nombre fijado para Dios en la Era de la Ley y que, de igual modo, Jesús es el nombre fijado para Dios en la Era de la Gracia. Mientras no llegue a su fin la obra de Dios de la Era de la Gracia, Su nombre seguirá siendo Jesús. No cambiará. Ahora bien, en cuanto llegue a término la obra de Dios de la Era de la Gracia, también lo hará el nombre de Jesús. El nombre Jehová podrá pasar a ser Jesús y cuando regrese el Señor Jesús sucederá como al final de la Era de la Ley: adoptará un nombre nuevo. Vemos que lo manifestado sobre Sus nombres en esas dos eras —‘para siempre’ y ‘de mí de generación en generación’— se refería a aquellas eras concretas, no a que el nombre de Dios fuera eternamente inmutable. En otras palabras, quería decir que mientras no cambiara la era, el nombre de Dios no cambiaría, pero que en cuanto cambiara la era aquel también cambiaría. Además, el propio Dios es eternamente inmutable, lo que significa que, sean cuales sean los cambios que se produzcan en cada era, la esencia de Dios, Su carácter inherente y lo que tiene y es no cambian nunca. No quiere decir que Su nombre no pueda cambiar nunca”.
Al oír todo aquello me vino una repentina ráfaga de conocimiento. Exclamé con alegría: “¡Gracias al Señor! Ya por fin entiendo que, en la Biblia, ‘para siempre’ y ‘de mí de generación en generación’ significan que el nombre de Dios permaneció igual en aquellas eras, no que Su nombre no pudiera cambiar jamás. El nombre de Dios cambia cuando cambia Su obra; siempre cambia a la par que las eras. Es decir, cuando Dios despliegue Su nueva obra en los últimos días, sin duda tendrá un nombre nuevo”.
El hermano Wang habló: “¡Da gracias al Señor! Es maravilloso que puedas tener esta clase de comprensión. En cuanto a si cambiará o no el nombre de Dios, realmente no podemos delimitar a Dios dentro de nuestras nociones y fantasías. Según la Biblia: ‘¿Quién ha medido las aguas en el cuenco de su mano y los cielos con el palmo […]? ¿Quién ha dirigido al Espíritu de Jehová o, siendo Su consejero, le ha enseñado?’* (Isaías 40:12-13). Dios es el Señor de la creación y Su pensamiento supera al de la humanidad entera. Todo cuanto Dios hace rebosa sabiduría y cuando adopta un nombre hay sabiduría en ello. Cuando cambia de nombre, en él se encuentra, en concreto, Su maravillosa voluntad; algo que nosotros, como seres humanos, no podemos comprender en absoluto. Sólo si buscamos humildemente podemos entender el misterio que hay en ello. Ahora comprendemos que ningún nombre de Dios puede representar plenamente la totalidad de la obra y del carácter de Dios. Además, en cualquier era, la obra de Dios es únicamente una parte de Su obra y lo que Él nos revela, únicamente una parte de Su carácter. No nos ha revelado íntegramente Su obra y Su carácter, por lo que nuestro entendimiento de Dios sigue siendo limitado. Si simplemente nos aferráramos a un nombre de Dios, ¡sería muy fácil delimitar y oponernos a Dios! Igual que los fariseos, que vivían inmersos en sus nociones y fantasías, ateniéndose literalmente a la Escritura con obstinación y creyendo que cuando viniera Dios seguro que lo llamarían Mesías. Entonces, cuando vino con el nombre de Jesús para realizar la obra de redención, se negaron a aceptarlo. Aun cuando veían que las palabras y la obra del Señor Jesús poseían autoridad y poder, seguían sin buscarlas ni investigarlas, oponiéndose frenéticamente a la nueva obra de Dios. Se aliaron con el Gobierno romano para crucificar al Señor Jesús en lo que fue un pecado monstruoso que les granjeó el castigo de Dios. Por eso, en cuanto a los cambios de nombre de Dios, lo único que hay que hacer es mantener un corazón que lo venere, olvidarnos de nuestras nociones y fantasías, buscar más la verdad y sopesar las cosas de acuerdo con las palabras de Dios. ¡No podemos cometer el mismo error desastroso que los fariseos!”.
Al oír esto dije con una prolongada sensación de azoramiento: “Así es. Los fariseos eran muy arrogantes, sólo se aferraban en vano al nombre Mesías a raíz de sus nociones y fantasías, mientras se negaban a admitir que el Señor Jesús era Dios. Tampoco tenían un corazón humilde de búsqueda, sino que se oponían y condenaban disparatadamente al Señor. Por consiguiente, atrajeron para sí la catástrofe, ¡una auténtica advertencia para nosotros! ¡Demos gracias a Dios por guiarnos! Con tus enseñanzas de hoy ya doy por seguro que Dios tendrá un nombre nuevo en los últimos días. En caso contrario, es muy probable que también creyera que solamente podría llamarse Jesús. ¿Eso no sería, precisamente, delimitar a Dios según mis nociones y fantasías? Si no conocemos la verdad, como seres humanos tenemos muchas probabilidades de tomar la misma senda que los fariseos, ¡lo cual tiene unas consecuencias impensables!”. En ese momento me vino a la cabeza que, dado que Dios adoptará un nombre nuevo cuando regrese en los últimos días, ¿cuál será ese nombre? También le hice esta pregunta al hermano Wang.
Observó: “Debemos abordar nuestra fe basándonos en las palabras de Dios. Sobre todo, tenemos que seguir Sus palabras en todo cuanto tenga que ver con la obra o el nombre de Dios. De hecho, hay fundamentos bíblicos para el nombre que adopta Dios en cada etapa de Su obra. Hay profecías bíblicas acerca del nombre de Dios en los últimos días: ‘Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso’ (Apocalipsis 1:8). ‘Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de fuertes truenos, que decía: ¡Aleluya! Porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina’ (Apocalipsis 19:6). ‘Y los cuatro seres vivientes, cada uno de ellos con seis alas, estaban llenos de ojos alrededor y por dentro, y día y noche no cesaban de decir: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir’ (Apocalipsis 4:8). ‘Te damos gracias, oh Señor Dios Todopoderoso, el que eres y el que eras, porque has tomado tu gran poder y has comenzado a reinar’ (Apocalipsis 11:17). En todos estos versículos bíblicos se cita al ‘Todopoderoso’. En estas profecías vemos que, cuando regrese el Señor, el nombre de Dios pasará a ser ‘Todopoderoso’”. Dicho esto, el hermano Wang me pasó el libro. A continuación afirmó: “Si lees esto, comprenderás por qué el Señor quiere adoptar este nombre para Su regreso en los últimos días”.
Tomé el libro y leí: “La obra de Dios a lo largo de toda Su gestión es perfectamente clara: la Era de la Gracia es la Era de la Gracia, y los últimos días son los últimos días. Existen claras diferencias entre cada era, porque en cada una de ellas Dios hace una obra que representa a esa era. Para que se lleve a cabo la obra de los últimos días, debe haber fuego, juicio, castigo, ira y destrucción que pondrán fin a la era. Los últimos días se refieren a la era final. Durante esta, ¿no pondrá Dios fin a la era? Para finalizar la era, Dios debe traer consigo castigo y juicio. Sólo así puede Él poner fin a la era. […] Por tanto, durante la Era de la Ley, el nombre de Dios fue Jehová, y en la Era de la Gracia el nombre de Jesús representaba a Dios. Durante los últimos días, Su nombre es Dios Todopoderoso, el Todopoderoso, y usa Su poder para guiar al hombre, conquistarlo, ganarlo y, finalmente, concluir la era” (“La visión de la obra de Dios (3)”). El hermano Wang siguió hablando: “Dios es el Dios sabio y omnipotente y todo cuanto hace tiene pleno sentido. Lo llamarán Todopoderoso en los últimos días porque va a poner fin a la era; va a llevar a cabo la obra de clasificar a las personas por tipos, premiar el bien y castigar el mal. Por tanto, cuando regrese el Señor en los últimos días, deberá aparecerse a la humanidad con un carácter justo, majestuoso, airado e inviolable para mostrar al mundo el carácter inherente a Dios y lo que Él tiene y es. Con este carácter juzga y castiga la corrupción e iniquidad de toda la humanidad, de modo que nos salva plenamente del pecado para que podamos recobrar nuestra santidad humana original. Dios quiere que entendamos que no sólo es capaz de crear todas las cosas, sino también de gobernarlas; que Él no sólo puede ser el sacrificio por los pecados de la humanidad, sino también expresar palabras que perfeccionan, transforman y purifican al hombre; que es el Alfa y la Omega, y Sus maravillas y actos son insondables para cualquier hombre. Dios es el formidable Todopoderoso”.
La confusión de mi corazón se había aclarado totalmente para entonces. Muy conmovido, exclamé: “¡Gran verdad! Dios es el Señor de toda la creación. Es omnipotente y está lleno de autoridad. En los últimos días se nos aparecerá para revelar todo Su carácter y, según las profecías, lo llamarán Todopoderoso a Su regreso. ¡Demos gracias al Señor! Por fin entiendo los misterios subyacentes a los nombres de Dios gracias a lo que hemos hablado hoy. Tengo que compartir esta verdad lo antes posible con los demás hermanos y hermanas para que todos dejen atrás sus nociones y fantasías, escuchen la buena nueva del Todopoderoso ¡y reciban el regreso del Señor!”.
El hermano Wang replicó: “¡Doy gracias al Señor! Todo esto que sabemos ahora es fruto de la guía de Dios. Como predicadores, sin duda alguna debemos guiar a nuestros hermanos y hermanas para que conozcan la verdad y sigan las huellas del Cordero, de modo que puedan asistir a Su banquete. Esta es la comisión que el Señor nos ha encomendado”. Asentí enérgicamente con la cabeza y dije: “Pues vayamos juntos a compartir estas enseñanzas con nuestros hermanos y hermanas”.
Sonriendo, me contestó: “Estupendo, vamos”.
Juntos partimos hacia la iglesia…
Nota al pie:
a. El texto original dice “que es”.

Para conocer más:  La venida del señor jesucristo

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Qué clase de iglesia es la Iglesia de Filadelfia? ¿Cómo podemos encontrar la verdadera Iglesia de Filadelfia?

Las palabras de Dios dicen: “En cada etapa de la obra de Dios existen también las correspondientes exigencias para el hombre. Todos los que están dentro de la corriente del Espíritu Santo poseen la presencia y disciplina del Espíritu Santo, y los que no están dentro de la corriente del Espíritu Santo están bajo el mando de Satanás y no tienen ninguna obra del Espíritu Santo.

                                                     Por Baoda, Australia

El mundo se encuentra en un estado de confusión, y a la humanidad le están sobreviniendo todo tipo de desastres. Muchas personas se preguntan: “¿Acaso el Señor ya ha regresado? Y, si es así, ¿por que no hemos sido arrebatados antes de los grandes desastres?” Algunos ven que sus pastores y ancianos siempre predican sobre las mismas cosas, que la fe de los creyentes se está enfriando, que los creyentes siguen las tendencias mundiales y son incapaces de vivir las palabras del Señor. Luego, se preguntan si la Iglesia cristiana es como la Iglesia de Laodicea que fue abandonada por el Señor. En la carta dirigida a la Iglesia de Filadelfia en el Apocalipsis, dice: “Yo conozco tus obras. Mira, he puesto delante de ti una puerta abierta que nadie puede cerrar, porque tienes un poco de poder, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre” (Apocalipsis 3:8). Podemos ver que sólo aquellos que pertenecen a la Iglesia de Filadelfia pueden guardar las palabras del Señor bajo cualquier circunstancia y poseen la obra del Espíritu Santo. Son los únicos que son verdaderamente arrebatados antes de los grandes desastres, y sólo este tipo de iglesia, que posee la obra del Espíritu Santo, es la verdadera Iglesia. Algunas personas comparan esto con el estado actual de la Iglesia cristiana y desean abandonar la en busca de la Iglesia verdadera. Sin embargo, hay otros que creen que la Iglesia está prosperando y llevan a cabo competencias relacionadas con el conocimiento de las personas sobre la Biblia y hay una atmósfera vibrante en todo tipo de celebraciones en las festividades. Piensan: “¿No es esta la obra del Espíritu Santo? Esta clase de iglesia es la iglesia verdadera y, con toda seguridad, será arrebatada”. Pero ¿qué punto de vista es el correcto? ¿Cual es la iglesia verdadera? Y ¿cómo debemos distinguir entre la iglesia verdadera y las iglesias falsas? Hablemos sobre estas preguntas.

Primer principio para distinguir a la iglesia verdadera de las iglesias falsas: ¿posee la obra del Espíritu Santo y sus miembros buscan la verdad?

La Biblia dice: “La cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo” (Efesios 1:23). Jehová Dios le dijo a Salomón: “Pues ahora he escogido y consagrado esta casa para que mi nombre esté allí para siempre, y mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días” (2 Crónicas 7:16). Las palabras de Dios dicen: “En cada etapa de la obra de Dios existen también las correspondientes exigencias para el hombre. Todos los que están dentro de la corriente del Espíritu Santo poseen la presencia y disciplina del Espíritu Santo, y los que no están dentro de la corriente del Espíritu Santo están bajo el mando de Satanás y no tienen ninguna obra del Espíritu Santo. Las personas que están en la corriente del Espíritu Santo son las que aceptan la nueva obra de Dios, las que cooperan en la nueva obra de Dios. Si las que están dentro de esta corriente no pueden cooperar y no pueden poner en práctica la verdad que Dios exige durante este tiempo, entonces serán disciplinadas y, en el peor de los casos, el Espíritu Santo las abandonará. Las que aceptan la nueva obra del Espíritu Santo vivirán dentro de la corriente del Espíritu Santo, recibirán el cuidado y la protección del Espíritu Santo. Las que están dispuestas a poner en práctica la verdad, el Espíritu Santo las esclarece, y las que no están dispuestas a poner en práctica la verdad, el Espíritu Santo las disciplina y hasta pueden ser castigadas. Independientemente de qué clase de persona sean, siempre que estén dentro de la corriente del Espíritu Santo, Dios asumirá la responsabilidad de todas las que aceptan Su nueva obra por el bien de Su nombre” (‘La obra de Dios y la práctica del hombre’ en “La Palabra manifestada en carne”).

A partir de las palabras de Dios podemos ver que la iglesia es Su templo, que Dios lo mantiene y que tiene Su reconocimiento. La iglesia verdadera posee la obra del Espíritu Santo; está compuesta por personas que aceptan la obra actual de Dios, viven en la corriente del Espíritu Santo y buscan la verdad. En una iglesia como esta, los fieles se reúnen para hablar sobre las declaraciones actuales de Dios, obtienen el esclarecimiento y la luz del Espíritu Santo, comprenden la voluntad y las exigencias de Dios; progresan cada vez más en su vida y son capaces de compartir testimonios sobre la práctica de las palabras de Dios en su vida diaria. Cuando el Señor Jesús vino a llevar a cabo Su obra, quienes creían sinceramente en Dios y siguieron al Señor Jesús se reunieron para formar la iglesia. Ellos aceptaron el camino del arrepentimiento que predicó el Señor y ya no estuvieron sometidos a las restricciones de las leyes, como lo habían estado anteriormente. Se conducían de acuerdo con las palabras del Señor, mostraban tolerancia, paciencia y perdón hacia los demás, etcétera. Bajo la guía de la obra actual del Espíritu Santo, su humanidad y lo que manifestaban en su vida se volvió cada vez más apropiado. También vieron cómo el Señor soportó un enorme sufrimiento y humillación y fue crucificado en aras del hombre; cómo redimió a la humanidad y comprendieron que el carácter de Dios es misericordioso y amoroso. Su fe en Dios creció y creció. Esto nos dice que este tipo de iglesia posee la obra del Espíritu Santo, que es la iglesia verdadera. Por el contrario, cualquier iglesia que carezca de la obra del Espíritu Santo es una iglesia falsa. Al final de la Era de la Ley, por ejemplo, el Señor Jesús vino a llevar a cabo Su obra y, luego, la obra del Espíritu Santo cambió. El templo quedó vacío. Los sumos sacerdotes judíos, los escribas y fariseos no aceptaron la obra y las palabras del Señor Jesús de aquel momento. Aunque parecía que guardaban las leyes y los mandamientos, carecían de la obra del Espíritu Santo, hasta que, finalmente, no fueron capaces siquiera de seguir sus propias reglas. Los actos ilegales como robos, asesinatos y promiscuidad sexual estaban descontrolados. El templo ya no era un lugar de adoración, sino que se convirtió en una guarida de ladrones donde se intercambiaba dinero y se compraban y vendían ganado y palomas. Ahora bien, echemos un vistazo al estado que guarda la iglesia cristiana en la actualidad: los pastores sólo pueden exponer una parte de conocimiento bíblico y doctrina en sus sermones y carecen del esclarecimiento y la luz del Espíritu Santo; los creyentes no tienen verdadero riego y sustento, se vuelven negativos y pasivos, y su fe se enfría; en las reuniones, las personas simplemente hacen las cosas mecánicamente, sin disfrutar las palabras de Dios; trátese de un pastor o un anciano, o, simplemente, de un creyente ordinario, la mayor parte del tiempo nadie es siquiera capaz de seguir las enseñanzas del Señor. En la iglesia, los pastores y los ancianos participan cada vez más en disputas por celos; pelean por el podio, son codiciosos y carecen por completo de un corazón temeroso de Dios. Muchos de los fieles regresan al mundo y se dedican a hacer dinero, codician los placeres de la carne y cada vez menos personas asisten a los servicios. Las personas sólo asisten a la iglesia cuando hay algún evento o comida o si enfrentan algún peligro grande. No buscan genuinamente la verdad, pero la mayoría de las veces, simplemente quieren participar en la diversión u obtener la gracia y asegurar la paz en su vida. No importa cuán vibrante parezca ser esa iglesia desde fuera, no es más que un depósito de agua estancada, idéntico al templo al final de la Era de la Ley. Claramente, el Espíritu Santo no obra en ese tipo de iglesia, y Dios no la sostiene.

Por tanto, para distinguir entre la iglesia verdadera y las iglesias falsas, primordialmente debemos observar si posee la obra del Espíritu Santo, si el Espíritu Santo la sostiene, si las personas leen las actuales declaraciones de Dios y sí, al leer Sus palabras, comprenden más de la verdad y su fe en Dios crece. Si una iglesia no sigue el ritmo de la obra actual de Dios y no tiene la guía del Espíritu Santo, entonces, sin importar cuántos miembros tenga o cuán grande parezca su ímpetu cuando lleva a cabo todo tipo de eventos, sigue siendo una iglesia falsa y será abandonada por Dios muy pronto. Tal y como Dios inspiró a Juan para que escribiera en su carta a la iglesia de Laodicea: “Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” (Apocalipsis 3:15-16).

El segundo principio para distinguir a la iglesia verdadera de las iglesias falsas: ¿Quién domina: la verdad o los falsos pastores?

Hay otro principio crucial para distinguir entre la iglesia verdadera y las iglesias falsas, que consiste en observar si la verdad es la que domina o si lo hacen los falsos pastores. Una iglesia es un lugar para que las personas que buscan la verdad vivan una vida de iglesia y adoren a Dios, y cualquier iglesia que esté conformada por personas que creen sinceramente en Dios y en quienes obra el Espíritu Santo es la iglesia verdadera. En este tipo de iglesia, la verdad es la que domina; todos leen y practican las palabras de Dios y se someten a la verdad. La dirigen quienes buscan la verdad y los buscadores de la verdad reciben apoyo. Cualquiera que vaya contra las palabras de Dios y la verdad, que haga el mal y provoque el caos en la Iglesia es rechazado y expulsado. Como quienes buscan la verdad tienen la obra y la guía del Espíritu Santo, la voluntad de Dios se lleva a cabo en una iglesia conformada por ese tipo de personas y tiene la presencia de Dios. Cuando el Señor Jesús vino a obrar y a hablar en la Era de la Gracia, eligió a 12 apóstoles y dio personalmente testimonio de Pedro y lo nombró pastor de las iglesias. Los apóstoles guiaron a los fieles de aquella época de acuerdo con las palabras del Señor y compartieron el evangelio de salvación del Señor Jesús. De esta forma se llevó a cabo la voluntad de Dios y el santo nombre del Señor Jesús se difundió por todas partes.

Ahora, en los últimos días, quienes creen en el Señor Jesús están divididos entre diversas denominaciones, cada una con sus propios líderes. Sin embargo, en la Biblia Dios no dio testimonio personalmente de estos pastores y líderes y, mucho menos, afirmó haberlos nombrado líderes. La mayoría de los pastores y ancianos en estas denominaciones se han graduado de seminarios y, una vez que están certificados, se convierten en líderes y pastores; no surgen a través de ser perfeccionados y edificados por el Espíritu Santo mientras experimentan la obra de Dios. En su obra y en sus sermones nunca dan testimonio o exaltan las palabras del Señor y tampoco enseñan sobre Su voluntad. Generalmente trabajan basándose en sus propios dones y calibre, y de lo único que hablan es de conocimientos bíblicos y teoría espiritual. Exaltan la Biblia y dan testimonio de ella y substituyen al Señor Jesús con las palabras de la Biblia. Esa obra desafía al Señor. ¿Cómo podría, entonces, sostener el Espíritu Santo sus iglesias? Son incapaces de compartir el verdadero conocimiento de Dios y guiar a las personas a la realidad de la verdad. Todo lo que saben hacer es guiar a las personas en las reglas y doctrinas, engañándolas y llevándolas a la ruina. Por otra parte, en su obra en la Iglesia siempre se exaltan a si mismas y forjan su propio prestigio para que otros las observen; no actúan ni tratan a las personas según las palabras de Dios, sino que son serviles con quien done la mayor cantidad de dinero y designan a sus favoritos en posiciones importantes. Algunos hermanos y hermanas no comprenden la verdad. Están confundidos y no tienen discernimiento, así que idolatran ciegamente a estos pastores y ancianos y los buscan para hacerles preguntas sobre todo tipo de asuntos, como si sólo ellos pudieran guiar a las personas al reino de Dios. Aunque parece que estos creyentes creen en Dios y lo siguen, en esencia, realmente creen en los pastores y ancianos. En particular, cuando una iglesia queda vacía y los hermanos y hermanas que están más involucrados en su búsqueda van a buscar una iglesia que posea la obra del Espíritu Santo y las declaraciones del Señor que ha regresado, los pastores y ancianos hacen todo lo posible por interponerse en su camino y condenarlos. Prefieren que los creyentes mueran de hambre y sed espiritual que permitirles escapar de su dominio. Queda claro que la verdad no domina en ese tipo de iglesias, sino que están controladas por esos falsos pastores, anticristos y siervos malvados que no poseen la obra del Espíritu Santo. Este tipo de iglesias ofendieron el carácter de Dios hace mucho tiempo y han sido abandonadas por el Espíritu Santo y, tarde o temprano, serán eliminadas por completo. Como dice la Biblia: “Y clamó con potente voz, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en guarida de toda ave inmunda y aborrecible. 3 Porque todas las naciones han bebido del vino de la pasión de su inmoralidad, y los reyes de la tierra han cometido actos inmorales con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido con la riqueza de su sensualidad” (Apocalipsis 18:2-3).

Cómo encontrar la iglesia verdadera

En este punto de nuestra enseñanza, quizás muchos de ustedes se dan cuenta ahora de que las iglesias del mundo religioso ya no poseen la obra del Espíritu Santo. Así pues, ¿cómo podemos encontrar una iglesia que posea la obra del Espíritu Santo y la presencia de Dios? Podemos recurrir a la historia para encontrar la respuesta a esta pregunta. Cuando el Señor Jesús apareció para obrar y hablar hace muchos años, el templo estaba vacío. Una parte de esto ocurrió porque los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos no estaban guiando a los creyentes por la senda correcta, lo cual, a su vez, provocó que el Espíritu Santo los abandonara; la otra parte fue que el Señor Jesús estaba llevando a cabo nueva obra, así que el Espíritu Santo retiró Su obra del templo y comenzó a obrar en aquellas personas que seguían el ritmo de los pasos de Dios. Cuando quienes seguían al Señor Jesús escucharon Sus declaraciones de aquel momento, recibieron el sustento de las aguas vivas, mientras que aquellos que permanecieron en el templo cayeron en tinieblas. Lo mismo está ocurriendo ahora en los últimos días. La religión ha quedado desierta y carece de la obra del Espíritu Santo; así pues, debemos buscar las declaraciones del Espíritu Santo y seguir el ritmo de los pasos del Cordero, tal y como dice en la Biblia: “Y además os retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la siega; hice llover sobre una ciudad y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovía, y la parte donde no llovía, se secó. Así que de dos o tres ciudades iban tambaleándose a otra ciudad para beber agua, y no se saciaban; pero no os habéis vuelto a mí” (Amós 4:7-8). Por tanto, podemos ver que, cuando Dios viene para revelar una nueva obra, las iglesias de la era antigua están destinadas a quedar vacías. La voluntad de Dios está en esto; es decir, es a través de la desolación de las iglesias que nos vemos forzados a ir en busca de Sus huellas. Los desastres están creciendo en magnitud y las profecías de la venida del Señor se han cumplido ahora en su gran mayoría. Es altamente probable que el Señor ya haya regresado, que Él haya aparecido y esté obrando en una iglesia. Si podemos encontrar las huellas de Dios, encontraremos la verdadera iglesia de manera natural.

Así pues, ¿cómo podemos encontrar las huellas de Dios? Hay un pasaje de las palabras de Dios que explica esto claramente: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida” (‘La aparición de Dios ha traído una nueva época’ en “La Palabra manifestada en carne”). Esto significa que, si queremos encontrar la iglesia verdadera que ha de ser arrebatada antes de los desastres, debemos buscar las huellas de Dios, Sus declaraciones, y enfocarnos en escuchar Su voz. Tal y como dice la Biblia: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20).

A partir de las palabras de Dios podemos ver que, cuando el Señor regrese, Él pronunciará nuevas palabras a las iglesias. A lo largo de todo el mundo, hoy sólo la Iglesia de Dios Todopoderoso da testimonio de que el Señor ha regresado, que Él está llevando a cabo la obra de juicio, comenzando con la casa de Dios, y que ha pronunciado millones de palabras y ha revelado todos los misterios del plan de gestión de Dios. Tales misterios incluyen las verdaderas circunstancias de las tres etapas de Su obra, el misterio de las encarnaciones, el significado de los nombres de Dios, la verdadera historia de la Biblia, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios salva a las personas, el destino final de cada tipo de persona, cómo pueden las personas alcanzar la salvación plena, y más. Estos misterios se revelan para que nuestros ojos puedan abrirse y podamos deleitarnos con lo que vemos. Dios todopoderoso ha venido en los últimos días para llevar a cabo Su obra de juicio y, así, la Iglesia de Dios Todopoderoso ha surgido, tal y como la Iglesia de la Era de la Gracia surgió después de que el Señor Jesús vino para obrar en esa era. La Iglesia de Dios Todopoderoso está conformada por personas que aceptan la obra de juicio de Dios de los últimos días, que creen sinceramente en Dios y buscan la verdad. Aceptan el riego y el pastoreo de las palabras de Dios Todopoderoso, leen las palabras actuales de Dios y oran y veneran a Dios Todopoderoso, el Señor Jesús que ha regresado. Este grupo de personas ha sufrido la persecución y represión del PCCh; algunos han sido arrestados y encarcelados, sometidos a su brutalidad y tortura; sin embargo, siguen con determinación a Dios Todopoderoso y han dado testimonio de los vencedores. Después de pasar por el juicio y el castigo de las palabras de Dios, este grupo ha llegado a conocer su propia naturaleza satánica. Han sentido verdadero remordimiento y odio hacia sí mismos. Su carácter corrupto se ha transformado y han dado muchos testimonios sobre cómo su carácter corrupto ha sido purificado por medio del juicio y el castigo. Resulta evidente que la obra de juicio de Dios de los últimos días ya ha creado un grupo de vencedores; son estos vencedores los que son arrebatados antes de los desastres y son aptos para heredar las promesas y bendiciones de Dios. El libro pronunciado por Dios Todopoderoso, La Palabra manifestada en carne está ahora totalmente disponible en línea y también los testimonios vivenciales de los escogidos de Dios, además de que puede encontrarse en línea de forma abundante una amplia variedad de películas y videos producidos por la Iglesia de Dios Todopoderoso. Tras leer las palabras de Dios Todopoderoso y los muchos testimonios vivenciales de los escogidos de Dios, muchas personas que anhelan la verdad tienen la seguridad de que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús que ha vuelto. Obtienen un nuevo entendimiento de la obra de Dios y de cómo practicar la verdad. Así pues, podemos ver que la Iglesia de Dios Todopoderoso ciertamente posee la obra del Espíritu Santo; la Iglesia de Dios Todopoderoso es la Iglesia de Filadelfia: ¡es la Iglesia que es arrebatada antes de los desastres! Hoy en día, la totalidad del mundo religioso ha caído en desolación; sólo la Iglesia de Dios Todopoderoso se vuelve más fuerte día con día. Una tras otra, se están estableciendo nuevas ramas de la Iglesia de Dios Todopoderoso en muchos países alrededor del mundo. Siguen creciendo y fortaleciéndose, ¡mostrándonos que todo lo que viene de Dios debe florecer!
Cada vez hay más y mayores desastres y resulta crucial que encontremos la Iglesia de Filadelfia que será arrebatada antes de los grandes desastres. Esto tiene relación directa con el asunto trascendental de si seremos o no capaces de entrar en el reino de los cielos. Si no podemos seguir el ritmo de los pasos de Dios y encontrar la iglesia verdadera, al final seremos arrasados por los desastres con mucho llanto y rechinar de dientes. En estos momentos críticos, debemos escuchar las palabras de Dios Todopoderoso para determinar si son la voz de Dios. Si las reconocemos como la voz de Dios, debemos apresurarnos a aceptarlas, pues sólo al hacerlo podemos seguir el ritmo de los pasos del Cordero.

¿Te ha mostrado esta enseñanza la senda para distinguir la iglesia verdadera de las iglesias falsas y para encontrar la Iglesia de Filadelfia que será arrebatada antes de los desastres, tal y como se profetiza en la Biblia? Si te ha resultado útil este artículo, por favor compártelo con tus amigos para que más personas puedan encontrar la iglesia verdadera en medio de los desastres y para que, un día, muy pronto, ellos puedan ser arrebatados delante de Dios para recibir Su cuidado y protección.

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Reflexión cristiana | ¿Cómo hacemos devociones espirituales para estar más cerca de Dios?

Dios dice: “Cuanto más vivas una vida espiritual, más ocupado estará tu corazón por las palabras de Dios, siempre preocupado por estos asuntos y siempre llevando esta carga. Después de eso, puedes revelar tu verdad más interna a Dios a través de tu vida espiritual……

¿Cómo orar para que Dios nos escuche

Reflexión cristiana | ¿Cómo hacemos devociones espirituales para estar más cerca de Dios?

Hermanos y hermanas, todos sabemos que devociones espirituales son importantes para todos los cristianos, pero, ¿Qué es un devocional?¿cómo hacemos devociones espirituales para estar más cerca de Dios? Sobre esta cuestión, encontremos la respuesta en la Palabra de Dios juntos.

Dios dice: “Cuanto más vivas una vida espiritual, más ocupado estará tu corazón por las palabras de Dios, siempre preocupado por estos asuntos y siempre llevando esta carga. Después de eso, puedes revelar tu verdad más interna a Dios a través de tu vida espiritual, decirle lo que quieres hacer, lo que has estado pensando, tu entendimiento de la palabra de Dios y tus propios puntos de vista acerca de ella. ¡No escondas nada; ni siquiera un poco! Practica el comunicarle las palabras de tu corazón a Dios, decirle la verdad, y no dudar en expresar lo que hay en tu corazón. Cuanto más hagas esto, más sentirás el encanto de Dios, y tu corazón se verá cada vez más atraído hacia Dios. Cuando esto acontezca, sentirás que Dios es más querido para ti que cualquier otra persona. Pase lo que pase, nunca te apartarás de Su lado. Si practicas esta clase de devocional espiritual a diario y no lo sacas de tu mente, sino que lo tratas como tu llamamiento en la vida, la palabra de Dios ocupará tu corazón. Esto es lo que significa ser tocado por el Espíritu Santo. Será como si Dios hubiera poseído siempre tu corazón, como si siempre hubiera habido amor en tu corazón. Nadie puede quitarte esto. Cuando esto ocurra, Dios vivirá realmente en ti, y tendrá un lugar en tu corazón”.

De la Palabra de Dios, podemos ver que la verdadera vida espiritual es tranquilizar ante a Dios, leer Su Palabra con corazón, decirle a Él nuestras deficiencias y dificultades y pedirle a Él que compense nuestras deficiencias. Cuando a menudo practiquemos de esta manera en nuestras devociones espirituales, podremos tener más conocimiento de Dios y de Sus intenciones y requisitos, y sentir el encanto especial de Dios en nuestros corazones… ¡Poco a poco, nuestros corazones estarán más tranquilos ante Dios y nuestra relación con Dios se volverá cada vez más cercana!

Cuando lea usted las palabras de Cristo de los últimos días con un corazón que busca la verdad, se dará cuenta de que las noticias transmitidas por mucha gente sobre la venida del Señor es fiable. Haga clic en WhatsApp para unirse a nosotros y discutir con nosotros en línea, con el objeto de conocer más misterios de la venida del Señor.

 

¿Qué es un devocional? ¿Cómo hacer correctamente un devocional?

El libro, El Rollo Abierto por el Cordero, también hablaba sobre qué es la auténtica vida espiritual, sobre cómo entablar una relación normal con Dios, sobre qué es una auténtica vida de iglesia y más cosas.

¿Qué es un devocional ¿Cómo hacer correctamente un devocional

¿Qué es un devocional? ¿Cómo hacer correctamente un devocional?

Li Cheng

Creía que la devoción espiritual consistía en leer la Biblia, orar y cantar himnos con perseverancia

Recuerdo la primera vez que fui a la iglesia, escuché un sermón del pastor y luego conocí un poco la salvación del Señor Jesús y expresé mi deseo de creer en el Señor al instante. Cuando me marchaba, el pastor me recordó que “para vivir como los cristianos hay que practicar la devoción espiritual”. Le pregunté: “¿Qué es la devoción espiritual? ¿Cómo la practicamos?”. Entonces el pastor me dijo: “La devoción espiritual consiste en leer la Biblia, orar y cantar himnos de alabanza cada día. Al orar debemos hacerlo por nuestras familias, por los hermanos y hermanas débiles de nuestra iglesia y por los siervos de Dios. También debemos perseverar para leer la Biblia y cantar himnos cada día y tenemos que seguir haciéndolo ininterrumpidamente. Siempre y cuando practiques diligentemente la devoción espiritual a diario, tu espiritualidad continuará evolucionando, te acercarás cada vez más al Señor y entonces Dios se regocijará”.

Así, empecé a practicar como el pastor me había dicho. Cada mañana me levantaba de la cama a las 5 en punto para comenzar mi devoción espiritual. Primero leía dos capítulos de la Biblia, luego cantaba himnos y después oraba como me había indicado el pastor. Mantuve esta rutina en todas las estaciones y persistí en mis oraciones aunque a veces se me durmieran las piernas de estar tanto tiempo de rodillas. Pasaron varios años y creía que podría recibir un mayor esclarecimiento con la práctica de mi devoción espiritual, que entendería cada vez mejor las palabras del Señor y que tendría una creciente intimidad con Él. Pero en realidad, pese a ser capaz de recitar algunos versículos clásicos de la Biblia y de recordar algunas palabras que empleaba con frecuencia en oración, seguía sin entender en absoluto las palabras del Señor, Su voluntad o Sus exigencias. Llegó un punto en que incluso daba cabezadas o me adormilaba durante la devoción espiritual y no sentía la presencia del Señor en lo más mínimo.

Pregunté a numerosos predicadores, así como a muchos hermanos y hermanas, cómo había que practicar la devoción espiritual para acercarse al Señor, pero la manera en que ellos la practicaban era más o menos como la mía. También ellos madrugaban para orar, leían la Biblia y cantaban himnos de alabanza al Señor sin lograr tampoco ningún resultado evidente. Algunos hasta se dormían mientras oraban. Esto me produjo una enorme consternación: si llevaba algunos años practicando mi devoción espiritual tal como el pastor me había dicho, ¿por qué no había obtenido ningún resultado positivo? ¿Acaso el Señor no consideraba loable esta forma de practicar la devoción espiritual? ¿Cuál era exactamente la voluntad del Señor?

¿En qué consiste la auténtica devoción espiritual?

Un día visité a la hermana Song en su casa para estudiar la Biblia. Cuando le pregunté cómo había que practicar la devoción espiritual para poder recibir el elogio del Señor, la hermana Song sacó un libro titulado El Rollo Abierto por el Cordero y leyó un pasaje del mismo: “Una vida espiritual normal no se limita a la oración, a los cánticos, a la vida de la iglesia, a comer y beber las palabras de Dios, y otras prácticas semejantes, sino que significa vivir una vida espiritual fresca y llena de vida. No se trata del método, sino del resultado. La mayoría de las personas piensan que, para tener una vida espiritual normal, uno tiene que orar, cantar, comer y beber las palabras de Dios, o intentar descifrarlas. Independientemente de que haya algún resultado, o un verdadero entendimiento, estas personas sólo se centran en pasar por los movimientos del exterior y no se enfocan en el resultado: son personas que viven dentro de los rituales de la religión, que no viven en el seno de la iglesia y, menos aún, son personas del reino. Las oraciones, los cantos y el comer y el beber las palabras de Dios por parte de este tipo de personas, todo ello cumple con las normas; están obligadas a hacerlo y lo hacen según las corrientes; no actúan de buen grado ni desde el corazón. Por mucho que estas personas oren o canten, no habrá resultado alguno, porque toda su práctica consiste en normas religiosas y rituales, y no practican la palabra de Dios. Al centrarse tan sólo en el método, y tomar las palabras de Dios como normas que observar, este tipo de persona no ponga en práctica la palabra de Dios, y que se limite a satisfacer la carne y a hacer cosas para presumir delante de los demás. Esta clase de ritual religioso y de normas proceden del hombre, no de Dios. Él no cumple normas ni se atiene a ley alguna; Él hace cosas nuevas cada día y realiza obra práctica. […] Si las personas viven con normas, con el corazón vertido en la práctica, entonces el Espíritu Santo no tiene forma de obrar, porque el corazón de las personas está ocupado por ellas y por los conceptos humanos; por tanto, Dios no tiene manera de obrar; las personas vivirán siempre bajo el control de la ley, y este tipo de persona no será nunca capaz de recibir el elogio de Dios” (“Respecto a una vida espiritual normal”).

El pasaje que leyó la hermana me conmovió el corazón. Anteriormente había estudiado Teología, había leído un gran número de libros espirituales, tanto antiguos como modernos, chinos y extranjeros, y había escuchado muchas grabaciones de sermones de predicadores famosos, pero jamás había visto ni oído una explicación tan meridianamente clara de en qué consistía la auténtica devoción espiritual y de los resultados que se consiguen al practicarla. Además, aquel pasaje exponía en qué situación había estado nuestra devoción espiritual desde un principio: ¡no cabía duda de que en ella había normas y errores!

Posteriormente, gracias a las enseñanzas de la hermana, llegué a comprender que la devoción espiritual no implica perseverar en la lectura de la Biblia, en cantar himnos y orar a diario, pues con la auténtica devoción espiritual da igual cómo sean las prácticas externas, lo bien que se observe el rito religioso o cuánto tiempo se practique al día. Lo importante, por el contrario, es el resultado: es decir, depende de si la devoción espiritual puede o no capacitarnos para recibir más esclarecimiento e iluminación del Espíritu Santo, de si puede o no capacitarnos para comprender mejor la voluntad de Dios y de si puede o no capacitarnos para que nos acerquemos más a Él. Por ejemplo, no cantamos himnos por puro formalismo, sino para entrenar el sosiego del corazón ante Dios. Al cantar himnos podemos recibir el esclarecimiento y la orientación del Espíritu Santo, con los cuales entendemos la voluntad de Dios. La oración no es sólo recitar las mismas palabras de siempre una y otra vez, día tras día, año tras año, ni creer que cuanto más tiempo oremos y más cosas digamos en oración más acorde es esta con la voluntad de Dios. La oración consiste más bien en abrir el corazón y confiarle a Dios todo lo que hay en él y todas nuestras dificultades prácticas. La oración supone presentarse ante Dios y buscar Su voluntad y el sendero de práctica. No leemos las palabras del Señor con la sola finalidad de entender su sentido literal y dotarnos de conocimientos y doctrinas espirituales para luego predicárselos a otros o para resolver los problemas de nuestros hermanos y hermanas. Por el contrario, leemos las palabras del Señor con el fin de meditarlas, comprender la voluntad y las exigencias del Señor hacia nosotros, practicar mejor Sus palabras y hacerlo de acuerdo con Su voluntad.

Nunca había buscado resultados en mi devoción espiritual, sino que la había practicado a diario como si solamente estuviera llevando a cabo una tarea. Cuando cantaba himnos, cantaba por cantar; cuando oraba, siempre repetía la misma secuencia, las mismas palabras muchas veces; cuando leía la Biblia, únicamente entendía algo del sentido literal de las palabras y me dotaba de un poco de teoría espiritual. Sencillamente, nunca reflexioné sobre por qué el Señor había dicho lo que había dicho, sobre cuáles eran Su voluntad y Sus exigencias subyacentes a las cosas que había dicho, sobre qué verdades entendía yo en Sus palabras, etc. Comparándome con el pasaje que había leído la hermana Song, al final comprobé que mi devoción espiritual no consistía sino en seguir unas normas y llevar a cabo un rito religioso; no era una auténtica devoción espiritual y, francamente, eso no podía granjearme el elogio de Dios. Medité con ahínco aquel pasaje y advertí que no sólo exponía la causa principal de por qué no logramos nada con nuestra devoción espiritual, sino que también nos mostraba el sendero de práctica. ¡Aquel pasaje fue verdaderamente de gran utilidad y provecho para mí! Quería leer más, por lo que le pedí prestado el libro a la hermana Song.

Cómo conseguir una auténtica devoción espiritual

Al llegar a casa leí varios pasajes seguidos. Uno de ellos decía: “Las personas creen en Dios, lo aman, y lo satisfacen cuando tocan el Espíritu de Dios con su corazón y, de ese modo, logran la satisfacción de Dios. Cuando contactan con corazón con las palabras de Dios, Su espíritu las conmueve. Si se quiere alcanzar una vida espiritual normal y establecer una relación normal con Dios, primero hay que entregarle el corazón a Dios y tranquilizar el corazón ante Él. Sólo después que se haya derramado el corazón ante Dios se puede, poco a poco, tener una vida espiritual normal. […] Si tu corazón se puede derramar en Dios, y mantenerse tranquilo delante de Él, tendrás la oportunidad, las cualificaciones, para que el Espíritu Santo te use, para recibir Su esclarecimiento e iluminación, y tendrás aún más la oportunidad de que el Espíritu Santo compense tus deficiencias. Cuando das tu corazón a Dios, puedes entrar de forma más profunda en el lado positivo, y estar en un plano más elevado de entendimiento; en el lado negativo, tendrás más entendimiento de tus propias faltas y deficiencias, estarás más dispuesto a buscar satisfacer la voluntad de Dios y, en un estado no pasivo, entrarás activamente, y esto significará que eres una persona correcta” (“Es muy importante establecer una relación normal con Dios”).

Mientras meditaba este pasaje comprendí que, si quería tener una vida espiritual normal, primero tenía que olvidarme de todas aquellas viejas normas y prácticas del pasado, apartar el corazón de todas las personas, circunstancias y cosas del mundo exterior y sosegarlo ante Dios, orarle, leer Sus palabras y meditarlas con honestidad de corazón. En cuanto a aquello que no entendiera, supe que tenía que orar y buscar más con Dios; no podía limitarme a echar un vistazo rápido a las palabras de Dios y dejarlas pasar. La única forma de recibir el esclarecimiento y la iluminación del Espíritu Santo y de entablar una relación normal con Dios pasaba por practicar de este modo. Cuando nos volcamos de corazón en las palabras de Dios, al final descubrimos si nos comportamos según nuestros deseos en aquello que nos encontramos en la vida o si practicamos de acuerdo con las palabras de Dios; descubrimos que hay cosas en las que no practicamos totalmente de acuerdo con la voluntad de Dios y que sigue habiendo en nosotros errores, defectos y demás. Cuando reflexionamos acerca de estas cosas, buscamos el sendero de práctica en las palabras de Dios y después lo incorporamos a nuestra vida, lo practicamos y entramos en él a fin de resolver nuestros problemas reales. Sólo una vida espiritual que pueda lograr esta clase de resultados es una auténtica devoción espiritual. Una vez que lo hube comprendido, comencé a practicar y a entrar en ella: cuando practicaba la devoción espiritual, oraba al Señor por todos los problemas y dificultades que me encontraba a diario y buscaba el sendero de práctica en las palabras del Señor. Cuando oraba, le contaba al Señor todo lo que había en mi corazón, le hablaba sinceramente, le confiaba todas mis dificultades prácticas y le pedía ayuda; mis oraciones ya no consistían en seguir unas normas, en llevar a cabo un rito religioso ni en decir las mismas palabras de siempre. Cuando leía las palabras de Dios, ya no importaba cuánto leía ni cuánto era capaz de memorizar. Me centraba, en cambio, en meditar y buscar la voluntad y las exigencias del Señor, reflexionaba sobre si practicaba o no de acuerdo con las palabras del Señor ante los problemas y, de no ser así, sobre por qué no lo hacía, sobre qué debería hacer la próxima vez que me topara con el mismo problema, y así sucesivamente. Después de practicar de este modo durante un tiempo, percibía que mi relación con el Señor era cada vez más normal, a menudo notaba el esclarecimiento y la orientación del Espíritu Santo al leer las palabras del Señor y, cuando oraba, me emocionaba y presentía claramente que el Señor escuchaba mis oraciones. ¡Gracias al Señor!

El libro, El Rollo Abierto por el Cordero, también hablaba sobre qué es la auténtica vida espiritual, sobre cómo entablar una relación normal con Dios, sobre qué es una auténtica vida de iglesia y más cosas. Cuanto más lo leía, más nítido lo veía todo y más lo disfrutaba. Por otra parte, este libro explicaba muchas cosas que nunca antes había entendido en la Biblia. Con la lectura de este libro se resolvieron muchos problemas que antes me habían confundido y de pronto vi la luz, como si las nubes se hubieran alejado y hubieran dejado al descubierto la luz del sol. Me daba la impresión de que este libro no podía haber sido escrito por una persona corriente, pues era muy edificante y beneficioso, y no pude evitar pensar en las palabras del Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando El, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12–13). El Señor afirmó claramente que, cuando regrese, nos contará todas las verdades que aún no entendemos. Este libro tenía la capacidad de explicarlo todo con gran claridad; ¿acaso las palabras que contenía provenían de las declaraciones del Espíritu Santo? Estudié minuciosamente el libro y leí el título, El Rollo Abierto por el Cordero. Me dio un vuelco el corazón cuando de repente pensé: ¿no sería este libro el pequeño rollo tantas veces profetizado en el Apocalipsis? Pero solamente el Cordero puede abrir el pequeño rollo sellado… En medio de estos pensamientos, no pude quedarme ahí por más tiempo y, tras orar al Señor, agarré el libro y me fui rápidamente a casa de la hermana Song…

Recomendación: Adorar en espiritu y en verdad 

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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¿Qué vas a hacer si tu vida se ve amenazada por la falta de comida?

La Palabra de Dios dice: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). “[…] «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»” (Mateo 4:4).

¿Qué vas a hacer si tu vida se ve amenazada por la falta de comida

Debido a que con frecuencia ocurren los desastres, como la pandemia, la inundación y la plaga de langostas, etc., muchos países y lugares se enfrentan a la hambruna y la falta de alimentos, la vida de la gente está amenazada. Frente a esta situasión, ¿qué debemos hacer? ¿Cuál es la voluntad de Dios en este momento?

La Palabra de Dios dice: “El Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” (Juan 6:63). “[…] «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios»” (Mateo 4:4).
“La Biblia dice que ‘el hombre no vivirá solo de pan, sino de cada palabra que salga de la boca de Dios’. Esta es la obra que Dios llevará a su término hoy. Él hará realidad esta verdad en vosotros. ¿Cómo es que en el pasado el hombre podía estar muchos días sin leer la palabra de Dios y seguir comiendo y trabajando como siempre? ¿Y por qué este no es el caso en el presente? En esta era, Dios usa primordialmente la palabra para gobernar a todos. A través de la palabra de Dios, el hombre es juzgado y perfeccionado, y, luego, finalmente, es llevado al reino. Sólo la palabra de Dios puede proveer la vida del hombre, y sólo la palabra de Dios puede dar luz al hombre y un camino para la práctica, especialmente en la Era del Reino. Mientras comas y bebas a diario Su palabra sin abandonar la realidad de la palabra de Dios, Dios podrá hacerte perfecto”. Vivimos no solo confiando en la comida, sino también en las palabras de Dios. Ante el desastre, tanto la comida como el dinero no pueden salvarnos de la muerte, solo Dios puede protegernos, haciéndonos vivir en paz.

Ahora los desastres ocurren con frecuencia, y las profecías de la venida del Señor se han cumplido básicamente. El Señor ha regresado y ha expresado todas las verdades que nos salvan. Ahora debemos buscar los pasos de Dios sin demora para recibir al Señor con éxito, y solo siendo así, podremos tener la oportunidad de ser protegidos por Dios en el desastre. Entonces, ¿cómo hemos de buscar las huellas de Dios? El camino está en el siguiente vídeo.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

Hoy en día, los desastres como terremotos, plagas y hambrunas están ocurriendo con frecuencia, esto es la señal del fin del mundo que nos dice que el día del Señor ha llegado, el Señor ha regresado. ¿Cómo debemos recibir al Señor? Puede hacer clic en los siguientes datos de contacto para discutir y comunicarse con nosotros en línea, nuestros especialistas le responderán online.

Prédica cristiana escrita 2020: Cómo diferenciar al verdadero Cristo de los falsos cristos

las palabras de Dios: “Si durante la época actual emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, echar fuera demonios, sanar a los enfermos y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería la falsificación por parte de espíritus malos y su imitación de Jesús.

diferenciar al verdadero Cristo de los falsos cristos

Prédica cristiana escrita 2020: Cómo diferenciar al verdadero Cristo de los falsos cristos

En la actualidad están teniendo lugar todo tipo de desastres y las profecías bíblicas de la venida del Señor se han cumplido en su mayor parte. Muchos hermanos y hermanas sienten en su corazón que el Señor puede haber regresado y todos ellos están buscándole. No obstante, hay muchos que piensan en estos versículos de la Biblia: “Entonces si alguno os dice: ‘Mirad, aquí está el Cristo’, o ‘Allí está’, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:23-24). Aunque escuchen a alguien dar testimonio de que el Señor ha regresado, no buscan ni investigan esta afirmación, sino que siguen al mundo religioso y se aferran a la noción de que “cualquier mensaje que predique que el Señor ha regresado en la carne es falso”. Si hacemos esto, ¿podremos recibir el regreso del Señor? El Señor Jesús profetizó muchas veces que regresaría, así que si interpretásemos Sus palabras como que cualquier mensaje que predique que el Señor ha regresado en la carne es falso, ¿no estaríamos entonces rechazando el regreso del Señor? Así estaríamos oponiéndonos a Dios y esto sería un grave error sin duda. Cuando se trata de esperar el regreso del Señor, no podemos quedarnos en un estado de cautela pasiva, ya que así nos perderemos el regreso del Señor. Para recibirle debemos tratar de escuchar la voz de Dios de manera activa, como dice la Biblia: “Pero a medianoche se oyó un clamor: ‘¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo’” (Mateo 25:6). El Libro del Apocalipsis también profetizó lo siguiente: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo” (Apocalipsis 3:20), y “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 2:7). La voluntad del Señor es que estemos atentos y nos concentremos en escuchar la voz de Dios. En el momento en que alguien testifique que el Señor ha regresado, debemos ser las vírgenes prudentes que buscan activamente la voz del Señor, porque solo de este modo podremos recibirle. Si todo lo que hacemos es protegernos de los falsos cristos y acabamos cerrándole las puertas al Señor también cuando regrese, ¿no sería como dejar de comer completamente por miedo a ahogarnos? ¿Y entonces no seríamos como las vírgenes insensatas sin poder recibir al Señor, abandonados y descartados? Las ovejas de Dios escuchan Su voz. Los que de verdad tienen calibre y discernimiento escucharán la voz de Dios y pueden buscar la verdad y diferenciar al verdadero Cristo de los falsos cristos. No serán engañados por estos últimos. Por tanto, lo que deberíamos entender ahora, más que nada, es cómo diferenciar al Cristo verdadero de los falsos cristos. Esta es la única manera de protegernos de los engaños de los falsos cristos y de poder recibir el regreso del Señor. Las palabras siguientes tratan de este aspecto de la verdad.

La primera manera de diferenciar entre el verdadero Cristo y los falsos cristos: reconocer que Cristo es el camino verdadero y la vida

Para averiguar si alguien es el verdadero Cristo o un falso cristo, debemos investigar si puede expresar la verdad y llevar a cabo la obra de la salvación del hombre. Dios dice: “Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su esencia, y Aquel que es la encarnación de Dios tendrá Su expresión. Haciéndose carne, Dios traerá la obra que debe hacer, y haciéndose carne expresará lo que Él es; será, asimismo, capaz de traer la verdad al hombre, de concederle la vida, y de mostrarle el camino. La carne que no contiene la esencia de Dios seguramente no es el Dios encarnado; de esto no hay duda. Para investigar si es la carne encarnada de Dios, el hombre debe determinarlo a partir del carácter que Él expresa y de las palabras que Él habla. Es decir, para corroborar si es o no la carne encarnada de Dios y si es o no el camino verdadero, la persona debe discernir basándose en Su esencia. Y, así, a la hora de determinar si se trata de la carne de Dios encarnado, la clave yace en Su esencia (Su obra, Sus declaraciones, Su carácter y muchos otros aspectos), en lugar de fijarse en Su apariencia exterior. Si el hombre sólo ve Su apariencia exterior, y pasa por alto Su esencia, demostrará la ignorancia y la ingenuidad del hombre” (‘Prefacio’ en “La Palabra manifestada en carne”). “El Dios que se hizo carne se llama Cristo, y así el Cristo que les puede dar a las personas la verdad se llama Dios. No hay nada excesivo en esto porque Él posee la esencia de Dios, y posee el carácter de Dios, y posee la sabiduría en Su obra, que el hombre no puede alcanzar. Los que así mismos se llaman Cristo, pero que no pueden hacer la obra de Dios, son fraudes. Cristo no es sólo la manifestación de Dios en la tierra, sino también es la carne particular asumida por Dios a medida que cumple y completa Su obra entre los hombres. Esta carne no es una que cualquier hombre pueda reemplazar, sino una que pueda adecuadamente llevar la obra de Dios en la tierra y expresar el carácter de Dios y representar bien a Dios y proveer al hombre con la vida. Tarde o temprano, aquellos que suplantan a Cristo caerán porque, aunque afirman ser Cristo, no poseen nada de la esencia de Cristo. Y así digo que la autenticidad de Cristo, el hombre no la puede definir, sino que Dios mismo la contesta y la decide” (‘Sólo el Cristo de los últimos días le puede dar al hombre el camino de la vida eterna’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Las palabras de Dios dicen de manera muy clara que solo Dios encarnado puede ser llamado Cristo. Él es el Espíritu de Dios hecho carne, es decir, lo que Dios es y tiene, el carácter de Dios y Su sabiduría manifestados en la carne. Cristo está dotado de la esencia divina, es la verdad encarnada. Puede expresar la verdad para guiar y mantener al hombre en cualquier momento y en cualquier lugar, y solo Cristo puede llevar a cabo la obra de la redención y la salvación de la humanidad. Este hecho es indiscutible. Por ejemplo, el Señor Jesús era Cristo encarnado, fue capaz de expresar la verdad en cualquier momento y en cualquier lugar, trajo el camino del arrepentimiento al hombre y lo libró de las restricciones de las leyes. El Señor también nos dio algunos requisitos para que pudiésemos entender cómo amar y perdonar a los demás, y para poder tomar nuestros pecados sobre Sí mismo fue crucificado personalmente. Toda la obra que llevó a cabo el Señor Jesús y todas las palabras que expresó, así como Su amor y misericordia por la humanidad, eran cosas que ningún hombre podría haber conseguido nunca y que representan por completo la identidad de Dios.

Por el contrario, los falsos cristos son espíritus malignos y demonios en esencia. En ellos no se encuentra ni un ápice de verdad y son aún menos capaces de expresar la verdad. La mayoría son extremadamente arrogantes y absurdos. Saben que la gente idolatra el conocimiento bíblico y por eso utilizan esta mentalidad para malinterpretar la Biblia, sacar versículos de su contexto y producir todo tipo de teorías absurdas para engañar a la gente. Sus palabras no solo son incapaces de producir ninguna transformación en el carácter de las personas o de permitirles conocer a Dios, sino que también hacen que sus espíritus se oscurezcan y depriman. No se atreven a hacer públicas sus palabras para que toda la humanidad las busque e investigue, sino que solo pueden engañar en secreto a un puñado de personas sin sentido crítico. Por tanto, para diferenciar entre el verdadero Cristo y los falsos cristos, primero debemos entender su esencia; solo el Cristo que está dotado de la esencia divina puede expresar la verdad y mantener a la humanidad, mientras que los que no tienen la esencia divina no pueden hacerlo por mucho conocimiento que tengan o por muy competentes que sean. Los espíritus malignos y los demonios son aún menos capaces de expresar la verdad o llevar a cabo la obra de la salvación del hombre. Todo lo que pueden hacer es engañar y corromper a la gente. Por consiguiente, está claro que, para diferenciar entre el verdadero Cristo y los falsos cristos, debemos reconocer que Cristo es la verdad, el camino y la vida. Tal y como dijo el Señor Jesús: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6). “Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4).

La segunda manera de diferenciar entre el verdadero Cristo y los falsos cristos: la obra de Dios es siempre nueva y no vieja, y no repite Su obra
Como todos sabemos, Dios es siempre nuevo y nunca viejo y no repite Su obra. Por tanto, podemos utilizar esta característica para distinguir entre el verdadero Cristo y los falsos cristos. Primero, leamos un pasaje de las palabras de Dios: “Si durante la época actual emerge una persona capaz de exhibir señales y maravillas, echar fuera demonios, sanar a los enfermos y llevar a cabo muchos milagros, y si esta persona declara ser Jesús que ha venido, sería la falsificación por parte de espíritus malos y su imitación de Jesús. ¡Recuerda esto! Dios no repite la misma obra. La etapa de la obra de Jesús ya ha sido completada, y Dios nunca más la acometerá. […] Si durante los últimos días, Dios siguiera exhibiendo señales y maravillas, echara fuera demonios y sanara a los enfermos —si hiciera exactamente lo mismo que Jesús—, Dios estaría repitiendo la misma obra, y la de Jesús no tendría significado ni valor. Así pues, Dios lleva a cabo una etapa de la obra en cada era. Una vez completada cada etapa de la obra, los espíritus malignos la imitan pronto, y después de que Satanás empiece a pisarle los talones a Dios, este cambia a un método diferente. Una vez que Dios ha completado una etapa de Su obra, los espíritus malignos la imitan. Debéis tener claro esto” (‘Conocer la obra de Dios hoy’ en “La Palabra manifestada en carne”).

A través de las palabras de Dios podemos ver que Dios es nuevo y nunca viejo y que nunca repite Su obra. Cada vez que Dios hace una obra, empieza una nueva era y concluye la anterior, dando lugar a una fase de obra nueva y más elevada. Por ejemplo, Jehová Dios completó la obra de la Era de la Ley que proclamaba las leyes y los mandamientos y dirigía la vida de los hombres. Cuando el Señor Jesús vino a hacer Su obra, no repitió la obra que había antes, sino que terminó la Era de la Ley e inició la Era de la Gracia e hizo la obra de la salvación del hombre y del perdón de los pecados. Solo Dios mismo podría haber hecho esta obra. Sin embargo, como los falsos cristos no tienen la esencia de Dios, son incapaces de hacer la obra de Dios y aún menos de hacer la obra de comenzar una nueva era y poner fin a una era antigua. Todo lo que pueden hacer es ir dos pasos detrás de la obra de Dios, imitando el tono del discurso de Dios y Sus palabras, e imitando la obra que Dios ha hecho en el pasado. Muestran algunas señales y prodigios simples y fingen ser Dios para engañar a la gente. Además, los falsos cristos no tienen autoridad. Por mucho que intenten imitar al Señor, nunca podrán hacer las señales y prodigios que el Señor Jesús manifestó, como alimentar a los cinco mil con dos peces y cinco panes y resucitar a Lázaro. Lo que esto significa es que, en los últimos días, Dios no repetirá en absoluto la obra que hizo el Señor Jesús anteriormente, y todos lo que imiten la obra de Dios en los últimos días, los que muestren unas pocas señales y prodigios simples, sanen a los enfermos y expulsen demonios para engañar a la gente, son definitivamente espíritus malignos disfrazados: son falsos cristos. Por eso el Señor Jesús nos advirtió: “Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos” (Mateo 24:24).

Estas palabras nos muestran que solo Cristo tiene la esencia de la vida de Dios, y que solo Cristo puede expresar la verdad y mantener la vida de las personas. Cuando los que aman la verdad y están sedientos de ella escuchan la palabra de Dios, esta los atrae y los conquista. Estas personas pertenecen a Dios y pueden entender la voz de Dios y reconocer a Cristo como Dios mismo. Pedro, Juan y los demás discípulos, por ejemplo, reconocieron que el Señor Jesús era el Mesías regresado a través de Sus palabras, y así, uno a uno, empezaron a seguirle. Dios Todopoderoso ha venido ahora en los últimos días y, empezando con la casa de Dios, lleva a cabo la obra del juicio y expresa todas las verdades para salvar a la humanidad, revela el misterio de la obra de gestión de seis mil años de Dios completamente y expone la naturaleza y esencia satánicas del hombre, para que pueda llegar a conocer la verdad de su corrupción y tener una senda que conduzca a una transformación en su carácter. Dios Todopoderoso también nos enseña a poner en práctica las palabras de Dios, a vivir con humanidad normal, además de muchas otras cosas, y todas ellas en conjunto son el camino de la vida eterna. La obra de la salvación de la humanidad desempeñada por Dios Todopoderoso es la obra de Dios mismo, que cumple precisamente con las siguientes profecías de la Biblia: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “Si alguno oye mis palabras y no las guarda, yo no lo juzgo; porque no vine a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo” (Juan 12:47).

El libro de las palabras expresadas por Dios Todopoderoso titulado “La Palabra manifestada en carne” se ha publicado en la red para que los amantes de la verdad en todo el mundo puedan buscar e investigarla. Muchas personas que anhelan la aparición de Dios han leído las palabras expresadas por Dios Todopoderoso y las han reconocido como la voz de Dios, y así han llegado a tener la certeza de que Dios Todopoderoso es el Señor regresado en los últimos días. Uno por uno, siguen las huellas del Cordero y vuelven ante el trono de Dios. Esto es íntegramente el resultado de la obra de Dios mismo, que cumple por completo esta profecía de Isaías capítulo 2, versículo 2: “Y acontecerá en los últimos días, que la montaña de la casa de Jehová será establecida en lo alto de las montañas y será exaltada sobre los collados; y todas las naciones irán a él”.* Es obvio que, al recibir al Señor, lo esencial es concentrarse en escuchar la voz de Dios y reconocer a Cristo como la verdad, el camino y la vida. Debemos buscar e investigar cuando escuchemos que algún lugar tiene las declaraciones de Dios o que alguien está predicando el regreso del Señor. Si seguimos teniendo miedo de ser engañados por los falsos cristos y no bajamos la guardia, si no nos atrevemos a buscar o investigar y nos negamos a aceptar la salvación de Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, ¿no seríamos entonces extremadamente insensatos? Si hiciéramos eso, ¡perderíamos para siempre la salvación de Dios de los últimos días!

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