Relámpago Oriental | La Iglesia de Dios Todopoderoso surgió en China por la obra de la segunda venida del Señor Jesús, el Cristo de los últimos días, "Dios Todopoderoso", y no es establecida por ninguna persona. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Después de leer la palabra de Dios, verás que Dios ha aparecido.
Los principios del cristianismo tienen su origen en la Biblia y los principios de la Iglesia de Dios Todopoderoso tienen su origen en todas las verdades que Dios ha expresado desde los tiempos de la creación durante la obra de la Era de la Ley, la Era de la Gracia y la Era del Reino……
Los principios del cristianismo tienen su origen en la Biblia y los principios de la Iglesia de Dios Todopoderoso tienen su origen en todas las verdades que Dios ha expresado desde los tiempos de la creación durante la obra de la Era de la Ley, la Era de la Gracia y la Era del Reino. Es decir, el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento y la Biblia de la Era del Reino, “La Palabra manifestada en carne”, expresada por el Señor Jesús retornado de los últimos días, Dios Todopoderoso, son las creencias básicas y los principios de la Iglesia de Dios Todopoderoso. El Antiguo Testamento registra la obra de Jehová Dios de decretar leyes y mandamientos y guiar la vida del hombre durante la Era de la Ley; el Nuevo Testamento registra la obra de redención llevada a cabo por el Señor Jesús durante la Era de la Gracia, y “La Palabra manifestada en carne” recoge todas las verdades para la purificación y salvación de la humanidad expresadas por Dios Todopoderoso durante la Era del Reino, así como un relato de la obra de juicio de Dios durante los últimos días. La verdadera Biblia es la totalidad de las declaraciones de Dios durante las tres etapas de la obra, y las creencias fundamentales de la Iglesia de Dios Todopoderoso son todas las declaraciones de Dios durante las tres etapas de la obra; es decir, todas las verdades expresadas por Dios durante estas tres etapas de la obra. Las tres Sagradas Escrituras son las creencias básicas y los principios de la Iglesia de Dios Todopoderoso.
“El objetivo de las tres etapas de la obra es la salvación de toda la humanidad, que significa la salvación completa del hombre del campo de acción de Satanás. Aunque cada una de las tres etapas de la obra tiene un objetivo y un sentido diferentes, son parte de la obra de salvación de la humanidad, y distintas obras de salvación llevadas a cabo de acuerdo a los requisitos de la humanidad. Una vez que seas consciente del objetivo de estas tres etapas de la obra, sabrás cómo recibir el sentido de cada una de ellas, y reconocerás cómo actuar con el fin de satisfacer el deseo de Dios. Si puedes alcanzar este punto, entonces esta, la mayor de todas las visiones, se convertirá en la base de tu creencia en Dios”.
“Si tienes un conocimiento claro de las tres etapas de la obra —es decir, de todo el plan de gestión de Dios— y si puedes correlacionar totalmente las dos etapas anteriores dela obra de Dioscon la etapa presente, y puedes ver que es obra llevada a cabo por un Dios, no tendrás fundamento más firme. Un solo Dios realizó las tres etapas de la obra; esta es la visión más grande, y la única senda para conocer a Dios. Las tres etapas de la obra sólo pudieron haber sido hechas por Dios mismo, y ningún hombre podía hacer semejante obra en Su nombre, es decir que sólo Dios mismo podía haber hecho Su propia obra desde el principio hasta hoy. Aunque las tres etapas de la obra de Dios se han llevado a cabo en diferentes eras y lugares, y aunque la obra de cada una de ellas es diferente, todas ellas son una obra realizada por un Dios. De todas las visiones, esta es la más grande que el hombre debería conocer, y si el hombre puede entenderla por completo, será capaz de mantenerse firme”.
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La obra de los últimos días es la de separar a todos de acuerdo a su especie, para concluir el plan de gestión de Dios, porque el tiempo está cerca y el día de Dios ha llegado. Dios lleva a todos los que han entrado a Su reino, es decir, a todos los que le han sido leales hasta el final, a la era de Dios mismo.
La obra de los últimos días es la de separar a todos de acuerdo a su especie, para concluir el plan de gestión de Dios, porque el tiempo está cerca y el día de Dios ha llegado. Dios lleva a todos los que han entrado a Su reino, es decir, a todos los que le han sido leales hasta el final, a la era de Dios mismo. Sin embargo, antes de la llegada de la era de Dios mismo, la obra que Dios hará no es observar los hechos de los hombres ni inquirir acerca de sus vidas, sino juzgar su rebelión, porque Dios purificará a todos los que vengan ante Su trono. Todos los que han seguido las pisadas de Dios hasta este día son los que han venido delante del trono de Dios, por lo tanto, todos los que aceptan la última obra de Dios son a los que Dios va a purificar. En otras palabras, todos los que aceptan la última obra de Dios son los que Dios juzgará. Como ya se dijo antes, el juicio comenzará por la casa de Dios. Este “juicio” se refiere al juicio que Dios hace hoy en aquellos que vienen ante Su trono en los últimos días. Tal vez haya aquellos que creen en imaginaciones sobrenaturales, como aquella de que cuando hayan llegado los últimos días, Dios va a poner una gran mesa en los cielos en la que pondrá un mantel blanco, entonces Dios se sentará sobre un gran trono y todos los hombres se arrodillarán en el suelo. Dios entonces revelará todos los pecados que pesan sobre cada uno para determinar si ascenderá al cielo o será enviado al lago que arde con fuego y azufre. No importa cuáles sean las imaginaciones del hombre, la esencia de la obra de Dios no se puede alterar. Las imaginaciones del hombre no son nada sino los conceptos de los pensamientos del hombre que vienen de su cerebro, resumidos y asociados por lo que el hombre ha visto y escuchado. Por lo tanto, Yo digo, no importa qué tan brillantes puedan ser las imágenes concebidas, no son más que un dibujo y no son un sustituto para el plan de la obra de Dios. Después de todo, el hombre ha sido corrompido por Satanás, así que, ¿cómo puede entonces entender los pensamientos de Dios? El hombre concibe que la obra de juicio que Dios hace es especialmente fantástica. El hombre cree que ya que es Dios mismo el que hace la obra del juicio, entonces debe ser de la escala más tremenda e incomprensible para los mortales; debe retumbar por los cielos y sacudir la tierra, de otro modo, ¿cómo puede ser la obra de juicio que Dios hace? El hombre cree que como esta es la obra del juicio, entonces Dios debe ser particularmente imponente y majestuoso mientras obra, y los que son juzgados deben estar aullando con lágrimas y sobre sus rodillas implorando misericordia. La escena debe ser una gran vista y muy llamativa… Todos imaginan que la obra de juicio que Dios hace es extraordinariamente maravillosa. ¿Sabes, sin embargo, que mucho antes que Dios comenzara la obra de juicio entre los hombres, todavía estabas acurrucado en el nido acogedor? ¿Sabes que en el momento en que creas que la obra de juicio de Diosesté empezando oficialmente ya será el momento de que Dios haga un cielo y una tierra nuevos? En ese momento, tal vez sólo hayas entendido el significado de la vida, pero la obra inmisericorde del castigo de Dios te llevará, todavía dormitando, al infierno. Sólo entonces de repente te darás cuenta de que la obra de juicio de Dios ya habrá concluido.
¡Buena noticia! El Señor Jesús ha vuelto, ha expresado la verdad y ha hecho la obra de juzgar y purificar a la gente. Esto ha cumplido la profecía bíblica: “Porque es tiempo de que el juicio comience de la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). Solo al aceptar la obra de Dios de los últimos días podemos obtener la purificación y ser salvos por Dios. Si quiere conocer más, haga clic en medios de contacto abajo para hablar y comunicarse con nosotros en línea.
Dios Todopoderoso dice: “Nadie excepto Él puede saber todos nuestros pensamientos, o tener tal conocimiento de nuestra naturaleza y esencia, o juzgar la rebeldía y corrupción de la humanidad, o hablarnos y obrar entre nosotros como lo puede este en nombre del Dios del cielo.
Podemos entender que aunque el Señor Jesús nos ha redimido, pero esto no significa que nos hemos deshecho del pecado y hemos sido limpiados, mucho menos que hemos estado cualificados para ser arrebatados al reino de los cielos. Si queremos ser purificados y completamente salvados por Dios para entrar en el reino de los cielos, es necesario que Dios haga un etapa más de la obra de purificar y cambiar al hombre para eliminar por completo nuestra naturaleza pecaminosa. Hoy, Dios Todopoderoso ha venido para hacer la obra de juzgar, castigar y purificar al hombre. Por lo tanto, solo aceptando Su juicio y aceptando la verdad expresada por Él como vida, viviendo con Su Palabra, alcanzaremos la purificación y seremos dignos de entrar en el reino de Dios .
Dios Todopoderoso dice: “Nadie excepto Él puede saber todos nuestros pensamientos, o tener tal conocimiento de nuestra naturaleza y esencia, o juzgar la rebeldía y corrupción de la humanidad, o hablarnos y obrar entre nosotros como lo puede este en nombre del Dios del cielo. Nadie excepto Él posee la autoridad, la sabiduría y la dignidad de Dios; el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es, emana en su totalidad de Él. Nadie excepto Él nos puede mostrar el camino y traernos la luz. Nadie excepto Él puede revelar los misterios que Dios no ha revelado desde la creación hasta el día de hoy. Nadie excepto Él nos puede salvar de la esclavitud de Satanás y de nuestro carácter corrupto. Él representa a Dios y expresa la voz del corazón de Dios, las exhortaciones de Dios y las palabras de juicio de Dios hacia toda la humanidad. Él ha comenzado una nueva época, una nueva era, y ha traído un nuevo cielo y una nueva tierra, una nueva obra, y nos ha traído esperanza, y ha puesto fin a la vida que llevábamos en la imprecisión, y nos permitió contemplar plenamente el camino de salvación. Él ha conquistado todo nuestro ser y ha ganado nuestros corazones. De ese momento en adelante nuestras mentes se hacen conscientes y nuestros espíritus parecen ser revividos: esta persona ordinaria e insignificante, que vive entre nosotros y que nosotros hemos rechazado desde hace ya mucho tiempo, ¿no es el Señor Jesús, quien siempre está en nuestros pensamientos, y a quien anhelamos noche y día? ¡Es Él! ¡Realmente es Él! ¡Él es nuestro Dios! ¡Él es la verdad, el camino y la vida! Él nos ha permitido que vivamos otra vez, que veamos la luz, y ha detenido nuestros corazones errantes. Hemos regresado a la casa de Dios, hemos regresado ante Su trono, estamos cara a cara con Él, hemos presenciado Su rostro, y hemos visto el camino que está por delante”.
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Dios Todopoderoso dice: “El carácter de Dios es un tema que parece muy abstracto y no se acepta con facilidad, porque Su carácter es diferente a la personalidad del hombre. Dios también tiene sentimientos de placer, enojo, tristeza y felicidad, pero estas emociones difieren de las del hombre.
Dios Todopoderoso dice: “El carácter de Dios es un tema que parece muy abstracto y no se acepta con facilidad, porque Su carácter es diferente a la personalidad del hombre. Dios también tiene sentimientos de placer, enojo, tristeza y felicidad, pero estas emociones difieren de las del hombre. Dios tiene Su propio ser y Sus posesiones. Todo lo que Él expresa y manifiesta son representaciones de Su esencia y de Su identidad. Su ser, posesiones, así también como Su esencia e identidad, no pueden ser reemplazados por ningún hombre. Su carácter abarca Su amor, Su consuelo, Su odio y, más aún, un conocimiento profundo de la humanidad. La personalidad del hombre puede ser, sin embargo, optimista, animada o insensible. El carácter de Dios pertenece al Soberano de los seres vivos entre todas las cosas, al Creador de toda la creación. Su carácter representa honra, poder, nobleza, grandeza y, sobre todo, supremacía. Su carácter es el símbolo de la autoridad y de todo lo que es justo, hermoso y bueno. Además, es un símbolo de cómo Dios no puede ser reprimido ni atacado por las tinieblas ni por ninguna fuerza enemiga, y simboliza también cómo no puede (ni se le permite) ser ofendido por ningún ser creado. Su carácter es el símbolo del poder supremo. Ninguna persona, o personas, podrían ni pueden afectar Su obra ni Su carácter. Pero la personalidad del hombre no es más que un mero símbolo de su ligera superioridad sobre los animales. En y de por sí mismo, el ser humano no tiene autoridad, autonomía ni capacidad de trascender el “yo”, sólo es una esencia que se somete cobardemente a la manipulación de cualquier persona, suceso o cosa. El placer de Dios se debe a la existencia y a la aparición de la justicia y la luz, por la destrucción de la oscuridad y del mal. Él se complace, porque ha traído la luz y una buena vida a la humanidad; Su placer es el de la justicia, un símbolo de la existencia de todo lo que es positivo y, sobre todo, de los buenos auspicios. El enojo de Dios se debe a la existencia de la injusticia y a la perturbación que causa, las cuales están perjudicando a Su humanidad; por la existencia del mal y de las tinieblas, de cosas que ahuyentan la verdad y, aún más, por la existencia de cosas que se oponen a lo que es bueno y hermoso. Su enojo es un símbolo de que todas las cosas negativas ya no existen y, además, es un símbolo de Su santidad. Su tristeza se debe a la humanidad, para la que Él tiene esperanzas, pero que ha caído en la oscuridad, porque la obra que Él hace en el hombre no cumple con Sus expectativas, y porque la humanidad a la que Él ama no puede vivir, toda ella, en la luz. Está apenado por la humanidad inocente, por el hombre sincero pero ignorante, y por el hombre bueno pero ambivalente. Su tristeza es un símbolo de Su bondad y de Su misericordia; símbolo de belleza y de amabilidad. Su felicidad procede, por supuesto, de derrotar a Sus enemigos y de conseguir la buena fe del hombre. Además, proviene de la expulsión y de la destrucción de todas las fuerzas enemigas, y de que la humanidad reciba una vida buena y apacible. La felicidad de Dios no es como el gozo del hombre; más bien, es el sentimiento de recibir frutos agradables, un sentimiento aun mayor que el gozo. Su felicidad es un símbolo de la humanidad que se libera del sufrimiento y entra en un mundo de luz. Las emociones de la humanidad, por otra parte, existen todas para los propósitos de sus propios intereses, no para la justicia, la luz o lo que es hermoso y, menos aún, para la gracia del cielo. Las emociones humanas son egoístas y pertenecen al mundo de las tinieblas. No son por la voluntad de Dios y, mucho menos, para Su plan; por tanto, nunca se puede hablar del hombre y de Dios al mismo tiempo. Él es eternamente supremo y honorable, mientras que el hombre siempre será inferior e indigno. Esto es porque Dios está constantemente haciendo sacrificios y dedicándose a la humanidad; sin embargo, el hombre sólo toma y trabaja para sí mismo. Dios obra siempre para la existencia de la humanidad, a pesar de que el hombre nunca contribuye a la luz ni a la justicia. Aunque trabaje durante cierto tiempo, es débil y no puede resistir el más leve golpe, porque su labor siempre es para sí mismo y no para los demás. El hombre es siempre egoísta, mientras que Dios siempre es desinteresado. Es la fuente de todo lo justo, bueno y hermoso, mientras que el hombre es el sucesor, el que expresa toda la fealdad y la maldad. Dios nunca alterará Su esencia de justicia y belleza, pero el hombre puede traicionar la justicia en todo momento y alejarse de Dios”.
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La totalidad de la obra realizada durante 6.000 años ha cambiado gradualmente a lo largo de los tiempos. Los cambios en esta obra se han producido de acuerdo a las circunstancias ocurridas en todo el mundo.
Palabras diarias de Dios | Deberías saber cómo la humanidad completa ha evolucionado hasta el día de hoy (Parte 1)
La totalidad de la obra realizada durante 6.000 años ha cambiado gradualmente a lo largo de los tiempos. Los cambios en esta obra se han producido de acuerdo a las circunstancias ocurridas en todo el mundo. La obra de gestión de Dios se ha ido transformando gradualmente en función de las tendencias del desarrollo de la humanidad en su conjunto; esto no estaba previsto al comienzo de la creación. Antes de que el mundo fuese creado, o inmediatamente después de haber sido creado, Jehová todavía no había planeado la primera etapa de la obra, la de la ley; la segunda etapa de la obra, la de la gracia; o la tercera etapa de la obra, la de la conquista, en la cual Él trabajaría primero entre un grupo de personas, algunos de los descendientes de Moab, y a partir de aquí Él conquistaría el universo entero. Él no pronunció estas palabras después de la creación del mundo; no habló estas palabras después de Moab, y mucho menos antes de Lot. Toda Su obra se llevó a cabo de manera espontánea. Esta fue exactamente la forma en la que toda Su obra de gestión se desarrolló durante seis mil años; de ninguna manera Él tuvo tal plan escrito, como un Cuadro de Resumen para el Desarrollo de la Humanidad, antes de crear el mundo. En la obra de Dios, Él expresa directamente lo que Él es; Él no se rompe los sesos para formular un plan. Por supuesto, muchos profetas han expresado muchas profecías, pero aun así no puede decirse que la obra de Dios siempre ha sido una de un preciso plan de proyecto; las profecías se hicieron de acuerdo con la obra actual de Dios. Toda Su obra es la obra más actual. Él lleva a cabo Su obra con base en la evolución de los tiempos, y Él lleva a cabo Su obra más actual de acuerdo a los cambios de las cosas. Para Él, la realización de trabajos es similar a la administración de medicamentos para una enfermedad; Él observa mientras hace Su trabajo; Él trabaja de acuerdo a Sus observaciones. En todas las etapas de Su obra, es capaz de expresar Su amplia sabiduría y Su amplia capacidad; Él revela Su amplia sabiduría y amplia autoridad de acuerdo con la obra de esa era en particular y permite que alguna de esas personas que Él ha traído de vuelta durante esas eras, vean todo Su carácter. Él suple las necesidades de las personas y lleva a cabo el trabajo que debe hacer de acuerdo con la obra que ha de llevarse a cabo en cada era; Él suple las necesidades de las personas de acuerdo con el grado en que Satanás los ha corrompido. Así se hizo cuando Jehová inicialmente creó a Adán y Eva con el fin de permitirles manifestar a Dios sobre la tierra y para tener testigos de Dios entre todo lo creado, pero Eva pecó después de haber sido tentada por la serpiente; Adán hizo lo mismo, y ambos en el jardín comieron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Y, por tanto, Jehová tuvo un trabajo adicional que realizar entre ellos. Vio su desnudez y les cubrió sus cuerpos con ropa hecha de pieles de animales. Después de esto, Él dijo a Adán: “Porque has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol, del que te di órdenes, y te dije: No comerás de él; maldita es la tierra por tu falta… hasta que regreses a la tierra, de donde fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo volverás”. A la mujer Él dijo: “Multiplicaré grandemente el dolor y tu concepción; con dolor traerás niños al mundo; y tu deseo será para tu marido y él tendrá autoridad sobre ti”. A partir de entonces Él los expulsó del jardín del Edén y les hizo vivir fuera del jardín, tal y como el hombre moderno lo hace actualmente sobre la tierra. Cuando Dios creó al hombre en el principio, Él no tenía intenciones de permitir que el hombre fuese tentado por la serpiente después de haber sido creado y luego maldecir al hombre y a la serpiente. Él de hecho nunca tuvo este plan; fue sencillamente la forma como se desarrollaron las cosas que le dio una nueva obra en Su creación. Después que Jehová llevó a cabo esta obra entre Adán y Eva en la tierra, la humanidad continuó desarrollándose durante varios miles de años, hasta que “Jehová vio que la maldad del hombre era grande sobre la tierra, y que todas las ideas que sus corazones albergaban eran una continua maldad. Y Jehová Dios se arrepintió de haber creado al hombre sobre la tierra, y sintió dolor en Su corazón… Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová”. En ese entonces, Jehová tuvo un adicional y nuevo trabajo, ya que la humanidad que Él había creado se había vuelto demasiado pecadora después de haber sido tentada por la serpiente. Dadas estas circunstancias, Jehová eligió a la familia de Noé de entre toda esta gente y los libró, y llevó a cabo Su obra de destrucción del mundo con un diluvio. La humanidad ha seguido desarrollándose de esta manera hasta el día de hoy, cada vez más corrupta, y cuando el desarrollo de la humanidad alcance su punto más alto, también será el fin de la humanidad. Desde el principio hasta el fin del mundo, la verdad dentro de Su obra siempre ha sido así. Es lo mismo en cuanto a cómo el hombre será clasificado según su especie; lejos de que todas y cada una de las personas estén predestinadas a la categoría a la que pertenecen desde el principio, la gente será categorizada gradualmente sólo después de haberse sometido a un proceso de desarrollo. Al final, cualquier persona que no pueda ser salvada por entero, será devuelta a sus ancestros. Ninguna de las obras de Dios entre la humanidad habían sido ya preparadas cuando se creó el mundo; más bien, fue el desarrollo de las cosas que han permitido que Dios realice Su obra paso a paso de manera más realista y práctica entre la humanidad. Esto es igual a cómo el Jehová Dios no creó a la serpiente para tentar a la mujer. No era Su plan específico, ni tampoco era algo que Él había predestinado intencionalmente; se podría decir que esto fue inesperado. Fue así como debido a esto, Jehová expulsó a Adán y a Eva del jardín del Edén y juró que nunca más crearía a otro hombre. Pero la sabiduría de Dios es descubierta solamente por personas sobre estas bases, al igual que el punto que he mencionado previamente: “Mi sabiduría se ejerce sobre la base de las tramas de Satanás”. No importa cuán corrupta haya crecido la humanidad o cómo la serpiente los tentó, Jehová todavía posee Su sabiduría; por tanto, Él se ha involucrado en una nueva obra desde que Él creó el mundo, y ninguno de los pasos de esta obra han sido repetidos jamás. Satanás continuamente ha llevado a cabo sus tramas; la humanidad ha sido corrompida de manera continua por Satanás, y el Jehová Dios también ha llevado a cabo de forma continua Su obra sabia. Nunca ha fallado, y nunca ha dejado Su trabajo desde la creación del mundo hasta el presente. Después que la humanidad fue corrompida por Satanás, Él continuamente obró entre las personas para derrotar a Su enemigo que corrompe a la humanidad. Esta batalla continuará desde el principio hasta que el mundo llegue a su fin. Al hacer todo este trabajo, Él no sólo ha permitido a la humanidad, que ha sido corrompida por Satanás, recibir Su gran salvación, sino que también les ha permitido ver Su sabiduría, omnipotencia y autoridad, y al final Él permitirá a la humanidad ver Su carácter justo —castigar a los malvados y recompensar a los buenos—. Él ha luchado contra Satanás hasta el día de hoy y nunca ha sido derrotado, porque Él es un Dios sabio, y Su sabiduría se ejerce sobre la base de las tramas de Satanás. Así, Él no sólo hace que todo en el cielo se someta a Su autoridad; sino que también hace que todo sobre la tierra se ubique bajo Sus pies, y no en último lugar, Él hace que esos malhechores que invaden y acosan a la humanidad caigan dentro de Su castigo. Todos los resultados de la obra son producidos por Su sabiduría. Nunca había puesto de manifiesto Su sabiduría antes de la existencia de la humanidad, porque Él no tenía enemigos en el cielo, sobre la tierra, o en el universo entero, y no había fuerzas oscuras que invadieran nada en la naturaleza. Después de que el arcángel lo traicionó, Él creó a la humanidad sobre la tierra, y fue a causa de la humanidad que Él inició formalmente Su milenaria guerra con Satanás, el arcángel, una guerra que se intensifica cada vez más con cada etapa sucesiva. Su omnipotencia y sabiduría están presentes en cada una de estas etapas. Sólo en este momento todos en el cielo y en la tierra pueden ver la sabiduría de Dios, Su omnipotencia, y en particular la realidad de Dios. Aún sigue llevando a cabo Su obra de esta misma manera realista en el presente; adicionalmente, a medida que Él desempeña Su trabajo paralelamente revela Su sabiduría y omnipotencia; Él os permite a vosotros ver la verdad en el interior de cada etapa de Su obra, para ver exactamente cómo explicar la omnipotencia de Dios, y muy particularmente explicar con exactitud la realidad de Dios.
¿Acaso la gente no cree que estaba predestinado antes de la creación que Judas vendería a Jesús? De hecho, el Espíritu Santo había planeado esto de acuerdo a la actualidad de aquel momento. Por casualidad, había alguien con el nombre de Judas que siempre malversaba los fondos. Él fue elegido para desempeñar este rol y de esta manera prestar su servicio. Este es un verdadero ejemplo de aprovechar los recursos locales. Jesús no era consciente de esto al principio; Él sólo lo supo una vez que Judas fue revelado más adelante. Si alguien más hubiera estado capacitado para desempeñar este rol, entonces otra persona lo hubiera hecho en lugar de Judas. Lo que fue predestinado en realidad fue hecho contemporáneamente por el Espíritu Santo. La obra del Espíritu Santo se realiza siempre de forma espontánea; cada vez que Él planea Su obra, el Espíritu Santo la realiza. ¿Por qué siempre digo que la obra del Espíritu Santo es realista? ¿Que siempre es nueva y nunca vieja y siempre es la más fresca? La obra de Dios no estaba ya prevista cuando el mundo fue creado; ¡esto no fue en absoluto lo que pasó! Cada paso de trabajo alcanza su efecto adecuado para su momento respectivo, y estos no interfieren los unos con los otros. Hay muchas ocasiones en las que los planes en tu mente sencillamente no pueden competir con la obra más reciente del Espíritu Santo. Su trabajo no es tan simple como la gente lo piensa, ni es tan compleja como la imaginación de la gente; consiste en proveer a las personas en cualquier momento y en cualquier lugar de acuerdo a sus necesidades actuales. Nadie está más claro que Él en cuanto a la esencia de la gente, y es precisamente por esta razón que nada es capaz de adaptarse a las necesidades reales de las personas de la misma manera como lo hace Su obra. Por lo tanto, desde un punto de vista humano, Su obra fue planeada con varios milenios de antelación. Mientras Él trabaja entre vosotros en estos momentos, de acuerdo con vuestra condición, Él está también haciendo un trabajo y hablando en cualquier momento y en cualquier lugar. Cuando la gente está en una cierta condición, Él pronuncia esas palabras que son precisamente lo que ellos necesitan internamente. Es como el primer paso de Su obra de los tiempos de castigo. Después de los tiempos de castigo, las personas exhibieron ciertos comportamientos, actuaron con rebeldía en ciertas formas, ciertas condiciones positivas surgieron, ciertas condiciones negativas también surgieron, y los límites superiores de esta negatividad llegaron a un cierto nivel. Dios llevó a cabo Su obra con base en todas estas cosas, y por lo tanto se apoderó de ellas para lograr un efecto mucho mayor para Su obra. Él simplemente está llevando a cabo Su trabajo de aprovisionamiento entre las personas de acuerdo con sus condiciones actuales. Él lleva a cabo cada paso de Su obra de acuerdo a las condiciones reales de la gente. Toda la creación está en Sus manos; ¿podría Él no conocerlos? A la luz de las condiciones de la gente, Dios lleva a cabo la siguiente etapa de Su obra que debe ser realizada, en cualquier momento y lugar. De ninguna manera este trabajo fue planificado con miles de años de antelación; ¡esta es una noción humana! Él trabaja a medida que observa los efectos de Su obra, y Su obra continuamente se profundiza y desarrolla; al ir observando los resultados de Su trabajo, Él entonces lleva a cabo la siguiente etapa de Su obra. Él usa muchas cosas para hacer la transición gradual, y para hacer visible Su nueva obra a las personas a medida que transcurre el tiempo. Este tipo de trabajo puede proveer según las necesidades de la gente, porque Dios conoce demasiado bien a la gente. Esta es la forma en que desempeña Su trabajo desde el cielo. También así Dios encarnado lleva a cabo Su obra de la misma manera, planificando de acuerdo a la actualidad y trabajando entre la humanidad. Ninguna parte de Su obra fue planeada antes de la creación del mundo, ni fue meticulosamente planeada de antemano. Dos mil años después de la creación del mundo, Jehová vio que la humanidad había llegado a ser tan corrupta que Él usó la boca del profeta Isaías para profetizar que después de que la Era de la Ley terminara, Él llevaría a cabo Su obra de redimir a la humanidad en la Era de la Gracia. Este era el plan de Jehová, por supuesto, pero este plan también se hizo de acuerdo a las circunstancias que Él observó en esos tiempos; Él definitivamente no pensó en ello inmediatamente después de la creación de Adán. Isaías simplemente profetizó, pero Jehová no hizo inmediatamente los preparativos para esto durante la Era de la Ley; más bien, Él le dio forma a esta obra al inicio de la Era de la Gracia, cuando el mensajero apareció a José en el sueño y lo iluminó, diciéndole que Dios se haría carne, y así comenzó Su obra de la encarnación. Dios no se preparó para Su obra de la encarnación después de la creación del mundo, como la gente se imagina; esto sólo fue decidido en función del grado de desarrollo de la humanidad y del estado de Su guerra con Satanás.
Cuando Dios se hace carne, Su Espíritu desciende sobre un hombre; en otras palabras, el Espíritu de Dios se viste de carne. Él realiza Su obra sobre la tierra, y en lugar de traer con Él varios pasos restringidos, este trabajo es completamente ilimitado. La obra que el Espíritu Santo hace en la carne continúa siendo determinada por los efectos de Su obra, y Él usa estas cosas para determinar la longitud de tiempo en el que Él hará el trabajo mientras permanece en la carne. El Espíritu Santo revela directamente cada paso de Su obra; Él examina Su obra a medida que Él avanza; no es nada tan sobrenatural como para estirar los límites de la imaginación humana. Esto es como la obra de Jehová en la creación de los cielos y la tierra y todas las cosas; Él planificaba y trabajaba simultáneamente. Él separó la luz de la oscuridad, y la mañana y la tarde fueron creadas, esto se llevó un día. En el segundo día creó el cielo, que también se llevó un día, y después creó la tierra, los mares y las cosas que los poblaban, tomándose también un día más. Esto continuó hasta el sexto día, cuando Dios creó al hombre y le permitió manejar todas las cosas sobre la tierra, hasta el séptimo día, cuando hubo terminado de crear todas las cosas, y descansó. Dios bendijo el séptimo día y lo designó como día santo. Él decidió hacer este día santo después de haber creado todas las cosas, no antes de la creación de las mismas. Este trabajo también se llevó a cabo de forma espontánea; antes de la creación de todas las cosas, Él no decidió crear el mundo en seis días y descansar el séptimo; los hechos no son así en absoluto. Él no dijo esto, ni tampoco lo planeó así. De ninguna manera dijo Él que la creación de todas las cosas se completaría en el sexto día y que Él descansaría en el séptimo; más bien, Él fue creando las cosas de acuerdo a lo que le parecía bueno a Él. Una vez que hubo terminado de crear todo, ya había llegado el sexto día. Si hubiese sido el quinto día en el que Él hubiese terminado la creación de todo, entonces Él habría designado el sexto día como un día santo; sin embargo, Él terminó de crear todo en el sexto día, y por lo tanto el séptimo día se convirtió en un día santo, que ha sido promulgado hasta el presente día. Por lo tanto, Su obra actual se lleva a cabo de esta misma manera. Él habla y suministra a vosotros según vuestras necesidades, de acuerdo con vuestras condiciones. Es decir, el Espíritu habla y obra de acuerdo a las condiciones de las personas; el Espíritu vigila todo y trabaja en cualquier momento y lugar. Lo que Yo hago, digo, coloco sobre vosotros y os confiero a vosotros es, sin excepción, lo que vosotros necesitáis. Es por eso que Yo digo que nada de Mi obra es independiente de la actualidad; todo es práctico, porque todos saben que “el Espíritu de Dios vela por todos”. Si todo esto hubiese sido decidido de antemano, ¿no hubiera sido todo bien definido? Creéis que Dios ideó seis milenios completos sólo para predestinar que la humanidad se volviera rebelde, resistente, torcida y engañosa, que tuviera el carácter satánico corrupto, la carne, la pasión de los ojos y su propia indulgencia. Esto no estaba predestinado, sino que fue debido a la corrupción de Satanás. Algunos dirán, “¿No estaba Satanás también bajo la mano de Dios? Dios predestinó que Satanás corrompería al hombre de esta manera, y después de eso Él llevaría a cabo Su obra entre los hombres”. ¿Habría Dios realmente predestinado que Satanás corrompiera a la humanidad? Él está demasiado deseoso de que la humanidad viva una vida humana normal; ¿acosaría Él la vida de la humanidad? Si así fuese, ¿no sería derrotar a Satanás y salvar a la humanidad un esfuerzo inútil? ¿Cómo podría ser predestinada la rebeldía de la humanidad? En realidad, ello ha sido causado por el acoso de Satanás; ¿cómo podría eso ser predestinado por Dios? El Satanás bajo la mano de Dios que vosotros entendéis y el Satanás bajo la mano de Dios del cual Yo hablo son muy diferentes. De acuerdo con vuestra afirmación de que “Dios es todopoderoso, y Satanás está dentro de Sus manos”, Satanás no lo hubiese traicionado. ¿No habéis dicho que Dios es todopoderoso? Vuestro conocimiento es demasiado abstracto y está fuera de la actualidad; ¡es inválido y no funciona! Dios es todopoderoso; esto no es falso en absoluto. El arcángel traicionó a Dios porque Dios le dio inicialmente una porción de autoridad. Por supuesto, esto fue un hecho inesperado, como Eva al sucumbir ante la tentación de la serpiente. Sin embargo, no importa cómo Satanás lleve a cabo su traición, a diferencia de Dios, Satanás no es todopoderoso. Como vosotros habéis dicho, Satanás es poderoso; no importa lo que haga, la autoridad de Dios siempre lo derrota. Este es el verdadero significado de la frase: “Dios es omnipotente, y Satanás está dentro de Sus manos”. Por lo tanto, Su guerra con Satanás debe llevarse a cabo un paso a la vez; más aún, Él planifica Su trabajo en respuesta a las artimañas de Satanás. Es decir, de acuerdo con las eras, Él salva a las personas y revela Su sabiduría y omnipotencia. Del mismo modo, el trabajo en los últimos días no estuvo predestinado antes de la Era de la Gracia; no estuvo predestinado de una manera ordenada como la siguiente: primero, hacer que el carácter externo del hombre cambiara; segundo, hacer que el hombre reciba Su castigo y pruebas; tercero, hacer que el hombre experimente la muerte; cuarto, hacer que el hombre experimente los tiempos de amar a Dios y que exprese la resolución de un ser creado; quinto, hacer que el hombre vea la voluntad de Dios y que conozca a Dios por completo, entonces hacer al hombre completo. Él no planificó todas estas cosas durante la Era de la Gracia; más bien, Él comenzó a planificarlas en la era actual. Satanás está trabajando, al igual que Dios. Satanás expresa su carácter corrupto, mientras que Dios habla directamente y revela algunas cosas fundamentales. Este es el trabajo que se realiza en la actualidad, y este mismo tipo de principio de trabajo se usó hace mucho tiempo, después que el mundo fue creado.
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Dios Todopoderoso dice: “Dices que reconoces a Dios encarnado y que la Palabra se manifiesta en la carne, pero haces algunas cosas a Sus espaldas, y no actúas de la forma que Él quiere que lo hagas, y no le temes. ¿Es esto reconocer a Dios? Reconoces lo que Él dice, pero te niegas a poner en práctica incluso aquellas cosas que eres capaz de llevar a cabo y no te sujetas a Su camino.
Dios Todopoderoso dice: “Dices que reconoces a Dios encarnado y que la Palabra se manifiesta en la carne, pero haces algunas cosas a Sus espaldas, y no actúas de la forma que Él quiere que lo hagas, y no le temes. ¿Es esto reconocer a Dios? Reconoces lo que Él dice, pero te niegas a poner en práctica incluso aquellas cosas que eres capaz de llevar a cabo y no te sujetas a Su camino. ¿Es esto reconocimiento? Lo reconoces, pero tu única mentalidad es protegerte de Él, nunca reverenciarlo. Si has visto y reconocido Su obra y sabes que Él es Dios, pero permaneces tibio y no cambias en absoluto, sigues siendo una persona sin conquistar. Una persona conquistada tiene que hacer todo lo que pueda; quiere entrar y alcanzar verdades más elevadas, aunque aún no es capaz de hacerlo. Sus prácticas están atadas y limitadas porque ella está limitada en lo que puede asumir. Pero tiene que hacerlo todo, como mínimo, en sus capacidades. Si puedes hacer estas cosas, será por la obra conquistadora. Supón que dices: “Dado que Él formula muchas palabras que el hombre no puede formular, si Él no es Dios, ¿quién lo es?”. Tener este tipo de pensamiento no significa que reconozcas a Dios. Si lo haces, tienes que demostrarlo a través de tus acciones. Liderar una iglesia, pero ser incapaz de hacer justicia, y codiciar dinero y canalizar en secreto el dinero de la iglesia hacia tus propios bolsillos, ¿es esto reconocer que hay un Dios? Él es todopoderoso y merece ser temido. ¿Cómo puedes no temer si reconoces realmente que hay un Dios? ¿Cómo puedes haber hecho cosas tan despreciables? ¿Se le puede llamar a eso creer? ¿Reconoces realmente a Él? ¿Es Dios aquello en lo que crees? Crees en un Dios ambiguo; ¡por eso no temes! Todos los que reconocen y conocen realmente a Dios le temen y tienen miedo de hacer cualquier cosa que se oponga a Él o que vaya contra su conciencia; temen especialmente hacer cualquier cosa que saben que va en contra de Su voluntad. Sólo esto puede considerarse reconocer la existencia de Dios. ¿Qué deberías hacer cuando tus padres te impiden creer en Dios? ¿Cómo deberías amar a Dios cuando tu marido incrédulo te trata bien? ¿Y cómo deberías amarle cuando los hermanos y hermanas te aborrecen? Si lo reconoces, actuarás apropiadamente y vivirás la realidad en todas estas situaciones. Si eres incapaz de actuar como es debido, y sólo dices que reconoces la existencia de Dios, ¡no eres más que un charlatán! Dices que crees en Él y lo reconoces. ¿De qué forma lo haces? ¿Cómo crees en Él? ¿Le temes? ¿Lo veneras? ¿Le amas en lo profundo de ti? Cuando estás angustiado y no tienes nadie en quien apoyarte, sientes que Dios debe ser amado, y después te olvidas de todo ello. ¡Eso no es amar a Dios ni creer en Él! ¿Qué quiere Dios que el hombre consiga en última instancia? Todos los estados que mencioné, como pensar que eres un mandamás, sentir que sabes más que nadie, controlar a los demás, mirarlos por encima del hombro, juzgar a las personas por sus apariencias, acosar a quienes son honestos, codiciar el dinero de la iglesia, y así por el estilo; la liberación de una parte de tales caracteres satánicos corruptos es lo que debería verse en ti después de ser conquistado”.
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Un solo Dios realizó las tres etapas de la obra; esta es la visión más grande, y la única senda para conocer a Dios. Las tres etapas de la obra sólo pudieron haber sido hechas por Dios mismo, y ningún hombre podía hacer semejante obra en Su nombre, es decir que sólo Dios mismo podía haber hecho Su propia obra desde el principio hasta hoy.
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Palabras diarias de Dios | Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios (Fragmento 6)
Un solo Dios realizó las tres etapas de la obra; esta es la visión más grande, y la única senda para conocer a Dios. Las tres etapas de la obra sólo pudieron haber sido hechas por Dios mismo, y ningún hombre podía hacer semejante obra en Su nombre, es decir que sólo Dios mismo podía haber hecho Su propia obra desde el principio hasta hoy. Aunque las tres etapas de la obra de Dios se han llevado a cabo en diferentes eras y lugares, y aunque la obra de cada una de ellas es diferente, toda ella es una obra realizada por un Dios. De todas las visiones, esta es la más grande que el hombre debería conocer, y si el hombre puede entenderla por completo, será capaz de mantenerse firme. Hoy, el mayor problema al que hacen frente todas las denominaciones es que no conocen la obra del Espíritu Santo, y son incapaces de diferenciar entre la obra del Espíritu Santo y la que no es de Él; por tanto, no pueden decir si Jehová Dios ha realizado esta etapa de la obra, como las dos anteriores. Aunque las personas siguen a Dios, la mayoría sigue siendo incapaz de decir si es el camino correcto. Al hombre le preocupa que este camino sea o no el que Dios mismo guía personalmente, y que la encarnación de Dios sea o no una realidad; la mayoría de las personas siguen sin tener pistas de cómo discernir cuando se trata de estas cosas. Los que siguen a Dios son incapaces de determinar el camino y, por tanto, los mensajes hablados sólo ejercen un efecto parcial entre estas personas, son incapaces de ser totalmente efectivos, y esto afecta a la vida de las mismas. Si el hombre puede ver en las tres etapas de la obra que Dios mismo las llevó a cabo en momentos diferentes, en lugares diferentes, y en personas diferentes, llegará a ver que aunque la obra sea diferente, toda ella está realizada por un Dios. Siendo así, debe ser correcta y sin error, y aunque entre en conflicto con las ideas del hombre, no se puede negar que es la obra de un Dios; si el hombre puede asegurar que es la obra de un Dios, sus ideas pasarán a ser simples nimiedades, indignas de mención. Como las visiones del hombre no son claras, al conocer sólo a Jehová como Dios y a Jesús como el Señor, y al dudar respecto al Dios encarnado de hoy, muchas personas permanecen entregadas a la obra de Jehová y Jesús, y están cercadas por ideas sobre la obra de hoy, la mayoría de ellas siempre está llena de dudas, y no se toma en serio la obra actual. El hombre no tiene ideas respecto a las dos etapas anteriores de la obra, que fueron invisibles. Esto se debe a que el hombre no entiende la realidad de las dos etapas anteriores de la obra ni las presenció personalmente. Como no pueden verse, el hombre imagina lo que quiere; independientemente de lo que sugiera, no hay hechos que lo demuestre ni nadie que lo pueda corregir. El hombre da rienda suelta a su instinto natural, lanzando la cautela al viento y dejando que su imaginación corra suelta, porque no hay hechos que lo verifiquen; así sus imaginaciones pasan a ser “realidad”, independientemente de que exista alguna prueba de ellas. Por tanto, el hombre cree, en su mente, en su propio Dios imaginario, y no busca al Dios de la realidad. Si una persona tiene un tipo de creencia, cien tendrán cien tipos de creencias. El hombre posee tales creencias, porque no ha visto la realidad de la obra de Dios, sólo la ha oído con sus oídos y no la ha observado con sus ojos. El hombre ha oído leyendas e historias, pero rara vez ha oído el conocimiento de los hechos de la obra de Dios. A través de sus propias ideas, las personas que sólo han sido creyentes durante un año creen en Dios, y esto mismo es cierto para aquellos que han creído en Él durante toda su vida. Los que no pueden ver los hechos nunca serán capaces de escapar a una fe en la que tienen ideas de Dios. El hombre cree que se ha liberado de las ataduras de sus viejas ideas, y ha entrado en un nuevo territorio. ¿No sabe que el conocimiento de aquellos que no pueden ver el verdadero rostro de Dios no es otra cosa que ideas y rumores? El hombre piensa que sus ideas son correctas y sin error, y que proceden de Dios. Hoy, cuando el hombre es testigo de Su obra, da rienda suelta a las ideas formadas durante muchos años. Las imaginaciones y las ideas del pasado pasaron a ser una obstrucción para la obra de esta etapa, y resulta difícil para el hombre dejarlas ir y refutarlas. Las ideas sobre esta obra de paso a paso de muchos de los que han seguido a Dios hasta hoy se han vuelto incluso más graves y estas personas han ido dando forma gradualmente a una enemistad tozuda con el Dios encarnado; la fuente de este odio es las ideas y las imaginaciones del hombre. Es precisamente porque los hechos no le permiten al hombre dar rienda suelta a su imaginación y, además, no puede refutarlos con facilidad; porque sus ideas e imaginaciones no toleran la existencia de los hechos; además, no considera la corrección y la veracidad de estos, se limita a dejar libres sus ideas de una forma decidida, y emplea su propia imaginación, las ideas e imaginaciones del hombre han pasado a ser el enemigo de la obra actual, obra que está en conflicto con las ideas del hombre. Sólo se puede decir que este es el fallo de las ideas del hombre, y no de la obra de Dios. El hombre puede imaginar todo lo que desee, pero no puede impugnar libremente ninguna etapa de la obra de Dios ni una parte de la misma; la realidad de Su obra es inviolable por el hombre. Puedes dar rienda suelta a tu imaginación, y hasta recopilar buenas historias sobre la obra de Jehová y Jesús, pero no puedes refutar la realidad de cada etapa de ella; este es un principio, y también un decreto administrativo, y deberíais entender la importancia de estos asuntos. El hombre cree que esta etapa de la obra es incompatible con las ideas del hombre, y que este no es el caso para las dos etapas anteriores de la obra. En su imaginación, el hombre cree que la obra de las dos etapas anteriores es, sin duda, distinta a la de hoy; ¿pero has considerado alguna vez que los principios de la obra de Dios son todos los mismos, que Su obra es siempre práctica y que, independientemente de la era, siempre habrá un aluvión de personas que se resistan y opongan a la realidad de Su obra? Todos esos que hoy se resisten y oponen a esta etapa de la obra se habrían opuesto indudablemente a Dios en tiempos pasados, porque estas personas siempre serán enemigos de Dios. Las personas que conocen la realidad de Su obra verán las tres etapas de la obra como la obra de un Dios, y dejarán atrás sus ideas. Estas son personas que conocen a Dios, y le siguen con sinceridad. Cuando toda la gestión de Dios se esté acercando a su fin, Él clasificará todas las cosas según su tipo. El hombre fue creado por las manos del Creador y, al final, Él debe colocarlo totalmente bajo Su dominio; esta es la conclusión de las tres etapas de la obra. La correspondiente a los últimos días, y las dos fases anteriores en Israel y Judea, son el plan de gestión de Dios en todo el universo. Nadie puede negarlo, y es la realidad de la obra de Dios. Aunque las personas no hayan experimentado ni presenciado mucho de esta obra, los hechos siguen siendo los hechos, y ningún hombre los puede negar. Las personas que creen en Dios en cada tierra del universo aceptarán las tres etapas de la obra. Si sólo conoces una etapa particular de ella, y no entiendes las otras dos ni la obra de Dios en tiempos pasados, eres incapaz de hablar toda la verdad del plan de gestión de Dios, y tu conocimiento de Él es parcial, porque en tu creencia en Él no lo conoces ni lo entiendes y, por tanto, no eres apto para dar testimonio de Él. Independientemente de si tu conocimiento actual de estas cosas es profundo o superficial, al final debéis tener conocimiento y estar totalmente convencidos; así, todas las personas verán la totalidad de la obra de Dios y se someterán bajo Su dominio. Al final de ella, todas las denominaciones pasarán a ser una, todas las criaturas volverán bajo el dominio del Creador, adorarán al único Dios verdadero, y todas las sectas perversas quedarán reducidas a la nada, para no aparecer más.
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Una vida gastada buscando fama y fortuna dejará a uno perdido frente a la muerte
Debido a la soberanía y la predestinación del Creador, un alma solitaria que empezó con nada a su nombre consigue unos padres y una familia, la oportunidad de ser un miembro de la raza humana, de experimentar la vida humana y ver el mundo; y también consigue la oportunidad de experimentar la soberanía del Creador, de conocer la maravilla de la creación del Creador, y sobre todo, de conocer y someterse a la autoridad del Creador. Sin embargo, la mayoría de las personas no aprovecha realmente esta oportunidad excepcional y fugaz. Uno agota toda una vida de energía luchando contra el destino, gasta todo su tiempo ajetreado intentando alimentar a su familia y yendo y viniendo entre la riqueza y el estatus. Las cosas que las personas valoran son la familia, el dinero, y la fama; consideran que son las cosas más valiosas en la vida. Todas las personas se quejan de sus destinos, pero relegan en sus mentes las preguntas que son más imperativas de examinar y entender: por qué está vivo el hombre, cómo debería vivir, cuál es el valor y el sentido de la vida. Durante todas sus vidas, por muchos años que puedan ser, corren de acá para allá buscando fama y fortuna, hasta que se les esfuma su juventud, hasta que se llenan de canas y arrugas; hasta que ven que la fama y la fortuna no pueden detener su avance hacia la senilidad, que el dinero no puede llenar el vacío del corazón; hasta que entienden que nadie está exento de la ley del nacimiento, el envejecimiento, la enfermedad y la muerte, que nadie puede escapar de lo que el destino le tiene guardado. Sólo cuando se ven obligados a hacer frente a la coyuntura final de la vida comprenden verdaderamente que aunque uno tenga millones en propiedad, aunque uno sea un privilegiado y de alto rango, nadie puede escapar de la muerte, todas las personas retornarán a su posición original: un alma solitaria, con nada a su nombre. Cuando uno tiene padres, cree que ellos lo son todo; cuando tiene propiedades, piensa que el dinero es su pilar, su activo en la vida; cuando las personas tienen estatus, se aferran fuertemente a él y arriesgarían sus vidas por su causa. Sólo cuando las personas están a punto de dejar este mundo se dan cuenta de que las cosas que persiguieron durante sus vidas no son nada sino nubes fugaces, cosas que no pueden mantener, que no pueden llevarse consigo, que no pueden librarlas de la muerte, que no pueden proveer compañía ni consuelo a un alma solitaria en su camino de regreso; y mucho menos, no pueden dar a una persona la salvación, permitirle trascender la muerte. La fama y la fortuna que uno obtiene en el mundo material le dan satisfacción temporal, un placer pasajero, un falso sentido de comodidad, y hacen que uno pierda su camino. Así, las personas, cuando dan vueltas en el inmenso mar de la humanidad, anhelando la paz, la comodidad, y la tranquilidad del corazón, son absorbidas una y otra vez bajo las olas. Cuando las personas tienen aún que averiguar las preguntas más cruciales de entender —de dónde vienen, por qué están vivas, adónde van, etc.—, son seducidas por la fama y la fortuna, confundidas, controladas por ellas, irrevocablemente perdidas. El tiempo vuela; los años pasan en un pestañeo; antes de que uno se dé cuenta, ya ha dicho adiós a los mejores años de su vida. Cuando uno está pronto para partir del mundo, llega a la comprensión gradual de que todo en el mundo está yendo a la deriva, que uno no puede mantener más las cosas que poseía; entonces uno siente realmente que sigue sin poseer nada en absoluto, como un bebé que llora y que acaba de llegar al mundo. En este punto, uno se ve empujado a reflexionar sobre lo que ha hecho en la vida, sobre cuál es el valor de estar vivo, qué significa, por qué vino al mundo; y en este punto, uno quiere conocer cada vez más si realmente hay un más allá, si el cielo existe realmente, si realmente hay retribución… Mientras más se acerque uno a la muerte, más querrá entender en qué consiste la vida; mientras más se acerque uno a la muerte, más vacío parecerá su corazón; mientras más se acerque uno a la muerte, más desamparado se sentirá; y así el miedo de uno a la muerte se incrementa día a día. Existen dos razones por las que las personas se comportan así cuando se acercan a la muerte: primero, están a punto de perder la fama y la riqueza de las que han dependido sus vidas, a punto de dejar atrás todo lo visible en el mundo; y segundo, están a punto de hacer frente, completamente solas, a un mundo extraño, una esfera misteriosa y desconocida en la que tienen miedo de poner el pie, donde no tienen seres queridos ni ningún apoyo. Por estas dos razones, todo aquel que se enfrenta a la muerte se siente incómodo, experimenta un pánico y un sentido de desamparo que nunca ha sentido antes. Sólo cuando las personas alcanzan realmente este punto son conscientes de que lo primero que uno debe comprender, cuando uno pone el pie en esta tierra, es de dónde vienen los seres humanos, por qué están vivas las personas, quién dicta el destino humano, quién provee para la existencia humana y tiene soberanía sobre ella. Estos son los verdaderos activos en la vida, la base esencial para la supervivencia humana, no aprender cómo proveer para la familia propia o cómo lograr fama y riqueza, no aprender cómo destacarse de la multitud o cómo vivir una vida más próspera, mucho menos aprender cómo sobresalir y competir con éxito contra los demás. Aunque las diversas habilidades de supervivencia en cuya maestría las personas malgastan sus vidas pueden ofrecer abundantes comodidades materiales, nunca traen al corazón de uno verdadera paz y consuelo, sino que en su lugar hacen que las personas pierdan constantemente su rumbo, tengan dificultades para controlarse, se pierdan cada oportunidad de conocer el sentido de la vida; y crean un trasfondo de problemas acerca de cómo afrontar apropiadamente la muerte. De esta forma, las vidas de las personas se arruinan. El Creador trata a todo el mundo de forma justa, da a cada uno toda una vida de oportunidades para experimentar y conocer Su soberanía, pero es sólo cuando la muerte se acerca y el espectro de esta cuelga sobre uno, que uno comienza a ver la luz, y entonces es demasiado tarde.
Las personas gastan su vida persiguiendo el dinero y la fama; se agarran a un clavo ardiendo, pensando que son sus únicos apoyos, como si teniéndolos pudiesen seguir viviendo, eximirse de la muerte. Pero sólo cuando están cerca de morir se dan cuenta de cuán lejos están estas cosas de ellas, cuán débiles son frente a la muerte, cuán fácilmente se hacen añicos, cuán solas y desamparadas están, sin ningún lugar adónde ir. Son conscientes de que la vida no puede comprarse con dinero ni fama, que no importa cuán rica sea una persona, no importa cuán elevada sea su posición, todas las personas son igualmente pobres e intrascendentes frente a la muerte. Se dan cuenta de que el dinero no puede comprar la vida, que la fama no puede borrar la muerte, que ni el dinero ni la fama pueden alargar un solo minuto, un solo segundo, la vida de una persona. Mientras más piensan eso las personas, más anhelan seguir viviendo, mientras más piensan eso las personas, más temen el acercamiento de la muerte. Sólo en este punto se dan cuenta realmente de que sus vidas no les pertenecen, de que no son ellos quienes las controlan, y de que no tienen nada que decir en cuanto a si viven o mueren, que todo esto está fuera de su control.
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