Palabras diarias de Dios | Fragmento 3 | «Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal»

Muchas personas se aferran a leer las palabras de Dios día tras día, incluso hasta el punto de comprometerse meticulosamente a memorizar todos los pasajes clásicos en ellas como su posesión más valiosa; y, además, predican las palabras de Dios en todas partes, proveyendo y ayudando a los demás por medio de ellas.

Palabras diarias de Dios | Conocer a Dios es el camino hacia el temer a Dios y apartarse del mal (Fragmento 3)

Muchas personas se aferran a leer las palabras de Dios día tras día, incluso hasta el punto de comprometerse meticulosamente a memorizar todos los pasajes clásicos en ellas como su posesión más valiosa; y, además, predican las palabras de Dios en todas partes, proveyendo y ayudando a los demás por medio de ellas. Piensan que hacer esto es dar testimonio de Dios, dar testimonio de Sus palabras; que hacer esto es seguir el camino de Dios, vivir por Sus palabras, traerlas a sus vidas actuales, y que les permitirá recibir el elogio de Dios, y ser salvos y perfeccionados. Pero, aunque prediquen las palabras de Dios, nunca las cumplen en la práctica ni tratan de alinearse con lo revelado en ellas. En su lugar, utilizan las palabras de Dios para ganarse la adoración y la confianza de los demás con engaños, y entrar en gestión por su cuenta, y malversar y robar la gloria de Dios. Esperan, en vano, usar la oportunidad que difundir las palabras de Dios les proporciona para que se les adjudiquen la obra de Dios y Sus elogios. Cuántos años han pasado, y estas personas no sólo han sido incapaces de obtener el elogio de Dios en el proceso de predicar Sus palabras; también han sido incapaces de descubrir el camino que debían seguir en el proceso de dar testimonio de las palabras de Dios. No sólo no se han ayudado ni han provisto para sí mismos en el proceso de proveer y ayudar a otros por medio de las palabras de Dios ni han sido capaces de conocer a Dios, o de despertar en ellos una reverencia genuina a Él, en el proceso de hacer todas estas cosas, sino que, por el contrario, sus malinterpretaciones sobre Dios son cada vez más profundas, su falta de confianza en Él cada vez más grave, y sus imaginaciones sobre Él cada vez más exageradas. Provistos y guiados por sus teorías acerca de las palabras de Dios, parece como si estuviesen completamente en su elemento, como si ejerciesen sus habilidades con una facilidad natural, como si hubiesen encontrado su propósito en la vida, su misión. Como si hubiesen obtenido nueva vida y hubiesen sido salvos; como si, con las palabras de Dios saliendo nítidamente de la lengua en recital, hubiesen conseguido el acceso a la verdad, comprendido las intenciones de Dios, y descubierto el camino para conocerlo. Como si, en el proceso de predicar las palabras de Dios, se encontrasen frecuentemente cara a cara con Él. También, se ven frecuentemente “movidos” a ataques de llanto y, a menudo dirigidos por el “Dios” en las palabras de Dios, parecen aferrarse incesantemente a Su sincera solicitud y Su amable propósito; al mismo tiempo parecen haber comprendido la salvación del hombre por parte de Dios y Su gestión, haber llegado a conocer Su esencia, y haber entendido Su justo carácter. Basados en este fundamento, parecen creer aún más firmemente en la existencia de Dios, ser más conscientes de Su estado elevado, y sentir aún más profundamente Su grandeza y trascendencia. Inmersos en el conocimiento superficial de las palabras de Dios, parecería que su fe ha crecido, su determinación a resistir el sufrimiento se ha fortalecido, y su conocimiento de Dios se ha profundizado. Poco se imaginan que, hasta que experimenten realmente las palabras de Dios, todo su conocimiento de Él y sus ideas sobre Él surgen de su propia imaginación y sus conjeturas ilusorias. Su fe no se sostendría bajo ninguna clase de prueba divina, sus así llamados espiritualidad y estatura simplemente no soportarían la prueba o la inspección de Dios; su determinación no es sino un castillo edificado sobre la arena, y su supuesto conocimiento de Dios no es más que un producto de su imaginación. En realidad, estas personas que han puesto, por así decirlo, mucho esfuerzo en las palabras de Dios, nunca han sido conscientes de lo que es la fe real, lo que es la sumisión real, lo que es la preocupación real, o lo que es el conocimiento real de Dios. Toman la teoría, la imaginación, el conocimiento, el don, la tradición, la superstición, e incluso los valores morales de la humanidad y hacen de ellos una “inversión de capital” y “armas militares” para creer en Dios y buscarlo, haciendo de ellos incluso el fundamento de su creencia en Dios y de su búsqueda de Él. Al mismo tiempo, toman este capital y este armamento y los convierten en un talismán mágico para conocer a Dios, encontrar y lidiar con la inspección, la prueba, el castigo, y el juicio de Dios. Al final, lo que obtienen sigue consistiendo tan sólo en conclusiones acerca de Dios inmersas en connotaciones religiosas, superstición feudal y en todo lo que es legendario, grotesco y enigmático. Su forma de conocer y definir a Dios se ha formado en el mismo molde que la de las personas que sólo creen en el Cielo Allá Arriba, o en el Viejo Hombre en el Cielo, mientras que la realidad de Dios, Su esencia, Su carácter, Sus posesiones y Su ser, y demás, todo lo que tiene que ver con el verdadero Dios mismo, son cosas que su conocimiento ha fallado en captar, le son completamente irrelevantes y hasta se aleja de ellos al otro extremo. De esta forma, aunque viven bajo la provisión y la nutrición de las palabras de Dios, son sin embargo incapaces de recorrer verdaderamente el camino del temor a Dios y apartarse del mal. La verdadera razón para esto es que nunca se han familiarizado con Dios ni han tenido nunca un contacto o una comunión genuinos con Él; por tanto, es imposible para ellos llegar a un entendimiento mutuo con Dios, o despertar en ellos una creencia, una búsqueda, o una adoración genuinas de Él. Que consideren de esa forma las palabras de Dios y a Dios son la perspectiva y la actitud que los ha condenado a volver con las manos vacías de sus esfuerzos, a no ser nunca capaces en toda la eternidad de recorrer el camino del temor a Dios y de apartarse del mal. El objetivo al que aspiran, y la dirección en la que están yendo, indican que son enemigos de Dios a lo largo de la eternidad, y que a lo largo de ella nunca serán capaces de recibir la salvación.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Palabras diarias de Dios | Fragmento 5 | «Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios»

La obra de gestionar a la humanidad se divide en tres etapas, lo que significa que la obra de salvar a la humanidad se divide en tres etapas. Estas tres etapas no incluyen la obra de crear el mundo, sino que son la Era de la Ley, la Era de la Gracia, y la Era del Reino.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 5 | «Conocer las tres etapas de la obra de Dios es la senda para conocer a Dios»

La obra de gestionar a la humanidad se divide en tres etapas, lo que significa que la obra de salvar a la humanidad se divide en tres etapas. Estas tres etapas no incluyen la obra de crear el mundo, sino que son la Era de la Ley, la Era de la Gracia, y la Era del Reino. La obra de crear el mundo fue la de producir a toda la humanidad. No fue la de salvarla ni tiene relación con ella; y es que, cuando el mundo fue creado, la humanidad no había sido corrompida por Satanás y, por tanto, no había necesidad de llevar a cabo la obra de salvación de la humanidad. Esta sólo comenzó una vez que la humanidad se había corrompido y, por tanto, la obra de gestión de la humanidad tampoco empezó hasta entonces. En otras palabras, la gestión del hombre por parte de Dios empezó como un resultado de la obra de salvar a la humanidad, y no surgió de la obra de crear el mundo. No podría haber obra de gestión de la humanidad sin el carácter corrupto de esta, y por tanto dicha obra incluye tres partes, en lugar de cuatro etapas, o cuatro eras. Sólo esta es la forma correcta de referirse a la gestión de la humanidad por parte de Dios. Cuando la era definitiva llegue a su fin, la obra de gestión de la humanidad habrá llegado a un final completo. La conclusión de la misma significa que la obra de salvar a toda la humanidad ha terminado totalmente, y que esta ha alcanzado el final de su viaje. Sin la obra de salvar a toda la humanidad, la obra de gestión de esta no existiría ni habría tres etapas de obra. Fue precisamente por la depravación de la humanidad, y la urgente necesidad de salvación que esta tenía, que Jehová concluyó la creación del mundo y comenzó la obra de la Era de la Ley. Sólo entonces comenzó la obra de gestión de la humanidad, que significa que sólo entonces se inició la obra de salvación de esta. “Gestionar a la humanidad” no significa guiar la vida de la recién creada humanidad sobre la tierra (es decir, una humanidad que aún no se había corrompido). En su lugar, es la salvación de una humanidad corrompida por Satanás, es decir, el cambio de esta humanidad corrupta. Este es el significado de gestionar a la humanidad. La obra de salvar a esta no incluye la de crear al mundo, y por tanto la de gestionar a la humanidad no incluye la de crear el mundo, sino sólo tres etapas de obra independientes de la creación del mismo. Para entender la obra de gestión de la humanidad, es necesario ser consciente de la historia de las tres etapas de la obra, de esto es de lo que todos deben ser conscientes a fin de ser salvados. Como criaturas de Dios, deberíais reconocer que Él creó al hombre, y deberíais reconocer la fuente de la corrupción de la humanidad, además del proceso de la salvación del hombre. Si sólo sabéis cómo actuar de acuerdo a la doctrina para obtener el favor de Dios, pero no tenéis ni idea de cómo salva Él a la humanidad, o de la fuente de la corrupción de esta, esto es lo que os falta como criaturas de Dios. No deberías satisfacerte solamente con entender esas verdades que pueden ponerse en práctica, mientras sigues ignorando el alcance más amplio de la obra de gestión de Dios; si este es el caso, eres demasiado dogmático. Las tres etapas de la obra son la historia interior del plan de gestión del hombre por parte de Dios, la llegada del evangelio de todo el universo, el misterio más grande en medio de toda la humanidad, y también el fundamento de la difusión del evangelio. Si sólo te centras en entender verdades simples relacionadas con tu vida, y no sabes nada de esto, el más grande de todos los misterios y visiones, ¿no parece, pues, tu vida un producto defectuoso, bueno para nada excepto para mirarlo?

Si el hombre sólo se concentra en la práctica, y considera secundarios la obra de Dios y el conocimiento de Él, ¿no es eso lo mismo que ser tacaño en lo pequeño y derrochador en lo grande? Debes saber lo que debes saber, y poner en práctica lo que debes poner en práctica. Sólo entonces serás alguien que sabe cómo buscar la verdad. Cuando llegue el día en que difundas el evangelio, si sólo eres capaz de decir que Dios es un Dios grande y justo, un Dios supremo, con el que ningún gran hombre puede compararse, pues nadie es más alto que Él…, si sólo puedes pronunciar estas palabras irrelevantes y superficiales, y eres totalmente incapaz de hablar palabras de importancia crucial, y que tengan contenido, si no tienes nada que decir acerca de conocer a Dios, o Su obra, y, además, no puedes explicar la verdad ni proveer lo que le falta al hombre, alguien como tú es incapaz de cumplir bien su obligación. Dar testimonio de Dios y difundir el evangelio no es un asunto sencillo. Primero debes estar equipado con la verdad y las visiones que deben entenderse. Cuando tienes claras las visiones y la verdad de los diferentes aspectos de la obra de Dios, llegas a conocerla en tu corazón, e independientemente de lo que Dios haga —un juicio justo o el refinamiento al hombre— posees la mayor visión como tu fundamento, y la verdad correcta para poner en práctica, serás capaz de seguir a Dios hasta el final mismo. Debes saber que sin importar qué obra haga Él, el objetivo y el corazón de Su obra no cambia, y Su voluntad para con el hombre tampoco lo hace. No importa lo severas que sean Sus palabras ni lo adverso del entorno, los principios de Su obra no cambiarán, y Su propósito de salvar al hombre tampoco. Al no tratarse de la revelación del final del hombre ni de su destino, y que no es la obra de la fase final o de poner fin a todo el plan de gestión de Dios, y dado que es durante el tiempo que Él obra en el hombre, el corazón de Su obra no cambiará: siempre será la salvación de la humanidad. Este debería ser el fundamento de vuestra creencia en Dios. El objetivo de las tres etapas de la obra es la salvación de toda la humanidad, que significa la salvación completa del hombre del dominio de Satanás. Aunque cada una de las tres etapas de la obra tiene un objetivo y un sentido diferentes, son parte de la obra de salvación de la humanidad, y distintas obras de salvación llevadas a cabo de acuerdo a los requisitos de la humanidad. Una vez que seas consciente del objetivo de estas tres etapas de la obra, sabrás cómo recibir el sentido de cada una de ellas, y reconocerás cómo actuar con el fin de satisfacer el deseo de Dios. Si puedes alcanzar este punto, entonces esta, la mayor de todas las visiones, pasará a ser tu fundamento. No deberías buscar formas fáciles de práctica, o verdades profundas, sino combinar visiones con práctica, de forma que haya verdades que puedan ponerse en práctica, y conocimiento basado en visiones. Sólo entonces serás alguien que busca totalmente la verdad.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Palabras diarias de Dios | Fragmento 308 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II»

El objetivo del hombre de creer en Dios, no es posible que tenga nada que ver con la adoración a Dios. Es decir, el hombre nunca ha considerado ni entendido que la creencia en Él requiera que se le tema y adore.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 308 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II»

En las experiencias vitales del hombre piensan a menudo: He abandonado a mi familia y mi carrera por Dios, ¿y qué me ha dado Él? Debo sumarlo todo y confirmarlo: ¿He recibido bendiciones recientemente? He dado mucho durante este tiempo, he corrido y corrido, y he sufrido mucho; ¿me ha dado Dios alguna promesa a cambio? ¿Ha recordado mis buenas obras? ¿Cuál será mi final? ¿Puedo recibir Sus bendiciones?… Toda persona hace, constantemente y con frecuencia, esas cuentas en su corazón, y le ponen exigencias a Dios que incluyen sus motivaciones, sus ambiciones y sus tratos. Es decir, el hombre le está poniendo incesantemente a prueba en su corazón, ideando planes sobre Él, defendiendo ante Él su propio fin, tratando de arrancarle una declaración, viendo si Él puede o no darle lo que quiere. Al mismo tiempo que busca a Dios, el hombre no lo trata como tal. Siempre ha intentado hacer tratos con Él, exigiéndole cosas sin cesar, y hasta presionándolo a cada paso, tratando de obtener mucho dando poco. A la vez que intenta pactar con Dios, también discute con Él, e incluso los hay que, cuando les sobrevienen las pruebas o se encuentran en ciertas circunstancias, con frecuencia se vuelven débiles, pasivos y holgazanes en su trabajo, y se quejan mucho de Él. Desde que empezó a creer en Él por primera vez, el hombre lo ha considerado una cornucopia, una navaja suiza, y se ha considerado Su mayor acreedor, como si tratar de conseguir bendiciones y promesas de Dios fuera su derecho y obligación inherentes, y la responsabilidad de Dios protegerlo, cuidar de él y proveer para él. Tal es el entendimiento básico de la “creencia en Dios” de todos aquellos que creen en Él, y su comprensión más profunda del concepto de creer en Él. Desde la esencia de la naturaleza del hombre a su búsqueda subjetiva, nada tiene relación con el temor de Dios. El objetivo del hombre de creer en Dios, no es posible que tenga nada que ver con la adoración a Dios. Es decir, el hombre nunca ha considerado ni entendido que la creencia en Él requiera que se le tema y adore. A la luz de tales condiciones, la esencia del hombre es obvia. ¿Cuál es? El corazón del hombre es malicioso, alberga traición y astucia, no ama la ecuanimidad, la justicia ni lo que es positivo; además, es despreciable y codicioso. El corazón del hombre no podría estar más cerrado a Dios; no se lo ha entregado en absoluto. Él nunca ha visto el verdadero corazón del hombre ni este lo ha adorado jamás. No importa cuán grande sea el precio que Dios pague, cuánta obra Él lleve a cabo o cuánto le provea al hombre, este sigue estando ciego a ello y totalmente indiferente. El ser humano no le ha dado nunca su corazón a Dios, sólo quiere ocuparse él mismo de él, tomar sus propias decisiones; el trasfondo de esto es que no quiere seguir el camino de temer a Dios y apartarse del mal ni obedecer Su soberanía ni Sus disposiciones, ni adorar a Dios como tal. Este es el estado del hombre en la actualidad.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Palabras diarias de Dios Fragmento 265″Relativo a la Biblia (1)»

Durante muchos años, la forma de creencia tradicional de las personas (la del cristianismo, una de las tres religiones principales del mundo) ha sido leer la Biblia; apartarse de la Biblia no es una creencia en el Señor, es heterodoxia y herejía, e incluso cuando las personas leen otros libros, el fundamento de estos debe ser la explicación de la Biblia.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 265 | «Relativo a la Biblia (1)»

Durante muchos años, la forma de creencia tradicional de las personas (la del cristianismo, una de las tres religiones principales del mundo) ha sido leer la Biblia; apartarse de la Biblia no es una creencia en el Señor, es heterodoxia y herejía, e incluso cuando las personas leen otros libros, el fundamento de estos debe ser la explicación de la Biblia. Es decir, si crees en el Señor, debes leer la Biblia, y fuera de ella no debes adorar a ningún libro que no la involucre. Si lo haces, estás traicionando a Dios. Desde el momento en el que la Biblia existió, la creencia de las personas en el Señor ha sido la creencia en la Biblia. En lugar de decir que las personas creen en el Señor, es mejor decir que creen en la Biblia; en lugar de decir que han comenzado a leer la Biblia, es mejor decir que han empezado a creer en ella, y, en lugar de decir que han vuelto a la presencia del Señor, es mejor decir que han regresado delante de la Biblia. De esta forma, las personas adoran la Biblia como si fuera Dios, como si fuera su vida, y perderla sería lo mismo que perder su vida. Las personas consideran que la Biblia es algo tan elevado como Dios, y están incluso aquellas que la ven como algo superior a Dios. Si las personas no tienen la obra del Espíritu Santo, si no pueden sentir a Dios, pueden seguir viviendo, pero tan pronto como pierden la Biblia o sus capítulos famosos y sus dichos célebres, es como si hubieran perdido su vida. Así pues, tan pronto como las personas creen en el Señor, comienzan a leer la Biblia, a memorizarla, y cuanto más sean capaces de memorizar de ella, más demuestra esto que aman al Señor y tienen una gran fe. Los que han leído la Biblia y pueden hablarles de ella a los demás son, todos, buenos hermanos y hermanas. A lo largo de todos estos años, la fe y la lealtad de las personas hacia el Señor se han medido de acuerdo con su grado de entendimiento de la Biblia. La mayoría de las personas simplemente no entienden por qué deberían creer en Dios ni cómo hacerlo, y no hacen otra cosa que buscar ciegamente pistas para descifrar los capítulos de la Biblia. Las personas nunca han buscado la guía de la obra del Espíritu Santo; no han hecho más que dedicarse todo el tiempo a estudiar e investigar desesperadamente la Biblia, y nunca nadie ha encontrado obra nueva del Espíritu Santo fuera de ella. Nadie se ha apartado nunca de ella ni se ha atrevido a hacerlo. Han estudiado la Biblia durante todos estos años, se les han ocurrido muchas explicaciones y se han esforzado grandemente; también tienen muchas opiniones diferentes acerca de ella, que debaten interminablemente, a tal grado que se han formado más de dos mil denominaciones hasta hoy. Todos quieren encontrar algunas explicaciones especiales o misterios más profundos en la Biblia; quieren explorarla y encontrar en ella el trasfondo de la obra de Jehová en Israel o el trasfondo de la obra de Jesús en Judea o más misterios que nadie más conoce. Las personas abordan la Biblia con obsesión y fe, y nadie puede aclarar del todo la historia interna o la esencia de la misma. Así pues, las personas siguen teniendo hoy una sensación indescriptible de asombro cuando se trata de la Biblia, y están aún más obsesionadas con ella y tienen aún más fe en ella. Hoy en día, todos quieren encontrar las profecías de la obra de los últimos días en la Biblia, quieren descubrir qué obra lleva a cabo Dios durante los últimos días y qué señales hay para los últimos días. De esta forma, su adoración a la Biblia se vuelve más ferviente, y cuanto más se acercan los últimos días, más credibilidad ciega dan a las profecías de la Biblia, particularmente a las relacionadas con los últimos días. Con esa fe ciega en la Biblia, con esa confianza en ella, no tienen deseo de buscar la obra del Espíritu Santo. En las nociones de las personas, piensan que solo la Biblia puede traer la obra del Espíritu Santo; solo en ella pueden encontrar las huellas de Dios; solo en ella están escondidos los misterios de Su obra; solo la Biblia -ningún otro libro o persona- puede clarificar todo lo relacionado con Dios y la totalidad de Su obra; la Biblia puede traer la obra del cielo a la tierra, y puede tanto comenzar como concluir las eras. Con estas nociones, las personas no tienen inclinación a buscar la obra del Espíritu Santo. Así pues, independientemente de cuánta ayuda fuera la Biblia para las personas en el pasado, se ha convertido en un obstáculo para la obra más reciente de Dios. Sin la Biblia, las personas podrían buscar las huellas de Dios en cualquier otro lugar, pero hoy, la Biblia ha contenido Sus huellas, y extender Su obra reciente ha pasado a ser doblemente difícil, y una ardua lucha. Todo esto se debe a los capítulos y dichos famosos de la Biblia, así como a sus diversas profecías. La Biblia se ha vuelto un ídolo en la mente de las personas, un enigma en su cerebro, y son simplemente incapaces de creer que Dios puede obrar fuera de ella, de creer que las personas pueden encontrar a Dios fuera de la Biblia, y, mucho menos, son capaces de creer que Dios podría apartarse de ella durante la obra final y comenzar de nuevo. Esto es impensable para las personas; no pueden creerlo ni imaginarlo. La Biblia se ha convertido en un gran obstáculo para que los hombres acepten la nueva obra de Dios, y en una dificultad para que Dios expanda esta nueva obra.

Extracto de ‘Relativo a la Biblia (1)’ en «La Palabra manifestada en carne»

Palabras diarias de Dios | Fragmento 98 | «Dios mismo, el único I»

(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.
Satanás nunca se ha atrevido a transgredir la autoridad del Creador, y por ello, todas las cosas viven en orden

El mandato de Dios a Satanás

(Job 2:6) Y Jehová le dijo a Satanás: Mira, él está en tu mano, pero salva su vida.
Satanás nunca se ha atrevido a transgredir la autoridad del Creador, y por ello, todas las cosas viven en orden

Este es un pasaje del libro de Job, y “él” en estas palabras se refiere a Job; aunque breve, esta frase esclarece muchos asuntos. Describe un diálogo particular entre Dios y Satanás en el mundo espiritual, y cuenta que el objeto de las palabras de Dios era Satanás. Registra, asimismo, lo que Dios dijo específicamente. Las palabras de Dios eran un mandato y una orden para Satanás. Los detalles específicos de esta orden guardan relación con preservar la vida de Job y es dónde Dios trazó la línea en el trato de Satanás hacia Job: Satanás tenía que conservar la vida de Job. La primera cosa que aprendemos de esta frase es que fueron las palabras que Dios dirigió a Satanás. Según el texto original del libro de Job, se cuenta el trasfondo de esas palabras: Satanás deseaba acusar a Job y, por tanto, tenía que obtener el acuerdo de Dios antes de poder tentarlo. Cuando Él consintió a la petición de Satanás le puso la siguiente condición: “Mira, él está en tu mano, pero salva su vida”. ¿Cuál es la naturaleza de estas palabras? Es claramente un mandato, una orden. Habiendo entendido la naturaleza de estas palabras, deberías, por supuesto, comprender también que fue Dios quien emitió esta orden y que fue Satanás quien la recibió y la obedeció. Sobra decir, en esta orden, que la relación entre Dios y Satanás es evidente para cualquiera que lea estas palabras. Por supuesto, esta es también la relación entre Dios y Satanás en el mundo espiritual, y la diferencia entre la identidad y el estatus de Dios y Satanás que se proporciona en los registros de diálogos bíblicos entre Dios y Satanás y, hasta la fecha, el ejemplo específico y el registro textual en el que el hombre puede conocer dicha diferencia distintiva. En este punto, debo indicar que el registro de estas palabras es un importante documento en el conocimiento de la identidad y el estatus de Dios por parte de la humanidad, y que provee información importante para que la humanidad conozca a Dios. A través de este diálogo entre el Creador y Satanás en el mundo espiritual, el hombre es capaz de entender un aspecto más específico de Su autoridad. Estas palabras son otro testimonio de Su autoridad única.

En apariencia se trata de un diálogo entre Jehová Dios y Satanás. Su sustancia es que la actitud con la que Jehová Dios habla, y la posición desde la que lo hace, son más elevadas que las de Satanás. Es decir, Jehová Dios está mandando a Satanás en tono de orden, y le está indicando lo que debe hacer y lo que no, que Job ya está en sus manos y que es libre de tratarlo como desee, pero le prohíbe quitarle la vida. El subtexto es que, aunque se ha puesto a Job en las manos de Satanás, no se le ha entregado; nadie puede arrebatar la vida de Job de las manos de Dios a no ser que Él lo permita. La actitud de Dios se articula claramente en este mandato a Satanás, que también manifiesta y revela la posición desde la que Jehová Dios conversa con Satanás. En esto, no sólo ostenta el estatus del Dios que creó la luz, el aire, así como todas las cosas y los seres vivos, que es Soberano sobre todas las cosas y los seres vivientes, sino también del Dios que domina a la humanidad, el Hades, el que controla la vida y la muerte de todas las cosas vivientes. En el mundo espiritual, ¿quién aparte de Dios se atrevería a emitir una orden así a Satanás? ¿Y por qué le dio Dios esa orden personalmente? Porque Dios controla la vida del hombre, incluida la de Job. Él no permitió que Satanás le hiciera daño o le quitara la vida a Job; es decir, justo antes de que Dios le permitiese a Satanás tentar a Job, siguió acordándose de emitir especialmente esa orden, y le ordenó una vez más a Satanás que no le quitara la vida. Satanás nunca se ha atrevido a transgredir la autoridad de Dios y, además, siempre ha escuchado con cuidado y obedecido Sus órdenes y Sus mandatos específicos sin osar nunca desafiarlos ni alterar libremente cualquiera de ellos. Estos son los límites que Dios ha establecido para Satanás, y por ello este no se ha atrevido a cruzarlos. ¿No es este el poder de la autoridad de Dios? ¿No es este el testimonio de Su autoridad? De cómo comportarse delante de Dios, y de cómo considerar a Dios, Satanás tiene una comprensión mucho más clara que la humanidad y, así, en el mundo espiritual, Satanás ve muy claramente Su estatus y Su autoridad, y tiene una profunda apreciación del poder de esta y de los principios subyacentes al ejercicio de la misma. No se atreve en absoluto a pasarlos por alto ni a violarlos de ninguna manera, o hacer algo que transgreda la autoridad de Dios; tampoco osa desafiar la ira de Dios. Aunque es malo y arrogante en su naturaleza, Satanás nunca se ha atrevido a cruzar las fronteras y los límites que Dios estableció para él. Durante millones de años ha respetado estrictamente estos límites, cada mandato y orden que Dios le ha dado, sin atreverse jamás a sobrepasar la marca. Aunque es malicioso, Satanás es mucho “más sabio” que la humanidad corrupta; conoce la identidad del Creador y sus propias fronteras. A partir de las acciones “sumisas” de Satanás se puede ver que la autoridad y el poder de Dios son edictos celestiales que él no puede transgredir, y que es precisamente por la unicidad y la autoridad de Dios que todas las cosas cambian y se propagan de una forma ordenada, que la humanidad puede vivir y multiplicarse dentro del curso establecido por Él, sin que nadie ni nada sean capaces de alterar este orden o cambiar esta ley, porque todos vienen de las manos del Creador, de Su orden y de Su autoridad.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne

Palabras diarias de Dios | Fragmento 586 | «Deberías preparar suficientes buenas obras para tu destino»

Mi misericordia es para los que me aman y se niegan a sí mismos. Y el castigo traído sobre los malvados es una prueba de Mi justo carácter y, más aún, testimonio de Mi ira. Cuando llegue el desastre, el hambre y la peste caerán sobre todos aquellos que se oponen a Mí y llorarán.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 586 | «Deberías preparar suficientes buenas obras para tu destino»

Mi misericordia es para los que me aman y se niegan a sí mismos. Y el castigo traído sobre los malvados es una prueba de Mi justo carácter y, más aún, testimonio de Mi ira. Cuando llegue el desastre, el hambre y la peste caerán sobre todos aquellos que se oponen a Mí y llorarán. Quienes hayan cometido toda clase de maldades pero que me hayan seguido durante muchos años no escaparán a la acusación; ellos también vivirán en un constante estado de pánico y miedo en medio de la catástrofe que apenas se ha visto a lo largo de las épocas. Y todos Mis seguidores que han sido leales a Mí y a ningún otro, se regocijarán y aplaudirán Mi grandeza. Ellos experimentarán una alegría inefable y vivirán en un júbilo que Yo nunca antes he otorgado a la humanidad. Porque Yo atesoro las buenas acciones de los hombres y aborrezco sus acciones malvadas. Desde que comencé a liderar a la humanidad, he estado esperando por un grupo de hombres que piense igual que Yo. Y nunca me he olvidado de los que no piensan igual; los he aborrecido en mi corazón, sólo a la espera de la oportunidad de ver Mi retribución administrada sobre esos malhechores y disfrutar de ello. ¡Mi día finalmente ha llegado y ya no necesito esperar! Mi obra final es no sólo castigar al hombre, sino ordenar el destino del hombre. Adicionalmente, es recibir reconocimiento de todos por todo lo que he hecho. Quiero que cada hombre vea que todo lo que he hecho es lo correcto y que es una expresión de Mi carácter; no es la obra del hombre, ni mucho menos toda la naturaleza, la que creó a la humanidad. Por el contrario, soy Yo el que nutre cada ser vivo entre todas las cosas. Sin Mi existencia, la humanidad sólo puede morir y sufrir la invasión de plagas. Nadie podrá ver nunca más la belleza del sol y la luna o el mundo verde; la humanidad sólo se enfrentará a la noche frígida y al valle inexorable de la sombra de la muerte. Yo soy la única salvación de la humanidad. Soy la única esperanza de la humanidad y, aún más, Yo soy Aquel sobre quien descansa la existencia de toda la humanidad. Sin Mí, la humanidad se detendrá de inmediato y por completo. Sin Mí, la humanidad sufrirá una catástrofe y será pisoteada por todo tipo de fantasmas, aunque nadie me presta atención. He realizado una obra que no puede ser realizada por nadie más, sólo con la esperanza de que el hombre me retribuya con buenas acciones. Aunque pocos puedan retribuirme, siempre concluyo Mi viaje en el mundo y comienzo con la obra que se desarrollará seguidamente, ya que Mi viaje entre los hombres durante todos estos años ha sido fructífero, y estoy muy satisfecho. No me importa el número de hombres, sino más bien sus buenas acciones. En cualquier caso, espero que preparéis suficientes buenas obras para vuestro propio destino. Entonces Yo me sentiré satisfecho; de lo contrario, ninguno de vosotros escaparéis del desastre. El desastre se origina en Mí y, por supuesto, Yo lo orquesto. Si no podéis parecer buenos a Mis ojos, entonces no escaparéis de sufrir el desastre. En tiempos de tribulación, vuestras acciones y hechos no fueron del todo apropiados, ya que vuestra fe y vuestro amor eran huecos, y vosotros sólo os mostrasteis tímidos o fuertes. Con respecto a esto, sólo haré un juicio de lo bueno o lo malo. Toda Mi preocupación continúa siendo por vuestras acciones y comportamientos, y es sobre ello que se fundamenta Mi determinación de vuestro fin. Sin embargo, debo dejar claro que no daré más misericordia a los que han sido totalmente desleales a Mí en tiempos de tribulación, ya que Mi misericordia llega sólo hasta allí. Además, no me siento complacido hacia aquellos quienes alguna vez me han traicionado, y mucho menos deseo asociarme con los que venden los intereses de los amigos. Este es Mi carácter, independientemente de quién sea la persona. Debo deciros esto: cualquiera que quebrante Mi corazón no volverá a recibir clemencia, y cualquiera que me haya sido fiel permanecerá por siempre en Mi corazón.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne

Palabras diarias de Dios | Fragmento 60 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II»

Aunque Sus bendiciones de ese momento sólo se limitaban a ovejas, ganado, camellos, bienes materiales, etc., las que Dios deseaba concederle en Su corazón eran mucho mayores que estas.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 60 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II»

Dios bendice una vez más a Job, y Satanás ya no lo acusa nunca más

Entre las frases pronunciadas por Jehová Dios tenemos estas palabras: “no habéis dicho lo correcto sobre Mí, como Mi siervo Job”. ¿Qué era lo que Job había dicho? Lo que hemos hablado anteriormente, así como las muchas páginas del libro de Job que registran las palabras que este pronunció. En ninguna de ellas se queja Job ni duda de Él. Se limita a esperar el desenlace. Esta espera es su actitud de obediencia; como resultado de esta y de las palabras que expresó hacia Dios, este lo aceptó. Cuando soportó las pruebas y sufrió dificultades, Él estuvo a su lado; aunque estas no se aliviaron por la presencia de Dios, Él vio lo que deseaba ver, y oyó lo que deseaba oír. Todas las acciones y las palabras de Job llegaron a los ojos y a los oídos de Dios; Él oyó y vio, y esto es un hecho. El conocimiento que Job tenía sobre Dios, y los pensamientos que su corazón albergaba respecto a Él, en ese momento, durante ese período, no eran en realidad tan específicos como los de las personas de hoy; sin embargo, en el contexto del tiempo, Dios seguía reconociendo lo que él había dicho, porque su comportamiento, los pensamientos de su corazón y lo que había expresado y revelado, fueron suficientes para Sus requisitos. Durante el tiempo en que Job fue sometido a pruebas, lo que pensó en su corazón y lo que decidió hacer le mostró a Dios un resultado, uno que era satisfactorio para Él. A continuación, Él quitó las pruebas de Job, que emergió de sus problemas, y sus pruebas desaparecieron y nunca más le sobrevinieron. Como Job ya había sido sometido a pruebas, y se había mantenido firme durante estas, triunfando completamente sobre Satanás, Dios le concedió las bendiciones que tan legítimamente merecía. Como se registra en Job 42:10, 12, Job fue bendecido una vez más, y recibió más que en la primera vez. En ese momento, Satanás se había retirado, y ya no dijo ni hizo nada; desde entonces en adelante ya no interfirió en Job ni le atacó, ni hizo más acusaciones contra las bendiciones de Dios sobre él.

Job pasa la segunda mitad de su vida entre las bendiciones de Dios

Aunque Sus bendiciones de ese momento sólo se limitaban a ovejas, ganado, camellos, bienes materiales, etc., las que Dios deseaba concederle en Su corazón eran mucho mayores que estas. ¿Se registró en ese momento qué tipo de promesas eternas deseaba Dios darle a Job? En Sus bendiciones, Dios no mencionó ni aludió a su final; independientemente de la importancia o la posición de Job en Su corazón. En resumen, Dios estaba discerniendo en Sus bendiciones. No anunció el fin de Job. ¿Qué significa esto? En ese momento, cuando el plan de Dios aún tenía que alcanzar el punto de la proclamación del final del hombre, cuando todavía tenía que entrar en la etapa final de Su obra, Dios no hizo mención del fin, concediendo simplemente bendiciones materiales al hombre. Esto significa que la segunda mitad de la vida de Job transcurrió en medio de las bendiciones divinas, y esto es lo que le hacía distinto a otras personas. Sin embargo, él envejeció como cualquier otra persona normal, y llegó el día en el que dijo adiós al mundo. Así, se registra que “Entonces Job murió cuando ya era viejo y después de una larga vida” (Job 42:17). ¿Cuál es el significado de “murió… después de una larga vida” aquí? En la era anterior a que Dios proclamase el fin, estableció una expectativa de vida para Job, y cuando este alcanzó esa edad, Él le permitió partir de este mundo de forma natural. Desde la segunda bendición de Job hasta su muerte, Dios no añadió más dificultades. Para Él, la muerte de Job fue natural, y también necesaria; fue algo muy normal, y no un juicio ni una condenación. Mientras estuvo vivo, Job adoró y temió a Dios; este no dijo nada ni hizo comentario alguno respecto a qué tipo de final tuvo tras su muerte. Dios es acertado en lo que dice y hace, y el contenido y los principios de Sus palabras y acciones son acordes a la etapa de Su obra y el período en que está obrando. ¿Qué tipo de final tenía alguien como Job en el corazón de Dios? ¿Había llegado Él a algún tipo de decisión en Su corazón? ¡Por supuesto que sí! Simplemente, al hombre le era desconocida; Él no quería decírselo ni tenía intención de hacerlo. Así pues, hablando de forma superficial, Job murió después de una larga vida; esta fue la vida de Job.

El precio vivido por Job durante su vida

¿Vivió Job una vida valiosa? ¿En qué radicaba su valor? ¿Por qué se dice que vivió una vida estimable? ¿Cuál era su valor para el hombre? Desde el punto de vista de este, Job representaba a la humanidad que Dios desea salvar, porque dio un testimonio rotundo de Él delante de Satanás y las personas del mundo. Cumplió con la obligación que debería ser cumplida por una criatura de Dios, y estableció un ejemplo; actuó como un modelo para todos aquellos a los que Dios desea salvar, permitiendo que las personas comprueben que es totalmente posible triunfar sobre Satanás, apoyándose en Dios. ¿Y cuál era su valor para Dios? Para Él, el valor de la vida de Job reside en su capacidad de temerle, adorarle, testificar de Sus hechos, y alabarlos, proporcionándole consuelo y algo de lo que disfrutar. Para Dios, el valor de la vida de Job estaba también en cómo, antes de su muerte, experimentó pruebas y triunfó sobre Satanás, dando un testimonio rotundo de Dios delante de este y de las personas del mundo, glorificando a Dios en medio de la humanidad, consolando Su corazón, y permitiendo que el anhelante corazón de Dios contemple un resultado y vea esperanza. Su testimonio creó un precedente de la capacidad de permanecer firme en el testimonio de uno hacia Dios, y de avergonzar a Satanás en Su nombre, en Su obra de gestión de la humanidad. ¿No es este el valor de la vida de Job? Consoló el corazón de Dios, le proporcionó una muestra del deleite de ser glorificado, y proveyó un maravilloso inicio para Su plan de gestión. Y desde este punto en adelante, el nombre de Job pasó a ser un símbolo de la glorificación de Dios, y una señal del triunfo de la humanidad sobre Satanás. Dios apreciará siempre lo que Job vivió durante su vida, su destacado triunfo sobre Satanás y su perfección, rectitud y temor de Dios serán venerados y emulados por las generaciones venideras. Dios siempre lo apreciará como una perla sin defecto, luminosa, ¡y por esto es digno de que el hombre lo valore!

Extracto de “La Palabra manifestada en carne

Palabras diarias de Dios | Fragmento 29 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I»

Dios creó a la humanidad; independientemente de que se hayan corrompido o de que le sigan, Dios trata a los seres humanos como Sus amados, como lo expresarían los seres humanos, Sus seres queridos y no como Sus juguetes.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 29 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo I»

Dios creó a la humanidad; independientemente de que se hayan corrompido o de que le sigan, Dios trata a los seres humanos como Sus amados, como lo expresarían los seres humanos, Sus seres queridos y no como Sus juguetes. Aunque Dios dice que Él es el Creador y que el hombre es Su creación, algo que podría insinuar cierta diferencia de rango, la realidad es que todo lo que Dios ha hecho por la humanidad supera de largo a una relación de esta naturaleza. Dios ama a la humanidad, cuida de ella, y muestra preocupación por ella; provee, asimismo, constante e incesantemente para la humanidad. Él nunca siente en Su corazón que esto sea un trabajo adicional o algo que merezca mucho reconocimiento. Tampoco estima que salvar a la humanidad, proveer para ella, y concederle todo, sea hacer una gran contribución a la humanidad. Él simplemente provee para la humanidad de forma tranquila y silenciosa, a Su manera y por medio de Su propia esencia, y de lo que Él es y tiene. No importa cuánta provisión y cuánta ayuda reciba la humanidad de Él, Dios nunca piensa ni intenta obtener reconocimiento. Esto viene determinado por Su esencia, y es también precisamente una expresión verdadera de Su carácter. Es la razón por la que, independientemente de que sea en la Biblia o en otros libros, nunca vemos a Dios expresando Sus pensamientos ni lo encontramos describiendo o declarando a los seres humanos por qué hace estas cosas o por qué cuida tanto de la humanidad, con el fin de que esta le esté agradecida o le alabe. Incluso cuando está lastimado, cuando Su corazón sufre un dolor extremo, Él nunca olvida Su responsabilidad hacia la humanidad ni Su preocupación por ella, mientras soporta el padecimiento y el dolor en silencio, solo. Por el contrario, Dios sigue proveyendo para la humanidad como siempre hace. Aunque esta le alabe con frecuencia o de testimonio de Él, Él no exige este comportamiento. Esto se debe a que Dios nunca pretende que lo bueno que hace para la humanidad se intercambie por gratitud ni que tenga que devolverse. Por otra parte, quienes temen a Dios y se apartan del mal; los que le siguen con sinceridad, le escuchan y le son leales; y aquellos que le obedecen, son los que recibirán a menudo las bendiciones de Dios, y Él concederá las mismas sin reservas. Además, las bendiciones que las personas reciben de Dios superan con frecuencia su imaginación, y cualquier cosa que los seres humanos puedan intercambiar por lo que han hecho o por el precio que han pagado. Cuando la humanidad está disfrutando las bendiciones de Dios, ¿se preocupa alguien de lo que Él está haciendo? ¿Muestra alguien preocupación alguna por cómo se esté sintiendo Él? ¿Intenta alguien entender Su dolor? La respuesta precisa a estas preguntas es: ¡No! ¿Puede cualquier ser humano, incluido Noé, entender el dolor que Dios estaba sintiendo en ese momento? ¿Puede alguien comprender por qué establecería Él un pacto como ese? ¡No puede! La humanidad no aprecia el dolor de Dios, no porque no pueda entenderlo, y no por la brecha existente entre Él y el hombre, o por la diferencia en su estatus; más bien porque a la humanidad ni siquiera le importa ninguno de los sentimientos de Dios. La humanidad piensa que Él es independiente, Él no necesita que las personas se preocupen por Él, que lo entiendan ni que le muestren consideración. Dios es Dios, por lo que no siente dolor ni emociones; no estará triste, no sentirá pena y ni siquiera llora. Dios es Dios, por lo que no necesita expresiones ni alivio emocionales. Si los necesitara bajo ciertas circunstancias, lo resolvería por sí mismo y no requeriría ayuda alguna de la humanidad. Por el contrario, los seres humanos débiles e inmaduros son los que necesitan consuelo, provisión, exhortación de Dios y hasta que Él alivie sus emociones, en todo momento, en todo lugar. Ese pensamiento se esconde en lo profundo de los corazones de la humanidad: el hombre es el débil; necesita que Dios cuide de él en todos los sentidos, merece todo el cuidado que recibe de Dios, y debería pedirle todo lo que sienta que debería ser suyo. Dios es el fuerte; lo tiene todo, y debería ser el guardián de la humanidad y quien le concede bendiciones. Como Él es Dios, es omnipotente y no necesita nada de la humanidad.

Como el hombre no presta atención a ninguna de las revelaciones de Dios, nunca ha sentido Su pesar, Su dolor o Su gozo. Por el contrario, Dios conoce todas las expresiones del hombre como la palma de Su mano. Él suple las necesidades de todos en todo momento y todo lugar, observando los pensamientos cambiantes de cada persona y aliviándolas y exhortándolas, guiándolas e iluminándolas. En términos de todas las cosas que Dios ha hecho para la humanidad y de todos los precios que ha pagado por ella, ¿pueden las personas encontrar un pasaje en la Biblia o respecto a cualquier cosa que Dios haya dicho hasta ahora que declare con claridad que Él le exigirá algo al hombre? ¡No! Al contrario, no importa cómo ignoren las personas el pensamiento de Dios, Él dirige repetidamente a la humanidad, provee una y otra vez para ella, y la ayuda, con el fin de permitirle seguir Su camino para que puedan recibir el hermoso destino que ha preparado para ella. Cuando se trata de Dios, Él concede lo que tiene y lo que es, Su gracia, Su misericordia, y todas Sus recompensas sin reservas a aquellos que le aman y le siguen. Pero nunca le revela a nadie el dolor que ha sufrido o Su estado anímico, y nunca se queja de que alguien no haya sido considerado con Él o no conozca Su voluntad. Simplemente soporta todo esto en silencio, esperando el día en que la humanidad sea capaz de entender.

¿Por qué digo estas cosas aquí? ¿Qué deducís de las cosas que he dicho? Hay algo en la esencia y el carácter de Dios muy fácil de pasar por alto, algo que sólo Él posee y ninguna otra persona, incluidas las que se consideran grandes o buenas personas, o el Dios de su imaginación. ¿De qué se trata? Es la abnegación de Dios. Cuando se habla de abnegación, podrías pensar que tú también eres muy abnegado, porque cuando se trata de tus hijos nunca escatimas en nada y eres generoso con ellos; o piensas que también eres muy abnegado cuando se trata de tus padres. Independientemente de lo que pienses, al menos tienes un concepto de la palabra “abnegado”, piensas en ella como una palabra positiva, y consideras que ser una persona abnegada es algo muy noble. Cuando eres abnegado, te crees grande. Pero no hay nadie que pueda ver la abnegación de Dios entre todas las cosas, personas, acontecimientos, y objetos ni a través de Su obra. ¿Por qué es esto así? ¡Porque el hombre es demasiado egoísta! ¿Por qué digo esto? La humanidad vive en un mundo material. Tú puedes seguir a Dios, pero nunca ver o apreciar cómo provee Él para ti, cómo te ama y se preocupa por ti. ¿Qué ves entonces? Ves a tus familiares que te aman o te miman. Ves las cosas que son beneficiosas para tu carne, te preocupas de las personas y de las cosas que amas. Esta es la supuesta abnegación del hombre. Sin embargo, esas personas “abnegadas” nunca se preocupan del Dios que les da vida. En contraste con Él, la abnegación del hombre se vuelve egoísta y despreciable. La abnegación en la que cree el hombre es vacía y poco práctica, adulterada, incompatible con Dios, y no tiene relación con Él. La abnegación del hombre es para sí mismo, mientras que la de Dios es una revelación verdadera de Su esencia. Precisamente por esta abnegación de Dios, el hombre recibe una corriente constante de provisión que mana de Él. Podría ser que este tema del que estoy hablando hoy no os afecte con demasiada profundidad y que os limitéis a asentir en aprobación, pero cuando intentas apreciar el corazón de Dios en tu corazón, descubrirás algo de manera involuntaria: entre todas las personas, asuntos, y cosas que puedas sentir en este mundo, sólo la abnegación de Dios es real y concreta, porque sólo Su amor por ti es incondicional e inmaculado. Aparte de Él, toda la pretendida abnegación de cualquier otro es falsa, superficial, insincera; tiene un propósito, ciertas intenciones, conlleva una compensación, y no puede superar la prueba. Hasta se podría decir que es sucia y despreciable. ¿Estáis de acuerdo?

Extracto de “La Palabra manifestada en carne