Relámpago Oriental | La Iglesia de Dios Todopoderoso surgió en China por la obra de la segunda venida del Señor Jesús, el Cristo de los últimos días, "Dios Todopoderoso", y no es establecida por ninguna persona. Cristo es la verdad, el camino y la vida. Después de leer la palabra de Dios, verás que Dios ha aparecido.
Categoría: Los recitados de La Iglesia de Dios Todopoderoso
Después de que la verdad de Jesús hecho carne se materializara, el hombre creyó esto: que no es sólo el Padre en el cielo, sino también el Hijo e incluso el Espíritu.
La Palabra de Dios | “¿Existe la Trinidad?” Cómo conocer al Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
Después de que la verdad de Jesús hecho carne se materializara, el hombre creyó esto: que no es sólo el Padre en el cielo, sino también el Hijo e incluso el Espíritu. Esta es la noción convencional que tiene el hombre, que hay un Dios así en el cielo: una Trinidad que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, todos en uno. Toda la humanidad tiene esta noción: Dios es un Dios, pero se compone de tres partes, lo que todos aquellos fuertemente afianzados en las nociones convencionales consideran como el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Dios Todopoderoso dice: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu.
Palabras diarias de Dios | La esencia de Cristo es la obediencia a la voluntad del Padre celestial (Fragmento 1)
Dios Todopoderoso dice: “El Dios encarnado se llama Cristo y Cristo es la carne que se viste con el Espíritu de Dios. Esta carne es diferente de cualquier hombre que es de la carne. La diferencia es porque Cristo no es de carne y sangre, sino que es la personificación del Espíritu. Tiene tanto una humanidad normal como una divinidad completa. Su divinidad no la posee ningún hombre. Su humanidad normal sustenta todas Sus actividades normales en la carne mientras que Su divinidad lleva a cabo la obra de Dios mismo. Sea Su humanidad o Su divinidad, ambas se someten a la voluntad del Padre celestial. La esencia de Cristo es el Espíritu, es decir, la divinidad. Por lo tanto, Su esencia es la de Dios mismo; esta esencia no interrumpirá Su propia obra y Él no podría hacer nada que destruyera Su propia obra ni tampoco pronunciaría ninguna palabra que fuera en contra de Su propia voluntad. Por lo tanto, el Dios encarnado nunca haría alguna obra que interrumpiera Su propia gestión. Esto es lo que todos los hombres deben entender. La esencia de la obra del Espíritu Santo es salvar al hombre y es por el bien de la propia gestión de Dios. De manera similar, la obra de Cristo es salvar a los hombres, y lo es por causa de la voluntad de Dios. Dado que Dios se hace carne, Él realiza Su esencia dentro de Su carne de tal manera que Su carne es suficiente para emprender Su obra. Por lo tanto, toda la obra del Espíritu de Dios la reemplaza la obra de Cristo durante el tiempo de la encarnación y en el corazón de toda la obra a través del tiempo de la encarnación está la obra de Cristo. No se puede mezclar con la obra de ninguna otra era. Y ya que Dios se hace carne, obra en la identidad de Su carne; ya que viene en la carne, entonces termina en la carne la obra que debía hacer. Ya sea el Espíritu de Dios o el de Cristo, ambos son Dios mismo y hace la obra que debe hacer y desempeña el ministerio que debe desempeñar. […] La obra y la expresión de Cristo determinan Su esencia. Es capaz de completar con un corazón sincero lo que se le ha confiado. Es capaz de adorar a Dios en el cielo con un corazón sincero, y con un corazón sincero buscar la voluntad de Dios el Padre. Todo esto lo determina Su esencia. Y también Su revelación natural la determina Su esencia; la razón por la que Su revelación natural se llama así es porque Su expresión no es una imitación o el resultado de la educación por el hombre o el resultado de muchos años de refinamiento por el hombre. Él no la aprendió o se adornó con ella; más bien, es inherente a Él. El hombre puede negar Su obra, Su expresión, Su humanidad y toda la vida de Su humanidad normal, pero nadie puede negar que Él adora a Diosen el cielo con un corazón sincero; nadie puede negar que ha venido a cumplir la voluntad del Padre celestial, y nadie puede negar la sinceridad con la que busca a Dios Padre. Aunque Su imagen no sea agradable a los sentidos, y Su discurso no posea un aire extraordinario, y Su obra no sea tan impactante o trascendental como el hombre se la imagina, Él es en realidad Cristo, Aquel que cumple la voluntad del Padre celestial con un corazón sincero, que se somete por completo al Padre celestial, y que es obediente hasta la muerte. Esto se debe a que Su esencia es la esencia de Cristo. Esta verdad es difícil que el hombre la crea, pero en realidad existe. Cuando el ministerio de Cristo se haya cumplido por completo, el hombre podrá ver por Su obra que Su carácter y Su ser representan el carácter y el ser de Dios en el cielo. En ese momento, la suma de toda Su obra podrá afirmar que Él es en realidad la carne que la Palabra se hizo, y no semejante a la de un hombre de carne y sangre”.
He buscado a muchos en la tierra para que sean Mis seguidores. Entre ellos están aquellos quienes sirven como sacerdotes, aquellos quienes guían, aquellos quienes educan a los hijos, aquellos quienes forman el pueblo y aquellos quienes hacen el servicio.
He buscado a muchos en la tierra para que sean Mis seguidores. Entre ellos están aquellos quienes sirven como sacerdotes, aquellos quienes guían, aquellos quienes educan a los hijos, aquellos quienes forman el pueblo y aquellos quienes hacen el servicio. Los dividí en estas diferentes categorías basado en la lealtad que me muestran. Cuando todos los hombres hayan sido clasificados de acuerdo a su tipo, es decir, cuando la naturaleza de cada tipo de hombre se haya revelado, entonces enumeraré a cada hombre entre los de su tipo legítimo y pondré a cada tipo en su lugar adecuado para que Yo pueda lograr Mi objetivo de salvación de la humanidad. A su vez, llamo a los grupos de aquellos a los que deseo salvar para que regresen a Mi casa, entonces permito a todas estas personas que acepten Mi obra en los últimos días. Al mismo tiempo, clasifico al hombre según su tipo, luego recompenso o castigo a cada uno en base a sus obras. Tales son los pasos que comprenden Mi obra.
Yo vivo ahora en la tierra y vivo entre los hombres. Todos los hombres están experimentando Mi obra y viendo Mi palabra, y con esto confiero todas las verdades a cada uno de Mis seguidores para que puedan recibir vida de Mí y así tener el camino a seguir. Porque Yo soy Dios, Dador de vida. Durante Mis muchos años de obrar el hombre ha recibido mucho y ha renunciado a mucho, sin embargo, todavía afirmo que el hombre no cree verdaderamente en Mí. Porque el hombre solamente reconoce en la superficie que Yo soy Dios y no está de acuerdo con la verdad que hablo, mucho menos practica la verdad que Yo exijo de él. Es decir, el hombre reconoce sólo la existencia de Dios, pero no la de la verdad; el hombre sólo reconoce la existencia de Dios, pero no la de la vida; el hombre sólo reconoce el nombre de Dios, pero no Su esencia. Debido a su celo, el hombre me es detestable. Porque el hombre sólo usa palabras agradables al oído para engañarme y ninguno me adora con un corazón sincero. Tus palabras llevan la tentación de la serpiente. Y tus palabras son arrogantes al extremo, simplemente como si el arcángel las hubiera expresado. Además, tus acciones están gastadas; tus deseos desmedidos y tus intenciones codiciosas son ofensivas de escuchar. Todos vosotros os habéis convertido en polilla en Mi casa y en objetos de Mi aversión y rechazo. Porque ninguno de vosotros sois amantes de la verdad, sólo sois hombres que estáis a favor de las bendiciones, que queréis ascender al cielo, a quienes os agrada ver la magnificencia de Cristo ejerciendo Su poder en la tierra. ¿Alguna vez has pensado cómo un hombre tan profundamente corrompido como tú, quien para nada sabe lo que Dios es, puede ser digno de seguir a Dios? ¿Cómo puedes ascender al cielo? ¿Cómo puedes ser digno de ver la belleza sin precedentes de la magnificencia? Vuestras bocas están llenas con palabras de engaño e inmundicia, de traición y altanería. Nunca me habéis hablado palabras de sinceridad ni santidad, ni tampoco las palabras de que experimentas Mi palabra y me obedeces. ¿Qué fe es esta? Vuestros corazones están llenos de deseos y riqueza; vuestras mentes están llenas con las cosas materiales. Cada día calculáis cómo obtener de Mí, evaluando cuánta riqueza y cuántas cosas materiales habéis obtenido de Mí. Cada día esperáis que más bendiciones caigan sobre vosotros para que podáis gozar más cosas y más placenteras. Lo que hay en tus pensamientos en cada momento no soy Yo o la verdad que proviene de Mí, sino tu esposo (esposa), hijos, hijas o lo que comes o vistes, y cómo puedes gozar aún un placer mejor, un placer mayor. Incluso si llenas tu estómago hasta el tope, ¿no sigues siendo poco más que un cadáver? Aunque adornes tu forma gloriosamente, ¿no sigues siendo un cadáver andante que no tiene vida? Te afanas por el bien de tu estómago hasta que tienes canas, sin embargo, nadie está dispuesto a sacrificar un solo cabello por Mi obra. Viajas, trabajas duro y te rompes la cabeza para tu carne y para tus hijos, sin embargo, nadie se preocupa o piensa de lo que está en Mi corazón y Mi mente. ¿Qué deseas obtener de Mí?
Nunca estoy apresurado en Mi obra. No importa cómo me siga el hombre, hago Mi obra de acuerdo con cada paso, como en Mi plan. Por lo tanto, aunque te rebeles tanto contra Mí, no detengo Mi obra y sigo hablando la palabra que deseo. Llamo a Mi casa a todos los que he predestinado para que escuchen Mi palabra, entonces pongo ante Mi trono a todos quienes obedecen y anhelan Mi palabra. Aquellos quienes traicionan Mi palabra, aquellos quienes no me obedecen ni se someten a Mí, y aquellos quienes abiertamente me desafían, serán echados a un lado a esperar su castigo final. Todos los hombres viven en perversión y bajo la mano del maligno, así que no muchos de los que me siguen realmente anhelan la verdad. Es decir, la mayoría no me adora con un corazón verdadero o con la verdad, sino que tratan de ganar Mi confianza a través de la perversión, la rebelión y las medidas engañosas. Es por esta razón que digo, “Muchos son llamados, pero pocos escogidos”. Todos los que son llamados están profundamente pervertidos y viven en la misma época, pero aquellos quienes son escogidos son sólo esa parte que cree y reconoce la verdad, y que práctica la verdad. Estos hombres son sólo una parte muy pequeña de la totalidad, y de entre estos hombres recibiré más gloria. Si os medís con estas palabras, ¿sabes si estás entre los escogidos? ¿Cuál será tu fin?
Ya he dicho que los que me siguen son muchos, pero los que me aman con un corazón sincero son pocos. Quizá algunos pueden decir, “¿Sacrificaríamos tanto si no te amáramos? ¿Te seguiríamos todavía si no te amáramos?” Tienes de hecho muchas razones. Tu amor, de hecho, es muy grande, pero, ¿cuál es la esencia de tu amor por Mí? “Amor”, como se le dice, se refiere a una emoción pura sin mancha, donde usas tu corazón para amar, sentir y ser considerado. En el amor no hay condiciones, no hay barreras y no hay distancia. En el amor no hay sospecha ni engaño ni malicia. En el amor no hay distancia ni nada impuro. Si amas, entonces no engañas, no te quejas, no traicionas, no te rebelas, no tomas ni pides para recibir algo o una cierta cantidad. Si amas, entonces alegremente te sacrificas, soportas dificultades y eres compatible conmigo. Darías tu todo por Mí: tu familia, tu futuro, tu juventud y tu matrimonio. ¡De otro modo tu amor para nada es amor sino engaño y traición! ¿Qué clase de amor es el tuyo? ¿Es un amor verdadero? ¿Es falso? ¿A cuánto has renunciado? ¿Cuánto has sacrificado? ¿Cuánto amor he obtenido Yo de ti? ¿Lo sabes? Vuestro corazón está lleno de maldad, traición y engaño. Entonces, ¿cuánto de vuestro amor es impuro? Creéis que ya habéis renunciado a suficiente por Mí; creéis que vuestro amor por Mí ya es suficiente, sin embargo, ¿por qué vuestras palabras y acciones siempre llevan con ellas rebelión y engaño? Me seguís pero no reconocéis Mi palabra; ¿se considera esto amor? Me seguís pero me hacéis a un lado; ¿se considera esto amor? Me seguís, pero sin embargo no confiáis en Mí; ¿se considera esto amor? Me seguís pero no aceptáis Mi existencia; ¿se considera esto amor? Me seguís, pero no me tratáis como corresponde a quien Yo soy y me complicáis las cosas a cada momento; ¿se considera esto amor? Me seguís pero me tratáis como un necio y me engañáis en cada asunto; ¿se considera esto amor? Me servís pero no me teméis; ¿se considera esto amor? Os oponéis a Mí en todos los aspectos y en todas las cosas; ¿es todo esto considerado amor? Habéis sacrificado mucho, esto es cierto, pero nunca habéis practicado lo que pido de vosotros; ¿se puede considerar esto amor? Un cálculo cuidadoso muestra que no hay el más mínimo indicio de amor por Mí dentro de vosotros. Después de estos muchos años de obrar y tantas palabras que Yo he aportado, ¿qué tanto has recibido realmente? ¿No amerita esto volverlo a mirar cuidadosamente? Te advierto: Los que Yo llamo no son los que no han sido pervertidos, sino que los que Yo escojo son los que sinceramente me aman. Por lo tanto, debéis ser vigilantes de vuestras palabras y actos, y examinar vuestras intenciones y pensamientos para que no crucen la línea. En el momento del fin, haced todo lo posible para presentar vuestro amor ante Mí, ¡no sea que Mi ira nunca se aparte de vosotros!
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Dios Todopoderosodice: “La llegada del Reino Milenario a la tierra es la llegada de las palabras de Dios a la tierra. El descenso de la Nueva Jerusalén desde el cielo es la llegada de las palabras de Dios para vivir entre los hombres, para acompañar cada acción del hombre y todos sus pensamientos más secretos. Este también es el hecho que Dios cumplirá y la maravillosa escena del Reino Milenario. Este es el plan que estableció Dios: Sus palabras aparecerán en la tierra por mil años, y manifestarán todos Sus hechos, y completarán toda Su obra en la tierra, después de lo cual esta etapa de la humanidad llegará a su fin”.
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Alguien acaba de formular una pregunta: ¿Cómo es que nosotros sabemos más de Dios que Job, pero seguimos sin poder temerle? Tocamos este asunto un poco antes, ¿verdad? En realidad, la esencia de esta pregunta también se ha expuesto con anterioridad, que aunque Job no conocía a Dios entonces, lo trató como tal, y lo consideró el Señor de todas las cosas en el cielo y en la tierra.
El punto de partida para temer a Dios es tratarle como tal
Alguien acaba de formular una pregunta: ¿Cómo es que nosotros sabemos más de Dios que Job, pero seguimos sin poder temerle? Tocamos este asunto un poco antes, ¿verdad? En realidad, la esencia de esta pregunta también se ha expuesto con anterioridad, que aunque Job no conocía a Dios entonces, lo trató como tal, y lo consideró el Señor de todas las cosas en el cielo y en la tierra. Job no consideraba a Dios un enemigo, sino que lo adoraba como Creador de todas las cosas. ¿Por qué resisten tanto a Dios las personas hoy día? ¿Por qué no pueden temerle? Una de las razones es que Satanás las ha corrompido profundamente. Con su naturaleza satánica profundamente arraigada, las personas se vuelven enemigas de Dios. Así pues, aunque crean en Él y lo reconozcan, siguen teniendo la capacidad de resistirse y de oponerse a Él. La naturaleza humana determina esta circunstancia. La otra razón es que, aunque las personas crean en Dios, sencillamente no lo tratan como tal, sino que consideran que Él se opone al hombre, lo ven como enemigo y son irreconciliables con Él. Así de simple. ¿No fue este el asunto abordado durante la sesión anterior? Pensad en ello: ¿Es esta la razón? Aunque tienes un poco de conocimiento de Dios, ¿qué es exactamente? ¿Acaso no es esto de lo que está hablando todo el mundo? ¿No es lo que Dios te dijo? Tú sólo conoces los aspectos teóricos y doctrinales; ¿has experimentado alguna vez el aspecto real de Dios? ¿Tienes un conocimiento subjetivo? ¿Tienes conocimiento y experiencia prácticos? Si Dios no te lo hubiera dicho, ¿lo habrías sabido? Que conozcas la teoría no representa el verdadero conocimiento. En pocas palabras, no importa lo mucho que sepas ni cómo llegaras a saberlo, antes de alcanzar un entendimiento real de Dios, Él es tu enemigo, y antes de tratarlo de verdad como tal, Él se opone a ti, porque eres una encarnación de Satanás.
Cuando estás con Cristo, quizás puedas servirle tres comidas al día, o un té, atender a Sus necesidades vitales, tratándolo aparentemente como Dios. Cuando ocurre algo, los puntos de vista de las personas siempre son contrarios a los de Dios. Los seres humanos son siempre incapaces de entender el punto de vista de Dios, de aceptarlo. Aunque pueden llevarse bien con Él en lo superficial, esto no significa que sean compatibles con Él. Tan pronto como ocurre algo, emerge la verdad de la desobediencia humana, y se confirma la hostilidad existente entre el hombre y Dios. No se trata de que Dios se oponga al hombre, quiera ser hostil a él, lo ponga en su contra y lo trate como tal. En su lugar, es un ejemplo de esta esencia opositora contra Dios que acecha en la voluntad subjetiva del hombre, y en su mente subconsciente. Como el hombre considera que todo lo que viene de Dios es objeto de su investigación, su respuesta a lo que procede de Él y le implica consiste, sobre todo, en suponer, dudar, y adoptar enseguida una actitud que entra en conflicto con Dios, y se opone a Él. Después de esto, el hombre tomará estos sentimientos pasivos y disputará o competirá con Dios, incluso hasta el punto en que dudará si le merece la pena seguir a esta clase de Dios. A pesar de que la racionalidad del hombre le diga que no debería proceder así, seguirá escogiendo hacerlo a pesar de sí mismo, tanto que procederá sin dudarlo hasta el final mismo. Por ejemplo, ¿cuál es la primera reacción de algunas personas cuando oyen algún rumor o difamación sobre Dios? Su primer impulso es: no sé si este rumor es cierto o no, si existe o no, esperaré y veré. Después empiezan a reflexionar: No hay forma de verificarlo; ¿existe? ¿Es este rumor cierto o no? Aunque esta persona no lo está demostrando en apariencia, su corazón ya ha empezado a dudar, a negar a Dios. ¿Cuál es la esencia de esta clase de actitud, de este tipo de punto de vista? ¿Acaso no es la traición? Antes de afrontar el asunto no puedes ver cuál es la opinión de esta persona; no parece estar en conflicto con Dios ni considerarlo un enemigo. Sin embargo, tan pronto como se ve frente al mismo, se pone de inmediato de parte de Satanás y se opone a Dios. ¿Qué indica esto? ¡Señala que el hombre y Dios están en oposición! No es que Él considere al ser humano Su enemigo, sino que la propia esencia de este es hostil hacia Dios. Independientemente de cuánto tiempo siga a Dios, del precio que pague, de cómo le alabe, de cómo evite resistirse a Él, instándose incluso a amarle, estos no se las arreglan nunca para tratar a Dios como tal. ¿No viene esto determinado por la esencia del hombre? Si le tratas como Dios y crees sinceramente que lo es, ¿puedes seguir teniendo dudas sobre Él? ¿Pueden seguir existiendo interrogantes relativos a Él en tu corazón? No. ¡Las tendencias de este mundo y esta raza humana son tan malvadas! ¿Cómo puede ser que no tengas concepto alguno sobre ellas? ¡Tú mismo eres tan malvado! ¿Cómo es que no tienes ni noción al respecto? Sin embargo, unos cuantos rumores, un poco de difamación, pueden producir unos conceptos enormes sobre de Dios, tantas ideas, ¡lo que demuestra cuán inmaduro es tu estatura! El simple “zumbido” de unos pocos mosquitos, unas cuantas moscas repulsivas, ¿con eso basta para engañarte? ¿Qué clase de persona es esta? ¿Sabes lo que Dios piensa sobre este tipo de persona? La actitud de Dios es realmente muy clara en Su forma de tratar a estas personas: sencillamente les da la espalda; Su actitud consiste en no prestarles atención, no tomarse en serio a estas personas ignorantes. ¿Por qué? Porque en Su corazón Él nunca planeó ganar a estos que han prometido ser hostiles hacia Él hasta el final mismo, y que nunca han planeado buscar el camino de la compatibilidad con Él. Estas palabras que he pronunciado tal vez hieran a algunos. Bien; ¿estáis dispuestos a permitirme heriros siempre así? Independientemente de que lo estéis o no, ¡todo lo que digo es la verdad! Si siempre os hiero así, y expongo vuestras cicatrices, ¿afectará eso a la imagen elevada de Dios que tenéis en vuestros corazones? (No lo hará.) Estoy de acuerdo en que no lo hará. Porque simplemente no hay Dios en vuestros corazones. El Dios alto que habita en vuestros corazones, el que defendéis y protegéis fuertemente, no es Dios. Es más bien un producto de la imaginación del hombre; no existe. Por tanto, más vale que manifieste la respuesta a este acertijo. ¿No es esta toda la verdad? El Dios real no es el de las imaginaciones del hombre. Espero que todos podáis afrontar esta realidad ya que os ayudará en vuestro conocimiento de Dios.
Hemos tenido alguna enseñanza adicional hoy sobre la autoridad de Dios, y no trataremos en estos momentos la justicia divina, sino que tocaremos un tema totalmente nuevo: la santidad de Dios. Este es otro aspecto más de la esencia única de Dios, por tanto, existe una gran necesidad de comunicar aquí este tema.
La santidad de Dios (I)
Parte 1
Hemos tenido alguna enseñanza adicional hoy sobre la autoridad de Dios, y no trataremos en estos momentos la justicia divina, sino que tocaremos un tema totalmente nuevo: la santidad de Dios. Este es otro aspecto más de la esencia única de Dios, por tanto, existe una gran necesidad de comunicar aquí este tema. Este aspecto de la esencia de Dios del que hablaré, junto con los otros dos aspectos de los que hablamos con anterioridad sobre el carácter justo de Dios y la autoridad de Dios, ¿son todos ellos únicos? (Sí.) La santidad de Dios también es única, de modo que la base de esta unicidad, su raíz, es el tema de nuestra enseñanza de hoy. ¿Lo entendéis? Repetid conmigo: La esencia única de Dios —la santidad de Dios—. (La esencia única de Dios —la santidad de Dios—.) ¿Cómo os sentís en vuestro corazón después de repetir esta frase? Tal vez alguno de vosotros tenga algún recelo y se esté preguntando: “¿Por qué hablar sobre la santidad de Dios?”. No os preocupéis; os lo explicaré despacio. Tan pronto como lo escuchéis sabréis por qué es tan necesario para Mí enseñar sobre este tema.
En primer lugar, definamos el término “santo”. Usando vuestra percepción y a partir de todo el conocimiento que habéis adquirido, ¿qué entendéis por la definición de “santo”? Definídmelo. (“Santo” significa sin mancha, sin nada de la corrupción y de los defectos de la humanidad. Todo lo que irradia, ya sea de pensamiento, en el discurso o en la acción, todo lo que hace es completamente positivo.) Muy bien. (“Santo” es divino, sin contaminar, sin ofensa de parte del hombre. Es único, es el símbolo característico de Dios.) (“Santo” es sin mancha, y es un aspecto del carácter divino y sin ofensa.) Esta es tu definición, ¿verdad? En el corazón de cada persona, este término “santo” tiene un alcance, una definición y una interpretación. Como mínimo, cuando veis la palabra “santo” vuestra mente no está vacía. Tenéis una cierta dimensión para esta palabra, y la interpretación que algunas personas hacen de esta definición se acerca al uso de este término para definir la esencia del carácter de Dios. Esto está muy bien. La mayoría de los seres humanos creen que “santo” es positivo y es algo que podemos afirmar. Sin embargo, no definiremos ni explicaremos meramente la santidad de Dios, de la que os quiero comunicar hoy. En su lugar, usaré algunos hechos para la verificación que te permita ver por qué digo que Dios es santo, y por qué utilizo el término “santo” para describir Su esencia. Para cuando acabemos esta reunión, sentirás que el uso de esta palabra para definir la esencia divina y para referirse a Dios es, a la vez, bien merecido y de lo más apropiado. Como mínimo, hasta donde llegan los idiomas actuales, utilizar este término para referirse a Dios es particularmente apto: es la única palabra del lenguaje humano más adecuada para aludir a Él. No es una palabra vacía cuando se usa en alusión a Dios ni es una alabanza sin razón, ni un cumplido hueco. El propósito de nuestra reunión es permitir que toda persona reconozca la verdad de la existencia de este aspecto de la esencia de Dios. Él no le teme a la comprensión de las personas, sino sólo a sus malentendidos. Él desea que todas las personas conozcan Su esencia, así como lo que Él tiene y es. Así que cada vez que mencionamos un aspecto de Su esencia, podemos apelar a muchos hechos que permitan que las personas vean que este aspecto de ella existe de verdad y que es muy cierta y muy real.
Ahora que tenemos una definición de la palabra “santo”, pongamos algunos ejemplos. En las nociones que tienen las personas, les resulta fácil imaginar muchas cosas y personas “santas”. Por ejemplo, ¿definen los diccionarios de la humanidad a los chicos y chicas vírgenes como santos? ¿De verdad son santos? (No.) ¿Son este presunto “santo” y el “santo” que comunicaremos hoy el mismo? (No.) Considerando a aquellos de entre las personas que tengan una alta moral, con un discurso refinado y culto, que nunca le han hecho daño a nadie, quienes, al hablar, hacen que otros se sientan cómodos y agradables; ¿son santos? ¿Son santos los eruditos confucianos o los caballeros de elevada moral, de verbo y hechos refinados? ¿Son santos aquellos que hacen el bien a menudo, son caritativos y proporcionan gran ayuda a los demás, los que aportan mucho disfrute a la vida de las personas? (No.) ¿Y los que no albergan pensamientos egoístas hacia los demás, que no tienen duras exigencias con respecto a otros, que toleran a cualquiera? ¿Y los que nunca han tenido una disputa con nadie ni se han aprovechado de nadie? ¿Son santos los que trabajan por el bien de otros, los benefician y aportan edificación a los demás de todas las formas? ¿Son santos los que entregan los ahorros de toda su vida a otros y llevan una vida sencilla, que son estrictos consigo mismos, pero tratan a los demás con tolerancia? (No.) Recordad que vuestra madre se preocupaba por vosotros y os cuidaba de todas las maneras concebibles; ¿son santas? Los ídolos que apreciáis, sean personas famosas, estrellas o gente importante, ¿son santos? (No.) Todos ciertamente lo son. Veamos ahora a aquellos profetas en la Biblia que fueron capaces de señalar el futuro desconocido para muchos otros, ¿eran santos esta clase de personas? Los seres humanos que fueron capaces de registrar las palabras de Dios y los hechos de Su obra en la Biblia, ¿eran santos? (No.) ¿Era santo Moisés? ¿Y Abraham? ¿Y Job? (No.) ¿Por qué decís esto? (El término “santo” sólo puede usarse en referencia a Dios.) Dios definió a Job como un hombre justo, ¿por qué se dice que ni siquiera él fue santo? Sentís cierta aprensión aquí, ¿verdad? ¿Realmente no son santos aquellos que temen a Dios y se apartan del mal? ¿Lo son o no? (No.) Vuestra respuesta es negativa, ¿no es así? ¿En qué se basa, pues, vuestra respuesta negativa? (Dios es único.) Esta es una base bien fundada; en realidad, ¡es una base excelente! Estoy descubriendo que tienes una gran capacidad de entender las cosas con rapidez y usar lo aprendido, y que todos vosotros tenéis esta aptitud especial. Sois un poco aprensivos, no sois demasiado seguros y no os atrevéis a decir “No”, pero tampoco osáis contestar “Sí”; por tanto, os veis obligados a responder “No”. Permitidme formular otra pregunta. Los mensajeros de Dios —los mensajeros que Él envía a la tierra—, ¿son santos? (No.) Pensad en ello con cautela. Dad vuestra respuesta una vez que lo hayáis meditado. ¿Son los ángeles santos? (No.) ¿Es santa la humanidad que no ha sido corrompida por Satanás? (No.) Todos respondéis “No” a todas las preguntas. ¿En qué os basáis? ¿Acaso la frase misma que he pronunciado ahora mismo es la razón de que contestéis “No”? Estáis confundido, ¿verdad? Entonces, ¿por qué se afirma que ni los ángeles son santos? En esto os sentís inquietos, ¿no es así? ¿Podéis descubrir, pues, en base a qué afirmamos que las personas, las cosas o los seres no creados antes mencionados no son santos? Estoy seguro de que no sois capaces, ¿verdad? ¿No estaréis siendo, entonces, un tanto irresponsables al responder “No”? ¿No estaréis contestando a la ligera? Algunos están meditando: “La forma en que haces la pregunta nos lleva a pensar que la respuesta debe ser negativa”. No respondáis sin reflexionar. Pensad cuidadosamente si la respuesta es sí o no. Cuando comuniquemos el tema siguiente, sabréis por qué es “No”. En breve os daré la respuesta. Leamos primero algunos versículos.
1. El mandamiento de Jehová Dios al hombre
(Génesis 2:15-17) Y Jehová Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín del Edén para vestirlo y protegerlo. Y Jehová Dios le ordenó y le dijo: De cada árbol del jardín puedes comer libremente, pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y el mal porque el día que comas de él, definitivamente morirás.
2. La serpiente seduce a la mujer
(Génesis 3:1-5) La serpiente era más sutil que cualquier bestia del campo que Jehová Dios había creado. Y le dijo a la mujer: Sí, ¿ha dicho Dios: no debéis comer de cada árbol del jardín? Y la mujer le dijo a la serpiente: Podemos comer del fruto de los árboles del jardín, pero no del fruto de árbol que está en medio del jardín. Dios ha dicho: No comeréis de él ni tampoco lo tocaréis o moriréis. Y la serpiente dijo a la mujer: En verdad, no moriréis, porque Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, y sabréis lo bueno y lo malo.
¿A qué libro de la Biblia pertenecen estos dos extractos? (Génesis.) ¿Estáis todos familiarizados con estos dos pasajes? Esto es algo que sucedió en el principio, cuando se creó a la humanidad; fue un suceso real. En primer lugar, consideremos qué tipo de mandamiento le dio Jehová Dios a Adán y Eva, ya que el contenido de este mandato es muy importante para nuestro tema de hoy. “Y Jehová Dios le ordenó y le dijo…”. Sigue leyendo el pasaje siguiente. (De cada árbol del jardín puedes comer libremente, pero no debes comer del árbol del conocimiento del bien y el mal porque el día que comas de él, definitivamente morirás). ¿Qué contiene el mandamiento que Dios le dio al hombre en este pasaje? Primeramente, Dios le indica al hombre lo que puede comer, ya que los frutos pertenecen a una diversidad de árboles. No hay peligro ni veneno; se puede comer de todos y a voluntad, sin recelos. Esta es una parte. La otra es una advertencia. ¿De qué árbol se le indica al hombre que no puede comer el fruto? (El árbol del conocimiento del bien y del mal.) No debe comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. ¿Qué ocurrirá si lo hace? (Ciertamente morirá.) Dios le dijo al hombre: Si comes de él, ciertamente morirás. ¿Son estas palabras directas? (Sí.) Si Dios te dijo esto, pero no entendiste el por qué, ¿lo tratarías como una norma o un mandato que debes seguir? Debería obedecerse, ¿o no? Pero sea que el hombre pueda o no seguir esta regla, las palabras de Dios son inequívocas. Dios le dijo al hombre con toda claridad lo que podía comer y lo que no, y qué sucedería si comía lo que no debía. ¿Has visto algo del carácter de Dios en estas breves palabras que Él pronunció? ¿Son estas palabras de Dios ciertas? (Sí.) ¿Hay algún engaño? (No.) ¿Hay alguna falsedad? (No.) ¿Hay algo amenazante? (No.) Dios le dijo al hombre con honestidad, veracidad y sinceridad lo que podía comer y lo que no, abierta y directamente. ¿Hay algún significado oculto en estas palabras? ¿Son estas palabras directas? Su sentido es obvio a primera vista; lo entiendes tan pronto como lo ves. ¿Hay alguna necesidad de conjeturas? (No.) No es necesario adivinar, ¿verdad? Ya está claro como el cristal. En la mente de Dios, lo que Él quiere decir y expresar sale de Su corazón. Las cosas que Dios expresa son limpias, directas y claras. No hay motivos encubiertos ni significados ocultos. Él le habló al hombre directamente, y le dijo qué podía comer y qué no. Es decir, por medio de estas palabras de Dios el hombre puede ver que Su corazón es transparente, verdadero. No hay aquí falsedad alguna, en absoluto: ni se dice que no puedas comer lo que es comestible ni te indica “Hazlo a ver qué ocurre” con las cosas que no puedes comer. ¿Es esto lo que Él quiere decir? (No.) No. Todo lo que Dios piensa en Su corazón es lo que dice. Si digo que Dios es santo, porque se muestra y se revela en estas palabras, de esta forma, podría sentir, en cierto modo, que he hecho una montaña de un grano de arena o que he estirado Mi interpretación y he llegado demasiado lejos. Si es así, no te preocupes, no hemos acabado aún.
Hablemos sobre “La serpiente seduce a la mujer”. ¿Quién es la serpiente? (Satanás.) Satanás interpreta un papel de contraste en el plan de gestión de Dios de seis mil años, y es un papel que no podemos dejar de mencionar cuando hablamos de la santidad de Dios. ¿Por qué digo esto? (Porque Satanás es el representante y el arquitecto de todo lo sórdido y corrupto.) Si no conoces el mal y la corrupción de Satanás ni su naturaleza, entonces no tienes manera alguna de reconocerle ni puedes saber realmente lo que es la santidad. En medio de la confusión, las personas creen que lo que Satanás hace es correcto, porque viven dentro de este tipo de carácter corrupto. Sin contraste, sin nada con qué compararlo, no puedes saber lo que es la santidad; por tanto, es necesario mencionar este tema aquí. No lo hemos arrancado de la nada, sino que sus palabras y sus hechos nos harán ver cómo actúa Satanás, cómo corrompe a la humanidad, qué tipo de naturaleza tiene y cómo es su rostro. ¿Qué fue, pues, lo que esta mujer le dijo a la serpiente? Le relató lo que Jehová Dios le había dicho. A juzgar por sus palabras, ¿confirmó la validez de todo lo que Dios le había indicado? No podía confirmarlo, ¿verdad? Como alguien que acababa de ser creado, no tenía capacidad alguna de discernir el bien del mal ni de reconocer nada a su alrededor. Las palabras que le dirigió a la serpiente nos dice que no había confirmado en su corazón la veracidad de las palabras de Dios; su actitud era escéptica. Por tanto, cuando la serpiente vio que la mujer no tenía una actitud definida hacia el pronunciamiento divino, le dijo: “En verdad, no moriréis, porque Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, y sabréis lo bueno y lo malo”. ¿Hay algo de malo en estas palabras? (Sí.) ¿Qué es lo que está mal? Lean esta frase. (Y la serpiente dijo a la mujer: En verdad, no moriréis, porque Dios sabe que el día que comáis de él, vuestros ojos se abrirán y seréis como dioses, y sabréis lo bueno y lo malo.) Una vez leído esto, ¿sentís algo? Cuando habéis acabado de leer esta frase, ¿habéis captado algún sentido de las intenciones de la serpiente? (Sí.) ¿Qué intenciones tiene la serpiente? (Tentar al hombre para que cometa pecado.) Quiere tentar a esta mujer para impedirle que preste atención a las palabras de Dios, ¿pero habló directamente? (No.) No lo hizo, de modo que podemos decir que es muy astuta. Expresa su significado de una forma taimada y evasiva, con el fin de lograr su pretendido objetivo, que mantiene oculto del hombre dentro de sí misma; es el ingenio de la serpiente. Satanás siempre ha hablado y actuado de esta forma. Afirma: “no moriréis”, sin confirmar en un sentido o en otro. Sin embargo, al oírlo, ¿se emocionó el corazón de esta ignorante mujer? (Sí.) La serpiente estaba complacida, porque sus palabras habían tenido el efecto deseado; esa era su astuta intención. Además, al prometer un resultado que al hombre le pareció bueno, la sedujo añadiendo: “el día que comáis de él, vuestros ojos se abrirán”. Y ella medita: “¡Que se abran mis ojos es algo bueno!”. La serpiente pronuncia, a continuación, mejores palabras, unas desconocidas para el hombre, palabras que ejercen un gran poder de tentación sobre aquellos que las oyen: “seréis como dioses, y sabréis lo bueno y lo malo”. ¿Son estas palabras fuertemente seductoras para ella? (Sí.) Es como si alguien te dijera: “Tu rostro tiene una forma maravillosa. Con sólo acortar un poco el puente de la nariz, ¡pero si te arreglas eso serás una belleza de nivel mundial!”. Para alguien que nunca ha querido hacerse una cirugía estética, ¿no se emocionaría su corazón oyendo estas palabras? (Sí.) ¿Son, pues, estas palabras seductoras? ¿Te resulta tentadora esta seducción? ¿Te pone a prueba? (Sí.) ¿Dice Dios cosas como estas? (No.) ¿Había algún indicio de esto en las palabras de Dios que acabamos de considerar? (No.) ¿Por qué? ¿Acaso dice Dios lo que piensa en Su corazón? ¿Puede el hombre ver el corazón de Dios a través de Sus palabras? (Sí.) Pero cuando la serpiente hubo dirigido estas palabras a la mujer, ¿pudiste ver su corazón? (No.) Y, a causa de la ignorancia del hombre, fueron fácilmente seducidos por las palabras de la serpiente, fácilmente enganchados, fácilmente dirigidos. Dime, ¿fuiste capaz de ver las intenciones de Satanás? ¿Pudiste ver el propósito subyacente a lo que dijo? ¿Lograste ver su trama y su astuto esquema? (No.) ¿Qué tipo de carácter representa la forma en que habla Satanás? ¿Qué tipo de esencia has visto en él a través de esas palabras? (Maldad.) El mal. ¿Es insidioso? Quizás externamente te sonríe o no revela expresión alguna. Pero en su corazón está calculando cómo conseguir su objetivo, y es precisamente este objetivo el que tú eres incapaz de ver. Entonces te seducen todas las promesas que te hace, todas las ventajas de las que habla. Las ves como algo bueno y sientes que lo que afirma es más útil, más importante que lo que Dios afirma. Cuando esto sucede, ¿no se convierte el hombre en un prisionero sumiso? (Sí.) ¿No es, pues, diabólico este medio que utiliza Satanás? Te dejas hundir muy abajo. Sin mover un solo dedo, con estas dos frases estás feliz de seguir con ello, de acatarlo. Ha conseguido su objetivo. ¿No es así? (Sí.) ¿Acaso no es siniestra esta intención? ¿Acaso no es este el rostro más primario de Satanás? (Sí.) De las palabras de Satanás el hombre puede ver sus motivos siniestros, ver su abominable rostro y ver su esencia. ¿No es esto así? (Sí.) Al comparar estas frases, sin analizarlas podrías sentir como si las palabras de Jehová fueran aburridas, corrientes y comunes, que no merecieran armar un escándalo para alabar la sinceridad de Dios. Sin embargo, cuando tomamos las palabras de Satanás y su abominable rostro, y los usamos a modo de contraste, ¿llevan los pronunciamientos de Dios mucho peso para la gente de hoy? (Sí.) Por medio de este contraste, el hombre puede sentir la pura impecabilidad de Dios. ¿Estoy en lo cierto cuando digo esto? (Sí.) Cada palabra que Satanás profiere, así como sus motivos, sus intenciones y su forma de hablar, todo ello está adulterado. ¿Cuál es la característica principal de su forma de hablar? Utiliza el equívoco para seducirte sin dejar que lo veas y sin permitir que disciernas cuál es su objetivo; te deja morder el anzuelo haciendo que lo alabes y que cantes sus méritos. ¿Es este el caso? (Sí.) ¿No es esta la estratagema constante de Satanás? (Sí.)
Cuando Mis revelaciones alcancen su cima, y cuando Mi juicio llegue a su fin, habrá llegado el momento en el que todo Mi pueblo sea revelado y sea hecho completo. Mis pasos avanzan por todos los rincones del mundo-universo en perpetua búsqueda por los que son conforme a Mi propio corazón y se adecúan a Mi uso.
La Palabra de Dios | Las declaraciones de Dios al universo entero (La octava declaración)
Cuando Mis revelaciones alcancen su cima, y cuando Mi juicio llegue a su fin, habrá llegado el momento en el que todo Mi pueblo sea revelado y sea hecho completo. Mis pasos avanzan por todos los rincones del mundo-universo en perpetua búsqueda por los que son conforme a Mi propio corazón y se adecúan a Mi uso. ¿Quién puede ponerse de pie y cooperar conmigo? El amor del hombre por Mí es demasiado escaso y su fe en Mí lastimosamente es poca. Si el peso de Mis palabras no se dirigiese a las debilidades del hombre, él se jactaría y exageraría, y pontificaría e inventaría teorías pretenciosas, como si él fuera omnisciente y conociera todo acerca de los asuntos sobre la tierra. ¿Quién se atreve aun a presumir entre los que eran leales a Mí en el pasado, y que hoy se mantienen firmes en Mi presencia? ¿Quién no está secretamente complacido con sus propias perspectivas? Cuando Yo no expuse directamente, el hombre no tenía lugar donde ocultarse y estaba atormentado por la vergüenza. ¿Cuánto peor sería cuando hable por otros medios? La gente tendría una sensación aun mayor de endeudamiento, creerían que nada podría curarlos, y todos estarían estrechamente obligados por su pasividad. Cuando el hombre pierde la esperanza, la salva del reino formalmente repica, que es “el momento cuando el Espíritu siete veces intensificado comienza a funcionar”, como lo declaró el hombre, cuando, en otras palabras, la vida del reino comience oficialmente en la tierra; es decir, cuando Mi divinidad surja para actuar directamente (sin ser procesado por el cerebro). Todas las personas se vuelven tan ocupadas como abejas; parece como si hubiesen sido revividas, como si hubiesen sido despertadas de un sueño, y tan pronto como se despiertan, quedan asombradas al encontrarse en tales circunstancias. En el pasado, he hablado mucho acerca de la construcción de la iglesia, he revelado muchos misterios, y cuando la edificación de la iglesia alcanzó su cima, llegó a un abrupto final. La construcción del reino, sin embargo, es diferente. Sólo cuando la batalla en el reino espiritual llegue a su etapa final, Yo comenzaré de nuevo en la tierra. Es decir, es sólo cuando el hombre esté a punto de retroceder que formalmente comienzo y alzo Mi nueva obra. La diferencia entre la construcción del reino y la edificación de la iglesia es que, en la edificación de la iglesia, obré en la humanidad que estaba regida por la divinidad. Yo traté directamente con la vieja naturaleza del hombre, revelé directamente el feo ser del hombre, y expuse la esencia del hombre. Como resultado, el hombre llegó a conocerse a sí mismo sobre esta base y, por tanto, fue convencido de corazón y de palabra. En la construcción del reino Yo actúo directamente en Mi divinidad, y permito que todas las personas sepan lo que tengo y lo que soy sobre la base del conocimiento de Mis palabras, lo que les permite alcanzar ultimadamente el conocimiento de Mí quien se encuentra en la carne. De este modo llega a su fin la búsqueda de toda la humanidad por un Dios difuso, y le pone fin al lugar del Dios en el cielo en el corazón del hombre, lo que quiere decir, que le permite al hombre conocer Mis obras en Mi carne, y así concluye Mi época en la tierra.
La construcción del reino se dirige directamente al ámbito espiritual. En otras palabras, la batalla del reino espiritual se hace directamente evidente entre todo Mi pueblo, y a partir de esto se puede ver que todas las personas están siempre enfrentadas entre sí, no sólo en la iglesia, sino que aún más en la Era del Reino, y que, aunque el hombre está en la carne, el reino espiritual se revela directamente, y el hombre tiene contacto con la vida del reino espiritual. Por lo tanto, cuando vosotros comencéis a ser leales, debéis prepararos adecuadamente para la siguiente etapa de Mi obra. Debéis entregar vuestro corazón por completo, y sólo entonces podréis satisfacer Mi corazón. No me importa lo que el hombre haya hecho previamente en la iglesia; hoy, es lo que hace en el reino lo que importa. En Mi plan, Satanás siempre ha seguido cada uno de Mis pasos, y como el contraste de Mi sabiduría, siempre ha intentado encontrar formas y medios para interrumpir Mi plan original. ¿Pero podría Yo sucumbir a sus esquemas engañosos? Todos en el cielo y en la tierra me sirven, ¿podrían los esquemas engañosos de Satanás ser diferentes? Esta es precisamente la intersección de Mi sabiduría; es precisamente eso lo que es maravilloso de Mi obra, y es el principio por medio del cual todo Mi plan de gestión se lleva a cabo. Incluso aun durante los tiempos de edificación del reino, Yo no evito los esquemas engañosos de Satanás, sino que continúo adelante con la obra que debo cumplir. Entre todas las cosas del universo, he elegido las obras de Satanás como Mi contraste. ¿Acaso no es esta Mi sabiduría? ¿No es esto precisamente lo que es maravilloso acerca de Mi obra? Con motivo de la entrada a la Era del Reino, grandes cambios se producen en todas las cosas en el cielo y en la tierra, y ellos celebran y se alegran. ¿Sois vosotros diferentes? ¿Quién no siente su corazón tan dulce como la miel? ¿Quién no estalla de alegría en su corazón? ¿Quién no baila con deleite? ¿Quién no pronuncia palabras de elogio?
En todo lo que he dicho y pronunciado con antelación, ¿captáis los objetivos y orígenes de Mis declaraciones, o no? Si Yo no pregunto esto, la mayoría de la gente creería que sólo estoy parloteando, y serían incapaces de localizar la fuente de Mis palabras. Si reflexionáis sobre ellas con cuidado, vosotros sabríais la importancia de Mis palabras. Harías bien en leerlas con detenimiento: ¿Cuáles de ellas no te son beneficiosas? ¿Cuáles de ellas no son por el bien del crecimiento de tu vida? ¿Cuáles de ellas no hablan de la realidad del reino espiritual? La mayoría de la gente cree que Mis palabras no tienen ni pies ni cabeza, que carecen de explicación e interpretación. ¿En verdad son Mis palabras tan abstractas e insondables? ¿Os sometéis vosotros en verdad a Mis palabras? ¿Aceptáis verdaderamente Mis palabras? ¿No las tratáis como juguetes? ¿No las usas como ropa para cubrir tu fea apariencia? En este vasto mundo, ¿quién personalmente ha sido examinado por Mí? ¿Quién ha escuchado personalmente las palabras de Mi Espíritu? Tantas personas se mueven a tientas en las tinieblas, tantas otras oran en medio de la adversidad, tantas que miran con esperanza mientras sufren de hambre y frío, tantas que se encuentran atadas por Satanás, sin embargo, hay tantas que no saben a dónde recurrir, tantas me traicionan en medio de la felicidad, tantas que son ingratas, y tantas que son fieles a los esquemas engañosos de Satanás. ¿Quién entre vosotros es Job? ¿Quién es Pedro? ¿Por qué he mencionado repetidamente a Job? ¿Y por qué me he referido a Pedro tantas veces? ¿Alguna vez habéis percibido Mis esperanzas sobre vosotros? Deberíais pasar más tiempo reflexionando sobre estas cosas.
Pedro me fue fiel por muchos años, sin nunca refunfuñar ni tener un corazón quejumbroso, e incluso Job nunca se le igualó. A lo largo de los siglos los santos, tampoco; todos han quedado muy por debajo de él. Él no sólo persiguió el conocimiento de Mí, sino que también llegó a conocerme durante el tiempo en que Satanás llevaba a cabo sus esquemas engañosos. Esto condujo a muchos años de servicio que fueron conformes a Mi propio corazón, y como consecuencia nunca fue explotado por Satanás. Pedro se inspiró de la fe de Job, sin embargo, también percibió claramente sus deficiencias. Aunque Job fue hombre de inmensa fe, carecía de conocimientos relacionados con el reino espiritual, y, por tanto, pronunció muchas palabras que no correspondían a la realidad; esto demuestra que su conocimiento era aún superficial, e incapaz de ser perfecto. Y así, Pedro siempre buscó obtener un sentido del espíritu, y siempre se enfocó en observar la dinámica del reino espiritual. Como resultado, no sólo fue capaz de averiguar una parte de Mis deseos, sino que también comprendió parte de los esquemas engañosos de Satanás, y, por tanto, el conocimiento que tenía de Mí fue mayor que cualquier otro a lo largo de los siglos.
De las experiencias de Pedro no es difícil deducir que, si el hombre desea conocerme, tiene que concentrarse en la consideración cuidadosa del espíritu. No te pido que te dediques demasiado a Mí externamente; esto es una preocupación secundaria. Si tú no me conoces, entonces toda la fe, el amor y la lealtad de los que hablas no son más que ilusiones, son pura espuma, y con seguridad te convertirás en alguien que hace grandes alardes en Mi presencia, pero que no se conoce a sí mismo, y, por tanto, una vez más eres atrapado por Satanás y te vuelves incapaz de liberarte; te conviertes en el hijo de la perdición, y te conviertes en el objeto de la destrucción. Pero si tú eres frío e indiferente hacia Mis palabras, entonces sin duda, eres Mi opositor. Esto es un hecho, y harías bien en mirar a través de la puerta al reino espiritual, a los muchos y variados espíritus que Yo he castigado. ¿Cuál de ellos no fue pasivo e indiferente, y no aceptó Mis palabras? ¿Cuál de ellos no fue sarcástico para con Mis palabras? ¿Quién entre ellos no intentó aprovecharse de Mis palabras? ¿Quién entre ellos no usó Mis palabras como arma defensiva para protegerse? Ellos no persiguieron el conocimiento sobre Mí por medio de Mis palabras, sino que simplemente las utilizaron como juguetes para jugar. Al hacer esto, ¿acaso no se estaban oponiendo a Mí directamente? ¿Quién es Mi palabra? ¿Quién es Mi Espíritu? Tantas veces os he expresado estas palabras, sin embargo, ¿han sido alguna vez vuestras percepciones más altas y claras? ¿Han sido alguna vez vuestras experiencias verdaderas? Os recuerdo una vez más: ¡Si vosotros no conocéis Mis palabras, no las aceptáis, y no las ponéis en práctica, entonces inevitablemente os convertiréis en objeto de Mi castigo! ¡Con seguridad os convertiréis en una víctima de Satanás!
Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro.
La Palabra de Dios | Acerca de los apelativos y la identidad (Parte 2)
Al principio, cuando Jesús aún tenía que desarrollar oficialmente Su ministerio, como los discípulos que lo siguieron, en ocasiones asistió a reuniones, cantó himnos, alabó y leyó el Antiguo Testamento en el templo. Después de ser bautizado y levantarse, el Espíritu descendió oficialmente sobre Él y comenzó a obrar, revelando Su identidad y el ministerio que iba a emprender. Antes de esto, nadie conocía Su identidad, excepto María. Ni siquiera Juan la conocía. Jesús tenía 29 años cuando fue bautizado. Después de Su bautismo, los cielos se abrieron y una voz dijo: “Este es Mi Hijo amado, en quién me regocijo grandemente”. Una vez que Jesús había sido bautizado, el Espíritu Santo comenzó a dar testimonio de Él de esta forma. Antes de ser bautizado a la edad de 29, Él había vivido la vida de una persona ordinaria, comiendo cuando tenía que comer, durmiendo y vistiéndose normalmente, y nada de Él era diferente de los demás. Por supuesto esto sólo era así para los ojos carnales del hombre. En algunas ocasiones Él también fue débil y, en otras, no pudo discernir cosas, tal como está escrito en la Biblia: Su inteligencia crecía a la par de Su edad. Estas palabras muestran simplemente que Él tuvo una humanidad ordinaria y normal, y no era especialmente diferente de otras personas comunes. También había crecido como una persona normal y no había nada especial en Él. No obstante, Él estaba bajo el cuidado y la protección de Dios. Después de ser bautizado, empezó a ser tentado, tras lo cual Él comenzó a desarrollar Su ministerio y a obrar, y poseyó poder, sabiduría y autoridad. Esto no quiere decir que el Espíritu Santo no obrara en Él o que no estuviera en Él antes de Su bautismo. Antes del mismo, el Espíritu Santo también moraba en Él, pero no había empezado a obrar oficialmente, porque existen límites sobre el momento en que Dios lleva a cabo Su obra y, además, las personas normales pasan por un proceso normal de crecimiento. El Espíritu Santo siempre había vivido en Él. Cuando Jesús nació, era diferente de los demás, y apareció una estrella de la mañana; antes de Su nacimiento, un ángel se apareció a José en un sueño y le dijo que María iba a dar a luz a un niño varón, concebido por el Espíritu Santo. No fue hasta justo después del bautismo de Jesús, que también fue cuando el Espíritu Santo comenzó Su obra, pero el Espíritu Santo no descendió entonces sobre Él. Decir que el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma es una referencia al comienzo oficial de Su ministerio. El Espíritu de Dios había estado en Él desde antes, pero no había empezado a obrar, porque la hora no había llegado y el Espíritu no comenzó a obrar precipitadamente. El Espíritu dio testimonio de Él a través del bautismo. Cuando Él salió del agua, el Espíritu empezó a obrar oficialmente en Él, lo que significaba que la carne encarnada de Dios había comenzado a cumplir Su ministerio y había empezado la obra de redención, es decir, la Era de la Gracia había iniciado oficialmente. Así pues, existe un tiempo para la obra de Dios, no importa cuál sea la obra que Él realice. Después de Su bautismo, no se produjeron cambios particulares en Jesús; Él seguía estando en Su carne original. Simplemente, comenzó Su obra y reveló Su identidad, y se llenó de autoridad y poder. A este respecto, era diferente que antes. Su identidad era diferente, lo que quiere decir que se produjo un cambio significativo en Su estatus; este era el testimonio del Espíritu Santo y no la obra hecha por el hombre. Al principio, las personas no sabían y sólo llegaron a saber un poco una vez que el Espíritu Santo dio testimonio de Jesús de esa forma. Si Jesús hubiera hecho una gran obra antes de que el Espíritu Santo diera testimonio de Él, pero sin el testimonio de Dios mismo, entonces independientemente de lo grande que fuera Su obra, las personas nunca habrían conocido Su identidad, porque el ojo humano habría sido incapaz de verlo. Sin el paso del testimonio del Espíritu Santo, nadie lo habría reconocido como Dios encarnado. Si, después de que el Espíritu Santo hubiera dado testimonio de Él, Jesús hubiera continuado obrando de la misma forma sin ninguna diferencia, entonces no habría tenido ese efecto. Y en esto también se demuestra principalmente la obra del Espíritu Santo. Después de que el Espíritu Santo diera testimonio, tuvo que mostrarse Él mismo, para que pudieras observar claramente que Él era Dios, que el Espíritu de Dios estaba en Él; el testimonio de Dios no estaba equivocado y esto podía demostrar que Su testimonio era correcto. Si la obra previa y la posterior al testimonio del Espíritu Santo hubiesen sido iguales, entonces Su ministerio encarnado y la obra del Espíritu Santo no se habrían acentuado y, por tanto, el hombre habría sido incapaz de reconocer la obra del Espíritu Santo, porque no había una diferencia clara. Después de dar testimonio, el Espíritu Santo debía mantenerlo y tuvo, por tanto, que manifestar Su sabiduría y autoridad en Jesús, que era diferente de la de tiempos pasados. Por supuesto, este no fue el efecto del bautismo; el bautismo es una simple ceremonia, pero era la forma de mostrar que había llegado el momento de desempeñar Su ministerio. Esa obra tenía como fin dejar claro el gran poder de Dios, dejar claro el testimonio del Espíritu Santo, quien asumiría la responsabilidad de dicho testimonio hasta el final. Antes de desarrollar Su ministerio, Jesús también escuchó sermones, predicó y difundió el evangelio en diversos lugares. No realizó ninguna gran obra porque aún no había llegado el momento para que Él desempeñara Su ministerio, y también porque Dios mismo se escondió humildemente en la carne y no llevó a cabo ninguna obra hasta que llegara el momento. Él no realizó ninguna obra antes del bautismo por dos razones: en primer lugar, porque el Espíritu Santo no había descendido oficialmente sobre Él para que obrara (es decir, el Espíritu Santo aún no había concedido a Jesús el poder y la autoridad para llevar a cabo esa obra), e incluso si Él hubiera conocido Su propia identidad, Jesús habría sido incapaz de realizar la obra que pretendió hacer más adelante y tendría que haber esperado hasta el día de Su bautismo. Este era el tiempo de Dios, y nadie podía contravenirlo, ni siquiera el propio Jesús; Jesús mismo no podía interrumpir Su propia obra. Por supuesto, esta era la humildad de Dios y también la ley de la obra de Dios; si el Espíritu de Dios no obrase, nadie podría realizar Su obra. En segundo lugar, antes de ser bautizado, era sólo un hombre muy común y ordinario, nada diferente de otras personas normales y ordinarias; este es un aspecto del hecho de que Dios encarnado no era sobrenatural. Dios encarnado no contravino las disposiciones del Espíritu de Dios; Él obró de una forma ordenada y con toda normalidad. Fue sólo después del bautismo que Su obra tuvo autoridad y poder. Es decir, aunque Él era Dios encarnado, no llevó a cabo ningún acto sobrenatural, y creció de la misma forma que las demás personas normales. Si Jesús ya hubiera conocido Su propia identidad, ya hubiera realizado una gran obra sobre toda la tierra antes de Su bautismo y hubiera sido diferente de las personas normales, mostrando ser extraordinario, entonces no sólo le habría sido imposible a Juan realizar su obra, sino que tampoco habría habido forma para que Dios empezara el siguiente paso de Su obra. Y así, esto habría demostrado que lo que Dios había hecho había salido mal, y para el hombre habría parecido que el Espíritu de Dios y Su carne encarnada no venían de la misma fuente. Por tanto, la obra de Jesús registrada en la Biblia es obra llevada a cabo después de Su bautismo, obra realizada durante el transcurso de tres años. La Biblia no registra lo que Él hizo antes de ser bautizado porque Él no hizo Su obra antes de ser bautizado. Él era simplemente un hombre ordinario y era lo que representaba; antes de que Jesús comenzase a desarrollar Su ministerio, no era diferente de las personas ordinarias, y los demás no podían ver diferencia en Él. Fue sólo después de alcanzar los 29 años de edad cuando Jesús supo que había venido a completar una etapa de la obra de Dios; antes, Él mismo no lo sabía, porque la obra realizada por Dios no fue sobrenatural. Cuando asistió a una reunión en la sinagoga a la edad de doce años, María lo estaba buscando, y Él sólo dijo una frase de la misma forma que cualquier otro niño: “¡Madre! ¿Acaso no sabes que debo anteponer la voluntad de Mi Padre sobre todas las cosas?”. Por supuesto, como el Espíritu Santo lo había concebido, ¿no podía ser Jesús especial de alguna manera? Esa cualidad de especial no significaba que fuera sobrenatural, sino simplemente que Él amaba a Dios más que cualquier otro niño. Aunque Él era humano en apariencia, Su esencia seguía siendo especial y diferente a la de los demás. Sin embargo, fue sólo después del bautismo cuando sintió realmente al Espíritu Santo obrando en Él y sintió que Él era Dios mismo. Cuando alcanzó la edad de 33 años fue cuando tomó verdadera consciencia de que el Espíritu Santo pretendía llevar a cabo la obra de la crucifixión por medio de Él. A la edad de 32 años, había llegado a conocer algunas verdades internas, tal y como está escrito en el Evangelio de Mateo: “Y Simón Pedro respondió y dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. […] Desde ese momento, Jesús comenzó a enseñar a Sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir muchas cosas debido a los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas; que Él debía ser matado y que resucitaría al tercer día”. Él no sabía de antemano la obra que iba a realizar, sino en el momento específico. Él no lo supo completamente en cuanto nació; el Espíritu Santo obró gradualmente en Él, y hubo un proceso en esta obra. Si Él hubiera sabido desde el principio que era Dios, que era Cristo, que era el Hijo del Hombre encarnado, y que Él iba a cumplir la obra de la crucifixión, entonces ¿por qué no obró antes? ¿Por qué no fue hasta después de hablar a Sus discípulos acerca de Su ministerio cuando Jesús sintió tristeza, y oró intensamente por esto? ¿Por qué abrió Juan el camino para Él y lo bautizó antes de que Él entendiese muchas cosas que no había entendido? Lo que esto demuestra es que era la obra de Dios encarnado, y que había un proceso para que Él entendiera y lograra, porque Él era la carne encarnada de Dios, cuya obra era diferente de la realizada directamente por el Espíritu.
Cada paso de la obra de Dios sigue una misma corriente, y así en el plan de gestión de seis mil años de Dios, a cada uno de los pasos le ha seguido estrechamente el siguiente, desde la fundación del mundo hasta el presente. De no haber nadie que allane el camino, entonces no habrá nadie que venga después; así como existen los que vienen detrás, están los que allanan el camino. De esta manera, la obra ha sido legada, paso a paso. Un paso sigue al otro y sin alguien que abra el camino, sería imposible empezar la obra y Dios no tendría manera de llevar adelante Su obra. Ningún paso contradice al otro y cada uno sigue al anterior en una secuencia que forma una corriente; todo esto es realizado por el mismo Espíritu. Pero, independientemente de si alguien abre el camino o sigue la obra de otro, esto no determina su identidad. ¿No es así? Juan abrió el camino, y Jesús siguió su obra, ¿demuestra esto, pues, que la identidad de Jesús sea inferior a la de Juan? Jehová llevó a cabo Su obra antes que Jesús, ¿puedes decir, entonces, que Jehová es más grande que Jesús? Que allanaran el camino o siguieran la obra de otros no es lo importante; lo que más importa es la esencia de su obra y la identidad que esta representa. ¿No es esto correcto? Como Dios pretendía obrar entre el hombre, tenía que levantar a aquellos que pudieran realizar la obra de allanar el camino. Cuando Juan comenzó a predicar, dijo: “Preparad el camino del Señor, enderezad Sus caminos”. “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se acerca”. Él dijo esto desde el principio, ¿y por qué podía él decir estas palabras? En términos del orden en el que se pronunciaron estas palabras, Juan fue el primero que habló el evangelio del reino de los cielos, y Jesús lo hizo después. De acuerdo con las nociones del hombre, Juan fue quien abrió la nueva senda y, por supuesto, Juan fue más grande que Jesús. Pero Juan no afirmó que él era el Cristo ni Dios dio testimonio de él como Su Hijo amado; simplemente lo usó para abrir el camino y preparar el camino del Señor. Él allanó el camino para Jesús, pero no podía obrar en Su nombre. El Espíritu Santo también mantuvo toda la obra del hombre.
En la época del Antiguo Testamento, fue Jehová quien dirigió el camino, y Su obra representó toda la era del Antiguo Testamento y toda la obra realizada en Israel. Moisés se limitó a mantener esta obra en la tierra, y sus esfuerzos cuentan como la cooperación provista por el hombre. En esa época, fue Jehová quien habló, llamó a Moisés, y lo levantó entre el pueblo de Israel, e hizo que fuera él quien lo guiara por el desierto hacia Canaán. Esta no fue la obra de Moisés mismo, sino lo que Jehová le ordenó personalmente y, por tanto, no se puede llamar Dios a Moisés. Moisés también puso por escrito la ley, pero fue Jehová quien la decretó personalmente. Fue sólo que Él hizo que Moisés la expresara. Jesús también dictó mandamientos, abolió la ley del Antiguo Testamento y estableció los mandamientos para la nueva era. ¿Por qué es Jesús Dios mismo? Porque estas no son las mismas cosas. En ese momento, la obra realizada por Moisés no representaba a la era ni abría un nuevo camino; Jehová lo dirigía de antemano y él era tan sólo una persona usada por Dios. Cuando Jesús vino, Juan había llevado a cabo un paso de la obra de allanamiento del camino, y había comenzado a difundir el evangelio del reino de los cielos (el Espíritu Santo lo había iniciado). Cuando Jesús vino, Él llevó a cabo directamente Su propia obra, pero existía una gran diferencia entre Su obra y la obra de Moisés. Isaías también habló muchas profecías, pero ¿por qué no era él Dios mismo? Jesús no habló tantas profecías, ¿por qué Él sí era Dios mismo? Nadie se atreve a decir que toda la obra de Jesús en esa época viniera del Espíritu Santo ni tampoco se atreven a decir que toda ella procediera de la voluntad del hombre o que fuera totalmente la obra de Dios mismo. El hombre no tiene forma de analizar tales cosas. Puede decirse que Isaías hizo esa obra y que habló esas profecías, y que todas ellas vinieron del Espíritu Santo; no vinieron directamente del propio Isaías, sino que fueron revelaciones de Jehová. Jesús no realizó una gran cantidad de obra ni habló muchas palabras, ni tampoco habló muchas profecías. Para el hombre, Su predicación no parecía excesivamente excelsa, pero Él era Dios mismo, y esto es inexplicable para el hombre. Nadie ha creído nunca en Juan, en Isaías o en David, ni nunca nadie los han llamado Dios, David el Dios o Juan el Dios; nadie ha hablado nunca así y sólo Jesús ha sido llamado Cristo. Esta clasificación se hace según el testimonio de Dios, según la obra que Él emprendió y según el ministerio que Él desarrolló. En cuanto a los grandes hombres de la Biblia: Abraham, David, Josué, Daniel, Isaías, Juan y Jesús, a través de la obra que realizaron puedes decir quién es Dios mismo, qué clase de personas son profetas y cuáles son apóstoles. La esencia y el tipo de obra que realizaron diferencian y determinan a aquellos a los que Dios usó y quién fue Dios mismo. Si eres incapaz de diferenciarlo, esto demuestra que no sabes lo que significa creer en Dios. Jesús es Dios, porque habló muchas palabras y realizó muchas obras, en particular Su demostración de muchos milagros. Igualmente, Juan también llevó a cabo muchas obras y pronunció muchas palabras, al igual que Moisés; ¿por qué no se les llamó Dios a ellos? Dios creó directamente a Adán, ¿por qué no se le llamó Dios, en lugar de ser llamado una criatura? Si alguien te dice: “Hoy, Dios ha hecho muchas obras y ha dicho muchas palabras; Él es Dios mismo. Entonces, como Moisés pronunció muchas palabras, ¡él también debe ser Dios mismo!”, deberías preguntarle a modo de respuesta: “En esa época, ¿por qué dio testimonio Dios de Jesús y no de Juan, como Dios mismo? ¿Acaso no vino Juan antes que Jesús? ¿Cuál fue más grande, la obra de Juan o la de Jesús? Para el hombre, la obra de Juan parece más grande que la de Jesús, pero ¿por qué el Espíritu Santo dio testimonio de Jesús y no de Juan?”. ¡Lo mismo está ocurriendo hoy! Al principio, cuando Moisés guio al pueblo de Israel, Jehová le habló desde las nubes. Moisés no habló directamente, sino que Jehová lo guio de forma directa. Esta fue la obra del Israel del Antiguo Testamento. El Espíritu no estaba en Moisés ni tampoco el ser de Dios. Él no podía llevar a cabo esa obra y por eso existe una gran diferencia entre lo que realizaron él y Jesús. ¡Y eso se debe a que la obra que ellos llevaron a cabo es diferente! Por la naturaleza de su obra se puede discernir si Dios usa a alguien, si es un profeta, un apóstol o Dios mismo, y esto pondrá fin a tus dudas. En la Biblia está escrito que sólo el Cordero puede abrir los siete sellos. A lo largo de las eras, entre todas esas grandes figuras, muchos han sido los expositores de las escrituras; ¿puedes decir, pues, que todos ellos son el Cordero? ¿Puedes afirmar que sus explicaciones vienen todas de Dios? Son meros expositores; no tienen la identidad del Cordero. ¿Cómo podrían ser ellos dignos de abrir los siete sellos? Es verdad que “sólo el Cordero puede abrir los siete sellos”, pero Él no viene a hacer tan sólo eso; no hay necesidad de esta obra, se lleva a cabo accidentalmente. Él es perfectamente claro respecto a Su propia obra; ¿es necesario para Él pasar mucho tiempo interpretando las escrituras? ¿Debe añadirse “la era del Cordero interpretando las escrituras” a los seis mil años de la obra? Él viene a llevar a cabo una nueva obra, pero también provee algunas revelaciones sobre las realizadas en tiempos pasados, haciendo que las personas entiendan la verdad de seis mil años de obra. No hay necesidad de explicar demasiados pasajes de la Biblia; la obra de hoy es la clave, es la importante. Debes saber que Dios no viene especialmente a abrir los siete sellos, sino a llevar a cabo la obra de salvación.
Tú sólo sabes que Jesús descenderá durante los últimos días, pero ¿cómo lo hará exactamente? Un pecador como alguno de vosotros, que acaba de ser redimido y que no ha sido cambiado o perfeccionado por Dios, ¿puedes ser conforme al corazón de Dios? Para ti, que aún eres del viejo ser, es cierto que Jesús te salvó y que no perteneces al pecado gracias a la salvación de Dios, pero esto no demuestra que no seas pecador ni impuro. ¿Cómo puedes ser santo si no has sido cambiado? En tu interior, estás cercado por la impureza, egoísta y miserable, pero sigues deseando descender con Jesús; ¡tendrías que tener tanta suerte! Te has saltado un paso en tu creencia en Dios: simplemente has sido redimido, pero no has sido cambiado. Para que seas conforme al corazón de Dios, Él debe realizar personalmente la obra de cambiarte y purificarte; si sólo eres redimido, serás incapaz de alcanzar la santidad. De esta forma no serás apto para participar en las buenas bendiciones de Dios, porque te has saltado un paso en la obra de Dios de gestionar al hombre, que es el paso clave del cambio y el perfeccionamiento. Y así, tú, un pecador que acaba de ser redimido, no puedes heredar directamente la herencia de Dios.
Sin el inicio de esta nueva etapa de la obra, ¡quién sabe cuán lejos podéis llegar vosotros los evangelistas, los predicadores, los expositores y los así llamados grandes hombres espirituales! Sin el comienzo de esta nueva etapa de la obra, ¡estáis hablando de algo obsoleto! Se trata de ascender al trono o de preparar la estatura para convertirse en rey; de negarse a sí mismo o de someter el propio cuerpo; de ser paciente o de aprender lecciones de todas las cosas; de humildad o de amor. ¿Acaso no es esto cantar la misma vieja melodía? ¡Tan sólo se trata de darle un nombre distinto a una misma cosa! Se trata de cubrirse la cabeza y partir el pan o de imponer las manos y orar, sanar a los enfermos y echar fuera los demonios. ¿Podría haber alguna obra nueva? ¿Podría haber alguna perspectiva de desarrollo? Si sigues guiando de esta manera, seguirás ciegamente la doctrina o te atendrás a las convenciones. Creéis que vuestra obra es muy elevada, ¿pero no sabéis que esos “hombres viejos” de la antigüedad lo transmitieron y enseñaron? ¿No son todas las cosas que decís y hacéis, las últimas palabras de esos viejos hombres? ¿No es el encargo que dejaron estos viejos hombres antes de morir? ¿Pensáis que vuestras acciones superan a las de los apóstoles y profetas de generaciones pasadas, e incluso a todas las cosas? El principio de esta etapa de la obra ha puesto fin a vuestra adoración de la obra de Witness Lee de buscar convertirse en un rey y ascender al trono, y ha detenido vuestra arrogancia y bravuconería, de manera que sois incapaces de inmiscuiros en esta etapa de la obra. Sin esta, os hundiríais aún más en la imposibilidad de ser redimidos. ¡Hay demasiado de lo antiguo entre vosotros! Afortunadamente, la obra de hoy os ha traído de vuelta; de lo contrario, ¡quién sabe qué dirección tomaríais! Ya que Dios es un Dios que siempre es nuevo y nunca antiguo, ¿por qué no buscas las cosas nuevas? ¿Por qué te apegas siempre a las viejas? Así pues, ¡conocer la obra del Espíritu Santo hoy es de la mayor importancia!