La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II

Génesis 17:21-22 Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. Cuando terminó de hablar con él, ascendió Dios dejando a Abraham.

Durante nuestra última reunión hablamos sobre un tema muy importante. ¿Recordáis cuál era? Permitidme repetirlo. En nuestra última comunicación tratamos: la obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo. ¿Es un tema importante para vosotros? ¿Qué parte del mismo os resulta de mayor importancia? ¿La obra de Dios, Su carácter, o Dios mismo? ¿Cuál os interesa más? ¿Sobre qué parte queréis oír más? Sé que es difícil para vosotros responder a esa pregunta, porque el carácter de Dios puede verse en cada aspecto de Su obra, y Su carácter se revela siempre en esta y en todas partes; en realidad, representa a Dios mismo; en el plan general de gestión de Dios, Su obra, Su carácter y Dios mismo son inseparables entre sí.

El contenido de nuestra última comunicación sobre la obra de Dios consistió en relatos de la Biblia sobre sucesos que tuvieron lugar hace mucho. Eran, todos ellos, historias sobre el hombre y Dios, y sobre cosas que le ocurrieron al hombre, al tiempo en que implicaban la participación y la expresión de Dios, por lo que tienen un valor y un sentido particulares para conocerle. Justo después de crear a la humanidad, Dios empezó a tener contacto con el hombre y a hablar con él; Su carácter empezó a manifestarse al hombre. En otras palabras, desde este primer contacto de Dios con la humanidad, comenzó a revelarle al hombre, sin interrupción, Su esencia y lo que Él tiene y es. En resumen, independientemente de que las personas, primitivas o actuales puedan verlo o entenderlo, Dios habla al hombre y obra en medio de él revelando Su carácter y expresando Su esencia, esto es una realidad innegable para cada persona. Esto también significa que el carácter de Dios, Su esencia, y lo que Él tiene y es emanan y se revelan constantemente cuando Él obra y tiene contacto con el hombre. Él nunca le ha ocultado ni escondido nada a este, sino que hace público y libera Su propio carácter sin retener nada. De esta forma, Dios espera que el hombre pueda conocerlo y entender Su carácter y Su esencia. Él no desea que el hombre trate Su carácter y Su esencia como misterios eternos ni quiere que la humanidad considere a Dios como un rompecabezas que nunca puede resolverse. El hombre no puede conocer el camino que tiene por delante hasta que la humanidad conoce a Dios, y es capaz de aceptar la dirección de Dios; solo una humanidad así puede vivir verdaderamente bajo Su dominio, en la luz, y en medio de Sus bendiciones.

Las palabras y el carácter emitidos y revelados por Dios representan Su voluntad, y también Su esencia. Cuando Dios tiene contacto con el hombre, independientemente de lo que dice o hace, del carácter que revele, o de lo que el hombre vea de Su esencia y de lo que Él tiene y es, todo ello representa Su voluntad para el hombre. Independientemente de cuánto sea capaz de saber, comprender o entender el hombre, todo ello representa la voluntad de Dios: Su voluntad para el hombre. ¡Esto está fuera de duda! La voluntad de Dios para la humanidad es cómo necesita Él que sean las personas, lo que exige que hagan, cómo requiere que vivan y que sean capaces de lograr el cumplimiento de Su voluntad. ¿Son estas cosas inseparables de la esencia de Dios? En otras palabras, Dios emite Su carácter y todo lo que tiene y es, y al mismo tiempo le pone exigencias al hombre. No hay falsedad ni fingimiento, ni ocultación, ni adornos. Pero, ¿por qué es incapaz el hombre de saber y por qué ha sido siempre incapaz de percibir con claridad el carácter de Dios? ¿Por qué no ha tenido nunca conciencia de la voluntad de Dios? Lo que Él ha revelado y emitido es lo que Dios mismo tiene y es, y constituye cada trozo y faceta de Su verdadero carácter; entonces ¿por qué no lo puede ver el hombre? ¿Por qué es el hombre incapaz del conocimiento riguroso? Existe una razón importante para esto. ¿Y cuál es esa razón entonces? Desde la época de la creación, el hombre nunca ha tratado a Dios como Dios. Desde los tiempos más remotos, independientemente de lo que Dios hiciera en relación al hombre, el hombre que acababa de ser creado lo trataba como nada más que una compañía, como alguien en quien confiar y que no tenía conocimiento ni entendimiento de Dios. Es decir, desconocía que lo que este Ser emitía —ese Ser en quien él confiaba y a quien consideraba su compañero— era la esencia de Dios; tampoco sabía que este Ser era Aquel que domina todas las cosas. En pocas palabras, las personas de aquella época no reconocieron a Dios en lo absoluto. No sabían que Él había creado los cielos, la tierra y todas las cosas, ignoraban de dónde procedía Él así como lo que Él era. Por supuesto, Dios no exigía entonces que el hombre lo conociera, lo comprendiera, entendiera todo lo que Él hacía, o que tuviera conocimiento de Su voluntad, porque aquellos eran los primeros tiempos tras la creación de la humanidad. Cuando Dios comenzó los preparativos para la obra de la Era de la Ley, hizo algunas cosas para el hombre y también comenzó a tener algunas exigencias, le indicó cómo ofrendar y adorar a Dios. Sólo entonces adquirió el ser humano unas pocas ideas simples acerca de Él y conoció las diferencias entre el hombre y Dios, y ese Dios era Aquel que había creado a la humanidad. Cuando el hombre supo que Dios era Dios y el hombre era hombre, se produjo una cierta distancia entre él y Dios, pero Dios no le pidió al hombre que tuviese un gran conocimiento ni un entendimiento profundo de Él. Por tanto, Él tiene diferentes requisitos para el hombre basados en las etapas y las circunstancias de Su obra. ¿Qué veis en esto? ¿Qué aspecto del carácter de Dios percibís? ¿Es Dios real? ¿Son Sus requisitos adecuados? Durante los primeros tiempos después de que Dios creara a la humanidad, cuando aún le quedaba por realizar la obra de conquista y perfeccionamiento en el hombre, y todavía no les había hablado muchas palabras, Él le pedía poco al ser humano. Independientemente de lo que el hombre hiciera y de cómo se comportase —aunque algunos de sus hechos ofendieran a Dios—, Dios lo perdonaba y lo pasaba por alto. Como Él sabía lo que le había dado al hombre y lo que había dentro de este, tenía claro el estándar de requisitos que podía exigir de él. Aunque el estándar de Sus requisitos era muy bajo en aquel momento, esto no significa que Su carácter no fuera grande ni que Su sabiduría y Su omnipotencia fueran palabras vacías. Para el hombre solo hay una forma de conocer el carácter de Dios y a Dios mismo: seguir los pasos de Su obra de gestión y salvación de la humanidad, y aceptar las palabras que Él dirige a la humanidad. Cuando el hombre sabe lo que Dios tiene y es, y conoce Su carácter, ¿seguiría pidiendo el hombre a Dios que le mostrase Su persona real? No, el hombre no se lo pediría ni se atrevería a pedirlo, porque una vez ha comprendido el carácter de Dios, y lo que Él tiene y es, ya habrá visto al verdadero Dios mismo, y Su persona real. Este es el desenlace inevitable.

Conforme la obra y el plan de Dios progresaban incesantemente, y después de que Él estableciera el pacto del arco iris con el hombre, como una señal de que nunca más destruiría el mundo mediante un diluvio, Dios tuvo el deseo cada vez más acuciante de ganar a aquellos que pudiesen tener el mismo pensamiento que Él. De la misma manera sintió un anhelo cada vez más urgente de ganar a aquellos que fueran capaces de hacer Su voluntad en la tierra y, además, de ganar a un grupo de personas capaces de librarse de las fuerzas de las tinieblas, de no estar atados por Satanás, un grupo que pudiese dar testimonio de Él en la tierra. Ganar a un grupo así de personas era un deseo que Dios tenía desde hace mucho tiempo, algo que Él había estado esperando desde el momento de la creación. Por tanto, independientemente de que Dios usara el diluvio para destruir el mundo o de Su pacto con el hombre, Su voluntad, Su estado de ánimo, Su plan y Sus esperanzas siguieron siendo los mismos. Lo que Él quería hacer, lo que había anhelado desde mucho antes del momento de la creación, era ganar de entre toda la humanidad a aquellos que Él deseaba tener: un grupo de personas capaces de comprender y conocer Su carácter, y entender Su voluntad, que fuera capaz de adorarlo. Ese grupo de personas sería verdaderamente capaz de dar testimonio de Él, y podría decirse que serían Sus confidentes.

Sigamos rememorando hoy las huellas de Dios y siguiendo los pasos de Su obra, para que podamos descubrir Sus pensamientos y Sus ideas, y todos los detalles diversos que tienen que ver con Dios, todo lo cual ha estado “cerrado herméticamente” durante mucho tiempo. Por medio de estas cosas llegaremos a conocer el carácter de Dios, a entender Su esencia; le daremos paso a Él en nuestros corazones, y cada uno de nosotros se le acercará lentamente, reduciendo así nuestra distancia con Él.

Parte de lo que hablamos la última vez estaba relacionado con la razón por la cual Dios estableció un pacto con el hombre. Esta vez comunicaremos sobre los siguientes pasajes bíblicos. Comencemos leyendo las escrituras.

A. Abraham

1. Dios promete dar un hijo a Abraham

Génesis 17:15-17 Entonces Dios dijo a Abraham: A Sarai, tu mujer, no la llamarás Sarai, sino que Sara será su nombre. Y la bendeciré, y de cierto te daré un hijo por medio de ella. La bendeciré y será madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella. Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rió, y dijo en su corazón: ¿A un hombre de cien años le nacerá un hijo? ¿Y Sara, que tiene noventa años, concebirá?

Génesis 17:21-22 Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. Cuando terminó de hablar con él, ascendió Dios dejando a Abraham.

2. Abraham ofrece a Isaac

Génesis 22:2-3 Y Dios dijo: Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a su hijo Isaac; y partió leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho.

Génesis 22:9-10 Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó allí el altar, arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña. Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo.

Nadie puede obstaculizar la obra que Dios se decide a hacer

Acabáis de oír la historia de Abraham. Dios lo escogió después de que el diluvio destruyese el mundo, su nombre era Abraham, y cuando tenía cien años de edad y su esposa Sara noventa, la promesa de Dios vino a él. ¿Cuál fue esa promesa? Dios prometió aquello a lo que hacen referencia las Escrituras: “Y la bendeciré, y de cierto te daré un hijo por medio de ella”. ¿Cuál era el trasfondo de la promesa de Dios de darle un hijo? Las Escrituras proveen el siguiente relato: “Entonces Abraham se postró sobre su rostro y se rió, y dijo en su corazón: ¿A un hombre de cien años le nacerá un hijo? ¿Y Sara, que tiene noventa años, concebirá?”. En otras palabras, esta pareja de ancianos era demasiado mayor para tener hijos. ¿Y qué hizo Abraham después de que Dios le hiciese esta promesa? Cayó con su rostro sobre la tierra, y se río diciendo en su corazón: “¿A un hombre de cien años le nacerá un hijo?”. Abraham creía que era imposible, lo que significa que pensó que la promesa divina para él debía de ser una broma. Desde la perspectiva del hombre, es algo inalcanzable, e igual de inalcanzable e imposible para Dios. A Abraham quizás le pareciera ridículo: Dios creó al hombre, pero parece que no sabe que alguien tan viejo es incapaz de tener hijos; piensa que puede permitirme tener un hijo, dice que me dará un hijo; ¡sin duda es imposible! Así, Abraham se postró sobre su rostro y se rio, pensando para sí: Imposible; Dios se está burlando de mí, ¡esto no puede ser verdad! No tomó en serio las palabras de Dios. ¿Qué clase de hombre era Abraham, pues, a los ojos de Dios? (Justo). ¿Dónde se ha enunciado que él era un hombre justo? Pensáis que todos aquellos a los que Dios llama son justos y perfectos, y son todos personas que andan con Dios. ¡Os atenéis a la doctrina! Debéis ver con claridad que cuando Dios define a alguien, no lo hace arbitrariamente. Aquí, Dios no dijo que Abraham fuese justo. En Su corazón, Él tiene estándares para medir a cada persona. Aunque no dijo qué clase de persona era Abraham, en lo que se refiere a su conducta, ¿qué tipo de fe tenía Abraham en Dios? ¿Era un poco abstracta? O ¿tenía una gran fe? ¡No, no la tenía! Su risa y sus pensamientos mostraron quién era; por tanto, que penséis que Abraham era justo no es sino un producto de vuestra imaginación, la aplicación ciega de la doctrina, y una opinión irresponsable. ¿Vio Dios la risa de Abraham y sus pequeñas expresiones? ¿Las conocía? Sí. ¿Cambiaría Dios lo que tenía decidido hacer? ¡No! Cuando Él planeó y decidió que escogería a este hombre, el asunto s se cumplió. Ni los pensamientos del hombre ni su conducta influirían o interferirían en lo más mínimo en Dios; Él no cambiaría Su plan de forma arbitraria ni modificaría o alteraría Su plan impulsivamente por la conducta del hombre, que incluso podría ser ignorante. ¿Qué dice, pues, Génesis 17:21-22? “Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, el cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene. Cuando terminó de hablar con él, ascendió Dios dejando a Abraham”. Dios no prestó la más mínima atención a lo que Abraham pensó o dijo. ¿Cuál fue la razón de Su indiferencia? Fue que, en aquella época, Dios no pedía que el hombre tuviese una gran fe ni un gran conocimiento de Dios, ni que pudiese entender además lo que Dios hacía y decía. Por consiguiente, no requería que el hombre entendiese por completo lo que Él decidía hacer, las personas que determinaba escoger, o los principios de Sus acciones, porque la estatura del hombre era simplemente deficiente. En aquel tiempo, Dios consideraba que lo que Abraham hacía y su forma de comportarse era algo normal. No condenó ni reprendió, sino que se limitó a afirmar: “El cual Sara te dará a luz por este tiempo el año que viene”. Para Dios, después de proclamar estas palabras, este asunto se hizo realidad paso a paso; a Sus ojos, lo que debía cumplirse según Su plan ya se había logrado. Después de completar las disposiciones para ello, Dios partió. Lo que el hombre hace o piensa, lo que entiende, sus planes, nada de esto tiene relación con Dios. Todo tiene lugar según Su plan, de acuerdo con los tiempos y las etapas que ha establecido. Ese es el principio de la obra de Dios. Él no interfiere en lo que el hombre piensa o sabe, pero tampoco renuncia a Su plan ni abandona Su obra, porque el hombre no cree ni entiende. Los hechos se cumplen, por tanto, según el plan y los pensamientos divinos. Esto es precisamente lo que vemos en la Biblia: Dios hizo que Isaac naciese en el momento que Él había decidido. ¿Demuestran los hechos que el comportamiento y la conducta del hombre obstaculizaran la obra de Dios? ¡En absoluto! ¿Afectaron a Su obra la poca fe del hombre en Él, y sus nociones e imaginaciones sobre Él? ¡No, no lo hicieron! ¡Ni en lo más mínimo! El plan de gestión de Dios no se ve afectado por ningún hombre, asunto, o entorno. Todo lo que Él decide hacer se completará y cumplirá en Su tiempo, y según Su plan, y ningún hombre puede interferir en Su obra. En ocasiones, Dios no presta atención a ciertas insensateces e ignorancia del hombre, e incluso ignora algo de su resistencia y de sus nociones con respecto a Él; y aun así lleva a cabo la obra que debe hacer. Este es el carácter de Dios, un reflejo de Su omnipotencia.

La obra de gestión y salvación divina de la humanidad comienza cuando Abraham ofrece a Isaac como sacrificio

Las palabras que Dios habló a Abraham se cumplieron cuando Él le dio un hijo. Esto no significa que el plan divino se detuviese aquí; todo lo contrario, el magnífico plan de Dios para la gestión y la salvación de la humanidad no había hecho más que empezar, y Su bendición de darle un hijo a Abraham no era sino el preludio de Su plan general de gestión. En ese momento, ¿quién sabía que la batalla de Dios con Satanás había comenzado silenciosamente en el momento en que Abraham ofreció a Isaac?

A Dios no le importa que el hombre sea insensato; sólo pide que sea sincero

Seguidamente, veamos lo que Dios le hizo a Abraham. En Génesis 22:2, Dios le ordena: “Toma ahora a tu hijo, tu único, a quien amas, a Isaac, y ve a la tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré”. El sentido de Dios estaba claro: le estaba diciendo a Abraham que le entregara a su único hijo Isaac, a quien amaba, en holocausto. Mirándolo hoy día, ¿sigue estando el mandato de Dios en conflicto con las nociones del hombre? ¡Sí! Todo lo que Dios hizo en aquel momento es bastante contrario a las nociones del hombre; a este le resulta incomprensible. En sus nociones, las personas creen lo siguiente: cuando un hombre no creyó, y pensó que era imposible, Dios le dio un hijo, y después de haberlo tenido, le pidió que lo sacrificase. ¿No es esto totalmente increíble? ¿Qué pretendía hacer Dios en realidad? ¿Cuál era Su verdadera intención? Le dio un hijo a Abraham incondicionalmente, pero también le pidió que hiciera una ofrenda incondicional. ¿Era esto excesivo? Desde el punto de vista de un tercero no solo lo era, sino que parecía como querer “buscar un problema sin motivo”. Sin embargo, Abraham mismo no opinaba que Dios le estuviera pidiendo demasiado. Aunque tenía unas pocas opiniones pequeñas propias sobre ello, y aunque sospechaba un poco de Dios, seguía estando preparado para hacer la ofrenda. En este punto, ¿ves algo que demuestre que Abraham estuviera dispuesto a ofrecer a su hijo? ¿Qué se indica en estas frases? El texto original dice lo siguiente: “Abraham se levantó muy de mañana, aparejó su asno y tomó con él a dos de sus mozos y a su hijo Isaac; y partió leña para el holocausto, y se levantó y fue al lugar que Dios le había dicho” (Génesis 22:3). “Llegaron al lugar que Dios le había dicho y Abraham edificó allí el altar, arregló la leña, ató a su hijo Isaac y lo puso en el altar sobre la leña. Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo” (Génesis 22:9-10). Cuando Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, ¿vio Dios sus acciones? Sí; las vio. Todo el proceso —desde el principio, cuandoDios le pidió a Abraham que sacrificara a Isaac, hasta el momento en que el hombre alzó el cuchillo para matar a su hijo— le mostró a Dios el corazón de Abraham, e independientemente de su insensatez, su ignorancia y su malinterpretación anteriores de Dios, en aquel momento su corazón era sincero, honesto; de verdad le iba a devolver a Isaac a Dios, ese hijo que Él le había dado. Dios vio obediencia en él, esa misma obediencia que Él deseaba.

Para el hombre, Dios hace muchas cosas incomprensibles e incluso increíbles. Cuando Dios desea orquestar a alguien, con frecuencia esta orquestación está en desacuerdo con las nociones del hombre y le resulta incomprensible. Sin embargo, esta disonancia e incomprensibilidad son precisamente la prueba y el examen de Dios para el ser humano. Entretanto, Abraham pudo demostrar su obediencia a Dios, que era la condición más fundamental de su capacidad de satisfacer Su requisito. Sólo entonces, cuando Abraham pudo obedecer esta exigencia, cuando ofreció a Isaac, Dios sintió verdaderamente confianza y aprobación hacia la humanidad, hacia Abraham, a quien había escogido. Sólo entonces estuvo Dios seguro de que esta persona que había elegido era un líder indispensable que podría acometer Su promesa y Su consiguiente plan de gestión. Aunque sólo era una prueba y un examen, Dios se sintió satisfecho, percibió el amor del hombre por Él, y se sintió confortado por este como nunca antes. En el momento en que Abraham levantó su cuchillo para matar a Isaac, ¿lo detuvo Dios? Dios no permitió que Abraham sacrificase a Isaac, sencillamente porque no tenía intención de tomar su vida. Así pues, detuvo a Abraham justo a tiempo. Para Dios, la obediencia de Abraham ya había pasado la prueba; lo que hizo fue suficiente, y Él ya había visto el resultado de lo que pretendía hacer. ¿Fue este resultado satisfactorio para Dios? Puede decirse que lo fue, que fue lo que Dios quería, y lo que anhelaba ver. ¿Es esto cierto? Aunque, en diferentes contextos, Dios usa diferentes formas de probar a cada persona; en Abraham comprobó lo que quería ver: que su corazón era sincero, y su obediencia incondicional. Este “incondicional” era precisamente lo que Dios deseaba. Con frecuencia, las personas afirman: “Ya he ofrecido esto, ya he renunciado a aquello; ¿por qué sigue Dios insatisfecho conmigo? ¿Por qué sigue sometiéndome a pruebas? ¿Por qué sigue examinándome?”. Esto demuestra una realidad: Dios no ha visto tu corazón ni lo ha ganado. Es decir, no ha visto la misma sinceridad que cuando Abraham fue capaz de levantar su cuchillo para matar a su hijo con sus propias manos y ofrecérselo a Dios. No ha visto tu obediencia incondicional ni ha sido confortado por ti. Es natural, pues, que Dios siga probándote. ¿No es cierto? Dejaremos este tema aquí. A continuación, leeremos “la promesa de Dios a Abraham”.

3. La promesa de Dios a Abraham

Génesis 22:16-18 Juro por Mí mismo —dijo Jehová— que porque has hecho esto, y no has retenido a tu hijo, tu único hijo, te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tu simiente tendrá las puertas de sus enemigos; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra, porque has obedecido Mi voz.*

Este es un relato íntegro de la bendición de Dios a Abraham. Aunque breve, su contenido es rico: incluye la razón y el trasfondo del regalo de Dios a Abraham, y lo que le dio. También está impregnado del gozo y del entusiasmo con los que Dios pronunció estas palabras, así como de la urgencia de Su anhelo por ganar a quienes pueden escuchar Sus palabras. En esto vemos que Dios aprecia y siente ternura hacia quienes obedecen Sus palabras y siguen Sus mandatos. También vemos el precio que paga para ganar a las personas, y el cuidado y la atención que pone en ello. Además, este pasaje contiene las palabras “Juro por Mí mismo”, y esto nos proporciona un sentido intenso de la amargura y el dolor soportados por Dios y solo por Él, entre los bastidores de esta obra de Su plan de gestión. Es un pasaje sugerente, con un significado especial para los que vinieron después, y un impacto de gran alcance para ellos.

El hombre obtiene las bendiciones de Dios por su sinceridad y obediencia

¿Fue grande esta bendición que Dios le dio a Abraham, sobre la que hemos leído? ¿Cómo de grande fue? Aquí hay una frase clave: “y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra”. Esta frase muestra que Abraham recibió bendiciones que nadie más recibió ni antes ni después de él. Cuando este hombre le devolvió su hijo a Dios, porque Él se lo había pedido —su único y amado hijo— (nota: aquí no podemos usar la palabra “ofreció”; deberíamos decir devolvió su hijo a Dios), Él no sólo no permitió que ofreciera a Isaac, sino que también lo bendijo. ¿Con qué promesa bendijo a Abraham? Lo bendijo con la promesa de multiplicar su descendencia. ¿Y en qué medida sería multiplicada? Las Escrituras dicen lo siguiente: “como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tu simiente tendrá las puertas de sus enemigos; y en tu simiente serán bendecidas todas las naciones de la tierra”.* ¿Cuál fue el contexto en el que Dios pronunció estas palabras? Es decir, ¿cómo recibió Abraham las bendiciones de Dios? Las recibió tal como Dios dice en las Escrituras: “porque has obedecido Mi voz”. Esto es, porque había seguido el mandato de Dios, porque había hecho todo lo que Él le había dicho, pedido y ordenado sin la más mínima queja, Dios le hizo esa promesa. En ella hay una frase crucial que menciona los pensamientos de Dios en ese momento. ¿La habéis notado? Puede ser que no hayáis prestado mucha atención a estas palabras de Dios: “Juro por Mí mismo”. Su significado es que cuando Dios las pronunció estaba jurando por sí mismo. ¿Por qué cosa juran las personas cuando hacen un juramento? Juran por el cielo, es decir, hacen un juramento a Dios y juran por Él. Es posible que las personas no entiendan del todo el fenómeno por el cual Dios juraba por sí mismo, pero podréis comprenderlo cuando os provea la explicación correcta. Al estar frente a un hombre que solo podía oír Sus palabras, pero sin entender Su corazón, Dios volvió a sentirse solo y desconcertado una vez más. En la desesperación y se podría decir, subconscientemente, Dios hizo algo muy natural: colocó Su mano sobre Su corazón y se refirió a sí mismo cuando otorgaba esta promesa a Abraham, y de aquí el hombre oyó a Dios decir: “Juro por Mí mismo”. A través de las acciones de Dios, puedes pensar en ti mismo. Cuando pones tu mano en tu corazón y te hablas a ti mismo, ¿tienes una idea clara de lo que estás diciendo? ¿Es sincera tu actitud? ¿Hablas con franqueza, con el corazón? Vemos, pues, aquí que cuando Dios le habló a Abraham lo estaba haciendo en serio y con sinceridad. Al mismo tiempo que hablaba y bendecía a Abraham, también se hablaba a sí mismo. Se estaba diciendo: Bendeciré a Abraham, y haré su descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo, y tan abundante como la arena a la orilla del mar, porque obedeció Mis palabras y es a él a quien Yo he escogido. Cuando Dios pronunció “Juro por Mí mismo”, Él decidió que produciría en Abraham el pueblo escogido de Israel, tras lo cual dirigiría a este pueblo hacia adelante rápidamente con Su obra. Es decir, Dios haría que los descendientes de Abraham asumiesen la obra de Su gestión, y Su obra, y lo que Él había expresado empezarían con Abraham, y continuarían en sus descendientes, materializando así el deseo de Dios de salvar al hombre. ¿Qué decís? ¿No es esta una cosa bendita? Para el hombre, no hay mayor bendición; se puede decir que es la cosa más bendita. La bendición obtenida por Abraham no fue la multiplicación de su descendencia, sino la realización por parte de Dios de Su gestión, Su comisión y Su obra en los descendientes de Abraham. Esto significa que las bendiciones obtenidas por este hombre no fueron temporales, sino que continuaron según progresó el plan de gestión de Dios. Cuando Él habló, cuando juró por sí mismo, ya había tomado una decisión. ¿Fue cierto el proceso de esta decisión? ¿Fue práctico? Dios decidió que, desde ese entonces entregaría a Abraham y a sus descendientes Sus esfuerzos, el precio que pagó, lo que Él tiene y es, Su todo, e incluso Su vida. También decidió que, comenzando por este grupo de personas, manifestaría Sus hechos, y permitiría que el hombre viera Su sabiduría, Su autoridad, y Su poder.

Ganar a los que conocen a Dios y son capaces de dar testimonio de Él es el deseo inmutable de Dios

Al mismo tiempo que hablaba para sí mismo, Dios también le habló a Abraham; ¿pero aparte de oír las bendiciones que Él le dio, era Abraham capaz de entender los deseos verdaderos de Dios en todas Sus palabras, en aquel momento? ¡No! Así, en el momento en que Dios juró por sí mismo, Su corazón seguía solitario y afligido. Aún no había una sola persona capaz de entender o comprender lo que Él pretendía o planeaba. En ese momento, nadie ni siquiera Abraham, fue capaz de hablarle en confianza, y mucho menos de cooperar con Él en la realización de la obra que Él debía hacer. Aparentemente, Dios había ganado a Abraham, y a alguien que podía obedecer Sus palabras. Pero en realidad, el conocimiento que esta persona tenía de Dios era poco más que nada. Aunque Él había bendecido a Abraham, Su corazón todavía no estaba satisfecho. ¿Qué significa que Dios no estaba satisfecho? Quiere decir que Su gestión sólo había comenzado, que las personas a las que quería ganar, a las que anhelaba ver, a las que amaba, seguían lejos de Él; necesitaba tiempo, esperar, ser paciente. Y es que, en ese momento, aparte de Dios mismo no había nadie que supiera lo que Él necesitaba, lo que deseaba ganar, o qué anhelaba. Así, a la vez que Dios se sentía muy entusiasmado, Dios también tuvo pesar en Su corazón. Sin embargo, no detuvo Sus pasos, y siguió planeando el siguiente paso de lo que debía hacer.

¿Qué veis en la promesa de Dios a Abraham? Dios le concedió grandes bendiciones, sencillamente porque él obedecía Sus palabras. Aunque, en apariencia, esto parece normal y una cosa natural, vemos en ello el corazón de Dios: Él valora especialmente la obediencia del hombre hacia Él y aprecia su sinceridad y entendimiento hacia Él. ¿Cuánto aprecia Dios esta sinceridad? Quizás no entendáis cuánto la aprecia, y es posible que no haya nadie que sea consciente de ello. Dios le dio un hijo a Abraham, y cuando este hijo había crecido, le pidió que se lo ofreciese. Abraham siguió Su mandato al pie de la letra, obedeció Su palabra y su sinceridad conmovió a Dios, quien lo valoró. ¿Cuánto lo valoró Dios? ¿Y por qué lo hizo? En un momento en el que nadie comprendía Sus palabras ni entendía Su corazón, Abraham hizo algo que sacudió los cielos e hizo temblar la tierra, le produjo a Dios una sensación de satisfacción sin precedentes, y le proporcionó el gozo de ganar a alguien capaz de obedecer Sus palabras. Esta satisfacción y este gozo procedieron de una criatura hecha por la propia mano de Dios, y fue el primer “sacrificio” que el hombre había presentado a Dios, el más valorado por Él desde que creó al ser humano. Dios había pasado momentos duros esperando este sacrificio, y lo trató como el primer regalo importante del hombre, a quien Él había creado. Le mostró el primer fruto de Sus esfuerzos y el precio que había pagado, y le permitió ver la esperanza en la humanidad. Después, Dios anheló aún más un grupo de personas como esta que le hicieran compañía, que lo trataran con sinceridad y que cuidaran de Él con sinceridad. Incluso esperó que Abraham perdurara, porque deseaba que un corazón como el de Abraham lo acompañase y estuviese con Él mientras continuaba Su gestión. Independientemente de lo que Dios quisiera, tan sólo era un deseo, una idea, porque Abraham era sólo un hombre capaz de obedecerle, y no tenía el más mínimo entendimiento o conocimiento de Él. Abraham era alguien muy alejado de los estándares de los requisitos divinos para el hombre, que son: conocer a Dios, ser capaz de dar testimonio de Él, pensar igual que Él. Por tanto, Abraham no podía andar con Dios. Al presentar Abraham a Isaac como ofrenda, Dios vio su sinceridad y su obediencia, y comprobó que había resistido la prueba que Él le había puesto. Aunque aceptó su sinceridad y su obediencia, seguía siendo indigno de convertirse en el confidente de Dios, en alguien que lo conociera, lo entendiera, y estuviera informado de Su carácter; estaba lejos de pensar como Él y de hacer Su voluntad. Así, en Su corazón, Dios seguía estando solo e inquieto; y cuanto más lo estaba, más necesitaba continuar con Su gestión lo antes posible, y poder seleccionar y ganar a un grupo de personas para cumplir Su plan de gestión y lograr Su voluntad cuanto antes. Este era el deseo entusiasta de Dios, que ha permanecido inmutable desde el principio hasta hoy. Desde que creó al hombre en el principio, Dios ha anhelado un grupo de vencedores que camine con Él y sea capaz de entender, conocer y comprender Su carácter. Este deseo de Dios nunca ha cambiado. Independientemente de cuánto tenga que esperar aún, de lo duro que sea el camino que tiene por delante y de lo lejos que estén los objetivos que anhela, Dios nunca ha alterado ni abandonado Sus expectativas para el hombre. Ahora que he dicho esto, ¿sabéis algo del deseo de Dios? Quizás lo que habéis descubierto no sea muy profundo, ¡pero llegará progresivamente!

Durante la misma época en la que vivió Abraham, Dios también destruyó una ciudad, llamada Sodoma. Sin duda, muchos están familiarizados con la historia de esta localidad, pero nadie lo está con los pensamientos de Dios que formaron el trasfondo de Su destrucción de la ciudad.

Por tanto, hoy, a través de los diálogos siguientes con Abraham, conoceremos Sus pensamientos en aquel momento, a la vez que Su carácter. Ahora, leamos los siguientes pasajes de la escritura.

9 de noviembre de 2013

Continuará… La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Músicas cristianas | Una elección sin remordimientos

Cuando Satanás arresta y persigue a los cristianos con más y más violencia,
cuando la ciudad está llena de oscuros horrores y huyo adonde puedo,
cuando la libertad está atrapada en una cárcel lúgubre,
cuando mi única compañía es una larga noche de dolor,
mi fe en Dios no vacila; nunca traicionaré a mi Señor, mi Dios.

Músicas cristianas | Una elección sin remordimientos

I
Cuando Satanás arresta y persigue a los cristianos con más y más violencia,
cuando la ciudad está llena de oscuros horrores y huyo adonde puedo,
cuando la libertad está atrapada en una cárcel lúgubre,
cuando mi única compañía es una larga noche de dolor,
mi fe en Dios no vacila; nunca traicionaré a mi Señor, mi Dios.
Dios verdadero todopoderoso, mi corazón te pertenece.
La cárcel sólo puede controlar mi cuerpo.
No impedirá que siga Tus pasos. No impedirá que siga Tus pasos.
En el doloroso sufrimiento, en un camino accidentado,
guiado por Tus palabras, no tengo miedo;
acompañado por Tu amor, mi corazón está satisfecho;
acompañado por Tu amor, mi corazón está satisfecho.
II
Cuando la tortura perniciosa de los satánicos diablos sea cada vez peor,
cuando el dolor punzante me golpee una y otra vez,
cuando la agonía de mi carne esté a punto de alcanzar su cénit,
en el último momento, cuando estén a punto de quitarme la vida,
nunca me entregaré al gran dragón rojo,
nunca seré un Judas, una mancha de vergüenza para Dios.
Dios verdadero todopoderoso, te seré fiel hasta la muerte.
Satanás puede torturar y castigar mi cuerpo,
pero no puede tocar mi fe y mi amor por Ti,
pero no puede tocar mi fe y mi amor por Ti.
La vida y la muerte estarán siempre bajo Tu dominio.
Abandonaré todo para dar testimonio de Ti.
Por dar testimonio de Ti y avergonzar a Satanás, moriré sin queja alguna.
Por dar testimonio de Ti y avergonzar a Satanás, moriré sin queja alguna.
¡Qué glorioso es seguir a Cristo y buscar amar a Dios en esta vida!
Debería retribuir el amor de Dios con el alma y el corazón;
estoy dispuesto a abandonarlo todo para dar testimonio de Él.
Mientras viva, nunca me arrepentiré de haber elegido darle todo mi ser a Dios.
Nunca me arrepentiré. Nunca me arrepentiré.
De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”

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Devocional de hoy | Solo conociendo el misterio de la venida secreta del Señor podrás recibir a Él

Dios Todopoderoso dice: “Esta vez, Dios viene a hacer la obra, no en un cuerpo espiritual, sino en uno muy corriente. Además, no sólo es el cuerpo de la segunda encarnación de Dios, sino también el cuerpo a través del cual Él regresa a la carne.

Devocional de hoy | Solo conociendo el misterio de la venida secreta del Señor podrás recibir a Él

Después de leer nuestra publicación de ayer, un amigo nos envió un mensaje, preguntando: “Es cierto que no he descubierto los versos en la Biblia acerca de la venida secreta del Señor. Entonces, ¿qué es la venida secreta del Señor?”.

¡Entender este problema es esencial para que podamos recibir al Señor! Echemos un vistazo a la profecía del Señor Jesús: “Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis” (Lucas 12:40). “Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación” (Lucas 17:24-25). Aquí se menciona “el Hijo del Hombre vendrá” y “así será el Hijo del Hombre en su día”, la expresión “Hijo del hombre” se refiere a Aquel que nace de un ser humano y tiene una humanidad normal. Así pues, no se puede denominar “Hijo del hombre” al Espíritu. Por ejemplo, tanto Jehová Dios como el cuerpo espiritual resucitado del Señor Jesús no pueden ser llamados “Hijo del hombre”. Por lo tanto, el Señor Jesús profetizó que el Hijo del hombre vendría, esto se alude a que Él se hará carne cuando vuelva. En particular, el Señor Jesús profetizó: “Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación”. Esta es una prueba aún más de que el Señor vendrá mediante la encarnación. Si el Señor regresa públicamente en nubes, todo el mundo se postrará para adorarlo, ¿quién se atreverá a resistir y rechazar a Él?

Dios Todopoderoso dice: “Esta vez, Dios viene a hacer la obra, no en un cuerpo espiritual, sino en uno muy corriente. Además, no sólo es el cuerpo de la segunda encarnación de Dios, sino también el cuerpo a través del cual Él regresa a la carne. Es una carne muy corriente. No puedes ver nada que lo haga resaltar entre los demás, pero puedes recibir de Él las verdades que nunca antes se han oído. Esta carne insignificante es la personificación de todas las palabras de la verdad de Dios, la que emprende Su obra en los últimos días y la que expresa todo el carácter de Dios para que el hombre lo entienda. ¿No deseas enormemente ver al Dios del cielo? ¿No deseas enormemente entender al Dios del cielo? ¿No deseas enormemente ver el destino de la humanidad? Él te contará todos estos secretos que ningún hombre ha sido capaz de contarte y Él te hablará también de las verdades que no entiendes. Él es tu puerta al reino y tu guía a la nueva era”.

Extracto de “La Palabra manifestada en carne”

Ahora Dios ha vuelto a la carne, Él es Cristo de los últimos días, Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso ha expresado millones de palabras, revelando el misterio del plan de gestión de Dios de seis mil años, desvelando la verdad de la corrupción del hombre por parte de Satanás y mostrándonos el camino para lograr la salvación completa y entrar en el reino de los cielos, etc. Por lo tanto, si queremos cumplir nuestro deseo, debemos aceptar la salvación de Dios Todopoderoso encarnado en los últimos días.

¿Cómo leer la Biblia para comprender correctamente el misterio de la segunda venida del Señor y encontrar remedios de recibir a Él? Discuta y comuníquese con nosotros a través del medios de contacto abajo.

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Dios hará realidad todo lo que pedimos con sinceridad

Dios Todopoderoso dice: “Todas las cosas bajo las disposiciones y la soberanía de Dios obedecen leyes naturales y, si te decides a dejar que Dios organice y dicte todo para ti, debes aprender a esperar, a buscar y a someterte.

El Señor Jesús dijo: “Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas” (Marcos 11:24). El Señor nos dijo que independientemente de cuántas dificultades y circunstancias nos enfrentemos, siempre y cuando oremos sinceramente a Dios, Dios nos dará lo que necesitamos y nos ayudará a resolver las dificultades.

Dios Todopoderoso dice: “Todas las cosas bajo las disposiciones y la soberanía de Dios obedecen leyes naturales y, si te decides a dejar que Dios organice y dicte todo para ti, debes aprender a esperar, a buscar y a someterte. Esta es la actitud que toda persona que quiere someterse a la autoridad de Dios debe adoptar, la cualidad básica que debe poseer toda persona que quiere aceptar la soberanía y las disposiciones de Dios. Para tener tal actitud, para poseer tal cualidad, debéis trabajar más duro, y sólo así podréis entrar en la verdadera realidad”.

De “La Palabra manifestada en carne”

Recomendación: Cómo orar a Dios correctamente

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Película cristiana 2020 | Soltar los lazos que atan

El personaje principal, una líder de la Iglesia, descubre a través de un sondeo en la Iglesia que otros hermanos y hermanas han reportado que la hermana Li es constantemente descuidada en su deber; reportan que no acepta la verdad, que sermonea con altivez a las personas y las restringe.

Película cristiana 2020 | Soltar los lazos que atan

El personaje principal, una líder de la Iglesia, descubre a través de un sondeo en la Iglesia que otros hermanos y hermanas han reportado que la hermana Li es constantemente descuidada en su deber; reportan que no acepta la verdad, que sermonea con altivez a las personas y las restringe. La líder de la Iglesia sabe muy bien que, de acuerdo con los principios de la verdad, la hermana Li debe ser despedida, pero ella está corrompida e influenciada por filosofías satánicas como «La sangre tira mucho» y «El hombre no es inanimado; ¿cómo puede carecer de emociones?». Tomando en consideración que provienen de la misma ciudad y siempre han sido cercanas, ella actúa de acuerdo con sus emociones y encubre y protege a la hermana Li una y otra vez. Posteriormente, y solo gracias al juicio y a la revelación de las palabras de Dios, es capaz de ver la naturaleza y las consecuencias de basarse en las emociones en sus acciones. Llega a tener cierto discernimiento de estas filosofías satánicas y ya no se basa en sus sentimientos a la hora de enfrentar los problemas, sino que, en su lugar, practica conscientemente de acuerdo con los principios de la verdad.

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He encontrado la verdadera felicidad

Dios Todopoderoso dijo: “Cuando comiences a sentir la desolación de este mundo, no te quedes perplejo, no llores. Dios Todopoderoso, el Vigilante, acogerá tu llegada en cualquier momento”.

Por Zhang Hua, Camboya

Yo nací en una familia de agricultores común. Aunque mi familia no era rica, mi padre y mi madre se amaban y me trataban muy bien. Nuestra vida familiar era bastante abundante y bendecida. Cuando crecí, me dije: debo encontrar un marido que me trate bien y debo establecer una familia dichosa y feliz. Esto es lo más importante. No busco riquezas, sólo necesito tener una relación amorosa con mi marido y una vida familiar apacible y feliz.

Conocí a mi marido a través de un conocido mutuo. No me gustaba porque era bastante bajo, pero mi padre y mi madre lo miraban con buenos ojos. Ellos me decían: “Tiene buen corazón y te tratará bien”. Vi que mi marido trataba a las personas de forma muy sincera y parecía alguien que trataría bien a su familia. Pensé: “No pasa nada porque sea bajo. Mientras me trate bien, está bien”. Como consecuencia, estuve de acuerdo con la boda y en 1989 nos casamos. Después de casarnos, mi marido me trataba con mucha ternura y me cuidaba muy bien. Mi vida matrimonial era muy dichosa y abundante. Mi marido me trataba bien y yo recordaba eso en mi corazón. Yo también cuidaba de él atentamente y pensaba en él en todos los aspectos. Cuando nacieron nuestras dos hijas, con el fin de que él estuviera tranquilo en el trabajo, yo me quedaba en casa y cuidaba de la familia. En esa época, mi hija pequeña enfermaba con frecuencia. Una vez, durante la noche, tuvo fiebre de repente. Mi marido estaba trabajando en el turno de noche y no estaba en casa. Aterrada, decidí llevar a mi hija al hospital por mi cuenta. Cuando mi marido supo de esto, quiso volver a casa. Él no quería que yo sufriera demasiado. Yo estaba muy feliz de que mi marido tuviera esta clase de corazón. Después, las dos niñas se fueron del pueblo por sus estudios. Yo alquilé una casa para acompañarlas y cuidarlas mientras estudiaban. Mientras yo pudiera manejar un determinado asunto, no molestaba a mi marido con ello. Aunque en ocasiones era difícil y yo estaba un poco cansada, nuestra relación como marido y mujer estaba llena de amor mutuo y apoyo. Yo sentía que mi vida era muy bendecida.

En esa época, el dinero que mi marido ganaba era justo lo suficiente para cubrir nuestros gastos diarios. Aunque nuestra vida era un poco difícil, nunca me quejé a él. Yo sentía que marido y mujer deberían compartir las alegrías y las tristezas de la vida. Después, la situación económica en el lugar de trabajo de mi marido se deterioró y él apenas podía llevar a casa la mitad de su paga anterior cada mes. Pronto, no habríamos podido pagar los gastos de escolarización de nuestras hijas. En un intento de reducir la presión sobre mi marido, pedía prestado dinero a nuestros familiares con frecuencia. Yo pensaba: “Estas dificultades son sólo temporales. Las cosas mejorarán con el tiempo”. Como pedimos dinero prestado durante tanto tiempo, nuestras deudas se incrementaron cada vez más. Mi marido y yo sentíamos que la presión era muy significativa. En el 2013, mi marido empezó a pensar en irse al extranjero a ganar dinero. Cuando oí esto, aunque estaba reticente, pensé: “Si él se marcha al extranjero durante dos o tres años a ganar algo de dinero, podremos saldar algunas de nuestras deudas y mejorar nuestra situación familiar”. Aún más, nuestras hijas están creciendo y queremos darles un buen entorno. Por el bien de nuestra familia, estuve de acuerdo en que él se fuera a trabajar al extranjero.

Mi marido se fue a Camboya tres años. Durante estos tres años, yo me quedé en casa y cuidé de las niñas y de nuestros ancianos padres. Al principio, mi marido llamaba frecuentemente a casa y demostraba que se preocupaba por la familia. También enviaba dinero a casa. Después, llamaría cada vez menos y enviaría muy poco dinero a casa. Al final, la cosa se puso tan dura que él no enviaba ningún dinero a casa y pasaba mucho tiempo sin llamar. Yo estaba preocupada de que le hubiera pasado algo. Como consecuencia, fui a verlo con las niñas. Cuando llegamos a Camboya y vi que mi marido estaba sano y salvo me sentí muy aliviada. Como esta era la primera vez que íbamos a Camboya, yo iba preparada para permanecer allí con nuestras hijas durante un período de tiempo y estar con mi marido antes de volver a casa. Sin embargo, descubrí que cada vez que yo acompañaba a mi marido fuera de la casa, las personas que lo conocían me miraban con una extraña expresión. Como no hablábamos el mismo idioma, yo no sabía qué estaban diciendo. Una semana después, mi marido trajo de pronto ante mí un niño extraño en sus brazos. Él dijo a este: “Rápido, di hola a tu tía”. En ese momento, simplemente me quedé con la mirada en blanco porque no sabía qué estaba pasando. Cuando pregunté a mi marido, averigüé que era un niño que él había tenido con una mujer que conoció en Camboya. Me enojé indescriptiblemente y no tenía ni idea de qué hacer. Cuando se lo reproché, él contestó prosaicamente: “Esto es muy común. ¡Muchas personas hacen esto aquí!”. Cuando le oí decir esto, me enojé tanto que todo mi cuerpo temblaba. Nunca habría pensado que mi marido y yo nos hubiéramos amado durante tantos años, y que ahora él pudiera decir algo tan frío y cruel y hacer algo tan desvergonzado. Airada, lo abofeteé dos veces con saña. Estaba paralizada por la traición de mi marido. La realidad de esta traición fue como un trueno en un cielo despejado para mí. Él nunca mostró un indicio anterior de que actuaría así. Yo no podía aceptar esto de él. Me senté en el suelo y lloré con amargura. Me pregunté repetidamente: “¿Por qué me haría esto mi marido? ¿Dónde está el marido que yo conocía?”. ¿Podría ser que su promesa de amor eterno, su ternura y su cuidado fueran todos falsos? Yo se lo di todo a esta familia. Nunca pedí a mi marido que me diera dinero o disfrute material. Sin embargo, ahora… La traición de mi marido era una humillación para mí. Yo sentía que no tenía dignidad para seguir viviendo.

Los siguientes días, bañaba mi rostro en lágrimas cada día. Despreciaba a esa mujer y a ese niño. Dije a mi marido que quería divorciarme y estaba preparada para llevarme a mis hijas a casa y abandonar a esta así llamada familia. Yo no pensaba que mi marido no sólo no estaría de acuerdo con divorciarse de mí sino que tampoco quería abandonar a esa mujer. Posteriormente supe que algunos de mis familiares ya sabían que mi marido había encontrado otra mujer y que tenía un hijo con ella. Simplemente me dejaron en la ignorancia sobre ello. Yo sentía incluso más que yo no estaba viviendo con ninguna dignidad. Me sacrifiqué arduamente por esta familia. Nunca habría pensado que se me pagaría con traición y engaño. Mi corazón estaba roto… Esta traición ya era muy dolorosa. Lo que hizo que esto fuera más difícil de aceptar para mí era que las personas que conocían a mi marido y a esa mujer, me miraran de forma extraña e incluso me criticaran. Originalmente, mi marido fue quien me traicionó y esa mujer fue la que destruyó mi familia. Sin embargo, ahora, a ojos de otras personas, yo era la intrusa. No puedo describir el dolor que estaba sintiendo en ese momento. El tiempo pasa lentamente cuando una se siente miserable. Acabé perdiendo más de diez kilos.

En el momento en que yo estaba completamente desanimada, encontré la salvación de Dios Todopoderoso de los últimos días. Cuando mi vecina Lin Ting supo de este incidente, vino y me predicó el evangelio. Ella dijo: “Cree en Dios. Dios puede ayudarte”. Sin embargo, al haber estado influenciada por el ateísmo, ¡cómo iba simplemente a creer en Dios! No le di ninguna respuesta. Después, Lin Ting me habló de nuevo: “Lee las palabras de Dios. Él es capaz de salvarte y ayudarte a liberarte de tu dolor”. Ella decía las cosas con tanta sinceridad que me sentí conmovida emocionalmente. Me daba vergüenza rechazarla otra vez y como consecuencia, recibí una copia del libro La Palabra manifestada en carne. Abrí el libro y leí el siguiente pasaje: “La humanidad, que abandonó el suministro de vida del Todopoderoso, no sabe por qué existe y, sin embargo, teme a la muerte. Están sin la ayuda o apoyo, pero siguen renuentes a cerrar los ojos; y se arman de valor para alargar una existencia innoble en este mundo, sacos de carne sin tener ni idea de sus propias almas. Tú vives así, sin esperanza, como hacen otros, sin ningún objetivo. Sólo existe el Santo de la leyenda que vendrá a salvar a los que gimen por el sufrimiento y anhelan desesperadamente Su llegada. […] Cuando estés cansado y cuando comiences a sentir la desolación de este mundo, no te quedes perplejo, no llores. Dios Todopoderoso, el Vigilante, acogerá tu llegada en cualquier momento” (‘El suspiro del Todopoderoso’ en “La Palabra manifestada en carne”). Cuando leí las palabras sinceras de Dios, me llené de lágrimas y sentí que Dios entiende realmente a la humanidad. Cuando me enfrenté a la traición de mi marido, quise morir pero no tuve la valentía de hacerlo ni me resigné a morir de esa forma. Perdí la dirección y el propósito de mi vida e incluso quise rendirme. Cuando leí las palabras de Dios, pude ver la esperanza de la vida y mi corazón encontró la paz. Aunque mi marido me había traicionado, yo podía confiar en Dios. Yo no estaba sola. Dios Todopoderoso dijo: “Cuando comiences a sentir la desolación de este mundo, no te quedes perplejo, no llores. Dios Todopoderoso, el Vigilante, acogerá tu llegada en cualquier momento”. Yo estaba dispuesta a confiar en Dios porque era una persona herida y no tenía a nadie que cuidara de mí. Necesitaba el abrazo de Dios. Sentía que cada día era muy doloroso y agotador. No quería seguir adelante así. Como Dios entiende tan bien a la humanidad, Él podía sacarme definitivamente de este dolor. Como consecuencia, empecé a leer las palabras de Dios junto con Lin Ting. Comunicamos los propósitos de Dios y aprendimos a cantar himnos de adoración a Dios. Lin Ting me dijo: “Cuando estés pasando por momentos difíciles, ora a Dios y lee Sus palabras. Él puede consolar nuestro corazón herido”. Yo hice lo que ella me dijo que hiciera. Cuando vi los MVs y los vídeos de himnos que filmaron los hermanos y hermanas de la Iglesia de Dios Todopoderoso, empecé a sentirme más feliz en mi corazón. Yo sentía que sólo la familia de Dios tenía un amor genuino y que el gozo genuino sólo podía encontrarse con mis hermanos y hermanas. Este fue especialmente el caso cuando vi el vídeo “La felicidad en la buena tierra de Canaán”. Mi corazón saltaba junto a los hermanos y hermanas que cantaban y danzaban. Mi sufrimiento y mi corazón deprimido se animaron inmediatamente y finalmente una sonrisa empezó a aparecer en mi rostro. Inmediatamente, sentí que esta era la familia que yo había querido realmente. Como consecuencia, disfruté de la vida de iglesia junto con mis hermanos y hermanas.

Después, leí algunas palabras más de Dios: “Satanás se aprovecha de las corrientes sociales para corromper al hombre. Estas corrientes incluyen muchas cosas. Algunos preguntan: ‘¿Tienen que ver con la ropa que vestimos? ¿Están relacionadas con las últimas modas, cosméticos, peinados y alimentos gourmet?’. ¿Son estas las cosas de las que trata? Estas son una parte de las tendencias, pero no deseamos hablar de esto ahora. Sólo deseamos hablar de las ideas que las corrientes sociales producen para las personas, la forma en que las hacen comportarse en el mundo, las metas y la perspectiva de la vida que ocasionan en los seres humanos. Son muy importantes; pueden controlar e influenciar el estado mental del hombre. Una tras otra, todas estas corrientes conllevan una influencia malvada que degenera continuamente al hombre, provocándole que continuamente pierda conciencia, humanidad y razón, y que rebaje su moral y su calidad de personalidad cada vez más, hasta el punto de que se puede incluso afirmar que la mayoría de las personas no tienen ahora personalidad ni humanidad, ni conciencia, y mucho menos razón. […] Cuando sopla el viento de una tendencia, tal vez sólo un pequeño número de personas se convertirán en iniciadoras de esta. Empiezan a hacer este tipo de cosas, aceptando este tipo de idea o este tipo de perspectiva. La mayoría de las personas, sin embargo, en medio de su inconsciencia seguirán estando continuamente infectadas, asimiladas y atraídas por esta clase de corriente, hasta que la aceptan sin darse cuenta y de forma involuntaria, y todos estén sumergidos en ella y sean controlados por ella. Y es que el hombre que no esté en plenas facultades físicas y mentales, que no sepa nunca cuál es la verdad, que no pueda discernir la diferencia entre las cosas positivas y las negativas, estas clases de tendencias, una tras otra, lo hacen aceptar con facilidad dichas tendencias, el criterio de vida, así como los valores que proceden de Satanás. Aceptan lo que este les dice sobre cómo plantearse la vida y la forma de vivir que Satanás les ‘concede’. No tienen la fuerza ni la capacidad, y mucho menos la consciencia de resistirse” (‘Dios mismo, el único VI’ en “La Palabra manifestada en carne”). Cuando leí esta sección de las palabras de Dios, pensé en lo que mi marido me había dicho: “Esto es muy común. ¡Muchas personas lo hacen aquí!”. ¿No están retratados los pensamientos de mi marido en la verdad revelada por las palabras de Dios acerca de cómo las tendencias malvadas de la sociedad impactadas por Satanás corrompen y asimilan a la gente? Antes de que se marchara del país, mi marido podía cuidar de su familia y preocuparse por mí y nuestras hijas. Sin embargo, en tres cortos años desde que se fue de casa para trabajar, siguió completamente las tendencias malvadas de la sociedad y traicionó a su propia familia. Entonces pensé: en la sociedad actual, ser una amante no es un asunto vergonzoso. De hecho, es algo que ocurre con bastante frecuencia. Muchos hombres han sido perjudicados por el pensamiento venenoso siguiente: “La bandera roja en casa no cae, las banderas de colores fuera se agitan en la brisa”. Tienen descaradamente aventuras extramatrimoniales. Como la vergüenza no los desanima, la gloria los motiva. Mi marido no quiere divorciarse de mí, pero tampoco quiere dejar a esa mujer. ¿No ha pasado él a ser controlado por esta clase de pensamiento y perspectiva? A través de la lectura de las palabras de Dios, fui capaz de entender esto: en realidad, todo el mundo es una víctima. Todo el mundo ha sido engañado por los pensamientos malvados de Satanás. Esta es la razón por la que hemos sido corrompidos hasta el punto en que no tenemos moral ni vergüenza. ¿Qué han ganado las personas si cumplen sus propios deseos egoístas? ¿Han obtenido realmente la felicidad? En cuanto a mi marido y esa mujer, no creo que estén en absoluto más felices que yo. Además, nuestros hijos son víctimas inocentes. ¿No es la desgracia que mi familia ha encontrado el resultado de la corrupción y del mal de Satanás? Cuando pienso en mí misma, si no hubiera encontrado la salvación de Dios, también habría sido corroída por las tendencias malvadas de la sociedad. Pensé que como mi marido encontró otra mujer yo también podría buscar otros hombres. No soy una mujer indeseada en ningún sentido. Estoy agradecida de que Dios me salvara en el momento en que Satanás estaba a punto de tragarme. Él me permitió venir ante Él y recibir Su protección. De lo contrario, yo habría sido destruida por la marea malvada de esta sociedad.

Continué leyendo, y las palabras de Dios decían: “Al ser la esencia de Dios es santa, esto significa que sólo por medio de Él puedes recorrer el camino brillante y correcto que cruza la vida; sólo a través de Dios puedes conocer el significado de la vida, puedes vivir la humanidad real, poseer la verdad, conocerla y obtener la vida desde la verdad. Sólo Dios mismo puede ayudar al hombre a apartarse del mal y librarse del daño y del control de Satanás. Aparte de Dios, nadie ni nada puede salvarte del mar de sufrimiento, para que dejes de sufrir: esto queda determinado por la esencia de Dios. Sólo Él mismo te salva tan desinteresadamente, sólo Él es responsable en última instancia por tu futuro, tu destino y tu vida, y Él lo dispone todo para ti. Esto es algo que nada creado o no creado puede conseguir. Porque nada creado o no creado posee una esencia de Dios como esta, ninguna persona o cosa tiene la capacidad de salvarte o dirigirte. Esta es la importancia de la esencia de Dios para el hombre” (‘Dios mismo, el único VI’ en “La Palabra manifestada en carne”). A partir de las palabras de Dios, entendí que aunque Satanás use toda clase de tendencias de la sociedad para corromper al hombre, todo el tiempo Dios ha llevado a cabo la obra de salvar a la humanidad. Él nunca ha renunciado a nuestra salvación porque hemos sido corrompidos demasiado profundamente. En los últimos días, Dios se ha encarnado una vez más y ha expresado Sus palabras, para despertar el espíritu del hombre y permitir a este descubrir el mal y la vileza de Satanás. Dios también nos ha despertado para que busquemos la verdad y nos liberemos de nuestro carácter satánico corrupto, abandonemos totalmente a Satanás y volvamos a Dios. A partir de las palabras de Dios, también entendí que sólo Él tiene una esencia pura y santa, que Él desprecia el mal y la perversidad y que espera que todos vengamos ante Él, aceptemos la guía de Sus palabras y obtengamos la iluminación de la luz. Los pensamientos malvados de Satanás han corrompido el corazón del hombre, han provocado que el hombre sea incapaz de romper con él y que sea corrompido y tragado poco a poco. Sólo Dios es capaz de salvarnos. Sólo las verdades que Dios expresa pueden permitirnos ver las intenciones de los planes y trucos malvados de Satanás de corromper al hombre, y tener el poder para librarnos del daño de Satanás y obtener una vida humana genuina. ¡Gracias a Dios Todopoderoso! ¡Él fue quien me rescató del abismo del dolor! Yo estoy dispuesta a leer las palabras de Dios, buscar la verdad y, al final, obtener Su salvación.

Hoy en día, conforme sigo leyendo más de las palabras de Dios, entiendo un poco de la verdad y puedo ver las intenciones de muchas situaciones. Ya no odio a mi marido o a esa mujer. Ellos son libres de elegir la clase de vida que quieren vivir. En cuanto a los familiares y amigos, soy capaz de tratar con ellos con calma. Ya no culpo a mis familiares porque todos hemos sido corrompidos por Satanás y todos somos sus víctimas. Ahora, yo asisto frecuentemente a reuniones con mis hermanos y hermanas. Leemos las palabras de Dios y comunicamos y compartimos nuestras experiencias individuales. Nos beneficiamos a diario de las palabras de Dios. Dentro de nuestro corazón, tenemos paz y gozo y nuestra vida está llena de esperanza. Gracias a Ti Dios Todopoderoso por guiarme a la senda correcta de vida y por darme una familia genuina. ¡Aquí he encontrado la verdadera felicidad! ¡Estoy dispuesta a seguir a Dios para siempre!

Reflexión cristiana | ¿Qué significa la expresión «Jesús vendrá como ladrón en la noche»?

La profecía del Apocalipsis dice: «He aquí, vengo como ladrón» (Apocalipsis 16:15). «Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti» (Apocalipsis 3:3).

Reflexión cristiana | ¿Qué significa la expresión «Jesús vendrá como ladrón en la noche»?

XinJie

¿Cómo vendrá el Señor?

Cuando se trata del regreso del Señor en los últimos días, la mayoría de los hermanos y hermanas dicen, según la Biblia «[…] verán al Hijo del Hombre que viene sobre las nubes del cielo con poder y gran gloria» (Mateo 24:30), creyendo que el Señor descenderá seguramente sobre una nube con el cuerpo espiritual glorioso resucitado del Señor Jesús. También hay algunas personas que están confundidas acerca de esto. La profecía del Apocalipsis dice: «He aquí, vengo como ladrón» (Apocalipsis 16:15). «Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete. Por tanto, si no velas, vendré como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti» (Apocalipsis 3:3). Las palabras del Señor dejaron muy claro que Él vendrá «como un ladrón», eso debería significar que el Señor vendrá cuando nadie se de cuenta. Si el Señor viniera sobre una nube, ¿no lo verían todos? Entonces, ¿cómo se cumpliría la profecía de «vendrá como un ladrón» del Señor? Este es un misterio que tienen muchas personas en sus corazones. Respecto a esto, hablaremos juntos sobre estos problemas.

Cómo se cumplirá la profecía de «vendrá como un ladrón»

El significado de » vendrá como un ladrón», excepto que sea el del que el Señor venga cuando nadie se de cuenta, también tiene el significado de que el Señor vendrá secretamente con la forma del Hijo del hombre. Hay muchas profecías en la Biblia que trata sobre esto, como: «Vosotros también estad preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no esperéis» (Lucas 12:40). «Porque como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo hasta el otro extremo del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación» (Lucas 17:24-25). Todas estas profecías mencionan «Hijo del hombre», cuando se dice «Hijo del hombre» se refiere a haber nacido del hombre, y tener una humanidad normal, si fuese un cuerpo espiritual no se podría llamar «Hijo del hombre». Al igual que Jehová Dios era un Espíritu, los ángeles son espíritus, y el cuerpo espiritual del Señor Jesús después de Su resurrección también era un Espíritu, todos los que pertenezcan al cuerpo espiritual no pueden ser llamados «Hijos del hombre». Solo Dios encarnado, nacido del hombre, con padre y madre, convertido en un humano normal y corriente, puede ser llamado «Hijo del hombre». Al igual que el Señor Jesús, tenía padres, comía, vestía y albergaba como una persona normal, y vivía entre las personas, por lo que se le llamaba «Hijo del hombre». En la Escritura también menciona «Pero primero es necesario que Él padezca mucho y sea rechazado por esta generación«. Solo Dios encarnado realizando la obra en secreto puede sufrir. Si el Señor se nos apareciera con Su cuerpo espiritual después de Su resurrección sobre una nube hacia las personas, ¿quién se atrevería aún a oponerse y a condenar? Seguro que todos se postrarían y le adorarían. Entonces, no se hablaría de ser rechazado por las personas, ni tampoco de sufrir. Al igual que cuando el Señor Jesús vino a obrar por primera vez, si lo hubiera hecho con Su cuerpo espiritual, nadie se atrevería a oponerse a Él, pero como el Señor Jesús se nos apareció como el Hijo del hombre para obrar, con la apariencia de una persona normal y corriente. Los sacerdotes, escribas y fariseos del judaísmo, no conocían a Cristo, por lo que no le trataron como Dios, se le resistieron y le condenaron. Finalmente, se unieron al gobierno romano para crucificar al Señor Jesús. Por lo tanto, en las escrituras mencionan: «vendrá el Hijo del hombre» y » la venida del Hijo del hombre» se refiere a que el Señor vendrá encarnado en los últimos días. Ya que el Señor vendrá encarnado para hacer la obra con la apariencia de una persona normal y corriente, la gente no le podrá reconocer que es Dios mismo, así la obra que realizará Dios será secreta para las personas. Es perfectamente apropiado para referirse como «vendrá como un ladrón». De esto se puede ver que el Señor aparecerá con la forma del Hijo del hombre a las personas cuando venga. Esto cumple plenamente la profecía del regreso secreto del Señor.

Cómo se cumplirá la profecía de «descenderá sobre una nube»

Algunas personas pueden decir que la Biblia predice que el Señor descenderá encarnado secretamente, pero también predice que el Señor vendrá sobre una nube. Estas dos formas parecen ser contradictorias. Pero, en realidad, estas profecías no son contradictorias, se cumplirán una por una, solo que se diferenciarán en el orden. Es decir, el Señor vendrá secretamente encarnado antes del desastre, y luego aparecerá públicamente después del desastre. Esto tiene algo que ver con la obra que realizará el Señor en los últimos días. Veamos primero algunas escrituras.

El Señor Jesús dijo: «Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir» (Juan 16:12-13). «El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final» (Juan 12:48). El evangelio de Juan 17:17 dice: «Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad».

En estas profecías se puede ver, que el Señor todavía publicará muchas verdades cuando vuelva en los últimos días, nos revelará todo lo que no entendíamos antes, y también realizará la obra del juicio comenzando por la casa de Dios. Porque a pesar de que nuestros pecados contra la ley hayan sido perdonados por el Señor, el Señor no ha perdonado la naturaleza satánica del hombre, la arrogancia, el engaño, el egoísmo y otros caracteres satánicos que todavía están profundamente arraigadas a nosotros y que nos provoca involuntariamente a pecar. Como en la vida real, hacemos lo que queremos. Cuando se trata de cosas que no nos gustan, nos enfurecemos. Mentimos y engañamos para proteger nuestros intereses personales. También cuando nos lleguen los desastres, culparemos a Dios, e incluso traicionaremos a Dios, etc. Lo que quiere decir que no nos hemos librado de la esclavitud de los pecados. Pero nosotros solos no podemos librarnos de la esclavitud del pecado, solo Dios puede salvarnos del pecado, Dios es fiel. Como Dios nos salva, él nos salvará por completo, por lo tanto, cuando el Señor regrese, vendrá encarnado antes del desastre. Publicarálas palabras de Diosde una manera práctica y real, y en la obra básica de la redención del Señor Jesús, se realizará también la obra de salvar a la humanidad, para purificar nuestros pecados, y convertirnos en personas que obedezcan a Dios, que adoren a Dios, y que sean acorde a la voluntad de Dios. Durante la venida secreta de Dios para realizar la obra, las vírgenes prudentes habrán reconocido la voz de Dios y habrán regresado ante el trono de Dios. Esto cumple con la profecía de la Biblia: «Pero a medianoche se oyó un clamor: «¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo»» (Mateo 25:6). «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Apocalipsis 3:20). Si aceptan la obra del juicio de Dios, sus caracteres corruptos podrán obtener un cambio de purificación, y antes de los desastres serán convertidos en los vencedores por Dios, estas personas son las más bendecidas. Y esas vírgenes insensatas que no escuchan la voz de Dios, que no buscan ni investigan la obra de Dios, e incluso juzgan y condenan la obra del juicio de Dios en los últimos días, son las personas que rechazan a Cristo y serán claramente eliminadas en la obra de Dios. De esta manera, se distinguirán las cizañas del trigo, y las cabras de las ovejas, de las profecías del Señor Jesús. Cuando las personas que aceptaron la obra del juicio de Dios se hayan convertidos en vencedores, la obra secreta de Dios encarnado habrá terminado y luego Dios aparecerá delante de todos públicamente sobre una nube. Al comenzar los desastres, se recompensará el bien y castigará el mal. Aquellos que alguna vez condenaron y se resistieron a Dios, verán que era el regreso del Señor Jesús a quien se habían resistido, por lo que llorarán, rechinarán los dientes y golpearán sus pechos. Esto cumpliría la profecía de la venida pública del Señor sobre una nube: «Y entonces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria» (Mateo 24:30). «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre él. Así sea. Amén» (Apocalipsis 1:7). Por lo tanto, antes de los desastres debemos de recibir al Señor, y aceptar la venida secreta de Dios para realizar la obra, para tener la oportunidad de ser convertidos por Dios en vencedores. De lo contrario, si esperamos a que el Señor se nos aparezca públicamente descendiendo sobre una nube hacia nosotros después de los desastres, para recibir a Dios, entonces deberíamos de llorar y rechinar los dientes, porque todo será demasiado tarde.

Así que, cuando escuchemos a alguien testimoniando el regreso del Señor, debemos de tener un corazón humilde y buscador para ver si hay verdad en esas palabras, si es la voz de Dios. Solo entonces podremos recibir el regreso del Señor antes del desastre y asistir al banquete del Cordero con el Señor. Según como lo registrado en la Biblia: «He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Apocalipsis 3:20).

Unas citas bíblicas son tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 60 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II»

Aunque Sus bendiciones de ese momento sólo se limitaban a ovejas, ganado, camellos, bienes materiales, etc., las que Dios deseaba concederle en Su corazón eran mucho mayores que estas.

Palabras diarias de Dios | Fragmento 60 | «La obra de Dios, el carácter de Dios y Dios mismo II»

Dios bendice una vez más a Job, y Satanás ya no lo acusa nunca más

Entre las frases pronunciadas por Jehová Dios tenemos estas palabras: “no habéis dicho lo correcto sobre Mí, como Mi siervo Job”. ¿Qué era lo que Job había dicho? Lo que hemos hablado anteriormente, así como las muchas páginas del libro de Job que registran las palabras que este pronunció. En ninguna de ellas se queja Job ni duda de Él. Se limita a esperar el desenlace. Esta espera es su actitud de obediencia; como resultado de esta y de las palabras que expresó hacia Dios, este lo aceptó. Cuando soportó las pruebas y sufrió dificultades, Él estuvo a su lado; aunque estas no se aliviaron por la presencia de Dios, Él vio lo que deseaba ver, y oyó lo que deseaba oír. Todas las acciones y las palabras de Job llegaron a los ojos y a los oídos de Dios; Él oyó y vio, y esto es un hecho. El conocimiento que Job tenía sobre Dios, y los pensamientos que su corazón albergaba respecto a Él, en ese momento, durante ese período, no eran en realidad tan específicos como los de las personas de hoy; sin embargo, en el contexto del tiempo, Dios seguía reconociendo lo que él había dicho, porque su comportamiento, los pensamientos de su corazón y lo que había expresado y revelado, fueron suficientes para Sus requisitos. Durante el tiempo en que Job fue sometido a pruebas, lo que pensó en su corazón y lo que decidió hacer le mostró a Dios un resultado, uno que era satisfactorio para Él. A continuación, Él quitó las pruebas de Job, que emergió de sus problemas, y sus pruebas desaparecieron y nunca más le sobrevinieron. Como Job ya había sido sometido a pruebas, y se había mantenido firme durante estas, triunfando completamente sobre Satanás, Dios le concedió las bendiciones que tan legítimamente merecía. Como se registra en Job 42:10, 12, Job fue bendecido una vez más, y recibió más que en la primera vez. En ese momento, Satanás se había retirado, y ya no dijo ni hizo nada; desde entonces en adelante ya no interfirió en Job ni le atacó, ni hizo más acusaciones contra las bendiciones de Dios sobre él.

Job pasa la segunda mitad de su vida entre las bendiciones de Dios

Aunque Sus bendiciones de ese momento sólo se limitaban a ovejas, ganado, camellos, bienes materiales, etc., las que Dios deseaba concederle en Su corazón eran mucho mayores que estas. ¿Se registró en ese momento qué tipo de promesas eternas deseaba Dios darle a Job? En Sus bendiciones, Dios no mencionó ni aludió a su final; independientemente de la importancia o la posición de Job en Su corazón. En resumen, Dios estaba discerniendo en Sus bendiciones. No anunció el fin de Job. ¿Qué significa esto? En ese momento, cuando el plan de Dios aún tenía que alcanzar el punto de la proclamación del final del hombre, cuando todavía tenía que entrar en la etapa final de Su obra, Dios no hizo mención del fin, concediendo simplemente bendiciones materiales al hombre. Esto significa que la segunda mitad de la vida de Job transcurrió en medio de las bendiciones divinas, y esto es lo que le hacía distinto a otras personas. Sin embargo, él envejeció como cualquier otra persona normal, y llegó el día en el que dijo adiós al mundo. Así, se registra que “Entonces Job murió cuando ya era viejo y después de una larga vida” (Job 42:17). ¿Cuál es el significado de “murió… después de una larga vida” aquí? En la era anterior a que Dios proclamase el fin, estableció una expectativa de vida para Job, y cuando este alcanzó esa edad, Él le permitió partir de este mundo de forma natural. Desde la segunda bendición de Job hasta su muerte, Dios no añadió más dificultades. Para Él, la muerte de Job fue natural, y también necesaria; fue algo muy normal, y no un juicio ni una condenación. Mientras estuvo vivo, Job adoró y temió a Dios; este no dijo nada ni hizo comentario alguno respecto a qué tipo de final tuvo tras su muerte. Dios es acertado en lo que dice y hace, y el contenido y los principios de Sus palabras y acciones son acordes a la etapa de Su obra y el período en que está obrando. ¿Qué tipo de final tenía alguien como Job en el corazón de Dios? ¿Había llegado Él a algún tipo de decisión en Su corazón? ¡Por supuesto que sí! Simplemente, al hombre le era desconocida; Él no quería decírselo ni tenía intención de hacerlo. Así pues, hablando de forma superficial, Job murió después de una larga vida; esta fue la vida de Job.

El precio vivido por Job durante su vida

¿Vivió Job una vida valiosa? ¿En qué radicaba su valor? ¿Por qué se dice que vivió una vida estimable? ¿Cuál era su valor para el hombre? Desde el punto de vista de este, Job representaba a la humanidad que Dios desea salvar, porque dio un testimonio rotundo de Él delante de Satanás y las personas del mundo. Cumplió con la obligación que debería ser cumplida por una criatura de Dios, y estableció un ejemplo; actuó como un modelo para todos aquellos a los que Dios desea salvar, permitiendo que las personas comprueben que es totalmente posible triunfar sobre Satanás, apoyándose en Dios. ¿Y cuál era su valor para Dios? Para Él, el valor de la vida de Job reside en su capacidad de temerle, adorarle, testificar de Sus hechos, y alabarlos, proporcionándole consuelo y algo de lo que disfrutar. Para Dios, el valor de la vida de Job estaba también en cómo, antes de su muerte, experimentó pruebas y triunfó sobre Satanás, dando un testimonio rotundo de Dios delante de este y de las personas del mundo, glorificando a Dios en medio de la humanidad, consolando Su corazón, y permitiendo que el anhelante corazón de Dios contemple un resultado y vea esperanza. Su testimonio creó un precedente de la capacidad de permanecer firme en el testimonio de uno hacia Dios, y de avergonzar a Satanás en Su nombre, en Su obra de gestión de la humanidad. ¿No es este el valor de la vida de Job? Consoló el corazón de Dios, le proporcionó una muestra del deleite de ser glorificado, y proveyó un maravilloso inicio para Su plan de gestión. Y desde este punto en adelante, el nombre de Job pasó a ser un símbolo de la glorificación de Dios, y una señal del triunfo de la humanidad sobre Satanás. Dios apreciará siempre lo que Job vivió durante su vida, su destacado triunfo sobre Satanás y su perfección, rectitud y temor de Dios serán venerados y emulados por las generaciones venideras. Dios siempre lo apreciará como una perla sin defecto, luminosa, ¡y por esto es digno de que el hombre lo valore!

Extracto de “La Palabra manifestada en carne