Reflexión cristiana | ¿Sabes qué es lo más importante para recibir el regreso del Señor?

El Señor Jesús dijo: “Y a la medianoche se oyó un grito: Mirad, llegó el novio, salid a recibirle” (Mateo 25:6), “Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27).

Reflexión cristiana | ¿Sabes qué es lo más importante para recibir el regreso del Señor?

El Apocalipsis profetiza, “Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va” (Apocalipsis 14:4). Es muy importante seguir los pasos del Cordero al creer en Él. Entonces, ¿cómo debemos buscar los pasos de Dios?

Dios Todopoderoso dice: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios, y donde está la aparición de Dios, ahí existe la verdad, el camino y la vida”.

La Palabra de Dios nos muestra dirección. Si queremos seguir los pasos de Dios, lo más importante es buscar Sus declaraciones.

El Señor Jesús dijo: “Y a la medianoche se oyó un grito: Mirad, llegó el novio, salid a recibirle” (Mateo 25:6), “Mis ovejas oyen Mi voz, y Yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). Las vírgenes prudentes pueden buscar y escuchar la voz de Dios al oír a alguien dar el testimonio de Su aparición y declaración. Y cuando reconozcan que estas palabras son la voz de Dios puedan aceptarlas y obedecerlas. Es decir, recebirán a Él y seguirán Sus pasos. Hay un grupo de cristianos que anhelan el regreso del Señor, han oído la voz de Dios y han seguido Sus huellas y recibido Su aparición. ¡Veamos el teatro musical “Toda nación adora a Dios Todopoderoso”, y sigamos a ellos para caminar en la senda de buscar los pasos de Dios!

Al estudiar cuidadosamente la Biblia, no es difícil encontrar que la profecía del regreso del Señor se divide de dos maneras: una es que cuando Él descienda públicamente sobre una nube, todos lo verán, y la otra es que Él viene en secreto encarnándose. Entonces, ¿cómo se cumplen las predicciones de la Biblia de estos dos aspectos? Si quiere conocer más, haga clic en los siguientes medios de contacto para hablar y comunicarse con nosotros en línea.

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Cómo leer la Biblia para poder obtener la obra del Espíritu Santo? Aquí hay 3 formas.

Señor Jesús dijo: “Escrito está: ‘No solo de pan vivira el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’” (Mateo 4:4).

¿Cómo leer la Biblia para poder obtener la obra del Espíritu Santo? Aquí hay 3 formas.

La lectura de la Biblia es una obligación diaria para los cristianos, además de indispensable en la senda hacia la verdad y la madurez en la vida espiritual. El Señor Jesús dijo: “Escrito está: ‘No solo de pan vivira el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios’” (Mateo 4:4). Es evidente que leer las palabras de Dios con frecuencia y valorarlas con el corazón es obligación de todo cristiano, pero ¿cómo debemos leer la Biblia para recibir la guía del Espíritu Santo y lograr resultados positivos? Esta es una cuestión de suma importancia para nosotros. Es probable que todos hayamos leído la Escritura de la siguiente manera. A veces somos capaces de recibir el esclarecimiento y la guía de Dios y de entender Su voluntad y Sus exigencias; nuestro espíritu se conmueve y tenemos fe y determinación para practicar las palabras de Dios en la vida diaria. Cada vez nos gusta más asistir a reuniones, orar y leer la Escritura y durante ese tiempo, además, maduramos en la vida espiritual. Sin embargo, algunas veces no disfrutamos la lectura de la Biblia y no percibimos el esclarecimiento ni la iluminación del Espíritu Santo. Sólo entendemos el significado literal de los pasajes bíblicos y nos falta sentido de la voluntad y las exigencias de Dios; no sabemos defender las palabras de Dios en la vida diaria y no maduramos espiritualmente. En ocasiones puede que hasta nos entre sueño leyendo la Biblia y cada vez tengamos menos ganas de hacerlo, de asistir a reuniones y de orar. Esto puede ser muy confuso. Si leemos la Biblia como siempre, ¿por qué se dan dos resultados totalmente distintos? ¿Cómo podemos leer la Biblia para obtener resultados positivos? A fin de recibir luz a partir de la lectura de la Biblia, comprendiendo estos tres principios podemos acercarnos más a Dios y recibir Su esclarecimiento y guía con facilidad.

1. Al leer la Biblia, es imprescindible sosegar el corazón ante Dios para recibir el esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo.

Aunque perseveremos en la lectura diaria de la Biblia a una hora fija, si no sosegamos el corazón ante Dios durante ese tiempo, simplemente leeremos la Biblia mientras pensamos en cómo ocuparnos de los asuntos familiares o laborales. Esa manera de leer la Escritura se limita a seguir una norma y llevar a cabo un ritual. En tal caso, es probable que lo hagamos mecánicamente y alcancemos una comprensión superficial; de ningún modo podremos recibir esclarecimiento del Espíritu Santo, no adquiriremos nueva luz y, naturalmente, ya no tendremos gozo espiritual. Especialmente en una época tan acelerada, las ocupaciones laborales y las complicadas relaciones interpersonales nos dejan exhaustos de cuerpo y mente, así que, cuando leamos la Escritura, debemos tener todavía más en cuenta el sosiego ante Dios y meditar con esmero Sus palabras. Esta es la única vía para recibir esclarecimiento y guía del Espíritu Santo.

Dice la palabra de Dios: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren” (Juan 4:23). “Acallar el corazón de uno delante de Dios es uno de los pasos más cruciales para entrar en las palabras de Dios […]. Sólo cuando pueden estar en paz delante de Dios, el Espíritu Santo puede tocar a las personas y el Espíritu Santo las puede esclarecer e iluminar, sólo entonces pueden realmente tener comunión con Dios y pueden entender la voluntad de Dios y la guía del Espíritu Santo […]” (“Acerca de acallar el corazón de uno delante de Dios”). En las palabras de Dios comprobamos que Él nos exige que lo adoremos con honestidad de espíritu. Si deseamos ser movidos por el Espíritu Santo y conseguir resultados positivos de la lectura de la Biblia, debemos sosegarnos ante Dios, meditar con esmero Sus palabras y escuchar Su guía, pues el tiempo que pasamos leyendo la Escritura es también el tiempo que tenemos para acercarnos a Dios, adorarlo y entender verdades de la Escritura. Sólo si veneramos a Dios de corazón, nos volcamos de todo corazón en Sus palabras y buscamos y meditamos sinceramente podemos recibir esclarecimiento y orientación del Espíritu Santo, ser movidos por Él y comprender el sentido de las palabras de Dios. Por tal motivo, antes de leer la Biblia debemos encontrar un lugar tranquilo y evitar a las personas, circunstancias o cosas que puedan distraernos. Debemos hacer una oración antes de empezar, sosegar deliberadamente el corazón ante Dios y pedirle que nos guíe para que entendamos la verdad de Sus palabras. Cuando nos volcamos de todo corazón en las palabras de Dios podemos recibir Su esclarecimiento y guía, y no sólo podemos comprender Su voluntad y Sus exigencias, sino también aprender nuevas perspectivas y conocimientos sobre Sus palabras. Cuanto más practiquemos esto, más oportunidades tendremos de ser movidos por el Espíritu Santo al leer la Escritura y seremos capaces de descubrir qué podemos hacer para cumplir la voluntad de Dios. Entonces maduraremos en la vida espiritual con mayor rapidez.

2. No leas por leer: elige pasajes acordes a tus problemas y dificultades reales.

En primer lugar, hemos de saber que leer la Biblia no implica seguir una norma ni llevar a cabo una tarea. Se trata, más bien, de resolver nuestros problemas y dificultades de carácter práctico para tener un sendero de práctica en nuestra vida diaria. Sin embargo, estamos sujetos a error en la lectura de la Biblia; a veces nos limitamos a seguir las normas y pasar de un capítulo a otro, de un versículo a otro, o leemos cualquier página a la que llegamos sin rumbo. Leer la Escritura así, sin ningún objetivo, no da resultados positivos. Es como si un enfermo intenta tratar su enfermedad: no puede esperar una mejoría tomándose cualquier medicamento, sino que primero tiene que entender qué ha provocado realmente la enfermedad y de qué tipo es para poder recuperar la salud con el medicamento adecuado a su patología concreta. Lo mismo sucede al leer la Escritura. La palabra de Dios dice: “Cuando comas y bebas las palabras de Dios, las debes medir contra tu propio estado real. Es decir, después de que descubras las deficiencias en ti mismo durante tus experiencias reales, debes ser capaz de encontrar una senda para practicar y dar la espalda a tus motivaciones y concepciones que están mal. Si siempre te esfuerzas en esto, y tu corazón siempre está enfocado en estas cosas, tendrás una senda para seguir, no te sentirás vacío y así podrás mantener un estado normal. Sólo entonces serás alguien que está agobiado por tu propia vida y sólo entonces serás alguien que tiene fe” (“Práctica (7)”). Con las palabras de Dios comprendemos que debemos tener en cuenta las dificultades y los problemas que nos encontramos en nuestra vida normal y que leer las palabras de Dios selectivamente es la única vía para lograr resultados positivos. Por tanto, antes de hacer la lectura diaria de las palabras de Dios, primero hemos de pensar un poco en nuestra situación espiritual actual, en la clase de personas, circunstancias y cosas a que nos hemos enfrentado últimamente, en el aspecto de la verdad con el que guardan relación y en el tipo de práctica que debemos tener para cumplir la voluntad de Dios. Entonces podremos buscar conscientemente, para su lectura, unas palabras de Dios adecuadas a nuestras dificultades reales. Esto es así porque las palabras de Dios dejarán al descubierto nuestras motivaciones incorrectas y nuestra corrupción, lo que puede señalarnos el sendero correcto de práctica. Siempre que actuemos según las exigencias de Dios y desechemos nuestras motivaciones y perspectivas incorrectas, nuestros problemas se resolverán y nuestra situación espiritual y nuestra relación con Dios podrán ir mejorando. Incorporando nuestros problemas personales a la lectura de la Biblia podemos lograr resolver nuestros problemas prácticos.

Por ejemplo, digamos que surge un conflicto entre nosotros y nuestra familia, o nuestros hermanos y hermanas, y no somos tolerantes ni pacientes con ellos, sino que damos muestras de mal genio. Para empezar, debemos aprender a sosegarnos ante Dios, plantearnos con qué aspecto de la verdad guarda relación este problema, qué nos exige Dios, etc. Una vez que hayamos captado estas cosas, sabremos buscar en la Escritura las exigencias de Dios para que tengamos amor, tolerancia y paciencia hacia los demás. Asimismo, podremos buscar pasajes en los que Dios nos pide introspección y que no nos centremos solamente en la otra persona. También podríamos leer cómo el Señor Jesús amaba y perdonaba a la gente. Con esta clase de lectura selectiva de la Escritura podemos apreciar lo arrogantes, ofendidos, mezquinos y conflictivos que somos con los demás. Igualmente podemos reconocer que es voluntad de Dios que aprendamos a perdonar al prójimo, que nos amemos, seamos magnánimos y tolerantes unos con otros; quiere que vivamos como cristianos. Luego, si pensamos un poco en la magnanimidad y tolerancia del Señor Jesús hacia la gente, por las que lavó personalmente los pies de Sus discípulos, nos emocionaremos más todavía. Cuando conozcamos estas verdades sentiremos ganas de amar al prójimo según las exigencias de Dios y, con naturalidad, cultivaremos la tolerancia y la comprensión hacia quienes nos rodean. Veamos otro ejemplo. Cuando nos volvemos débiles y negativos mientras predicamos el evangelio y nos topamos con los impedimentos, la represión, la calumnia y el juicio de las malvadas fuerzas de Satanás, podemos leer en la Escritura pasajes acerca de cómo tener en consideración la voluntad de Dios, así como sobre el perfeccionamiento de nuestra fe a manos de Dios. También podemos mirar fragmentos acerca de la prudencia ante las fuerzas de Satanás, opuestas a Dios, mientras predicamos el evangelio. Con la lectura de estas Escrituras podemos entender mejor la voluntad de Dios, ver que somos tan frágiles que nos volvemos negativos y débiles ante los fracasos o los reveses, y que tenemos muy poca fe. Puede que esto, asimismo, nos ayude a comprender que la propagación del evangelio del reino es nuestro deber y misión obligatorios y que hemos de soportar la persecución y las dificultades para dar testimonio de la obra de Dios. De igual modo, en la Escritura podemos llegar a conocer las exigencias de Dios hacia nosotros; debemos ser prudentes al difundir el evangelio en esta era del mal y aprender a ser astutos como las serpientes e inocentes como las palomas. Cuando sepamos estas cosas tendremos fe para apoyarnos en Dios y podremos utilizar la prudencia para vencer a Satanás y seguir difundiendo el evangelio de Dios. Por ello, si leemos la Biblia selectivamente, dirigiéndonos a nuestras dificultades reales, podremos recibir con mayor facilidad el esclarecimiento y la guía del Espíritu Santo, alcanzar a entender la voluntad de Dios y tener un sendero de práctica correcto. Acto seguido, nuestra relación con Dios puede volverse más íntima; así es como se logra el mejor resultado de la lectura de la Escritura.

3. Céntrate en meditar las palabras de Dios y en entender el significado profundo de la verdad.

Muchos piensan que solamente alegran a Dios las personas que están muy familiarizadas con la Biblia y tienen muchos conocimientos bíblicos. Así, al leer la Escritura, hacemos mucho hincapié en leer y memorizar más pasajes para sabérnosla más al dedillo y de cabo a rabo. Sin embargo, no nos centramos en meditar las palabras de Dios para lograr entender de qué tratan realmente. Si lo pensamos detenidamente, tal vez nos parezca que esta práctica simplemente nos familiariza más con el texto bíblico y que llegamos a comprender algunos principios espirituales. No obstante, no entendemos las verdades inherentes a las palabras de Dios, no conocemos Su voluntad ni Sus exigencias y, en especial, nos falta verdadero conocimiento del propio Dios. Es más, en nuestra vida normal no sabemos experimentar ni practicar las palabras de Dios. De ese modo, puede que también nos volvamos cada vez más arrogantes por dominar tantos conocimientos y teorías de la Biblia. Alardeamos ante los hermanos y hermanas y nos lucimos interpretando teorías y conocimientos bíblicos; nos exhibimos para que nos admiren y adoren, y nos plantamos ante nuestros hermanos y hermanas al tiempo que tenemos una relación cada vez más distante con Dios. En lo espiritual, caemos en la oscuridad, involucionamos y no sentimos la presencia de Dios.

La palabra de Dios dice: “Al leer Sus palabras, Pedro no estaba centrado en entender las doctrinas y, menos aún, en conseguir conocimiento teológico, sino en comprender la verdad y la voluntad de Dios, y lograr un entendimiento de Su carácter y Su encanto. Intentó, asimismo, comprender los diversos estados corruptos del hombre a partir de las palabras de Dios, la corrupta naturaleza del hombre y sus verdaderas deficiencias, y alcanzar todos los aspectos de las exigencias que Dios le hace al hombre, para que lo satisfaga. ¡Tuvo tantas prácticas correctas en las palabras de Dios! Es lo que más se ajusta a la voluntad de Dios, y es la mejor colaboración de la humanidad en su experiencia de la obra de Dios” (“Cómo tomar la senda de Pedro”). Esto deja claro que, cuando Pedro leía las palabras de Dios, no se conformaba únicamente con comprender algunos conocimientos teológicos o cartas y doctrinas, sino que se esforzaba especialmente en lo que Dios exige, así como en la búsqueda y la contemplación reiteradas, y entonces captó el propósito y la voluntad inherentes a las palabras de Dios. Posteriormente, actuó conforme a las exigencias de Dios de tal modo que supo poner en práctica, con gran naturalidad, las palabras de Dios en todas las cosas y vivir la realidad de Sus palabras. La práctica de Pedro nos aporta una senda propia, práctica y viable. Las palabras de Dios son la verdad, expresión de Su carácter y de lo que Él tiene y es; todas contienen la voluntad y las exigencias de Dios. Si no las buscamos, meditamos ni percibimos detenidamente, no entenderemos nada más que doctrinas literales; desde luego, no la voluntad de Dios. Tampoco entenderemos de qué tratan realmente las palabras de Dios, por lo que, naturalmente, no podremos entrar en la realidad de las mismas. Así pues, cada vez que leamos un pasaje de ellas, debemos meditar con esmero lo siguiente: ¿Cuál era el propósito de Dios al decir esto? ¿Cuál es Su voluntad y cuáles Sus exigencias a la humanidad? ¿Qué quería que lográramos por medio de esto? ¿En qué fallo yo? ¿Cómo debo practicar y entrar en esto en mi vida real? ¿Qué puedo hacer para cumplir las exigencias de Dios? Al emprender este tipo de búsqueda y meditación, para cuando nos demos cuenta, Dios nos dará esclarecimiento y guía y nos permitirá comprender el significado profundo de Sus palabras. Tendremos algo de verdadero conocimiento del carácter y la voluntad de Dios, hallaremos un sendero de práctica y entrada y, así, entraremos paso a paso en la realidad de las palabras de Dios.

Observemos las siguientes palabras del Señor: “En verdad os digo que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). “Antes bien, sea vuestro hablar: ‘Sí, sí’ o ‘No, no’; y lo que es más de esto, procede del mal” (Mateo 5:37). En las palabras de Dios vemos que Él posee una esencia de credibilidad: ama a los honestos y le disgustan los mentirosos y tramposos. Sólo los honestos pueden entrar en el reino de los cielos, mientras que los siniestros y taimados no pueden cruzar sus puertas. La oración y meditación de las palabras de Dios son la única vía para que podamos entender que Dios quiere que seamos honestos, inocentes y abiertos como niños, sin mentir de palabra y sin engaño ni falsedad de corazón. Llegados a ese punto en nuestros planteamientos, podemos pasar a la búsqueda: ¿Tenemos elementos de deshonestidad? Reflexionando sobre nuestros pensamientos y actos comprobamos que aún manifestamos mucha falsedad. En ocasiones, cuando estamos ante Dios en oración, decimos toda clase de maravillas y nos proponemos muchas cosas, pero casi nunca estamos a esa altura en la vida real. A veces hacemos algo mal y queremos reconocer el error ante otra persona, pero nos da miedo que nos desprecie, así que, para preservar nuestra imagen y reputación, decimos una media verdad y ocultamos la realidad. De vez en cuando, al comentar nuestras experiencias, estamos más que dispuestos a airear cómo ponemos en práctica las palabras de Dios, pero muy rara vez hablamos de cómo desafiamos y nos oponemos a Dios y de cuando no ponemos en práctica la verdad. A menudo aparentamos ser lo que no somos para que los demás conserven una buena imagen de nosotros. Alguna vez vemos a hermanos y hermanas que hacen cosas que no están en consonancia con la voluntad de Dios y queremos hablar con ellos, pero nos preocupa herirlos en su orgullo o nos da miedo que no acepten nuestra opinión y nos juzguen, por lo que mantenemos un ojo abierto y otro cerrado como si no supiéramos nada. Suma y sigue. Con la reflexión vemos cuánta falsedad manifestamos: en absoluto somos honestos y agradables a Dios, así que ¿cómo podría entrar alguien como nosotros en el reino de los cielos? Tras comprender estas cosas, debemos proceder a sopesar la senda hacia la honestidad en las palabras de Dios. En primer lugar, no podemos mentir de palabra, sino que debemos hablar con arreglo a la verdad. Hay que diferenciar las cosas: este es el fundamento de nuestra práctica. Pero, más que nada, es necesaria la honestidad de corazón. Este no puede albergar perversidad ni falsedad; todo cuanto decimos o hacemos está sujeto al escrutinio de Dios. No podemos mentir ni engañar para proteger nuestro estatus, reputación o imagen, sino que, ante un problema, deberíamos ser capaces de despojarnos de nuestras motivaciones incorrectas y hablar sin rodeos, con honestidad y con el corazón. Este es el primer paso hacia la honestidad. Si siempre meditamos seriamente las palabras de Dios de esta forma, procurando entender la esencia de la verdad más allá del sentido literal, comprenderemos cada vez mejor los pormenores de la verdad y, entonces, será más correcto lo que practiquemos en nuestra vida. Nos acercaremos más a la voluntad y las exigencias de Dios y nuestra práctica será más acorde a Su voluntad. Estaremos cada vez más cerca de Dios y nos sentiremos firmes, tranquilos y satisfechos en el alma.

Otro punto que cabe plantear es que, sea cual sea el aspecto que estemos leyendo de las palabras de Dios, no podemos conocerlo del todo y a fondo tras una o unas pocas lecturas. Esto siempre es un proceso. Las palabras de Dios son tan profundas que ocultan muchas verdades, por lo que no podemos tener demasiada prisa ni ansia por terminar. Debemos esforzarnos con ellas, sopesarlas y orar al respecto de manera constante y trabajar diligentemente para entender las verdades que contienen. También debemos llevarlas a la práctica en la vida diaria, reflexionándolas y entrando en ellas al mismo tiempo para que adquiramos a través de nuestras experiencias una comprensión más profunda de las verdades que contienen. Tras practicar esto durante un tiempo, podremos entender y profundizar poco a poco en la verdad, lo que nos aportará conocimiento de la misma.

Estos son los tres principios de la lectura de la Escritura. Poniéndolos en práctica podemos subsanar nuestros problemas de falta de esclarecimiento en la lectura o de ausencia de gozo espiritual, madurar en la vida espiritual y cultivar una relación de creciente cercanía con Dios. Queridos hermanos y hermanas, ¿a qué esperáis? ¡Haced la prueba!

Aprender más: Estudios bíblicos

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

Los que aman a Dios son bendecidos por Él

“Y Amarás á Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder” (Deuteronomio 6:5). “Y que hago misericordia á millares á los que me aman, y guardan mis mandamientos” (Deuteronomio 5:10).

“Y Amarás á Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todo tu poder” (Deuteronomio 6:5). “Y que hago misericordia á millares á los que me aman, y guardan mis mandamientos” (Deuteronomio 5:10).

Dios dice: “Sólo aquellos que aman a Dios pueden testificar de Él, sólo ellos son Sus testigos, Dios sólo los bendice a ellos y sólo ellos pueden recibir Sus promesas. Los que aman a Dios son Sus íntimos, son aquellos a quienes Dios ama y pueden disfrutar de las bendiciones junto a Él. Sólo personas así vivirán eternamente, y sólo ellas vivirán para siempre bajo el cuidado y la protección de Dios. Dios está para que las personas lo amen y Él es digno del amor de todas las personas, sin embargo, no todas son capaces de amar a Dios ni todas pueden testificar de Dios ni tener el poder con Él. Como son capaces de testificar de Dios y de dedicar todos sus esfuerzos a Su obra, las que lo aman sinceramente pueden caminar por cualquier lugar bajo los cielos sin que nadie se atreva a oponerse a ellas, y pueden ejercer poder en la tierra y gobernar a todo el pueblo de Dios. Estas personas se han juntado desde todo el mundo, hablan idiomas diferentes y tienen un color de piel diferente, pero su existencia tiene el mismo sentido, todas tienen un corazón que ama a Dios, todas llevan el mismo testimonio, y tienen la misma determinación y el mismo deseo. Las que aman a Dios pueden caminar libremente por todo el mundo, las que testifican de Él pueden viajar por todo el universo. Dios ama a estas personas, las bendice y ellas siempre vivirán en Su luz”.

De “La Palabra manifestada en carne”

Recomendación:  Cómo tener fe en Dios

Cómo orar para obtener la obra del Espíritu Santo

La Palabra de Dios dice: “[…] algunas personas adoptan la posición errónea cuando oran, e independientemente de que se conforme o no a la voluntad de Dios, le exigen recibir lo que piden. Como resultado, cuanto más oran más insulsos se vuelven.

Por Cindy, Estados Unidos

La oración es la forma en que nosotros, como cristianos, nos acercamos a Dios, así como una condición necesaria para que seamos conmovidos por el Espíritu Santo, e iluminados y guiados por Dios. Si oramos genuinamente a Dios, y entendemos los principios y prácticas de la oración, cuando encontremos dificultades o dilemas en nuestra vida, podremos enfrentarlos de una manera relajada.

¿Cómo pueden los cristianos obtener la obra del Espíritu Santo y afrontar los desafíos de la vida con facilidad? Por medio de la oración y la búsqueda, la lectura de la palabra de Dios y la consulta de pasajes de las Escrituras relevantes, recientemente he encontrado algunas formas.

1. Las oraciones sinceras pueden provocar un giro

Jehová Dios dijo: “Me invocaréis, y vendréis a rogarme, y yo os escucharé” (Jeremías 29:12). Dios nos ha dicho claramente que mientras le pidamos ayuda genuinamente en oración, nos ayudará en tiempos difíciles. Hay muchas historias registradas en la Biblia de situaciones que se están dando la vuelta y problemas que se resuelven a través de la oración. Por ejemplo, cuando Josué llevó a los israelitas a la guerra con los amorreos, oró a Jehová Dios y Dios escuchó su oración y luchó por los israelitas. Finalmente, los amorreos fueron derrotados (véase Josué 10:1-14). Y estaban los Ninivitas, que se volvieron corruptos y malvados hasta un punto que ofendió el carácter de Dios, pero cuando el profeta Jonás les comunicó la advertencia de Dios, se vistieron cilicio y cenizas, y ayunaron y oraron durante 40 días, así como renunciaron completamente a sus malos caminos dentro de sus corazones. Cuando Dios vio a los Ninivitas arrepentirse de verdad, les mostró compasión y les permitió seguir viviendo (véase Jonás 3). Otra historia tiene lugar después de que la nación de Israel se derrumbó; los judíos en tierras extranjeras eran incriminados por un noble malvado y estaban en peligro de ser asesinados. En esta crisis, Ester guió a sus conciudadanos judíos a ayunar y orar durante tres días y tres noches y arriesgó voluntariamente su vida para ir a ver al rey. Jehová oyó sus oraciones y, en última instancia, el hombre malvado fue ejecutado. El pueblo judío evitó una gran catástrofe. En esa tierra extranjera también escaparon de convertirse en esclavos y ganaron el respeto y la bondad de los demás (véase Ester 3-8). Podemos ver en estos acontecimientos que cuando miramos genuinamente a Dios y le ofrecemos oraciones sinceras, pueden ocurrir cosas inimaginables.

2. Razones por las que no podemos obtener la obra del Espíritu Santo a través de nuestras oraciones

Tal vez algunos hermanos y hermanas digan: “También oramos a Dios cuando nos enfrentamos a dificultades, pero después de orar por un tiempo todavía no hay resolución. Parece que Dios no escucha nuestras oraciones”. Dios es un Dios fiel, y mientras le oremos sinceramente, él escuchará. Si nuestras oraciones no son aceptadas por Dios, es seguro que hay un problema con nuestras oraciones. En momentos como ese, debemos venir inmediatamente ante Dios y reflexionar sobre la razón por la que nuestras oraciones no estaban en consonancia con la voluntad de Dios, y luego buscar el camino adecuado. A continuación, compartimos en forma concisa algunas razones por las que no podemos obtener la guía del Espíritu Santo.

a. Cuando oramos ¿Estamos genuinamente pidiendo a Dios?

La mayor parte del tiempo, debido a que carecemos de conocimiento genuino de la soberanía y la omnipotencia de Dios, cuando encontramos dificultades en la vida en nuestros corazones confiamos en nosotros mismos y en los que nos rodean, a pesar de que aparentamos estamos orando y confiando todo a Dios. Ese tipo de oración es sólo para mantener las apariencias y es por eso por lo que es poco probable que Dios lo escuche. Por ejemplo, hay una hermana en mi iglesia: había un préstamo que su familia había tomado que tenía que ser pagado pronto, y el principal y los intereses sumaban más de 500.000 yuanes. Tenían sólo tres días para pagarlo, de lo contrario los llevarían a la corte. Frente a esta dificultad, a pesar de que oró a Dios, nunca se sintió totalmente segura en su corazón. Ella y su esposo se apresuraron a hacer uso de sus conexiones, pidiendo prestado dinero donde pudieron, pero no pudieron recolectar lo suficiente. En su ansiedad e impotencia, esta hermana vino ante Dios y oró genuinamente y clamó a Dios, además de que buscó la voluntad de Dios dentro de Sus palabras. Al leer las palabras de Dios entendió que todo estaba en Sus manos, Dios tenía Su tiempo para que el préstamo fuera pagado, y que debía dejarlo en las manos de Dios y obedecer Su orden y arreglos. Una vez que cambió su actitud y confió genuinamente en Dios, estando dispuesta a obedecer Su orden y arreglos, un inquilino que se quedaba en su casa tomó la iniciativa de buscarla y pagar un año de alquiler, así como prestarle algo de dinero. Al final, esa crisis familiar se evitó milagrosamente. Ella comprendió la voluntad de Dios a partir de eso y vio que aunque creía en Dios, nunca lo había entendido. Cuando los problemas estaban en el horizonte, a pesar de que ella había orado a Dios, eso estaba pasando por las mociones. La realidad era que todavía estaba tratando de confiar en su propio pensamiento y capacidades para lidiar con ello. Ella no había sido capaz de sentir y experimentar el gobierno de Dios en ese tipo de ambiente, y como resultado se convirtió en alguien que decía creer en Dios, pero no tenía un lugar para Dios en su corazón. Dios había permitido que ese ambiente llegara sobre ella para que aprendiera a confiar verdaderamente en Dios y a experimentar Su obra de una manera muy real. Esto fue para que pudiera obtener una verdadera comprensión de la soberanía y la omnipotencia de Dios, y realmente confiar en Él en los desafíos futuros.

Está claro que lo que nosotros como seres humanos dedicamos y nos esforzamos no determina el resultado de un asunto, pero todo está decidido por el gobierno de Dios. Es como Jehová Dios dijo en la Biblia: “[…] «No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu» […]” (Zacarías 4:6). Dios dice: “Algunas veces, esperar en Dios no significa pedirle que haga algo utilizando palabras específicas o solicitarle una guía o protección específica. Más bien, es cuando las personas se encuentran con algún problema que pueden clamar a Él de una manera sincera. Así pues, ¿qué hace Dios cuando las personas claman a Él? Cuando el corazón de alguien se conmueve y esa persona piensa ‘Oh, Dios. Yo no puedo hacer esto por mí mismo; no sé cómo hacerlo y me siento débil y negativo’, cuando surgen estos pensamientos en ella ¿acaso Dios no lo sabe? Cuando claman a Dios de esta manera, con sinceridad, ¿Dios accede a ayudarles? A pesar del hecho de que tal vez no hayan pronunciado una sola palabra, muestran sinceridad y, así, Dios accede a ayudarles. Cuando alguien se encuentra con una dificultad especialmente espinosa, cuando no tiene a nadie a quien acudir y cuando se siente particularmente indefenso, pone toda su esperanza en Dios. ¿Cómo son sus oraciones? ¿Cuál es su estado mental? ¿Es esa persona sincera? ¿Existe alguna adulteración en ese momento? Es sólo cuando confías en Dios como si Él fuera lo último a lo que puedes aferrarte para salvar tu vida, esperando que Él te ayude, que tu corazón es sincero. Aunque tal vez no hayas dicho mucho, tu corazón ya se ha conmovido. Esto es, que le das tu corazón sincero a Dios y Dios escucha. Cuando Dios escucha, ve tus dificultades, y te esclarecerá, te guiará y te ayudará” (De “Capítulo 63. Los creyentes primero necesitan comprender las tendencias malvadas del mundo” en “Registros de las pláticas de Cristo”).

Al leer cuidadosamente la palabra de Dios podemos ver que un cambio en un evento es una verdadera manifestación de la soberanía y la omnipotencia de Dios. Debido a que Dios es el Creador, y gobierna sobre todas las cosas y tiene todo a Su alcance, todas las cosas son posibles. Al igual que cuando Josué fue a la guerra con los cinco reyes amorreos (el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis, el rey de Eglón), se enfrentaba a un gran ejército enemigo, por lo que realmente oró y clamó a Jehová Dios. Dios oyó su oración y apoyó a los israelitas, haciendo que el ejército amorita colapsara y cayera en el caos frente a los israelitas. En última instancia, Josué llevó a su pueblo a la victoria sobre los amorreos. Podemos ver de esto que cuando encontramos dificultades, debemos orar y clamar a Dios con un corazón genuino y una actitud sincera, diciéndole cuáles son nuestras deficiencias y dificultades y buscando Su voluntad, iluminación y guía. El Espíritu de Dios puede ver todas las cosas; si ve que somos genuinos, nos dará fe y fortaleza, y nos guiará para resolver nuestras dificultades y problemas.

b. ¿Nuestras oraciones son razonables y obedientes?

Todos pensamos que, dado que creemos en Dios, no importa lo que nos falte, lo que necesitemos o las dificultades que encontremos, siempre y cuando oremos y clamemos a Dios, Él aceptará nuestras peticiones. Pensamos en Dios como una cornucopia, como un cofre del tesoro; cualesquiera que sean nuestras peticiones, serán atendidas. Por ejemplo, cuando estamos en la escuela, pedimos que Dios nos conceda inteligencia y sabiduría para que podamos hacerlo bien en nuestras pruebas y obtener buenas calificaciones; cuando buscamos trabajo, le pedimos a Dios que nos arregle para obtener una buena posición y nos permita ganar un buen ingreso sin demasiado esfuerzo; al buscar pareja, le pedimos a Dios que nos ayude a encontrar una buena media naranja para que podamos tener una familia feliz; cuando alguien en nuestra familia se enferma o algo inesperado sucede, le pedimos a Dios aún más por el cuidado y la protección de Dios, para que pueda acabar con esas dificultades lo antes posible. Le pedimos a Dios que proteja a nuestra familia de enfermedades y desastres para que todo en casa sea pacífico y salga bien. Siempre oramos a Dios de esta manera, pero ¿están nuestras oraciones en línea con Su voluntad?

La Palabra de Dios dice: “[…] algunas personas adoptan la posición errónea cuando oran, e independientemente de que se conforme o no a la voluntad de Dios, le exigen recibir lo que piden. Como resultado, cuanto más oran más insulsos se vuelven. Cuando oras, independientemente de lo que pida, desee y exija tu corazón, o cuando deseas ocuparte de algunos asuntos que no entiendes del todo y le pides a Dios sabiduría, fuerza o esclarecimiento, debes ser razonable en tu forma de hablar. Si no lo eres, y te arrodillas y oras: ‘Dios, dame poder y déjame ver mi naturaleza; te pido que lo hagas. O, te pido que me des esto o aquello, Te pido que me dejes ser de esta forma o de aquella’, esta palabra ‘pedir’ conlleva un elemento de fuerza, y es como ejercer presión sobre Dios para que Él lo haga. Lo que es más, estás predeterminando tus propios asuntos. El Espíritu Santo ve tales oraciones así: como ya lo has predeterminado tú mismo y quieres hacerlo así, ¿cuál será el resultado de este tipo de oración? […] Cuando vienes a la presencia de Dios para orar, debes pensar sobre cómo hablar razonablemente y qué decir para poder convertir tu condición interior en piedad. Humíllate, luego eleva una oración y sentirás algo” (De ‘Capítulo 33. El sentido y la práctica de la oración’ en “Registros de las pláticas de Cristo”).

Dios es el Señor de la creación — Él es el Creador y el Gobernante de todas las cosas en todo el universo, mientras que nosotros los seres humanos somos simplemente minúsculos pequeños seres creados. Aunque hemos sido elevados por Dios y hemos venido ante Él, recibiendo Su riego y pastoreo, nuestro estatus sigue siendo el de la humanidad corrupta. Así que cuando oramos, debemos estar en la posición de un ser creado y simplemente compartir nuestras dificultades con Dios, pidiéndole que lo cuide como lo desee. No podemos simplemente exigir ciegamente a Dios, pedirle que actúe de acuerdo con nuestra propia voluntad, para satisfacer nuestros extravagantes deseos carnales. Si no conocemos nuestro lugar, y en cambio siempre le hacemos exigencias irrazonables, constantemente exigiendo gracia y bendiciones de Él, y cuando nos concede lo que pedimos, damos gracias y alabamos a Dios, pero si las condiciones del momento no son como deseamos, culpamos a Dios o incluso tratamos de razonar con Él, entonces ¿no es esto arrogante e irrazonable? Es como un niño que nunca cuida ni es considerado con sus padres, nunca cumple con los deberes y responsabilidades de un niño, pero siempre les exige artículos. En el momento en que sus padres no satisfacen totalmente sus demandas, los culpan y los reprenden. Sus padres ciertamente dirían que ese niño carece de conciencia, y no estarían complacidos con ellos. Del mismo modo, cuando nos presentamos ante el Creador, si nos falta una actitud de piedad, siempre pidiendo a Dios esto, exigiendo, ciertamente no traeremos a Dios gozo, y no aceptará nuestras oraciones.

Es por eso que debemos venir ante Dios en oración y pidiendo con un corazón de reverencia cuando nos enfrentamos a dificultades. No importa cuál sea el resultado final, tenemos que estar en la posición de un ser creado y someternos al gobierno y los arreglos de Dios. No podemos quejarnos ante Dios. Este es el único tipo de oración que es aceptada por Dios.

c. ¿Está el contenido de nuestras oraciones en consonancia con la voluntad de Dios?

A menudo oramos a Dios por cosas carnales, como buena comida, ropa y disfrute material. Por ejemplo, a veces oramos para que Dios nos bendiga para que ganemos más dinero y nos enriquezcamos; a veces oramos para que nuestros hijos entren en una buena universidad para que puedan salir adelante en la vida y llevar honor a la familia; a veces oramos por la seguridad y el éxito en el trabajo para nosotros y nuestras familias. Pero ¿alguna vez hemos pensado en si Dios aprueba este tipo de oraciones? El Señor Jesús una vez nos enseñó: “Por tanto, no os preocupéis, diciendo: «¿Qué comeremos?» o «¿qué beberemos?» o «¿con qué nos vestiremos?». Porque los gentiles buscan ansiosamente todas estas cosas; que vuestro Padre celestial sabe que necesitáis de todas estas cosas” (Mateo 6:31-32). Podemos entender de la palabra del Señor Jesús que hacer siempre peticiones de Dios por las cosas carnales —lo que comemos y lo que llevamos— no tiene sentido. Eso es porque Dios ya sabe cuáles son nuestras necesidades físicas y ya ha preparado todo para nosotros. Las preocupaciones carnales, como la comida, la ropa y los placeres, son todas temporales. No importa cuánto disfrutemos de estas cosas, no significa que hayamos obtenido la aprobación de Dios, y en particular no significa que hayamos ganado la vida. Por el contrario, si siempre estamos enfocados en el disfrute material, nuestro corazón se moverá más y más lejos de Dios, nos volveremos cada vez más depravados, y si es serio, incitaremos al disgusto de Dios. Es igual que Salomón en la Biblia: en sus años crepusculares se hizo más y más rico y gozó de una prosperidad sin límites, pero cuanto más cómodo estaba, más depravado se volvía. Vivía en libertinaje sin parar, comiendo y bebiendo en exceso, e adquirió más de mil concubinas e incluso se dedicó a la idolatría junto con una mujer gentil. Al final, fue rechazado por Dios.

Entonces, ¿a qué debemos orar para obtener la obra del Espíritu Santo? Esto es lo que el Señor Jesús tuvo que enseñarnos acerca de eso: “Pero buscad primero su reino y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). “Vosotros, pues, orad de esta manera: «Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. Danos hoy el pan nuestro de cada día. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino y el poder y la gloria para siempre jamás. Amén»” (Mateo 6:9-13).

La Palabra de Dios dice: “¿Y qué hay en cuanto al contenido de las oraciones? Debes orar, paso a paso, de acuerdo a tu verdadero estado y a aquello que será hecho por el Espíritu Santo, y debes hablar con Dios de acuerdo con la voluntad de Dios y Sus exigencias para el hombre. […] Debes decir: ‘¡Oh Dios! Quiero cumplir mi deber. Con el fin de que Tú seas glorificado en nosotros, y de que puedas disfrutar del testimonio en nosotros, este grupo de personas, no puedo sino consagrarte todo mi ser. Te suplico que obres dentro de nosotros para que yo pueda amarte y satisfacerte verdaderamente y convertirte en el objeto de mi búsqueda’. Cuando tengas esta carga, con toda seguridad Dios te perfeccionará; no sólo oras por tu bien sino también por el bien de llevar a cabo la voluntad de Dios y por el bien de amarlo a Él. Esa es la clase de oración más verdadera” (De ‘Acerca de la práctica de la oración’ en “La Palabra manifestada en carne”).

Las palabras de Dios son muy claras. Como cristianos, debemos orar para que el evangelio de Dios se propague a todos los rincones del universo, para que más personas vengan ante Dios muy pronto, para que la voluntad de Dios se lleve a cabo en el mundo. También debemos orar para que busquemos y comprendamos la voluntad de Dios por medio de Sus palabras y obtengamos una verdadera comprensión de Él; debemos orar para que algún día cercano nos despeguemos de los grilletes del pecado y ya no vivamos en el ciclo de pecar y confesarnos. Nuestras oraciones deben ser para acoger el regreso del Señor, ser considerados con la voluntad de Dios, amar y satisfacer verdaderamente a Dios, y pagar Su amor. Todos estos tipos de oraciones obtienen la aprobación de Dios. Por ejemplo, el mayor deseo de toda la vida de David era construir un templo para Dios para que el pueblo común de Israel pudiera venir ante Dios y adorarlo. Oró sinceramente a Dios por esto e hizo todo tipo de preparativos para edificar el templo. Debido a que sus oraciones estaban en línea con la voluntad de Dios, Dios concedió la petición de David, y más tarde el hijo de David, Salomón, hizo que el templo se erigiera con éxito. Claramente, cuando nuestras oraciones se ajustan a la voluntad de Dios, cuando son genuinas, Dios las concederá. Además, esto nos permitirá establecer una relación adecuada con Dios, obtendremos fe y fortaleza de Él, desarrollaremos obediencia genuina y amor por Él, y llegaremos a ser alguien de acuerdo con la voluntad de Dios.

Hermanos y hermanas, confío en que a partir de esta comunión hayan adquirido cierta comprensión de la importancia de la oración, las razones por las que no podemos obtener la obra del Espíritu Santo a través de nuestras oraciones, y cómo orar de acuerdo con la voluntad de Dios. Cuando encontremos dificultades en la vida, siempre y cuando nos presentemos más ante Dios en la búsqueda, estamos seguros de cosechar una cosecha que nunca hemos imaginado. Y en cuanto a nuestra vida espiritual, si oramos conscientemente y hacemos peticiones de acuerdo con la voluntad y los requisitos de Dios, ciertamente nos guiará e iluminará.

Que Dios nos bendiga con la capacidad de entrar en nuestra práctica de la oración de una manera más práctica. ¡Amén!

Aprender más: Cómo hacer un devocional

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso. www.LBLA.com.

¿Qué es la verdad iglesia cristiana?

el Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). y prometió: “He aquí, yo vengo pronto” (Apocalipsis 22:7).

¿Qué es la verdad iglesia cristiana?

Muchos creen que mientras en la iglesia haya una gran cantidad de creyentes y las reuniones sean animadas, esto representa que dicha iglesia tiene obra del Espíritu Santo. Pero en realidad, las iglesias bulliciosas y aparentemente hay muchos miembros se debe a los remedios del hombre. Cuando celebran reuniones, el ambiente es muy vivo y animado, después de eso, el alma de los creyentes se vuelve seca y oscura por no haber recibido el suministro de la verdad. Por lo tanto, no se puede decir que la iglesia como ésta es una iglesia que tiene obra del Espíritu Santo. De hecho, una iglesia tiene o no la obra del Espíritu Santo no depende de cuántos creyentes haya y cuán vívida sea, sino que depende de si tiene o no el liderazgo de Dios, los seguidores pueden o no obtener el suministro de la vida, si tienen o no nuevas comprensiones de Dios y cambios en su carácter de la vida. Por favor, ver Documental de La Iglesia de Dios Todopoderoso – La aparición y obra de Dios Todopoderoso (Parte 1)

Hace dos mil años, el Señor Jesús dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17). y prometió: “He aquí, yo vengo pronto” (Apocalipsis 22:7). A lo largo de dos mil años de esperanza y dos mil años de espera, generaciones de cristianos han esperado con ansias el regreso del Señor Jesús. Toda la humanidad anhelaba que el Salvador llegara y le trajera la salvación plena. Justo en el momento más oscuro del mundo, cuando las fuerzas malignas de Satanás eran más salvajes y feroces en su resistencia contra Dios, el amanecer se asomó en el este, en China. En 1991, ese año extraordinario, el Hijo del hombre encarnado , Dios Todopoderoso, apareció en las iglesias clandestinas para expresar la verdad y obrar. Allí, Él comenzó a realizar la obra de juicio comenzando por la casa de Dios. Este documental retrata principalmente la verdadera historia acerca de cómo Dios Todopoderoso apareció entre las iglesias clandestinas y comenzó a realizar Su obra y pronunciar Sus palabras. Al compartir estas palabras actuales de Dios Todopoderoso, los escogidos poco a poco han llegado a comprender la verdad, alcanzar una senda de práctica y gozar de la dicha y la libertad ofrecidas por el Espíritu Santo a la humanidad.

¿Cómo buscar a Dios? Dios dice: “Ya que estamos buscando las huellas de Dios, debemos buscar la voluntad de Dios, las palabras de Dios, las declaraciones de Dios, porque donde están las nuevas palabras de Dios, ahí está la voz de Dios, y donde están las huellas de Dios, ahí están los hechos de Dios. Donde está la expresión de Dios, ahí está la aparición de Dios […]” Entonces, ¿cómo debemos buscar la aparición de Dios? ¡Haga clic en WhatsApp para aceptar las buenas noticias de que el Señor ha vuelto!

Las escrituras tomadas de LA BIBLIA DE LAS AMERICAS® (LBLA) Copyright © 1986, 1995, 1997 por The Lockman Foundation usado con permiso.www.LBLA.com.

¿Cuál es la importancia de la oración?

Dios dice: “La oración es una de las formas en las que el hombre coopera con Dios, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y es el proceso por medio del cual el Espíritu de Dios toca al hombre.

Dios dice: “La oración es una de las formas en las que el hombre coopera con Dios, es un modo por medio del cual el hombre invoca a Dios y es el proceso por medio del cual el Espíritu de Dios toca al hombre. Se puede decir que los que están sin oración son muertos que no tienen espíritu, lo que prueba que les hacen falta las facultades para que Dios los toque. Sin la oración, no pueden alcanzar una vida espiritual normal, mucho menos pueden seguir la obra del Espíritu Santo; sin la oración, rompen su relación con Dios y no pueden recibir la aprobación de Dios. Siendo que eres alguien que cree en Dios, entre más ores, más te toca Dios. Esas personas tienen una mayor determinación y pueden recibir más la iluminación más reciente de Dios; como resultado, el Espíritu Santo puede perfeccionar sólo a personas como estas tan pronto como sea posible”.

De “La Palabra manifestada en carne

Hay muchas maneras de que los cristianos oran a Dios, ¿qué otras confusiones tiene sobre la oración? ¿Cómo aprender a orar para poder conversar con Dios y recibir Su respuesta?  Puede hacer clic en medios de contacto abajo, y nuestros especialistas le responderán en línea.

Película cristiana en español latino|Salvación|Qué tipo de personas puede entrar al reino celestial

¿Qué es la salvación? Aquellos que creen en el Señor Jesús piensan que si le oran con sinceridad al Señor, confiesan y se arrepienten de sus pecados, estos les serán perdonados y se les concederá la salvación, y que cuando el Señor venga ascenderán directamente al reino de los cielos.

Película cristiana en español latino|Salvación|Qué tipo de personas puede entrar al reino celestial

¿Qué es la salvación? Aquellos que creen en el Señor Jesús piensan que si le oran con sinceridad al Señor, confiesan y se arrepienten de sus pecados, estos les serán perdonados y se les concederá la salvación, y que cuando el Señor venga ascenderán directamente al reino de los cielos. ¿Pero de verdad es tan simple la salvación? El héroe de la película, Xu Zhiqian, cree en Dios desde hace muchos años, se entrega apasionadamente a Dios y lo abandonó todo para cumplir con sus deberes. A causa de ello, fue arrestado y torturado por el Partido Comunista de China. Tras salir de la cárcel, continuó cumpliendo con sus deberes, adquirió algo de experiencia práctica y sus sermones y su obra resolvieron algunos problemas prácticos de sus hermanos y hermanas. Más tarde, su esposa también fue arrestada, pero él no se quejó, no se volvió negativo ni se desmoronó… Todo esto le valió los cumplidos y elogios de sus hermanos y hermanas. Xu Zhiqian cree que posee la realidad de la verdad y que no hay problema para entrar en el reino de los cielos. Pero pronto le sobreviene una prueba inesperada: su esposa muere torturada por la policía del PCCh. Xu Zhiqian, angustiado, tiene nociones, confusiones y quejas sobre Dios, y piensa en rebelarse contra Él y traicionarlo… Luego, cuando se da cuenta de que está traicionando a Dios, comienza a reflexionar y se pregunta si las personas que, como él, pasan por pruebas y luego se quejan, malinterpretan a Dios y lo traicionan son salvadas realmente. ¿De verdad son aptas para entrar en el reino de Dios?

Aprender más: ¿Qué significa la salvación?

Película cristiana 2020|La fe en Dios 3: Levántense, los que se rehúsan a ser esclavos

Meng Changlin era un colaborador de la Iglesia de las Tres Autonomías. Inicialmente pensó que creer en el Señor en una Iglesia de las Tres Autonomías le ahorraría ser perseguido por el Partido Comunista de China.

Es una película cristiana basada en hecho real, que fue rodada de acuerdo con las experiencias reales de los hermanos y hermanas. Contempla ahora para conocer la verdad sobre la persecución de los cristianos en China.

Película cristiana 2020|La fe en Dios 3: Levántense, los que se rehúsan a ser esclavos

Meng Changlin era un colaborador de la Iglesia de las Tres Autonomías. Inicialmente pensó que creer en el Señor en una Iglesia de las Tres Autonomías le ahorraría ser perseguido por el Partido Comunista de China. Sin embargo, cuando Xi Jinping llega al poder, el PCCh aumenta su persecución a la fe religiosa y hasta la Iglesia de las Tres Autonomías gestionada por el gobierno comienza a sufrir represión y persecución. Muchas de sus cruces son derribadas, sus iglesias demolidas, y el PCCh hasta obliga a las iglesias a desplegar la bandera nacional, cantar el himno y exhibir un retrato del presidente Xi.

Ante esta persecución por parte del PCCh, el pastor no guía a los creyentes para orar y buscar la voluntad de Dios, sino que por el contrario, obedece en todo al PCCh. Meng Changlin cree que esto es apartarse completamente del camino del Señor, y que se han convertido en esclavos de Satanás, el rey de los demonios. Urge a sus pastores a abandonar la Iglesia de las Tres Autonomías y seguir el camino de las iglesias clandestinas, pero su pastor lo reprende y se interpone en su camino. Justo en ese momento, encuentra a Xiang Zhiheng, un cristiano de la Iglesia de Dios Todopoderoso. A través de la búsqueda y la comunicación, Meng Changlin puede ver con más claridad que nunca que la política de las Tres Autonomías es simplemente una estrategia del PCCh para ganar tiempo para su plan de eliminar la fe religiosa por completo; ve que cuando los pastores y ancianos llevan a los creyentes a obedecer al PCCh, se resisten a Dios y lo traicionan, y que son todos falsos pastores al servicio de Satanás. Al mismo tiempo, Meng Changlin logra entender la importancia de experimentar persecución y enfrentar adversidades como parte de creer en el Señor, y ve con claridad que tener fe en Dios bajo el régimen satánico del PCCh requiere arriesgar la vida para seguir a Dios. Logra entender que creer en Dios requiere escuchar Sus palabras y obedecerlo, y que no se puede escuchar u obedecer a nadie que no sea Dios. Meng Changlin y los demás, a través de la búsqueda y el estudio, ven que las palabras de Dios Todopoderoso son toda la verdad y la voz de Dios, y que Dios Todopoderoso es el Señor Jesús retornado. Están llenos de gozo y, por fin, se libran de las ataduras y restricciones del régimen satánico del PCCh y de los falsos pastores y anticristos del mundo religioso. Regresan ante el trono de Dios.

Ver más: Peliculas cristianas completas en español