Jesús ya viene | Si nadie supiera que el Señor ha venido, ¿podríamos recibirlo?
Durante tantos años, los creyentes han están esperando desesperadamente que el Señor regrese. Hoy, ¡Él ha vuelto encarnándose! Pero muchos piensan que nadie sabe la hora de Su llegada, entonces se niegan que Él haya descendido en secreto antes del desastre. ¿No es esto igual que el punto de vista al que los fariseos se aferraron “el Señor que no se llama Mesías es falso”? Los fariseos fueron castigados por Dios porque se ciñeron obstinadamente a las palabras de la Biblia y al final clavaron al Señor en la cruz. Así que, al tratar la venida del Señor, ¿no hemos de sacar lección de los fariseos y buscar humildemente Sus palabras y obra? Si nadie supiera que el Señor ha venido, ¿cómo podríamos recibirlo?
La Biblia dice: “Si por lo tanto no estás velando, Yo vendré a ti como un ladrón, y no sabrás a qué hora vendré a ti” (Apocalipsis 3:3). Estas palabras nos dicen que debemos velar para recibir al Señor, porque Él vendrá silenciosamente y secretamente como un ladrón. De lo contrario, aunque Él vuelva no lo sabremos. La Palabra de Dios dice: “Al amanecer, sin que nadie lo supiera, Dios vino a la tierra e inició Su vida en la carne. Las personas fueron totalmente inconscientes de ese momento. Quizás estaban todos dormidos; tal vez muchos de los que estaban despiertos y vigilantes esperaban, y es posible que muchos estuvieran orando en silencio a Dios en el cielo. Sin embargo, entre toda esta cantidad de personas, nadie supo que Dios ya había llegado a la tierra”. Nadie sabe el momento en que viene Dios, pero después de que Él haya regresado en secreto, nos hablará palabras para que podamos enterarse de Su descenso. Tal como la profecía de Apocalipsis dice: “El que puede oír, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias” (Apocalipsis 3:6). Hasta ahora, Dios ha hablado y obrado en la tierra por más de 20 años, y ha expresado millones de palabras y formado un grupo de vencedores. Muchos libros como “Testimonios de los vencedores”, “La Palabra manifestada en carne” expresado por Dios Todopoderoso, etc, han sido publicados en Internet para aquellos que tengan sed de la verdad a investigar. Si todavía no escuchamos, nos perderemos en absoluto la salvación del Señor en los últimos días.
Tal como la Palabra de Dios dice: “Los que quieren obtener la vida sin confiar en la verdad de la que Cristo habló son las personas más absurdas de la tierra, y los que no aceptan el camino de la vida que Cristo trajo están perdidos en la fantasía. Y así digo que a las personas que no aceptan al Cristo de los últimos días Dios las detestará para siempre. Cristo es la puerta para que el hombre entre al reino durante los últimos días, que nadie puede evitar. Nadie puede ser perfeccionado por Dios excepto por medio de Cristo. Tú crees en Dios y por tanto debes aceptar Sus palabras y obedecer Su camino. No debes simplemente pensar en obtener bendiciones sin recibir la verdad o sin aceptar la provisión de la vida. Cristo viene en los últimos días para que a todos los que verdaderamente creen en Él les pueda proveer la vida. Su obra es en aras de concluir la era antigua y entrar en la nueva, y es el camino que deben tomar todos los que entrarán en la nueva era. Si no eres capaz de reconocerlo y en cambio lo condenas, blasfemas y hasta lo persigues, entonces estás destinado a quemarte por la eternidad y nunca entrarás en el reino de Dios. Porque este Cristo es Él mismo la expresión del Espíritu Santo, la expresión de Dios, Aquel a quien Dios le ha confiado hacer Su obra en la tierra. Y por eso digo que si no puedes aceptar todo lo que el Cristo de los últimos días hace, entonces blasfemas contra el Espíritu Santo. La retribución que deben sufrir los que blasfeman contra el Espíritu Santo es obvia para todos. También te digo que si te opones al Cristo de los últimos días y lo niegas, entonces no hay nadie que pueda soportar las consecuencias en tu lugar. Además, a partir de este día no tendrás otra oportunidad para obtener la aprobación de Dios; incluso si tratas de redimirte tú mismo, nunca más volverás a contemplar el rostro de Dios. Porque al que tú te opones no es a un hombre, lo que niegas no es algún ser diminuto, sino a Cristo. ¿Eres consciente de estas consecuencias? No has cometido un pequeño error, sino que has cometido un crimen atroz. Y así les aconsejo a todos que no tengan una reacción violenta contra la verdad, o hagan críticas descuidadas, porque sólo la verdad te puede dar la vida y nada excepto la verdad te puede permitir volver a nacer y contemplar el rostro de Dios”.