La obra de Dios – Dios vino al mundo personalmente para redimir a toda la humanidad en la Era del Nuevo Testamento
A través de la publicación de ayer, esperamos que ustedes hayan comprendido que Dios decretó las leyes para guiar al hombre a vivir en la Era de la Ley del Antiguo Testamento, sin embargo, en el final de ella, debido a que el hombre no pudo guardar las leyes, enfrentaría el peligro de ser condenado y ejecutado por la ley. Siendo así, Dios se hizo carne personalmente en la imagen del Señor Jesús y fue clavado en la cruz como la ofrenda por el pecado del hombre, haciéndole evitar el peligro de ser condenados a la muerte por su incapacidad de guardar las leyes. Gracias a la obra de redención del Señor Jesús, los pecados de las personas han sido perdonados y ellos han podido recibir Sus abundantes bendiciones.
El Señor Jesús dijo: “Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él” (Juan 3:17).
Dios dice: “En la Era de la Gracia, el hombre ya había sido corrompido por Satanás; por eso, llevar a cabo la obra de redimir a toda la humanidad requería una abundancia de gracia, una indulgencia y una paciencia infinitas y, aún más que eso, una ofrenda suficiente para expiar los pecados de la humanidad para lograr tener un efecto. Lo que la humanidad vio en la Era de la Gracia fue únicamente Mi ofrenda de expiación de los pecados de la humanidad: Jesús. Todo lo que sabían era que Dios podía ser misericordioso y tolerante, y todo lo que vieron fue la misericordia y la bondad de Jesús. Esto fue exclusivamente porque vivían en la Era de la Gracia. Y así, antes de que la humanidad pudiera ser redimida, tenía que disfrutar los muchos tipos de gracia que Jesús les concedió para beneficiarse de ellos. Así, sus pecados podrían ser perdonados a través del gozo de la gracia y también podía tener la oportunidad de ser redimida al gozar de la indulgencia y la paciencia de Jesús. Sólo por medio de la indulgencia y la paciencia de Jesús, la humanidad se ganó el derecho a recibir el perdón y a gozar la abundancia de la gracia conferida por Jesús. Como Él dijo: ‘Yo no he venido a redimir a los justos, sino a los pecadores para permitir que sus pecados sean perdonados’. Si cuando Jesús se encarnó hubiera traído el carácter de juicio, maldición e intolerancia hacia las ofensas del hombre, este jamás habría tenido la oportunidad de ser redimido y habría seguido siendo pecador por siempre. De haber sido así, el plan de gestión de seis mil años se habría detenido en la Era de la Ley y esta se habría prolongado por seis mil años. Los pecados del hombre sólo habrían sido más numerosos y más graves, y la creación de la humanidad habría sido en vano. Los hombres sólo habrían podido servir a Jehová bajo la ley, pero sus pecados habrían superado a los de los primeros humanos creados. Cuanto más amó Jesús a la humanidad, perdonándole sus pecados y brindándole suficiente misericordia y bondad, la humanidad más se ganó el derecho a que Él la salvara, a ser llamada los corderos perdidos que Jesús volvió a comprar a un alto precio. Satanás no podía entrometerse en esta obra porque Jesús trataba a Sus seguidores como una madre amorosa trata al niño que tiene en su seno. No se enojó con ellos ni los aborreció, sino que estaba lleno de consuelo. Él jamás se llenó de ira cuando estaba entre ellos, sino que toleró sus pecados y pasó por alto su insensatez y su ignorancia, al punto de decir: ‘Perdonad a otros setenta veces siete’. Así, Su corazón transformó el corazón de otros y sólo de esta forma las personas recibieron el perdón de sus pecados a través de Su indulgencia”.
“Jesús representa toda la obra de la Era de la Gracia, se hizo carne, fue crucificado y también comenzó la Era de la Gracia. Fue crucificado para completar la obra de la redención, para poner fin a la Era de la Ley y para dar inicio a la Era de la Gracia y por ello fue llamado el ‘Comandante Supremo’, la ‘Ofrenda por el Pecado’ y el ‘Redentor’. Por consiguiente, la obra de Jesús difirió en contenido de la obra de Jehová, aunque ambas tenían el mismo principio. Jehová inició la Era de la Ley, estableció las bases –el punto de origen– de la obra de Dios en la tierra y promulgó los mandamientos. Llevó a cabo estas dos obras, que representan la Era de la Ley. La obra que Jesús hizo en la Era de la Gracia no fue promulgar mandamientos, sino cumplirlos, marcando así el inicio de la Era de la Gracia y dando por concluida la Era de la Ley que había durado dos mil años. Él fue el pionero que vino para iniciar la Era de la Gracia y, sin embargo, la parte principal de Su obra radica en la redención. Así, Su obra también tuvo dos funciones: iniciar una nueva era y completar la obra de la redención a través de Su crucifixión, luego de la cual Él partió. En este momento, la Era de la Ley llegó a su fin y la humanidad entró en la Era de la Gracia”.
De “La Palabra manifestada en carne”
De las palabras de Dios podemos comprender por qué Él llevó a cabo la obra de redención, y el objetivo y significado de dicha obra. Ahora estamos en los últimos días, entonces, ¿cómo seguirá realizando el Señor la obra de la salvación del hombre cuando Él venga? En cuanto a esta cuestión, mañana continuaremos comunicando con ustedes. ¡Por favor, presten atención!
Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.