El Señor Jesús es Dios mismo, ¿por qué se bautizó entonces? ¿cuál era la intención del Señor?

La palabra de Dios dice: “Al principio, cuando Jesús aún tenía que desarrollar oficialmente Su ministerio, como los discípulos que lo siguieron, en ocasiones asistió a reuniones, cantó himnos, alabó y leyó el Antiguo Testamento en el templo. Después de ser bautizado y levantarse, el Espíritu descendió oficialmente sobre Él y comenzó a obrar, revelando Su identidad y el ministerio que iba a emprender. Antes de esto, nadie conocía Su identidad, excepto María.

Las pasajes de Escritura afirman: «Entonces Jesús llegó de Galilea al Jordán, a donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trató de impedírselo, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Y respondiendo Jesús, le dijo: Permítelo ahora; porque es conveniente que cumplamos así toda justicia. Entonces Juan se lo permitió. Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre Él. Y he aquí, se oyó una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado en quien me he complacido» (Mateo 3: 13-17). Viendo estas escrituras, algunos hermanos y hermanas preguntan: nuestro bautismo cristiano significa que regresamos al Señor Jesús. Pero el Señor Jesús es Cristo, el Dios encarnado, ¿cuál es el significado del bautismo del Señor?

La palabra de Dios dice: “Al principio, cuando Jesús aún tenía que desarrollar oficialmente Su ministerio, como los discípulos que lo siguieron, en ocasiones asistió a reuniones, cantó himnos, alabó y leyó el Antiguo Testamento en el templo. Después de ser bautizado y levantarse, el Espíritu descendió oficialmente sobre Él y comenzó a obrar, revelando Su identidad y el ministerio que iba a emprender. Antes de esto, nadie conocía Su identidad, excepto María. Ni siquiera Juan la conocía. Jesús tenía 29 años cuando fue bautizado. Después de Su bautismo, los cielos se abrieron y una voz dijo: “Este es Mi Hijo amado, en quién me regocijo grandemente”. Una vez que Jesús había sido bautizado, el Espíritu Santo comenzó a dar testimonio de Él de esta forma. Antes de ser bautizado a la edad de 29, Él había vivido la vida de una persona ordinaria, comiendo cuando tenía que comer, durmiendo y vistiéndose normalmente, y nada de Él era diferente de los demás. Por supuesto esto sólo era así para los ojos carnales del hombre. […] No fue hasta justo después del bautismo de Jesús, que también fue cuando el Espíritu Santo comenzó oficialmente Su obra, que este descendió sobre Él. Decir que el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma es una referencia al comienzo oficial de Su ministerio. El Espíritu de Dios había estado en Él desde antes, pero no había empezado a obrar, porque la hora no había llegado y el Espíritu no comenzó a obrar precipitadamente. El Espíritu dio testimonio de Él a través del bautismo. Cuando Él salió del agua, el Espíritu empezó a obrar oficialmente en Él, lo que significaba que la carne encarnada de Dios había comenzado a cumplir Su ministerio y había empezado la obra de redención, es decir, la Era de la Gracia había iniciado oficialmente. Así pues, existe un tiempo para la obra de Dios, no importa cuál sea la obra que Él realice. Después de Su bautismo, no se produjeron cambios particulares en Jesús; Él seguía estando en Su carne original. Simplemente, comenzó Su obra y reveló Su identidad, y se llenó de autoridad y poder. A este respecto, era diferente que antes. Su identidad era diferente, lo que quiere decir que se produjo un cambio significativo en Su estatus; este era el testimonio del Espíritu Santo y no la obra hecha por el hombre. […] Después de dar testimonio, el Espíritu Santo debía mantenerlo y tuvo, por tanto, que manifestar Su sabiduría y autoridad en Jesús, que era diferente de la de tiempos pasados. Por supuesto, este no fue el efecto del bautismo; el bautismo es una simple ceremonia, pero era la forma de mostrar que había llegado el momento de desempeñar Su ministerio. Esa obra tenía como fin dejar claro el gran poder de Dios, dejar claro el testimonio del Espíritu Santo, quien asumiría la responsabilidad de dicho testimonio hasta el final”.

De la Palabra de Dios, podemos ver que el Señor Jesús fue bautizado porque quería decirle a las personas en la era de la gracia de esta manera o este ritual, que Él es el Dios encarnado. A partir de entonces, el Señor Jesús comenzó oficialmente a cumplir Su ministerio para la Era de la Gracia. Si el Señor Jesús obraba directamente sin el bautismo, nadie podría saber que Él es Dios mismo. De hecho, no importa antes o después de que el Señor Jesús fue bautizado, Él es el Dios encarnado y el Espíritu de Dios realizado en la carne. Eso está fuera de toda duda.

Scripture quotations taken from LBLA. Copyright by The Lockman Foundation.

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¿Por qué Dios se encarna para salvar a la humanidad?

Dios Todopoderoso dice: “Precisamente porque Satanás ha corrompido la carne del hombre y al ser este a quien Dios pretende salvar, Él tiene que adoptar forma de carne para librar batalla contra Satanás y pastorear personalmente al ser humano. Sólo esto es beneficioso para Su obra”, “Satanás ha corrompido la carne del hombre y la ha cegado profundamente y la ha dañado terriblemente.

  • Dios Todopoderoso dice: “Precisamente porque Satanás ha corrompido la carne del hombre y al ser este a quien Dios pretende salvar, Él tiene que adoptar forma de carne para librar batalla contra Satanás y pastorear personalmente al ser humano. Sólo esto es beneficioso para Su obra”, “Satanás ha corrompido la carne del hombre y la ha cegado profundamente y la ha dañado terriblemente. La razón fundamental por la que Dios obra personalmente en la carne es porque el objeto de Su salvación es el hombre, que es de la carne, y porque Satanás usa la carne del hombre para turbar la obra de Dios. La batalla contra Satanás es en realidad la obra de conquistar al hombre y, al mismo tiempo, el hombre también es el objeto de la salvación de Dios. De esta manera, la obra de Dios encarnado es esencial. Satanás corrompió la carne del hombre y el hombre se convirtió en la personificación de Satanás y se volvió el objeto que Dios debe derrotar. Así, la obra de librar la batalla contra Satanás y salvar a la humanidad ocurre en la tierra y Dios se debe hacer humano con el fin de librar la batalla contra Satanás. Esta es una obra de la máxima realidad. Cuando Dios está obrando en la carne, en realidad está librando la batalla contra Satanás en la carne. Cuando obra en la carne, está haciendo Su obra en el reino espiritual y hace toda Su obra en el reino espiritual real en la tierra. El que es conquistado es el hombre, que lo desobedece a Él, el que es derrotado es la personificación de Satanás (por supuesto, este también es el hombre), que está en enemistad con Él, y el que al fin de cuentas es salvado también es el hombre. De esta manera, es hasta más necesario que Él se haga un hombre que tenga el caparazón externo de una criatura, para que pueda librar la batalla real contra Satanás, conquistando al hombre, que lo desobedece y posee el mismo caparazón externo que Él, y salvando al hombre, que es del mismo caparazón externo que Él y a quien Satanás ha dañado. Su enemigo es el hombre, el objeto de Su conquista es el hombre, y el objeto de Su salvación es el hombre que creó. Así que debe volverse hombre y, de esta manera, Su obra se hace mucho más fácil. Es capaz de derrotar a Satanás y conquistar a la humanidad y, además, es capaz de salvar a la humanidad”, “La carne del hombre ha sido profundamente corrompida y se ha convertido en algo que se opone a Dios, que incluso abiertamente se opone y niega la existencia de Dios. Esta carne corrupta es simplemente demasiado indisciplinada y no hay nada más difícil con lo cual tratar o cambiar que el carácter corrupto de la carne. Satanás viene a la carne del hombre para provocar disturbios y usa la carne del hombre para perturbar la obra de Dios y perjudicar el plan de Dios y de esta manera el hombre se ha vuelto Satanás y el enemigo de Dios. Para que el hombre sea salvado primero debe ser conquistado. Es por esto por lo que Dios acepta el reto y viene a la carne para hacer la obra que tiene la intención de hacer y librar la batalla contra Satanás. Su meta es la salvación de la humanidad que se ha corrompido y la derrota y aniquilación de Satanás que se rebela contra Él. Derrota a Satanás por medio de Su obra de conquistar al hombre y de manera simultánea salva a la humanidad corrupta. Así, Dios resuelve dos problemas de una vez. Obra en la carne y habla en la carne y emprende toda la obra en la carne con el fin de tener mejor contacto con el hombre y conquistar mejor al hombre”.
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